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El poder de un par de ‘derbukas’

Es fin de semana. La tarde se presenta fresca y tranquila en este pequeño y encantador pueblo de la Sierra de Aracena (Huelva). Los menores del ISL Corteconcepción (centro de inserción social y laboral) salen a pasear y a disfrutar de la calma que regala las calles de esta localidad, la cual les ha acogido con todo el respeto y familiaridad que se merecen nuestros chicos, esa familiaridad que les ayuda a acercarse, un poco más, a sus lugares de origen y les hace sentir menos lejos de sus familias y su cultura.

Para el desarrollo de las actividades del turno de tarde, una de las educadoras ha traído un par de derbukas, instrumento de percusión de origen árabe, usado en todo el Oriente Próximo y el Magreb. Para nuestra sorpresa, hay algunos chicos en el grupo que saben tocar con destreza este instrumento. Los menores comienzan a hacerlos sonar con timidez. El resto del grupo observa entusiasmado. Poco después, comienzan a relajarse y sentirse más confiados para expresar lo que sienten al escuchar los ritmos de su tierra. Finalmente, se da lo inevitable, la alegría de compartir: los chicos comienzan a bailar.

Desde una visión de intervención integradora y terapéutica, en el ISL Corteconcepción trabajamos con la firme convicción de que la música es un proceso destinado a facilitar y promover comunicación, aprendizaje y movilización de nuestro menores. Usamos la música como una herramienta, un canal hacia la libertad y el empoderamiento que nuestros chicos necesitan, ahora más que nunca, por estar viviendo una situación personal complicada y muy dura al estar lejos de sus familiares y su cultura. Nuestro equipo educativo, tiene la firme convicción de que la música es un vehículo que ayuda a mejorar el estado de ánimo de los menores y la expresión de sentimientos, así como favorecer el desarrollo emocional y afectivo de nuestros chicos.

Música que sana, que cura, que une.

Autora: Aurora Carrasco. Jefa de Unidad ISL Corteconcepción (Huelva)

Carta de un menor: Paso a paso hacia el futuro

Yo vivía en Marruecos. Allí nací, estudié y trabajé para ayudar a mis padres con los gastos del hogar. Un día pensé: “¿Por qué sigo viviendo en la mentira? Aquí en mi país no llegaré a nada”. Lo pensé durante meses. Y decidí emigrar.

Mientras cruzaba el Estrecho en patera pensaba si llegaría a tocar tierra o si mis sueños se verían truncados en el mar. Pasé mucho miedo. Todos en la patera pasamos mucho miedo. Sólo me mantenía cuerdo la idea de llegar y tener un futuro que me permitiera ayudar a mi familia.

La llegada a España no fue como esperaba. Creo que no lo fue para nadie. Pasé por muchos centros: Arcos, Bornos, Marchena, Málaga… Hasta llegar a Guillena. Aquello no me gustaba. No quería estar allí, pero poco a poco los chicos y los educadores y educadoras que allí estaban conquistaron mi corazón.
Después de Guillena llegó Pino Grande, donde veía cada vez más lejos mis planes de futuro. Un buen día nos trasladaron al centro de Valencina y poco a poco la situación fue mejorando. Pude ver cómo todas las piezas se iban moviendo y encaminando hacia lo que yo quería: formación y trabajo para labrarme una vida aquí en España.

Hoy uno de mis sueños se ha hecho realidad. Estoy en otro país. Ahora estoy tratando de lograr mi segundo sueño: trabajar y tener un buen futuro.

Un día la directora del centro de SAMU me llamó y me comunicó que tenía una oportunidad. Me sorprendió mucho ser la persona elegida entre todos mis compañeros. Estoy muy contento y feliz. Me ofrecieron la oportunidad de hacer prácticas en una empresa, lo que me abriría puertas.
El primer día estaba nervioso y ansioso a la vez. Me acompañó una educadora que me ayudó con los papeles y con toda la información (horarios, autobuses…) que me proporcionaron.

