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Thomas Couyotopoulo, subdirector de Escuela SAMU: “Enseñamos a través de emociones”

Thomas Couyotopoulo (Lyon, Francia, 1980) procede del mundo de la ingeniería en el sector de automoción de competición, pero en 2015 empezó a formarse en la rama sanitaria para darle otro enfoque a su vida profesional. Encontró su sitio en Escuela SAMU tras superar el curso de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES), pasar al equipo docente y, desde al año pasado, a la subdirección del centro.

—¿Cómo fue su experiencia como alumno de Escuela SAMU, antes de pasar al equipo docente?
—En 2015/2016 estudie Técnico en Emergencias Sanitarias en Escuela SAMU y la experiencia fue muy positiva, sobre todo por la metodología empleada y la calidad de los profesores. Los alumnos de SAMU viven muchas experiencias a lo largo de su curso. Es algo que va más allá de los contenidos. Se enseña una filosofía de trabajo, una actitud y se le dan al alumno herramientas para ser resolutivo en su vida profesional. Lo que más recuerdo como alumno son sobre todo los ejercicios prácticos, simulacros y dispositivos.

—¿Qué significó su nombramiento como subdirector de la escuela?
—Creo que es una señal de confianza y de reconocimiento por mi experiencia laboral anterior y mi involucración en SAMU, pero también es un reto. Los objetivos son ambiciosos y la gestión no es fácil, pero es un proyecto bonito y muy dinámico.

—¿Cuál es su labor en la escuela?
—Principalmente realizo un trabajo de coordinación y gestión para que los distintos cursos se puedan desarrollar de la mejor forma posible. Eso supone gestionar recursos humanos, materiales y económicos, con el correspondiente control. Escuela SAMU afortunadamente es muy viva y tenemos mucha actividad, pero eso implica muchas personas a todas horas, con lo que el seguimiento se hace a veces complicado.

—¿Qué diría que ha aportado a la escuela con su nueva responsabilidad?
—Eso lo deberían decir los demás… Espero haber contribuido a mejorar la organización y la gestión de los recursos. Intento también impulsar nuevos proyectos, nuevas ideas y plantear novedades para que la escuela siga siendo una referencia.

—¿Cuáles son los objetivos de Escuela SAMU a corto y largo plazo?
—Escuela SAMU debe reforzar su posición de referencia en el sector sanitario a través de una labor constante de calidad e innovación. A la vez estamos abriendo nuevos horizontes con formaciones en sectores diversos como la Integración Social, Protección Civil, etcétera.

—¿Qué destacaría de la formación que se ofrece en el centro?
—Independientemente de la rama, el método formativo de Escuela SAMU es siempre muy práctico, lo que permite al alumnado afianzar los conocimientos teóricos a través de ejercicios simulados, muy cerca de la realidad. Enseñamos a través de emociones, por eso los alumnos suelen hablar de una “experiencia vivida en la Escuela”. Eso ayuda a conseguir un alto grado de motivación e involucración del alumnado, además de llevarles más allá de los limites individuales y grupales que pensaban ser capaces de alcanzar.

—Este año se ha impartido por primera vez el curso de FP de Integración Social. ¿Cómo ha sido la experiencia?
—A pesar de que nuestra escuela se caracteriza por formar en urgencias y emergencias sanitarias, SAMU tiene una cara social importante donde se trabaja con colectivos en riesgo de exclusión. Es ahí donde cobra sentido el ciclo de grado superior en Integración Social. Hemos implantado una metodología que ha permitido al alumno ser agente activo y participativo en todo su proceso de aprendizaje, a través de lo que nosotros hemos llamado “aprendizaje por salidas formativas, educativas y culturales”. Esta metodología se ha basado en aprovechar todos los recursos a nivel cultural y educativo que nos ofrece nuestra ciudad para realizar un acompañamiento a nuestro alumnado a conferencias, jornadas y talleres en los que profesionales reconocidos y expertos en cada materia tratan temas que se relacionan directamente con resultados de aprendizaje propios de los módulos que cursan. El resultado ha sido muy positivo para nuestros alumnos a nivel personal, educativo y profesional. A esto se añade la alta empleabilidad con la que cuenta SAMU para este perfil, tanto para los centros de acogida de menores extranjeros no acompañados como los de personas con diversidad funcional.

