La misión de Marruecos prosigue con apoyo psicológico

Después de la misión de sanitarios desplegada en Marruecos entre el 9 y el 29 de septiembre, Fundación SAMU ha desplazado a un equipo especializado móvil para prestar apoyo psicológico a los damnificados por el terremoto que asoló las zonas rurales del sur del país y que dejó más de 3.000 personas fallecidas y 5.000 heridos.

Esta iniciativa, que arrancó el 3 de octubre, ha permitido proyectar a tres psicólogos en el país, uno como observador y dos integrados en la ONG marroquí High Atlas Foundation, con la colaboración del equipo de Project HOPE.

Los objetivos de esta misión son, en primer lugar, brindar apoyo psicológico a los damnificados por el terremoto, y, en segundo lugar, realizar registro de datos.

El equipo se ha establecido en Marrakech, desde donde se realizan rutas diarias para prestar asistencia en las distintas zonas afectadas por el seísmo. Cada equipo divide sus tareas en valoración de los pacientes, terapia individual, valoración de seguimiento, valoración de terapias con grupos de niños, seguimiento de los casos que así lo requieran y registro de la actividad.

Fundación SAMU completará de esta forma un proyecto de apoyo completo tras el desastre humanitario que supuso el terremoto del 8 de septiembre, un temblor de magnitud 7 en la escala de Richter y con epicentro en Ighil, en el sur del país.

En primer lugar, la organización demostró su capacidad operativa y de respuesta inmediata enviando efectivos sanitarios y de búsqueda a la zona en menos de 48 horas.

Dos expediciones de voluntarios, respaldadas por Project HOPE, se relevaron sobre el terreno durante septiembre. La primera se centró en tareas de búsqueda de supervivientes con la unidad cinológica y en primeras intervenciones sanitarias en la localidad de Adassil, a 100 kilómetros de Marrakech, y sus alrededores. La segunda, establecida en Tigouga, en la provincia de Taroundant, realizó tareas de asistencia sanitaria a la población de zonas más apartadas y de difícil acceso. Los equipos de SAMU realizaron más de 600 intervenciones y su labor, en numerosos casos, sirvió para salvar vidas.

En este segundo contingente, bajo el mando de Andrés Rodríguez Holst, ya figuraba una psicóloga que pudo ofrecer charlas comunitarias y acometer los síntomas tempranos de estrés postraumático que ya se estaban revelando entre la población.

El nuevo proyecto de apoyo psicológico da continuidad a ese primer acercamiento. El trabajo de los especialistas se prolongará entre tres y cuatro meses.

Misión SAMU Marruecos: «No hallamos supervivientes, pero sí salvamos vidas»

Fundación SAMU ha vuelto a demostrar su capacidad operativa y de respuesta inmediata con la misión desplegada en Marruecos entre el 9 y el 29 de septiembre tras la crisis provocada por un terremoto de magnitud 7 en la escala de Richter y con epicentro en Ighil, en el sur del país, que ha dejado más de 3.000 personas fallecidas y más de 5.000 heridos.

Dos expediciones de voluntarios, respaldadas por Project HOPE, se han relevado sobre el terreno durante todo el mes. La primera se centró en tareas de búsqueda de supervivientes con la unidad cinológica y en primeras intervenciones sanitarias en la localidad de Adassil, a 100 kilómetros de Marrakech, y sus alrededores. La segunda, establecida en Tigouga, en la provincia de Taroundant, realizó tareas de asistencia sanitaria a la población de zonas más apartadas y de difícil acceso. Los equipos de SAMU realizaron más de 600 intervenciones y su labor, en numerosos casos, sirvió para salvar vidas.

Pocas horas después del temblor de tierra, Fundación SAMU activó un gabinete de crisis y preparó un equipo médico de primera intervención para su traslado a Marruecos. El dispositivo partió el mismo sábado y llegó a Adassil, la zona de trabajo asignada por las autoridades del país, en apenas 36 horas.

Despliegue inmediato

Este inmediato despliegue fue posible gracias a una rápida toma de decisiones, a una gran capacidad de respuesta logística y humana, y también al hecho de que SAMU cuente con presencia corporativa en Tánger desde 2017, lo que facilitó las autorizaciones oportunas para enviar este contingente de ayuda.

La primera misión desplegada en Marruecos estuvo formada por 19 personas: cinco médicos, dos enfermeros, ocho técnicos de emergencias sanitarias y cuatro especialistas en rescate acompañados de dos perros.

Este equipo estaba dividido en dos unidades: un equipo principal de búsqueda procedente de Andalucía que partió de Sevilla, formado por 10 personas, además de los dos canes, complementado por dos unidades de Soporte Vital Avanzado (SVA) procedentes de SAMU Tánger. A este dispositivo se unió el presidente de honor y fundador de SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva, que se encontraba en Marrakech en el momento del terremoto.

Carlos González de Escalada, presidente-director general de SAMU, participó en la misión como responsable de relaciones institucionales; y Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU, ejerció como mando operativo de este primer contingente.

La agrupación estuvo equipada con seis vehículos: un vehículo de primera intervención; una ambulancia de Soporte Vital Avanzado (SVA); una unidad de rescate quirúrgico y tres vehículos todoterreno.

La expedición de Sevilla llegó a Tánger por ferry en la noche del sábado, un día después del suceso, y se trasladó por carretera hasta Marrakech. Allí, la misión recibió la autorización del gobernador de Marrakech para trasladarse a Adassil y comenzar allí las tareas sanitarias y de rescate. La Clínica Internacional de Marrakech también ofreció un apoyo decisivo en las gestiones locales.

Búsqueda de supervivientes

La primera parte de la misión se centró en las tareas de búsqueda de supervivientes a cargo de los perros Homero y Birka. Se encontraron con un hándicap: en una zona de construcciones de adobe y piedra, el terremoto arrasó con la mayor parte de los edificios, provocando un desplome total de las estructuras. Los vecinos y familiares habían logrado sacar a algunas personas de sus viviendas justo después del temblor, pero después ya no fue posible localizar a ninguna persona con vida: no quedaba espacio para resistir bajo los escombros.

“Al ver aquello tuve claro que si había alguien debajo estaba ya en el otro mundo. No eran escombros, era tierra. Allí estaba todo enterrado, como si la tierra de la montaña junto a la que estaban las casas lo hubiera tapado todo. Era imposible que de allí saliera alguien con vida”, relata Juan Hidalgo, al frente de una de las unidades de rescate canino. “Costaba imaginar que allí antes hubieran vivido decenas o centenares de familias. La posibilidad de vida se reducía a la nada”, añade su compañero Juan Miguel Paisano, que, junto al guía Antonio Miranda, completan este equipo.

