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Lecciones aprendidas en los atentados de Barcelona

El atentado terrorista del 17-A en Barcelona puso a prueba la capacidad de los servicios sanitarios de emergencias, que respondieron con una enorme eficacia y profesionalidad. En unas circunstancias excepcionales, capaz de romper los esquemas de trabajo de equipos especializados en actuar al límite, el dispositivo logró atender a las múltiples víctimas en menos de tres horas y salvar decenas de vidas. Aun así, aquella tarde aciaga estuvo llena de lecciones y aprendizajes, tal y como reconoce la directora del área operativa del Servicio de Emergencias Médicas (SEM) Catalán. La doctora Judit Sánchez Castro, que estuvo al frente del dispositivo, y que compartió su experiencia con los alumnos del Máster en Atención Prehospitalaria, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU y Universidad de Sevilla.

“El terrorismo está cambiando completamente la forma en la que tenemos que trabajar”, apuntó Sánchez Castro, que reconoció que, en escenarios tan complejos y duros, los profesionales sanitarios tienen que estar preparados no solo para salvar vidas, sino a conseguir perder al menor número de heridos posible: “Surge un conflicto muy duro en el momento en el que no eres capaz de llegar a todo y tienes que priorizar. Es algo para lo que no nos han preparado y que es contrario a nuestro instinto de auxilio”, reflexionó.

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De la actuación del SEM, los estudiantes y profesionales que participaron en esta jornada inaugural del máster en la Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología de la Universidad de Sevilla pudieron extraer numerosas conclusiones relevantes. Como ejemplo, la activación inmediata de dos sectores en Emergencias: uno dedicado en exclusiva al atentado; y otro, completamente aislado, dedicado a seguir tomando el pulso a una ciudad en la que aquella tarde se siguieron produciendo emergencias médicas de todo tipo.

El número de recursos sanitarios se igualó al número de víctimas. 59 ambulancias participaron en la operación para atender a 139 heridos con diferentes consideraciones: 13 fallecieron en el acto, 16 estaban graves, 23 presentaban heridas leves y otros 50 resultaron prácticamente ilesos.

La red hospitalaria de alta resolución de la que dispone Barcelona influyó de forma decisiva en el éxito del dispositivo. En las 72 horas posteriores al ataque, que abarcan el periodo en el que se mide la eficacia y la capacidad de respuesta de un dispositivo, únicamente murió una de las víctimas, que llegó al hospital en estado crítico. “¿Qué hubiera ocurrido si el atentado se hubiese producido en otra ciudad con menos medios hospitalarios? Posiblemente estaríamos hablando de otra situación”, observó la directora.

El triaje en Las Ramblas fue de nuevo un punto complejo del dispositivo, debido a la dispersión de heridos a lo largo de más de 500 metros. Éste estuvo a cargo de un Vehículo de Intervención Rápida, que rastreó toda Las Ramblas. A partir de ahí, surgió la cuestión de cómo formar un área sanitaria en un espacio tan grande, “cómo adaptarse a una situación así”. Se estableció el Puesto de Mando Avanzado, en un principio, en Plaza de Cataluña, aunque, dada la dispersión de heridos, acabaron estableciéndose varias áreas sanitarias.

La doctora Sánchez Castro puso el acento en la seguridad de los propios sanitarios como una cuestión sobre la que hay que reflexionar. Admitió que su equipo entró en la “zona caliente” sin garantías de que no hubiera peligro, algo que quedó al descubierto cuando estallaron varios petardos que hicieron pensar en la existencia de uno o varios tiradores activos en el lugar. Hubo que trasladar el mando a El Corte Inglés. “Fue una falsa alarma, de lo contrario posiblemente no estaría aquí dando esta conferencia”, recordó. “Tenemos un procedimiento pero nuestras unidades tienen que adaptarse. No solo hablo de chalecos, cascos… Tenemos nuestro sistema de triaje, incluso en el más básico, pero debemos reflexionar sobre qué hacer en una situación en la que la seguridad no está garantizada. ¿Tal vez debamos mantenernos fuera? Nos han enseñado a cómo atender al crítico, a cómo salvar vidas, pero tal vez llegará un día en el que nos tengamos que mantener al margen porque tenemos que volver a casa”, reflexionó.