—¿Cuál es la formación ‘estrella’ de Escuela SAMU?
—La Formación Profesional de Técnico en Emergencias Sanitarias y el Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria siguen siendo las formaciones más importantes de la Escuela por número de alumnos y reconocimiento, pero el Máster de Medicina tiene también un alto nivel de demanda por parte de los profesionales del sector.

—¿Qué hace a Escuela SAMU diferente del resto de centros de formación del ámbito sanitario?
—Creo que lo que más nos diferencia claramente es la metodología de enseñanza y el hecho de que llevemos la sanidad fuera del aula. Creemos que esta filosofía es fundamental para formar profesionales del ámbito prehospitalario, y además los alumnos lo disfrutan mucho.

—¿Cuál es el porcentaje de inserción laboral de los alumnos?
—Según los datos que tenemos ahora de las seis promociones de FP, la media del porcentaje de inserción laboral es del 89% para los TES y del 90% para los TCAE. La inserción laboral de los alumnos del Máster de Enfermería es superior al 95%, si bien es cierto que parte de ellos se trasladan fuera de Andalucía dónde se reconoce también su alto valor.

—¿Qué novedades ofrecerá la escuela el próximo curso?
—Estamos trabajando en conseguir la autorización para poder impartir el nuevo Ciclo de Emergencias y Protección Civil, orientado a la formación de bomberos forestales y urbanos. Seríamos el primer o uno de los primeros centros en proponer este ciclo en Andalucía y nos permitiría seguir ampliando la oferta. Además, hemos empezado la construcción de un nuevo edificio que sumará ocho aulas adicionales para el curso 2019/2020, ofreciendo mayor calidad a los alumnos y profesores. En paralelo, estamos poniendo en marcha varios proyectos de I+D y colaboraciones para desarrollar soluciones novedosas y seguir mejorando.

Acto de fin de curso de Escuela SAMU: El primer paso de un gran viaje

MÁS de 80 alumnos de la Escuela SAMU se han graduado este año en los diferentes másteres y cursos de Formación Profesional que imparte el centro. El acto de fin de curso se celebró el 25 de junio en el salón de actos de la Fundación CEU San Pablo Andalucía y contó con la presencia del doctor Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU, y Jaime Javier Domingo Martínez, director de Desarrollo de Mercado de CEU Andalucía.

El acto arrancó con una actuación en directo de Manuel Muñoz, alumno de la Escuela, que interpretó al piano una canción compuesta por él mismo, Yo me quiero a mí.

Jorge González y Andrea Villar fueron los encargados de leer unas palabras en representación de los dos cursos de FP de grado medio en Técnico de Emergencias Sanitarias. “En SAMU hemos aprendido que hacer 20 cosas a la vez es posible”, comentaba Andrea Villar minutos antes de que su compañero diera las gracias al profesorado por su dedicación y esfuerzo. “Los profesores nos han demostrado que tienen verdadera pasión por lo que hacen, por las emergencias, y nos la han transmitido. Ellos han hecho posible que florezca en nosotros ese amor por esta profesión”.

“Hace nueve meses entramos en la Escuela con nuestros chalequillos amarillos y con ganas de comernos el mundo y SAMU nos comió a nosotros, con chalequillo y todo. Éste no es un máster cualquiera”, señalaba Paola Torres, alumna del Máster en Enfermería de Atención Prehospitalaria, Catástrofe y Acción Humanitaria. “Hoy me despido de los que durante nueve meses han sido mi familia, porque aquí he aprendido que la palabra hogar no se refiere a un sitio, sino a las personas que te rodean”.

Los alumnos del máster de enfermería protagonizaron una de las anécdotas de la jornada al ponerse todos unas gafas de sol polarizadas en el momento en el que iba a hablar el coordinador del curso, Andrés Rodríguez Holst, que no dudó en colocarse sus propias gafas, un objeto que le caracteriza.

“Este año he tenido alumnos que llevaban más de 20 años sin coger un libro, y aquí están. Ellos han aprendido que aunque existan límites, estos se pueden romper, que pueden superarse y hacer las cosas una vez más aunque les falle las fuerzas. Podemos llegar a donde queramos ir, no hay límites”, señaló el instructor.

Acto fin de curso Escuela SAMU 2

El director de Escuela SAMU recibe su título como TES

Carlos Álvarez Leiva, por su parte, recordó la necesidad de que “un profesional de la salud sea alegre” y “la importancia de una frase amable, una sonrisa o una mano amiga cuando alguien está sufriendo”.