Ahora me levanto todos los días a las 5:30 de la mañana para poder estar en mis prácticas a las 7:30, y allí permanezco hasta las dos de la tarde. Los trayectos los hago en autobús. El primer día iba un poco asustado. Tenía que coger varios y no sabía si llegaría a mi hora. Ahora voy tranquilo, me siento muy bien haciendo las labores que me mandan. Estoy aprendiendo mucho. Mi jefe es una buena persona y me siento acogido por todos mis compañeros y compañeras de trabajo. Siento que esto es un pasito más que me acerca a mi sueño.

Le agradezco a mi centro, a mis educadores y, sobre todo, a Fundación SAMU que han hecho y hacen lo imposible para que yo tenga un buen futuro. Doy las gracias por ello, a ellos y a todas las organizaciones que luchan porque los chicos como yo tenga una vida mejor.

Cuando Abdoulaye se quitó el gorro

Abdoulaye. Así se llama un chico senegalés de 17 años del ISL Alcalá y ésta es su historia. Hijo único y huérfano de padre, tuvo que ayudar a su madre en tareas domésticas y laborales para ingresar algo de dinero en su casa. Trabajaba como comerciante con su madre y además como taxista con su moto. Un contexto ya difícil que, además, se vería marcado por la mala suerte en forma de un aparatoso accidente de tráfico. Las consecuencias sobre el joven fueron tan graves que le provocan la pérdida de la visión de un ojo y una deformación craneal que no mejoró tras la cirugía. Tras este varapalo, y después de recuperar fuerzas, Abdoulaye decide cruzar el Estrecho con un objetivo claro: ayudar a su madre e intentar buscar una solución médica para su problema.

Antes de llegar al ISL Alcalá, su periplo fue largo. Buscó un contacto en su país de origen para conseguir llegar a Tánger, desde donde cruzó la frontera a bordo de un camión. Al llegar a Cádiz, un paisano le llevó en coche hasta Sevilla, donde pasó doce días viviendo en la calle hasta que un vecino se percató de su situación y llamó a la policía, que le trasladó a un centro de acogida de Carmona y, posteriormente, al ISL Alcalá, gestionado por Fundación SAMU.

A su llegada al centro se mostró dubitativo pero tranquilo, con su cabeza cubierta por un gorro que no se quitaba nunca. A pesar de sus circunstancias se mostraba activo y no temía relacionarse. Abdoulaye, finalmente, consiguió mostrar su personalidad sin problemas ni tapujos. Rápidamente se ganó el cariño y respeto de sus compañeros ayudando a todo el mundo, participando en las actividades y siendo responsable con su entorno.

Todo iba bien hasta que observamos que el joven no realizaba salidas autónomas del centro. Esa particularidad física frenaba sus ganas, pero no su personalidad, porque acudió al equipo educativo del centro para exponer su frustración, la que era su barrera para seguir creciendo.

Desde el equipo se le escuchó, se le proporcionaron herramientas y se le motivó para que siguiera avanzando en su proceso migratorio y vital, porque otro dato importante es que el joven Abdoulaye nunca ha estado escolarizado, aunque cualquiera lo diría por su interés en aprender, su atención y su esfuerzo diario para aprender el idioma y progresar.

Un día, Abdoulaye se llenó de fuerzas, de energía, de autoestima e hizo lo que todos estábamos esperando: pidió su tarjeta de salida y se fue a dar un paseo, rompiendo así la barrera de la observación externa, de las miradas, de los comentarios, de todo aquello que puede frenar a una persona a alcanzar sus objetivos diarios y vitales.

Así pues, Abdoulaye ahora afronta con una visión distinta su presente, su futuro y sus procesos migratorio y de vida. Sin olvidar sus objetivos. Cuidándose. Y, de vez en cuando, quitándose el gorro.

