Escuela SAMU simula un atentado en un colegio con la participación de la Policía Nacional

Si hay algo que caracteriza por encima de todo la formación que se imparte en Escuela SAMU son sus simulacros. No se trata de ejercicios prácticos al uso sino de auténticas recreaciones de episodios reales que permiten al alumnos enfrentarse a situaciones críticas y extremas del mismo modo que lo haría un profesional de las emergencias en la vida real.

A finales de febrero, Escuela SAMU organizó uno de estos simulacros integrales en los que no sólo participaron alumnos del centro, sino que también se contó con la colaboración de la Unidad de Prevención y Reacción (U.P.R.) de la Policía Nacional. En esta ocasión, los participantes se enfrentaron a un atentado terrorista en un centro educativo con múltiples víctimas.

“Dentro del ámbito de urgencias, emergencias, catástrofes y acción humanitaria es fundamental adquirir los conocimientos y las habilidades necesarias para poder afrontar un accidente IMV (Incidente de Múltiples Víctimas). La gestión del caos en estos casos es un punto crucial para superar el incidente de manera óptima, ya que los recursos y el tiempo para actuar son limitados. Por tanto, el entrenamiento y el aprendizaje en este campo es un punto importante dentro de la emergencia sanitaria”, explican desde Escuela SAMU.

En este caso, aunque el simulacro se enmarcaba dentro de la XXIX edición del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria, además de los alumnos de este posgrado, también participaron los estudiantes de los ciclos de Formación Profesional del Grado Medio de Técnico en Emergencias y Protección Civil; del Grado Superior de Técnico en Coordinación de Emergencias y Protección Civil; del Grado Medio de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES) y del Grado Medio de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería.

“Los objetivos de este tipo de simulacros que se realizan de forma periódica en la escuela son trabajar de manera coordinada en un ejercicio multidisciplinar; coordinar los diferentes recursos para dar solución a las situaciones de emergencia que se van a simular; realizar la valoración primaria a los diferentes pacientes y decidir sobre qué hacer con el paciente en cada caso; tener capacidad de decisión bajo situaciones de presión; decidir qué acciones llevar a cabo para conseguir un bien común, y poner en práctica los resultados de aprendizaje que aportan los diferentes módulos”, añaden desde el equipo docente de la escuela.

“La realización de un simulacro IMV dentro del Máster de Enfermería se justifica como una estrategia de aprendizaje fundamental para preparar a los estudiantes en situaciones críticas y complejas. A través de este ejercicio, los alumnos de toda la escuela tienen la oportunidad de aplicar y consolidar los conocimientos teóricos adquiridos, así como de desarrollar habilidades prácticas esenciales en la gestión eficiente de dichos escenarios, donde se involucra un gran número de víctimas y un recurso limitado de personal asistencial”, explican.

Además, se fomenta la toma de decisiones rápida y precisa, la coordinación efectiva entre equipos multidisciplinarios y la comunicación fluida en situaciones de alta presión. Esta experiencia también contribuye al fortalecimiento de la resiliencia y la capacidad de adaptación de los futuros profesionales de enfermería.

Finalmente, tras la realización del mismo, se pueden identificar áreas de mejora en los protocolos y procedimientos, promoviendo un enfoque continuo de aprendizaje y perfeccionando y mejorando la asistencia.

El ejercicio comenzó a las ocho y media de la mañana con una reunión de los miembros del gabinete con aquellos alumnos que interpretaban el papel de víctimas. A estos les explicaron en que iba a consistir el atentado, los caracterizaron con maquillaje y, a continuación, se prepararon los diferentes escenarios.

Un poco más tarde, a las 9:00, estaban citados el resto de participantes. En este momento, fueron asignados los roles a los responsables del IMV y sus respectivos equipos. Todos ellos esperaron en el parking de la escuela a que diera comienzo el ejercicio.

El simulacro arrancó a las 9:30. Todos los alumnos recibieron en sus móviles fotos y vídeos de las víctimas heridas en uno de los aulario del centro. También se realizaron múltiples llamadas al CCU (Centro Coordinador de Urgencias), el cual activó los servicios de emergencias. Al mismo tiempo, el sonido de los tiros invadió la Escuela. Los terroristas se habían movido y en ese momento se encontraban en otro de los aularios. En este punto, intervinieron los diferentes agentes de la Policía Nacional, que debían asegurar la zona antes de que interviniera ningún sanitario.

Una vez que avisaron por walkie-talkie de que el tirador había sido abatido y la zona era segura, los alumnos, que se encontraban esperando en el parking, pudieron intervenir y atender a las víctimas.

Pero aquí no terminó todo. Cuando los servicios sanitarios se encontraban actuando en el punto de impacto del aulario nuevo, apareció una víctima-terrorista, que se había hecho el inconsciente y simuló un estado de gravedad de nivel rojo. Su objetivo era el equipo de rescate, al cual abatió mientras le estaban evacuando al nido de heridos ya fuera del aulario.

Los cuatro miembros del equipo de rescate resultaron heridos de diferente consideración, e, incluso uno de ellos acabó ‘muriendo’ en el PMA (Puesto de Mando Avanzado). Al escuchar los disparos, los demás equipos se desplegaron a una zona segura. En este instante, fue necesaria de nuevo la intervención policial para reducir al nuevo terrorista.

El simulacro finalizó en torno a las 13:30 con la evacuación de los pacientes a los diferentes centros hospitalarios.

“Un simulacro es un modelo de situación estudiado y programado que imita a un suceso real de forma controlada, y en el que se procura la máxima aproximación a la realidad. Esto es lo que buscamos y lo que hace que los alumnos se encuentren sometidos a presión real. Así se ven obligados a gestionar y modular sus comportamientos en situaciones extraordinarias, aplicando sus conocimientos y demostrando sus habilidades resolutivas”, explican responsables de Escuela SAMU.

En este tipo de ejercicios integrales se representa toda la secuencia en la que interviene un sanitario. Desde la activación del dispositivo y la llegada de los primeros intervinientes hasta el traslado de los heridos a los distintos hospitales y su atención hospitalaria.

Hasta 2020, en los simulacros de Escuela SAMU los hospitales estaban representados por una carpa. Desde aquel año, los alumnos cuentan con una clínica de simulación, un recurso formativo de primer nivel que recrea un hospital a pequeña escala.

Con esta herramienta, desde Escuela SAMU se pretende fomentar la formación no sólo de la atención prehospitalaria, su punto fuerte, sino también de la hospitalaria. Esto hace posible que todos los alumnos de la escuela de las diferentes ramas puedan formarse al mismo nivel y participar juntos en los simulacros al 100%, desde los enfermeros hasta los médicos, pasando por los TES, los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería y los de integración social. De hecho, la clínica cuenta incluso con una sala de espera en la que los estudiantes aprenden a ofrecer apoyo psicológico a los familiares de las víctimas.