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Dispositivo de SAMU en Hotel Alcora: “Lo más duro ha sido la soledad de la enfermedad”

Las enfermeras Clara Buzón (1991, Sevilla) y Andrea Luis (1995, Algeciras, Cádiz) han sido junto a Saray Toro las responsables máximas del dispositivo sanitario desplegado por SAMU en el Hotel Alcora para atender a personas mayores con Covid-19 durante la mayor crisis sanitaria vivida en España en el último siglo.

—Durante casi 40 días, ambas han estado al frente de uno de los mayores dispositivos sanitarios andaluces levantado fuera de un hospital para atender a personas con Covid-19. ¿Cómo afrontaron este reto?
— [Andrea Luis] Yo llevaba ya tiempo queriendo intervenir de algún modo en la situación de crisis mundial que estábamos viviendo con motivo del coronavirus, pero, al trabajar en la clínica de salud mental SAMU Wellness con colectivos vulnerables, no podía exponerme demasiado. Una noche, mi subdirectora, Clara Buzón, me comunicó que estaría al frente del hospital de campaña del Hotel Alcora. Al principio no me lo creía. Mentiría si dijera que no me lo pensé dos veces. Pero finalmente vi la gran oportunidad que tenía delante y que solo podía agradecer a SAMU la confianza que había depositado en mí. Estuve sola como mando único dos días. La carga de trabajo fue aumentando. Cada vez teníamos más pacientes ingresados y era fundamental crear un equipo de mando y control, al que se unieron Clara Buzón y Saray Toro para así poder descansar y dormir algo.

— [Clara Buzón] En un primer momento, yo iba a estar de apoyo, ya que debía continuar con mis funciones como subdirectora de la clínica de salud mental SAMU Wellness, donde trabajo desde octubre de 2017. Sin embargo, tras pasar allí los primeros dos días, Carlos Álvarez Leiva y Maribel Álvarez me comunicaron que me incorporaría al equipo de mando.

—¿Cómo fueron los primeros días?
—[A.L.] Como todo en la vida, los comienzos no son fáciles. Poco descanso y mucho trabajo. Te adaptas a esa nueva realidad y a una intensa y continua actividad mental. A medida que se iban gestionando los contratiempos y las necesidades, y que el personal se hacía a la dinámica de trabajo, todo fue mejorando. Nosotras estábamos sumergidas en el hotel Alcora, en una burbuja, y siempre tuvimos el apoyo del doctor Carlos Álvarez Leiva, que estaba las 24 horas de los siete días de la semana disponible para nosotras. Se preocupaba mucho por nuestros descansos tanto físicos como mentales. Ha sido un grandísimo apoyo.

—[C.B.] Se nos olvidada comer, dormir, ir al baño… Estábamos tan metidas en el trabajo y en que todo tenía que salir bien que dejábamos todo lo demás a un lado. Hacer que funcione un hospital de campaña de estas características, que se montó en una mañana y esa misma tarde ya recibió a los primeros pacientes, ha sido muy complicado. Pero nada que no se pudiera hacer con un buen equipo, con ganas e ilusión.

—Ambas han estudiado en Escuela SAMU, ¿qué lecciones les han ayudado a hacer frente a este trabajo?
—[A.L.] Todo lo que hemos vivido ya lo había previsto y mencionado el doctor Carlos Álvarez Leiva en alguna ocasión y de alguna forma. Destaco dos frases suyas: “gestión del caos”, y “gestión de la incertidumbre”. Gestión del caos porque inicialmente en toda crisis hay caos. Ser conscientes de eso hizo que lo aceptásemos en lugar de frustrarnos, y buscásemos soluciones en vez de agobiarnos. El desorden va implícito en la primera parte de estas crisis, y cuando cuentas con ello y te enfocas en absorberlo, es mucho más fácil seguir hacia adelante. Y gestión de la incertidumbre porque nunca sabías lo que podía pasar al día siguiente y tenías que ser consciente de que iba a pasar algo. Tenías que estar preparado para abordarlo de la mejor manera posible. Cuando sabes que eso va a suceder, se lleva de mejor forma.

—¿Cómo es trabajar tantas horas con un Equipo de Protección Individual (EPI)?
—[C.B.] Como uno puede imaginarse, esto no es nada cómodo ni sencillo, hace bastante calor con el mono completo, tienes sed, sudas, las gafas se te clavan en la cara cuando llevas ciertas horas, pero todo esto es fundamental para cuidar a los pacientes con el mínimo riesgo posible. A pesar de las dificultades y limitaciones que teníamos con el EPI, el personal asistencial ha estado al 100% y ha logrado hacer la estancia lo más confortable y adecuada a nuestros mayores.

—[A.L.] A mí me ayudaba mucho trabajar a nivel mental y centrarme en el trabajo. La sed, el agobio y el dolor de las gafas clavándose en la piel no desaparecían, pero sí pasaban a un segundo plano. Además, conforme te vestías y desvestías más veces, ibas mejorando los detalles y buscando tus propios trucos, como beber antes suficiente agua, limpiar mejor las gafas para que no se te empañasen o colocarlas en un punto justo para que no te apretasen.