Los nuevos vecinos de El Castillo de las Guardas

El Castillo de las Guardas (Sevilla) se caracteriza por ser un pueblo pequeño en cuanto a su número de habitantes pero grande por su hospitalidad. El vecindario de esta localidad ha abierto sus corazones para dar la bienvenida a los menores del centro. Son muchas las personas que nos dicen que han vuelto a dar vida al pueblo y es que estos menores llenan las calles de risas, de colores y de saludos allá por donde caminan. Los ojos curiosos miran desde las puertas de sus casas o desde las terrazas de los bares y se contentan cuando ellos les responden con un “buenas tardes”. Menores del pueblo ya saben sus nombres, y se les refleja alegría en sus caras cuando se cruzan con nuestros chicos en la calle.

Después de dos meses viviendo en esta localidad, los menores ya conocen sus rincones más bellos, sus gentes y sus vistas. Cada tarde es un momento de descubrimiento, de hacer nuevas amistades y de compartir juegos y risas. La pista de fútbol se ha convertido en el lugar favorito para ello y ahora se ve más llena de vida. Entran con soltura en la panadería y en el quiosco donde compran sus chucherías. Esto es lo positivo de vivir en el pueblo: la comunicación, la cercanía que transmite, sus oportunidades formativas y laborales, el buen ambiente y sus paisajes.

En El Castillo de las Guardas prima la comunicación entre sus habitantes y los menores ya han aprendido que es parte fundamental para convivir y conectar en esta localidad. Ellos se hacen conocer y querer. Sus ganas de aprender el idioma y la cultura, de trabajar y de ayudar a los demás los hace grandes. Tienen muchas iniciativas y siempre están dispuestos a colaborar en cualquier actividad. Muestran cariño y respeto por las personas más adultas y no tan adultas. Todas estas situaciones nos provocan un enorme orgullo a todas las personas que formamos parte del equipo de SAMU de El Castillo de las Guardas.

Nuestro reto sigue siendo conseguir una integración plena y acompañarles en sus proyectos de futuro, trabajando en el impulso y en el ánimo para alcanzar metas que a veces parecen demasiado lejanas, y contando con la colaboración del vecindario. Pero, sin duda alguna, el protagonismo lo tienen ellos y juntos lo estamos consiguiendo. Toca avanzar y transformar.

Carta de despedida desde SAMU Rivas: “Todo lo que no pude deciros”

Cuando alguien se plantea trabajar con menores y además tiene una determinada edad, lo primero que piensa es: «¡Qué pereza!». Después de unos años sin que mi trabajo estuviese relacionado con adolescentes, volví con ellos. Y mi experiencia no ha sido nada parecida a lo que pensaba.

Llegaron a una nueva casa. Nueva era yo para ellos, y ellos para mí. Ahí estaban. Con su pequeña maleta cargada de rebeldía, de pensamientos inmaduros en la mayoría de ellos, de miedo y expectación. Pero también cargada de sueños, ilusiones y experiencias que vivir.

Quiero deciros que, aunque habéis sacado lo peor de mí en muchos momentos, y que en algunos otros os he odiado, todo hay que decirlo –odiar es una emoción pasajera y, por suerte, reversible, mis queridos chicos–, también he sentido mucha ternura y mucho cariño –porque también queréis–. Me he sentido muy acompañada –porque dais calor–. ¡Cuántas sonrisas me habéis robado, mis buenos ladrones!
Me habéis transmitido la emoción de ser joven. Esas risas disparatadas, esos juegos que después de una determinada edad es difícil que vuelvan. ¡Cuántos abrazos, besos y también lágrimas! Unas veces amargas y otras, tan dulces como vuestras sonrisas.

No ha sido mucho tiempo el compartido, apenas ocho meses, pero me llevo un trocito de todos y cada uno de vosotros. Un trocito que recordaré e intentaré cuidar. Un trocito que guardo en el cajoncito de las buenas cosas vividas.