Junto a estas laboras de búsqueda, Fundación SAMU mantuvo activo un puesto médico avanzado en Adassil. Allí se atendió a las personas heridas durante el terremoto y también a aquellas que tuvieran cualquier necesidad sanitaria.

Además, el equipo realizó cada día diferentes expediciones a aldeas de los alrededores, conforme se iban limpiando los caminos rurales de escombros. Se visitaron más de 20 aldeas. También se llevaron a cabo traslados en ambulancia medicalizada a hospitales de mayor entidad en ciudades como Marrakech e incluso Tánger.

La primera expedición de SAMU a Marruecos regresó una semana después de su partida con más de 120 intervenciones sanitarias realizadas. Algunas de ellas han sido de gravedad, cuestión de vida o muerte, según explica Borja González de Escalada: “No hemos logrado rescatar supervivientes, pero sí hemos salvado vidas, y esto le da sentido y un gran valor al esfuerzo del equipo, de toda la organización y de todas las personas y entidades que nos apoyan”.

Una de las intervenciones más graves fue el episodio crítico sufrido por una niña que llegó al puesto médico con una cámara de bicicleta a modo de torniquete en su brazo izquierdo, que estaba fracturado. El estado de la paciente empeoró hasta el punto de tener que ser intubada por el equipo y trasladarla de urgencia a la Clínica Internacional de Marrakech, donde fue intervenida.

Otros casos destacados fueron la atención a un chico que sufrió un ataque epiléptico que puso en peligro su vida, y otro niño con un traumatismo craneoencefálico severo. Además, se realizaron numerosas atenciones a personas a las que se habían realizado curas de emergencia pero sin ningún tratamiento ni seguimiento.

Relevo inmediato

El primer contingente fue relevado de forma inmediata por una segunda expedición, bajo petición de las autoridades locales y de Project HOPE. Estuvo formada por 10 personas (dos médicos, un enfermero, cinco TES, una psicóloga y un médico), bajo el mando operativo de Andrés Rodríguez Holst.
La misión se dirigió a la aldea de Tigouga, en la provincia de Taroudant, a unos 300 kilómetros de Marrakech y cerca del epicentro del seísmo. Este fue el destino asignado por las autoridades marroquíes.

Los voluntarios estaban agrupados en equipos móviles con capacidad logística ligera y capacidades para la autosuficiencia. Dos equipos sanitarios se desplazaron a numerosas aldeas con vehículos 4×4 y, de esta forma, consiguieron acceder a poblaciones más apartadas y de difícil acceso.

Los habitantes de estos lugares habían recibido asistencia médica inmediata tras el terremoto y los más graves habían sido evacuados. Sin embargo, después dejaron de recibir asistencia, por lo que la labor de los sanitarios de SAMU fue muy importante para curar heridas, retirar vendajes, quitar suturas y, en definitiva, dar continuidad a los cuidados inmediatos. Además, se atendió a mujeres embarazadas, niños y adultos dependientes o personas con enfermedades crónicas, como hipertensos y diabéticos.

Andrés Rodríguez Holst reconoce que la presencia en el equipo de una psicóloga permitió ofrecer charlas comunitarias y acometer los síntomas tempranos de estrés postraumático que ya se está revelando entre la población. Desde el 18 de septiembre y durante sus diez días de trabajo, este segundo contingente asistió a medio centenar de personas cada día, hasta sumar más de 500 intervenciones, a falta de balance oficial.

Ola de solidaridad

Borja González de Escalada ha destacado la ola de solidaridad del pueblo marroquí con sus vecinos, con miles de personas desplazándose a las zonas afectadas con sus vehículos cargados de agua, pan y mantas en las primeras jornadas que siguieron al desastre. También ha subrayado el enorme agradecimiento que ha vivido su equipo por parte de los propios marroquíes, que aplaudían y saludaban a los vehículos de SAMU durante todo su recorrido desde Marrakech a Tánger.

La misión de SAMU ha contado con el respaldo de la ONG estadounidense Project HOPE, colaboradora habitual de la entidad en proyectos de ayuda internacional.

SAMU cuenta con presencia corporativa en Tánger desde 2017 y, en la última década, ha desplegado hasta tres misiones humanitarias en el país. De hecho, la organización estuvo en el terremoto de Alhucemas de 2004.

Una escuela que mira al mundo

SAMU y su escuela de emergencias cuentan desde hace ocho años con la colaboración de la empresa Global Education and Career Development Abroad (GlobalEd), especializada en el desarrollo de programas de educación internacional que permiten a estudiantes norteamericanos viajar a Sevilla para mejorar sus conocimientos académicos y/o realizar prácticas formativas.

Steven Davis, fundador y director de GlobalEd, lleva 23 años trabajando en el sector de los estudios extranjeros, pero no se independizó y formó su propia empresa hasta 2009. “Mi pasión siempre han sido las prácticas formativas. Mi objetivo es lograr que mis estudiantes aumenten su empleabilidad durante su estancia en el extranjero, es decir, sus aptitudes y actitudes para poder conseguir y conservar un empleo, además de ayudarles a lograr un curriculum de calidad que les permita tener una candidatura competitiva”.

En el ámbito sanitario, las primeras rotaciones que realizaron los estudiantes extranjeros en Sevilla fueron en el Hospital Infanta Luisa en 2011. “La primera rotación fue un éxito. Todos los médicos dijeron que les había encantado la experiencia. Y, a partir de ese momento, hubo un efecto dominó con otros hospitales”, relata Steven Davis.

La relación con SAMU y su escuela de emergencias comenzó en 2015. “SAMU y GlobalEd tienen una mentalidad y una filosofía de trabajo similar. Siempre estamos pensando en cómo seguir creciendo y mejorando”, observa Davis.

Durante los primeros años de esta colaboración, varios grupos de estudiantes de entre 18 y 23 años de la Universidad de Texas (Dallas, Estados Unidos) que querían ser médicos se formaron durante varios días en las instalaciones de Escuela SAMU, lo que les permitió conocer de primera mano la realidad del sector de las emergencias sanitarias.

En Estados Unidos, a su edad, las prácticas no son participativas, sino que los alumnos se dedican exclusivamente a observar. Sin embargo, en Escuela SAMU, los estudiantes se tienen que poner manos a la obra y participar de forma activa en cada ejercicio. “Aquí pueden llevarse hasta 14 horas trabajando sin parar y acaban completamente exhaustos, pero están encantados porque participan y están en contacto directo con las víctimas”, explica Steven Davis.

En concreto, este programa de estudio en el extranjero incluía tres semanas de formación en hospitales de Sevilla, donde realizaban rotaciones por las diferentes especialidades médicas, y otra semana de ejercicios prácticos en Escuela SAMU sobre soporte vital al trauma en el ámbito prehospitalario.