—¿Cuáles han sido las principales dificultades a las que se han enfrentado en el Hotel Alcora?
—[C.B.] A nivel logístico, las principales dificultades que nos encontramos los primeros días fueron la disponibilidad de ropa de los pacientes, ya que venían con muy pocas pertenencias, y la gestión de residuos. Al ser todo material contaminado tenían que ir en contenedores de biorriesgos. Por otro lado, fue muy compleja la gestión del personal. Había mucho personal nuevo en muy pocos días y hacerlos trabajar en equipo fue complicado al principio. A esto se le sumaba el miedo que tenían algunos a contagiarse, pero día a día fueron conociéndose entre ellos y cuál era la dinámica del trabajo. Vieron que tenían la protección individual necesaria para minimizar los riesgos de contagiarse y todo esto hizo que el trabajo saliera bien y que ellos estuviesen cómodos y más tranquilos.

—¿Han tenido miedo de llevar el virus a casa?
—[C.B.] Sinceramente, los primeros días me daba más miedo que se contagiara el personal asistencial a que me contagiara yo. En mi caso, decidí quedarme a vivir en el hotel para evitar poner en riesgo a otras personas, al igual que lo hicieron otros profesionales. Siempre se le dio esta opción a cualquier trabajador del hotel, ya que el riesgo cero no existe y queríamos que pudieran dar seguridad a sus familias.

—[A.L] Creo que esta pandemia nos ha enseñado más del amor por los demás que por nosotros mismos, y el miedo a contagiar a tus seres queridos en muchas ocasiones era mayor que el del contagio propio. En mi caso, también estuve viviendo en el hotel. Todo esto tampoco habría sido posible sin el trabajo de gestión de la logística de Victoria Assaf, que, como gran enfermera que es, nos ha cuidado a todos y nos proporcionaba todo el material de protección necesario sin que nos faltara nunca lo indispensable.

—¿Qué lecciones han aprendido de esta experiencia?
—[A.L.] A nivel profesional puedo enumerar muchísimas cosas, pero para mí, lo peor de esta pandemia sin duda ha sido empatizar con la soledad de la enfermedad. Nosotros trabajábamos con familiares y pacientes y la gestión de la angustia a través de las videollamadas diarias, pero, aunque intentábamos que el triple guante que llevábamos le diera al paciente el calor de un abrazo de un hijo, no es lo mismo. Cuando observas de frente que la vida se te puede ir en un momento, y sin tus seres queridos, todo se ve de otra forma.

—¿Cómo ha sido trabajar con un mando con tres cabezas?
—[A.L.] Las tres nos hemos complementado de una manera mágica. Cada una de nosotras ha transmitido la energía necesaria en cada momento. Y aunque, como en todo, se podrían haber mejorado muchas cosas, y haber hecho otras tantas de otra manera, estoy enormemente orgullosa del equipo que formamos Clara, Saray y yo.

—Por el Hotel Alcora han pasado 89 pacientes procedentes de diferentes residencias de la provincia de Sevilla. ¿Cómo vivían las altas médicas?
—[C.B.] Cada alta era una victoria. Celebrábamos cada alta con música, aplausos… Lo más bonito era escuchar las palabras de agradecimiento de los pacientes que se marchaban. Esto te daba energías para continuar con la lucha. Es difícil explicar con palabras lo emocionante que eran esos momentos.

—¿Y cuando fallecía un paciente?
—[A.L] Por desgracia, por nuestra profesión, estamos más acostumbradas a tener la muerte cerca, pero no por eso ha sido menos complicado. Veías cómo hacíamos todo lo posible y la enfermedad se los llevaba sin más, sin opciones. También era muy duro por la soledad, una de las partes más duras para mí, como he comentado antes. Las despedidas no estaban permitidas. Empatizábamos. Y aunque intentábamos reponernos rápido, se removían muchos sentimientos.

—[C.B.] Sufríamos mucho cuando informábamos a los familiares, ya que los protocolos que había entonces impedían que estos pudieran ver a sus seres queridos y despedirse de ellos. Durante todo este tiempo, ha habido un excelente equipo de psicólogos que realizaban seguimientos a los familiares para apoyarles y ayudarles a pasar el duelo.

—¿Qué ha supuesto para ustedes esta experiencia?
—[A.L.] Profesionalmente lo he vivido como un gran cambio y crecimiento. Yo soy enfermera y me apasiona lo asistencial. Realizar labores de gestión ha sido un nuevo reto, pero indudablemente muy enriquecedor y gratificante. Y en lo personal, una vez más he explorado mis límites. Y que cuando crees que no puedes más, siempre puedes más. Me llevo momentos, sensaciones, emociones y personas que se quedarán conmigo para siempre.

