Un proyecto de Fundación SAMU y High Atlas Foundation restaura el abastecimiento hídrico en el Atlas marroquí
El 8 de septiembre de 2023, un devastador terremoto sacudió las provincias del Alto Atlas en Marruecos dejando a su paso una estela de destrucción que afectó profundamente la vida de miles de personas. En este contexto de urgencia humanitaria, la colaboración internacional ha sido clave para devolver la esperanza a las comunidades afectadas. Una muestra ejemplar de esta solidaridad es el proyecto liderado por Fundación SAMU y High Atlas Foundation (HAF), con el respaldo del Gobierno de Canarias, para restaurar los sistemas de agua en las aldeas de Ikis y Wizemarne.
Este proyecto no solo busca reparar las infraestructuras hídricas, esenciales para la vida diaria, sino también empoderar a las comunidades en su gestión y cuidado. En el valle de Wizemaran Aghbar, donde se encuentran estas aldeas mayoritariamente bereberes, el acceso al agua potable y al riego es vital para la subsistencia. Sin embargo, el seismo dañó gravemente estas infraestructuras y puso en riesgo la salud y la seguridad alimentaria de 946 personas distribuidas en 142 hogares. Un año y medio después del terremoto, aún no se han restablecido todos los servicios para las familias afectadas.
Gracias a esta intervención, financiada con los recursos solidarios del pueblo canario, no solo se están rehabilitando los sistemas de agua, sino que también se está fortaleciendo el tejido social de estas comunidades. Las mujeres, protagonistas de este cambio, están recibiendo formación y asumiendo roles de liderazgo en la gestión de los recursos hídricos. Este enfoque no solo promueve la igualdad de género, sino que también garantiza que los servicios se mantengan y beneficien equitativamente a todos los habitantes.
La colaboración entre Fundación SAMU y la High Atlas Foundation es un ejemplo de cómo las alianzas horizontales pueden generar cambios significativos y sostenibles. Este proyecto trasciende la reconstrucción física: es un puente de solidaridad que conecta las esperanzas de dos pueblos, recordándonos que, frente a la adversidad, la cooperación y el compromiso con los derechos humanos son nuestras herramientas más poderosas.
Gracias al esfuerzo compartido, más de 140 familias marroquíes podrán contar nuevamente con agua para ellas y para cultivar sus tierras. Este es un logro que reafirma la importancia de trabajar juntos para garantizar el derecho universal al agua y a una vida digna, demostrando que, cuando unimos fuerzas, podemos construir un futuro más justo y solidario para todos.