Otra de las lecciones cruciales aprendidas del atentado de Barcelona se refiere a la demanda de atención psicológica no solo de los heridos, sino de los damnificados, personas relacionadas con el accidente pero que son demandantes de atención (familiares, amigos, viandantes…), y, por supuesto, al propio personal sanitario que ha participado en el dispositivo, y que al día siguiente tiene que estar preparado para seguir enfrentándose a situaciones de emergencia.

La responsable del Servicio de Emergencias Médicas de Cataluña también se refirió a la trazabilidad de los pacientes como asignatura pendiente, sobre todo ante situaciones en las que la avidez de información por parte de las autoridades políticas es enorme. “Es un punto muy difícil de mejorar, pero cuando te piden información diaria, tres veces al día, de cómo están los pacientes, es complicadísimo. El recuento inicial de fallecidos en Las Ramblas fue una locura. En la zona caliente, un bombero, un médico y un policía tuvieron que hacer un barrido por la propia calle contándolos uno a uno. Es lo que al político le preocupa, porque lo tiene que decir él. La presión es brutal y es una situación complejísima para nosotros, con afectados de muchos países, y en la que no te puedes equivocar”.

Sánchez Casto advirtió que el sistema de emergencias tiene que estar preparado para estos “nuevos escenarios” que plantea el terrorismo. “Se hizo bien, pero nos queda mucho por aprender”, reflexionó, antes de admitir que, a pesar de lo «durísimo» de la experiencia, “no habría querido estar en otro lugar que no fuera allí”.

130 menores al cobijo de SAMU

La continua llegada masiva de inmigrantes en pateras a las costas andaluzas durante todo el verano ha puesto en alerta a todas las entidades sociales implicadas en este fenómeno, entre ellas la Fundación SAMU, que actualmente acoge a 130 menores de edad que han llegado de forma clandestina a España sin la compañía de de un adulto.

El pasado 17 de agosto, SAMU puso en marcha una nueva Unidad de Acogida Temporal de Emergencia (UATE) en la provincia de Cádiz, concretamente en Tarifa, y así poder dar cobijo a los menores extranjeros que habían llegado días antes al país tras un duro viaje a través del mar. En total, la Junta de Andalucía envió a Tarifa 60 niños de entre 12 y 17 años y procedentes, principalmente, de Marruecos y Costa de Marfil.

Esta unidad se suma a los otros tres recursos puestos en marcha a finales de junio también por encargo de la Junta de Andalucía. En aquella ocasión fueron 70 menores de edad, que se distribuyeron entre la unidad creada en Motril (Granada) y las dos de Jimena de la Frontera (Cádiz).

Al igual que en los casos anteriores, el proceso de montaje y puesta en marcha de la UATE de Tarifa se realizó a contrarreloj. El personal de SAMU fue advertido el 17 de agosto a las diez de la mañana de la llegada de 60 menores. En este momento, todo el equipo de SAMU se movilizó, especialmente el presidente de la Fundación, Carlos Álvarez Leiva, y ocho horas después, a las seis de la tarde, ya llegaron los primeros niños.

La UATE de Tarifa dispone de tres carpas habilitadas con literas para la zona de descanso de los menores extranjeros, además de módulos que contemplan doce duchas, nueve lavabos y baños, un módulo para el almacén y otro habilitado como sala de educadores y coordinación. También hay acotado un terreno donde los menores pueden realizar deporte y actividades socioeducativas y ocio. Con ellos trabajan técnicos educativos, técnicos en emergencias, traductores y una mediadora.