—[C.B.] Ha sido una experiencia única. Quién me iba a decir que iba a estar 40 días viviendo en un hotel, lejos de la familia y amigos. Aunque tengo que decir que siempre estuvimos rodeadas de buenas personas que nos apoyaron y cuidaron, llegando a crear ‘nuestra familia Alcora’. Creo que hasta ahora éste ha sido el mayor reto tanto profesional como personal al que me he enfrentado. Me siento muy agradecida de que me hayan dado esta oportunidad y que hayan confiado en mí para este gran proyecto.

—¿Repetirían la experiencia de estar al frente de una misión de estas características?
—[C.B] Sin ninguna duda, ha sido una misión dura pero muy gratificante.

—[A.L] Por supuesto que sí. Por suerte, la memoria siempre olvida lo malo y se queda con lo bueno, y la satisfacción del trabajo bien hecho es mucho mayor que la dureza del principio. No cabe duda de que hoy somos un poquito mejores que ayer. Y eso le da sentido a todo. Estoy preparada para lo que venga.

—¿Qué mensaje enviarían a la ciudadanía tras lo vivido?
—[A.L] Que se tomen con calma la desescalada, por favor. El virus no ha desaparecido. No hay campañas en televisión que plasmen la realidad de lo que hemos vivido. La gente es menos responsable porque no lo ve y no lo tiene cerca. Muchas personas han muerto solas, y no sólo los más mayores. Pedimos que se respeten las medidas de seguridad y de higiene, y que seamos conscientes de la enfermedad. Esto solo podemos vencerlo todos juntos.

Los nuevos vecinos de El Castillo de las Guardas

El Castillo de las Guardas (Sevilla) se caracteriza por ser un pueblo pequeño en cuanto a su número de habitantes pero grande por su hospitalidad. El vecindario de esta localidad ha abierto sus corazones para dar la bienvenida a los menores del centro. Son muchas las personas que nos dicen que han vuelto a dar vida al pueblo y es que estos menores llenan las calles de risas, de colores y de saludos allá por donde caminan. Los ojos curiosos miran desde las puertas de sus casas o desde las terrazas de los bares y se contentan cuando ellos les responden con un “buenas tardes”. Menores del pueblo ya saben sus nombres, y se les refleja alegría en sus caras cuando se cruzan con nuestros chicos en la calle.

Después de dos meses viviendo en esta localidad, los menores ya conocen sus rincones más bellos, sus gentes y sus vistas. Cada tarde es un momento de descubrimiento, de hacer nuevas amistades y de compartir juegos y risas. La pista de fútbol se ha convertido en el lugar favorito para ello y ahora se ve más llena de vida. Entran con soltura en la panadería y en el quiosco donde compran sus chucherías. Esto es lo positivo de vivir en el pueblo: la comunicación, la cercanía que transmite, sus oportunidades formativas y laborales, el buen ambiente y sus paisajes.

En El Castillo de las Guardas prima la comunicación entre sus habitantes y los menores ya han aprendido que es parte fundamental para convivir y conectar en esta localidad. Ellos se hacen conocer y querer. Sus ganas de aprender el idioma y la cultura, de trabajar y de ayudar a los demás los hace grandes. Tienen muchas iniciativas y siempre están dispuestos a colaborar en cualquier actividad. Muestran cariño y respeto por las personas más adultas y no tan adultas. Todas estas situaciones nos provocan un enorme orgullo a todas las personas que formamos parte del equipo de SAMU de El Castillo de las Guardas.

Nuestro reto sigue siendo conseguir una integración plena y acompañarles en sus proyectos de futuro, trabajando en el impulso y en el ánimo para alcanzar metas que a veces parecen demasiado lejanas, y contando con la colaboración del vecindario. Pero, sin duda alguna, el protagonismo lo tienen ellos y juntos lo estamos consiguiendo. Toca avanzar y transformar.

Proyecto Voluntariado Intergeneracional: cuando los usuarios de Santa Ana prestan ayuda

La Residencia Santa Ana de la Fundación SAMU, que atiende a personas gravemente afectadas con daño cerebral sobrevenido, ha puesto en marcha el proyecto Voluntariado intergeneracional, una iniciativa que convierte a estas personas en prestadores activos de ayuda a terceros en lugar de ser receptores de esa ayuda, fomentando su compromiso social y su autoestima.

A través de este proyecto, los responsables del centro pretenden crear “contextos integradores” que faciliten la inclusión de las personas residentes en la vida social, en este caso, planificando un marco desde el “aprendizaje servicio”. Esta fórmula consiste en prestar un servicio solidario destinado a atender necesidades reales y sentidas de una comunidad, y que en este caso se ha concretado en un voluntariado con personas mayores usuarias de una Unidad de Estancia Diurna (UED).

Los participantes en el Voluntariado intergeneracional abordan desde el planteamiento del proyecto (detectando necesidades y realizando propuestas) a la evaluación (reflexionando sobre la intervención y su mejora), articulando procesos de reflexión, trabajo colaborativo y competencias para la ciudadanía.

