Claves para gestionar una crisis anunciada, por el Dr. Carlos Álvarez Leiva

Entre el 6 y el 11 de enero, la borrasca Filomena azotó España dejando históricas nevadas en el centro peninsular, principalmente, y fuertes lluvias en la Costa del Sol. Días antes, varios expertos y medios comenzaron a hablar de una de las nevadas más potentes de las últimas décadas, y el día 5, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) emitió avisos rojos por nieve en varias provincias del interior peninsular y avisos naranjas por fuertes lluvias en Andalucía. Según la Aemet, Filomena fue la mayor tormenta de nieve en España desde 1971. La borrasca provocó siete muertes. El doctor Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU, hace balance de lo ocurrido y de la gestión de la crisis.

Uno. Gestión de la inteligencia

Gracias a las nuevas tecnologías solemos tener con antelación conocimiento de las predicciones meteorológicas y sus consecuencias (riesgos derivados). Es lo que ocurrió con la borrasca Filomena. Varios días antes, los expertos alertaron de lo que podía ocurrir. Gestionar esta información implica un trabajo organizativo, basado en la inteligencia, una agenda de los recursos ordinarios y extraordinarios y un operativo asistencial dirigido a resolver prioridades críticas.

La inteligencia en la gestión de una crisis consiste en el uso de las evidencias ciertas que disponemos para disminuir los daños derivados de la improvisación, lo que se ha venido en llamar “Gestión de la Incertidumbre”.

Dos. Evidencias

¿Cuáles eran las evidencias ciertas de las que disponíamos? En primer lugar, la crisis estaba descrita.

En segundo lugar, la crisis se inserta sobre un repunte de otra crisis anterior, la pandemia del coronavirus.

En tercer lugar, disponemos de un arsenal de recursos humanos y de infraestructura muy potentes. Y, por último, las comunicaciones inalámbricas funcionan.

Tres. ¿Qué puede ocurrir?

Teniendo en cuenta las predicciones meteorológicas y las evidencias ciertas, cuáles son los posibles escenarios que pueden sucederse: colapso en los movimientos urbanos e interurbanos; personal atrapado por la nieve; bloqueo de los accesos hospitalarios para personal y pacientes; colapso asistencial; agotamiento del personal sanitario; agotamiento de reservas estratégicas: energía, combustibles. Y más cosas, pero debemos centrarnos en las posibles consecuencias más críticas sin miedo a ellas.

Cuatro. Gestión de la Incertidumbre

El proceso consiste en una organización basada en la autoridad, la jerarquía, el mando y el control. Cualquier fragilidad en este esquema se traducirá como un ‘efecto mariposa’ en daños sobre los ciudadanos. La gestión debe dirigir todos los esfuerzos a unos pocos objetivos que aseguren la supervivencia de la comunidad.

Existe un modelo universal experimentado, el llamado Incident Command System, que aglutina sobre un mando único el conjunto de elementos de la intervención con un mismo lenguaje, compartiendo doctrina, comunicación, planteamiento, logística y control de las operaciones.

En el caso que nos ocupa, el caos estaba asegurado por el enredo de las administraciones que participaban en la gestión: Gobierno central, autonómico, municipal, Protección Civil del Estado, Protección Civil de las comunidades…, con competencias cruzadas y, lo que es peor, con las competencias basadas en recursos que son de otras administraciones. Es decir, tengo la competencia pero no puedo ejercerla.

La descentralización del mando debilita la gestión de crisis. Esa es una realidad técnica con independencia de la corrección política. El Estado dispone de instrumentos organizativos para estas situaciones que están “capadas” y que se presupuestaron para ello. La Dirección General de Protección Civil, sobre el papel, dispone de la estructura jurídica, jerárquica y funcional, pero su capacidad operativa está poco o nada desarrollada porque los recursos son de otras administraciones superpuestas.

La gestión del Estado se limita a ceder recursos (previa solicitud, análisis y aprobación), como es la Unidad Militar de Emergencias y, eventualmente, otras unidades específicas (ingenieros, transportes, asistencia sanitaria). Cuando estos recursos llegan a las comunidades autónomas, pasan a ser gestionados habitualmente por técnicos poco familiarizados con sus procedimientos, lenguajes y organización, perdiendo capacidades.