“Estudiar en el extranjero en mi época, a finales de los años ochenta, significaba una inmersión cultural y lingüística. Hoy esto ha cambiado mucho. La duración de los programas es menor y cada vez más clases se imparten en inglés. No hay una inmersión cultural ni lingüística, sino que esta experiencia se basa más en saborear y descubrir el mundo”, explica Steven Davis, director de GlobalEd. “El número de estudiantes extranjeros se ha incrementado muchísimo en los últimos treinta años y para las universidades es algo a su favor tener alumnos en el extranjero”.

Con la llegada de la pandemia, GlobalEd, al igual que otras muchas empresas, tuvo que renovarse y explorar nuevas formas de colaboración con las diferentes entidades, incluida SAMU. “Los efectos de la crisis del Covid-19 en mi sector, que se basa en estudios extranjeros, fueron catastróficos. Pasamos de 100 a menos cero. Los gastos fijos eran los mismos, pero no teníamos ingresos y, además, tuvimos que hacer frente a devoluciones de pagos realizados”, recuerda Steven Davis.

“Empezamos entonces a pensar qué podíamos hacer y una de las ideas que tuvimos fue poner en marcha prácticas online. Hablamos con universidades en Estados Unidos sobre este nuevo plan y fue nuestra salvación. El mundo no estaba preparado para una pandemia y el aislamiento que esto provocó. Había muchas carreras que requerían de prácticas para terminar los estudios. Nosotros empezamos a ofrecer prácticas online, pero muy enfocadas a empresariales, marketing, gestión, finanzas y las tecnologías de la información, principalmente. En el caso del sector sanitario, hablamos con hospitales para que nuestros estudiantes realizasen prácticas, pero siempre relacionadas con la gestión y la administración”.

Según explica el fundador de GlobalEd, conforme se comenzaban a abrir las fronteras y las normas anticovid eran más flexibles, comenzaron a desarrollar un nuevo programa de rotaciones en ambulancias junto a SAMU, en concreto en Sevilla y Málaga, pero éste no tuvo la aceptación que se esperaba.

Además, durante la pandemia, los estudiantes de GlobalEd participaron como voluntarios en varias iniciativas de SAMU First Response, la filial de SAMU en Estados Unidos. “Un grupo de alumnos de la Universidad de Dallas colaboró en la creación de conciencia y en darle visibilidad al proyecto de SAMU en Estados Unidos, ayudamos a contactar con posibles donantes y participamos durante un año en las diferentes fases del programa de acogimiento y asesoramiento de familias y menores no acompañados durante la última gran crisis migratoria vivida en EEUU”, apunta Steven Davis.

El pasado año, varios egresados realizaron prácticas formativas en la clínica SAMU Wellness, especializada en salud mental, y en la Residencia Santa Ana, que se centra en la atención a personas dependientes con daño cerebral adquirido, centro gestionado por Fundación SAMU.

Además, este año un grupo de 19 estudiantes han realizado un curso intensivo de un día en Escuela SAMU y GlobalEd ha desarrollado un programa de dos semanas con ejercicios de soporte vital de trauma prehospitalario en Escuela SAMU que se completarían con rotaciones en hospitales de Sevilla. “Este verano no hemos podido sacarlo adelante, no he logrado venderlo bien, pero es un buen programa y estamos seguros de que podremos ponerlo en marcha el próximo año. No obstante, estamos contentos porque en julio tuvimos a 100 estudiantes de manera simultánea en Sevilla y 37 de ellos realizaron prácticas en hospitales”, apunta Steven Davis.

“Ahora no tenemos un programa claro sobre la mesa con SAMU, pero no me sorprendería estar hablando de uno la semana que viene. SAMU me ve como un recurso, igual que yo los veo a ellos. Juan González de Escalada, director de Emergencias de SAMU, y todo su staff son unos grandes profesionales, especialmente, Thomas Couyotopoulo, director de escuela SAMU, y el instructor Andrés Rodríguez Holst, unos magníficos líderes y profesionales”.

“Para mí, SAMU forma parte de mi familia. Tenemos una mentalidad muy parecida, muy abierta, siempre con la intención de colaborar y de crecer juntos en muchas iniciativas”, continúa Davis, que asegura que sus estudiantes viven una experiencia única en SAMU y que “jamás podrán tenerla en EEUU”. “Aquí tienen contacto directo con el mundo de las emergencias y hospitalario. En EEUU, son demasiados jóvenes, no por edad, sino por su trayectoria académica, y no pueden realizar prácticas médicas. Mis estudiantes, cuando echan su solicitud para ser pediatras, por ejemplo, pueden explicar su experiencia y decir que han estado presentes en más de un parto o que han hecho rotaciones en cardiología, radioterapia, pediatría o urgencias”. Estos estudiantes tienen una experiencia diferente a la del resto de alumnos, lo que los hace más competitivos y únicos.

“Todo el mundo debería vivir una experiencia así”

Alba Molina Fajo y Julia Ceballos Ramírez. Enfermeras y miembros del contigente que ha participado en la Misión de Chile.

 

Las enfermeras especialistas en Pediatría Alba Molina Fajo (Jaca, Huesca, 1995) y Julia Ceballos Ramírez (Granada, 1998) formaron parte de la misión humanitaria de Fundación SAMU en Chile que se desarrolló entre junio y julio de este mismo año en Coyhaique, ciudad de la región de Aysén, al sur del país. Durante 18 jornadas consecutivas, ambas voluntarias hicieron frente al brote de virus respiratorio sincitial que ha afectado, de forma especial, a bebés menores de un año, provocando al menos siete fallecimientos en los peores días de la crisis y una saturación de camas para pacientes críticos.

Este despliegue volvió a demostrar la capacidad de respuesta y de especialización de Fundación SAMU ante la llamada de la OPS/OMS (Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud) y su vocación de ayudar a los que lo necesitan, allá donde estén.

—¿Por qué decidieron participar en la misión humanitaria de SAMU en Chile?

—Alba Molina (AM): SAMU buscaba para esta misión un perfil específico de enfermera con experiencia en cuidados críticos pediátricos y casos de bronquiolitis. Todo ello se adaptaba bien a mi experiencia profesional y personal. Siempre intento estar atenta a este tipo de oportunidades laborales y de voluntariado. Cuando me enteré de esta misión sentí que estaba lo bastante preparada para dar el paso.

