Taller de Conducción de Emergencias de Escuela SAMU: otra habilidad para salvar vidas

Los alumnos del segundo curso del ciclo de Grado Medio de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES) de Escuela SAMU han tenido la oportunidad de participar en un taller de Conducción de Emergencias. Hay que tener en cuenta que los TES son los responsables de la conducción del vehículo que traslada al paciente y al equipo asistencial, sin embargo, este tipo de formación no es obligatoria.

Este taller práctico, que complementa a una clase teórica previa de tres horas, tiene como objetivo poner al alumno en situación en las diferentes fases de la conducción a la que tendrán que enfrentarse en un futuro en su desempeño profesional.

“Escuela SAMU se preocupa por la formación de los futuros profesionales más allá de los requisitos administrativos de la titulación, que no recogen en detalle las capacidades y habilidades que tienen que tener los TES a nivel de conducción. Escuela SAMU es consciente de las necesidades y la importancia de esto, por eso cada año imparte formaciones teóricas y prácticas en esta materia”, explica Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU.

“El TES no sólo tiene la vida de un paciente en sus manos, al igual que el enfermero y el médico, sino también la suya y la de los compañeros del equipo asistencial que se desplaza en la ambulancia; y también tiene un impacto importante en la seguridad vial del resto de ciudadanos que hacen uso de la vía”, continúa Couyotopoulo. “A veces, nos encontramos con alumnos con 20 años de experiencia en conducción pero con malos hábitos al volante, y también con alumnos jóvenes con el carné de conducción recién sacado. Nos preocupa que, tras lograr su título como TES y unos meses de prácticas en empresas, aquellos que consigan un contrato de trabajo tendrán la responsabilidad de llevar un vehículo de emergencias en unas condiciones peculiares, en las cuales nadie les prepara”.

Para conducir una ambulancia sólo es necesario el permiso de clase B (turismo), pero la mayoría de los vehículos de Soporte Vital Avanzado (SVA) con los que trabaja SAMU o el 061 sobrepasan los 3.500 kilos, por lo que se requiere como mínimo el permiso C, popularmente conocido como el carné de camión.

A pesar de este requisito, el carné C está enfocado a la conducción de camiones, principalmente, no de ambulancias, por lo que aquellos que deciden sacarse este permiso no reciben formación específica para la conducción de este tipo de vehículos. Por otro lado, la ley permite, bajo la responsabilidad del conductor, saltarse ciertos límites de velocidad o señales como los semáforos. “Es fundamental que los TES estén formados en este campo tanto a nivel teórico como práctico para poder ponerse al frente de un volante y asumir la responsabilidad sin desarrollar situaciones de riesgo para los demás y para él mismo”, comenta Couyotopoulo.

Los conductores de ambulancias se enfrentan en su día a día a diferentes situaciones en la carretera como maniobras a baja velocidad o maniobras a alta velocidad con el paciente dentro del vehículo. También es importante el factor tiempo (debido a la patología del paciente), algo difícil de gestionar tanto a nivel emocional como legal. “Hay que ser consciente de la limitación que tiene el conductor y el vehículo, y de los riesgos que se pueden o no asumir”, apunta el director de Escuela SAMU. “También es muy importante saber minimizar el impacto que la conducción tiene en el paciente”.

En algunos de los ejercicios que se realizan durante el taller práctico de Escuela SAMU se pone al TES en posición de paciente, tanto en silla de ruedas en la parte trasera de la ambulancia como en camilla, de tal manera que el propio TES pude llegar a ser consciente de las sensaciones que genera en el paciente la conducción.

El taller también incluye ejercicios de maniobras a baja velocidad, técnicas de manejo del volante en varias trazadas, la frenada de emergencia o pista mojada.

“Es importante que el alumno sea consciente de que todo no es poner las luces de la sirena y correr. Tienen una responsabilidad vial muy grande delante del volante”, puntualiza Couyotopoulo.

Esta formación de Escuela SAMU está dirigida tanto a alumnos del centro como a profesionales del sector.

Olimpiadas para TES en Escuela SAMU: una competición extrema y una experiencia memorable

Un año más, y ya van once, Escuela SAMU ha organizado las Olimpiadas Sanitarias para Técnicos de Emergencias Sanitarias (TES), una marca de la casa. Este evento académico deportivo consiste en una serie de pruebas en las que los alumnos y profesionales, divididos en equipos de cuatro personas, deben poner a prueba todas sus habilidades y conocimientos para superar dichos ejercicios. Con un reto así lo que se consigue es que los alumnos puedan demostrar bajo presión todo lo aprendido, que sean capaces de trabajar con los distintos tipos de profesionales y que tengan una experiencia memorable. El fin del ejercicio es impulsar el trabajo en equipo de futuros profesionales en situaciones hiperrealistas y en competencia.

El 2 de febrero, tres equipos se enfrentaron en la gran final. En los días 26 y 30 de enero se habían celebrado las pruebas eliminatorias. En ellas participaron alumnos de Formación Profesional de Escuela SAMU y profesionales invitados de distintas empresas. Este año las Olimpiadas TES estuvieron coordinadas por el instructor Andrés Rodríguez Holst.

Los diferentes equipos de la fase eliminatoria estaban formados por tres personas y los cuatro equipos con más puntuación pasaron a la fase final. El último día, se respetaron los miembros de los tres grupos con más puntuación, mientras que el cuarto equipo se disolvió y sus miembros pasaron a formar parte de los otros tres grupos.

Entre las cualidades que deben demostrar los participantes en esta competición destacan el control del estrés y del miedo, las dotes de mando, la capacidad para tomar decisiones, el control de las emociones durante situaciones de crisis y el manejo y conocimiento de técnicas sanitarias específicas, entre otras. Todo esto se une a una serie de valores humanos como son el trabajo en equipo, la educación, el respeto y el compañerismo. “El aspecto físico cuenta, por supuesto, pero también la coordinación y el trabajo en equipo. En el equilibrio de estos tres factores está la clave del éxito”, observa Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU.

El circuito lo componían siete pruebas teórico-prácticas. Todos los equipos intervinieron de manera simultánea, rotando secuencialmente por todas las pruebas, con una parada de 30 minutos. La duración total del circuito era de tres horas y media aproximadamente.

Las diferentes pruebas del circuito consistían en un rescate en estructura; atención en un caso de SVA (Soporte Vital Avanzado) de alta complejidad en el que los equipos debían involucrar habilidades de acercamiento y contención verbal; otra prueba de materiales; un circuito de pruebas físicas en el cual se puntuaba la técnica y el tiempo; una prueba de escape room; presentación de un caso de una víctima suspendida en vertical que presentaba síndrome de arnés (tirolina), y cruzar una pista de obstáculos.

