Nassir: una historia de resiliencia

A punto de cumplir los 17 años, Nassir es el quinto hijo de un total de seis varones, fruto del matrimonio entre Mohamed y Fatiha. Los dos hermanos mayores emprendieron su mismo camino hacia Europa y hoy residen y trabajan en situación regular en Bélgica. El resto de su familia vive en Alhucema (Marruecos). Allí, su padre y sus hermanos no rechazan ninguna oportunidad laboral y realizan trabajos de todo tipo. Su madre, que, al igual que el padre, no tiene estudios mínimos, se dedica a las tareas del hogar.

Al hablar de su familia, Nassir la considera como una unidad estable y en la que sobra el cariño, aunque la falta de recursos económicos del medio familiar le obligó a abandonar la escuela y a trabajar desde muy pequeño. Sufrió una emancipación prematura que le convirtió en adulto antes de tiempo, saltándose muchas etapas de la infancia de cualquier niño.

A pesar del calor de su hogar, la difícil situación económica de su familia, unida a los testimonios de conocidos y familiares que consiguieron llegar a la Península para trabajar en la aceituna de Jaén o en los invernaderos de Almería, hicieron que Nassir fuera gestando la idea de emigrar, hasta que en el verano de 2017 y con tan sólo 15 años, consiguió atravesar en una patera de tres metros las 90 millas náuticas que le separaban de su sueño.

No todo ha sido un camino de rosas para Nassir. Desde su llegada a España ha habido luces y sombras en su trayectoria. Aunque siempre ha sido un buen chico, muy trabajador y colaborador en los quehaceres de nuestro centro El Bosque. Durante este camino ha conocido a personas que le han ayudado pero también mantuvo relaciones con personas inadecuadas.

Como a otros menores, le llegó la frustración de verse solo en una sociedad de acogida con una religión, una cultura y unas costumbres diferentes, que lo considera como un individuo desamparado pero que a su vez puede repatriarlo.

Todo estos factores, unidos a la imposibilidad de trabajar legalmente en nuestro país debido a la vulnerabilidad que le rodea por su condición de menor, extranjero y sin familia, provocaron una situación insostenible que motivó su huida del centro a finales del pasado verano. Entonces comenzó un periplo que le llevó a recorrer la Península de norte a sur, buscando una alternativa que nunca llegó. Durante este tiempo, algunos de nosotros mantuvimos contactos con él, en un intento de hacerle recapacitar. Finalmente, en vísperas de la pasada Navidad, Nassir volvió.

Pidió disculpas por todo lo sucedido y también pidió una segunda oportunidad que, como hemos podido comprobar, sí ha sabido aprovechar y exprimir al máximo. Su capacidad de sobreponerse a la adversidad y a la dificultad de sus circunstancias es la que da nombre a este artículo, la resiliencia que ha demostrado.

Actualmente, Nassir está inmerso en el programa de inserción laboral que Residencial El Bosque ofrece a aquellos menores de nuestro centro próximos a cumplir la mayoría de edad. Esto ha sido posible gracias a la colaboración desinteresada de Mateo, su esposa Lorenza y su hijo José, familia que regenta La Cañada del Patriarca, un negocio rural situado en la cara sur de la Sierra de la Luna (Tarifa), más conocido por su cercanía a la desembocadura del río Guadalmesí.

Hace aproximadamente seis años estos emprendedores iniciaron un proyecto dentro de su actividad ganadera y, desde entonces, elaboran quesos artesanales de leche de cabra. Tanto esfuerzo y dedicación parecen estar dando sus frutos y en un futuro próximo necesitarán aumentar la plantilla, dada la elevada carga de trabajo que supone este proceso, que abarca desde el ordeño hasta la elaboración y distribución de sus quesos. En esta ocasión, se han ofrecido para acoger en prácticas a Nassir, con el fin de ir conociendo posibles candidatos a cubrir este puesto a la vez que contribuyen a causas sociales.

A mediados de mayo quisimos compartir una jornada de trabajo con este matrimonio y su hijo, tanto para conocer el trabajo de Nassir como para estrechar lazos con esta familia, que afirma estar encantada con la implicación y la seriedad con la que el joven afronta sus prácticas.

“Es un niño respetuoso, muy trabajador y coge las cosas al vuelo. No hay que repetirle nada y, si termina alguna de las tareas, enseguida está haciendo otra cosa, sin esperar a que nadie le diga lo que tiene que hacer. Aquí siempre hay mucho trabajo, tanto con los animales, como con la elaboración del producto o el mantenimiento de las instalaciones”, relata Lorenza.

“El trabajo que realiza es de gran ayuda. Eso sí, necesita mejorar la lectura y escritura en español porque a la larga, nos hará falta que tenga carnet de conducir”, recalca Mateo, que además sostiene: “Aquí necesito alguien como él, para yo poder dedicarme a otras de mis actividades”.

Es un orgullo observar su evolución, fruto de su propio esfuerzo y del trabajo de muchas personas que se han implicado en su educación hasta que por sí mismo ha sido capaz de reconducir su futuro.

