XXX Máster de Enfermería: un desafío físico, técnico y mental
Con la llegada de septiembre vuelve la actividad en Escuela SAMU, que un año más ha celebrado las pruebas de selección del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU y la Fundación CEU San Pablo Andalucía, una de las grandes señas de identidad de este centro formativo ubicado en Gelves (Sevilla). Numerosos enfermeros graduados se presentaron los días 10 y 11 de septiembre a las pruebas de acceso de este posgrado, que este año cumple su trigésima edición.
Estos ejercicios están diseñados para valorar la respuesta actitudinal del aspirante y los conocimientos básicos imprescindibles para cursar un postgrado. Las pruebas se dividen en tres fases: pruebas físicas, un test psicotécnico y una entrevista personal.
Las pruebas físicas se realizaron en las instalaciones de Escuela SAMU y, de forma individualizada, al igual que en años anteriores. Cada alumno fue citado a una hora distinta (por sorteo) desde las once de la mañana hasta las dos de la tarde. Estos ejercicios consistieron en un circuito de ejercicios continuados en el cual el aspirante debía demostrar resistencia física de moderado impacto, además de control del estrés y liderazgo durante todo el recorrido. Para la realización de los diversos ejercicios se utilizaron los diferentes recursos de la escuela, como el edificio de rescate, el tren, la pista de 4×4, el foso y la piscina.
«El perfil de los aspirantes ha sido muy variado. Había enfermeros recién titulados y otros con varios años de experiencia que han decidido dejarlo todo y continuar formándose. También hay muchos aspirantes que nos han reconocido que su intención es renunciar a sus contratos de trabajo actuales para realizar el máster; y otros, que llevan muchos años ahorrando para poder pagarse ellos mismos este posgrado. Todo esto dice mucho de ellos», destaca Andrés Rodríguez, coordinador de este Máster.
Los aspirantes fueron evaluados en una prueba de velocidad (50 metros en 9 segundos en el caso de los hombres y 11, las mujeres), flexiones (hombres, 10; mujeres, 6 ó 10 sobre rodillas); carga de peso muerto (10 kilos en 25 metros); arrastre de peso muerto en pendiente (30 kilos en 5 metros con una pendiente del 55%); natación contracorriente (un minuto) y buceo libre (apnea, 30 segundos).
“En todo el proceso de selección lo que más valoramos fue la motivación y el interés por terminarlas en las mejores condiciones posibles. El objetivo no es llevar al aspirante al límite como ocurre en los grandes simulacros que organizamos, sino someterlos en determinados escenarios para valorar su respuesta actitudinal, física y emocional”, continúa Andrés Rodríguez.
Los participantes salieron de uno en uno cargados con una mochila que simulaba un maletín polivalente y debían pasar a través de unos troncos en posición de viga para demostrar equilibrio. Una vez superado, se dirigían al edificio de rescate. En la planta baja, el participante se dirigía hacia la cuarta planta donde debía coger una bala de oxígeno y cargarla hacia la segunda planta, en el debía realizar las flexiones.
Luego, el aspirante bajaba por la trampilla hacia la primera planta, donde realizaba cinco minutos de RCP. De ahí, se dirigían hacia el rocódromo, donde intentaban cruzar de lado a lado sin pisar el suelo, la mayor distancia posible.
Después, se dirigían hacia la puerta norte del tren. Cargados con la mochila, los aspirantes debían atravesar el vagón, donde había una persona simulando ser un paciente agitado por consumo de drogas al que debían atender. Al finalizar, salían del tren y dejaban la mochila para realizar la prueba de velocidad de 50 metros.
Ya en la pista de 4×4, se llevó a cabo la prueba de liderazgo, donde los aspirantes se enfrentaban a un accidente de tráfico en el que estaba implicado un coche con un adulto y un lactante atrapados, con un fuego activo en la proximidad. El futuro alumno debía dar instrucciones a dos TES y tenía que tomar decisiones bajo presión. A continuación, se llevaba a cabo la prueba de arrastre. El aspirante se encontraba ante una carga de 30 kilos dentro del foso y debían extraerlo tirando de éste con una cuerda, hasta lograr desplazarla cinco metros.
Luego, en una de las aulas se realizaba la prueba de control de estrés. Y, por último, en la piscina, se le pedía al enfermero que extrajera a un maniquí de la jaula que estaba en el fondo de la piscina y, posteriormente, que nadara a contracorriente durante un minuto.
Una vez finalizadas las pruebas físicas, al aspirante se le entregó un cuestionario diseñado para proporcionar una evaluación global de la personalidad y tendencias psicopatológicas en adultos, con preguntas de control y escalas clínicas. Las pruebas terminaron por la tarde con una entrevista para conocer los intereses y la personalidad de los aspirantes.
«Creemos que el sanitario de emergencias debe tener condiciones físicas adecuadas para desempeñar su labor de forma eficiente en las más diversas circunstancias, de ahí las pruebas físicas a las que sometemos a nuestros futuros alumnos antes de ingresar en este máster», apuntan desde Escuela SAMU.
La XXX edición del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU, que cuenta con 24 plazas y comenzará el 14 de octubre.