El equipo ganador estuvo formado por Giovanni Sem Montiel, Joaquín Benítez Serradilla, Jorge Domínguez Costa y Rubén Rodríguez Ruiz, todos ellos alumnos de Escuela SAMU.
El Covid-19 puso fin a las olimpiadas nacionales que se celebraban cada dos años. En 2018, la última edición, los dos equipos de SAMU que participaron se clasificaron en primer y tercer lugar, según recuerda Andrés Rodríguez. El evento, que congregaba a profesionales sanitarios, bomberos y otros especialistas del sector de las emergencias de toda España, estaba organizado por la Unidad Rescate Extrahospitalaria Multidisciplinar de Emergencias (UREM) y se centraba en el desarrollo de actividades de rescate y evacuación de víctimas, principalmente.

Aquel equipo de SAMU que ganó en 2018 la V edición del Gran Prix de las Emergencias estaba formado por Thomas Couyotopoulo (hoy, director de Escuela SAMU), Noelia Luque, Coral Espadero y Francisco Díaz, tres graduados en Técnico de Emergencias Sanitarias (TES) y una enfermera del Máster de Enfermería en Emergencias, Urgencias, Catástrofes y Acción Humanitaria. Éstos terminaron el circuito en 1 hora y 14 minutos (el tiempo máximo eran dos horas). El segundo equipo de SAMU, que logró la tercera posición, lo formaron José Carlos León, Virgilio Sánchez, Vanesa Peinado y Ángel Flores de la Fuente, todos, entonces, alumnos de segundo año del grado superior en TES de la Escuela SAMU. Completaron las seis pruebas del circuito en 1 hora y 21 minutos. El segundo premio fue para un equipo procedente de Andorra del ámbito prehospitalario.

Olivia Solano Benítez, exalumna de Escuela SAMU: “SAMU te abre las puertas a un mundo lleno de posibilidades”

Olivia Solano (Sevilla, 2004) se matriculó en Escuela SAMU en 2021 en un momento difícil de su vida personal en el que se encontraba perdida y sin motivación. Su paso por el centro la ayudó en su crecimiento personal y a encontrar su verdadera vocación

—¿Por qué decidió estudiar en Escuela SAMU?
—Tras finalizar 4º de ESO, estuve un tiempo perdida. Estaba pasando por un periodo difícil en mi vida, anímicamente y psicológicamente. Sabía que no quería estudiar Bachillerato, pero no tenía claro cuál era mi vocación y a qué quería dedicarme. Me gustaba el campo de la salud, por eso decidí estudiar un ciclo de Grado Medio de Formación Profesional. Fue un amigo del colegio el que me habló de Escuela SAMU. Él es uno de los nietos de Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU. Confié en él, me interesé por la escuela y me matriculé en el ciclo de Técnico en Emergencias Sanitarias a pesar de que yo, en un primer momento, quería tirar más por la rama de la psicología. No me arrepiento. En Escuela SAMU encontré mi camino y aquí descubrí que quería ser enfermera.

—¿Qué destacaría de su paso por Escuela SAMU?
—El gran crecimiento personal que he experimentado tras mi paso por la escuela y cómo te inculcan lo importante que es el trabajo en equipo, algo fundamental en esta profesión. Aquí he madurado, he encontrado una motivación y un camino seguro que quiero continuar. En Escuela SAMU encontré mi vocación, una vocación que jamás me imaginé que tendría. Y, sobre todo, las personas que he conocido durante mi paso por la escuela, que para mí ahora mismo son como de mi familia.

—¿Cuál es esa vocación?
—La de enfermera. Ahora estoy estudiando un ciclo superior de FP de Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear en la Universidad CEU San Pablo. Mi objetivo es, después, presentarme a Selectividad para, luego, poder estudiar el Grado de Enfermería. Es cierto que mi camino hasta llegar a donde quiero está siendo un poco más largo de lo que viene siendo común, pero hay que entender que pasé por un periodo en mi vida en el que estuve perdida, no sabía qué hacer, no tenía motivación por nada y tuve que encontrarme a mí misma. Ya he encontrado mi camino y estoy siguiéndolo.

—En septiembre, fue la encargada de hablarle a los nuevos alumnos de la Escuela SAMU de su experiencia en este centro de formación. Durante su intervención comentó que entró en SAMU “siendo una niña” y salió como una mujer “más madura y fuerte”. ¿A qué se refería exactamente con esta frase?
—Me refería al gran crecimiento personal que he comentado anteriormente. A todo el mundo que me pregunta por la escuela siempre le destaco esto. Por supuesto adquieres una formación que te permitirá ejercer una formación, pero también, si estás perdido, aquí encuentras tu camino y una vocación. Escuela SAMU no es un centro de formación cualquiera. Aquí, los ejercicios prácticos son su seña de identidad, lo que te permite saber desde un primer momento qué te vas a encontrar en el mundo real. Además, aprendes a trabajar en equipo, a adaptarte a cualquier circunstancia y, también, aprendes a concentrarte y a mantener fuera tus circunstancias y problemas personales. Tienes que alejarte de todo esto para ver el conjunto desde una buena perspectiva y poder entregarte por completo a lo que estás haciendo.

—¿Otra de las frases que dijo en el acto de inauguración del curso escolar 2023-2024 fue que “de SAMU se sale con trabajo”. ¿Fue su caso?
—Sí. Trabajé en la clínica de salud mental SAMU Wellness cubriendo las vacaciones de Navidad de algunos compañeros y, nada más titularme, entré a trabajar en un botiquín. También me llamaron de ADEA Ambulancias, pero no pude trabajar allí porque en ese momento aún no tenía el carné de conducir. Puedo asegurar que todos mis compañeros, menos aquellos que han decidido seguir estudiando, lograron un puesto de trabajo tras salir de la escuela.

—¿Qué vivencias recuerda con especial cariño de su paso por Escuela SAMU?
—El cariño de los profesores hacia los alumnos y su atención. Los instructores, a veces, nos ponían al límite, hacían que nos enfrentáramos a situaciones en las que te entran ganar de llorar, pero, luego, incluso se lo agradecías, porque de esas experiencia aprendías muchísimo sobre ti mismo y tus capacidades.

—¿Recomendaría a otros jóvenes estudiar en Escuela SAMU?
—Por supuesto, al 100 por 100. De hecho, se lo he recomendado a varias hermanas pequeñas de mis amigas y una de ellas, que está en una situación personal similar a la que yo estuve, está estudiando ahora allí. Sé que no paro de decirlo, pero para mí ha sido fundamental ese crecimiento personal. Cuando estás en un bucle, en una espiral de la que no sabes salir y no encuentras tú camino, SAMU es una gran opción para centrarte y encontrar tu vocación. Y no sólo allí. Es decir, SAMU es un trampolín que te impulsa para seguir estudiando y tener una gran motivación. SAMU te abre las puertas a un mundo lleno de posibilidades.