—Julia Ceballos (JC): En mi caso, conozco SAMU desde que comencé a estudiar la carrera de Enfermería, e incluso me atrevería a decir que desde antes. Siempre me ha interesado mucho su escuela de emergencias, la formación que imparten y todas las labores y acciones que realizan. De hecho, aún tengo pendiente realizar su Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria. La verdad es que no me pensé mucho el participar en la misión de Chile. Desde que era pequeña he querido participar en algún proyecto de ayuda humanitaria y, en este caso, al ser con SAMU, la decisión fue fácil.

—¿Cómo supieron que SAMU estaba preparando una misión a Chile?

—AM: Una compañera que hizo el Máster de Enfermería de SAMU me lo comentó.

—JC: Lo mismo. Me enteré también a través de una compañera que realizó este mismo máster hace ya unos años.

—¿Habían participado anteriormente en alguna otra misión humanitaria?

—AM: Sí, con una ONG local pequeña en Huancayo, Perú, y con la Fundación Pablo Horstmann en Lamu, Kenia.

— JC: En mi caso, ésta ha sido la primera vez.

—¿Qué se encontraron cuando llegaron a Chile?

—AM: Encontramos una situación un poco diferente a la que esperábamos. Había niños ingresados con un diagnóstico de bronquiolitis y necesidades de cuidados críticos en un servicio de UCI de adultos con una falta de profesionales con experiencia en el manejo del paciente crítico pediátrico.

—¿En qué estado ingresaban los niños?

—JC: No todos los niños ingresaban con la necesidad de unos cuidados intensivos. Todo se iba viendo en función de la evolución del paciente. Pero sí es cierto que algunos de ellos llegaban al hospital directamente con necesidad de ventilación mecánica o con un patrón respiratorio complicado.

—¿Les recordaba la virulencia del virus sincitial a los tiempos del coronavirus en España?

—AM: Sí, en general, la virulencia y el estado en el que ingresaban los pacientes resultaba similar al que nos habíamos enfrentado en España unos meses antes en nuestra propia epidemia en invierno.

—JC: Más que a la situación de 2020 ó 2021, a mí me recordó más a la situación vivida el pasado invierno en España. Nosotras mismas en nuestra unidad vivimos una situación difícil. Hubo muchos niños ingresados por VRS (virus sincitial respiratorio), que requirió de un aumento de personal y de camas de cuidados críticos pediátricos.

—¿Cuál era el estado de alerta entre la población?

—AM: La población estaba bastante enterada de la situación de la epidemia de infección respiratoria infantil y los medios de comunicación se hacían eco constantemente de la misma, así como de la preocupación local sobre la falta de una UCI pediátrica para dar respuesta a los niños que llegaban en una situación crítica.

—JC: Las personas estaban algo angustiadas porque relacionaban esta situación con otra anterior vivida en 2017, cuando tuvieron una carga asistencial muy grande, sobre todo, de pacientes pediátricos, y en la que en más de una ocasión vivieron momentos difíciles y duros.

Recursos disponibles

—¿Cómo era el hospital en el que trabajaron?

—JC: Si tuviese que clasificarlo como normalmente hacemos aquí en España, diría que se trataba de un hospital de carácter comarcal. El centro contaba con la mayoría de los servicios esenciales. Estaba bien dotado tanto de personal como de material y equipamiento. Y, con respecto a lo que nos podemos encontrar en nuestro país, no había mucha diferencia. Lo que sí es cierto es que, en los que se refiere al área de pediatría, no contaba con todos los recursos necesarios. En este caso, no contaba con una UCI pediátrica, un proyecto que se lleva gestionando, según nos informaron, desde 2017.

—¿Con qué medios contaban? ¿Eran similares al de un hospital de España?

—AM: A nivel de medios, el hospital de Coyahique, hasta lo que nosotras humildemente pudimos conocer, estaba adecuadamente dotado. Las diferencias se evidenciaban más a nivel de recursos humanos formados de forma específica para utilizar los medios disponibles para dar unos cuidados concretos a la población pediátrica.

—¿Cómo fue el trabajo con el equipo local?

—JC: El trabajo con el equipo de allí fue muy fácil. Nos recibieron muy bien. Además, creo que nuestro equipo se adaptó muy bien a ellos, al igual que ellos a nosotros. SAMU fue a ayudar y, aunque es verdad que acabamos adaptándonos a su forma de trabajar, siempre aceptaban cualquier consejo o experiencia que les transmitíamos.

—¿Qué aprendizajes y lecciones se han traído de esta experiencia?

—AM: La colaboración fue muy satisfactoria. Nos recibieron con amabilidad y compartieron con nosotras turnos y momentos duros, aportando con ellos a la vez nuestros conocimientos y experiencias particulares.

—JC: Con esta experiencia he podido confirmar que dedicarse al ámbito sanitario es algo vocacional, pues, independientemente de los recursos que se tengan, todo el personal se involucra al cien por cien para que el paciente salga hacia delante o para que los cuidados que reciban sean siempre los más óptimos posibles.

—¿Cómo valoran la experiencia?

—JC: Ha sido muy positiva tanto a nivel profesional como personal. Creo que todo el mundo debería vivir alguna vez una experiencia así.

—¿Qué fue lo que más les impresionó o les resultó más difícil de hacer?

—AM: Para mí, quizás, la parte más difícil fue lidiar con algunas situaciones críticas en las que, en mi contexto de trabajo, estoy acostumbrada a proceder de forma protocolizada, lo que asegura una respuesta organizada y eficaz, pero, en Chile, no siempre podía actuar así, ya que el servicio de UCI pediátrica todavía estaba en proceso de desarrollo, con algunos profesionales instruidos en ese área de práctica clínica pero con muchos todavía en el proceso de formación.

—JC: Lo que más me impresionó fue el hecho de que un hospital un poco incomunicado a nivel de carreteras no contará con una unidad de cuidados críticos pediátricos y sí con otros servicios. Y lo que tal vez me costó un poco más fue el tema burocrático, dado que los pacientes con ventilación mecánica tenían que ser trasladados a un hospital que contara con unidad de críticos pediátrica y eso suponía realizar varias gestiones. Es algo que nosotras no llegábamos a manejar del todo. Pero es cierto que todo es hacerse al sistema de trabajo.

—¿Repetirían la experiencia?

—AM: Me encantaría tener la oportunidad de repetir con SAMU en próximas misiones, especialmente en proyectos de ayuda humanitaria motivada por desastres naturales, un área humanitaria en la que no he trabajado nunca y en la cual tengo un gran interés en aprender.

—JC: Repetiría sin lugar a dudas. La experiencia ha sido enriquecedora en todos los sentidos. Y trabajar con SAMU también lo ha hecho todo mucho más fácil.

