La labor terapéutica de la perrita Musa en SAMU Wellness

Sin vestir bata blanca y a veces solo con la magia de su presencia, Musa realiza una labor terapéutica fundamental en la clínica de salud mental SAMU Wellness. Desde su llegada al centro hace siete años, esta perrita se convirtió en mucho más que una mascota para trabajadores y, sobre todo, para los usuarios. Es habitual verla trotar libremente por las estancias y el jardín, con su pelaje dorado, lomo negro y pecho blanco, y sus ojos tiernos coronados por grandes orejas que alza cuando escucha su nombre, algo que ocurre con mucha frecuencia. «¡Aquí es indispensable!», observa la psicóloga Raquel García.

Musa apareció hace siete años en el recinto de la clínica situada en Montequinto (Dos Hermanas, Sevilla) como una perra callejera, y fue acogida por el equipo. Al principio no parecía sentirse cómoda cerca de las personas. «Prefería estar sola». Pero, poco a poco, fue acercándose a los humanos que habitan el centro. Además, su carácter noble y templado hizo que se ganara la confianza y el cariño de todos. «Siempre decimos que nos ayudamos en ambos sentidos, que ella ayuda a nuestros usuarios al igual que a ella también le ayudó estar aquí», explica Raquel García.

En SAMU Wellness hay pacientes con patologías graves: esquizofrenia, trastornos alimenticios, intentos autolíticos, depresión, ansiedad, bipolaridad… En el centro encuentran un lugar de bienestar en el que sus necesidades son atendidas de forma integral.

En este contexto, la aportación de Musa es importante para la evolución de muchos de ellos, tal y como subrayan desde el centro. Lo hace de tres formas. En primer lugar, Musa les da «bienestar y calma» y contribuye a reducir el estrés. «Es una figura empática», apunta Raquel García. «Además, el propio gesto de acariciar un animal genera bienestar», añade. En segundo lugar, la perra también es un nexo con la rutina, la responsabilidad y las obligaciones. Los usuarios se reparten las tareas que implica el cuidado del animal: ponerle la correa, sacarla a pasear, estar pendiente de su bienestar… Y, por último, Musa acompaña a muchos usuarios que sienten una gran soledad. «Podemos decir que, a cada persona, Musa puede aportarle algo diferente, por eso su papel es importante, ayuda a crear un ambiente positivo de apoyo en el centro», relata la psicóloga.

De la ayuda que Musa puede llegar a prestar a los usuarios del centro da cuenta María Aragón, una paciente que ingresó en el centro hace más de cinco años debido a un trastorno límite de la personalidad y que encontró en la perra una gran aliada hacia su recuperación.

María contó su historia en el programa Patas Arriba, de Canal Sur Televisión, que se interesó por la historia de Musa y le dedicó un extenso reportaje que ha tenido una repercusión muy notable, tal y como explican desde SAMU Wellness.

«Ella me ha dado la vida»

«Es muy especial para mí. Ella me ha dado vida. Lo que un animal puede dar, y mucho más. El vacío tan grande que yo sentía cuando estaba sola se acababa con su llegada. Ella venía y me daba un lametazo o un cariño con su hocico y me hacía sentirme muy bien. Así empezó mi conexión con Musa», recordó María Aragón en este reportaje.

«Musa ha hecho una labor terapéutica conmigo, no tengo ninguna duda. No te puedes imaginar cómo estaba, en un agujero… No quería salir, no quería hacer nada. Ella me lleva. Ella sabe cuándo estás mal, es como si lo oliera, es como magia. Ahora no me siento sola. Siento que tengo una responsabilidad. Y, cada vez que la veo, siento alegría. Me ha cambiado la vida totalmente».

Ahora María ha salido del centro pero sigue encargándose de la perrita, sacándola a pasear. Asegura que desea que el bien que Musa le ha hecho a ella pueda hacérselo también a otras personas.

 

SAMU Wellness inicia un programa de terapia de grupo para familiares de personas con trastornos mentales graves

La clínica de salud mental SAMU Wellness ha puesto en marcha un programa de terapia de grupo dirigido a familiares de personas con trastornos mentales graves con el objetivo de mejorar la calidad de vida y la relación entre los miembros de la familia a través del apoyo psicológico, la psicoeducación y el desarrollo de habilidades de afrontamiento y comunicación.

Según explica la psicóloga Ana Delgado, responsable del proyecto, la familia es un entorno que condiciona nuestras vidas y nuestra salud mental. El núcleo familiar puede ser promotor y mantenedor de la salud mental de sus miembros, aportando elementos esenciales para el desarrollo psicológico y emocional. No obstante, el diagnóstico de un trastorno mental no solo afecta al sujeto que es diagnosticado, sino que también tiene un impacto en sus familias. Cuando un miembro de la familia presenta limitaciones en el desempeño de las actividades de la vida diaria se origina una alteración en ese sistema que modifica los roles de sus miembros. «El impacto genera desafíos y tensiones entre los familiares, pudiendo dar lugar a efectos negativos. Tanto es así que no debemos entender la enfermedad como algo individual, pues incluye y afecta al contexto del paciente», señala Delgado.

La mayor parte de las personas con un diagnóstico mental grave convive con sus familias, que adoptan las funciones de cuidado, protección y apoyo necesarios, y cuentan con un papel fundamental, no solo en el proceso generador de la enfermedad, sino también en el proceso de rehabilitación. De hecho, se ha demostrado que el trabajo terapéutico con las familias influye en un mejor pronóstico de la enfermedad mental. Por otro lado, no se puede perder de vista lo que el trastorno puede generar en el resto de miembros de la familia: padecer los síntomas de este tipo de enfermedad, desgaste emocional o cuadros depresivos, entre otras cosas.

«Bajo estas premisas es fácil comprender la importancia de llevar a cabo una intervención con los familiares de pacientes de salud mental. En este caso se propone la terapia grupal como herramienta, puesto que durante las últimas décadas, numerosas investigaciones han demostrado los efectos positivos para la salud de esta modalidad», indica Delgado.

Entre los múltiples beneficios recogidos por la literatura en psicología clínica acerca de las terapias grupales destacan: apoyo social, sentido de pertenencia, comunidad y aceptación, motivación y esperanza, y diversidad de perspectivas.

En cuanto a los aspectos formales de la terapia grupal para familiares puesta en marcha en SAMU Wellness, se llevará a cabo bajo la estructura y método de Grupo Terapéutico, caracterizado por ser conducido por un terapeuta y combinar la psicoeducación con la terapia. Tiene como objetivo principal ayudar a los familiares a procesar sus emociones y desarrollar habilidades prácticas.

Entre otros objetivos terapéuticos claves destacan los siguientes: educación y comprensión; prevenir posibles patologías en miembros del sistema familiar; mejorar la comunicación y dinámicas familiares para fortalecer las relaciones y reducir los conflictos; adquirir estrategias de resolución de problemas y manejo del estrés; ofrecer un espacio seguro para abordar situaciones cotidianas, brindar un espacio para la descarga emocional; y potenciar la empatía.

«La terapia de grupo busca ofrecer un espacio seguro y estructurado donde los individuos pueden expresar sus preocupaciones, emociones y perspectivas; ayudar a los integrantes del sistema familiar a mejorar la comunicación y el diálogo, la gestión de la patología y el cuidado del propio núcleo familiar, que es el principal cuidador, apoyo y acompañante del paciente en el día a día. Mediante esto, se permite restablecer una relación sana entre los pacientes y las familias, reduciendo la hostilidad y el manejo disfuncional de las situaciones y emociones que conlleva», explica la psicóloga de SAMU Wellness.

El programa arrancó el 29 de julio y se desarrollará en sesiones quincenales de una hora. En él pueden participar tanto familiares de pacientes actuales de SAMU Wellness como familias externas al centro o de antiguos pacientes.

SAMU Wellness ofrece un tratamiento innovador para la depresión y las adicciones

La clínica especializada en salud mental SAMU Wellness, ubicada en Montequinto (Sevilla), ha incorporado un tratamiento revolucionario para tratar la depresión y otras patologías neuropsiquiátricas resistentes a los tratamientos convencionales: la Estimulación Magnética Transcraneal (EMT).

La EMT se basa en la aplicación de campos magnéticos para modular la actividad cerebral. Se induce una corriente eléctrica temporal, alterando la excitabilidad neuronal, pudiendo influir en la plasticidad cerebral. Este tratamiento ha demostrado una clara efectividad en el abordaje de patologías como la depresión, la ansiedad, las adicciones y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), entre otras. Es una técnica no invasiva, es indolora y ofrece una esperanza.

El porcentaje de efectividad del EMT en pacientes con depresión resistente se sitúa en torno al 70%, según la evidencia científica. Hay que tener en cuenta, además, que un 30% de los pacientes con depresión no responde a ningún tratamiento convencional. Este grupo de personas, que ha agotado las opciones tradicionales como antidepresivos y psicoterapia, encuentra en la terapia de la neuromodulación una nueva esperanza para normalizar su vida.