—¿Se plantea volver a la escuela?
—Quizás, por qué no, nunca se sabe. Ahora mi objetivo es estudiar Enfermería, pero quizás después pueda seguir formándome en esta rama allí. Además, SAMU está en continúa renovación, siempre está sacando cursos y ciclos nuevos, por lo que no descarto volver algún día como estudiante. Aunque reconozco que lo que más me gustaría es volver como empleada en un futuro, trabajando.

Codo con codo para salvar vidas

Como es tradición, los alumnos de Escuela SAMU se despidieron de las clases para disfrutar de las vacaciones de Navidad con un gran simulacro, el primero de este curso 2023-2024, en el que participaron todos los estudiantes del centro y en el que se enfatizó el trabajo en equipo, seña de identidad de la Escuela y sus promociones de profesionales. El ejercicio, que se desarrolló el 22 de diciembre, consistió en un incidente con múltiples víctimas tras el derrumbe de numerosos edificios con motivo de un seísmo de 7,7 grados en la escala de Richter.

En la actividad participaron todos los alumnos de los ciclos de Formación Profesional, tanto de grado medio como grado superior (Técnico en Emergencias Sanitarias, Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería, Técnico en Emergencias y Protección Civil y Técnico en Coordinación de Emergencias y Protección Civil), además de los alumnos de la XXIX edición del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria.

“La realización de un simulacro que involucre a muchas personas es esencial para formar a los alumnos en situaciones adversas donde la asistencia sanitaria no se produce en escenarios óptimos y donde, además, se potencia el trabajo en equipo. El hecho de adquirir este tipo de competencias aumenta la calidad asistencial y fomenta la capacidad de adaptación y resiliencia de todos los alumnos, ya que la actividad se desarrolla en áreas confinadas. Ahí radica, en general, el motivo que ha impulsado y motivado el desarrollo de este simulacro”, explica Cristian Estévez, profesor de Escuela SAMU y coordinador del ejercicio.

La actividad comenzó con un mensaje de audio que recibieron todos los participantes en sus móviles informando de la catástrofe que había ocurrido. Este mensaje fue enviado a las cinco de la mañana de ese mismo día junto con una noticia que alertaba de lo sucedido.

A las ocho de la mañana llegó a la escuela el gabinete encargado de organizar el simulacro para terminar de preparar la actividad. Los alumnos fueron citados a las ocho y media, por lo que, una vez estuvieron todos, se realizó un briefing para dar las últimas indicaciones sobre la actividad, resolver dudas, repartir el puesto de cada participante en el simulacro y la ordenación del mando. Se informó a aquellos alumnos que habían sido elegidos para el papel de víctima (40 en total) y se inició la caracterización. Después, fueron colocados en el lugar previsto.

A las diez de la mañana comenzó la actividad. El área sobre la que se actuó se encuentra detrás de las instalaciones de Escuela SAMU. Desde aquí se puede acceder andando a los edificios abandonados donde se encontraban las diferentes víctimas.

La actividad finalizó dos horas y media después con un debriefing para analizar cómo se había desarrollado el simulacro, que dificultades se habían encontrado, aspectos a mejorar y se le dio la oportunidad a los alumnos de expresar su opinión sobre la actividad.

Aprende haciéndolo es el lema que ha caracterizado a Escuela SAMU desde sus inicios a finales de los 80 y que sigue vigente hoy más que nunca. Al igual que todo SAMU, la Escuela quiere ser sinónimo de calidad, en este caso, aplicada a la formación de profesionales en activo y de futuros profesionales sanitarios y de las emergencias, siempre a través de la práctica y la experiencia como base formativa.

“En Escuela SAMU, uno no se ‘saca un curso’, lo supera y lo consigue, porque los instructores de ayer y de hoy no regalan nada, ni en los aspectos teóricos ni mucho menos en los actitudinales y prácticos. Las profesiones de emergencias son vocacionales y deben serlo porque, en los momentos difíciles, la formación, capacidad y actitud del profesional marcan la diferencia y, en algunos casos, es lo que permite salvar vidas”, de ahí este tipo de ejercicios, señala Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU.

“Los alumnos coinciden en que su paso por Escuela SAMU les cambia como profesionales y como personas. La experiencia es vivencial, compartida, sufrida y deja huella, un sello SAMU tatuado en el recuerdo y la forma de actuar de los conocidos como ‘Phitos’ o ‘Samuitas’ y de sus compañeros. Eso sin olvidar que en los cursos impartidos se crean vínculos especiales, amistades e incluso parejas”, continúa el director del centro.

Los ejercicios integrales y simulacros que reúnen a distintos alumnos en duras actividades prácticas son la herramienta pedagógica principal que se utiliza desde los orígenes de Escuela SAMU y que aún hoy se siguen incorporando al programa mensual de actividades de la Escuela.

Escuela SAMU saca todo su arsenal en los ciclos de Protección Civil

Los alumnos del segundo curso del ciclo de FP del Grado Superior de Técnico en Coordinación de Emergencias y Protección Civil participaron en noviembre en un completo ejercicio práctico como fin del módulo de Coordinación de Intervenciones en Accidentes de Tráfico. En este ejercicio, los estudiantes tuvieron que poner en práctica todo lo aprendido hasta el momento.

Los alumnos se enfrentaron a la simulación de un accidente de tráfico en el que había implicados tres vehículos en una zona conflictiva y debían de rescatar a varias víctimas atrapadas. Una vez recibida toda la información sobre el suceso y cuál es la situación actual, los estudiantes se desplazaron hasta el lugar de los hechos. En este punto del ejercicio, los alumnos debían saber también con cuántos efectivos y recursos contaban en la zona (sanitarios, fuerzas y cuerpos de seguridad…) para una coordinación efectiva.

“Una vez en la zona afectada, arranca la llamada Fase 1, cuyo objetivo es que el escenario en el que se va a trabajar sea lo más seguro posible. También se realiza una primera valoración de la víctima y un análisis de los posibles riesgos”, explica Ignacio Salvador Picchi, profesor y jefe del departamento de Seguridad y Medio Ambiente de Escuela SAMU. “A continuación, se pasa a la estabilización de los vehículos implicados para que el personal pueda trabajar dentro de ellos. Primero se realizan las estabilizaciones de emergencias, que suelen hacerlas los bomberos de manera manual; y, luego, las primarias y las secundarias para poder permanecer más tiempo dentro del vehículo trabajando”.

Tras una valoración primaria de la víctima por parte de los servicios sanitarias, arranca la Fase 2 de la intervención, que consiste en planificar el modo en el que se va a trabajar para rescatar a las víctimas. A esta parte del ejercicio también se le llama Planes de Excarcelación.

