Escuela SAMU: aprender a sobrevivir para salvar vidas
Escuela SAMU ha arrancado noviembre con una experiencia única de inmersión en técnicas de supervivencia: la primera acampada de supervivencia de este curso académico, un evento que se ha convertido en un pilar fundamental para el desarrollo integral de los alumnos.
La actividad se celebró entre el 5 y el 8 de noviembre en un entorno rural, donde los estudiantes del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) y los alumnos de los ciclos de Formación Profesional de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES), Técnico en Emergencias y Protección Civil (TEPC), Técnico Superior de Coordinación en Emergencias y Protección Civil (TSCEPC) y Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) fueron sometidos a un riguroso programa diseñado para probar y perfeccionar sus habilidades en condiciones adversas.
La acampada responde a la necesidad de preparar a los futuros profesionales para situaciones reales de emergencia y catástrofe en las que escasean tanto los recursos como la certeza sobre lo que puede ocurrir. Los participantes se ven obligados a improvisar, gestionar recursos mínimos y actuar con rapidez y precisión en un entorno natural. Esta experiencia formativa va mucho más allá de la teoría, permitiéndoles poner en práctica no solo conocimientos técnicos, sino también capacidades emocionales y de liderazgo en un ambiente controlado.
«La mayoría de las veces, como profesionales sanitarios, nuestros alumnos deben trabajar en condiciones en las que la rapidez y el dominio de sí mismos son claves», explica uno de los instructores de Escuela SAMU. «Esta acampada los empuja a descubrir sus límites, mientras les enseñamos a afrontarlos de forma organizada, empática y resiliente».
La actividad comenzó con un briefing en las instalaciones de Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), donde los estudiantes, organizados en tres equipos (Alfa, Bravo y Charlie), recibieron instrucciones y verificaron el material de supervivencia. El programa, dividido en jornadas de actividades y talleres, ha sido diseñado para cubrir todos los aspectos necesarios de una intervención en emergencias, desde la organización del campamento hasta la movilización de heridos y la gestión de contingencias.
El enfoque de cada jornada variaba, comenzando con tareas de zonificación del campamento y pasando por entrenamientos específicos en técnicas de rescate, defensa personal y atención en incidentes con múltiples víctimas. Cada equipo, liderado por instructores con experiencia en emergencias y catástrofes, tuvo la oportunidad de enfrentarse a distintos escenarios de entrenamiento y trabajar en turnos de vigilancia nocturna, una actividad diseñada para simular el compromiso y la disciplina que exige el trabajo en misiones de rescate prolongadas.
Uno de los aspectos más destacados de la acampada fueron los talleres. Cada uno de ellos estaban diseñados para cubrir diferentes habilidades críticas en entornos de supervivencia. Los participantes rotaron en los siguientes talleres: transmisiones para respuesta de emergencia; refugio de circunstancias, en el que los estudiantes aprendieron a construir refugios improvisados utilizando elementos naturales y herramientas básicas; perfeccionamiento en obtención de fuego; potabilización de agua; primeros auxilios en la naturaleza; valoración primaria en terreno hostil, que enseña a los estudiantes a identificar y tratar rápidamente amenazas a la vida en un ambiente hostil; contención verbal y manejo de pacientes agitados; defensa personal; rescate con vehículos; y sectorización en incidentes con múltiples víctimas, donde se abordaron conceptos de sectorización en emergencias, enseñando a los estudiantes a establecer zonas de seguridad y a coordinar la comunicación entre el equipo y el Centro de Coordinación de Urgencias.
La acampada no solo fue un reto para los conocimientos técnicos de los estudiantes, sino también una prueba de sus capacidades físicas y psicológicas. Para estos futuros profesionales, acostumbrados al entorno académico, esta actividad representó una ruptura con la rutina y una oportunidad de experimentar en condiciones reales lo que significa enfrentarse a una emergencia en la que la vida de las personas depende de su habilidad para tomar decisiones rápidas y efectivas.
«Cuando estás en un aula, puedes leer y escuchar historias sobre cómo responder en emergencias, pero nada es igual que estar en el terreno y tener que aplicar lo que has aprendido bajo presión,» comenta uno de los alumnos. «Esta experiencia me ha permitido descubrir mis fortalezas y también aquellas áreas en las que debo mejorar».
Además de los talleres técnicos, uno de los objetivos fundamentales de la acampada es reforzar la importancia del trabajo en equipo y la jerarquía en situaciones de emergencia. En los contextos caóticos en los que estos futuros profesionales podrían encontrarse, la habilidad para seguir órdenes, comunicarse eficazmente y trabajar en coordinación es clave. Por esta razón, la acampada incluyó diversas actividades que fomentaban estas cualidades, desde la vigilancia nocturna por turnos hasta la ejecución de simulacros en equipo. «La comunicación, el respeto a la jerarquía y el apoyo mutuo son esenciales en las emergencias. Estos estudiantes deben aprender a confiar en sus compañeros y a saber cuándo asumir el mando», apunta uno de los instructores.
El aprendizaje práctico de esta acampada de supervivencia deja una huella profunda en cada participante. En un entorno natural, los alumnos no solo aplicaron conocimientos técnicos, sino que también fueron expuestos a sus propios límites, enfrentándose a la dureza de la naturaleza y a la presión de ser responsables de su propio bienestar y el de sus compañeros.
La acampada también les brindó la oportunidad de trabajar con instructores altamente cualificados, quienes, con experiencia en emergencias sanitarias, compartieron con ellos lecciones de primera mano sobre los desafíos y recompensas de este trabajo.
Cada jornada finalizaba con un análisis de las actividades del día, en el que los instructores guiaban a los participantes en la reflexión sobre sus actuaciones, tanto de manera individual como en equipo, subrayando aciertos y proponiendo áreas de mejora.
Para los participantes de esta acampada, el regreso a Escuela SAMU no fue el fin, sino el comienzo de una reflexión profunda sobre lo aprendido y sobre cómo podrían aplicar estas habilidades en su carrera profesional. De hecho, al finalizar la experiencia, se les entregó una encuesta de satisfacción, donde compartieron sus impresiones y sugirieron mejoras para futuras ediciones. Escuela SAMU valora enormemente estas opiniones, ya que reflejan tanto los éxitos como las oportunidades de mejora de este tipo de actividades.
La acampada de supervivencia es solo el primer paso en un viaje de formación que estos estudiantes han elegido emprender. Al completar esta actividad, los alumnos no solo adquieren habilidades técnicas esenciales para su carrera, sino que también desarrollan la capacidad de adaptarse a lo inesperado y trabajar bajo presión, cualidades que los harán destacar en el campo de la medicina de emergencia y la ayuda humanitaria.