Espero que la injusticia, la intolerancia, la falta de conciencia y de respeto hacia las personas no borren vuestra luz, y que podáis brillar más allá de prejuicios, estereotipos o trámites administrativos. Algunos ya lo estáis haciendo y otros lo conseguiréis. Ojalá se cumplan vuestros sueños. No os olvidéis nunca de ellos, os los merecéis.

Os deseo lo mejor y para vosotros es hoy mi mejor sonrisa, pero tenéis que permitirme que os diga por última vez: ¡Portaos bien! Hacedlo con vosotros mismos y con los demás, y jamás os dejéis de querer. ¡Corred! ¡Corred tras vuestros sueños, mis queridos niños!

Autora: Lola Piñero Vázquez. 
Exeducadora de SAMU Rivas.

Nuevos patrones para las singladuras de Disfrutamar

Cuatro trabajadores de SAMU recibieron el 5 de julio el título de Patrón de Embarcación de Recreo (PER) tras superar un curso de un total de 76 horas de formación teórico-práctica.

Este curso se enmarca dentro del desarrollo del programa Disfrutamar, impulsado por Fundación SAMU con la colaboración con Obra Social La Caixa. Esta formación tiene como objetivo habilitar a profesionales de SAMU para que puedan participar en las propias actividades del programa Disfrutamar y patronear las embarcaciones.

Disfrutamar es un proyecto pionero en el ámbito de la discapacidad intelectual enfocado a la mejora de la calidad de vida de las personas mediante la náutica y el deporte. A través de expediciones marítimas, las personas con discapacidad pueden adquirir nuevos aprendizajes referidos tanto a la comunicación con los demás como a la expresión y el reconocimiento de sus propias sensaciones.

“Gracias al apoyo de La Caixa, al que se han sumado varios propietarios de barcos, el programa Disfrutamar nos permite ampliar las actividades deportivas al campo de la náutica, haciendo que los chicos vivan experiencias inolvidables”, explica Carlos González de Escalada, director general de SAMU e impulsor de la iniciativa.

Esta segunda edición del curso de PER empezó el 28 de enero y finalizó el 1 de abril, con clases todos los lunes en horario de tarde. Las clases teóricas se desarrollaron en las oficinas de SAMU y también se efectuaron 18 horas de prácticas con embarcación a motor en Chipiona.
El temario del curso incluye temáticas como nomenclatura náutica, elementos de amarre y fondeo, seguridad en la mar, legislación, balizamiento, maniobra y navegación, emergencias en la mar, meteorología, teoría de navegación y carta de navegación.
Para la obtención del título, los alumnos tuvieron que superar una prueba teórica que constó de 45 preguntas tipo test.

Trabajo en red por el futuro de los Menas

El trabajo en red y la cooperación son dos herramientas muy importantes para optimizar el trabajo con menores en el Residencial Básico El Bosque y el centro de inserción sociolaboral Pelayo (Algeciras). Como ejemplo de estas dinámicas, en este artículo vamos a compartir las actividades lúdicas, dinámicas y formativas llevadas a cabo en colaboración con Cruz Roja y Fundación Don Bosco.

Dos días a la semana cada entidad trabaja con un grupo de menores durante dos horas en las que se desarrollan actividades enmarcadas dentro de diferentes proyectos.

Desde la Fundación Don Bosco, los menores participan en el proyecto Espacios de Encuentro Socioeducativo, que pretende fomentar la integración a través de actividades de formación y expresión social.

El programa pone a disposición de los menores un espacio donde pueden ampliar su red de amistades, conociendo jóvenes de su edad, así como adquirir herramientas que les capaciten para romper barreras socioculturales y lingüísticas, lo que favorecerá una mayor fluidez y confianza en sí mismos a la hora de afrontar las actividades de la vida diaria.

Otro de los proyectos es el denominado Sensibilización a la Diversidad, que contempla dinámicas ciudadanas de convivencia, respeto y enriquecimiento. Podemos destacar la visita de los menores al Centro de Día de Persona Mayores, un espacio intergeneracional donde han podido compartir con las personas mayores sus historias de vida y viceversa. Además, los mayores han querido compartir sus conocimientos y técnicas en manualidades.