“El aprendizaje servicio es un proyecto con utilidad social. Es un reto de transformación de la realidad en el que se invierten los roles. Esta vez somos nosotros los que ayudamos, en este caso, a través de la realización de un voluntariado con personas mayores usuarias de una UED, prestando un servicio a la comunidad, favoreciendo la normalización, potenciando el sentimiento de utilidad y mejorando, en definitiva, su calidad de vida”, explica Cristina González-Valdayo Benítez, pedagoga de la Residencia Santa Ana.

González-Valdayo señala que la función del equipo con las personas mayores consiste en ofrecer apoyo a las actividades que ellos realizan dentro de su programación anual. “Nos ajustamos cada jueves a ellas, ayudándoles a realizarlas, dialogando con ellos y participando también en su realización. Los primeros días propusimos nosotros las actividades a través de dinámicas de presentación para conocernos e ir sentando las bases de comunicación y relación”, subraya.

Las actividades incluyen dinámicas de presentación, manualidades, estética y maquillaje, puzles, bailes, adivinanzas, conversaciones y apoyo en sus tareas, entre otras.

“El proyecto ha tenido una acogida entusiasta por parte de todos los participantes y su motivación ha contagiado a personas que en un principio no mostraron interés por participar. Los encuentros son cada vez más participativos y afectivos, fruto del afianzamiento en las relaciones sociales”, aplaude Gómez-Valdayo, que avanza que su equipo retomará este proyecto en septiembre.

¿Cómo afectan las drogas a la salud mental?

Con demasiada frecuencia, los jóvenes consumidores desconocen los efectos que las drogas pueden tener sobre su salud mental. Los datos son claros: España es de los países europeos donde más se consume. Las drogas con mayor prevalencia de consumo son el alcohol (77,6%), el tabaco (40,2%) y los hipnosedantes (12,0%), seguidos del cannabis (9,5%) y la cocaína (2,0%), según el Informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, elaborado con datos de 2015.

La doctora Irene Pérez Zapico, psiquiatra de la clínica de salud mental SAMU Wellness, en Sevilla, tiene claro que “falta conciencia” de los efectos del consumo de drogas entre los adolescentes y que ese desconocimiento está condicionado frecuentemente por el nivel socioeconómico y cultural. Pérez habla desde la experiencia, puesto que percibe en sus consultas un consumo “extenso y normalizado” de cannabis entre los jóvenes y advierte de que ese consumo interfiere con frecuencia con trastornos mentales.

“Todas las drogas pueden tener algún efecto sobre la salud mental”, apunta la psiquiatra, que concreta que pueden desencadenar un trastorno mental o agravar un trastorno preexistente. Con frecuencia, están asociadas a trastornos afectivos (depresión, ansiedad…) y, en casos más graves, a trastornos psicóticos. Sin embargo, los efectos son variables según cada droga. Le hemos preguntado por las tres más frecuentes en España:

Alcohol: Éste tiene unos riesgos orgánicos por todos conocidos. Suele usarse como vía de escape y tiene un efecto directo de desinhibición. Sin embargo, el efecto posterior es depresivo. “Si hay un cuadro depresivo de base y se tiende al consumo del alcohol para desconectar, lo que hacemos es agravarlo”. Si no existe ese cuadro previo, puede desencadenarlo.

Cannabis: “Muchos estudios muestran la relación entre trastornos mentales psicóticos con el consumo de cannabis”, comenta la psiquiatra. La investigación Relación entre consumo de drogas y predisposición a tener desórdenes del espectro esquizofrénico, de los profesores de la Universidad de Almería García Montes, Zaldívar Basurto, Moreno Montoya y Flores Cubos, concluye que “las personas que muestran un perfil de consumo de riesgo al alcohol y al cannabis también presentan niveles (puntuaciones) mayores de esquizotipia” (el conjunto de características de la personalidad relacionadas con la esquizofrenia).

Otro estudio concluye que la presencia de un determinado genotipo (ATK1) influye en el riesgo psicótico asociado al cannabis. Todos estos estudios corroboran la experiencia práctica de la doctora Pérez: “La mayoría de pacientes jóvenes que ingresan por trastornos psicóticos tiene un consumo de cannabis asociado”.

Sin embargo, la relación entre el consumo de cannabis y los trastornos psicóticos (particularmente, la esquizofrenia) ha sido objeto de un largo e inacabado debate. El matiz es: ¿El consumo desencadena el trastorno o lo que ocurre es que muchas personas psicóticas acuden al efecto ansiolítico del cannabis? “La causa-efecto no está demostrada”, comenta la experta.

El consumo puede ser un también un desencadenante de que, a largo plazo, un primer episodio psicótico evolucione hacia una esquizofrenia. No obstante, hay excepciones. “Es raro, pero hay personas muy susceptibles a los tóxicos que pueden presentar un episodio agudo o síntomas aislados, y que, cuando se para el consumo desaparece”.

