Sara Lucena Cejas. TES, TCAE y antigua alumna de Escuela SAMU

Sara Lucena, TES y TCAE: «Una formación impecable hizo que me enamorase de esta profesión»

Sara Lucena Cejas (1981, Mataró, Barcelona) decidió dar un giro radical a su vida y, con 40 años, cursó, en primer lugar, el ciclo de FP de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y, después, el de Técnico en Emergencias Sanitarias en Escuela SAMU. Ahora trabaja en el Hospital Vithas Sevilla, donde realizó sus prácticas.

—¿A qué se dedicaba antes de estudiar en Escuela SAMU?
—¡A algo que nada tiene que ver con la sanidad! Estuve durante veintidós años trabajando para unos grandes almacenes (seguro que ya todos saben de qué comercio hablo) realizando funciones de dependienta.

—¿Qué le llevó a tomar la decisión de dejar un trabajo fijo y estudiar el ciclo de TCAE en Escuela SAMU con 40 años?
—¡Buena pregunta! La verdad es que la sanidad había estado rondando en mi cabeza desde bien jovencita, pero circunstancias de la vida me hicieron elegir otro camino. Muchos años después, la pandemia y alguna que otra circunstancia personal me acercaron a esos profesionales que cuidan de nosotros, que nos apoyan en nuestros momentos más vulnerables y decidí entonces que ahí era donde quería estar. La verdad es que te mentiría si te dijese que fue fácil tomar esa decisión. ¡Tuve que escuchar de todo! «Tú estás loca», «¿Y si no te sale bien?», «Cuidado que ya tienes una edad». Ruido, mucho ruido que no consiguió detenerme.

—¿Cómo fue ese primer día de clase? ¿Se sintió fuera de lugar por la diferencia de edad o lo vivió como una oportunidad?
—Tuve dos primeros días de clase completamente diferentes. Recuerdo que cuando empecé el ciclo formativo de TCAE, los compañeros y compañeras eran, la gran mayoría, muy jovencitos y hubo un momento en el que pensé: ¿qué hago yo aquí? Sin embargo, el primer día de clase de TES, y no me preguntes por qué, fue increíble. No se si fue la edad media de los alumnos, que rondaban mi edad, o la experiencia reciente que había vivido en el curso anterior, que sentí que esta vez sí estaba en el lugar correcto. Aquel grupo, ya desde el primer día, me cautivó.

—¿Qué le impulsó a continuar con el ciclo de TES después de finalizar el de TCAE?
—¡La inconsciencia! (se ríe). Es broma. Fueron muchos motivos: una formación impecable que hizo que me enamorara de esta profesión, las ganas de aprender más sobre ella, el apoyo de los míos, y también ver por la ventana de mi clase a los alumnos de TES haciendo sus prácticas tirados por el suelo, subidos a un avión o dentro de coches volcados.

—¿Qué significó para usted dar este giro en su vida en un momento en el que muchas personas optan por la estabilidad?
—Una locura. Soy una persona que cree que las cosas pasan cuando está en el sitio correcto y en el momento indicado. Imagino que fui capaz de reconocer la oportunidad y ser valiente para aprovecharla.

—¿Qué destacaría de la formación en Escuela SAMU?
—Cuando decidí estudiar el ciclo de TCAE, realicé previamente un estudio de mercado. Tenía claro que quería una formación presencial, quería aprender la profesión, pero de verdad, con materiales, instalaciones, simulaciones y personal docente cualificado. En todo esto, Escuela SAMU no tiene competencia.

—Escuela SAMU es conocida por su metodología práctica y exigente, ¿cómo vivió esa parte de la formación?
—En algunas ocasiones fue una experiencia muy dura. Los docentes son exigentes y había algunas asignaturas que, por su contenido, requerían mucha dedicación.

