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Alojamientos tutelados El Alfar: la llegada de SAMU a Asturias

SAMU ha vivido en los últimos meses un proceso de expansión que le ha llevado a tener presencia en ocho comunidades autónomas. En el anterior número te hablamos de nuestro trabajo en Canarias y en esta ocasión queremos centrarnos en el Principado de Asturias, donde Fundación SAMU gestiona El Alfar, un alojamiento tutelado para personas con discapacidad intelectual. Se trata del primer recurso gestionado por Fundación SAMU en el norte de España.

Los profesionales de la Fundación llevan desde 2015 aplicando la filosofía SAMU a los diez residentes en dos pisos del barrio de Natahoyo, en Gijón. Se trata de ofrecerles un trato cercano basado en el respeto y el afecto, potenciar su autoestima y estimular su interés vital. En definitiva, de darles las herramientas para ser cada vez más autónomos y disfrutar plenamente de la vida.

Son personas que tienen entre 26 y 64 años, que llevan más de un lustro en esas viviendas y que tienen una discapacidad leve, lo que les permite desarrollar una vida muy independiente. No obstante, Raquel Prado, responsable del recurso, explica que a veces necesitan unas pautas que guíen su conducta. “Hay unas normas básicas del alojamiento y luego ellos gestionan su tiempo y su ocio”, explica.

Por ejemplo, cada uno tiene asignada una tarea diaria, y se trabaja en la limpieza de la habitación, en el mantenimiento de los espacios comunes o en el fomento de la convivencia. Se trata de entender que “si no haces la tarea de colada fastidias al resto porque no tienen la ropa limpia”, ilustra Prado.

De esta forma, desarrollan capacidades y habilidades básicas, dentro de las cuales la higiene resulta esencial. También el cumplimiento de unos horarios de comidas, de entrada y de salida.

Un amplio grado de autonomía

Más allá de las normas básicas, establecidas en un reglamento interno, los usuarios pueden hacer una vida muy independiente. Se lo permite su leve grado de discapacidad y el hecho de que, excepto en dos casos, ninguno esté sujeto a una relación de tutela. La mayoría mantienen relaciones sociales normales o acceden a medios de transporte con normalidad.

SAMU les anima a profundizar en su autonomía. El objetivo de SAMU es proporcionar a estas personas un lugar donde vivir dignamente y en convivencia, y, contando con su participación, proponer soluciones individuales a sus necesidades de atención integral.

Ir a la farmacia a renovar sus recetas electrónicas, renovar la cartilla del paro, hacer pequeños recados o elegir ropa son pequeñas tareas que permiten consolidar su independencia y comprobar cómo se desenvuelven. “Cada pequeña gestión bien hecha por cada uno de los usuarios es un verdadero triunfo”, señala la directora.

Prado comenta que, no obstante, a veces intentan orientar su comportamiento estableciendo premios y cautelas. “Nos dejan que les gestionemos la paga, por ejemplo, y les damos una cantidad cada semana. Legalmente no les podemos obligar, porque no podemos gestionar el dinero a un mayor de 18 años que no esté incapacitado, pero hablamos de personas que no saben gestionar el dinero”. Esta ayuda, establecida de acuerdo con el residente, es una garantía para evitar sorpresas desagradables.

Talleres de cocina y una jornada de entrenamiento

También hay momentos para las actividades comunes, aunque a algunos usuarios les cuesta participar de ellas. Los fines de semana, Prado suele organizar talleres de cocina para sacarlos de la rutina, e incluso están elaborando un recetario propio. También los acompaña a eventos culturales o festivos, y otras veces basta con salir a comer todos juntos.

La actividad más especial la llevan haciendo cada año desde 2016, en colaboración con la Federación Asturiana de Fútbol. Una jornada de entrenamiento: “Nos facilitaron unos campos y con un grupo de entrenadores montaron pequeños cuadrantes de entrenamiento, por los que iban rotando. Conos, tiros a puerta… Entregamos diplomas, hicimos fotos y estuvieron muy animados”, recuerda Prado.

Todo esto permite comprobar cómo, poco a poco, van avanzando en su objetivo de ser cada vez más independientes. Así lo entienden los responsables del recurso, que se presta los 365 días del año durante las 24 horas del día: “No es igual como entraron a como están ahora. Había gente que no tomaba la medicación de manera adecuada, otros que venían con un comportamiento problemático que han ido puliendo. Otros entraron sin ducharse o, directamente, no querían hacer nada. Ahora han evolucionado a una higiene normalizada y acuden de manera continua a su centro de actividad o cursos que se les proponen”.

“Nuestra mayor arma es la palabra y la negociación”, comenta Prado. Esta constancia ha permitido que varios de ellos hayan logrado obtener un certificado de profesionalidad nivel 1, y otro ya tiene la competencia básica en la escuela de adultos. Son pequeños logros que les acercan cada vez más a una normalización plena, gracias a la atención personalizada de los profesionales de Fundación SAMU.