Cocaína: es un excitante que genera una adicción muy rápida. Incidir sobre el consumo y mantener la abstinencia es complicado, comenta la psiquiatra. “Por eso se relaciona a problemas de ansiedad y a cuadros depresivos“, señala la especialista. También puede tener relación con patologías psicóticas.

Además del tipo de droga, la forma y regularidad del consumo influye en la afectación a la salud mental. “Si hablamos de cocaína, no es lo mismo un consumo de fin de semana asociado a alcohol y fiestas, que un consumo diario o habitual en una persona que lo usa como método de evasión y lo consume incluso en soledad”, explica la experta. En el caso del consumo de fin de semana hay que tener en cuenta la predisposición genética o biológica de desencadenar un trastorno mental. No obstante, Irene Pérez advierte: el consumo esporádico no elimina el riesgo de dependencia o de sufrir el síndrome de abstinencia y es, obviamente, la vía de entrada a un consumo regular y a la adicción.

La mayoría de las drogas intervienen en el sistema de recompensa de nuestro organismo y actúan sobre áreas cerebrales alteradas en trastornos mentales. ¿Hay relación de causalidad? “En la práctica es complicado establecer qué es lo que causa que, sobre todo con un cuadro agudo”, comenta la especialista, que añade que la información que aporta la familia es clave. Para los pacientes puede ser difícil reconocer una adicción y un trastorno mental.

Una vez diagnosticado el cuadro, ¿qué hacer? Aparte de los fármacos que generan un efecto adverso en caso de consumo, hay otros que inciden sobre el sistema de recompensa y pueden reducir el deseo. Pero además de los fármacos para el tratamiento de la adicción física, hay terapias para abordar la dependencia psicológica.

En la clínica de salud mental SAMU Wellness el tratamiento se adapta a cada situación y a la historia personal y familiar del paciente, individualizando las intervenciones. Si el episodio psicótico muestra un paciente fuera de la realidad se procederá al ingreso, siempre teniendo en cuenta el apoyo familiar. Una vez que se trata el episodio agudo y el tratamiento farmacológico permite una mejora, Irene Pérez comenta que “lo ideal es hacer algún tipo de psicoterapia” para mitigar y acabar con la dependencia psicológica.

SAMU Wellness dispone de un programa de hospital de día, muy útil para personas dependientes porque permite estructurar horarios, llevar la dinámica del día a día y alejarlas de contextos que pueden incitar al consumo. Hay una programación diaria de actividades, basada en talleres de terapias grupales, que cumplir con el objetivo de la clínica: funcionar como comunidad terapéutica.

Idilio Escénico: Sin barreras sobre el escenario

Alba Garrido Gata llegó hace poco más de un año a la residencia San Sebastián, en Cantillana (Sevilla), especializada en la atención de personas con discapacidad intelectual y trastorno de conducta. Maestra de profesión y formada en danza y expresión corporal, no dudó en aceptar nada más llegar un importante reto: crear una compañía de teatro entre los residentes del centro.

Tras un año de duro trabajo, montaje, muchas repeticiones para que los actores memorizaran sus movimientos y posiciones en el escenario, de nuevas incorporaciones y bajas inesperadas, de tardes buenas pero también malas, la compañía Idilio Escénico debutó con la obra Sinergia en la Casa de la Cultura de Cantillana, a final de año, con motivo del Día de la Discapacidad. El debut fue un gran éxito. A partir de entonces no han cesado de representar la obra en diferentes sitios como La Rinconada, ante los alumnos del CEIP Aníbal González, en Sevilla, en el IES Curro Jiménez o en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, entre otros lugares.

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Hoy es un día especial, no es un ensayo cualquiera, tienen público, una periodista y una fotógrafa, pero la cámara no les intimida. Están nerviosos, se nota en sus risas, pero en el momento que suena la música, todos se meten en su papel. “¿Empiezo ya?», pregunta Manuel Silva, el primer actor en aparecer en escena con un libro en la mano. “Cuando empiece la música”, le indica Alba Garrido.
Hoy son ocho actores en el ensayo, pero el grupo lo forman 10. “Hay dos actrices que no han podido venir porque no tienen un día bueno”, explica la directora de la compañía. “Uno de los retos que tenía era montar una obra donde si faltaba alguien no nos viéramos obligados a suspender, una obra que se pueda representar con cinco, siete o diez personas sin que se vea afectada”.

Durante la representación, Antonio, Isidoro, Chiquito, Salvador, Fernando, José Antonio y Manuel se despojan de sus defectos y todos los aspectos negativos de su persona. “Agresivo”, grita Chiquito. “Mentiroso”, continúa Isidoro. “Sacamos todo lo malo que tenemos dentro”, explica Antonio Romero una vez finalizada la obra.

“La evolución ha sido muy grande y sorprendente. No actúan, son ellos mismos, así de expresivos, no exageran, todo lo que se ve es verdad”, indica Garrido. “Creo que ahora es cuando están disfrutando de verdad de la obra porque los pasos ya les salen solos, no tienen que pensar, tienen los movimientos interiorizados”.