Según informa SAMU Wellness, los resultados positivos ofrecidos por la EMT en pacientes con depresión o TOC han llevado a los especialistas de este centro médico a aplicar también este tratamiento en pacientes con adicciones. Ya se han registrado experiencias exitosas en casos de adicción a la cocaína, una patología severa, que genera muchos problemas en los ámbitos individual y familiar, y para la que no existe un tratamiento farmacológico específico.

Este tratamiento contempla un programa integral de 21 días en la propia clínica sevillana. “La dependencia o la adicción a las drogas se considera una enfermedad del cerebro que presenta un curso crónico y con recaídas, generalmente de inicio en la adolescencia o juventud, y que afecta al individuo y su entorno. Ahora bien: es prevenible y tiene tratamiento. Con frecuencia, los trastornos por uso de sustancias se presentan junto a otros trastornos mentales, asociación conocida como patología dual”, explica el doctor Pedro Seijo, psiquiatra de SAMU Wellness.

“Nuestro programa incide en una minuciosa evaluación médica, psicológica, psiquiátrica, familiar y social del paciente que conlleva un programa individualizado de tratamiento farmacológico, psicológico y sociofamiliar, añadiendo técnicas avanzada de neuromodulación (terapia de estimulación magnética transcraneal)”, continúa el doctor.

Este programa de tratamiento integral contra las adicciones se basa en el internamiento del paciente durante un periodo de 21 días en un entorno libre de drogas en que se le estabiliza, se le ajusta su tratamiento farmacológico óptimo y se le aplican sesiones de estimulación magnética transcraneal.

“Gracias a este programa facilitamos la desintoxicación y logramos que la persona se estabilice y que se desintoxique mucho antes que utilizando los métodos convencionales, y que se estabilice, sentando las bases para el mantenimiento posterior de la abstinencia”, apunta el doctor Seijo.

Este programa integral no sólo atiende a la persona que sufre estas adicciones desde los puntos de vista médico, psicológico y psiquiátrico, y con terapias individuales, en grupo o familiares, sino que también presta una atención especial a la pareja del paciente, a sus familiares y a todo su entorno psicosocial. Es un trabajo en red y multidisciplinar.
Este tratamiento integral está dirigido a personas mayores de edad adictas a la cocaína y/o a psicoestimulantes.

“Dentro del ámbito de las adiciones, la sustancia que nos genera hoy en día más demanda de tratamiento es el alcohol, seguido del cannabis, la cocaína y, en menor proporción, la heroína. Es muy habitual que haya un policonsumo”, explica el doctor Pedro Seijo. “Y muchas veces lo que nos encontramos son problemas psiquiátricos asociados al consumo de sustancias, como depresión o trastorno bipolar”.

Desde SAMU Wellness se ha querido dirigir el nuevo programa integral con EMT a pacientes con dependencia a la cocaína porque actualmente no existen tratamientos específicos para abordar la adición de esta sustancia. “Tenemos tratamientos para hacer frente a la dependencia de opiáceos o alcohol, pero no tenemos ningún tratamiento específico para la adición a la cocaína. Utilizamos fármacos para mejorar los síntomas, pero no hay nada específico. Y con este dispositivo de EMT sí tenemos un protocolo específico para la adición a la cocaína”, apunta el psiquiatra.

Riesgos asociado al consumo de sustancia

El consumo y abuso de drogas tiene numerosos riesgos para la salud física y mental de las personas, así como a nivel individual, familiar, social o laboral. Según especialistas de SAMU Wellness, algunos de estos riesgos es la inducción de trastornos mentales graves, como por ejemplo una esquizofrenia. También son frecuentes los cuadros depresivos asociados, impulsividad, irritabilidad o inestabilidad emocional, entre otros. A todo esto se suma que “siempre hay un enorme sufrimiento familiar entorno a la persona con un trastorno adictivo”, e, incluso, “si la situación se complica mucho, esta dependencia puede llegar a ocasionar problemas legales”: “Las prisiones están llenas de personas con problemas por consumo de sustancias”, añade el doctor Seijo.

Existen unas señales en el comportamiento que pueden ser claves para familiares o amigos a la hora de identificar que una persona puede tener algún tipo de problema con el consumo de sustancias. Estas señales no aparecen de repente, sino que son progresivas. Algunas de ellas son alteraciones del estado de ánimo, aumento de la irritabilidad, impulsividad, gasto excesivo de dinero, unos horarios que no son los habituales, distanciamiento, aislamiento, problemas de dinero, pasar demasiado tiempo fuera… “Para atajar todos estos problemas es fundamental fomentar la comunicación dentro de la familia”, apunta Seijo.

“Lo que define que una persona tiene un problema de adicción es cuando el consumo de la sustancia cobra una importancia fundamental en la vida de la persona: ha perdido el control sobre la sustancia, tiene un deseo irrefrenable de consumir, que la persona sigue consumiendo la sustancia a pesar de darse cuenta de los efectos perjudiciales para él y su entorno y, además, con frecuencia, lo hace de manera compulsiva”, comenta el doctor.

Esta dependencia a las drogas puede provocar trastornos mentales, aunque, en otras ocasiones, es al revés, es decir, pacientes con patologías de salud mental encuentran en las sustancias algo que les hace sentirse mejor y abusan de ellas.

“Las personas consumen las drogas porque les gusta el efecto que les produce. Por tanto, si alguien tiene un mal ajuste psicológico puede ver que con alguna sustancia mejora. Por ejemplo, alguien que tiene depresión puede sentirse mejor con algún psicoestimulante. Esto se conoce como automedicación, que al final es un mal tratamiento porque no termina de curar la enfermedad que tenía y se le añade otra más, la de la adicción”, continúa Pedro Seijo.

Para que los tratamientos funcionen y la persona se cure es fundamental contar con la participación del mismo, la aceptación del problema y que éste acuda a la clínica de manera voluntaria. El tratamiento implica un cambio de vida y la persona interesada debe estar de acuerdo y convencido. La familia sí puede motivar y animar que la persona quiera hacer el tratamiento. Muchas veces, estas personas necesitan un empuje, y la familia aquí tiene un papel muy importante para facilitar la recuperación de las personas.

La excelencia en la aplicación de la EMT en SAMU Wellness ha posicionado a la clínica como referente en tratamientos vanguardistas en la región. El compromiso con la salud mental y el constante seguimiento de los avances científicos respaldan el éxito de estas terapias.

La clínica de salud mental SAMU Wellness reitera su compromiso con la mejora continua y la calidad de vida de sus pacientes, promoviendo la investigación y la aplicación de terapias más innovadoras para abordar de manera integral las distintas facetas de la salud mental.

María José Rodríguez: “Ir a SAMU Wellness ha sido la mejor decisión de mi vida”

María José Rodríguez (Bornos, Cádiz,1960) ingresó en SAMU Wellness después de 20 años deambulando por diferentes consultas médicas que no le dieron solución a sus problemas de salud mental. Una semana después, la paciente, que usaba silla de ruedas, logró caminar sola.

 

—¿Por qué motivó ingresó en la clínica de salud SAMU Wellness?
—Yo llevo muchos años con problemas de salud. Todo empezó con un problema en el cuello cuando mi hija era aún un bebé. Tras varias pruebas, me dijeron que tenía el músculo esternocleidomastoideo atrofiado. Estuve 18 meses de baja y me dieron una discapacidad del 35%. Cuando me recuperé, me incorporé al trabajo pero, poco después, la pierna izquierda empezó a flaquear. No tenía fuerzas en la pierna y me caí varias veces. Los médicos no daban con lo que tenía. Me hicieron múltiples pruebas, pero siempre me decían que no tenía nada físico. Cada vez le cogí más miedo a caminar y me busqué un bastón, y, como tenía que hacer fuerza para apoyarme, acabé haciéndome daño en el hombro. Al final acabé en una silla de ruedas. Fue un golpe muy duro para mi familia verme en silla de ruedas, sobre todo para mi madre.

—¿Qué diagnóstico le daban los médicos?
—Ninguno. Nadie daba con lo que tenía. Fui a médicos privados y públicos. Empecé a desesperarme. Yo estaba abierta a todo, incluso a la medicina alternativa. Fui a todos los sitios posible. Y empecé a tirar de pastillas, de antidepresivos y relajantes musculares.

—¿Cómo le afectó toda esta situación mentalmente?
—Yo iba en silla de ruedas a todos lados, incluso viajé en avión con mi marido y mi hija, y, al principio no me molestaban los comentarios de las personas que me decían que yo tenía mucho cuento. La salud mental no está bien vista en nuestra sociedad y sólo la entiende quien la sufre. Pero llegó un momento en el que estos comentarios sí empezaron a afectarme. Le cogí fobia a la silla y no quería salir de casa. Tenía ataques de pánico. A veces me mareaba y tenía que agarrarme porque tenía la sensación de que me iba a caer del Tajo de Ronda. Estaba hundida y muy deprimida. Además, en cinco años, falleció mi madre, a los quince días mi hermano mayor, al cual quería muchísimo, y otra hermana a la que le detectaron un cáncer de pulmón. En febrero de 2023 toqué fondo.