Ha sido una experiencia gratificante para ambos ya que, de manera recíproca, se han sentido escuchados, valorados y queridos. Han descubierto que, a pesar de la diferencia de edad, tienen algo en común: haber superado las barreras que coloca la vida según las circunstancias de cada uno. El cariño y la empatía han sido los pilares de esta actividad.

A través del programa Promoción para la Salud se persigue fomentar habilidades y destrezas para unos hábitos de vida saludables. Se han realizado actividades como piragüismo y escalada que, además de la promoción al deporte, nos enseñan cómo las dificultades del devenir de la vida se pueden superar con perseverancia y disciplina. De manera ahora individual, cada menor debe remar contra viento y marea, o escalar para alcanzar sus propios objetivos.

Sabemos que el camino es difícil y que para superarlo será necesario atravesar la ira, la rabia, el amor, la desconfianza, el llanto y la rebeldía.

A través de la Cruz Roja se ha llevado a cabo un taller de gimnasio en el cual los menores han podido disfrutar de una clase combinada de TRX y defensa personal, conociendo la importancia del deporte como alternativa de ocio y tiempo libre que permite promocionar la salud y la diversión, así como desconectar de problemas de la vida diaria desfogando y sacando la energía acumulada de forma canalizada y controlada. El autocontrol y la autoregulación emocional son aspectos importantes que los menores deben aprender a gestionar.

Cruz Roja, a su vez, trabaja con los menores la inmersión lingüística y desarrolla talleres trasversales relacionados con la sexualidad, la promoción del deporte y la seguridad vial. Cada taller lo organiza e imparte un voluntario supervisado por la coordinadora del programa.
Gracias al trabajo en red y la colaboración entusiasta de dichas entidades, los menores seguirán formándose e irán realizando actividades que les encaminen hacia un futuro mejor.

Autora: Macarena Coronil Pérez

SAMU Dúrcal: Cómo crear un hogar donde se cumplen sueños

Y llegó el final de una etapa en la Unidad de Atención Inmediata SAMU Dúrcal (Granada). Para los que hemos formado este equipo, el proyecto SAMU Dúrcal nació de la mano de su directora, Carmen Pastor Ruiz, y del responsable del Área Menores de Andalucía Oriental, Juan Manuel Aveledo. Nació de la ilusión y del convencimiento de que se pueden cambiar los destinos de las personas.

Por nuestro centro han pasado más de un centenar de historias de vida, de sueños y proyectos. Para algunos de los jóvenes que han estado con nosotros, Dúrcal ha sido un refugio en el que ponerse a salvo, una estación de parada en el trayecto que les conducía a sus destinos. Para otros chicos y para todo el equipo ha sido un verdadero hogar.

No hay nada más bonito que vivir la creación de un proyecto, participar en algo desde su nacimiento, ayudar a levantarlo y hacer de él un hogar donde los chicos puedan cumplir sus sueños.

Ésta es la sensación que tienen el equipo de SAMU Dúrcal y los protagonistas de este artículo: Alhassan Diallo, Fassine Cámara y Mohamed Cámara, tres jóvenes de Guinea. Sus historias son parecidas. Los tres tomaron conciencia de su necesidad de migrar a una edad muy temprana, empujados por las necesidades económicas y la falta de oportunidades. Los tres relatan historias de llegada a nuestro país similares. Por desgracia, han tenido que vivir situaciones que ningún ser humano debería vivir. Para llegar a su destino, España, han debido cruzar diferentes países en condiciones muy adversas, donde han pasado miedo, hambre, frío…

Son tres jóvenes con proyectos muy definidos, con una idea clara del itinerario que les gustaría seguir en su inserción en la sociedad de acogida. Desde su llegada, han mostrado una motivación ejemplar para el aprendizaje del idioma. Tenían claro que su inserción pasaba por la formación académica. Y así ha sido.