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Para todos ésta es la primera vez que hacen teatro, excepto Fernando. “Yo sí había hecho antes teatro, cuando estuve en Proyecto Hombre. Me ayuda a perder la vergüenza y la timidez”, asegura. “Cuando me pongo nervioso pienso que no hay nadie delante, que estoy solo”, añade Chiquito.

La sala de ensayo es pequeña y deciden volver a repetir la obra en el jardín de la residencia. “Os habéis colocado al revés. Isidoro, tú vas en el otro lado”, indica Alba Garrido, que da las últimas instrucciones antes de comenzar de nuevo la representación. “A veces, cuando cambia el escenario, se despistan un poco porque pierden sus referencias, pero es normal. Por lo general, se adaptan muy bien a todos los escenarios, pequeños y grandes”, afirma la directora de la compañía. “Están muy ilusionados con esta actividad y no siempre todos pueden ir a las representaciones. En la furgoneta sólo caben siete y dos monitores, y si todos tienen un día bueno, me resulta muy difícil decidir quién va y quién se queda en la residencia”.

Durante la interpretación, los actores gritan uno a uno “fuego”. “En los primeros ensayos, cuando llegábamos a esta parte, el de mantenimiento venía siempre asustado pensando que había un incendio. Ellos se partían de risa”, comenta Alba Garrido, que ya tiene en mente crear una nueva obra. Aún no tiene claro la temática pero sí que seguirá la misma línea que la primera. “Me reuniré con ellos y hablaremos, a ver qué sale de ahí. Me gusta que sean ellos mismos los que aporten ideas y sean plenos partícipes de este proyecto”.

“Nos mueve un espíritu de aventura, investigación y crecimiento”

Francisco José Ruiz (Sevilla, 1977), compañero de la Residencia San Sebastián de Cantillana (Sevilla), asume la responsabilidad de Plan Idilio con el objetivo de dar más visibilidad a la acción social de SAMU.

—¿Cómo y cuándo entró a trabajar en SAMU?
—Mi ‘idilio’ con SAMU surgió en 2008. Me presenté en las oficinas de Cartuja decidido a matricularme en los dos cursos de Técnico en Emergencias Sanitarias que impartía SAMU. Durante ese periodo nos informaron de que la Fundación SAMU abriría un centro destinado al cuidado de personas con discapacidad intelectual en Cantillana. Recuerdo, una vez terminado el curso, hablar con mi querido compañero de promoción, Carlos Casado, docente de la Escuela sobre lo bonito que sería prolongar nuestra relación de amistad compartiendo también espacio de trabajo. Varios meses después, ahí estábamos…

—¿Cuáles son sus funciones en la residencia?
—Programar las actividades que se llevarán a cabo de manera diaria, semanal o mensual, como reuniones con los familiares de nuestros residentes. Diseñar los talleres con un enfoque individual o grupal, dentro del centro o fuera de él. Realizar junto al equipo técnico los PPA de cada usuario. Estar siempre presentes en las horas de comedor, etcétera.

—Háblenos de Plan Idilio.
—Plan Idilio no es más que la evolución natural del trabajo que venimos haciendo en la Fundación desde el 2012. Un paso más, un reto muy bonito a través del cual contribuiremos a dinamizar las actividades que surjan en el seno de los diferentes centros socio-asistenciales de SAMU y Fundación SAMU. Es un camino cuyo objetivo es ilusionante y motivador.

—¿Quién impulsa Plan Idilio?
—Es un proyecto que solo tiene sentido con el impulso y respaldo de todos y cada una de las personas que conforman la Fundación, de todos y cada uno de los centros. Desde nuestra dirección general, pasando por las direcciones de las diferentes unidades hasta el último de los trabajadores. Todos somos protagonistas de este proyecto.

—¿Cuáles son sus objetivos?
—Personalmente resaltaría la voluntad de proyectar la visualización de la marca SAMU, Fundación SAMU, dotando de una mayor originalidad y continuidad a las acciones que llevemos a cabo: actividades, jornadas deportivas, campañas de sensibilización, congresos, jornadas científicas, etcétera. Debemos trabajar transversalmente entre los diferentes recursos residenciales intercentros ideando una estrategia de organización y coordinación que unifique los diferentes servicios socio-sanitarios de la entidad. Además, nuestro objetivo es consolidar los lazos ya existentes con otras instituciones y ampliar los contactos de SAMU y Fundación SAMU con otros actores sociales. Por último, trabajar y abordar las diversas temáticas sociales (cultura, deporte, ocio y recreación, cooperación, etc), contando con todos los agentes comunitarios con el fin de generar un intercambio de recursos, humanos, económicos o tecnológicos.

—¿Qué diferencias hay entre Plan Idilio y Cuatro Estaciones?
—No hay ninguna diferencia. Ambos contienen la misma esencia, la misma raíz. Nos mueve un espíritu de aventura, investigación y crecimiento. Es el sello de la Fundación SAMU. A cada sitio que vamos, la gente nos reconoce, nos pregunta, nos insiste y demanda. Las Cuatro Estaciones por la Integración, Carrera Popular Inclusiva, Aljarafe Integra, Congreso de Discapacidad, Actividad Física y Salud, Disfrutamar, jornadas científicas de diferentes temáticas… Son las bases estructurales que dan vida a Plan Idilio.