—¿Cómo logró salir de ese pozo?
—Estaba desesperada y entré en internet en busca de alguien que me ayudara. La primera persona que me salió fue la doctora Gabriela Parano. Yo ya iba al psicólogo a través del sistema público, pero era una consulta al año en el Hospital Virgen del Rocío. Eso no me ayudaba en nada, sólo me servía para que me dieran los informes y certificados que me requerían. Me había llevado 20 años dando vueltas y gastándome mucho dinero en salud y cuando encontré a la doctora Parano me di cuenta de que su especialidad se ajustaba perfectamente a mis problemas, así que contacté con ella.

—La doctora Parano tiene una consulta privada, pero también trabaja en la clínica de salud mental SAMU Wellness. ¿Cómo fue la primera cita con ella?
—No fui capaz de acudir a la primera cita. Me entró pánico y no fui capaz de salir de casa. Al final hicimos una videollamada y me dio una segunda cita presencial para el 15 de febrero. En esta ocasión sí logré salir de casa pero, cuando llegamos a su consulta, no pude bajar del coche. Me dio otra crisis de pánico y le pedí a la doctora que bajara a la calle a verme. Cuando llegó yo ya estaba tirada en el suelo debido a mi ataque de pánico. “Yo no sabía que estaba tan mal”, le dijo la doctora a mi marido, y le recomendó que me ingresaran en un centro especializado al menos dos semanas.

—¿Qué le impulsó a ingresar en SAMU Wellness?
—Hablé con mi marido y mi hija y les dije que estaba dispuesta a todo e incluso a irme a un centro especializado dos semanas, que aquello no era vida y que tenía que curarme. Gabriela Parano me habló de SAMU Wellness y decidí ingresar. No se lo dije a nadie de mi familia, excepto a mi marido y a mi hija, porque no quería que nadie me diera su opinión ni que me hiciera dudar de mi decisión. La misma mañana que ingresé le mandé un mensaje a mis hermanos y apagué el móvil.

—¿Cómo fueron los primeros días en SAMU Wellness?
—Ingresar en SAMU Wellness ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. El 8 de marzo ingresé y a la semana ya había dejado la silla de ruedas, a la cual estuve encadenada 15 años. Estuve ingresada 15 días, en los cuales aprendí mucho. Luego fui al Hospital de Día, en los que participaba en diferentes talleres grupales. Ahora sólo voy a fisioterapia dos veces a la semana para seguir fortaleciendo la pierna. La doctora me ha dicho que no puedo dejar la fisioterapia aún. Ahora camino con un andador, pero sé que algún día lo dejaré también. No sé cuándo lo conseguiré, pero lo haré.

—En una sola semana dejó la silla de ruedas después de 15 años. Su evolución fue impresionante.
—Una enfermera de la clínica me dijo que estaban muy contentos por mi fuerza de voluntad, pero esta mejora no es sólo gracias a mi esfuerzo, sino al de todo el equipo de SAMU y su profesionalidad.

—¿Qué le dijo su familia cuando vio que había abandonado la silla de ruedas?
—Se pusieron muy contentos. Mi hija apenas tiene recuerdos de mí caminando. En su comunión aún no iba en silla de ruedas, pero ya cojeaba. Y con uno de mis hermanos no pude apenas hablar, no paraba de llorar de la alegría al verme caminar.

—¿Cuál es su próximo reto?
—Me gustaría renovar mi carné de conducir. Siempre he sido muy independiente, pero ahora necesito que mi marido me lleve de un lado a otro. Me gustaría volver a los talleres del Hospital de Día, pero para eso dependo de mi marido, y no me gustaría depender tanto de él, me siento mal, aunque él nunca se queja. Quiero sentirme autosuficiente y poder moverme sola.

—¿Cómo se desenvuelve en casa?
—A veces cojeo y sigo usando el andador, pero en casa a veces ando sola, sin ningún apoyo. Aún tengo que fortalecer la pierna, pero estoy muy contenta de mi evolución.

—¿Recomendaría la clínica?
—Por supuesto. Allí trabajan grandes profesionales. Es una pena que la salud mental esté tan estigmatizada en nuestra sociedad. Existe una gran falta de información y la salud pública está saturada. Una consulta al año no sirve de nada, por lo que las personas que lo necesitan tienen que acudir al sector privado. Yo llevo toda la vida gastando dinero en mi salud porque afortunadamente he podido permitírmelo, pero ¿qué hace el que no puede pagarlo?

Un paso adelante por la salud mental

La clínica de salud mental SAMU Wellness, en colaboración con la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta de Andalucía, organizó el domingo 20 de noviembre en Sevilla la segunda edición de la Carrera por la Salud Mental, que reunió a cerca de 200 personas en el Parque del Alamillo de Sevilla. Este evento pretendía fomentar, a través del deporte, la autoestima e inclusión de las personas afectadas por patologías de salud mental y contribuir a erradicar el estigma social que pesa sobre ellas.

La carrera, que se desarrolló sin incidentes, partió del Cortijo del Alamillo a las diez de la mañana y discurrió a lo largo de cinco kilómetros por el perímetro del parque sevillano. Al ser una marcha festiva, se pudo realizar corriendo, andando e incluso con carritos o mascotas. En total, en la carrera participaron 170 corredores. Ya en la meta, se organizaron actividades infantiles y un taller de prevención del suicidio.

Minerva Salas, delegada territorial en Sevilla de la Consejería de Turismo, Cultura y Deportes fue la encargada de entregar los premios a los ganadores de esta prueba deportiva. Este año, en la categoría femenina, los premiados fueron Miryam Benítez, Andrea Hernández y Carmen Fernández. Mientras que en la categoría masculina el vencedor fue Sergio García, seguido de Gonzalo Vargas y Ramón Hernández.

Este evento popular y solidario estuvo patrocinado por Express Vip Pizza, Clínica al Tacto, Bodas 360, el gimnasio Lowfit, Power 360 y la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda, además de Kokotrainer, que animó la jornada con talleres de zumba; Kata Universo Catering, responsables del ambigú; y Escuela SAMU, que colaboró con la participación como voluntarios de sus estudiantes de los ciclos de Técnicos en Emergencias Sanitarias, Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería, Técnicos en Integración social y los alumnos de Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria.

II Carrera Por la Salud Mental de SAMU Wellness

II Carrera Por la Salud Mental de SAMU Wellness

España es uno de los países más consumidores de psicofármacos del mundo y las tasas de prevalencia de salud mental son “abrumadoras”, apuntan desde SAMU Wellness. Según datos de la Confederación Salud Mental España, una de cada cuatro personas tiene o tendrá problemas de salud mental a lo largo de su vida en nuestro país. Casi el 7% de la población está afectada por la ansiedad, la misma cifra que personas que sufren depresión. Además, entre el 2,5% y el 3% de la población adulta tiene un trastorno mental grave, lo que representa a más de un millón de personas.

Un tema tabú

“El estigma que rodea la salud mental contribuye a que se considere un tema tabú y sea difícil ver u oír campañas de prevención y tratamiento en los medios de comunicación. Más de la mitad de las personas con trastorno mental que necesitan tratamiento no lo reciben, y un porcentaje significativo no recibe el adecuado”, explican desde SAMU Wellness, que insiste en que eventos como esta II Carrera por la Salud Mental pueden contribuir a la visibilización de esta problemática.

Además, la práctica de la actividad física es una herramienta que no solo mejora nuestra salud física, sino que también influyen de lleno en la mejora de nuestra salud mental: reduce los efectos del estrés, libera endorfinas, mejora la autoestima y el estado de ánimo, y promueve la socialización del individuo, tal y como explican desde la clínica sevillana, cuyos usuarios participarán este domingo en la carrera.

Tras finalizar la carrera, SAMU Wellness organizó un taller de prevención del suicidio, que fue muy bien acogido.

A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cerca de 800.000 personas se suicidan al año. Estas cifras no contemplan los intentos de suicidio, cuyos datos son desconocidos, pero se presupone que alcanzan un número mucho mayor, ya que por cada suicidio consumado hay múltiples tentativas de suicidio, siendo el intento de suicidio no consumado el factor de riesgo individual más importante.

El suicidio no solo afecta a la persona que comete el acto, sino a todo su entorno familiar y social, por lo que el número de afectados por el problema se multiplica.

Los supervivientes del suicidio, nombre que se les da a familiares y amigos afectados, sufren uno de los duelos más complejos en los que en la mayoría de las ocasiones es necesaria la ayuda profesional.