Cinco. Lecciones aprendidas de la crisis de la borrasca Filomena

Entre las cosas que hemos hecho bien durante esta crisis destaca el comportamiento de la ciudadanía, la respuesta de los profesionales sanitarios y el despliegue al límite de los recursos propios de cada Administración en su área de competencia.

Por otro lado, entre los puntos que debemos mejorar destaca, en primer lugar, el lenguaje de crisis. Es preciso saber que el concepto de estado de alerta quiere decir enumerar los recursos y ponerlos en uso. Esto es algo más que una comunicación rutinaria en los informativos. Alerta es poner a punto las armas para el combate. Y alarma (a las armas) es intervención. Si estos términos son confusos, se pierde tiempo de reacción.

Además, la centralización de la gestión es indispensable por muy políticamente incorrecto que pueda parecer, máxime cuando están presentes dos crisis al mismo tiempo. El Estado es el responsable final de preservar la salud de los ciudadanos y uno de los pilares sobre los que se asienta toda comunidad estructurada.

Seis. Qué habría hecho yo

En primer lugar, habría convocado, mantenido y gestionado un gabinete de crisis único al más alto nivel desde el mismo momento en el que se tuvo conocimiento de lo que podía ocurrir, no desde que ocurrió. El tiempo en gestión de crisis son vidas.

En segundo lugar habría identificado los puntos críticos y dirigido a ellos todos los esfuerzos hasta que dejasen de ser críticos, y luego pasar al siguiente elemento crítico.

Habría garantizado los accesos hospitalarios a pacientes y personal, utilizando, si es necesario, recursos extraordinarios del Ejército.

Los siguientes puntos son garantizar con tiempo los recursos energéticos de servicios estratégicos; gestionar los medios para que el personal de recursos críticos pudiera pernoctar en sus centros de trabajo; organizar brigadas de rescate en carretera con recursos y personal del Ejército, como la UME; confinar a la población de las zonas más afectadas por dos razones, el Covid-19 y la gran nevada; entrenar para su uso brigadas de atención social; asegurar que todas las ambulancias llevan cadenas y que el personal sepa usarlas; asegurar refugios adaptados; y hacer más formación y menos información.

El nuevo coche Triple Zero: Rápido (y limpio) como el viento

Cero emisiones en desplazamientos, cero emisiones en energía diurna y cero emisiones en energía nocturna. Así es el primer coche eléctrico alimentado por placas solares que SAMU ha incorporado a su dispositivo de emergencias, un proyecto I+D+i bautizado como Triple Zero y en cuyo desarrollo han participado los departamentos de Sostenibilidad e Innovación de SAMU, Escuela SAMU y SAMU Emergencias, con el apoyo de Renault. La primera unidad, cuyas fotografías ilustran este reportaje, ya está plenamente integrada en las rutinas de la entidad.

“Nuestro objetivo era crear un vehículo de intervención rápida que pudiera llegar de manera inmediata a un punto y tuviera los recursos necesarios para mantener con vida a una persona mientras llega la asistencia, al mismo tiempo que somos respetuosos con el medio ambiente y ayudamos a preservar nuestro planeta”, explica Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU. “Cumple una necesidad inmediata de la acción de nuestros equipos, pero también pensamos en el mañana y en nuestro compromiso con la sociedad”.

Los objetivos específicos de SAMU eran crear un Vehículo de Intervención Rápida (VIR) de cero emisiones; reducir el impacto ecológico de la Escuela SAMU, en cuyas instalaciones se encuentra su aparcamiento; reducir el impacto ecológico de los vehículos de intervención en emergencias; y reforzar la imagen de marca responsable de SAMU y del resto de las entidades colaboradoras en el proyecto, entre las que se encuentra Renault Syrsa y la entidad de banca sostenible Triodos Bank.

Este vehículo, un Renault Twizy 80, se alimenta por placas solares durante el día y se abastece de electricidad proveniente de energías renovables el resto del tiempo. Con 80 kilómetros de autonomía y una velocidad máxima de 100 kilómetros por hora, el equipo de I+D+i de SAMU ha elegido el modelo Renault Twizy 80 por sus reducidas dimensiones, que confieren a este vehículo una maniobrabilidad excelente, permitiendo su acceso a zonas complejas.

