El tiempo libre de los menores en tiempos de pandemia

En marzo se ha cumplido un año de la declaración del primer estado de alarma debido a la pandemia del Covid-19. El virus ha marcado nuestra vida personal y laboral. Y no ha sido menos para el conjunto de menores del centro ISL Castillo de las Guardas en Sevilla, que, como el resto de centros de la entidad, han visto alterada su rutina y forma de vida. Uno de los aspectos que más afectaba al estado anímico de los menores y que, por tanto, requiere de un impulso extra por parte de nuestro equipo educativo, era proporcionar nuevas alternativas al tiempo de ocio.

El Castillo de las Guardas ha sufrido especialmente el azote de la pandemia, ya que se trata de un pequeño pueblo de apenas 1.500 habitantes. Esto hizo que el coronavirus no tardase en llegar a nuestro centro, aunque conseguimos superar la situación. El pueblo continúa hoy sufriendo las consecuencias del virus, con confinamientos y cierres perimetrales recurrentes.

Pero nada de esto nos iba a frenar. Poco a poco nos hemos ido adaptando a la nueva situación, cambiando el enfoque de nuestras actividades de ocio. Y, como no podemos salir a la calle a disfrutar de las fiestas más tradicionales de nuestra cultura, las hemos traído a lo largo de este año al centro para reducir al máximo las posibilidades de contagio. Así, nos hemos deleitado con las risas provocadas por las fiestas de disfraces de carnaval o Halloween dentro del centro; hemos disfrutado de la noche del pescadito convirtiendo el centro en una caseta improvisada; hemos sustituido las refrescantes visitas a las playas de Huelva y Cádiz por un chapuzón con restricciones en la piscina municipal; y hemos disfrutado de unas Navidades atípicas en las que el deseo de salud brotaba con más fuerza que nunca y donde el color lo puso nuestro concurso de postales navideñas. La imaginación afloró con nuestro mini-cuento de Navidad. La ilusión no faltó ni un solo día con el calendario de Adviento. La tradición se fortaleció en nuestra cocina con la elaboración de los populares platos y postres navideños, y pudimos disfrutar desde el balcón de una cabalgata de Reyes alternativa e improvisada por nuestros vecinos.

A pesar de ser una actividad bastante común en nuestro centro ya antes de la pandemia, tuvimos que darle una nueva perspectiva a los cine-fórum, dándole un sentido a todas y cada una de las películas o documentales que íbamos proponiendo. Elaboramos una lista que contenían relatos con mensajes con los que poder trabajar aspectos importantes de personalidad o conducta.

A la par que el cine, otras opciones de ocio que se fueron desarrollando para trabajarlas dentro del centro para disminuir la exposición social fueron los talleres de manualidades y los juegos de mesa. Con los recursos del equipo se consiguió hacer llegar a los menores juegos como Palabras Cruzadas, Jungle Speed, Jenga, un futbolín e incluso videojuegos en plataformas PlayStation, juegos más o menos conocidos que buscaban ampliar la oferta habitual de ocio que se encontraba limitada en el día a día del menor, a la vez que permitían explorar el desarrollo de capacidades motrices y mentales específicas.

También buscamos la estimulación de los jóvenes a través de talleres de jardinería, impresión textil, decoración, producción musical o de cocina, en el que vivimos una nueva y apasionante experiencia por la situación de pandemia. Nuestros amigos de Fundación La Caixa nos hicieron partícipes de varios talleres de cocina tradicional en los que, por videollamada, los menores tuvieron la oportunidad de intercambiar platos culturales con voluntarias de la fundación, a la vez que pasaron un buen rato compartiendo anécdotas y vivencias.

Aunque no lo pareciese, la práctica de deporte habitual y variado era posible en tiempos de Covid-19, alejándonos de los deportes grupales de contacto como el fútbol y el baloncesto y acogiendo a otros muchos menos practicados. Nos fuimos hasta Dos Hermanas para que muchos jugaran por primera vez una partida de bolos; trasladamos un campeonato de dardos al centro en el que menores y educadores pusieron a prueba su puntería; practicaron el olvidado ajedrez para ejercitar la creatividad y la lógica; y ensayaron sus habilidades con la pala jugando al ping-pong. Además, las nueva situación ha provocado que sean cada vez más habituales las salidas para correr por la mañana y hacer otros ejercicios aeróbicos y de musculación los fines de semana.

Pero no todo iba a ser limitaciones. Esta temporada de confinamientos nos ha proporcionado más tiempo para realizar talleres que buscan el desarrollo educativo y profesional de los menores. Hemos podido trabajar con ellos el itinerario profesional individualizado de forma más profunda. Hemos detallado trámites tan importantes como los que deben de realizar en extranjería, se han realizado simulacros de compra, simulacros de entrevistas laborales y se han elaborado currículos y cartas de presentación de manera más minuciosa.

La pandemia ha entrado en nuestro día a día y transformar la manera que teníamos de vivir, pero no ha podido arrebatarnos nuestra fuerza para reponernos frente a la adversidad y buscar otros caminos que nos lleven a salir adelante.

Autor: ISL CASTILLO DE LAS GUARDAS