“Existen tres planes de excarcelación: los de emergencia, que se deben realizar en menos de 3 minutos; los seguros, que deben llevarse a cabo en menos de 10 minutos; y los muy seguros, cuyo rango de tiempo son 20 minutos. En esta fase entra todo lo relacionado con el tratamiento de vidrio; desplazamiento de zonas de corte; utilización de herramientas de cortes, separación y elevación; protección de bordes cortantes; y restabilización constante del escenario porque siempre se producen movimientos de carga. Al mismo tiempo que nosotros vamos dejando hueco para entrar y extraer a la víctima de manera segura, se está atendiendo de manera sanitaria a la víctima”, continúa Ignacio Salvador Picchi.

El ejercicio simulado finalizó con la tercera fase, la de extracción de la víctima, que, en los casos de accidentes de tráfico, éstas suelen tener varias lesiones en el cuerpo. El objetivo de esta fase es que la víctima pueda salir de la manera más segura posible.

Escuela SAMU ofreció el pasado curso 2022-2023 por primera vez dentro de su oferta académica el Grado Superior de Técnico en Coordinación de Emergencias y Protección Civil. Entonces se matricularon 15 alumnos. Este curso 2023-2024 se ha sumado un segundo ciclo de esta misma rama, el Grado Medio de Técnico en Emergencias y Protección Civil. En total, este año Escuela SAMU cuenta con 75 estudiantes matriculados en estos dos ciclos, 60 de ellos de nueva inscripción. La demanda ha sido tan alta que ambas titulaciones fueron las primeras en quedarse sin plazas libres dentro de la oferta de Formación Profesional de SAMU.

“Las salidas profesionales de estos dos ciclos son muy amplias. Esta formación está muy relacionada con el trabajo que desempeñan los bomberos, y es cierto que gran parte del alumnado quiere dedicarse a esta profesión. Algunos están ahora dando sus primeros pasos y otros están usando el ciclo para conseguir la puntuación necesaria que les permita afianzar su plaza definitiva como bombero. Pero las salidas profesionales de estos ciclos van mucho más allá de apagar un incendio o de sacar a alguien de un coche en una emergencia. Por ejemplo, los alumnos también podrán trabajar en empresas públicas o privadas que se dediquen a la elaboración de planes de autoprotección”, comenta Ignacio Salvador Picchi, que antes de ser profesor fue bombero en Albacete.

“Soy una persona muy inquieta. Disfruto mucho dando clases en el aula y creo que logro que los alumnos se interesen por lo que les cuento, pero tengo la certeza de que lo que se aprende en el aula se afianza mejor cuando se pone en práctica. Tenemos la suerte de contar con una magnífica escuela con unas infraestructuras impresionantes, espacios y materiales extraordinarios”, continúa el profesor. “Pocos sitios hay en Europa con las instalaciones que tiene nuestra escuela. Aquí, el alumno tiene la oportunidad de ver cómo se realiza una ventilación natural de un edificio en el aula y, cinco minutos después, el profesor puede montar una ventilación natural real, con humo real, en un edificio real y dentro de una escuela. Esto es algo sin precedentes”.

RCP, materia obligatoria

Las consejerías de Salud y Consumo y de Desarrollo Educativo y Formación Profesional de la Junta de Andalucía, junto a un centenar de instituciones colaboradoras, entre las cuales se encontraba SAMU y su escuela de emergencias, han entrenado este año a más de 14.000 jóvenes andaluces en técnicas de reanimación cardíaca. Esta es la décima edición de estos denominados Cardiomaratones 061, que se han celebrado en todas las provincias andaluzas con motivo del Día Europeo de concienciación ante la Parada Cardíaca, que se conmemora el 16 de octubre.

Las jornadas celebradas en Sevilla, en el Paseo de Roma, frente al Palacio de San Telmo, contó con la presencia del viceconsejero de Salud y Consumo, Miguel Ángel Guzmán, y la viceconsejera de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, Macarena O’Neill. En estas jornadas participaron unos 2.400 jóvenes procedentes de centros de Educación Secundaria Obligatoria, centros de Educación Infantil y Primaria, grados formativos sanitarios y universitarios, que a lo largo de la mañana y en grupos reducidos se entrenaron en estas técnicas de reanimación cardíaca durante una hora cada uno.

Un total de 27 alumnos de segundo curso del ciclo de Técnicos en Emergencias Sanitarias de la modalidad presencial y semipresencial de Escuela de SAMU participaron en esta iniciativa como formadores. De este modo, Escuela SAMU montó ocho puestos dotados de tres alumnos formadores con un responsable cada uno y un busto, con material suficiente (gel hidroalcólico, guantes y gasas). Se impartieron clases a grupos reducidos para enseñar las técnicas correctas para poder ejecutar una reanimación cardiopulmonar efectiva.

Al evento también acudió el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía, Ricardo Sánchez; la delegada territorial de Salud y Consumo, Regina Serrano; y el delegado territorial de Desarrollo Educativo y Formación Profesional y de Universidad, Investigación e Innovación en Sevilla, Miguel Ángel Araúz; así como por el director gerente del Centro de Emergencias Sanitarias 061, Fernando Ayuso, y el director del 061 de Sevilla, José María Villadiego. Estas autoridades entregaron un reconocimiento especial a siete personas que actuaron como primeros intervinientes aplicando las técnicas básicas de reanimación y contribuyendo así de manera decisiva a salvar una vida de una persona en Dos Hermanas y en otra en Sevilla. Miguel Ángel Guzmán apuntó que “la alerta inmediata al 061, la detección por parte de los gestores telefónicos de la parada y la decidida intervención de los intervinientes aplicando las maniobras de reanimación mientras llega el equipo de emergencias sanitarias han salvado la vida de estos pacientes”.

Por su parte, O’Neill destacó la importancia de esta formación a los jóvenes cuya finalidad es “facilitarles un entrenamiento básico para intervenir en situaciones críticas y sensibilizarlos sobre la importancia de saber actuar a tiempo y con eficacia, lo que permitirá incrementar la supervivencia de las personas que sufren una parada en el ámbito extrahospitalario”.

Estas jornadas de entrenamiento masivo en reanimación cardiaca son coordinadas por el Centro de Emergencias Sanitarias 061 desde 2013, tras la designación del Parlamento Europeo del 16 de octubre para la concienciación en esta materia en toda la Unión Europea. A lo largo de estos diez años se han entrenado a 118.443 andaluces en las técnicas de reanimación cardiopulmonar a través de estos cardiomaratones, 19.673 de ellos en Sevilla.

Durante las sesiones formativas, los asistentes ponen en práctica los consejos y recomendaciones de los profesionales sanitarios para realizar la reanimación cardiopulmonar sobre maniquíes o pacientes simulados, al tiempo que aprenden la secuencia de actuaciones que determinan un aumento de la supervivencia tras sufrir una parada cardiorrespiratoria (PCR), lo que se ha llamado la Cadena de Supervivencia.