“Sus dimensiones permiten también su utilización en eventos deportivos sin generar ningún obstáculo para los deportistas”, explica González de Escalada. Asimismo, sus dos plazas útiles le permiten transportar a un médico y a un enfermero o a un técnico en emergencias sanitarias (TES) y a un enfermero, en función del tipo de cobertura que esté realizando la entidad.

Este vehículo fue probado por primera vez en los dispositivos de emergencias desplegados por SAMU con motivo de la última Carrera Nocturna del Guadalquivir, celebrada en Sevilla en septiembre. También ha intervenido en otros importantes eventos en los que participa SAMU como la Maratón de Sevilla y lo hará en las diferentes carreras populares organizadas por el Instituto Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Sevilla, cuando las administraciones retomen su calendario de competiciones deportivas tras la crisis sanitaria.

“Hay que luchar por limpiar el aire y por preservar el medio ambiente”, señala el director general de SAMU, Carlos González de Escalada. “El Proyecto Triple Zero es una declaración de intenciones. Es un vehículo que salva vidas de forma sostenible”.

SAMU pone en marcha un laboratorio con impresora 3D para producir objetos de uso sanitario

SAMU, a través de su departamento de Ingeniería, ha puesto en marcha con motivo de la crisis del Covid-19 un laboratorio de fabricación digital (FabLab). Es un espacio de producción no industrial de objetos físicos mediante una impresora 3D controlada por ordenador y en el que se fabrican mascarillas de adultos e infantiles, salvaorejas, pantallas faciales protectoras, válvulas para adaptar máscaras de buceo como respiradores y tráqueas artificiales para que alumnos y profesionales puedan practicar traqueotomías en Escuela SAMU, entre otros objetos.

“Durante la pandemia, todos nosotros, y en particular por su especial responsabilidad la dirección de SAMU, sentíamos la necesidad moral de luchar con todos los medios y las fuerzas a nuestro alcance contra la escasez de medios de protección individual que existía. Por ese motivo, propuse este proyecto que llevábamos acariciando algún tiempo”, explica Juan Antonio Tocino, responsable del departamento de Ingeniería de SAMU. “El proyecto arrancó el viernes 21 de marzo con la llegada a SAMU de una impresora 3D, y ese mismo fin de semana ya empezamos a imprimir piezas para luchar contra el Covid-19”.

El FabLab ha producidos desde que comenzó su actividad unas 300 unidades de diferentes objetos. “Es una cantidad importante para un modesto espacio de creación que acaba de nacer con vocación de crecer, completar la maquinaria que nos falta, y con el deseo de acreditarnos oficialmente”, manifiesta Tocino, que trabaja en este proyecto junto a Jorge Ávila.

En Sevilla, al igual que en otros puntos del país, existe un importante movimiento de personas y organismos que han empezado a imprimir objetos en 3D para luchar contra el coronavirus a nivel individual, a veces, en sus propias casas. En Sevilla, uno de los FabLab con mayor producción es el de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, en el que participan unos 150 voluntarios, y que han fabricado unos 20.000 piezas de equipos de protección individual, según datos de la Universidad.

“Durante la pandemia ha existido un gran espíritu de colaboración a nivel internacional y se ha puesto a disposición de la comunidad 3D todo tipo de modelos para su impresión. En el caso del respirador hospitalario, existía un modelo publicado de adaptador para acoplarlo a la máscara de buceo de la marca Decathlon, pero, sin embargo, no existía (y tuvimos que crear uno en SAMU) para el respirador pulmonar portátil, que hemos puesto a disposición de la comunidad 3D”, anota Juan Antonio Tocino. “Existe mucha colaboración entre todos las personas y organismos que estamos imprimiendo en 3D, tanto para resolver dudas como para compartir elementos y resultados de impresión”.