A pesar de las dificultades y de sus frustraciones y errores iniciales, Nassir ha sabido sobreponerse y cambiar su propia percepción de sí mismo, considerándose un hombre fuerte con un objetivo claro: adquirir el permiso de residencia y desempeñar un trabajo de forma legal para ayudar a su familia. Sueña con volver a su tierra e instalar un negocio con el que dar trabajo a sus hermanos mientras que él se dedica a su gran pasión, la pesca. De este modo, en los próximos años espera ahorrar lo suficiente como para adquirir una embarcación y lanzarse de nuevo a ese mar que un día cambió su destino.

Esperamos estar aquí cuando llegue ese momento y poder compartirlo con todos vosotros.

Autor: Jesús Javier Pérez López

El Castillejo abre una biblioteca para los Menas

El Centro de Atención Inmediata El Castillejo ha inaugurado una dependencia muy especial en sus instalaciones que va a prestar un servicio extraordinario a sus usuarios y que eleva su nivel de excelencia. Se trata nada más y nada menos que de una biblioteca. Su apertura, que se produjo en marzo, es la culminación fructífera de muchas gestiones llevadas a cabo por el director y el equipo de profesionales responsables de El Castillejo.

Los fondos con los que cuenta la recién abierta biblioteca abarcan una multitud de campos y son de fácil lectura: geografía, historia, arte, literatura, ciencias, informática, aventuras, español y matemáticas, son solo algunas de las temáticas propuestas en sus estanterías.

Estos fondos son donaciones hechas por la Universidad de Granada en el Campus de Ceuta; por Doña Pilar García, alcaldesa de El Bosque; y por don Pedro Piñero, escritor y Catedrático de Humanidades.

La aceptación de la biblioteca ha sido espectacular. Tanto los trabajos de adecuación de la sala como la clasificación y ordenación de los libros ha contado con la entusiasta colaboración y entrega de nuestros menores. Incluso ya contamos con la implicación de uno de ellos para la figura de bibliotecario.

Para El Castillejo, como centro perteneciente a la gran familia SAMU, esta inauguración es motivo de inmensa alegría. No se trata de una actuación puntual e inconexa, sino de una actividad muy planificada y cuyo objetivo principal es lograr la plena integración de nuestros Menas a través de un pilar clave en la batalla contra la desigualdad, la pobreza y la falta de libertades: la educación.

Ahora tenemos ante nosotros un nuevo y desafiante reto: seguir aumentando los fondos de nuestra biblioteca y avanzar en la dotación de ordenadores y su conectividad a internet.

Cada día que pasa vemos a nuestros Menas más contentos y más identificados con su nueva casa y su nueva familia El Castillejo. “Con el apoyo de hoy avanzamos y avanzamos hacia el mañana”, subrayan desde este centro de Atención Inmediata.

Mohamed lidera el juego

Mohamed Sabir juega al fútbol desde que tenía seis años. Su sueño desde niño siempre ha sido ser un gran futbolista, tanto como su ídolo, Sergio Ramos, y ni las dificultades económicas de su familia, ni las calamidades sufridas al intentar cruzar el Estrecho de Gibraltar, ni la amputación de su pierna derecha han conseguido frenarle.

Cuando tenía siete años, Mohamed recibió un golpe mientras jugaba al fútbol que le fracturó varios huesos de la pierna derecha. “Me operaron en Marruecos y me pusieron una escayola, pero a los 10 días volví al hospital porque la herida se me había infectado y la infección estaba avanzando muy rápido. El médico me dijo que, si no me cortaba la pierna, la infección llegaría al corazón”, recuerda Mohamed desde el centro de Atención Inmediata Cortijo Román, en Jimena (Cádiz), que gestiona Fundación SAMU, donde reside desde hace casi un año. “Ahí empezó el sufrimiento para toda mi familia. Me operaron tres veces y, en cada una de esas intervenciones, perdía un trozo más de pierna”.

Para poder recuperarse, el joven estuvo un largo periodo sin jugar, pero nunca abandonó su sueño de ser futbolista. “Cuando estuve totalmente recuperado, volví a jugar con más ganas que nunca. No quería que mi problema me impidiera cumplir uno de mis sueños”, señala el joven, que juega en la banda izquierda, aunque se considera un futbolista “polivalente”.

“Mohamed es de lo mejor que tiene el centro. Desde el primer momento se mostró respetuoso, participativo y activo en todas las tareas. También ha mostrado muchísimas ganas de estudiar y de formarse”, comenta Iván Ramírez, educador del centro de AI Cortijo Román. “Mohamed es una estrella en Jimena. Todo el mundo le conoce y es uno de los pilares del centro, un líder. Además, todos se quedan boquiabiertos cuando lo ven jugar al futbol, es una máquina”, continúa Ramírez. “Es un grandísimo ejemplo de superación, mostrando que si uno lo quiere de verdad puede lograr cualquier cosa,”.