La parada cardíaca (PCR) es la principal causa de muerte prematura en España y en los países de nuestro entorno. En la mayoría de los casos, su origen es cardíaco y se denomina muerte súbita cardíaca y puede afectar a personas jóvenes en una proporción importante. Se estima que la incidencia de la Parada cardíaca extrahospitalaria en Andalucía es de 19,5 por cada 100.000 habitantes y año, de las que más de la mitad ocurren en el domicilio.

La parada cardíaca es considerada la emergencia sanitaria tiempo dependiente por excelencia, ya que el pronóstico del paciente y, por tanto, las probabilidades de supervivencia, van a depender del tiempo que transcurre desde que ocurre hasta que se inician las maniobras básicas de reanimación. Según ha manifestado el director gerente del Centro de Emergencias Sanitarias 061, Fernando Ayuso, “es una lucha contra el tiempo y en gran medida, el éxito de los equipos sanitarios de emergencias en la atención a la PCR va a depender de que se hayan comenzado en el menor tiempo posible las maniobras de reanimación básica por los testigos”.

La parada cardiorrespiratoria es la interrupción brusca, generalmente inesperada y potencialmente reversible de la respiración y de la circulación espontánea. Una recuperación del paciente sin secuelas neurológicas exige que los tiempos de actuación sean mínimos. En este punto, la colaboración ciudadana, el aviso y el inicio inmediatos de maniobras de reanimación son imprescindibles para conseguir un buen resultado final.

La técnica de reanimación cardiopulmonar consiste en el mantenimiento de la vía aérea abierta, de la respiración y de la circulación de la sangre, sin equipo específico, sólo utilizando las manos y la boca, pudiéndose usar dispositivos de barrera para la vía aérea, evitando así el contacto directo con la víctima.

Nueva marea de chalecos amarillos en Escuela SAMU

Escuela SAMU ha inaugurado el curso escolar 2023-2024 con más de 200 alumnos de Formación Profesional (FP), una de las cifras más altas de su historia. El notable incremento del número de alumnos este año era fácilmente apreciable: una marea de chalequillos amarillos se expandían por el patio de butacas del Teatro Municipal de Gelves en el acto oficial de inauguración, celebrado el 18 de septiembre.

“Veo que cada año la sala está un poco más llena”. Enhorabuena”, manifestó desde su atril Carlos Álvarez Leiva, fundador y presidente de honor de SAMU, dirigiéndose hacia Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU.

Este año, el centro formativo cuenta con 214 alumnos matriculados en los ciclos de Formación Profesional (FP). Estos se dividen en 12 grupos (modalidad presencial y semipresencial) y cinco titulaciones: Grado Medio de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES), Grado Medio de Técnico en Cuidado Auxiliares de Enfermería (TCAE), Técnico en Integración Social (TSIS), Grado Medio de Técnico en Emergencias y Protección Civil y Grado Superior de Técnico en Coordinación de Emergencias y Protección Civil.

De los 214 estudiantes, 140 cursarán el primer año de estos ciclos de dos cursos de duración; y 69, el segundo. La titulación más demandada es la de Técnico en Emergencias Sanitarias, con 94 matriculados en los dos cursos.

El plazo de matriculación continúa abierto en todos los ciclos y modalidades menos en el Grado Medio de Técnico en Emergencias y Protección Civil y el Grado Superior de Técnico en Coordinación de Emergencias y Protección Civil, donde ya no quedan plazas libres.

“Le deseo a los alumnos un año lleno de éxitos”, destacó David Mir Solís, delegado de Educación del Ayuntamiento de Gelves, durante la apertura del acto de inauguración del curso escolar. Mir también quiso destacar la estrecha unión que existe entre Escuela SAMU y el municipio de Gelves, y aprovechó la oportunidad para enaltecer la misión de SAMU en Marruecos tras el terremoto sufrido: “La labor solidaria y humana de SAMU es digna de orgullo y admiración”.

Además de David Mir, la mesa presidencial estaba formada por Carlos Álvarez Leiva, presidente de honor de SAMU; Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU; María Soto Prieto, enfermera y docente en Escuela SAMU; y Olivia Solano Benítez, alumna egresada de TES de la promoción 2021/2023. También estuvieron presentes en el acto, Sandra Domínguez Carretero, delegada de Obras y Servicios Públicos, Hacienda y Gestión Económica y Salud del Ayuntamiento de Gelves: y José Antonio Trujillo, director general adjunto.

Olivia Solano fue la encargada de dirigirse a los alumnos para contarles su experiencia en Escuela SAMU. “Estudiar aquí fue la mejor decisión que tomé”, destacó la joven nada más empezar su discurso. “De SAMU se sale con trabajo. SAMU está muy bien valorado fuera. A mi me llamaron para trabajar incluso antes de que finalizara mis estudios. (…) SAMU es una oportunidad. Entré siendo una niña y salí mucho más fuerte y convertida en una persona que se lleva todo por delante”. La técnico quiso finalizar su discurso asegurando que “SAMU es una familia” y que ella se ha llevado una.

Thomas Couyotopoulo, por su parte, centró su discurso de bienvenida en la cultura del esfuerzo y su importancia. “Estamos más convencidos que nunca de que la facilidad no es el camino para el futuro que hemos elegido”, señaló el director de la escuela.

Carlos Álvarez Leiva fue el encargado de pronunciar el último discurso del acto. Durante su intervención, el fundador de SAMU, relató una dramática experiencia que vivió recientemente en Marruecos, país en el que se encontraba cuando se produjo el terremoto que ha dejado cerca de 3.000 muertos y más de 5.ooo heridos. El doctor Álvarez Leiva narró cómo el equipo de SAMU que se trasladó hasta la zona en misión humanitaria atendió a una niña de 7 años que se había roto el brazo y que sus vecinos inmovilizaron con una goma de bicicleta. El problema fue que esa goma estaba cortando el riego sanguíneo y el antebrazo sufría necrosis. Al quitar la presión de la goma, la sangre contaminada entró en el torrente sanguíneo, y la pequeña entró en parada. “La niña entró andando al hospital de campaña, pero minutos después se debatía entre la vida y la muerte. Se moría en nuestras manos. Estábamos en medio de la nada. Fueron tres horas dramáticas. Pero hubo mucha perseverancia por parte del equipo médico de SAMU y conseguimos sacar a la niña para delante. Fue una bendición de Dios”, contó Álvarez Leiva.

“Llevamos 41 años trabajando y siempre hemos hecho lo mismo: salvar vidas y enseñar a salvar vidas”, destacó el fundador de SAMU. “Esta no es una escuela cualquiera”.

Durante el acto de inauguración también se les otorgó un diploma honorífico a los alumnos con mejor expediente académico durante el curso pasado. Los mejores alumnos fueron Natalia García Benítez del ciclo de Técnico en Emergencias Sanitarias; María de la O López Gallego, del ciclo de Técnico Superior en Integración Social; y Claudia Ruiz Rubio e Inés de Marco Real del ciclo de Técnico Superior en Coordinación en Emergencias y Protección Civil.