El presidente de la Fundación SAMU protagonizó otro de los momentos anecdóticos y emotivos de la tarde al subir al escenario a uno de sus nietos, el hijo de Juan González de Escalada, director de la Escuela, sentado entre los alumnos ya que ese día se graduaba también como Técnico en Emergencias Sanitarias. “La familia te agradece tu gran esfuerzo”, se dirigió Álvarez a su hijo.

Durante el acto también se entregaron los diplomas a los mejores expedientes, que fueron para Andrés Chacón y Laura Gamíz en el caso del máster en Atención Prehospitalaria, Catástrofe y Acción Humanitaria; Rubén Muñoz Carpintero, del curso de FP en Técnico de Emergencias Sanitarias; y Silvia Barea y María Trinidad San José, alumnas de segundo y primer año de FP en Técnico de Cuidados Auxiliares de Enfermería.

Entre los asistentes no sólo estaban los familiares, amigos y profesores de los graduados, también profesionales del sector, como Francisco Bonilla, director de la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (061) en Sevilla, y Antonio Pajuelo, jefe del servicio de Emergencias 112 en Sevilla, además de la directiva de SAMU.

Lecciones a 12º bajo cero

Como cada invierno, el Máster de Atención Prehospitalaria, Catástrofe y Acción Humanitaria de SAMU y la Universidad de Sevilla ha celebrado su tradicional acampada de supervivencia y rescate en alta montaña en Sierra Nevada (Granada). En esta edición han participado 36 personas, entre instructores y alumnos del máster de enfermería y del curso de Técnico en Emergencias Sanitarias de la Escuela SAMU.

El primer día viajó a Granada un primer grupo a modo de avanzadilla, que fue el encargado de desplegar el campamento y realiza el montaje del mismo. Este equipo estaba formado por once alumnos y cuatro instructores que habían formado parte del llamado Gabinete de Crisis, responsable de la organización de la acampada.

Una vez en el campamento todos los participantes, comenzaron las diferentes actividades. Así, durante tres días, los alumnos aprendieron a realizar rescates bajo unas condiciones climatológicas adversas, a andar por la nieve, a realizar autodetenciones con crampones y piolets, y rescates con camillas en alta montaña, además de subir al Veleta. La empresa Nevadensis fue la encargada de desarrollar los talleres programados.

“Los alumnos han regresado muy contentos de esta experiencia. Decían que habían conocido partes de ellos mismos que nunca habían desarrollado antes, ya que nos hizo muchísimo frío durante los tres días que estuvimos en Sierra Nevada. Por la noche alcanzamos temperaturas en torno a los doce grados bajo cero. Los alumnos descubrieron un espíritu de supervivencia que decían que nunca antes habían sido capaces de sacar”, explica Saray Toro, instructora enfermera de la Escuela SAMU.

Unas 15 personas subieron al Veleta, mientras que otro grupo se encargaba de recoger el campamento. “Subir es muy duro, sobre todo porque al andar la nieve te llega hasta la rodilla, además de la falta de oxígeno cuando llegas arriba. Es un esfuerzo más mental que físico. Durante la ascensión vas luchando contigo mismo y con el cansancio acumulado tras tres días de acampada. Tienes que echarle mucho coraje, pero más de cabeza, para conseguir subir”, continúa Saray Toro. “Y cuando llegas a la cima, todo ha merecido la pena. Las vistas son impresionantes. Se ve Jaén, Málaga, se ve todo. Es una gran experiencia”.

Todos los participantes, alumnos y profesores, duermen divididos en dos tiendas neumáticas hinchables grandes. A los alumnos se les recomienda que lleven sacos de dormir en el que la temperatura de confort esté entre los 5 y los 10 grados bajo cero, además de ropa de abrigo impermeable y que no resbale. “La ropa de nieve resbala, por eso se recomienda evitar este tipo de prendas, por si se produce una caída, que no se deslice por la nieve”, aclara la instructora.

Toro destaca la participación de los alumnos y cómo se involucraron. “Esto es muy importante en el desarrollo de una acampada de estas características. Si los alumnos no se involucran, la acampada no sale, ya que tiene mucho despliegue logístico. Es una actividad que se celebra a 400 kilómetros de nuestra escuela. Lo que llevemos es lo que tenemos”, comenta la enfermera, que reconoce que este tipo de actividad comienza a prepararse un mes antes de su celebración. “Los alumnos han participado muy bien y por eso ha salido todo perfecto”.