SAMU ha estado en contacto con varios grupos de impresión 3D de carácter médico y técnico, entre el que destaca el único grupo radiológico en 3D que existe (rsna.webwx.com), avalado por la Sociedad Americana de Radiología. Además, el equipo de Juan Antonio Tocino también ha contado para este proyecto con la colaboración de la doctora Ana Moreno Ballesteros, del Servicio de Radiodiagnóstico y Medicina Nuclear del Hospital Virgen Macarena de Sevilla; y la de Javier García Sola, del área de Arquitectura de la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos de España.

Los drones en SAMU: un compañero en las alturas

Fundación SAMU, responsable de la gestión del dispositivo de atención a las personas sin hogar instalado en el Centro Deportivo Rochelambert, uno de los recursos habilitados por el Ayuntamiento de Sevilla para la atención de colectivos desfavorecidos durante la etapa de confinamiento por el Covid-19, ha llevado a cabo una desinfección interna y externa del centro a través de una innovadora tecnología basada en el uso de drones, gracias a la colaboración de la empresa onubense Agridronsur.

Con el empleo de drones, mediante la pulverización en altura, se favorece una limpieza más completa de la atmósfera y se minimiza la posible presencia de partículas víricas en el aire.

La empresa Agridronsur, de reciente creación, emplea este sistema para la fumigación de precisión de terrenos agrícolas, y su experimentación en el ámbito biosanitario resulta muy novedosa. En este tipo de proyectos se emplean drones de alta capacidad, entre los que se encuentra el de mayor tamaño de España y uno de los tres más grandes de Europa, según explica Adán Carmelo Torres Caballero, director de operaciones de Agridronsur.

“Es la última tecnología en agricultura de precisión y destaca por su autonomía, por su seguridad, por su capacidad de carga, por su sistema de bombas, con cuatro brazos y ocho boquillas, y su extraordinaria capacidad de localización y movimiento, gracias a un posicionamiento vía satélites GPS y también RPK que le permiten mantenerse suspendido en el aire como si estuviese colgado”, detalla Torres Caballero.

El centro de Rochelambert no es el único recurso en el que SAMU ha utilizado drones para realizar labores de desinfección. Recientemente se han llevado a cabo tareas de limpieza en las instalaciones de Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla).

“La desinfección de objetos o instalaciones a través de drones es muy útil porque permite hacer tareas de descontaminación en altura y llegar a puntos donde una persona no llegaría fácilmente, como por ejemplo el techo de las ambulancias”, explica Juan González de Escalada, director del área de emergencias. “Además, es una desinfección mucho más eficaz que la que realiza una persona. El movimiento de las hélices hace que se cree una nube envolvente de hipoclorito sódico, el producto que utilizamos para las desinfecciones. Esta nube envuelve aquello que queremos desinfectar llevando el producto a todos lados y no a un único punto, como ocurriría con un chorro directo”, continúa González de Escalada.

El objetivo de SAMU es continuar investigando sobre las posibilidades del uso de drones en labores de prevención y también de emergencias, en los más diversos contextos. “Un dron de esta clase podría auxiliar a una persona que se está ahogando en una playa”, apunta el director de operaciones de Agridronsur.

“En Escuela SAMU estamos convencidos del uso potencial de los drones ante situaciones de urgencias y emergencias. Estos drones o vehículos aéreos no tripulados pueden llegar a proporcionar información crucial, de forma remota, a través de cámaras y otros sensores para detectar gases, temperaturas corporales o de otra índole, y agentes radiactivos, biológicos y químicos (NBQ), incluso antes de que comience la actuación de los intervinientes en un incidente”, apuntan desde el centro.

SAMU utiliza habitualmente drones durante los ejercicios de entrenamiento y simulacros. Escuela SAMU, de hecho, ofrece un curso de formación de Piloto Avanzado de Drones dirigido, especialmente a Técnicos de Emergencias Sanitarias, Bomberos, Personal de Protección Civil y Personal Militar del campo de las Emergencias.

Este curso es un diseño adaptado a la formación de profesionales del campo de las Emergencias, con o sin experiencia sanitaria, con conocimientos y capacidad de apoyar a los equipos intervinientes en Emergencias para la visualización remota de espacios afectados, transporte de material ligero y otras acciones de apoyo aéreo.