Pruebas de acceso al máster UECAH: esto es solo el principio

Una treintena de jóvenes sanitarios se han presentado este año a las pruebas de acceso de la XXIX edición del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU y la Fundación CEU San Pablo Andalucía, una de las grandes señas de identidad de Escuela SAMU. Estas pruebas de selección, que se celebraron el 12 y 13 de septiembre, están diseñadas para valorar la respuesta actitudinal del aspirante y los conocimientos básicos imprescindibles para cursar un postgrado. Las pruebas se dividen en tres fases: pruebas físicas, un test psicotécnico y una entrevista personal.

“En todo el proceso de selección lo que más valoramos fue la motivación y el interés por terminarlas en las mejores condiciones posibles. El objetivo no es llevar al aspirante al límite como ocurre en los grandes simulacros que organizamos, sino someterlos en determinados escenarios para valorar su respuesta actitudinal, física y emocional”, explica Andrés Rodríguez Holst, coordinador del Máster de Enfermería y máximo responsable de este proceso.

“El perfil de los aspirantes ha sido muy variado. Había enfermeros recién titulados y otros con varios años de experiencia que han decidido parar y continuar formándose. También había algunos aspirantes cuya intención, en el caso de ser seleccionados, es rechazar los contratos de trabajos que tienen actualmente para hacer el máster”, continúa el instructor.

Las pruebas físicas se realizaron en las instalaciones de Escuela SAMU y de forma individualizada, al igual que en años anteriores. Cada alumno fue citado a una hora distinta desde las ocho de la mañana hasta la una de la tarde. Estas pruebas consistieron en un circuito de ejercicios continuados en el cual el aspirante debía demostrar resistencia física de moderado impacto, además de control del estrés y liderazgo durante todo el recorrido. Para la realización de los diversos ejercicios se utilizaron los diferentes recursos de la escuela, como el edificio de rescate, el tren, la pista de 4×4, el foso o la piscina. Así, los aspirantes fueron evaluados en una prueba de velocidad (50 metros en 9 segundos en el caso de los hombres y 11, las mujeres), flexiones (hombres, 10; mujeres, 6 ó 10 sobre rodillas); carga de peso muerto (10 kilos en 25 metros); arrastre de peso muerto en pendiente (30 kilos en 5 metros con una pendiente del 55%); natación contracorriente (un minuto) y buceo libre (apnea, 30 segundos).

El circuito arrancaba en el costado sur del edificio. Los participantes salieron de uno en uno cada 15 minutos cargados con una mochila que simulaba un maletín polivalente y debían pasar a través de unos troncos en posición de viga para demostrar equilibrio. Una vez superado, se dirigían al edificio de rescate para entrar por la puerta principal. En la planta baja, el participante se dirigía hacia la cuarta planta donde debía coger una bala de oxígeno y cargarla hacia el segundo, en el debía realizar las flexiones y tirar para subir uno de los sacos de arena.

Una vez superadas estas fases, el aspirante bajaba por la trampilla hacia la primera planta, donde realizaba cinco minutos de RCP.

Luego, debían pasar por la apertura del muro para llegar a la escalera cargando con la bala de oxígeno en todo momento. Subían hacia el cuarto piso para dejar este equipamiento y bajaban hacia la planta baja, donde salían por la ventana posterior más cercana a la piscina. De ahí, se dirigían hacia el rocódromo, donde intentaban cruzar de lado a lado sin pisar el suelo, la mayor distancia posible.

Después, se dirigían hacia la puerta norte del tren. Cargados con la mochila, los aspirantes debían atravesar el vagón, donde había una persona simulando ser un paciente agitado por consumo de drogas al que debían atender. Al finalizar, salían del tren y dejaban la mochila en el punto de salida para realizar la prueba de velocidad de 50 metros.

Ya en la pista de 4×4, se llevó a cabo la prueba de liderazgo, donde los aspirantes se enfrentaban a un accidente de tráfico en el que estaba implicado un coche con una mujer y un lactante atrapados, con un fuego activo en la proximidad. El futuro alumno debía dar instrucciones a dos TES y tenía que tomar decisiones bajo presión.

A continuación, se llevaba a cabo la prueba de arrastre. El aspirante se encontraba ante una carga de 30 kilos dentro del foso y debían extraerlo tirando de éste con una cuerda, hasta lograr desplazarla cinco metros.

Luego, en una de las aulas se realizaba la prueba de control de estrés. Con el aula a oscuras, una luz estroboscópica, un gálibo y música, el aspirante se encontraba a un muñeco de simulación en el suelo sobre un charco de sangre. Y, por último, en la piscina, se le pedía al enfermero que extrajera a un maniquí de la jaula que estaba en el fondo de la piscina y, posteriormente, que nadara a contracorriente durante un minuto.

Una vez finalizadas las pruebas físicas, al aspirante se le entregó un cuestionario diseñado para proporcionar una evaluación global de la personalidad y tendencias psicopatológicas en adultos, con preguntas de control y escalas clínicas. Las pruebas terminaron por la tarde con una entrevista en la que estuvieron presentes los miembros de la comisión académica para conocer los intereses y la personalidad de los aspirantes.

Este año, 32 enfermeros se inscribieron en las pruebas de acceso de este máster, que cuenta con 21 plazas y que comenzará el 9 de octubre.

Una escuela que mira al mundo

SAMU y su escuela de emergencias cuentan desde hace ocho años con la colaboración de la empresa Global Education and Career Development Abroad (GlobalEd), especializada en el desarrollo de programas de educación internacional que permiten a estudiantes norteamericanos viajar a Sevilla para mejorar sus conocimientos académicos y/o realizar prácticas formativas.

Steven Davis, fundador y director de GlobalEd, lleva 23 años trabajando en el sector de los estudios extranjeros, pero no se independizó y formó su propia empresa hasta 2009. “Mi pasión siempre han sido las prácticas formativas. Mi objetivo es lograr que mis estudiantes aumenten su empleabilidad durante su estancia en el extranjero, es decir, sus aptitudes y actitudes para poder conseguir y conservar un empleo, además de ayudarles a lograr un curriculum de calidad que les permita tener una candidatura competitiva”.

En el ámbito sanitario, las primeras rotaciones que realizaron los estudiantes extranjeros en Sevilla fueron en el Hospital Infanta Luisa en 2011. “La primera rotación fue un éxito. Todos los médicos dijeron que les había encantado la experiencia. Y, a partir de ese momento, hubo un efecto dominó con otros hospitales”, relata Steven Davis.

La relación con SAMU y su escuela de emergencias comenzó en 2015. “SAMU y GlobalEd tienen una mentalidad y una filosofía de trabajo similar. Siempre estamos pensando en cómo seguir creciendo y mejorando”, observa Davis.