Sin estrategia nacional

Teniendo en cuenta la alta prevalencia de este problema de salud pública, cabría esperar una estrategia a nivel nacional para su prevención, pero esa no es la realidad. Aunque existen algunos programas a nivel autonómico, España carece de una estrategia nacional para la prevención del suicidio, como sí existen para otras problemáticas sociales como los accidentes de tráfico, violencia de género o consumo de sustancias.

Para educar en la prevención del suicidio, la OMS ha elaborado una guía llamada Live Life (Vive la vida) en la que se mencionan como herramientas de prevención la difusión de información a través de los medios de comunicación de forma responsable, el desarrollo de aptitudes socioemocionales en la población y la restricción del acceso a los medios utilizados para suicidarse.

Dentro de esta estrategia, los expertos subrayan como factores fundamentales la detección a tiempo, la evaluación, el tratamiento y el seguimiento de las personas que muestren este tipo de conductas.

II Carrera Por la Salud Mental de SAMU Wellness

II Carrera Por la Salud Mental de SAMU Wellness

Roberto Alconada, psicólogo de SAMU Wellness: “Hablar del suicido no incita a hacerlo a otras personas”

Roberto Alconada Padilla (Sevilla, 1994) forma parte del equipo de psicólogos de la clínica de salud mental SAMU Wellness desde hace casi cuatro años. Evalúa e interviene con personas que padecen algún tipo de trastorno mental mediante terapias individuales y grupales. Una de sus especialidades es el suicidio.

—Cada 10 de septiembre se conmemora en todo el mundo el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo, el suicidio ha sido un tema tabú. ¿Qué ha cambiado?
—Considero que el suicidio sigue siendo un tema tabú hoy en día. Es cierto que cada vez existen más campañas de sensibilización y son más las personas que hacen públicas sus vivencias relacionadas con el tema, pero la realidad es que hace falta hablar más de ello. Si bien existen desde hace tiempo campañas para otros problemas sociales como son los accidentes de tráfico y el consumo de sustancias, la conducta suicida no ha tenido tanta suerte. Es ese el motivo por el que las cifras no han disminuido desde que se tiene constancia, a diferencia de esos otros problemas de salud pública en los que sí se han visto una disminución significativa.

—Cada año, alrededor de 700.000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo, según datos de la agencia de la Naciones Unidas. Tal es la situación que la Organización Mundial de la Salud ha llegado a calificarlo como la epidemia del siglo XXI. A pesar de estos datos, ¿por qué cree que la sociedad, en general, da la espalda a este problema?
—El tabú existe porque el suicidio ha tenido unos precedentes a lo largo de la historia. Hablamos de que hace cientos de años la persona que se suicidaba se la consideraba rechazada y confiscaban todas sus propiedades, además de negarle la sepultura. En otras épocas, el suicidio era castigado con penas muy graves que siempre salpicaban a la familia del suicida. Hoy en día, sin existir esas medidas, prevalecen muchos mitos que dificultan hablar del suicidio como se debería. Todo esto ha ido contribuyendo a interiorizar el mensaje de que hablar del suicidio es algo malo o que hay que encubrir y dificultar la creación de campañas de sensibilización que ayuden a prevenirlo.

—En las redacciones de los medios de comunicación, durante mucho tiempo, y aún hoy, ha existido la norma de no publicar noticias cuando la causa de la muerte es el suicidio por un posible efecto contagio o imitación. ¿Existe realmente este efecto o es un mito?
—Está más que comprobado que hablar del suicidio es un factor protector para el mismo. Hablar del suicidio no incita, provoca ni introduce la idea en la cabeza de las personas y, mucho menos, existe un efecto contagio. Los medios de comunicación tienen protocolos y existen algunas recomendaciones para que traten el tema de forma responsable, como nunca indicar el método o no caer en romantizar o idealizar la conducta suicida. El problema es que, ante el miedo generalizado y la falta de información, se acaba optando por no hablar del tema, lo que alimenta la idea de que el suicidio es un tabú. La investigación hasta la fecha indica el efecto protector que tienen las campañas de sensibilización y ayuda, pero luchar contra los miedos y tabúes no es algo sencillo. La creación del número de ayuda para la prevención del suicidio (024) es un logro en este país, y está dando unos resultados magníficos después de haber atendido a miles de personas. Esto es un ejemplo de una medida social necesaria para un problema de salud pública.

—Los motivos que llevan a una persona a suicidarse son muy variados, pero, en función de su experiencia y sus pacientes, ¿cuáles son las principales causas?
—En SAMU Wellness estamos acostumbrados a tratar con personas con una patología mental y ésta es una población vulnerable al suicidio. Si bien trastorno mental y conducta suicida son dos variables que están muy relacionadas, la ideación autolítica está presente mucho más allá. La conducta suicida no implica solamente el acto de suicidarse, lo que sería la manifestación más grave. En su expresión más leve aparece una idea pasiva de acabar con lo que nos genera malestar de forma rápida e indolora. La realidad es que esta ideación pasiva es más común de lo que parece, ya que hay un porcentaje de personas que en algún momento de sus vidas tienen pensamientos o deseos suicidas que nunca llegan a materializarse. Aunque existan desencadenantes, el suicidio siempre es multicausal. Tenemos que entender al ser humano como una balanza que se compone de factores de riesgo y de protección y, siempre que los factores de protección tengan más peso que los de riesgo, el ser humano apostará por la vida. Tener redes de apoyo, vínculos significativos, estrategias de afrontamiento, gestión emocional y buena salud mental son algunos de los factores que más nos protegen frente a la conducta suicida. Cualquier persona que carezca de ellos es vulnerable a la aparición de ideación suicida.

—¿Cuáles son las principales señales de alerta?
—La realidad es que se conoce que, en un porcentaje muy alto, la persona que se suicida lo ha llegado a comunicar previamente, ya sea de manera verbal o no verbal. Entre las señales verbales más comunes destacan comentarios o verbalizaciones negativas sobre sí mismo o sobre su vida, sobre su futuro y despedidas verbales o escritas. Comentarios como “mi vida no tiene sentido“, “estoy harto de esta situación”, “las cosas no van a mejorar” o “me gustaría dejar de sufrir y no sé cómo”. Entre las señales de alarma no verbales destacan cambios repentinos de conducta, consumo de sustancias, alteración del sueño, regalar objetos muy personales, preciados y queridos, cerrar asuntos pendientes, preparar documentos para cuando uno no esté, extraña tranquilidad después de un periodo de angustia.

—¿Qué debemos y que no debemos hacer cuando detectamos algunas de estas señales en alguna persona cercana a nosotros?
—Lo primero de todo es preguntar. Muchas veces por temor a la respuesta preferimos no indagar en cómo se encuentra la persona, lo que acaba provocando que no hablemos de ello. Si detectamos que alguien en nuestro entorno pueda tener pensamientos de este tipo es mejor escuchar que buscar a toda costa qué decir. Si la persona es capaz de expresarlo, tenemos que validar lo que está compartiendo con nosotros y bajo ningún concepto juzgarlo. No existen frases milagrosas o consejos de autoayuda, ni tampoco debemos hacerle ver lo bonita que es la vida porque esa persona, en su situación, no es capaz de verla del mismo modo que tú. Acompañar a la persona, escucharla y ofrecerle un espacio para que pueda expresar sus pensamientos es primordial. Lo más importante es ofrecer nuestra ayuda y orientarla a que pida ayuda profesional.

—¿Qué tipo de trabajo se realiza en SAMU Wellness con las personas en esta situación?
—Ofrecemos un lugar seguro en el que ellos permiten dejarse ayudar y sostenerse cuando no son capaces de hacerlo por sí mismos. Evaluamos muy bien los desencadenantes que han llevado a esa persona a desarrollar la ideación autolítica o a llevarlo a cabo. Le ofrecemos las herramientas y recursos necesarios para poder trabajar con esos desencadenantes y pueda anclarse a la vida. Como eje principal, ayudamos a la persona a acabar con el sufrimiento de una manera funcional y que aprenda a pedir ayuda si vuelve a sentirse en una situación de crisis.

—¿Se trabaja también con sus familiares?
—Trabajar con la conducta suicida implica aprender a identificar las señales de alarma para poder prevenirlas, y ahí la familia tiene un papel fundamental en esto. Como forma preventiva, pedimos a la familia que reduzcan el acceso a medios letales y refuercen el vínculo que tengan con la persona para convertirse en figuras de sostén. Es muy importante enseñar a los familiares esos indicadores de riesgo suicida y qué deben hacer si su familiar se encuentra en crisis.