Una odisea de 155 kilómetros hacia la vida

Con el objetivo de salvar la vida a una niña de tan solo 20 meses, efectivos de la Guardia Civil y de cuerpos sanitarios, entre los que figuraba SAMU Málaga, llevaron a cabo a principios de junio una misión extraordinaria cuyos protagonistas difícilmente olvidarán. Consistió en el traslado de la pequeña desde el Hospital Materno de Málaga hasta el Hospital Reina Sofía de Córdoba en una situación crítica, que requirió la máxima coordinación, un despliegue logístico con muy pocos precedentes en el traslado de críticos, y el mejor desempeño de todas las personas implicadas para dar una oportunidad a una vida que tan solo comienza.

La pequeña estaba ingresada en Málaga pendiente de unos estudios que debían determinar si necesitaba un trasplante cardíaco. En ese trance, sin embargo, su situación empeoró y pasó a la UCI. Allí tuvo que ser conectada a un complejo sistema capaz de mantenerla con vida sustituyendo sus funciones vitales (ECMO, Oxigenación por membrana extracorpórea), pero este equipo solo podía ser útil para la joven paciente durante unos días.

La niña requería su traslado urgente al Hospital Reina Sofía de Córdoba: primero, porque necesitaba un trasplante cardíaco que sólo se realiza en este centro; y, segundo, porque en el Reina Sofía disponen de otro equipo ECMO más sofisticado al que la pequeña podría estar conectada durante más un tiempo, mientras esperaba la llegada de un donante compatible.

Un procedimiento sin manual

Las circunstancias eran cualquier cosa menos rutinarias. El ECMO debía instalarse en una UVI Móvil, un procedimiento para el que no existe manual, que nunca se había realizado en Andalucía y que en España sólo había uno o dos antecedentes, y el traslado debía realizarse sin ningún parón, frenazo o contratiempo durante los 155 kilómetros del trayecto.

La responsabilidad logística recayó en el Técnico en Emergencias Sanitarias de SAMU Málaga Francisco Guerrero, especializado en traslado de pacientes críticos, que actuó con el apoyo de dos de sus compañeros Miguel Ángel Maisanaba (TES) y Tatiana Mérida (enfermera). “Nunca lo olvidaré. Ha sido mi mayor reto profesional y una responsabilidad enorme. Recuerdo la llamada de Ignacio Ávila [jefe de operaciones de SAMU] en la víspera diciendo que había que preparar el traslado YA”, recuerda Guerrero.

El TES de Málaga se reunió en el Materno con el equipo de la UCIP (Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos). “Estuvimos cinco horas reunidos intensivistas, perfusionista, enfermeros de UCIP y un cirujano cardiovascular para estudiar si era posible realizar un traslado con ECMO en una ambulancia. Desmontamos otro ECMO que tenían allí similar al que estaba conectado la niña y vimos dónde y cómo podíamos transformar la UVI para que todo se acoplara y para que su funcionamiento no se viera afectado en ningún momento durante el traslado”, relata.

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La problemática se acrecentaba porque todo el material electromédico debía estar conectado a la red eléctrica y ésta debía mantener el abastecimiento de energía durante el trayecto: “consola de la ECMO, calentador, filtros, alrededor de 15 bombas de perfusión, respirador, monitores y un largo etcétera”, enumera el especialista de SAMU Málaga. “Me vi rodeado de grandes profesionales a los que tenía que explicar cómo actuar en mi ámbito, una UVI Móvil, algo que desconocían”.

Además de la UVI Móvil titular, se movilizó una segunda por si la primera sufría problemas eléctricos. El dispositivo se replicó en esta segunda, en la que también se cargó el soporte físico de la ECMO, un carrito metálico, que quedó vacío después de que el equipo se desmontara “hasta todo lo desmontable” para mantener el soporte de la pequeña. “El mismo día del traslado tuvimos que dedicarle otras tres horas al montaje. No podía salir bien, tenía que salir perfecto. No había lugar para el error”, recuerda Guerrero.