En abril, Mohamed participó en Sevilla en un torneo de fútbol para personas con discapacidad, evento que recuerda con cariño. “Me encantó la experiencia y conocer a más personas con mis características y con mi misma pasión: el fútbol”. “Mi sueño era llegar a España y ya lo he cumplido, a pesar de que me estafaron y me engañaron hasta en cuatro ocasiones antes de cruzar el Estrecho. Tuve que recorrer varias veces siete kilómetros por la playa con una sola pierna y sobreviví en una patera en la que viajábamos 78 personas sin agua ni comida”, relata Mohamed, cuyo sueño ahora es jugar al fútbol y lograr un trabajo para poder ayudar a sus padres y a su hermano enfermo.

Entender y compartir el Ramadán

La totalidad de los menores del Centro de Atención Inmediata SAMU Dúrcal profesan la religión musulmana. El 7 de mayo daba comienzo para ellos, y para todos los que compartimos su vida, un mes muy especial. El Ramadán constituye uno de los preceptos ineludibles de la confesión islámica. Este mes, sagrado para los musulmanes, da comienzo cuando se hace visible el primer cuarto creciente de la luna nueva. La noche del comienzo, lailat ech-chek, o noche de la duda, los menores esperaban nerviosos el avistamiento de la luna para dar comienzo el ayuno, a sawm, del alba hasta la puesta del sol.

Estaba todo preparado. Los días y las semanas previas al noveno mes del calendario lunar se habían dedicado a la preparación de su recepción. El Ramadán en nuestro centro se está viviendo desde una triple dimensión: espiritual, religiosa y social. El ayuno va más allá de la abstinencia (comida, bebida y relación sexual), que es una dimensión únicamente fisiológica, la más visible, pero no la más importante.
La dimensión espiritual del ayuno consiste para nuestros menores en no mentir, no calumniar, no enfadarse, no ser irrespetuoso con los compañeros y con los profesionales, o, en definitiva, con su familia, valores que también cultivamos desde la Fundación SAMU.

La dimensión religiosa consiste en celebrar la fecha en la que el profeta Mahoma recibió la primera revelación del Corán, el libro sagrado de los musulmanes.

La dimensión social del ayuno supone para ellos una situación de igualdad y un ejercicio de empatía. El ayuno les permite comprender el sufrimiento de los más desfavorecidos, sentir una conmiseración hacia los que han pasado o pasan hambre. Despierta, en ellos, un sentimiento de caridad y solidaridad.

Los menores del centro de AI Dúrcal han afrontado la llegada del mes de Ramadán con ilusión, pero también con nostalgia e incertidumbre. Es la primera vez que lo hacen lejos de sus seres queridos.

Una de las mayores preocupaciones de nuestros chicos era la rutina. En sus países de origen, Marruecos, Guinea y Mali, países de mayoría islámica, durante el mes de Ramadán la actividad social y cultural se traslada a la noche y los horarios sufren modificaciones, adaptándose a tal fin.

En nuestro centro ha habido cambios en ciertas rutinas, fundamentalmente, las que guardan relación directa con los horarios del sueño, la gastronomía y la programación de actividades deportivas.

Los cambios introducidos pretenden flexibilizar los horarios del funcionamiento interno de centro con el objetivo de garantizar un “Feliz y saludable Ramadán”.

Gastronomía

El Iftar o ruptura del ayuno se hace con el plato estrella de este mes, la harira. Se trata de una sopa con los elementos fundamentales de la pirámide nutricional: verduras, legumbres, cereales, carne, y por supuesto, el sabor a especias. Sería impensable un Ramadán sin harira. Ésta va acompañada de dátiles y Shebbakiyya, un dulce típico de Marruecos pero que hace las delicias de todos nuestros menores.
Aquí está cobrando protagonismo Mohamed Azzouzi, un joven nacido en Tánger que prepara este dulce todas las semanas junto a su compañero Ali Ahdour. Lo hacen porque, además de ser unos profesionales de la repostería, les hace una especial ilusión traer a nuestro centro sabores y olores que todos añoran.

Sueño

Durante el Ramadán se hace el sohur una comida al alba, previa al comienzo de un nuevo día de ayuno, lo que significa que deben interrumpir el sueño. Para evitar que el patrón de sueño de nuestros chicos se vea alterado, tras la cena y el rezo, se acuestan. Se levantan poco antes de la oración del alba y vuelven a dormir otra vez. A la vuelta de los centros escolares, hacen una siesta que les permite descansar. De esta manera distribuyen sus horas de sueño y no se sienten fatigados.

La programación deportiva se ha retrasado a media tarde, haciéndola coincidir con las horas previas a la ruptura del ayuno.

Desde Fundación SAMU se ha garantizado que los chicos puedan disfrutar de un Ramadán que se asemeje todo lo posible al que han vivido hasta la fecha. Desde el equipo del centro de AI Dúrcal se ha realizado el esfuerzo necesario para que nuestros menores puedan poner en práctica uno de los pilares fundamentales de su religión, desde el respeto más profundo, garantizando así su libertad religiosa. Pero no podemos olvidar que el contexto en el que celebran el Ramadán es un contexto occidental, circunstancia que ofrece un Ramadán distinto al que practicaban en sus países de origen. Como tampoco olvidamos nuestro objetivo y responsabilidad con ellos: prepararles para su inclusión en su país de acogida. De cara a su emancipación, los menores deberán aprender a conciliar ambas culturas, la de origen y la de acogida.