El taller de mascarillas de SAMU: todos en acción contra el coronavirus

Ante la situación general de desabastecimiento de mascarillas y equipos de protección individual, SAMU ha dado un paso rápido y decidido en la búsqueda de soluciones concretas para la crisis con la habilitación exprés de un taller de fabricación de este tipo de recursos dirigidos tanto a la propia organización como a diferentes entidades que los requieran.

El 18 de marzo, solo cuatro días después de la implementación del estado de alarma en nuestro país, la entidad abrió una convocatoria de empleo para seleccionar a seis personas con experiencia en la costura industrial y con altos niveles de conocimientos y experiencia en el traslado de patrones. Solo dos días después, el viernes 20 de marzo, las seis expertas seleccionadas estaban produciendo a jornada completa las primeras mascarillas en las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves (Sevilla). Una semana después, al cierre de esta revista, el equipo ya estaba formado por doce profesionales, todas mujeres con una enorme pericia e implicación, y la producción se situaba en 500 unidades diarias.

Borja González, vicepresidente de Fundación SAMU, ha explicado que los primeros días fueron de pruebas constantes: materiales, tallas, diseños y patrones para hacer la mascarilla más cómoda y práctica posible.

“Es un taller con finalidad altruista pensado para aliviar la escasez de equipos frente a la crisis del coronavirus”, ha señalado. Las mascarillas no serán comercializadas ni tampoco destinadas a uso sanitario. “Teníamos tanta necesidad dentro de la propia entidad, que hemos distribuido las primeras remesas en nuestro equipo a lo largo y ancho del país. Ha sido un pequeño respiro para todos, puesto que se trata de un primer medio de protección para personas que están en entornos de riesgo constante. Después hemos empezado a distribuir a otras entidades, y la acogida es excepcional”.

Las mascarillas son 100% algodón, lavables y reciclables, fabricadas con un material muy agradable que permite llevarlas todo el día con comodidad. El objetivo es producir entre 3.000 y 5.000 mascarillas cada mes con el sello de Fundación SAMU.

“Estamos abiertos a nuevas alianzas con SAMU”

Lorenzo Javier Benítez Dueñas (Fuentes de Andalucía, Sevilla, 1959) creó en 2004, junto a su socio José Francisco Muñoz, Distefar, una empresa de referencia en la gestión integral de ensayos clínico. Recientemente, esta empresa sevillana ha realizado una importante donación de material a Escuela SAMU.

—¿Cómo surgió el proyecto empresarial Distefar?
—Distefar nació en 2004 con el propósito de ofrecer un servicio integral para el desarrollo de la investigación en ensayos clínicos. Mi socio procedía de la industria farmacéutica y yo del de la distribución de fármacos. Ambos decidimos poner en marcha este proyecto con el objetivo de solventar algunas de las problemáticas del sector farmacéutico y la investigación.

—¿Cuáles eran algunos de estos problemas?
—Uno de los problemas principales era que las CROs (organizaciones de investigación por contrato), que proporcionan asistencia a las industrias farmacéuticas, de biotecnología y de dispositivos médicos, no podían manejar medicamentos al no ser entidades sanitarias. Así, desde Distefar nos encargábamos de la gestión de fármacos en el ámbito de la investigación nacional y europea, atendiendo las necesidades de laboratorios, CRO´s, fundaciones y hospitales. Con el tiempo hemos ido aumentando la cartera de servicios, adaptándonos a las necesidades de nuestros clientes y consolidando así nuestra posición dentro de la investigación.

—¿Cuál es exactamente su labor?
—Por un lado adquirimos, almacenamos y distribuimos medicamentos para su investigación. Pueden ser moléculas nuevas o productos que ya se comercializan y ahora se les buscan otras ventajas farmacológicas. Y, por otro lado, también adquirimos y distribuimos todos los medicamentos que intervienen en un ensayo clínico, es decir, los llamados medicamentos concomitantes o de rescate.

—¿Cuál es el papel que juega España actualmente en el desarrollo de ensayos clínicos y dentro del sector farmacéutico en general?
—Cada vez son más los ensayos clínicos que se realizan en España. Antes, los grandes promotores y compañías farmacéuticas estaban en Estados Unidos, pero España está adquiriendo cada vez más peso gracias a la capacidad de reclutamiento de pacientes y los precios que ofrece. Además, el panorama está cambiando en Europa debido al Brexit. Los productos importados ya no pasan previamente por Reino Unido, y los promotores españoles prefieren trabajar con empresas nacionales.