—¿Sigue en marcha el proyecto Cuatro Estaciones? ¿Qué objetivos persigue?
—Sí. Este año hemos retomado el proyecto Cuatro Estaciones por la Integración, haciéndolo más sostenible, eso sí, pero manteniendo la misma originalidad e intentando crear nuevos lazos de amistad con diferentes instituciones. El pasado mes de abril celebramos la estación de primavera y pronto iremos desvelando las sorpresas que nos deparan las próximas estaciones. Nuestra máxima, la inclusión, además de mejorar la calidad de vida del colectivo de personas con discapacidad intelectual, que adquieran un hábito de vida saludable, la integración de los valores del trabajo en equipo, la amistad, el compañerismo, la superación, motivación y que aumenten su autoestima.

—¿Qué perfil atienden en la Residencia San Sebastián?
—A nuestro cargo hay 60 residentes, todos ellos personas con algún tipo de discapacidad o diversidad funcional intelectual que presentan trastorno de conducta.

—¿Cómo es trabajar con personas con discapacidad intelectual?
—Para mí, no hay trabajo más bonito y enriquecedor que éste. Las personas con discapacidad son un colectivo muy agradecido que reciben con mucho entusiasmo todo el trabajo que se hace con ellos. Se ilusionan con cualquier proyecto o actividad que se les proponga, por lo tanto, el feedback que recibes por el trabajo realizado es positivo al 100% y muy motivador.

—¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
—Las muestras explícitas de cariño que recibo por parte de los chavales y pensar que el trabajo que realizamos les aporta felicidad y una mejora en su calidad de vida.

Más de 30 efectivos en un simulacro de rescate acuático en el Guadalquivir

Los compañeros de Escuela SAMU protagonizaron un simulacro de rescate acuático el 11 de mayo con motivo de la celebración de la XIV Feria Náutica del Puerto de Gelves (Sevilla). Esta actividad sirvió para que los profesionales del equipo se ejercitaran en un medio en el que es poco habitual la realización de simulacros de estas características.

El briefing de este ejercicio partió de la premisa de la llegada de una embarcación cargada de refugiados a través del cauce del río. Debido al peso, la embarcación zozobró y las personas cayeron al agua.

Simulacro rescate acuático SAMU
Una llamada del 112 desencadenó un plan de emergencias con la participación de tres equipos de salvamento acuático y de asistencia para garantizar el rescate. En total, más de 30 personas participaron en el ejercicio.

El despliegue logístico estuvo integrado por una embarcación de rescate tipo zodiac, una carpa de triaje, un PMDA, un vehículo de intervención rápida y ambulancias de asistencia.

Los responsables del ejercicio activaron, en primer lugar, al equipo de salvamento, que se proyectó a la zona y realizó las primeras maniobras de salvamento. Fue una oportunidad para que los participantes desplegaran sus habilidades y conocimientos en un escenario muy diferente al habitual y que exige una preparación muy específica.

A continuación, el mando de la zona transmitió al responsable de logística la necesidad de efectuar el despliegue de las estructuras necesarias para la atención a las víctimas, y solicitó las ambulancias necesarias para la evacuación y dispersión hospitalaria de las víctimas.

Los objetivos de este ejercicio fueron reproducir la simulación de un rescate acuático de una embarcación y afianzar conocimientos de rescate acuático en espacios naturales.

La fiesta de la primavera en los centros de Fundación SAMU

Sevilla y la Feria de Abril son dos conceptos inseparables. Se trata de una de las fiestas más importantes de la capital andaluza, y, como tal, los diferentes centros de Fundación SAMU ubicados en la provincia de Sevilla organizaron el mes pasado una serie de actividades lúdicas y culturales en torno a esta fiesta de la primavera.

Usuarios de la Unidad de Estancia Diurna San Lucas, de las residencias Santa Ana y San Sebastián -todas ellas especializadas en la atención de personas con discapacidad intelectual con o sin trastorno de conducta o con daños cerebrales sobrevenidos- y los chicos del Centro de Acogida de Menores Miguel de Mañara acudieron al recinto ferial los días de fiesta para disfrutar del ambiente y de las atracciones de la conocida como Calle del Infierno.

La Residencia Santa Ana, ubicada en el barrio de Triana, fue un paso más allá y montó su propia caseta de feria en las instalaciones del centro, donde no faltaron la buena comida, farolillos, flores de flamenca, lunares y sevillanas en una jornada de diversión y convivencia.

Aniversario de UED San Lucas: Una celebración de diez

La Unidad de Estancia Diurna (UED) San Lucas de SAMU está de aniversario. Hace diez años abría sus puertas por primera vez en el barrio sevillano de Bellavista. Hoy San Lucas atiende a más de 40 personas con discapacidad intelectual y trastorno de conducta, principalmente, pero cuando empezó sólo había 13 usuarios.