Para los que formamos esta familia, la familia de Dúrcal, está siendo un mes muy emotivo. Es emocionante ver la convivencia y la hermandad entre los menores. Es emotivo ver la ilusión con la que preparan la ruptura del ayuno.

El Ramadán terminará los primeros días de junio y, desde el equipo, estamos seguros de que más emocionante será la llegada de eid al fitr, la fiesta que simboliza el final de Ramadán. Esta festividad es muy especial para los más jóvenes. Es el momento del año en el que reciben dulces y regalos. Una fiesta familiar donde los jóvenes se convierten en los principales protagonistas.

Cuando llegue ese día, el centro de Dúrcal estará preparado para que nuestros chicos lo reciban como merecen.

Autor: Siham Khalifa El Abdi. 

Auxiliar Técnico Educativo de la Unidad de Atención Inmediata SAMU Dúrcal.

II Jornada del Deporte ‘Fútbol es vida’ en Asturias: Las barreras, sólo en las faltas

Fundación SAMU y la Real Federación de Fútbol del Principado de Asturias organizaron de forma conjunta el 24 de mayo la II Jornada del Deporte Fútbol es vida, actividad en la que participaron un centenar de personas, la mayoría, usuarios del Centro de Apoyo a la Integración (CAI) de Cabueñes, del Colegio de Educación Especial (CEE) de Castiello y del alojamiento tutelado El Alfar, gestionado por Fundación SAMU y dirigido por Raquel Prado.

La actividad estaba en un principio programada para el 17 de mayo, pero el mal tiempo obligó a los organizadores a posponerla una semana.
La jornada arrancó a las once de la mañana en los campos federativos de Roces, en Gijón. Al acto inaugural acudieron, entre otros, los concejales de Bienestar Social y Turismo, Deporte, Festejo y Juventud del Ayuntamiento de Gijón, Eva Illán y Jesús Martínez Salvador, respectivamente; la directora general de Servicios Sociales de Proximidad del Principado de Asturias, Lina María Menéndez; y la delegada en la zona norte de Fundación SAMU, Aurora Caicoya.

El objetivo principal de esta jornada deportiva, cuya primera edición se celebró en 2016, es la integración y normalización de las personas con discapacidad en el mundo del deporte y del juego. Con esta iniciativa, dirigida a personas con discapacidad intelectual o física, la organización pretende facilitar una práctica deportiva sin barreras y servir de marco para establecer futuras colaboraciones entre diferentes entidades públicas y privadas, así como concienciar y sensibilizar a la sociedad de la relación beneficiosa del deporte y la discapacidad.

Al igual que ya ocurrió en 2016, cuando la convocatoria fue un rotundo éxito, en esta ocasión se desarrollaron numerosos juegos deportivos adaptados a los participantes y guiados por reconocidos entrenadores de la Federación, como Carlos Herrero, uno de los entrenadores de esta temporada del Sporting femenino.

Divididos en varios grupos bien diferenciados con camisetas de colores, los buenos momentos estuvieron presentes en cada pase, regateo o gol. Los participantes realizaron partidillos, lanzamientos de penaltis o juegos de calentamiento. Algunos monitores de los centros no dudaron en salir al campo de juego junto a sus chicos, así como María Fernández y Silvia Álvarez, dos estudiantes del curso de Integración Social que acudieron a la jornada como voluntarias en una apuesta de Fundación SAMU por la participación de gente joven en este tipo de eventos que sirven para mostrar la cara más humana y solidaria.

Al final de la jornada se entregaron diplomas a todos los participantes, así como una placa conmemorativa a los centros asistentes.

Martes de rugby

Es martes por la tarde, y en la Residencia San Sebastián de Cantillana (Sevilla) hoy toca jugar al rugby. El fútbol ya no es el deporte rey en esta residencia en la que viven unas 60 personas con discapacidad intelectual y/o trastorno de conducta. Al equipo de fútbol del centro, que juega en la Liga Aprose, le ha salido competencia gracias a un convenio de colaboración entre la Fundación SAMU y el Club de Rugby San Jerónimo, que se ha comprometido a entrenar de forma altruista a los chicos tanto de la Residencia San Sebastián como a los menores del centro de acogida Miguel de Mañara, en Montequinto, ambos centros gestionados por Fundación SAMU.

Son cerca de las seis de la tarde cuando la puerta de la residencia se abre y salen unos 15 chicos, todos ellos con ropa deportiva. El primero de la fila es un exultante Chiquito, dispuesto a comerse el campo de juego. “Mira, mira, me he depilado las piernas para hacer deporte. Mira qué fuerte las tengo”, comenta ilusionado.

Francisco Javier Ginés, presidente del Club de Rugby San Jerónimo, saluda y abraza a todos los jugadores antes de darle las pautas de los primeros ejercicios. “Ésta es una experiencia fabulosa que aporta muchas cosas, tanto a mí como a ellos”, indica Ginés, que acude al centro cada 15 ó 20 días para ver cómo evolucionan los jugadores.

