Misión El Salvador 2020 de SAMU: la formación como legado

El equipo de intervención de catástrofes enviado por SAMU a El Salvador no ha dejado de trabajar desde que pisó tierras centroamericanas el 30 de julio. Durante un mes, los sanitarios han estado operativos de manera voluntaria en jornadas de 12 horas en primera línea para hacer frente a la pandemia de la Covid-19 en el Hospital Nacional El Salvador.

Entre los objetivos principales de SAMU figuraban tres. En primer lugar, responder a las necesidades de asistencia médica de todos los casos hospitalizados de Covid-19 que les fueron asignados. En segundo lugar, proporcionar capacitación a todo el personal de salud clínica local en el Hospital Nacional El Salvador. Y en tercer término, reforzar el diseño y despliegue logístico para los procesos de vestido y desvestido de intervinientes, así como para la descontaminación de pacientes e intervinientes de las instalaciones que les fueran solicitadas.

Una vez sobre el terreno, en los primeros días de la misión, los profesionales de SAMU participaron en una visita guiada por el hospital, a través de la cual pudieron realizar un reconocimiento de su estructura y valorar las capacidades logísticas y organizativas de este nuevo centro sanitario, un gigante con capacidad para albergar hasta 2.000 camas, la mitad de ellas de UCI. A continuación, realizaron un diagnóstico sobre la situación y desarrollaron un plan de actuación para su ejecución durante el mes de duración de este proyecto.

“Uno de los principales problemas que nos encontramos al llegar es que, a pesar de que el hospital cuenta con equipos de primer nivel, existían ciertas deficiencias organizativas, además de que los recursos humanos eran limitados. Había pocos médicos especialistas y gran parte del personal carecía de experiencia en situaciones de crisis como la que estamos viviendo en la actualidad y en el manejo de pacientes críticos en un hospital con tanta capacidad como éste”, relata Andrés Rodríguez Holst, team manager de esta misión.

Juan González de Escalada, director de la misión El Salvador, añade sus impresiones: “Los medios del hospital, en mi opinión, son aceptables. Era sorprendente ver cómo había alas enteras del hospital que aún estaban desocupadas pero que sí estaban dotadas. Los medios están muy bien. Lo que había que pulir es las formas de trabajar del personal. Algunos profesionales son junior, otros no. También vimos profesionales a los que se les está promocionando y potenciando para que aceleren su crecimiento y su desarrollo, y puedan pasar de un nivel más básico a una mejor labor de gestión. En ese sentido, creo que hemos podido sacar mucho partido de ellos”.

SAMU ha llevado a cabo durante su estancia en El Salvador un plan de formación asistencial, bioseguridad y para la mejor organización de los profesionales sanitarios. De hecho, la formación se ha convertido en el mayor legado de la expedición al hospital salvadoreño.

SAMU ha establecido un organigrama junto a los directivos del hospital que les ayude a trabajar de manera más organizada y efectiva, y ha asesorado a los profesionales locales a la hora de esclarecer las funciones de cada uno de ellos, especialmente de los puestos intermedios. También se ha realizado una labor de apoyo en el propio hospital y se han desarrollado talleres formativos con contenido asistencial.

“Hemos llevado a cabo una colaboración de acompañamiento a los profesionales del hospital tanto a nivel de mandos intermedios como a nivel del sanitario a pie de cama. A las 6:30 de la mañana llegábamos al hospital, nos cambiábamos de ropa, al igual que todos los sanitarios del centro, y empezábamos las guardias y turnos en el hospital. Hemos acompañado y trabajado con los sanitarios locales codo con codo para ayudarles a reforzar sus competencias en la organización de gestión hospitalaria y, a su vez, hemos estado con los mandos intermedios acompañando en la toma de decisiones y haciendo recomendaciones”, explica Juan González de Escalada.