Este año han cursado 4º de la E.S.O y han conseguido graduarse. Para todo el equipo de SAMU Dúrcal, y sobre todo para ellos y sus familias, es un logro ejemplar. No ha sido fácil para ellos llegar a un país nuevo, sin conocer el idioma y la cultura, lejos de la familia y de los amigos, y empezar una vida nueva. El potencial que siempre han tenido, su carácter afable, su facilidad de adaptación y socialización, su autonomía, su flexibilidad y su perseverancia les han ayudado a alcanzar su sueño.

No ha sido fácil, pero han contado con el apoyo del equipo de nuestro centro, con el equipo docente del IES La Laguna del municipio del Padul y, previamente, del Centro Público de Educación de Personas Adultas Valle de Lecrín de Dúrcal.

La presencia de nuestros chicos en las aulas de este centro educativo ha incorporado una tonalidad más en el mosaico de diversidades que componen los centros educativos españoles. Las diferencias han sido una fuente de enriquecimiento personal y grupal en el aula, pero también han supuesto un reto que ha precisado de nuevas fórmulas de enseñanza y aprendizaje.

No menos importantes han sido los logros de los demás menores. El Consejo Orientador del centro educativo ha resuelto para el menor Said Zahid una propuesta de acceso en el curso 2019-2010 a una FPB (Formación Profesional Básica) de Informática y Comunicaciones; y para Abderrahim Bidi y Walid El Halhouli, de Servicios Administrativos.

El resto de los chicos escolarizados han obtenido un diploma honorífico por su esfuerzo y una matriculación para continuar formándose en el próximo curso.

Ha sido emocionante la llegada del día de la graduación de los chicos de 4º de ESO. Los nervios de los chicos eligiendo el estilismo, redactando sus discursos de agradecimiento, haciendo planes con los compañeros del instituto para la cena de graduación… Es una experiencia muy importante para cualquier adolescente.

Los logros de los chicos de SAMU Dúrcal son, fundamentalmente, mérito de su esfuerzo, pero no sería justo no mencionar el gran equipo que han tenido detrás.

Úrsula, la trabajadora social del equipo, ha sido para nuestros chicos “la portadora de las buenas noticias”. Todos esperan una cita con Úrsula. Ella es una parte fundamental de la vida de nuestros chicos. Es la que “pelea” diariamente para conseguir regularizar la situación administrativa de los menores, uno de sus principales objetivos. Calma su ansiedad explicando los procesos y los plazos, y lo hace de tal forma que todo parece fácil y posible. Siempre con una sonrisa.

Javier. El equilibrio perfecto entre la disciplina y el amor incondicional por los chicos. Sus intervenciones tiene siempre el mismo final: “Estoy aquí para ayudarte, te ayudaré a levantarte cada vez que tropieces”.

Gonzalo. Todos los chicos quieren ser como Gonzalo. Es el modelo a seguir de todos los menores. Es capaz de descubrir talentos a veces imperceptibles. Su premisa es “todos los chicos tiene alguna capacidad, algún tipo de las múltiples inteligencias”. Es un maestro que enseña dentro y fuera del aula.

Sergio, para los chicos, Yeyo. Es el negociador, una fuente inagotable de estrategias de resolución de conflictos. Siempre encuentra infinitas alternativas para afrontarlos. Cuando uno de los chicos necesita un mediador, sabe que debe buscar al “maestro Yeyo” para encontrar una solución.

Badrd Din, el amigo de los chicos. Siempre le han percibido como a un igual al que le cuentan sus batallas de niñez en sus barrios de origen. Es el maestro que nunca se escandaliza por nada.

Ammar, el tito del centro. Es la figura a la que muestran más respeto, y la que perciben como un padre. Es el que se encarga de calmar la nostalgia gastronómica de nuestros menores. Siempre tiene una receta preparada para evocar sabores y olores de las tierras que les vieron nacer.