—¿Alguna asignatura o experiencia que le marcó especialmente?
—Es difícil elegir sólo una porque todas ellas han influido en mi formación. Desde las relacionadas con el apoyo psicológico al paciente, tan importantes para el trabajo que realizo hoy en día, como todas aquellas que me enseñaron materiales, técnicas, cuidados… Como experiencia en prácticas, me quedo sin ninguna duda con aquellas en las que los docentes nos hacían meternos en una cama de un hospital, en un tablero espinal o en la parte trasera de una ambulancia para tomar conciencia de lo que siente una victima o un paciente en ese momento. Ahí aprendí el verdadero significado del miedo, la dependencia y la vulnerabilidad.

—¿Qué diferencia cree que tiene Escuela SAMU con respecto a otros centros de formación profesional?
—¡Muchísimas! Esta escuela cuenta con unas infraestructuras increíbles, muchísimos recursos materiales y un personal docente muy cualificado. En la escuela, todo se toca y todo se practica.

—¿Por qué recomendaría estudiar en la escuela?
—Por sus instalaciones, sus recursos materiales, su metodología, su personal docente, su implicación con el alumnado e infinidad de cosas más. Ser alumna de la Escuela SAMU no es fácil. Debes implicarte, dejar al lado algunos prejuicios y estar dispuesta a casi todo. Pero también es una garantía de éxito asegurado. En el mundo sanitario, ser antiguo alumno de esta escuela y, por supuesto, ser un buen profesional, hacen que se te presenten millones de oportunidades.

—Me han comentado que tenía un hijo pequeño cuando comenzó a estudiar en SAMU. ¿Cómo logró compaginar su formación con la maternidad?
—Mi hijo tenía 11 años cuando me matriculé por primera vez en Escuela SAMU. Fue bastante duro porque por las mañanas iba a clase y por las tardes tenía que estudiar, pero también tenía que realizar las actividades del día a día de alguien con un hijo pequeño y una casa a su cargo. No obstante, tengo que reconocer que el apoyo de mi marido en ese momento fue fundamental. Sin él, todo hubiese sido muchísimo más difícil.

—¿Hubo momentos en los que pensó en abandonar?
—¡Por supuesto! Sobre todo, en el último curso de TES. Era ya mi tercer año consecutivo estudiando, asistiendo a clase, trabajando y ocupándome de mi casa y empezaba a estar ya cansada física y psicológicamente. Seguir aprendiendo y formándome para esta profesión me hizo seguir adelante.

—¿Qué mensaje daría a otras madres que creen que estudiar y criar al mismo tiempo es imposible?
—Que nada es imposible. Es duro, por supuesto. Yo tuve que renunciar a pasar tiempo con mi familia, con mis amigos, a no poder salir los fines de semana y a muchas cosas más. Todo el tiempo que me quedaba libre era para poder estudiar.

—¿Cómo ha cambiado su vida después de completar ambos ciclos en Escuela SAMU?
—Muchísimo, sobre todo, en lo laboral. Ahora tengo una profesión que me apasiona y millones de oportunidades y proyectos que se presentan todos los días y que no puedo aceptar por falta de tiempo.

—¿Qué puertas le ha abierto esta formación?
—Muchas. Muchas oportunidades. Como te digo, es algo que ocurre casi a diario. Trabajo en un hospital con muchísimos equipos médicos y personal sanitario en el que las oportunidades, si eres un buen profesional, aparecen con mucha facilidad.

—¿Qué le ha enseñado esta experiencia?
—Muchas cosas positivas. Que ser valiente tiene su recompensa, que el esfuerzo te permite alcanzar metas insospechadas y que todos debemos ser capaces de reconocer las oportunidades, estar preparados para cuando llegan y saber ir a por ellas.

—¿Qué consejo le daría a las personas que creen que “ya es tarde” para estudiar?
—¡Que nunca es tarde! Es más duro, por supuesto, pero no tarde. Cada día se nos presenta la oportunidad de empezar de cero. Ser valiente, decidido y comprometido te harán salir de esa zona a la que yo llamo zona de inconfort, y te permitirán tener una nueva oportunidad en tu vida. En esta profesión, la edad no es ningún impedimento para alcanzar tus metas, es más, me atrevería a decir que es una ventaja. Es un oficio lleno de oportunidades para todos.