Durante los primeros años de esta colaboración, varios grupos de estudiantes de entre 18 y 23 años de la Universidad de Texas (Dallas, Estados Unidos) que querían ser médicos se formaron durante varios días en las instalaciones de Escuela SAMU, lo que les permitió conocer de primera mano la realidad del sector de las emergencias sanitarias.

En Estados Unidos, a su edad, las prácticas no son participativas, sino que los alumnos se dedican exclusivamente a observar. Sin embargo, en Escuela SAMU, los estudiantes se tienen que poner manos a la obra y participar de forma activa en cada ejercicio. “Aquí pueden llevarse hasta 14 horas trabajando sin parar y acaban completamente exhaustos, pero están encantados porque participan y están en contacto directo con las víctimas”, explica Steven Davis.

En concreto, este programa de estudio en el extranjero incluía tres semanas de formación en hospitales de Sevilla, donde realizaban rotaciones por las diferentes especialidades médicas, y otra semana de ejercicios prácticos en Escuela SAMU sobre soporte vital al trauma en el ámbito prehospitalario.

“Estudiar en el extranjero en mi época, a finales de los años ochenta, significaba una inmersión cultural y lingüística. Hoy esto ha cambiado mucho. La duración de los programas es menor y cada vez más clases se imparten en inglés. No hay una inmersión cultural ni lingüística, sino que esta experiencia se basa más en saborear y descubrir el mundo”, explica Steven Davis, director de GlobalEd. “El número de estudiantes extranjeros se ha incrementado muchísimo en los últimos treinta años y para las universidades es algo a su favor tener alumnos en el extranjero”.

Con la llegada de la pandemia, GlobalEd, al igual que otras muchas empresas, tuvo que renovarse y explorar nuevas formas de colaboración con las diferentes entidades, incluida SAMU. “Los efectos de la crisis del Covid-19 en mi sector, que se basa en estudios extranjeros, fueron catastróficos. Pasamos de 100 a menos cero. Los gastos fijos eran los mismos, pero no teníamos ingresos y, además, tuvimos que hacer frente a devoluciones de pagos realizados”, recuerda Steven Davis.

“Empezamos entonces a pensar qué podíamos hacer y una de las ideas que tuvimos fue poner en marcha prácticas online. Hablamos con universidades en Estados Unidos sobre este nuevo plan y fue nuestra salvación. El mundo no estaba preparado para una pandemia y el aislamiento que esto provocó. Había muchas carreras que requerían de prácticas para terminar los estudios. Nosotros empezamos a ofrecer prácticas online, pero muy enfocadas a empresariales, marketing, gestión, finanzas y las tecnologías de la información, principalmente. En el caso del sector sanitario, hablamos con hospitales para que nuestros estudiantes realizasen prácticas, pero siempre relacionadas con la gestión y la administración”.

Según explica el fundador de GlobalEd, conforme se comenzaban a abrir las fronteras y las normas anticovid eran más flexibles, comenzaron a desarrollar un nuevo programa de rotaciones en ambulancias junto a SAMU, en concreto en Sevilla y Málaga, pero éste no tuvo la aceptación que se esperaba.

Además, durante la pandemia, los estudiantes de GlobalEd participaron como voluntarios en varias iniciativas de SAMU First Response, la filial de SAMU en Estados Unidos. “Un grupo de alumnos de la Universidad de Dallas colaboró en la creación de conciencia y en darle visibilidad al proyecto de SAMU en Estados Unidos, ayudamos a contactar con posibles donantes y participamos durante un año en las diferentes fases del programa de acogimiento y asesoramiento de familias y menores no acompañados durante la última gran crisis migratoria vivida en EEUU”, apunta Steven Davis.

El pasado año, varios egresados realizaron prácticas formativas en la clínica SAMU Wellness, especializada en salud mental, y en la Residencia Santa Ana, que se centra en la atención a personas dependientes con daño cerebral adquirido, centro gestionado por Fundación SAMU.

Además, este año un grupo de 19 estudiantes han realizado un curso intensivo de un día en Escuela SAMU y GlobalEd ha desarrollado un programa de dos semanas con ejercicios de soporte vital de trauma prehospitalario en Escuela SAMU que se completarían con rotaciones en hospitales de Sevilla. “Este verano no hemos podido sacarlo adelante, no he logrado venderlo bien, pero es un buen programa y estamos seguros de que podremos ponerlo en marcha el próximo año. No obstante, estamos contentos porque en julio tuvimos a 100 estudiantes de manera simultánea en Sevilla y 37 de ellos realizaron prácticas en hospitales”, apunta Steven Davis.

“Ahora no tenemos un programa claro sobre la mesa con SAMU, pero no me sorprendería estar hablando de uno la semana que viene. SAMU me ve como un recurso, igual que yo los veo a ellos. Juan González de Escalada, director de Emergencias de SAMU, y todo su staff son unos grandes profesionales, especialmente, Thomas Couyotopoulo, director de escuela SAMU, y el instructor Andrés Rodríguez Holst, unos magníficos líderes y profesionales”.

“Para mí, SAMU forma parte de mi familia. Tenemos una mentalidad muy parecida, muy abierta, siempre con la intención de colaborar y de crecer juntos en muchas iniciativas”, continúa Davis, que asegura que sus estudiantes viven una experiencia única en SAMU y que “jamás podrán tenerla en EEUU”. “Aquí tienen contacto directo con el mundo de las emergencias y hospitalario. En EEUU, son demasiados jóvenes, no por edad, sino por su trayectoria académica, y no pueden realizar prácticas médicas. Mis estudiantes, cuando echan su solicitud para ser pediatras, por ejemplo, pueden explicar su experiencia y decir que han estado presentes en más de un parto o que han hecho rotaciones en cardiología, radioterapia, pediatría o urgencias”. Estos estudiantes tienen una experiencia diferente a la del resto de alumnos, lo que los hace más competitivos y únicos.

Fernando Segura: «Tras un año en Escuela SAMU, me apunto a un bombardeo»

Fernando Segura Román (Sevilla, 2000) acaba de finalizar sus estudios del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofe y Acción Humanitaria en Escuela SAMU con el mejor expediente de su promoción, título que comparte con su compañera Eva María Gil Centeno.

 

—Enhorabuena, acaba de graduarse con uno de los dos mejores expedientes de su promoción. ¿Qué le pasó por la cabeza cuando le dieron el diploma en el acto de graduación tras un duro año en Escuela SAMU?
—Lo primero que hice fue dirigirme a Andrés Rodríguez, instructor y una de las personas más importantes para mí en Escuela SAMU, y le dije: “Andrés, yo ese chaleco me lo voy a poner. Voy a ser instructor. El día de mañana quiero trabajar en SAMU”. Sé que ahora no es el momento, no tengo experiencia y tengo que aplicar todo lo aprendido antes de enseñárselo a los demás, pero voy a volver.