Isabel, la maestra dulce y cariñosa, a la que acuden los chicos para cualquier necesidad que se les presente, médica, escolar, o de cualquier tipo, y, sobre todo, con la que les encanta ir de compras.

Pablo, el opositor a Policía Nacional. Cuando llegó al equipo tenía un sueño que compartió con todos los menores, y todos han sido testigos de que, con esfuerzo, los sueños se cumplen. Pablo ha cumplido el suyo.

Juan Carlos, el “informático”, llegó sin hacer mucho ruido y, poco a poco, se ganó un lugar en el corazón de los niños.

Luis, “el maestro bueno”, al que esperan en la puerta en los cambios de turno, porque comparte todo lo que tiene, reparte sus chicles, chocolatinas y pipas. Es como la llegada de los Reyes Magos.

Aída, el aire fresco del equipo. Una joven optimista y conciliadora, siempre sonriente. Para los chicos es una figura muy importante, les aconseja pero no les juzga.

Juanma, una persona cercana, que da visibilidad a todos y a cada uno de los miembros de su equipo, felicita por los logros, una persona que empodera y que continuamente te hace sentir muy importante.

Y por último: Carmen, “la directora de la orquesta”. Ha dirigido, unificado, guiado e interpretado las “notas musicales”. Todos queríamos tocar nuestra parte, pero debíamos hacerlo con determinados criterios de velocidad, ritmo, volumen… y es Carmen quien se ha encargado de ello.

En el centro SAMU Dúrcal estamos inmensamente felices por la trayectoria de nuestros chicos, superando todas nuestras expectativas. Están preparados para seguir su camino, en algún lugar donde esperamos den continuidad a sus historias y sus logros.

Siempre hay que saber cerrar un ciclo para abrir otro, escribir el final del capítulo. El final de nuestro capítulo se resume en una frase de Havel: “… Las historias no tienen por qué tener el final soñado, tienen que merecer la pena”. Y esta historia ha merecido la pena. Estamos inmensamente agradecidos.

Autora: Siham Khalifa El Abdi. Auxiliar Técnico Educativo de la Unidad de Atención Inmediata SAMU Dúrcal.

La vida en una casa de El Castillo de las Guardas

Suenan las campanas de la Iglesia que anuncian las nueve de la mañana de este domingo de verano. La brisa de la Sierra de Sevilla recorre divertida los pasillos de este nuevo centro como si quisiera adentrarse en cada una de las habitaciones para dar la bienvenida a los nuevos menores que dan vida a esta casa.

Las paredes ya parecen ir adaptándose a las manos que las recorren. Los escalones de mármol aún parecen complejos cuando algún chico decide no pisar uno y saltarlo, pues rompe con la monotonía que personas que antes habitaban la casa le daban. Las telas de los sofás por fin cogen arrugas tras tantos días estiradas sin recordar que había personas que les daban calor. El jardín trasero vuelve a reconocer su suelo tras tantos meses de ramas caídas y hojas que lo tapaban.

Huele a café. Los chicos se dividen en grupos para seguir mimando esta nueva casa, para que este centro se impregne de la vida que ellos quieren construir. Ya parece más nuestro.

Ya tenemos las normas escritas en los corchos. Los dibujos que los chicos han ido haciendo resaltan en el blanco de las paredes y las macetas hechas con botellas reciclables adornan las escaleras. El salón que ya es sala de estudio se asombra al ver la cantidad de idiomas diferentes que caben entre esas cuatro paredes.

Esta nueva etapa vital comienza a entretejerse gracias al esfuerzo, cohesión, trabajo en equipo y dedicación que tanto profesionales como los propios menores están poniendo para que todo el engranaje comience a funcionar. El pueblo se entremezcla con los nuevos habitantes de este centro, no sólo con los chicos, sino con parte del equipo, que ha decidido también comenzar en El Castillo de las Guardas su nueva etapa vital.

Y desde lo alto de esta sierra, queremos mandaros un mensaje: merece la alegría luchar por esto.