Esta colaboración entre el Club de Rugby San Jerónimo y Fundación SAMU se inició en abril. La idea era fomentar el deporte entre los residentes de San Sebastián a través de entrenamientos de rugby adaptado. Para ello, Ginés formó a varios monitores del centro con estudios en Educación Física. Ellos son los que entrenan cada semana a los chicos, mientras que Ginés acude una o dos veces al mes para revisar los ejercicios, darle nuevas pautas y ver la evolución de los jugadores. “Entrenar a estos chicos es un gran reto, pero a la vez algo muy satisfactorio”, reconoce Ginés.

Rugby adaptado SAMU 2

Rugby adaptado SAMU 2

En el primer ejercicio, los jugadores se dividen en dos equipos y deben correr hacia el lado opuesto del campo y pasar el balón. “Francisco, cuidado, que estás en medio y te van a arrollar”, grita el entrenador. “¡Isidoro, hay que estar más atento! ¡Chiquito, cuidado en la entrega del balón, que no se caiga al suelo!”.

A Francisco le cuesta un poco correr y su entrenador le azuza para que vaya más rápido. “Más rápido, que te pillan”, le grita. Por el contrario, Chiquito coge el balón y sale disparado como una bala y esquivando cualquier obstáculo. No frena hasta llegar a su objetivo.

“Los chicos se están beneficiando mucho de esta actividad porque hemos adaptado este deporte a su nivel. Muchos de los residentes no hacen ejercicio y gracias a este deporte, en los que hay jugadores de ambos sexos y participan de forma conjunta tanto chicos con un mayor nivel de coordinación como otros con un menor nivel, se mueven”, explica Miguel García, monitor del centro que coordina la actividad junto a Alba Garrido. “Para ellos, que venga gente de fuera a realizar con ellos alguna actividad es un gran aliciente. Están muy motivados e ilusionados”.

Tras varios ejercicios en los que se pasan el balón de diferentes maneras y movimientos, Ginés propone jugar al Pañuelito, pero con el balón de rugby como cebo. Divididos en dos equipos, Ismael, por un lado, y Chiquito, por otro, asignan a cada compañero un número. Caídas, risas, carreras y algún despiste marcan el juego. “El 5”, grita Ginés. De uno de los equipos sale Eli disparada hacia el balón, pero del otro equipo no sale nadie. “¿Y el 5? ¿Quién es el 5?”. Los jugadores del equipo capitaneado por Chiquito se miran unos a otros. Nadie sabe quién es el 5. “Soy yo, pero estoy cansado”, dice desde un banco sentado bajo la sombra de un árbol Isidoro, ataviado con una camiseta de Los Vengadores. Todos ríen.

Dirigiendo a los jugadores también está José Manuel Aguilera, estudiante de un ciclo de grado superior de Deportes. Éste es su segundo periodo de prácticas en la Residencia San Sebastián. “El año pasado ya estuve aquí tres meses y me gustó tanto la experiencia que este año he querido repetir otros tres meses”, comenta el joven, muy involucrado con los chicos del centro.

Tras varios ejercicios de pases y coordinación acaba el entrenamiento programado para esta tarde de primavera. Todos los jugadores se abrazan y, en un descuido del entrenador, lo agarran entre todos y lo mantean durante unos segundos de jolgorio. Ginés se despide de ellos y los deportistas se marchan con los balones de rugby en la mano hasta el próximo martes.

Las entidades asistenciales líderes de Andalucía alertan de que la subida salarial del nuevo convenio aboca al sector a la quiebra

Un grupo de entidades líderes en el sector de la atención a personas con discapacidad en Andalucía, entre las que se encuentran Fundación SAMU, Auxilia, Fundación Auxilia Sevilla, Aspadifis, Fedema y Federación Predif Sevilla, que suman más de 22.000 personas beneficiarias de forma directa e indirecta, han expresado su “preocupación extrema” por el modo en el que afectará a su futuro y al de las personas que están bajo su responsabilidad la aprobación del nuevo convenio colectivo del sector.

En un comunicado conjunto reclaman a la Junta de Andalucía un incremento del coste por plaza para estos centros asistenciales que evite la quiebra generalizada de todo el sector privado. Estas entidades privadas asumen la atención de más del 80% de las personas con discapacidad en Andalucía en plazas residenciales, centros de educación especial y centros de estancia diurna, entre otros.

El XV Convenio Colectivo General de Centros y Servicios de Atención a Personas con Discapacidad incluye un incremento medio ponderado de los salarios del 15%. En algunas categorías profesionales, este aumento se sitúa por encima del 20%. Su aplicación deberá producirse en un plazo de tres meses desde la publicación del texto, que es inminente.

A esta subida de los costes salariales derivada del convenio colectivo se suman las consecuencias del incremento del Salario Mínimo Interprofesional.