—¿Cómo se aborda el duelo con las familias?
—Se llama superviviente tanto a la persona que ha conseguido superar una situación de crisis suicida como a aquella que ha perdido a un familiar por suicidio. Y es que el duelo por suicidio es uno de los duelos más complicados. Tenemos interiorizado que las personas se mueren, que las personas mayores tienen más probabilidades de morir (lo que nos ayuda a vivir el duelo de forma anticipada) y, en muchas enfermedades crónicas, comprendemos que la muerte es algo inevitable. Como seres humanos entendemos que son causas que se salen de nuestro control y poco podemos hacer para evitarlo. La muerte por suicidio no tiene las mismas características y aceptar la intencionalidad autolítica de la persona es algo complejo. Además, las familias necesitan dar una explicación a la conducta del fallecido. En algunas ocasiones, la culpa les acompaña, probablemente como forma de buscar una explicación irracional a la conducta. Es común que la familia repase los últimos días del fallecido y se pregunten injustamente qué podrían haber hecho para haberlo evitado. Otras veces, aparecen emociones como la rabia o el enfado hacia la persona fallecida, pues jamás llegan a explicarse el por qué acabaron tomando esa decisión. Estas emociones pueden dificultar que se elabore el duelo de forma natural y será necesario trabajarlas con ayuda profesional.

Zancadas por la salud mental

El 10 de octubre es una fecha señalada en el calendario de la clínica de salud mental SAMU Wellness, pues es el Día Mundial de la Salud Mental. Esta fecha, como apuntan desde el centro sanitario, tiene como objetivo concienciar, informar y visibilizar las altas tasas de prevalencia de trastornos mentales que existen actualmente en todo el mundo. La salud mental es una parte integral en el ser humano ya que no hay salud sin salud mental.

Para celebrar dicho día, la clínica SAMU Wellness, ubicada en Montequinto (Dos Hermanas, Sevilla), en colaboración con Escuela SAMU y la Junta de Andalucía, organizó la I Carrera Popular por la Salud Mental, con el objetivo de concienciar a la población de los beneficios psicológicos del deporte y dar visibilidad a la salud mental a través del deporte. La prueba tuvo lugar en el sevillano Parque del Alamillo el domingo 24 de octubre con la participación de centenares de participantes, entre los que se encontraban familiares, pacientes y trabajadores de SAMU Wellness.

La carrera tuvo un recorrido de 5 kilómetros por el interior del parque. Arrancó a las diez de la mañana y, posteriormente, a las doce, se celebró una jornada de convivencia que incluyó música en directo y animación infantil.

España es uno de los mayores consumidores de psicofármacos y las tasas de prevalencia de patologías de salud mental son abrumadoras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que una de cada cuatro personas tiene o tendrá problemas de salud mental. Además, este tipo de patologías son las que mayor discapacidad generan a nivel mundial.

El estigma que rodea a la salud mental contribuye a que éste se considere un tema tabú y hace que sea difícil oír campañas de prevención y tratamiento en los medios de comunicación. Más de la mitad de las personas con trastorno mental que necesitan tratamiento no lo reciben, y un porcentaje significativo no recibe el adecuado. Aunque recientemente se están añadiendo tratamientos psicológicos en atención primaria, la principal respuesta del sistema sanitario a problemas de ansiedad y depresión sigue siendo el uso de psicofármacos. Si unimos a esto que sólo en España en 2019 se suicidaron 3.671 personas (de las cuales 2.771 eran hombres y 900, mujeres) y que existen escasas campañas de prevención, nos encontramos con un problema de salud pública que es necesario visibilizar. Todo lo anterior contribuye a que muchos problemas de salud mental se cronifiquen y la persona tenga dificultades a la hora de pedir ayuda y recibir herramientas para tratarlos.

El deporte es una herramienta que mejora nuestra salud física e influye de lleno en nuestra salud mental. Hacer deporte, además de los conocidos beneficios físicos, contribuye a reducir los efectos del estrés, liberar endorfinas y mejorar nuestro estado de ánimo. La práctica de la actividad física se convierte en un hábito saludable y una herramienta idónea para regular la ansiedad, promoviendo la socialización con el entorno. Asimismo, hay estudios que aseguran que los sujetos con más actividad física presentan mejores niveles de salud mental.

800.000 personas se suicidan al año en el mundo

A nivel mundial, la OMS calcula que cerca de 800.000 personas se suicidan al año. Estas cifras no contemplan los intentos de suicidio, cuyos datos son desconocidos, pero se presupone un número mucho mayor, ya que por cada suicidio consumado hay múltiples tentativas de suicidio, siendo el intento de suicidio no consumado el factor de riesgo individual más importante.

El suicidio no solo afecta a la persona que comete el acto, sino a todo su entorno, por lo que el número de afectados por el problema se multiplica. Los supervivientes del suicidio, nombre que se les da a familiares y amigos afectados, sufren uno de los duelos más complejos en los que en la mayoría de las ocasiones es necesaria la ayuda profesional.

Teniendo en cuenta la alta prevalencia de este problema de salud pública, cabría esperar una estrategia a nivel nacional para su prevención, pero esa no es la realidad. Aunque existen algunos programas a nivel autonómico, España carece de una estrategia nacional para la prevención del suicidio, como sí existen para otras problemáticas sociales como los accidentes de tráfico, violencia de género o consumo de sustancias.

Para educar en la prevención del suicidio, la OMS ha elaborado una guía llamada Live Life (Vive la vida) en la que se mencionan como herramientas de prevención la difusión de información a través de los medios de comunicación de forma responsable, el desarrollo de aptitudes socioemocionales en la población y la restricción del acceso a los medios utilizados para suicidarse. Es fundamental la detección a tiempo, la evaluación, el tratamiento y el seguimiento de las personas que muestren este tipo de conductas.

Hablar del suicidio como problema de salud pública

El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España, duplicando a las que se producen en accidentes de tráfico. Cada día mueren en nuestro país 10 personas por este motivo, según datos oficiales. El suicidio representa un gran drama social, que afecta no sólo a la persona que comete el acto, sino también, de forma muy sensible, a su entorno. Se estima que cada suicidio afecta a una media de 10 personas de su ambiente, entre familiares y amigos. Son los llamados por los expertos como “supervivientes del suicidio”. El duelo por suicidio es uno de los más complicados y en muchas ocasiones es necesaria la ayuda profesional.

Por desgracia, debido al estigma social que lo acompaña, y a la poca dedicación de recursos públicos, existen muy pocos programas de prevención del suicidio.
El 10 de septiembre se celebró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, motivo por el cual la clínica de salud mental SAMU Wellness Miguel de Mañara, en colaboración con el Ayuntamiento de Dos Hermanas, organizó el primer Encuentro por la Prevención del Suicidio con el fin de visibilizar este drama social y concienciar a la población de la importancia del suicidio como problema de salud pública.

Este encuentro se llevó a cabo en el Parque de los Pinos de Montequinto, en Dos Hermanas (Sevilla), contó con la participación de profesionales y pacientes de la clínica SAMU Wellness, que participaron en varios talleres de concienciación, así como de ciudadanos del municipio de Dos Hermanas. El encuentro se clausuró con un concierto a cargo de Manuel Muñoz.

Al acto también acudieron varios miembros de la dirección de SAMU, como Maribel Álvarez Leiva, directora del área Hospitalaria de SAMU, y Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU y fundador de la organización, que este año cumple su 40 aniversario.

Durante el encuentro, personal técnico de la clínica de salud mental SAMU Wellness ofreció a los asistentes pautas y recomendaciones para detectar comportamientos suicidas y para trabajar en la atenuación de posibles tendencias de suicidio.

Según el equipo psicológico de SAMU Wellness, es importante desterrar una serie de falsos mitos asociados al suicidio que favorecen que el tema siga siendo para muchos un tabú.

Entre estos falsos mitos más extendidos destaca, por ejemplo, el hecho de que hablar del suicidio pueda incitar a que alguien lo haga. Es una afirmación falsa, ya que está demostrado que preguntar y hablar con la persona con intención suicida acerca de ello disminuye el riesgo de cometer el acto. La persona se siente escuchada y no juzgada, lo que facilita la expresión emocional y apertura a recibir ayuda.

Otro falso mito es aquel que asegura que el que dice que se va a suicidar, nunca lo hace, y también, al contrario, que quien lo hace, no avisa. La mayoría de las personas que consuman el suicidio previamente expresaron su intención a través de indicadores verbales o no verbales. Así como aquel que asegura que todo el que se suicida está deprimido. Se trata de una equivocación, ya que el suicidio es multicausal, es decir, no depende exclusivamente de una variable.

SAMU Wellness: Una mano tendida a los incomprendidos

En su afán por ayudar y asistir a las personas que más lo necesitan, SAMU, con el Dr. Carlos Álvarez Leiva a la cabeza, dio un paso más en su diversificación y en el verano de 2017 abrió su primera clínica de salud mental, SAMU Wellness, en Montequinto (Dos Hermanas, Sevilla), con un equipo interdisciplinar que ha crecido de forma notable entre psiquiatras, psicólogos, médicos generalistas, enfermeros especializados en salud mental, fisioterapeutas, nutricionistas y un equipo asistencial formado por auxiliares y celadores.

