Cuatro días para explorar los límites

El equipo de instructores de Escuela SAMU ha vuelto a dar todo de sí mismo para poder ofrecer a sus alumnos la mejor formación posible en una nueva edición de Crisis Task Force (CTF). El proyecto se ha concretado en una acampada logística de cuatro días de duración en los que el trabajo duro y la convivencia han sido los principales protagonistas. Esta acampada se desarrolló del 18 al 21 de abril en los terrenos de la antigua base militar americana de Sevilla, situada en el barrio de Sevilla este, bajo el nombre de Operación Azahar. Este espacio cuenta con un conjunto de instalaciones abandonadas y derruidas donde los alumnos pueden poner en práctica todo lo aprendido a lo largo del año a través de diversos ejercicios y simulacros de la más alta exigencia.

Crisis Task Force es un entrenamiento absoluto ideado para reforzar la resistencia individual, la gestión de la incertidumbre, la tolerancia al cansancio, el estrés y la capacidad de absorber la desorganización medioambiental.

En las jornadas de esta edición han participado los alumnos del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH), del Máster de Emergencias Médicas y de los ciclos de Formación Profesional de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES) y Protección Civil (TSPC), además de un nutrido equipo de docentes con una amplia experiencia en este tipo de ejercicios entre los que se encontraban Thomas Couyotopoulo (director de Escuela SAMU), Andrés Rodríguez, Cristian Estévez, Manuel Ángel Andrade, María Soto, José Antonio Rodríguez y Lidu Díaz, entre otros. También han participado sanitarios no adscritos a SAMU de los más diversos perfiles, a los que se les realizó una invitación, y profesionales de SAMU 31, institución capital en las emergencias de Francia.

“Mediante esta experiencia se espera que los concurrentes adquieran los conocimientos y aptitudes que permitan desarrollar las competencias profesionales para el despliegue, mantenimiento de estructuras y rescate en condiciones de austeridad y terreno hostil. Con el fin de alcanzar dicho objetivo, se desarrollaron diferentes actividades y simulaciones que llevaron a los participantes a experimentar sus propios límites físicos y psicológicos”, explican desde Escuela SAMU.

Las condiciones de austeridad y hostilidad se muestran impensables y lejanas a la realidad de nuestro entorno, sin embargo, no pasan desapercibidas en lugares donde sucesos como conflictos bélicos, terremotos, inundaciones o distintas enfermedades provocan desastres naturales que suponen pérdidas materiales y humanas. El trabajo del personal sanitario en estas situaciones se ve sometido a la falta de recursos, la gran cantidad de víctimas y la presión psicológica que envuelve el suceso.

“Escuela SAMU, bajo su lema Aprende haciéndolo, consigue cada año llevar a la práctica mediante simulaciones escenarios de catástrofe. Esto nos ayuda a comprender y conocer nuestras posibilidades y limitaciones que encontraríamos en la asistencia real. Durante esta actividad, el alumnado experimentó situaciones límites, adquiriendo de esta forma los conocimientos y habilidades necesarias para gestionar diferentes situaciones y coordinar recursos ante las mismas”, destacan desde el centro formativo. “Por otra parte, el trabajo interdisciplinar en equipo es fundamental para realizar cualquier tipo de trabajo, estando más presente en condiciones adversas. Por ello, en la Operación Azahar participaron diferentes perfiles profesionales (enfermería, técnico en emergencias sanitarias, medicina y protección civil) con el fin de aprender a coordinar, organizar y superar retos logísticos y personales”.

Durante la acampada se realizaron nueve talleres de diferente temática: táctico, rescate, extracción de víctimas del interior de vehículos y detección de riesgos. También se llevó a cabo un simulacro de medicina táctica durante la primera noche. “La asistencia del herido en un escenario de combate debe ser la mejor combinación posible de una buena medicina con una buena táctica militar”, apuntan desde la Escuela.

Dentro de esta acampada, el tercer día se desarrolló también una jornada IMV (Incidente con Múltiples Víctimas) dirigida a médicos de Atención Primaria, que culminó por la noche con un ejercicio final en el que participaron todos los alumnos.

“El ejercicio final de la acampada logística comenzó con una especie de circuito o gymkana con diferentes escenarios. Los alumnos, divididos por equipos, iban sorteando los retos de los diferentes escenarios, pero, de repente, sin previo aviso, empezamos a escuchar disparos. Era un francotirador que estaba disparando a civiles”, explica uno de los participantes. “En Escuela SAMU todo es posible. Nada es lo que parece. Estás concentrado haciendo un ejercicio y, de repente, resulta, que el verdadero ejercicio es otro del que tú no eres consciente, y todo el escenario cambia. Pasas de realizar un simple ejercicio de camilleo a estar salvando vidas en un incidente simulado con múltiples víctimas. Te metes tanto en el papel que, a veces, olvidas que no es real”.

“Teníamos como objetivo elevar la complejidad de la simulación para que los alumnos pudieran poner en práctica todo lo aprendido y profundizar aún más en su formación”, explica el enfermero Andrés Rodríguez, jefe de la acampada junto a María Soto. “En general, la experiencia ha sido muy buena, los alumnos se han ido con muy buenas sensaciones a pesar del cansancio, la falta de comodidades o la presión recibida”, continúa el instructor.

Sinónimo de calidad

Aprende haciéndolo es el lema que ha caracterizado a Escuela SAMU desde los inicios de su actividad a finales de los 80 y hoy tiene más vigencia que nunca. Al igual que todo SAMU, la Escuela quiere ser sinónimo de calidad, en este caso, aplicada a la formación de profesionales en activo y de futuros profesionales sanitarios y de las emergencias, siempre a través de la práctica y la experiencia como base formativa.

“En Escuela SAMU, uno no se saca un curso, lo supera y lo consigue, porque los instructores de ayer y de hoy no regalan nada, ni en los aspectos teóricos ni mucho menos en los actitudinales y prácticos. Las profesiones de emergencias son vocacionales y deben serlo porque, en los momentos difíciles, la formación, capacidad y actitud del profesional marcan la diferencia y, en algunos casos, es lo que permite salvar vidas”, comenta Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU. “La metodología y las exigencias marcan a los alumnos, y los profesionales del sector lo notan. No es raro que a un antiguo alumno de nuestra Escuela le digan en su trabajo ‘¿Tú te has formado en SAMU, verdad?’. Este comentario se ha dicho incluso en un hospital de Barcelona en una conversación sobre enfermeros de nuestro Máster que dejan el listón alto con su actitud, su eficacia y la famosa ‘reactivación’ (ordenar, limpiar y verificar el material después de su uso, factor clave para garantizar su efectividad para la siguiente activación)”.

“Nos comprometemos con la excelencia en la enseñanza. Fomentamos la investigación, la innovación y el desarrollo como medio para el crecimiento continuado de nuestra escuela. Garantizamos la calidad en la enseñanza creando una escuela viva, innovadora, abierta a los cambios, a las necesidades del momento y a la búsqueda continua de la mejora”, explican desde el centro formativo situado en Gelves. “Además, nuestros alumnos adquieren un papel activo en su formación, asimilando estrategias de resolución de problemas en situaciones de estrés, de trabajo en equipo multidisciplinar y trabajando sobre procedimientos actualizados. La formación más exigente tiene como fruto a los profesionales mejor preparados”.