Las entidades firmantes del comunicado defienden la importancia de que sus trabajadores tengan unas mejores condiciones laborales, pero denuncian que este incremento de los costes salariales es “inasumible” en el escenario que existe en Andalucía sin un incremento en paralelo de la financiación pública.

Las entidades privadas asumen la mayor parte de la prestación de servicios asistenciales a la población en Andalucía, que son responsabilidad de la Administración. Lo hacen con un coste que es muy inferior al asignado para los centros públicos y, para colmo, esas cuantías sufren un desfase del 4% con respecto al IPC desde 2012.

Estas entidades sostienen que, tras la entrada en vigor del convenio colectivo, solo tienen tres alternativas: la declaración masiva de inaplicabilidad de las tablas salariales; el reconocimiento por parte de la Junta de Andalucía de que es necesario reconsiderar el coste plaza de los centros asistenciales en un periodo razonable de tiempo; o el cierre de las empresas y entidades ante la imposibilidad de asumir estos nuevos costes con los ingresos actuales.

Las entidades lamentan la falta de previsión de la patronal sobre las consecuencias reales del convenio, que aboca a la quiebra a los centros, y piden, tal y como ha hecho el propio sindicato UGT-A, que la Administración asuma la responsabilidad no ya con las entidades asistenciales, sino con los propios trabajadores del sector y, en último término, con la calidad de la atención a las miles de personas con discapacidad que dependen de estas entidades.

Trabajo y futuro: el sueño de Issa y El Mehdi

Cuando eran unos críos, El Mehdi Zekrauoi e Issa Bakayoko dejaron atrás a su familia, sus amigos y su tierra para buscar su futuro en España. Encontraron un hogar y una nueva familia en el centro de acogida Miguel de Mañara, gestionado por Fundación SAMU en Montequinto (Sevilla), donde aprendieron un oficio y se esfuerzan por integrarse plenamente en la sociedad.

Los centros de Fundación SAMU como el de Miguel de Mañara disponen de un programa de inserción sociolaboral que se aplica a los menores a quienes les falta un año para cumplir la mayoría de edad. En la primera fase, los educadores les ayudan a preparar su currículum, simulan las entrevistas de trabajo y les dotan de herramientas para buscar un empleo.

La segunda fase es, según Alejandro Cala, coordinador del centro de Miguel de Mañara, la más importante: se trata de encontrar unas prácticas teniendo en cuenta la formación y las preferencias laborales del menor. Después, se realiza un seguimiento que permite comprobar el progreso del menor y las posibilidades de una futura incorporación al puesto de trabajo.

“Debido al problema de los permisos de residencia no lucrativos [la imposibilidad de que el menor trabaje mientras no cumpla la mayoría de edad], la importancia de las prácticas para nuestros chicos es enorme. Facilita mantener un contacto con la empresa hasta que, si todo es favorable, se considera la posibilidad de contratación, y después, se resuelve en Extranjería el permiso de trabajo”, comenta Sofía Álvarez, trabajadora social del centro.

Issa Bakayoko es uno de los Menas que han podido beneficiarse de este programa. El joven llegó a España en mayo de 2018 y, pese a la dificultad de adaptarse a otro idioma y otras costumbres, explica que estos meses han sido mucho mejores que los que vivió en su país y en su periplo que lo trajo desde Costa de Marfil. “Por lo menos estoy en Europa”, dice. Sus padres pagaron su viaje y eso, para estos chicos, puede ser una presión añadida. Deben responder a las expectativas de aquellos que quedaron atrás.

Ahora Issa se prepara para ser electricista. Ya ha realizado unas prácticas de cinco meses en una empresa local, donde dejó una impresión inmejorable: “Mi jefe me lo puso muy fácil para que aprendiera el oficio, y yo desde el principio me he sentido muy cómodo con él. Se ha convertido en un gran amigo”, relata. Todo parece indicar que será contratado en esta empresa en cuanto cumpla la mayoría de edad. De hecho, ya dispone de la oferta de trabajo.

Para estos jóvenes, el futuro representa algo más concreto y palpable que lo que pueda ser para un chico español de su edad. Si no tienen una oferta de trabajo un año después de cumplir los 18, se decretará su expulsión del país. Sin embargo, Mehdi lo tiene claro: “No me preocupa la mayoría de edad, sé que voy a conseguir un trabajo y un piso donde pueda vivir con mis amigos”.

De momento, y tras formarse, está acumulando experiencia: ha realizado prácticas de ayudante de cocina en un restaurante y en una cafetería, y, gracias al trabajo del servicio de orientación laboral de su centro, ahora está realizando prácticas de camarero.

“Los primeros meses en España fueron malos. No sabía hablar español, echaba de menos a mi familia y no conocía las costumbres de aquí, que son muy diferentes a las de Marruecos. Pero con esfuerzo me adapté. No me costó mucho trabajo aprender español porque tenía ganas de comunicarme con la gente”, señala Mehdi, que en mayo cumple la mayoría de edad.

Ambos jóvenes están más cerca que nunca de lograr su sueño, el mismo que persiguen todos los menores que llegan a Europa buscando lo que en sus países a veces no tienen: un trabajo y un futuro.