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En la UVI que transportaba a la niña estaban operativos dos intensivistas, una enfermera de UCIP, un perfusionista controlando la ECMO, y la enfermera y el propio Francisco Guerrero de SAMU. En la otra unidad, otra enfermera de UCIP y un cirujano cardiovascular preparado para actuar en caso de urgencia. Además, participó el 061 Málaga a cargo de un VIR (Vehículo de Intervención Rápida) con un técnico, un enfermero y un médico.

A las 8:00 del 31 de mayo comenzó la operación en el Materno, con salida de los vehículos a las 11:00 y llegada al Reina Sofía alrededor de las 13:00 horas.

Desde Málaga, dos motos de la Guardia Civil abrieron paso a la comitiva a fin de garantizar que el transporte no sufriera ningún tipo de interrupción ni percance, y, ya en la provincia de Córdoba, dieron el relevo a un vehículo de la propia Benemérita que llevó a los sanitarios hasta la misma puerta del hospital cordobés.

En total, fueron 155 kilómetros en unas dos horas de máxima tensión que acabaron en un éxito gracias a la coordinación de todos los implicados. Para la pequeña, fue un paso más, impulsado por más de treinta especialistas de los servicios sanitarios y de seguridad, en su particular carrera hacia la vida.

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SAMU renueva y amplía sus servicios sanitarios con el Sevilla FC

SAMU se encargará por segunda temporada consecutiva del dispositivo sanitario de los partidos que el Sevilla FC juegue en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. En esta nueva temporada 2017-2018, como novedad, se ha ampliado el acuerdo con el club y SAMU cubrirá también la asistencia de urgencias y emergencias en los partidos del Sevilla Atlético, el equipo juvenil y el primer equipo femenino de la entidad sevillista, además de otras actividades en la Ciudad Deportiva del club.

Después de la exitosa experiencia de la temporada 2016-2017, SAMU renueva y amplía este servicio con el Sevilla FC. En el Sánchez Pizjuán, el equipo de SAMU despliega un dispositivo para dar cobertura sanitaria de primera intervención a posibles episodios de atención sanitaria, urgencias, emergencias y/o atención a múltiples víctimas tanto a los jugadores como a los espectadores en el estadio y el propio personal del club.

Este servicio se ha convertido en una prueba de gran éxito para la organización dada la magnitud técnica de cada evento, en un estadio con 40.000 localidades, y su enorme dimensión social. La peculiaridad principal del dispositivo en el estadio es que se trata de un recinto cerrado y con gran afluencia de público, en el que los patrones de evacuación son fundamentales.

Desvanecimientos, caídas, cortes, golpes e infartos son los incidentes más habituales en este tipo de eventos, aunque el equipo de asistencia sanitaria tiene que estar, desde antes del partido y hasta que los espectadores abandonen el estadio, en situación de alerta y preparados para intervenir frente a cualquier eventualidad.

En el primer partido de la Liga, celebrado este sábado 19 de agosto contra el RCD Espayol, SAMU desplegó un dispositivo formado por 26 profesionales, con tres médicos, ocho enfermeras y 15 TES (Técnicos en Emergencias Sanitarias), dos UVI Móvil, una ambulancia convencional, un vehículo de apoyo logístico y 10 puntos de desfibrilación precoz. Nacho Ávila, Jefe de Operaciones de SAMU, está al frente de este operativo que representa una prueba de altísimo nivel para cualquier organización dedicada a las emergencias sanitarias.

Al igual que en la temporada anterior, en este dispositivo también participarán de forma voluntaria alumnos de la Escuela de Emergencias de SAMU, lo que les permitirá profundizar y afianzar sus conocimientos y participar en la asistencia de casos reales.