Misión Chile: especialización, disponibilidad y vocación

La misión sanitaria de Fundación SAMU en Chile ha llegado a su fin el 10 de julio después de 18 jornadas de trabajo sobre el terreno en el país para hacer frente al brote de virus respiratorio sincitial que ha afectado, de forma especial, a bebés menores de un año durante los dos últimos meses. El despliegue ha vuelto a demostrar la capacidad de respuesta y de especialización de la entidad ante la llamada de la OPS/OMS (Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud) y su vocación de ayudar a los que lo necesitan, allá donde estén.

La misión se activó el 23 de junio en respuesta a la petición de apoyo del Ministerio de Salud de Chile (MINSAL) y de la OPS/OMS, que ha movilizado a los Equipos Médicos de Emergencia (EMT) internacional ante la gravedad de la situación. Fundación SAMU, con sede en Sevilla, es uno de estos equipos certificados.

Los cuatro sanitarios desplazados a Coyhaique, ciudad de la región de Aysén, han regresado esta semana a España después de cubrir 224 horas de enfermería y 224 horas de medicina general, y de realizar 18 atenciones sanitarias a niños y niñas que sufrían, mayoritariamente, patologías respiratorias en la UCI del hospital regional. Además, se han ofrecido cinco sesiones formativas en ecografía pediátrica para los profesionales del centro.

El equipo de SAMU ha estado formado por las enfermeras especialistas en cuidados pediátricos Julia Ceballos y Alba Molina, los intensivistas pediátricos Nils Casson y Alberto Ferrín (que se relevaron en el cargo el 1 de julio), y el director del área de Emergencias SAMU y responsable de la misión, Juan González de Escalada.

El subsecretario de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud de Chile, Osvaldo Salgado, y el Asesor Internacional en Sistemas y Servicios de Salud de OPS/OMS Chile, Mario Cruz, recibieron al equipo y valoraron su papel decisivo como equipos “altamente especializados” en la campaña de invierno de control del virus en la región de Aysén.

Juan González de Escalada, tras su aterrizaje en España, ha valorado la capacidad de respuesta inmediata de Fundación SAMU ante el llamamiento de la Organización Panamericana de la Salud y el trabajo intensivo del equipo desplazado al país: “Hemos podido trabajar codo con codo con los profesionales locales para ayudar a los niños que llegaban al hospital en una situación muy complicada”, ha señalado.

Además, el mando de Fundación SAMU ha ensalzado el esfuerzo y capacidades del equipo humano del Hospital de Coyhaique, y ha agradecido a todas las personas que forman parte de las áreas de tratamiento intermedio pediátrico y cuidados intensivos “la generosidad que han mostrado compartiendo la intimidad de su trabajo”.

En su reporte del 21 de junio, el MINSAL informó de que, hasta esa fecha, un total de siete menores de un año habían fallecido en el país a causa del virus respiratorio sincitial. Fue el momento en el que se activó la misión de SAMU.

“El virus sincitial causa una enfermedad grave, genera una destrucción del tejido de los pulmones y una insuficiencia respiratoria en los niños, especialmente en los menores de un año”, explicó el jefe del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, Christian García. “Durante la pandemia, se ha generado una gran población susceptible y esto explica, en parte, la gran cantidad de circulación y de casos detectados por nuestro sistema sanitario”, añadió.

Las autoridades catalogaron el brote como “el más grande de los últimos años” y anunciaron el regreso del uso obligatorio de mascarillas para profesores y niños mayores de cinco años en espacios escolares cerrados hasta el término de la alerta sanitaria, fijado el 31 de agosto.

Hasta el 21 de junio había un 92% de ocupación de camas críticas en los hospitales tanto en el sistema público como en el privado, que suman 1.386 plazas como dotación excepcional. A 5 de julio, la ocupación de las camas pediátricas en el país era del 75,6% y los casos de virus respiratorio sincitial ya estaba en descenso.

Últimas misiones

Fundación SAMU, especializada en emergencias sanitarias y acción social, ha desarrollado en las dos últimas décadas misiones humanitarias en países como Irán, Marruecos, Indonesia, Sri Lanka, Haití, Perú, Sudán, Costa de Marfil, Sierra Leona, Nepal, Filipinas, Francia, El Salvador, Costa Rica, Honduras y República Dominicana.

Las dos últimas misiones desplegadas por SAMU se desarrollaron en 2022 en las fronteras de Ucrania, con motivo de la crisis provocada por la invasión rusa, y a principios de este año, en Turquía, tras el terremoto que devastó el sureste del país.

Rumbo a Chile contra el virus respiratorio sincicial

Una misión de sanitarios de Fundación SAMU partió el viernes 23 de junio desde Sevilla con destino a Chile para sumarse al dispositivo internacional que hace frente a la crisis provocada por un brote de virus respiratorio sincicial (VRS). Hasta final de junio, el virus había causado la muerte de siete bebés lactantes en el país. El brote ha puesto a las autoridades sanitarias en vilo.

Fundación SAMU ha activado esta misión de cooperación como respuesta a la solicitud de apoyo internacional formulada por el Ministerio de Salud de Chile (MINSAL) y de la PAHO (Organización Panamericana de la Salud) a entidades colaboradoras de todo el mundo.

Cuatro voluntarios forman parte de este primer contingente: dos enfermeras especializadas en pediatría, Julia Ceballos y Alba Molina; un intensivista pediátrico boliviano, Nils Casson; además del director de área de Emergencias de SAMU, Juan González de Escalada, que está al frente de la misión.

Tras las conversaciones mantenidas con la PAHO, los especialistas de SAMU irán destinados al refuerzo de la UCI pediátrica del hospital de Coyhaique, ciudad de la región de Aysén. Es una zona muy poco poblada del sur de Chile, con enormes glaciares, fiordos y montañas nevadas, en la que se ha identificado la necesidad de reforzar las urgencias pediátricas. El proyecto tiene una duración inicial estimada de dos semanas.

Recepción de candidaturas

“Estamos abiertos a la posibilidad de enviar más equipos, aunque la singularidad de esta misión es que necesitamos personal especializado en cuidados intensivos pediátricos, que es el que puede desempeñar un papel decisivo ahora en el país. Tenemos abiertos nuestros procesos de selección”, ha explicado Juan González de Escalada.

En su reporte del miércoles 21 de junio, el MINSAL informó de que, hasta la fecha, un total de siete menores de un año habían fallecido en el país a causa del virus respiratorio sincicial.

“El virus sincicial causa una enfermedad grave, genera una destrucción del tejido de los pulmones y una insuficiencia respiratoria en los niños, especialmente en los menores de un año”, ha explicado el jefe del departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, Christian García. “Durante la pandemia, se ha generado una gran población susceptible y esto explica, en parte, la gran cantidad de circulación y de casos detectados por nuestro sistema sanitario”, ha añadido.