—¿Cuáles son las grandes líneas de investigación de los ensayos clínicos actualmente?
—El 95% de los fármacos que adquirimos y distribuimos son para investigaciones oncológicas. Luego, en menor medida, también trabajamos con el campo de la hematología, pero sobre todo, oncología. Actualmente, uno de cada dos ensayos clínicos se centra en la oncología.

—¿Cuál es la situación de la investigación andaluza?
—Los ensayos clínicos llevados a cabo en los hospitales Virgen del Rocío y Virgen Macarena, en Sevilla, son muy potentes. Ambos hospitales están dentro del top 10 español. Nosotros intervenimos poco en hospitales andaluces. No sé por qué, es algo que tenemos que trabajar.

—Recientemente Distefar ha realizado una importante donación de material a Escuela SAMU.
—Sí, ésta es la tercera vez que donamos material a SAMU, como guantes de nitrilo, jeringuillas, aguja hipodérmica, cloruro sódico, material fungible en general. Resulta un material muy útil para los estudiantes del Máster de Enfermería que se forman en las instalaciones de la Escuela SAMU en Gelves.

—¿Realizan otro tipo de donaciones a otras entidades similares?
Por lo general siempre colaboramos con SAMU por la relación que nos une. Hace unos años intentamos crear un hospital en Melilla. Los continuos viajes, las reuniones de trabajo y el proyecto en general hizo que estableciésemos una estrecha relación con don Carlos Álvarez Leiva. Hubo muchas dificultades para poner el proyecto en marcha y no pudo salir adelante, pero desde entonces mantenemos una buena relación.

—¿Hay en marcha más proyectos de colaboración con SAMU?
—El tiempo lo dirá. Nosotros estamos abiertos a nuevas alianzas.

La innovación como bandera

SAMU ha experimentado un épico crecimiento en su última década, lo que ha requerido de una gran resiliencia como organización para adaptarse a los rápidos cambios que ese mismo crecimiento ha exigido. En este marco de desarrollo, SAMU apuesta por ser referente en el ámbito socio-sanitario español y, por ello, el consejo de dirección se ha propuesto como objetivo implantar una estrategia I+D+i alineada con los intereses de negocio y comerciales, de tal forma que la cultura innovadora se confiera como eje transversal en las iniciativas y actuaciones de la entidad.

Tras un proceso de valoración liderado por el equipo de Innovación, se identificaron líneas de mejora de la entidad, a partir de las cuales en 2018 se creó un Plan Estratégico I+D+i que incluye retos estratégicos distribuidos en 35 objetivos. Estas líneas estratégicas persiguen, entre otros aspectos, el fomento del liderazgo, de la motivación y del orgullo de permanencia, la potenciación y especialización en gestión de recursos humanos, un plan de formación interno, el fomento de herramientas de comunicación que potencien la comunicación interna, el cumplimiento de GDPR y Compliance, el fomento de la cultura innovadora o la participación de SAMU en plataformas tecnológicas relevantes para el sector socio-sanitario.

Un año después de la elaboración de este Plan de Acción, SAMU ha logrado cumplir cerca del 70% de sus objetivos. Algunos se han cumplido al 100%, como los relacionados con el fomento del liderazgo y de herramientas de comunicación bottom-up, o favorecer espacios de trabajo innovador y aprendizaje.

“Tanto el director general de SAMU como el comité de Innovación y yo misma hemos valorado los avances realizados en Innovación. Partimos de menos uno porque la estructura de SAMU no estaba preparada para acceder a la filosofía I+D+i, por lo que la asignación de responsables, órgano de decisiones, estructura de funcionamiento o el arranque de acciones de modernización básicas ha sido un gran esfuerzo”, explica Almudena Chávez, directora de Innovación de SAMU.

Entre los objetivos que se plantea para 2020 destacan consolidar la estructura innovadora que se ha ido generando y adentrarnos en campos internacionales de carácter innovador, sobre todo en lo relativo a la investigación, además de la creación del Centro de Investigación SAMU, lograr apoyo económico para ideas innovadoras y avanzar en la elaboración de un software adaptado a las necesidades de los profesionales.