Menas en Dúrcal: La educación como parte de la migración

En el Centro de Atención Inmediata (AI) SAMU Dúrcal trabajamos desde el convencimiento de que la educación es la herramienta clave para el desarrollo integral de nuestros menores acogidos. Con la educación no sólo nos referimos a la formal, la que es planificada y reglada, la que conocemos como enseñanza obligatoria y postobligatoria. También nos referimos a la educación no formal, una educación organizada pero no totalmente institucionalizada, la que tiene lugar en un contexto extraescolar. Una educación complementaria, opcional y flexible.
El acceso a la educación, un derecho fundamental, constituye, en el caso de los menores, un paso clave para su integración en el país de acogida, y una de las vías de promoción social y laboral.

Los proyectos migratorios de nuestros menores tienen un denominador común: mejorar su vida y la de sus familiares a través de su inserción laboral. Si bien es cierto que el colectivo Menas, Menores Extranjeros No Acompañados, comparte características en cuanto al periodo evolutivo al que pertenece, países de origen, etcétera, no se puede considerar un grupo homogéneo. Los menores acogidos presentan características individuales que requieren una intervención individualizada.

En cuanto a la educación formal, los menores acogidos en el centro de AI Dúrcal presentan diferencias significativas. Una de las principales es el nivel de educación alcanzado en el país de origen. En la mayoría de los casos, nuestros menores han tenido una vida académica marcada por un fuerte absentismo escolar. Otra diferencia significativa está en la construcción de los proyectos migratorios. La mayoría de las migraciones son concebidas como migraciones laborales no académicas.

Ante esta situación, uno de los retos del equipo educativo del centro es lograr que nuestros menores tomen conciencia de que la educación es la base de cualquier proyecto migratorio. Y con esta premisa se trabaja desde el primer día de acogida.

Tras el ingreso de un menor, automáticamente es escolarizado en el Centro Público de Educación de Personas Adultas Valle de Lecrín, en el municipio de Dúrcal, Granada, para recibir, de lunes a viernes, clases de español por parte del profesorado perteneciente a ATAL y del profesorado propio de dicho centro.

Las Aulas Temporales de Adaptación Lingüística (ATAL) son programas de acogida y de enseñanza del español dirigidas a la integración del alumnado de origen extranjero con desconocimiento de la lengua y que garantizan la escolarización de los menores inmigrantes permitiendo su incorporación a los ritmos y las actividades de aprendizaje del nivel educativo correspondiente a su edad.

Nuestros profeses de ATAL, Manuel Morales Martín y Antonia María Torres Martos, son los encargados de esta labor desde septiembre de 2018. Es el profesorado de referencia de nuestros menores el que, en comunicación con el equipo educativo y directivo del centro, plantea los objetivos y es el encargado de la evaluación continua y la evaluación final previa, y de la determinación de la derivación de los menores a los Institutos de Educación Secundaria.

El profesado del Centro Público de Educación de Personas Adultas Valle de Lecrín, formado por Concepción Toquero Lupión, Esther Garzón Artacho y Antonio García Villena, complementa de manera encomiable la labor del profesorado de ATAL, siendo liderado por su director Eloy Roldán Aguilera.

Éste es el itinerario por el que han pasado todos nuestros menores. Hasta la fecha, en la unidad de AI Dúrcal se han matriculado un total de 30 menores en los institutos de los municipios de Dúrcal y Padul.

En la actualidad, 13 se encuentran escolarizados. Tres de ellos lo hacen en el IES Valle de Lecrín y dos en el IES Alonso Cano, ambos en el municipio de Dúrcal. Otros ocho menores se encuentran escolarizados en el IES La Laguna del municipio de Padul, Granada.

El resto han sufrido bajas por derivaciones a diferentes COISL (Centro Orientación Inserción Social Laboral), derivaciones por mayoría de edad y por abandonos voluntarios del centro.

Nuestros jóvenes sueñan con una vida mejor, y para conseguirlo, han llegado a la primera etapa, la educación. Algunos de nuestros ejemplos son: Fassine Camara, natural de Guinea, que cursa 4º de la ESO y cuyo sueño, desde la infancia, es ser profesor. Alhassan Diallo, de Guinea Conakry, cursa 4º de la ESO, y su sueño es ser sociólogo o trabajador social. Mohamed El Jedaoui, de Marruecos, cursa 4º de la ESO y también sueña con ser profesor. A Mohamed Mallouli, de Marruecos, que cursa 4º de la ESO, le encantaría dedicarse a la restauración. Éstos son solo algunos ejemplos.

Nuestros menores están viviendo, de una manera u otra, la experiencia de seguir construyendo su historia de vida. La escolarización está suponiendo para ellos una experiencia personal que va más allá de la adquisición de competencias. Está siendo una oportunidad para su educación en valores del país de acogida, una manera de relacionarse con otros adolescentes, ampliando así su red social. En definitiva, una experiencia intercultural enriquecedora.