Las autoridades chilenas han catalogado el brote como “el más grande de los últimos años” y han anunciado el regreso del uso obligatorio de mascarillas para profesores y niños mayores de cinco años en espacios escolares hasta el término de la alerta sanitaria, fijado para el 31 de agosto.

En el citado reporte del 21 de junio, había un 92% de ocupación de camas críticas en los hospitales tanto en el sistema público como en el privado, que suman 1.386 plazas como dotación excepcional.

Bajas temperaturas

Además, se habían registrado 235 traslados pediátricos desde el inicio de la campaña de invierno. Para los próximos días, los pronósticos no son alentadores: la bajada de las temperaturas y la coincidencia del virus sincicial con otras patologías como la gripe amenazan con congestionar aún más la red hospitalaria.

Las dos últimas misiones internacional desplegadas por SAMU se desarrollaron en 2022 en las fronteras de Ucrania, con motivo de la crisis humanitaria provocada por la invasión rusa, y a principios de este año, en Turquía, tras el terremoto que devastó el sureste del país.

En las dos últimas décadas, SAMU ha desplegado misiones humanitarias en países como Irán, Marruecos, Indonesia, Sri Lanka, Haití, Perú, Sudán, Costa de Marfil, Sierra Leona, Nepal, Filipinas, Francia, El Salvador, Costa Rica, Honduras y República Dominicana.

Andrea Gallegos-Montilla, managing director de SAMU First Response: “El equipo ama lo que hace y se siente orgulloso de ayudar”

Andrea Gallegos-Montilla, nueva responsable de SAMU First Response, es una politóloga con más de 15 años de experiencia en relaciones internacionales y asuntos multilaterales, gestión de programas, asistencia humanitaria y servicios sociales y educativos para familias vulnerables.

—¿Cuáles han sido sus ocupaciones antes de ser nombrada directora gerente de SFR?
—Empecé en la organización como gerente del Centro de Descanso de SFR en EEUU y, luego, fui directora adjunta para Acogida y Logística.

—¿Qué funciones realizaba en esa última etapa?
—Dada la crisis migratoria en la frontera entre Estados Unidos y México, SAMU First Response se ha encargado del proceso de bienvenida para los migrantes que llegan a Washington DC, así como del Centro de Respiro de Emergencia en Maryland para atender las necesidades agudas de los solicitantes de asilo y otros migrantes que pasan por el área de Washington DC. Como directora adjunta para la Acogida y Logística, aseguraba la provisión de servicios de alta calidad en el Centro de Descanso que tenemos en Montgomery County, Maryland, y desarrollaba políticas, procedimientos y herramientas para brindar servicios culturalmente competentes e informados. En particular, la atención básica pertinente en casos de trauma.

—¿Cómo se concretaban esas responsabilidades en el día a día?
—Hablamos del servicio de alimentos; los servicios especializados de atención y referencias para los migrantes; la distribución de suministros de ropa e higiene; el uso de baños comunitarios; uso de los espacios de alojamiento temporal; atención médica; seguridad y servicios de limpieza y transporte, entre otros. Además, me encargaba de la orientación, capacitación y supervisión a los gerentes o coordinadores de turnos y el personal del centro, que está operativo 24/7 los 365 días del año. Otras funciones giraban en torno a recopilar datos, sintetizar información relevante y reportar a donantes y socios, o contribuir a los informes gubernamentales y otros requeridos por la operación. Además, identificaba áreas de mejora en el servicio, brindaba apoyo a la puesta en marcha de nuevos programas o procesos operativos, establecía relaciones con los proveedores, supervisaba las adquisiciones para el centro, así como colaboraba con los presupuestos y control financiero de la operación.

—Y ahora, ¿cuál es su ocupación?
—Fortalecer y hacer crecer la organización proporcionando a SFR de visión, dirección y un sentido claro de misión y valores. Asegurar la eficacia general, la salud y el espíritu de la organización, la calidad y el impacto de su trabajo. Dirigir la consecución de sus objetivos, en su diversificación y estrategias generales, en su proceso de planificación a largo plazo y facilitar el desarrollo continuo de los programas. Asegurar que la organización recaude los fondos necesarios para funcionar de manera efectiva y administre sus recursos de manera sólida y eficiente. Mantener y mejorar la imagen pública general, la reputación y las relaciones clave de la organización, incluidas las relaciones con los gobiernos locales y las partes interesadas en la operación, así como siendo una portavoz efectiva de la organización (participar en iniciativas selectas de divulgación y promoción).

—Sus funciones son numerosas.
—También trabajo activamente con los miembros de la junta directiva y doy cuenta ante ella del bienestar fiscal de la organización. Además, me encargo de contratar y supervisar al personal y de proporcionar un ambiente de trabajo colegiado, tranquilo y colaborativo centrado en la población que atendemos. Cultivo y mantengo relaciones externas claves tanto a nivel local como nacional. Y brindo apoyo programático y orientación al personal que trabaja con familias inmigrantes, entre otras muchas otras acciones.

—¿Qué supone para usted profesionalmente este nuevo reto?
—En este trabajo siento que se conjugan una cantidad de factores claves para mí. En lo personal, siento la satisfacción de amar lo que hago y soy muy consciente de que el éxito y mi felicidad va estrechamente entrelazado con mi vocación de servicio, por usar las reflexiones de José Luis Rodríguez, con quien compartí una jornada en el marco de la sesión del curso de Talento Directivo llevado a cabo en Berrocal a comienzos de abril. Desde muy temprana edad he aprovechado y he ido en búsqueda de las oportunidades que me permitieran combinar gustos y afinidades con procesos de aprendizaje y nuevos retos relacionados con temas sociales y necesidades comunitarias tanto a nivel local como en el plano internacional. Es algo intrínseco que ha guiado mi vida con gran entusiasmo, dedicación y compromiso, a pesar de los cambios y los cierres de ciclo naturales que trae la vida.

—¿Y profesionalmente?
—A pesar de no haber buscado o pedido esta posición de liderazgo, ni haber previsto el momento ni la forma en la que se presentaría, este nuevo reto en la dirección general de la organización en EEUU supone para mí un horizonte nuevo y esperanzador. El haberme incorporado al equipo cuando lo hice, en julio del año pasado, me hace sentir muy orgullosa de todos los logros conseguidos a la fecha y estoy muy comprometida con el importante trabajo que desempeñamos día y noche. Asumo este nuevo reto como un crecimiento y transformación positiva, en el que pretendo tomar decisiones informadas, mejorar procesos e implementar acciones que nos hagan más eficientes y eficaces, sin dejar de lado nuestra empatía, nuestra calidez, y otras valiosas cualidades que gozamos en el equipo.