Emilia García y Diego Gallardo, nuevos gerentes

“Me ha gustado mucho observaros desde la distancia, ver vuestra evolución personal y profesional, y cómo habéis representado a la organización con soltura, con categoría y con solvencia. Nos sentimos muy bien apoyado por vosotros”. Con estas palabras, el presidente de SAMU, Carlos Álvarez Leiva, remató el acto de investidura de dos miembros de amplísima trayectoria en la organización, Emilia García y Diego Gallardo, como nuevos gerentes de SAMU. Ambos estuvieron arropados por los máximos responsables del grupo en un acto sencillo y emotivo en Sevilla.

Emilia García, nueva gerente de SAMU

Emilia García, nueva gerente de SAMU

Carlos González de Escalada, director general, subrayó que el nombramiento demuestra “lo importante que sois para esta organización”. “Tanto Emi [Emilia García], al frente de la gestión de toda la facturación del grupo, más todo el proceso de transparencia y de digitalización, como Diego, en la responsabilidad de la gestión con todos y cada uno de los proveedores para una estructura cada vez más compleja, con múltiples divisiones y en constante crecimiento. Después de muchos años de muchísima intensidad, tenemos la tranquilidad de que estéis aquí”, agradeció González de Escalada.

Diego Gallardo, que llegó “como un ectópico”, agradeció la confianza de los mandos con los que ahora comparte un espacio de dirección y decisión. Emilia García, por su parte, recordó sus más de treinta años de trayectoria en SAMU, desde aquél día de fin de año de 1987 en el que, tras una entrevista con Carlos Álvarez, acabó desinfectando dos ambulancias en calle Asunción, 41. “Volví a mi casa llorando como una magdalena”, admitió. “Hoy, me sigo levantando con muchas ganas, y no quiero dejar de hacer mis facturas”. El acto de investidura terminó con un almuerzo que fue una reunión de amigos.

SAMU renueva su página web

SAMU estrena una web (www.samu.es) renovada y totalmente actualizada con una completa información sobre la organización, los servicios que presta y sus áreas de actuación.

SAMU fue fundada en 1981 de la mano del doctor Carlos Álvarez Leiva como servicio de asistencia médica y de emergencias. La entidad contó con la primera UVI-Móvil de España. Desde entonces, la organización no ha dejado de crecer y expandirse por otras áreas más allá de las emergencias, como la formación, la salud mental y el ámbito del bienestar social. Con la nueva web, es posible conocer toda la historia de SAMU, así como la actividad de cada uno de sus centros.

Como novedad, la web cuenta con una detallada información sobre los centros gestionados por Fundación SAMU tanto en el ámbito de la discapacidad intelectual, daño cerebral sobrevenido y menores en acogida, así como sus datos de contacto (a excepción de los centros de menores).

En el portal web también aparecen por primera vez las líneas trasversales puestas en marcha por SAMU en los últimos tiempos como son las áreas de Innovación, Sostenibilidad, Igualdad y Compliance, lo que permite poner de manifiesto la responsabilidad social corporativa de la organización, según explica Almudena Chávez, directora del departamento de Innovación y coordinadora del proyecto de rediseño de la web.

También existe un apartado dedicado al empleo donde las diferentes unidades y centros publicarán sus ofertas de trabajo, a las cuales pueden acceder tanto trabajadores de SAMU como personas ajenas a la entidad.

Los servicios, unidades y actividades de gran envergadura y con mayor movimiento cuentan ahora con su propia web, independiente de la principal pero a las que se puede acceder a través de ésta. Se trata de Escuela SAMU, SAMU Tánger, la clínica de salud mental SAMU Wellness, SAMU Foundation y SAMU Congresos.

Además, a través de la pestaña Sala de Prensa es posible conocer todas las novedades sobre la organización y el sector, mientras que en el apartado denominado Internacional, los usuarios podrán conocer todas las misiones humanitarias llevadas a cabo por SAMU, como Calais (Francia) en 2015, Filipinas en 2013 o Tan-Tan (Marruecos) en 2016.

