Crisis migratoria en Canarias: «Hay niños que llegan con quemaduras de gasoil y sal»

La reciente crisis migratoria en Canarias ha puesto nuevamente a prueba la capacidad de Fundación SAMU para reaccionar con rapidez y determinación ante una situación de emergencia. El resultado es que SAMU ha sido capaz de levantar y poner en funcionamiento en un tiempo récord cuatro recursos para menores no acompañados: en Telde, en Farabella, en Roque Nublo y en Tamanaco (Puerto Rico), todos ellos en la isla de Gran Canaria. En total, estos centros tienen capacidad para alojar a 294 niños.

Más de 300 menores, que habían llegado a la isla sin nada, han tenido techo gracias a la rápida respuesta de SAMU. El primer centro, el de Tamanaco, se puso en servicio de forma exprés. Los primeros 43 niños llegaron el 11 de noviembre, apenas 48 horas después de que SAMU recibiera el encargo de la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia del Gobierno de Canarias. SAMU respondió ante una llamada de auxilio: hasta el 15 de noviembre, las llegadas de migrantes a las costas de Canarias, más de 16.000, se habían multiplicado por once respecto al mismo periodo del año anterior, según los datos del Ministerio del Interior. Eran cifras que no se veían desde 2006, año de la crisis de los cayucos.

SAMU recibió el encargo de montar con la mayor brevedad posible un centro de emergencia en Tamanaco. “Se pusieron en contacto con la Fundación porque estaban sobrepasados”, explica Juan Rodrigo, director de zona Andalucía Occidental de SAMU. Es el centro más grande, con 150 plazas, aunque ha llegado a albergar 200 menores ante el colapso que se vivió en la isla. Después se han abierto los demás, con capacidad para 60, 58 y 28 menores.

Después de un viaje traumático

En los últimos meses, Rodrigo pasa parte de su tiempo en las islas, atendiendo una situación que no admite demoras: lo primero es siempre atender las necesidades básicas de los niños, después de una travesía en el mar que los expone no solo a un riesgo de muerte, sino también de sufrir deshidrataciones o quemaduras. “Hay niños que llegan después del viaje con quemaduras del gasoil de la patera mezclado con la sal. Algunos vienen en condiciones muy malas: heridos, deshidratados…”, explica.

El 90% de estos menores son marroquíes, aunque también subsaharianos. Inmediatamente reciben ropa y comida, y se les acoge en los centros. Un par de días después empezarán a adaptarse a su nueva vida: recibirán clases de español, talleres transversales y actividades deportivas.

El equipo de educadores y auxiliares presta especial atención a combatir el tabaquismo. Muchos de los menores en edad adolescente tienen una fuerte dependencia del consumo de tabaco. También se han detectado casos de consumo de alcohol. “Trabajamos con programas y protocolos diseñados por los psicólogos del área, que tienen experiencia en distintos centros de Fundación SAMU”. El objetivo, explica Juan Rodrigo, es abordar el problema no solo como terapia reactiva, sino de forma preventiva.

Un gran despliegue logístico

Buena parte del éxito en Canarias se debe a la rapidez en el despliegue logístico. En apenas unas horas se preparó todo lo necesario para equipar el nuevo hogar de decenas de niños. En el primer mes, SAMU envió desde Sevilla cuatro grandes contenedores con más de 16.000 kilos de material: somieres, colchones, mantas, cajas de ropa, sábanas, almohadas, módulos sanitarios… En el primer envío viajaron también los iglús que SAMU despliega ante situaciones de catástrofe como terremotos.

SAMU también ha enviado unas cabañas de madera. Primero las probó en Sevilla para comprobar si se ajustaban a las necesidades. Si se cumplen los plazos, llegarán varias más a primeros de marzo directamente desde Estonia, donde se fabrican.

Todo, con la máxima urgencia. El doctor Carlos Álvarez Leiva se ha implicado personalmente en esta tarea. “En estos casos se prioriza más el tiempo en el que puede hacerse que el coste”, explica Vega García, que ha gestionado algunos de los últimos pedidos.

En total, se han enviado unas 500 unidades de literas (250 completas), gran parte de las cuales se han fabricado en apenas veinte días en unas condiciones de máxima dificultad, en plena pandemia y con las fiestas de Navidad a la vuelta de la esquina. “Todo eso iba en contra, pero se explicó por qué era y se portaron de maravilla. Se ha hecho mucho esfuerzo por todas las partes”.

Junto a los primeros envíos de material, viajó también el equipo de mantenimiento, que ha trabajado contrarreloj para adaptar los centros o casas prefabricadas a las necesidades de alojamiento.

El objetivo de la organización ahora es dar un paso más. Algunos de los menores de Telde ya están siendo escolarizados, y Juan Rodrigo explica que trabaja para transformar alguno de los centros de acogida de emergencia en un centro residencial básico.

Este despliegue de emergencia se suma a la presencia que ya tenía SAMU en las Islas Canarias: el centro para personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental Hogar San Lázaro, el centro de atención a personas dependientes por discapacidad física El Sauzal y el servicio de transporte de emergencias sanitarias, que sigue su proceso de consolidación.

“Estamos haciendo verdadera magia”, explicaba en noviembre Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia, cuando SAMU llegó a Canarias para atender la llamada de auxilio ante una situación sin precedentes en las islas en los últimos 15 años.