—¿Cómo es el equipo de Estados Unidos?
Tengo la fortuna de sentirme apoyada, motivada y comprometida con el maravilloso grupo de SAMU y su hermana menor en EEUU, SAMU First Response, donde actualmente contamos con un increíble equipo de 32 profesionales muy comprometidos, que aman lo que hacen y se enorgullecen de ayudar a los que lo necesitan. En estos 10 meses desde que se inició la operación en el área metropolitana de Washington DC, hemos llevado a cabo la respuesta a la mayor crisis migratoria de los EEUU en su historia con un enfoque integral y culturalmente competente para garantizar que los recién llegados tengan acceso a una variedad de servicios que incluyen alimentos, ropa, instalaciones de higiene y descanso, apoyo médico, de orientación legal y de acceso a información y recursos claves para navegar los sistemas y condiciones particulares en cada una de sus ciudades de destino.

—¿Qué retos se ha marcado?
—Tengo el reto y la expectativa de dirigir de la mejor manera posible a este equipo, mejorar la operatividad de los proyectos actuales y crear nuevos programas e iniciativas, garantizando la sostenibilidad a corto y largo plazo de SAMU First Response. En lo personal, el mayor reto que tengo es lograr un mejor balance en mi vida personal con la carga laboral, evitando la fatiga extrema y disfrutando a la vez de mi familia y mi rol materno.

Turquía 2023: La vida y la muerte bajo los escombros

Alas cuatro horas y diecisiete minutos del 6 de febrero, cuando casi toda la población estaba sumida en el sueño profundo de la madrugada, dos terremotos consecutivos sacudieron las provincias del sureste de Turquía y el norte de Siria, una de las zonas sísmicas más activas del mundo. Los seísmos, de magnitud 7,8 y 7,5 en la escala de Richter, tumbaron ciudades enteras en lo que el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, definió como la mayor tragedia sufrida en el país desde el terremoto de Erzincan, sucedido en 1939. La devastación fue similar en Siria, país que además cuenta con el agravante de estar sumido en una guerra civil desde hace más de diez años. Poco después del amanecer del mismo 6 de febrero, cuando ya se contabilizaban por miles los muertos y desaparecidos en ambos países, SAMU, en España, activó un gabinete de crisis para valorar su intervención inmediata en la catástrofe.

En la misma mañana se establecieron contactos con los financiadores habituales de la Fundación y con diversas instituciones para recabar apoyos para la puesta en marcha de la misión. SAMU también ofreció su estatus de “disponibilidad” a los equipos Emergency Medical Teams (EMT) de la Organización Mundial de la Salud. La iniciativa EMT tiene como objetivo priorizar y mejorar la capacidad de los equipos locales para responder a las emergencias y fortalecer la red para brindar apoyo en emergencias cuando sea preciso en contextos como el desatado por los terremotos.

Las primeras gestiones dieron como resultado el envío de un equipo cinológico a Turquía formado por tres personas: Juan Gutiérrez Zazo, como responsable del dispositivo, Juan Hidalgo Martínez, como jefe de rescate, y el guía canino Antonio Miranda Escudero. Junto a ellos, un elemento clave en la expedición: Homero, un pastor belga de seis años entrenado para labores de rescate desde que era un cachorro de dos meses. Partieron en dirección a Turquía desde Escuela SAMU (Gelves, Sevilla) en la mañana del 8 de febrero.

Unas horas antes, de forma paralela, Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU, acompañado de efectivos de la ONG estadounidense Project Hope, colaboradora habitual de SAMU, había partido desde España con dirección a Turquía para valorar sobre el terreno la oportunidad de despliegue de una misión sanitaria de la entidad. El objetivo de ambas organizaciones era enviar con la mayor celeridad posible un equipo médico de primera intervención, en coordinación con las autoridades de emergencias locales e internacionales.

El escenario tras el desastre

Con la colaboración de Project Hope y Médicos del Mundo, el equipo cinológico se desplegó en Adiyaman, ciudad al sureste de Turquía con una población de alrededor de 330.00 personas que estaba completamente devastada tras los temblores de la tierra. El escenario, según relató desde allí Juan Gutiérrez Zazo, estaba formado por edificios convertidos en escombros; personas durmiendo en la calle o deambulando sin tener dónde ir después de haberlo perdido todo; hogueras en las calles para aliviar el frío extremo; desabastecimiento de agua corriente y electricidad; puestos callejeros improvisados repartiendo comida o botellas de agua potable, y equipos de rescate intentando mantener la esperanza de encontrar supervivientes en el desastre. “He visto unos niveles de solidaridad muy importantes”, subrayaría Gutiérrez Zazo.

Desde su llegada, la misión del equipo era “encontrar vidas”. “Íbamos allí a rescatar a personas. Nos iban dando avisos de dónde se escuchaban voces, lugares en los que podía haber supervivientes bajo los escombros. Dábamos orden al perro para que buscara dentro del edificio derruido, si es que era posible”, recuerda Zazo.

En medio de la devastación total, el equipo de SAMU solo pudo encontrar cadáveres. “Que no pudiéramos rescatar a personas con vida era una probabilidad que teníamos en mente. El tiempo allí juega en contra del rescate por la magnitud del seísmo y por las condiciones meteorológicas que nos hemos encontrado, que no eran nada favorables”, señala. “Son muchas las imágenes que se quedarán con nosotros, como el cuerpo sin vida de una mujer embarazada que encontramos en su cama junto a otra hija encima, el de una señora muy mayor… Son momentos que serán difíciles de olvidar”.

Tras el rescate, excavadoras

El equipo cinológico dividió sus cinco días de trabajo entre las ciudades de Adiyaman y Antioquía, gracias al soporte de Médicos del Mundo y Project Hope, y también “gracias al pueblo turco, que a pesar de que lo está pasando muy mal, se desvivía por agradecer todo lo que se está haciendo por ellos”, observa Gutiérrez Zazo. La misión finalizó el 13 de febrero, ya sin ninguna esperanza de encontrar supervivientes entre los escombros, y cuando los equipos de rescate eran sustituidos sobre el terreno por las excavadoras y los camiones.

En paralelo al trabajo de este dispositivo, Borja González de Escalada, vicepresidente de SAMU, realizaba tareas de inteligencia a fin de detectar oportunidades para el despliegue de un equipo de sanitarios, en mitad de una ola de ayuda humanitaria. Recorrió zonas afectadas, ciudades “semifantasmas”, como Adiyaman y Antioquía, hasta reunirse con el dispositivo cinológico y unirse a las labores de búsqueda.