“El tratamiento de la enfermedad mental es global e integrador. No podemos abordar la curación de una persona enferma sin atender también sus circunstancias vitales, su biografía, su interrelación social y, por supuesto, su biología. Esto requiere a múltiples profesionales, cada uno especializado en un campo de la terapéutica, para así abordar la alteración biopsicosocial del paciente”, apuntan desde la dirección de la clínica. “Nosotros trabajamos bajo el concepto de comunidad terapéutica. Todos los elementos personales, materiales, normativos y estructurales del centro que rodean al paciente son concebidos como agentes terapéuticos e intervienen en el desarrollo psicológico del paciente. SAMU Wellness no es un hospital psiquiátrico ni una residencia mental al uso basada en tratamientos individualizados. El propio centro es el principal instrumento terapéutico para el paciente”.

Las patologías que se tratan en esta clínica son muy diversas, desde el trastorno bipolar o esquizofrenia hasta el trastorno límite de personalidad, pasando por desintoxicaciones por consumo de alcohol y droga, episodios psicóticos, trastorno adaptativo con síntomas ansioso depresivos o pacientes con trastorno de conducta alimentaria, entre otros. “Uno de los problemas que tiene hoy la sociedad es el de las adicciones, por lo que atendemos a muchas personas con adicciones o patología dual, que sufren una adicción y un trastorno mental”, explica Clara Buzón, subdirectora de SAMU Wellness.

La evolución de la clínica en estos años ha sido muy notable. Desde que el centro abrió en 2017 hasta finales de 2020, se han realizado 4.506 atenciones y se les ha dado el alta a 696 pacientes. Durante el periodo 2017-2018, se atendió a 1.062 pacientes, con una media de 88,5 usuarios al mes. En 2020, se atendieron a 1.797 personas, lo que supone un promedio mensual de unas 150 personas.

Las instalaciones del centro también han crecido con los años en función de la demanda y las necesidades de los pacientes. “Empezamos con tres pacientes y ahora podemos llegar a tener unos 20 pacientes hospitalizados, además de los pacientes de las consultas externas y los del Hospital de Día. Hemos creado espacios al aire libre para que hagan deporte y salas audiovisuales. No queremos que se sientan encerrados. Esto no es un hospital psiquiátrico común”, aclara Clara Buzón.

Además del edificio central y el Hospital de Día, SAMU Wellness cuenta con un apartamento independiente. Aquí viven los pacientes que, tras un ingreso hospitalario, ya pueden dar un paso más en su recuperación pero que aún no están preparados para volver a casa. “Muchas de estas personas, debido al deterioro que han sufrido a causa de su enfermedad, han dejado de lado su higiene personal, no son capaces de autogestionarse la comida y otros aspectos del día a día. Aquí les ponemos unas metas y trabajamos con ellos para que se conviertan en personas autónomas. También contamos con un hogar con seis plazas. Tienen supervisión del personal pero prácticamente viven solos. Se lavan su ropa, hacen la compra, cocinan… Éste es el paso previo a volver a su domicilio, y pueden permanecer aquí el tiempo que necesiten hasta que se sientan autónomos para vivir solos”, continúa la subdirectora de la clínica.

En 2019, gracias a su experiencia en SAMU Wellness, Fundación SAMU decidió abrir un segundo recurso de salud mental en Santa Cruz de Tenerife. Hogar San Lázaro surgió de una llamada de emergencia. El Diputado del Común (equivalente en Canarias al Defensor del Pueblo) pidió a SAMU que se hiciera cargo del centro, que la anterior gestora iba a abandonar. Se trata de un recurso para personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental de grado 1 y 2, con capacidad para 18 usuarios. SAMU respondió y acondicionó el centro, que estaba muy deteriorado, y en noviembre de 2019 estaba listo para recibir a los usuarios aplicando los estándares de calidad y bienestar que caracterizan SAMU Wellness.

“Este tipo de usuarios suelen ingresar en contra de su voluntad, porque las familias han tomado la decisión, y ellos sienten que están controlando su vida”, cuentan desde la dirección del Hogar. Pero eso va cambiando: “El periodo de adaptación suele ser un mes. Entonces comprueban que están bien y tienen libertad, que salen y se fomentan sus gustos. Ven que tienen el apoyo de compañeros, con los que se sienten identificados”. Y entonces comprenden que han llegado a un verdadero hogar. “Ahora todos los que viven aquí quieren seguir”. Eso significa que se está cumpliendo el objetivo.

Un punto de inflexión en sus vidas

Las distintas áreas de trabajo de SAMU coinciden en un objetivo final: ayudar a las personas. Desde traslado de críticos a menores o SAMU Wellness, el equipo de SAMU ha cambiado la vida de cientos de personas. En las próximas líneas rescatamos algunas de estas historias.

Una odisea de 155 kilómetros hacia la vida

Con el objetivo de salvar la vida a una niña de tan solo 20 meses, efectivos de la Guardia Civil y de cuerpos sanitarios, entre los que figuraba SAMU Málaga, llevaron a cabo en la primavera de 2017 una misión extraordinaria cuyos protagonistas difícilmente olvidarán. Consistió en el traslado de la pequeña desde el Hospital Materno de Málaga hasta el Hospital Reina Sofía de Córdoba en una situación crítica, que requirió la máxima coordinación, un despliegue logístico con muy pocos precedentes en el traslado de críticos, y el mejor desempeño de todas las personas implicadas para dar una oportunidad a una vida que tan solo comenzaba.

La pequeña estaba ingresada en el Hospital Materno de Málaga pendiente de unos estudios que debían determinar si necesitaba un trasplante cardíaco. En ese trance, sin embargo, su situación empeoró y pasó a la UCI. Allí tuvo que ser conectada a un complejo sistema capaz de mantenerla con vida sustituyendo sus funciones vitales (ECMO, Oxigenación por Membrana Extracorpórea), pero este equipo solo podía ser útil para la paciente durante unos días.

La niña requería su traslado urgente al Hospital Reina Sofía de Córdoba: primero, porque necesitaba un trasplante cardíaco que sólo se realiza en este centro; y, segundo, porque en el Reina Sofía disponían de otro equipo ECMO más sofisticado al que la pequeña podría estar conectada durante más tiempo, mientras esperaba la llegada de un donante compatible.

Las circunstancias eran cualquier cosa menos rutinarias. El ECMO debía instalarse en una UVI Móvil, un procedimiento para el que no existía manual, que nunca se había realizado en Andalucía y que en España sólo había uno o dos antecedentes. Además, el traslado debía realizarse sin ningún parón, frenazo o contratiempo durante los 155 kilómetros del trayecto.

La responsabilidad logística recayó en el Técnico en Emergencias Sanitarias de SAMU Málaga Francisco Guerrero, especializado en traslado de pacientes críticos, que actuó con el apoyo de dos de sus compañeros, Miguel Ángel Maisanaba (TES) y Tatiana Mérida (enfermera). “Nunca lo olvidaré. Ha sido mi mayor reto profesional y una responsabilidad enorme”, explica Francisco Guerrero.

El TES de Málaga se reunió en el Materno con el equipo de la UCIP (Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos). “Estuvimos cinco horas reunidos intensivistas, perfusionistas, enfermeros de UCIP y un cirujano cardiovascular para estudiar si era posible realizar un traslado con ECMO en una ambulancia. Desmontamos otro ECMO que tenían allí similar al que estaba conectado la niña y vimos dónde y cómo podíamos transformar la UVI para que todo se acoplara y para que su funcionamiento no se viera afectado en ningún momento durante el traslado”, relata.

Equipo de críticos de SAMU Málaga

Equipo de críticos de SAMU Málaga

La problemática se acrecentaba porque todo el material electromédico debía estar conectado a la red eléctrica y ésta debía mantener el abastecimiento de energía durante el trayecto: “consola de la ECMO, calentador, filtros, alrededor de 15 bombas de perfusión, respirador, monitores y un largo etcétera”, enumera el especialista de SAMU Málaga. “Me vi rodeado de grandes profesionales a los que tenía que explicar cómo actuar en mi ámbito, una UVI Móvil, algo que desconocían”.

Además de la UVI Móvil titular, se movilizó una segunda por si la primera sufría problemas eléctricos. El dispositivo se replicó en esta segunda, en la que también se cargó el soporte físico de la ECMO después de que el equipo desmontara “hasta todo lo desmontable” para mantener el soporte de la pequeña. “No podía salir bien, tenía que salir perfecto. No había lugar para el error”. En la UVI que transportaba a la niña estaban operativos dos intensivistas, una enfermera de UCIP, un perfusionista controlando la ECMO, y la enfermera de SAMU Tatiana Mérida y el propio Guerrero. En la otra unidad, otra enfermera de UCIP y un cirujano cardiovascular preparado para actuar en caso de urgencia. Además, participó el 061 Málaga a cargo de un VIR (Vehículo de Intervención Rápida) con un técnico, un enfermero y un médico.

A las 8:00 del 31 de mayo comenzó la operación en el Materno, con salida de los vehículos a las 11:00 y llegada al Reina Sofía alrededor de las 13:00 horas.

