ResurgeMujer transforma la vida de mujeres migrantes
Fundación SAMU ha puesto en marcha la iniciativa ResurgeMujer, un programa de inserción sociolaboral subvencionado por el Instituto Andaluz de la Mujer cuyo eje central es el empoderamiento de mujeres migrantes en situación de vulnerabilidad. Este programa contribuye de manera conjunta a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) número 5 (lograr la igualdad de género y empoderar a las mujeres), 8 (promover el crecimiento económico sostenido e inclusivo), 10 (asegurar un empleo productivo y decente, mediante acciones integrales centradas en la persona) y 17 (el trabajo en red a través de alianzas y colaboraciones).
«El nombre Resurge refleja la resiliencia, el empoderamiento y la capacidad de superación de las mujeres participantes», apuntan desde el área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer de SAMU.
El programa cuenta con un equipo interdisciplinar compuesto por una coordinadora (socióloga), una técnica de inclusión (educadora y trabajadora social), una psicóloga sanitaria y un auxiliar administrativo, además de personas voluntarias que enriquecen las actividades: una profesora de español, una educadora infantil que ofrece asesoramiento en temas relacionados con la crianza positiva, la promoción de hábitos saludables para la infancia, una abogada que ofrece asesoramiento legal en extranjería, y una enfermera que aborda temas de salud sexual y reproductiva y ofrece información sobre el sistema sanitario andaluz.
Un espacio seguro y transformador
ResurgeMujer es un espacio seguro, de confianza y libre de prejuicios, donde las mujeres pueden compartir sus vivencias, sentirse apoyadas y trabajar en sus procesos personales y profesionales. Destaca por su metodología interseccional con perspectiva de género, donde el diseño personalizado de las intervenciones se consideran las múltiples identidades de cada persona (género, orientación sexual, estatus migrante), y cómo interactúan para generar experiencias únicas. Este enfoque facilita la comprensión de sus realidades y necesidades, impulsando acciones que aseguren el acceso a oportunidades y recursos.
Se distingue también por su compromiso con la inclusión, acogiendo a mujeres independientemente de su situación legal administrativa: solicitantes de protección internacional, mujeres con protección internacional concedida, mujeres en situación irregular, apátridas o aquellas con residencia regularizada. Actualmente, el programa cuenta con participantes de diversas nacionalidades, como Ucrania, El Salvador, Marruecos, Costa de Marfil y Colombia, lo que refleja la diversidad y riqueza cultural de las participantes.
Los ejes de trabajo de este programa combinan la atención directa a las mujeres participantes con acciones dirigidas a lograr cambios estructurales, partiendo del principio de que, sin bienestar personal y empoderamiento, no puede haber una inserción laboral sostenible y real. Por esta razón, se prioriza el abordaje de aspectos sociales y emocionales antes de trabajar directamente en la empleabilidad. Este enfoque integral reconoce que el bienestar psicológico, la construcción de redes de apoyo y la recuperación de la confianza son esenciales para que las mujeres puedan acceder y mantener un empleo en el tiempo.
Los servicios que se ofrecen son: acompañamiento individualizado (con derivaciones a otras entidades y organismos cuando se requiere), terapia psicológica y talleres grupales que fortalecen el bienestar emocional y fomentan el empoderamiento. Un ejemplo de ello es el Café-Cháchara, un taller que nace para favorecer la creación de redes y fomentar espacios de aprendizaje del idioma. Se trata de unos encuentros semanales en español dirigidos a mujeres no hispanohablantes y se imparten en torno a un café o té. Además, se imparten formaciones orientadas al empleo, que constituyen otro pilar fundamental.
Paralelamente, el programa ResurgeMujer trabaja intensamente en la sensibilización empresarial, un área clave que busca involucrar a las empresas como agentes de cambio y espacios de inclusión. Aquí las empresas no solo son vistas como lugares de empleo, sino como aliadas estratégicas en el proceso de integración. Se llevan a cabo acciones para concienciarlas sobre la importancia de contratar mujeres en sectores tradicionalmente masculinizados, promoviendo un cambio en sus culturas organizacionales y fomentando la igualdad de género. «Uno de nuestros trabajos prioritarios es lograr que las empresas en las que realicen prácticas formativas consideren las necesidades de las mujeres participantes, teniendo muy presente el momento vital del que parten. Este enfoque permite que el proceso de inserción esté acompañado de confianza y seguridad, tanto para la empresa como para las mujeres, asegurando un acompañamiento real durante el periodo de inserción, lo que facilita que adquieran las habilidades y la confianza necesarias para mantener un empleo a largo plazo», apuntan.
Otro aspecto destacado del programa es la valorización del pequeño comercio, otorgando un papel relevante al comercio de proximidad. Generar alianzas con pequeños negocios no solo apoya la economía local, sino que también permite un acompañamiento más personalizado y cercano en el proceso de inclusión laboral. Cuando las empresas se involucran, el impacto se refleja directamente en las mujeres.
Por último, cabe mencionar el espacio de ludoteca, diseñado para facilitar la participación de las mujeres con hijos e hijas. Este espacio, equipado con juegos y cuentos, permite que los menores se entretengan y disfruten mientras sus madres asisten a sesiones o talleres en el mismo espacio, promoviendo la conciliación y reduciendo el absentismo.
Cada mujer participante aporta una historia única de lucha, resiliencia y superación. Los talleres grupales, diseñados para compartir vivencias y reflexionar sobre los desafíos de la migración, han permitido a las participantes reconocerse en las experiencias de otras, transformando el sentimiento de aislamiento en un poderoso sentido de comunidad. Muchas mujeres llegan con expectativas altas sobre su nueva vida en España, que pronto se ven frustradas por las barreras sociales, legales y laborales. Sin embargo, el programa las acompaña en su proceso de reconstrucción, ayudándolas a reencontrar su confianza y a redefinir sus metas.
Una de estas historias es la de una mujer superviviente de mutilación genital femenina y trata de personas. Ésta llegó a España con una historia de sufrimiento marcada por la separación de sus hijos y la pérdida de su pareja. Sus vivencias han afectado profundamente su capacidad de comunicación y aprendizaje, pero su determinación para superar estos desafíos es extraordinaria. Gracias al programa, ha logrado establecer redes de apoyo que la están ayudando a recuperar la confianza. Actualmente, participa en unas prácticas formativas en una empresa que, al ser sensible a su situación, le ofrece un entorno adaptado a sus necesidades, permitiendo que la acompañemos los primeros días o en momentos puntuales, pues también cuenta con la barrera del idioma. Este caso refleja cómo el programa no solo facilita el acceso al mercado laboral, sino que también acompaña de forma integral a las mujeres durante todo el proceso.
«Estas historias reflejan el impacto transformador de ResurgeMujer. A través de talleres grupales y espacios de apoyo mutuo, las mujeres comparten sus trayectorias, enfrentan barreras comunes y encuentran en las experiencias de otras la fortaleza para avanzar. Sin embargo, el programa aún enfrenta el reto de consolidarse en el barrio, trabajando en colaboración con otras entidades», destacan.
ResurgeMujer continúa creciendo, fortaleciendo alianzas y consolidándose como un espacio donde las mujeres migrantes puedan encontrar apoyo, reconstruir sus vidas y alcanzar nuevas oportunidades.