Seguiremos avanzando y escribiendo este nuevo proyecto que dará vida y engrandecerá a todas las personas implicadas. Alma y corazón por vela.

Fin de un Ramadán lejos de casa

Para los más de 20 centros de menores gestionados por Fundación SAMU en toda España, mayo y junio han sido unos meses especiales por la celebración del Ramadán, uno de los preceptos ineludibles de la confesión islámica, religión que profesan la gran mayoría de los Menas que residen en estos centros. Esta tradición sagrada comenzó el 7 de mayo y finalizó la primera semana de junio con la llegada de eid al fitr, la fiesta que simboliza el final del Ramadán y en la que los más jóvenes reciben dulces y regalos.

Los centros de SAMU en Dúrcal y Motril (Granada), Miguel de Mañara (Dos Hermanas, Sevilla) o Rivas (Madrid), entre otros, han celebrado esta fiesta para que los menores se sintieran lo más cerca posible de sus hogares y vinculados emocional y culturalmente a su origen. Así, el sábado 8 de junio, los menas del centro ARB Miguel de Mañara celebraron una gran barbacoa en la que los chicos pudieron disfrutar de un gran día de piscina entre patatas, tortillas y carnes. Además, todos ellos recibieron un regalo por parte de los monitores del centro por su esfuerzo durante este mes tan importante para ellos.

Las obligaciones laborales y académicas de los menores acogidos en el COISL SAMU Motril no facilitaron la realización de este festejo y los propios menores propusieron al equipo profesional del centro posponer esta celebración hasta el fin de semana.

Llegado el día, menores y monitores se desplazaron hasta un merendero en el río Guadalfeo, ubicado en el pueblo limítrofe a Motril, Vélez de Benaudalla, donde pudieron disfrutar de una barbacoa con ricos manjares, juegos y algún que otro chapuzón. Como colofón a una jornada de ocio, compañerismo y buen ambiente, estos menores, después de la cena, también fueron obsequiados con diversos regalos, según explican desde el centro granadino.

Desde el centro SAMU Rivas, los menores residentes reconocen que existen muchas diferencias entre celebrar el Ramadán en España o en su país de origen. “En España no lo sientes igual porque la mayoría de las personas que nos rodea no celebra esta fiesta. Además, en Marruecos estás acompañado por la familia, la comida es distinta, la manera de romper el ayuno, por ejemplo… ¡no solemos comer hamburguesas!”, comenta uno de los jóvenes al mismo tiempo que otro compañero asiente con la cabeza. “En Marruecos todo el mundo hace Ramadán, todos estamos en las mismas condiciones. Aquí no se oye la llamada al rezo. Los hombres y las mujeres no van vestidos con la tradicional chilaba. No comemos las mismas cosas y los platos más típicos tampoco están cocinados de la misma manera”, añade su compañero.

Otros, sin embargo, subrayan la importancia de la convicción para cumplir con su mes de ayuno a pesar de estar lejos de su hogar. “La convicción de querer hacerlo es suficiente, muchas veces no tiene nada que ver con lo que te rodea. Yo sé que quiero hacerlo y el hecho de estar alejado de mi tierra no me lo pone más difícil”.

Algunos de estos jóvenes sí reconocen que éste “ha sido un Ramadán un poco triste y un poco más duro”, ya que “el sentimiento de añoranza es mayor”. “Te acuerdas más de la familia y te sientes raro, un poco solo y un poco perdido”, comenta otro chico, que agradece el esfuerzo de los monitores de Fundación SAMU por ayudarles a celebrar esta fiesta tan importante para ellos.

“El Ramadán te enseña a ser más paciente, a cuidarte, a estar del lado de los que más lo necesitan, a coger fuerzas, tiene muchas cosas positivas y en mi proyecto de futuro estoy seguro que me ayudará, porque todas estas cosas son beneficiosas para mí”, apunta otro de los jóvenes en su recapitulación de un mes crucial en sus vidas.