Desde Málaga, dos motos de la Guardia Civil abrieron paso a la comitiva a fin de garantizar que el transporte no sufriera ningún tipo de interrupción ni percance, y, ya en la provincia de Córdoba, dieron el relevo a un vehículo de la propia Benemérita que llevó a los sanitarios hasta la misma puerta del hospital cordobés.

En total, fueron 155 kilómetros en unas dos horas de máxima tensión que acabaron en éxito gracias a la coordinación de todos los implicados. Para la pequeña, fue un paso más, impulsado por más de treinta especialistas de los servicios sanitarios y de seguridad, en su particular carrera hacia la vida.

Juan Carlos Moreno: “Mi gran logro es haber podido sacar todo lo malo que tenía desde hace años en mi interior”

Juan Carlos Moreno ingresó en la clínica de salud mental SAMU Wellness en el verano de 2020 tras pasar el confinamiento de marzo por la pandemia de Covid-19 en un centro especializado en el tratamiento de adicciones de Sevilla. La suya es una historia de superación personal, con el apoyo de la familia de SAMU Wellness. Recuerda que comenzó a salir con sus amigos de noche a los 17 años y, en torno a los 24, comenzaron sus problemas de adicción, no solo de alcohol, sino también de drogas más duras. Él mismo se define como un consumidor social, aunque admite que el nivel de consumo de alcohol y drogas era mayor al de sus compañeros.

“Nunca he consumido todos los días de forma compulsiva, era más bien un consumidor social, pero reconozco que no controlaba la situación”, admite Juan Carlos Moreno, madrileño que hoy tiene 39 años y ha pasado por numerosos centros de desintoxicación. “El estrés, la ansiedad y la frustración me hacían consumir y buscar la evasión a través de estas sustancias. Empezaba con unas cervezas, hasta que se me iba de las manos y mezclaba el alcohol con cocaína”.

Juan Carlos Moreno

Juan Carlos Moreno

Hasta que llegó a la clínica de salud mental SAMU Wellness en julio de 2020, Juan Carlos siempre había recibido terapia para superar sus adicciones pero sin profundizar en el fondo del problema, sin realizar un abordaje integral a su situación. “Yo necesitaba apoyo psicológico, no solo terapia de grupo. Estaba cansado ya de las terapias de grupo, y solo hacía recaer una y otra vez”, reconoce.

Juan Carlos pasó el confinamiento de primavera en un centro de adicciones de Sevilla. Allí conoció a una mujer sumida en una profunda depresión. “No se movía, no interactuaba. Estaba muerta en vida. La trasladaron a SAMU Wellness y cuando volvió tres semanas después era otra persona. Era feliz. Me miró y me dijo: ‘Eso es lo que tú necesitas’. Yo no la escuché, no le hice caso. Me fui a Madrid y volví a consumir”, cuenta el madrileño. “Toqué fondo y fue entonces cuando le pedí a mi compañera que me pusiera en contacto con el equipo de SAMU”.

Juan Carlos ha pasado seis meses en las instalaciones de la clínica en diferente régimen, desde un ingreso hospitalario hasta la convivencia con un compañero en una casa de SAMU, pasando por el Hospital de Día. “En SAMU han ido más allá de mis problemas con las adicciones. Han ido al origen del problema y han realizado un trabajo integral. No han tratado mis adicciones como un problema aislado sino vinculado a otro problema que me diagnosticaron ya de adulto, el TDH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)”, explica Juan Carlos Moreno.

“De pequeño, mi familia y mis profesores siempre me consideraron un niño malo e inquieto. Estudiaba en el último minuto y tenía problemas de concentración. Nunca se me dieron bien las Ciencias. Tuve muchos profesores particulares pero cuando llegaba el examen, no era capaz de entender qué me pedían y suspendía. La rabia y la frustración era enorme. Mi familia nunca me apoyó y siempre me han considerado una bala perdida”, relata el joven.

“En SAMU Wellness he logrado soltar todo lo que tenía dentro y me hacía tanto mal. He podido superar el duelo de mi madre. Mi madre murió sin verme bien y eso me ha provocado mucho sentimiento de culpa durante muchos años. He podido hablar de toda mi mierda y me han ayudado a gestionar mis emociones y a controlar mis impulsos”.

Juan Carlos tiene planes de futuro en Sevilla, donde quiere formarse para ayudar a otras personas en una situación similar a la suya. “No quiero volver a Madrid, aunque mi familia esté allí, creo que en estos momentos puede ser perjudicial para mí y para mi evolución. Ahora me encuentro muy bien. Si yo me encuentro bien a nivel psicológico, no tengo necesidad de consumir”.

Juan Carlos Moreno lleva ya casi un año sin consumir, pero, como él mismo asegura, el verdadero logro no es ése, sino haber podido sacar todo lo malo que llevaba años en su interior, ser capaz de afrontar con autonomía sus problemas del día a día y decidir por si mismo no volver a Madrid porque no le va a hacer ningún bien. “Ese es mi gran logro”.

Ismael Kone: “Cuando veo chicos deprimidos, les enseño fotos mías de cuando llegué a España y les cuento cómo es posible salir adelante”

Bounama Sarr e Ismael Kone forman parte de la plantilla del centro de Recepción de Menores Extranjeros no Acompañados (Recep) del Campo de Gibraltar y del Centro Extranjero de Primera Acogida (CEPA) de Pelayo (Algeciras), ambos gestionados por Fundación SAMU. Aquí atienden y ayudan diariamente a los menores inmigrantes que cruzan en patera el Estrecho de Gibraltar en busca de un futuro mejor. Actúan de mediadores, ya que ambos conocen a la perfección qué piensan y qué sienten estos chicos. Hace no mucho tiempo ellos atravesaron la misma situación como jóvenes migrantes.

Hoy han conseguido salir adelante bajo la tutela de SAMU y un extraordinario espíritu de superación.

Ambos jóvenes, hoy amigos, se marcharon de su casa cuando apenas tenían 16 años. Sarr, como todo el mundo conoce a Bounama Sarr, es natural de Senegal. Gracias a los ahorros de su padre, pudo viajar en coche hasta Mauritania y luego en avión hasta Marruecos, donde estuvo ocho meses trabajando como albañil y en un mercado, entre otras cosas, hasta que logró cruzar a España. “Intenté cruzar a España hasta en 14 ocasiones, pero siempre me pillaban. Sufrí mucho, me maltrataron. Nunca me imaginé que viviría cosas así”, reconoce el joven.

Bounama Sarr e Ismael Kone, junto a Nicolás Torres.

Bounama Sarr e Ismael Kone, junto a Nicolás Torres.

La última vez que intentó cruzar, en marzo de 2018, hacía muy mal tiempo. Era de noche y la tempestad casi hunde la embarcación en la que viajaba. “Nos salvamos gracias a la ayuda de Dios. Estábamos más muertos que vivos”, relata Sarr, aunque no todos sus compañeros sobrevivieron. “Había dos pateras con once personas cada una, y, a los cinco minutos de partir, la embarcación en la que iba yo se pinchó. Nadé como pude hasta la otra embarcación. Pasé mucho miedo. Estaba lloviendo. Mi único objetivo era sobrevivir”. Sarr logró alcanzar la segunda patera, ya de por sí sobrecargada. Sólo él lo consiguió.

Ismael no tuvo mucha mejor suerte. Natural de Boundiali, en Costa de Marfil, el joven llegó a San Fernando el 28 de octubre de 2017, con 16 años. “El viaje no fue fácil porque tuve que pasar por diversos países como Mali, Argelia y Marruecos. No tenía dinero y estaba solo frente a mi destino, joven, asustado y preocupado por mi familia. No tuve tiempo de explicarle a mi madre que pretendía viajar a Europa, ni ganas de decírselo porque me preocupaba su salud y la de mi padre”, confiesa Ismael.

Ambos jóvenes decidieron emigrar para encontrar un trabajo digno y poder ayudar económicamente a sus familias. La hermana de Sarr ya había hecho el mismo camino antes que él y actualmente vive en Mallorca. “España es la puerta de Europa, de ahí que fuese mi destino”, explica Ismael. “Cuando vivía en Senegal, veía vídeos de España. Me gustaba mucho aunque no entendía nada de lo que decían los vídeos. El sueño de mis amigos era ir a Francia, pero yo tenía claro que prefería España”, añade Sarr.

Ismael reconoce que lo que más le llamó la atención cuando llegó a nuestro país fueron las infraestructuras, como los edificios y las carreteras, pero también ver a tantas personas diferentes. “Lo que más me sorprendió fue ver a tantas personas blancas, les miraba y ellos me miraban con incredulidad. No podía creer que estuviera en Europa”. A Sarr, sin embargo, le llamó la atención “el racismo” que sufrió. “No me lo esperaba. Me trataron mal y me sorprendió mucho encontrarme con ese rechazo inesperado”.