Para celebrarlo, el centro, con el apoyo de Fundación SAMU, organizó una jornada de convivencia y llena de actividades lúdicas en el Parque del Alamillo de Sevilla a la que acudieron tanto los trabajadores y usuarios de la unidad como sus familiares, así como los residentes del resto de centros sociales gestionados por SAMU y la directiva de la entidad. El presidente de la Fundación SAMU, Don Carlos Álvarez Leiva dio un discurso al principio de la jornada. De él partió el proyecto original, que, en un principio iba a estar dirigido a personas mayores, pero la necesidad social del momento hizo que el Dr. Álvarez Leiva aceptara una petición por parte de la Junta de Andalucía para la apertura de un centro que atendiese a personas con discapacidad intelectual y trastorno de conducta.

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Las actividades deportivas, de sensibilización e inclusión fueron las protagonistas de la jornada. Además, se desplegó una gran sábana para que todas las personas invitadas mostrasen su apoyo al proyecto San Lucas dejando la huella de sus manos en ella.

La UED San Lucas cuenta con 31 plazas para personas con discapacidad intelectual con trastorno de conducta (asociado en algunos casos a una enfermedad mental), 9 para personas con daño cerebral sobrevenido y 3 plazas especiales para un perfil de discapacidad intelectual sin trastorno de conducta. “Las personas que vienen aquí presentan generalmente un perfil más autónomo que los atendidos en la Residencia Santa Ana de SAMU”, explica Almudena Chávez, actual directora de la UED San Lucas, tras la trabajadora social Rocío Álvarez y el enfermero Nacho Ávila, hoy en el servicio de SAMU Huelva, además de las enfermeras María Vargas y Paola Mora, ésta última actual subdirectora de la clínica de salud mental SAMU Wellness.

“La atención especializada de personas con discapacidad intelectual y trastorno de conducta es muy nuevo. Antes eran atendidos en manicomios si además padecían una enfermedad mental o en asociaciones de personas con discapacidad intelectual sin trastornos de conducta, que no les hacía ningún bien porque estos centros no estaban preparados para atender correctamente a estas personas”, continúa Chávez, directora del centro desde hace ocho años.

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Uno de los aspectos que caracteriza a esta unidad desde sus comienzos son las rutas. A San Lucas acuden personas de Camas, Gelves, Alcalá de Guadaíra, Coria del Río y Sevilla, principalmente. Cada mañana, desde las ocho, trabajadores de la unidad realizan una ruta por la provincia de Sevilla recogiendo a los usuarios lo más cerca posible de sus domicilios. “Si no fuera por el servicio de ruta, muchas personas no asistirían porque sus familiares no pueden traerlos todos los días”, indica la actual directora de San Lucas.

El centro tiene por delante nuevos retos y ya trabaja en la mejora de su servicio con el objetivo de dar mayor difusión a la labor que aquí se realiza e impulsar nuevos proyectos relacionados con la ayuda a domicilio y el respiro familiar.

El debut de Idilio Escénico

La compañía de teatro Idilio Escénico, formada por usuarios de la Residencia San Sebastián, de Cantillana (Sevilla), especializada en la atención de personas con discapacidad intelectual, debutó el 23 de abril en el Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Aníbal González de Sevilla con la obra Sinergia.

Este grupo de teatro fue fundado en enero por Alba Garrido Gata, educadora social de la Residencia San Sebastián y directora de la compañía, con el apoyo de Fundación SAMU. Idilio Escénico tiene como objetivo principal dar a conocer y desplegar las manifestaciones artísticas producidas por personas con discapacidad intelectual de la Fundación SAMU. Para ello, se organizan talleres creativos dirigidos por profesionales en las artes escénicas y las artes plásticas.

Discapacidad, arte, participación e inclusión social. Éstas son algunas de las piezas fundamentales del puzle que Idilio Escénico se ha propuesto montar a través de un proyecto con el que crear un espacio en el que se unan el mundo de las artes y el de la discapacidad. Un trabajo común entre profesionales de ambos sectores con el que contribuir al proceso creativo, social y personal de las personas con discapacidad intelectual.

“Idilio Escénico, promueve y organiza representaciones para dar a conocer a los actores y su obra, convirtiéndose en participantes de pleno derecho en el mundo del arte. Es una nueva forma de mediación e inclusión en las artes diferenciadas”, señalan desde la Fundación SAMU.

Sinergia es la opera prima de esta compañía de teatro, que debutó el 23 de abril ante los alumnos de 6º de Primaria del Colegio público Aníbal González. “La obra se centra en la idea de que las personas pueden cambiar y eliminar los aspectos más negativos de sus vidas y su personalidad”, explica la directora de la obra, Alba Garrido.

La compañía también participó el 30 de abril en el programa de actividades con motivo del Día Internacional de la Danza organizado por el Ayuntamiento de San José de la Rinconada (Sevilla).