No menos importante para nuestro centro es la educación no formal. El centro ofrece a los menores un amplio abanico de actividades extraescolares a las que acuden semanalmente. Los menores acuden todos los jueves a un curso de Iniciación a la Informática en el Centro Guadalinfo, donde se potencia el uso de las TICs como herramienta de aprendizaje. Otro grupo de menores acude a clases de inglés. Dentro de esta oferta formativa también contamos con la Asociación VALE, situada en nuestro municipio, donde algunos menores acuden semanalmente a una Batucada Inclusiva dirigida por el grupo BloCo Suca, cuyo objetivo es crear un espacio de ocio compartido entre personas diversas, fomentando la solidaridad y el respeto por la diferencia.

También hay tres menores que participan todos los jueves en un taller de cerámica dirigido por Miguel Ángel Lorente Fernández y desarrollado en las instalaciones de la Asociación VALE de Dúrcal.

La unidad de AI Dúrcal ha conseguido esta oferta formativa fruto del esfuerzo del equipo de SAMU Dúrcal y contando con la colaboración de los municipios colindantes y con el tejido asociativo. Sólo así podremos avanzar en la inclusión de nuestros menores en su país de acogida, garantizando su participación comunitaria de manera activa.

 

Autor: Siham Khalifa El Abdi. Auxiliar Técnico Educativo de la Unidad de Atención Inmediata SAMU Dúrcal.

 

Said, el pichichi de Arcos

El Patronato Municipal de Juventud y Deportes de Arcos de a Frontera (Cádiz) organiza cada año la Liga Local de Fútbol 7, en la que esta temporada 2018-2019 han jugado un total de 9 equipos de la localidad, entre ellos SAMU Arcos, un grupo formado por menores entre 14 y 17 años del centro de Atención Inmediata SAMU Arcos. La implicación y técnica de este equipo en el campeonato han sido tan grandes que uno de sus jugadores se ha alzado como pichichi de la liga: Yasaid Koakau, un joven de 17 años natural de Costa de Marfil que, gracias a su destreza con el balón, ha sido seleccionado recientemente para jugar en el C.D. Jédula.

“En el primer momento que vi tocar el balón a Said supe que este chico tenía talento, era especial”, comenta Gonzalo, entrenador de SAMU Arcos. “Es un jugador con mucha técnica y regate en el uno contra uno, que destaca por su gran velocidad. Ha conseguido un total de 18 dianas en 16 encuentros, dos de los cuales no pudo disputar por una lesión. Esta cifra es bastante buena teniendo en cuenta que Said, por circunstancias de los partidos, ha retrasado su posición al mediocampo en numerosas ocasiones para poder ayudar al equipo en la salida del balón, no pudiendo jugar así de delantero”, continúa el míster. “En lo personal, Said es un chico ejemplar, es muy buen compañero y tiene muy claro su objetivo en España: ser jugador profesional. Por ello y por su talento, decidí contactar con el entrenador del C.D. Jédula para ofrecerle la oportunidad de realizar unas pruebas y poder así abrirse puertas en el fútbol profesional. Estoy muy feliz por ello”.

Said nació en Bouaké, una de las ciudades más grandes de Costa de Marfil, pero poco después se mudó con su familia a San Pedro, donde empezó a jugar al fútbol en la calle. Tenía seis años. En 2009 falleció su padre y se fue a vivir con su hermano mayor a la capital, Yamusukro, donde jugó por primera vez en un equipo profesional.

“Ahora juego de delantero, pero en mis comienzos, cuando era pequeño, jugaba de defensa porque me gustaba mucho Kolo Toure, un exfutbolista marfileño que entonces jugaba en el Arsenal. Poco a poco empecé a jugar de extremo, en la banda derecha, porque me encantaba ver jugar a Cristiano Ronaldo. Me gustaba su velocidad, su técnica y su regate, yo quería ser como él”, explica el joven. “Me siento muy feliz por la oportunidad que me han dado en el C.D Jédula aunque estoy un poco triste porque aún no he podido jugar ningún partido oficial con el equipo. Para poder hacerlo tengo que federarme y para eso necesito la documentación y legalizar mi situación en España. Por ahora solo he podido entrenar con el C.D. Jédula. No obstante, sé que esto es positivo para poder tener una mejor preparación física pero quiero jugar con ellos”.

El equipo SAMU Arcos ha acabado quinto en la clasificación con 21 puntos, a 19 del último, un gran éxito si se tiene en cuenta que todos los jugadores del resto de equipos son mayores de edad (requisito para jugar en esta liga pero que con los jugadores de SAMU el Ayuntamiento hizo una excepción para fomentar su integración en el municipio), y que los jugadores no son fijos. “Cada semana hemos tenido que ir adaptándonos a la disponibilidad de nuestros jugadores supliendo las bajas por nuevos menores que llegaban al centro y que mostraban interés en participar”, explica el entrenador del equipo. Pese a este hándicap, SAMU Arcos ha contado con una gran aceptación entre el público, tanto que un grupo de menores de la localidad crearon un club de fans que acompañaba y animaba con cánticos y pancartas cada semana al equipo de Said, celebrando sus goles como si de la Champions League se tratase.