El equipo de SAMU ha ofrecido entrenamiento clínico específico en distintos ámbitos como el triaje; la implementación inmediata de medidas apropiadas de prevención y control de infecciones (IPC); el abordaje al paciente crítico de forma precoz y su correspondiente monitorización; la prevención de complicaciones y tratamientos específicos anti-nCoV y manejo de los efectos secundarios, entre otros.
El contingente desplazado desde Sevilla ha prestado apoyo operativo para la supervisión y establecimiento de un centro de tratamiento Covid-19 de campaña, ha reforzado el diseño de zonas y protocolos de descontaminación de pacientes, control de flujos de intervinientes, zonificación, sectorización y análisis de vulnerabilidad e idoneidad de instalaciones Covid-19. Además, los profesionales de SAMU se han puesto a disposición de los sanitarios locales para la realización de cursos de bioseguridad.

Juan González de Escalada destaca la actitud abierta de los sanitarios salvadoreños a la hora de recibir asesoramiento y nuevos conocimientos por parte del equipo de SAMU. “La generosidad de todos ellos ha sido enorme por permitirnos escudriñar todos los rincones de este magnífico hospital, y también por permitirnos estar junto a ellos, todo el día, intentando hacer recomendaciones para que quizás su trabajo pueda ser aún mejor. Es una experiencia muy gratificante. Hemos podido compartir con estos profesionales todo lo que aprendimos en el pico de la pandemia en España”.

En cuanto a los pacientes atendidos, el director de la misión reconoce no haber detectado grandes diferencias entre los pacientes de España y El Salvador. “Es cierto que, en España, durante el pico de la pandemia nosotros atendidos principalmente a personas mayores provenientes de residencias de ancianos. La edad media de los pacientes es diferente pero su fisiopatología es similar”, explica Juan González de Escalada. “En El Salvador los pacientes son más jóvenes. Una de las primeras altas que dimos en España fue a un paciente de 94 años que estaba fantástico de cabeza y de físico. En El Salvador, por el contrario, el otro día vimos a una chica que a mis ojos tenía ocho o nueve años, y resultó que tenía 17 porque sufría bajo peso. Ese ha sido uno de los casos más impactantes para mí, ya que yo soy padre de dos menores”.

En cuanto al estado de ánimo del equipo, el enfermero Andrés Rodríguez asegura que los efectivos se han mantenido a pleno rendimiento. “Es cierto que en los últimos días, el equipo ya acusaba el cansancio. Trabajábamos en turnos de doce horas, seis días a la semana. Han sido muchos días de duro trabajo y muchas horas con el Equipo de Protección Individual (EPI) puesto, pero los ánimos y, sobre todo, la dedicación y eficacia en el trabajo no han decaído”, señala Andrés Rodríguez. “Ha sido muy importante el trabajo humano y de reflexión que hacíamos con cada uno de los chicos desde el equipo de mando para que mentalmente estuvieran al 100%”.

El enfermero Andrés Rodríguez agradece el apoyo recibido por parte de la población salvadoreña y de los propios profesionales del hospital. “Durante nuestra estancia en El Salvador, recibimos continuas muestras de cariño y de apoyo, incluso veíamos pancartas con nuestras fotografías y palabras de agradecimiento en la calle. La atención mediática también ha sido muy grande. Nunca en mis misiones anteriores había vivido algo así”.

Rodríguez también se muestra muy satisfecho con los miembros del equipo seleccionado para esta misión. “Estoy muy contento con el equipo. A muchos de ellos ya los conocía y había trabajado con ellos con anterioridad, pero a otros no, y me han sorprendido mucho para bien. Todos han dado la talla de manera sobresaliente. Es un equipo muy potente y difícil de igualar”.

Los 28 participantes de esta misión internacional han dado todo lo que estaba en sus manos, robándole incluso horas al sueño y al descanso en beneficio de los pacientes. Ahora regresan a España con la satisfacción del trabajo bien hecho y de que su acción ha salvado numerosas vidas.