SAMU continúa trabajando en la mejora de su web y próximamente estrenará una nueva página sobre sus servicios de ambulancias a través de la cual será posible contratar este servicio.

SAMU en la Zúrich Maratón Sevilla 2018: cuidadores para 12.000 filípides

Un total de 114 compañeros de SAMU participaron el 25 de febrero en el dispositivo sanitario desplegado por SAMU con motivo de la XXXIV Zúrich Maratón de Sevilla. La marroquí Kaoutar Boulaid logró el récord en la prueba (2:25:35) y el keniano Dickson Kipsang venció en la categoría masculina al cruzar la meta tras 2 horas, 8 minutos y 22 segundos. Pero más allá de los deportistas profesionales, el maratón congregó a más de 12.000 corredores populares para enfrentarse a la distancia de Filípides, los 42 kilómetros que el héroe griego recorrió entre Maratón y Atenas para anunciar la victoria sobre el ejército persa, y que le costaron la vida.

Justo para evitar accidentes mayores y velar por la seguridad de los deportistas ante un reto físico y mental tan exigente, SAMU desplegó un dispositivo de gran magnitud en una jornada, literalmente, maratoniana. Tomaron la salida médicos, enfermeros, Técnicos de Emergencias Sanitarias, Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería, fisioterapeutas y personal de la Escuela SAMU, además de 30 vehículos distribuidos en equipos y adiestrados para intervenir en cualquier escenario de máxima peligrosidad como atentado terrorista, aplastamientos, avalanchas y desplome de estructuras.

Zurich Sevilla Maratón

SAMU instaló dos clínicas en el Estadio de la Cartuja, punto neurálgico de la prueba, una para deportistas y otra para público. Además, se habilitaron puntos asistenciales distribuidos por el estadio, ocho puntos médicos periféricos en diferentes puntos kilométricos de la carrera, la asistencia de cola de carrera y apoyo en circuito con vehículos ligeros. En el recorrido se habían repartido 14 puntos de desfibrilación temprana.

La mayor parte de las asistencias que se registraron en el circuito fueron de carácter leve, mientras que en las dos clínicas instaladas en el estadio los especialistas de emergencias atendieron a unas 80 personas, la mayoría de ellas, corredores que sufrían cansancio extremo. Solo una de estas asistencias fue de gravedad.

El operativo de emergencias de SAMU estuvo activo desde las seis de la mañana hasta las cuatro de la tarde, a pesar de que la carrera empezaba a las 8:30 horas y finalizaba a las 15:00. Todo el dispositivo estuvo bajo la dirección médica de Carlos Leiva Álvarez, con Nacho Ávila como Jefe de Operaciones.

SAMU ha prestado asistencia sanitaria en la maratón de Sevilla en once ocasiones con anterioridad a la presente edición de la prueba, consolidada como una de las más importantes del país. Desde la empresa de emergencias sanitaria explican que el número de participantes ha ido creciendo conforme avanzaban las ediciones pero las intervenciones han mostrado una tendencia a la baja, aunque las asistencias han tenido criterios de mayor gravedad, en dos campos concretos, patologías coronarias agudas y disfunciones metabólicas severas.

SAMU también ha sido el encargado de desarrollar un Plan de Autoprotección para asegurar la alerta, movilización y coordinación de los medios humanos y materiales disponibles a fin de garantizar una respuesta rápida y eficaz en las situaciones de emergencias, evitar improvisaciones y minimizar los efectos nocivos que puedan producirse sobre las personas y sus bienes durante esta carrera, organizada por el Ayuntamiento de Sevilla y y Motorpress Ibérica.

En este documento indispensable para una prueba con tal alta participación se incluye información sobre el recorrido, un trazado alternativo en caso de necesidad, los cortes de tráfico, el material sanitario desplegado, el protocolo de actuación en caso de emergencia, las vías de evacuación, los puestos de avituallamiento o los puntos de mayor riesgo, entre otros temas.

Tanto la salida como la meta, en el Estadio de la Isla de la Cartuja, eran dos de los puntos más conflictivos. En ambos lugares se aglomeró un alto número no sólo de participantes, sino también familiares y otras personas interesadas en la carrera.