—Tiene muy claro su futuro.
—El miedo que me da es perder el contacto con SAMU en ese tiempo. Ahora, por ejemplo, estoy trabajando en Mallorca en el servicio de Urgencias de Pediatría del Hospital Son Espases, pero me han dicho que ese contacto nunca lo voy a perder, que si ya he entrado en SAMU, siempre van a contar conmigo cuando sea necesario.

—Vayamos por orden. ¿Por qué decidió estudiar el Grado de Enfermería?
—No fue por tradición familiar, de hecho, soy el primer enfermero de mi familia. Fue por un tema personal, por la pérdida de un ser querido. Esto me hizo acercarme al mundo de la sanidad y querer salvar la vida de los demás, ya que, en aquella ocasión, no pude hacerlo.

—¿Puedo preguntarle quién era ese ser querido?
—Sí, mi padre. Murió en su casa. Yo tenía 13 años. Su pérdida me hizo interesarme por el mundo sanitario, totalmente desconocido para mí en ese momento.

—¿Y siempre tuvo claro que quería especializarse en el campo de las emergencias?
—A lo largo de la carrera fui cambiando muchas veces de opinión. Entré queriendo ser matrona, después me atrajo la Atención Primaria, luego quise hacer la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria porque existía la opción de trabajar en el DCCU (Dispositivos de Cuidados Críticos y Urgencias). Y cuando hice prácticas en la UCI me enamoré de la especialidad de críticos. Durante mi estancia en Portugal con una beca Erasmus hice varias guardias en una ambulancia, y también me di cuenta de que lo mío eran las situaciones críticas e impredecibles.

—¿Conocía el Máster de Enfermería de Escuela SAMU?
—Cuando terminé la carrera de Enfermería, lo primero que pensé fue en irme fuera a trabajar. De hecho, acepté un contrato en Barcelona. Pero, en realidad, me apetecía seguir estudiando, no trabajar, porque, realmente salí de la carrera con la sensación de no saber nada. Me sentía inseguro, sentía que me faltaba formación y empecé a buscar posgrados presenciales. Finalmente, encontré dos, uno en La Universidad Pablo de Olavide y el de SAMU.

—¿Por qué se decantó por el máster de Escuela SAMU?
—Laura Fernández, una compañera de la facultad, que ya había hecho el máster de SAMU, me lo recomendó, pero fue muy sincera conmigo. Me dijo: “Haz este máster. Va a ser un año en el que perderás tu vida social y te aislarás. Si tienes pareja, puedes perderla, y también a los amigos, pero, por su formación, merecerá la pena. No te arrepentirás en ningún momento”. También le pregunté a otros compañeros que habían ido a una visita a Escuela SAMU mientas yo estuve de Erasmus y me dijeron: “Allí están todos locos, son unos salvajes”. Y en el fondo tenían razón, un toque de locura tenemos todos en SAMU. Al final me fié de Laura y me matriculé. No fue fácil tomar la decisión. Cambié la opción de estar un año ganando dinero en Barcelona por la de gastarme lo que me quedaba de la herencia de mi padre en esta formación. Aposté todas mis cartas a una y rechacé el contrato de trabajo de Barcelona sólo 12 días antes de empezar y me preparé a conciencia las pruebas de acceso. Iba a muerte. Me lo tomé muy en serio.

—¿Se arrepiente de esa decisión?
—En absoluto. No me arrepiento para nada. Ha sido un año muy difícil, de enorme esfuerzo económico y personal. He perdido a mi pareja y me he enfadado con amigos, pero tenía claro que quería priorizar mi formación y mi futuro laboral.

—¿Qué se lleva de este año en Escuela SAMU a nivel personal y profesional?
—A nivel personal, he alucinado con el vínculo que se crea tanto con los profesores como con los compañeros. Te llevas un año compartiendo tu día a día, tu rutina, un estilo de vida, tus risas y tus desgracias con las mismas 30 personas y eso une mucho. Respiras el mismo oxígeno. Duermes durante cuatro días seguidos con ellos en medio de la nieve y sufres con ellos los retos de las acampadas de supervivencia que te llevan al límite. Somos muy distintos todos, pero esa diferencia hace que seamos un grupo tan compatible. Ellos y la escuela en general han sido mi familia y mi casa durante un año, una familia y un hogar que me hacían mucha falta. Y, cuando se ha finalizado el curso, me ha costado mucho aceptar que todo esto se ha acabado.

—¿Y profesionalmente?
—Aún no puedo contestar a esta pregunta porque no soy plenamente consciente de ello. Solamente llevo una semana trabajando en Mallorca y ya me he dado cuenta de lo mucho que he evolucionado en un año. Me refiero al cambio de actitud por mi parte y a la seguridad que tengo ahora en mí mismo.

—¿Cómo se ve, profesionalmente hablando, con respecto a otros compañeros de Mallorca?
—Compañeros que llevan un año trabajando en ese hospital me preguntan cosas a mí, que sólo llevo una semana, sobre todo, el por qué hago algo de una manera y no de otra. En este tiempo, he tenido varios casos graves, por ejemplo, un niño que llevaba 30 minutos convulsionando. Ahora, después de un año en Escuela SAMU, me apunto a un bombardeo. Antes evitaba los problemas, me quedaba sólo con lo mío, más tranquilo, y ahora me meto en los casos más graves para echar una mano. En SAMU he aprendido a preparar los fármacos, las dosis, sé lo que el médico necesita antes de que me lo diga. Puedo emitir un juicio aunque la decisión final sea de otros. Sé manejar todo el material de críticos y los protocolos de actuación en caso de epilepsia de un niño, por ejemplo. En el máster he aprendido cosas que van más allá de mis competencias como enfermero, pero eso me ha permitido tener mucha más seguridad en el trabajo y saber en todo momento qué estoy haciendo, por qué y saber que lo estoy haciendo bien.

—El Máster de Enfermería incluye una parte de acción humanitaria. ¿Ha podido ir ya de misión?
—Aún no, pero tengo claro que lo haré. Es mi sueño. Cuando ocurrió el terremoto de Turquía nos dijeron que nos íbamos todos de misión y que teníamos tres días para prepararnos. En ese momento, estaba trabajando a media jornada en un hospital privado de Sevilla. Como siempre hago, aposté todo por algo. Dejé el trabajo, lo que me acarreó muchos problemas, y me involucré al máximo en los preparativos de la misión. El día antes de salir, nos dijeron que no nos iban a activar porque la demanda había bajado. Me quedé clavado en la mesa. Otros compañeros también habían renunciado a su trabajo para poder ir. Fue un palo muy grande. Esa es la parte negativa de las misiones, que de 30 salen 5, y que hay q estar preparado tanto para vivir una aventura en otro país como para quedarte en el caso de que se cancele.