Ambos jóvenes fueron derivados a diferentes recursos para menas (Menores Extranjeros no Acompañados). Ismael pasó por el Centro de Menores Juan Ramón Jiménez en Huelva, la UATE Arcos en Arcos de la Frontera y el ARB El Bosque en Algeciras (los dos últimos de SAMU); mientras que Sarr estuvo en los recursos que SAMU tiene en Jimena de la Frontera y Pelayo, ambos en la provincia de Cádiz.

Todo lo que soy lo aprendí en SAMU. Gracias a SAMU he podido aprender el idioma, la cultura española, he estudiado. Me han ayudado muchísimo. Han cubierto todas mis necesidades. Juan Rodrigo Gil, antiguo director del UATE de Jimena de la Frontera, ha sido un padre para mí. Me quería demasiado y yo no sabía por qué. Él siempre me decía, ‘Sarr, tú tranquilo. Sigue trabajando duro como hasta ahora y llegarás lejos. Tienes mucho futuro en SAMU”.

Ismael también tiene palabras de agradecimiento para sus educadores. “En SAMU he aprendido a tener una disciplina, el idioma, la cultura española y las posibilidades que se me brindaba a la hora de legalizar mi situación en España y poder adentrarme en el mercado laboral. SAMU me ha ayudado mucho a la hora de la integración, tanto social como laboral. También he conocido a muchas personas con las que sé que puedo contar a lo largo de mi vida”, destaca el joven marfileño.

“La persona que más me ha ayudado ha sido Laura Rodríguez, ex directora de la UATE Arcos. También Palma Díaz como directora de El Bosque y, por último, Karen Gil, directora del centro donde trabajo en la actualidad. Todas ellas han confiado en mí cuando era menor y ahora como trabajador”.

Al cumplir la mayoría de edad, tanto Sarr como Ismael decidieron ayudar a otros jóvenes en la misma situación que ellos.

“Después de toda la experiencia que viví durante mi estancia en centros de menores creo que puedo ayudar a otros chicos a entender el funcionamiento de un recurso de estas características. También, a través de mi ejemplo, pueden ver cómo uno puede cambiar de vida si tienes un buen comportamiento, si tienes actitud y objetivos. La empatía que puedo llegar a tener con los chicos es más fuerte que otros trabajadores que no han pasado por la situación de tener que emigrar de su país y en las mismas circunstancias que las mías”, explica Ismael Kone, que reconoce que lo que más le gusta de su trabajo es “poder ayudar a los menores en su evolución desde su llegada hasta la salida del centro donde trabajo”.

La voz de la experiencia

“Cuando llegan al centro, les hablo un poco de mi pasado, de cómo era antes de llegar al centro y de mi estancia en él. Les cuento que llegué como ellos, sin nada, y que, en la actualidad, lo que tengo es gracias a SAMU. El idioma, el trabajo, la documentación… Les hablo de todo lo que he conseguido”, explica Ismael. Su compañero Sarr también utiliza la misma metodología. “Cuando veo a los chicos deprimidos, tristes o perdidos, les enseño fotos mías de cuando llegué y les cuento mi evolución hasta ahora y cómo es posible salir adelante”.

Recientemente, ambos jóvenes estuvieron un mes trabajando en Las Palmas de Gran Canarias como refuerzo en los recursos de SAMU ante la llegada masiva de inmigrantes en 2020, muchos de ellos menores de edad. “Lo que más me llamó la atención fue la cantidad de menores que llegaron a la isla”, apunta Ismael. “Los niños llegaban muy asustados, sobre todo los menores procedentes del Sáhara por los conflictos que se están generando en su tierra. Los menores que proceden de países como Mali también están muy asustados por temas bélicos y terroristas”.

Tanto Sarr como Ismael han logrado regularizar su situación en España y, de momento, no se plantean marcharse del país, aunque no descartan nada. “En la actualidad estoy bien en España pero no descarto viajar a otros países si el destino me lleva a ello. Después de todo lo vivido, ahora estoy centrado en el día a día, vivo el momento. Hoy estoy trabajando para SAMU pero no sé que me puede deparar el futuro. No pienso a largo plazo, pero si me gustaría poder seguir ayudando a los chicos que llegan a España y también me gustaría tener mi propia familia en un futuro, así como un negocio en mi país”, apunta Ismael. Sarr también se muestra muy satisfecho con su trabajo actual, que le está permitiendo pagar los estudios a sus hermanos menores que viven en Senegal para que no tengan que verse obligados a emigrar como él.

Pepi Soult: “Ahora estoy feliz de sentirme útil. Mis hijos están locos de contentos”

Hace más de 20 años que Pepi Soult, natural de Dos Hermanas (Sevilla), venía arrastrando una depresión que condicionaba su vida hasta el extremo. Todo comenzó pocos años después de su divorcio, tras el que ella se quedó a cargo de sus dos hijos menores de edad. En este tiempo, acudió a varios profesionales, pero no lograba superar su situación. La crisis sanitaria del coronavirus y el confinamiento empeoraron su estado hasta que, en septiembre de 2020, decidió ingresar voluntariamente en la clínica SAMU Wellness.

Estaba muerta en vida. Una depresión es algo muy duro. Era una viejecita senil, sin ganas de nada. Sinceramente, me quería morir. No entendía por qué no podía volver a ser la persona que era antes”, relata esta mujer de 65 años. “Yo iba al psiquiatra dos veces al año, pero lo único que hacía era ajustarme el tratamiento, nada más. La pasada primavera lo pasé fatal a causa del Covid-19. Tenía miedo a salir de casa, me daba pánico. La situación se volvió verdaderamente insostenible”.

A finales de septiembre, apoyada por su familia, Pepi Soult ingresó en la clínica de salud mental SAMU Wellness, donde estuvo un mes. Después pasó al Hospital de Día. “Estoy muy contenta de haber venido. El personal es excepcional y el trato con los pacientes es extraordinario. Estoy muy contenta, sobre todo con mi psiquiatra, Gabriela”, cuenta la mujer. “Ahora hago ejercicio físico una hora al día, cocino para nueve personas, me mantengo ocupada. Me siento súper feliz de sentirme útil. Mis hijos están locos de contentos. Ahora, incluso, los veo más que antes. Mi vida ha cambiado”.

Pepi Soult, antigua paciente de SAMU Wellness

Pepi Soult, antigua paciente de SAMU Wellness

Fernando González, Triana: “El personal se desvive por nosotros”

El 19 de enero, Fernando González, más conocido como Triana, dijo adiós a la Residencia San Sebastián tras casi once años. Sus compañeros y los trabajadores del centro se despidieron de él con una gran fiesta en el jardín de la residencia de Cantillana. “SAMU me ha dado la vida. Se lo debo todo. Soy otra persona”, reconoce Triana meses después de su marcha.

Fernando González, natural de Sevilla, ingresó en la Residencia San Sebastián en mayo de 2010. Tenía 32 años. “Yo llevaba muy mala vida. Bebía, me drogaba, incluso tenía problemas judiciales. Mis malos hábitos me ocasionaron muchos problemas con mi familia y mi salud empeoró. Tengo una discapacidad intelectual permanente del 65%”, explica Triana, que ha vuelto a vivir con su madre después de su paso por la Residencia San Sebastián.

“Al principio, me costó mucho adaptarme a la vida en la residencia. No quería estar allí, pero nunca di problemas. Formé parte de la compañía de teatro Idilio Escénico. Mi único propósito era mejorar y salir de allí, recuperar mi vida”.

Triana tiene palabras de agradecimiento para toda la plantilla de San Sebastián, pero en especial para el celador Fran Jiménez, la educadora Estela Garrido y para Alba Garrido, responsable de la compañía de teatro del centro. “Fran Jiménez es un monstruo, es todo corazón. Y Estela me ha dado la vida. Ella ha sido mi educadora. Me ha cuidado, me ha guiado y me ha llevado por el buen camino”.

También guarda un gran recuerdo de algunos de sus compañeros, entre ellos Chiquito, que falleció en 2020. “Era mi socio. Lo hacíamos todo juntos. Éramos una piña”, recuerda. “También echo mucho de menos a Manoli Márquez. Nos hemos ayudado mucho mutuamente. Yo me apoyaba mucho en ella y le daba consejos cuando ella hacía algo que estaba mal”.

Durante su estancia en la Residencia San Sebastián, Triana logró sacarse el título de la ESO. “SAMU me ha dado la vida. Se me saltan las lágrimas cada vez que hablo de la Fundación. El personal se desvive por nosotros. Me lo han dado todo, Soy otra persona. Mi familia está feliz. Ahora vivo con mi madre y le ayudo mucho”.

Triana reconoce que le gustaría seguir vinculado a Fundación SAMU o trabajar como voluntario. Actualmente busca empleo y pronto comenzará una formación que le permitirá realizar prácticas remuneradas a través de la Asociación Paz y Bien.