Pendientes de autorización

Borja González de Escalada, en contacto permanente con las autoridades locales y con el gabinete de crisis operativo en España, alargó su estancia unos días más en Gaziantep a fin de obtener la autorización para llevar un hospital de campaña con sanitarios españoles a las zonas más afectadas por el terremoto. Esa autorización, sin embargo, sigue pendiente, y todo apunta a que se postergará hasta marzo, aunque las necesidades de ayuda en el ámbito sanitario en el país se prolongarán durante meses.

Al cierre de esta edición de Revista SAMU, el número de víctimas del terremoto en Turquía superaba las 43.500 personas. El ministro del Interior, Süleyman Soylu, precisó que, en la provincia de Hatay, la más afectada por el seísmo, todavía había algunos edificios con personas bajo los escombros. En Siria el número de fallecidos supera los 6.000, pero la cifra está abierta.

Fundación SAMU, entidad especializada en emergencias sanitarias y acción social, ha desarrollado en las dos últimas décadas misiones humanitarias en países como Irán, Marruecos, Indonesia, Sri Lanka, Haití, Perú, Sudán, Costa de Marfil, Sierra Leona, Nepal, Filipinas, Francia, El Salvador, Costa Rica, Honduras y República Dominicana.

Los usuarios de SAMU First Response dan un 10 al servicio

El trabajo del equipo de SAMU First Response en la atención a miles de personas migrantes en Washington D.C. procedentes de los estados fronterizos del sur ha sido ensalzado por múltiples entidades y administraciones públicas. El ejemplo más destacado es el de la propia alcaldesa de la capital de Estados Unidos, Muriel E. Bowser, que declaró al equipo de SAMU “colaborador de confianza” del Gobierno local por su desempeño. Este mes, esta misión recibe otro reconocimiento muy especial: el de los propios beneficiarios, que, a través de las encuestas de satisfacción realizadas por el equipo, conceden las máximas valoraciones a la atención recibida y la calidad del servicio.

El documento Análisis de satisfacción del servicio recibido en el centro de Estados Unidos de diciembre de 2022 recoge los resultados de 277 encuestas realizadas a usuarios durante el mismo mes. En respuesta a la pregunta “¿Cómo valora su seguridad, comodidad y dignidad con el servicio prestado?”, el 97% de los usuarios otorgó la máxima puntuación del formulario, “muy bien o mucho”. De la misma forma, en respuesta a la cuestión “¿Cómo valoraría la atención o el trato que reciben del personal (amabilidad, eficacia, ser escuchados, ser atendidos con rapidez…)?, el 95% señaló la máxima valoración posible, “muy bien o mucho”. Y como contestación a la pregunta “¿Cómo valoraría la atención o el trato que reciben del personal (amabilidad, eficacia, ser escuchados y ser atendidos con rapidez)?, el 97% de los usuarios declaró que “muy bien o mucho”, de nuevo el punto más alto del baremo.

Con estancias de entre uno y siete días, los usuarios han pasado principalmente por el centro de SAMU First Response de forma individual (29%) o en núcleos familiares de dos personas (18%) o tres personas (15%).

Este alto grado de satisfacción que reflejan las encuestas es un motivo de satisfacción más para el equipo de SAMU First Response, que trabaja desde mediados del año pasado en Washington D.C. para dar respuesta a la emergencia declarada por la ciudad para recibir a las personas migrantes desplazadas desde los estados fronterizos del sur de los Estados Unidos. La misión de SAMU ha atendido a más de 5.000 personas, formando parte de un entramado institucional público y privado cada vez más sólido.

Entre junio y septiembre de 2022, 13 voluntarios de las áreas de Infancia y Familia, Servicios Socioeducativos y de la Mujer y Dependencia e Inclusión Social de SAMU, además de personal de Escuela SAMU, participaron en esta misión desplazados desde España.

SAMU First Response empieza su trabajo dando apoyo a los migrantes que van llegando en autobuses a la ciudad procedentes del estado de Texas y Arizona. La población atendida procede de Colombia y Venezuela y, en menor medida, de Perú, Nicaragua, Cuba o Haití. Además, se han encontrado casos de otros países como Jamaica, India, Senegal, República Democrática del Congo, Rusia o Siria, entre otros.

A final del año pasado, SAMU logró la autorización necesaria para el montaje y puesta en marcha de un refugio en la localidad de Rockville (Maryland) que lleva por nombre Respite Center (Centro de Respiro).

Santo Domingo, nuevo municipio aliado de SAMU en Ecuador

Fundación SAMU y el Gobierno descentralizado Municipal de Santo Domingo, en Ecuador, han puesto en marcha un convenio de cooperación técnica para desarrollar acciones que promuevan el desarrollo social, económico, sanitario y la protección de colectivos vulnerables en este territorio ecuatoriano.

El convenio fue rubricado en Sevilla por José Antonio Trujillo, director general adjunto de SAMU, y por María Fernanda Betancourt, representante del Consejo Cantonal para la Protección del Derecho de Santo Domingo, que se desplazó a España el 10 y 11 de enero al frente de una delegación del municipio.

En estos dos días, la expedición ecuatoriana, de la mano de responsables de SAMU, pudo conocer a fondo recursos de la organización como Kata Universo Catering, la escuela de emergencias sanitarias Escuela SAMU y la clínica de salud mental SAMU Wellness.

El convenio de cooperación, de dos años de vigencia, se ejecutará a través del establecimiento de programas y proyectos de asesoría, asistencia técnica y gestión compartida, tanto en España como en Ecuador, según señala el documento. Este plan genérico abre una ventana de colaboración en materias en las que trabaja SAMU como salud mental, discapacidad e inclusión social, formación en emergencias sanitarias, infancia y la familia, y socioeducación y mujer.

Las partes se comprometen a “diseñar e implementar de manera conjunta acciones de cooperación internacional que permitan a las instituciones cumplir con los objetivos propuestos en el marco de sus competencias”. “Sobre la base de los principios de solidaridad, igualdad y respeto mutuo, de conformidad con lo establecido en sus ordenamientos internos, los países podrán establecer misiones con carácter voluntario para cumplir con el objetivo del convenio”, señala el texto.

Con este convenio, SAMU sigue afianzando sus lazos con Latianoamérica en materia de cooperación, formación e intercambio de conocimientos y experiencias. En octubre del año pasado, el presidente de la entidad, Carlos González de Escalada, y el director para Iberoamérica, Santiago Llop Meseguer, participaron en una misión institucional en El Salvador y Perú con estos objetivos. El trabajo bilateral con ambos países es intenso y presenta enormes posibilidades de desarrollo.

El año pasado también se firmó un convenio marco de cooperación técnica con el Gobierno Autónomo Descentralizado Provincial del Guayas, en Ecuador, en una estrategia similar a la seguida ahora con Santo Domingo.