El otro equipo del Sánchez-Pizjuán

El final de la temporada 2017 del Sevilla F.C. ha sido también el fin de la temporada paralela de SAMU al frente del dispositivo sanitario en los partidos como local del equipo en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Este servicio, en el que nos estrenábamos este año, se ha convertido en una prueba de gran éxito para la organización y para nuestro equipo, dada la magnitud técnica de cada evento, en un estadio con 40.000 localidades, y su enorme dimensión social.

Un equipo formado por 30 personas de los más diversos perfiles y una flota de tres UVI móviles ha cubierto el dispositivo de emergencias en los partidos de fútbol. Victoria Galiani, con más de treinta años de experiencia en diversas responsabilidades dentro de SAMU, ha sido la responsable del dispositivo. “Ha sido una temporada en la que hemos respondido a un alto nivel, que también nos ha servido para aprender mucho, y en la que además no hemos tenido que lamentar situaciones extremadamente críticas”, relata Galiani desde el mando operativo.

Dispositivo de SAMU en el Sevilla F.C.

La responsable del dispositivo explica que la peculiaridad principal del dispositivo en el estadio es que se trata de un recinto cerrado y con gran afluencia de público, en el que los patrones de evacuación son fundamentales. SAMU asume la labor asistencial frente a emergencias y es responsable del traslado de heridos a la zona de concentración de ambulancias, en el lateral del estadio, y la posterior coordinación con Emergencias. “Esto nos hace estar en una tensión constante. En una maratón, tenemos a más de 20.000 personas repartidas en 42 kilómetros de recorrido en los que puede darse una situación de emergencia. Aquí, estamos concentrados en este recinto, que además está cerrado, que tiene diferentes puertas, diferentes alturas, escaleras…”.

El reparto de efectivos en cada partido ha respondido al siguiente patrón: En pista, un médico, un enfermero y dos TES (Técnicos de Emergencias Sanitarias) se encargan de atender a los futbolistas y cualquier circunstancia médica que ocurra sobre el terreno de juego. Tienen las camillas a su disposición para evacuar a los futbolistas a banda o directamente a vestuarios, en coordinación con el equipo médico del club, aunque, en caso de emergencias, es el director médico asignado a este equipo de pista quien se erige como máximo responsable de la estabilización y traslado del jugador hasta el hospital.

Dispositivo de SAMU en el Sevilla F.C.

En la Unidad de Estabilización, punto de reunión de equipo, atención sanitaria y acopio de material, operan un médico, dos enfermeros, y dos técnicos, con un jefe de transmisiones. El equipo satélite, con un médico, un enfermero y un TES, está preparado para cualquier contingencia, mientras que los TANGO, hasta siete en un partido normal, se reparten por todas las coordenadas del estadio, con dos o tres personas (en función de la proximidad al centro de estabilización) para la atención más inmediata al público que llena el graderío.
Galiani y el equipo que lidera han aprendido a identificar las altas variaciones de tensión que se producen en un escenario como es un partido de fútbol: ¿Quién es el rival? ¿El equipo gana, o va perdiendo? ¿En qué momento del partido estamos? ¿Qué se juega el club? “Es algo que se respira en el ambiente y que hay que valorar en cada momento. En el derbi, por ejemplo, la tensión es altísima, lo mismo que en los partidos de Champions”.

Desvanecimientos, caídas, cortes y golpes figuran en la mayoría de los partes médicos que se han abierto en el centro de operaciones. Los episodios más graves han sido varios infartos, según relata Galiani, aunque a lo largo de la temporada no se han lamentado situaciones de mayor gravedad.

La colaboración de SAMU con un club de máxima solvencia como es el Sevilla F.C. y con los distintos equipos de seguridad que forman parte del dispositivo organizativo de cada partido ha sido fluida y muy eficaz. Son decenas de especialistas que hacen posible que los partidos de fútbol sean un espacio seguro de disfrute para los ciudadanos, sea cual sea el resultado en el marcador cuando el árbitro pita el final del partido.