SAMU Orión

Diez ventajas de la transformación digital para los trabajadores de SAMU

La transformación digital de SAMU, bajo la bandera del proyecto SAMU Orión, no solo implica incorporar tecnología a la gestión de la organización, sino, sobre todo, implica mejorar el trabajo y la vida de las personas con las que la entidad trabaja y de aquellas que hacen posible su existencia: los trabajadores. Así, los avances que se han implantado y los que están en desarrollo proporcionan herramientas que simplifican procesos, cambian rutinas, optimizan resultados y elevan la calidad del entorno laboral. En este artículo, repasamos diez beneficios concretos que SAMU Orión aporta a los profesionales en su desempeño cotidiano.

UNO. Simplificación del trabajo administrativo

Las tareas administrativas, que pueden resultar tediosas y repetitivas, tienden a ser más rápidas y fáciles gracias a la incorporación de tecnología en el procesamiento de los datos. Procesos como la gestión de horarios, el registro de información sobre usuarios o la extracción de datos se han digitalizado, lo que ha reducido la carga burocrática y ha liberado tiempo para que los equipos se centren en sus habilidades y en lo que realmente aporta valor a la organización y a sus usuarios.

DOS. Acceso a la información

Gracias a la transformación digital, los trabajadores pueden acceder a datos claves al instante, ya sea sobre usuarios, centros o procesos internos. Esto no solo agiliza la toma de decisiones, sino que también mejora la coordinación y la capacidad de respuesta ante situaciones críticas.

TRES. Mejora en la planificación

Las herramientas avanzadas de planificación permiten una distribución más equilibrada de las cargas de trabajo. Los equipos pueden anticiparse a picos de actividad, gestionar mejor sus horarios y evitar la sobrecarga, lo que contribuye a un entorno laboral más justo y eficiente.

CUATRO. Transparencia y solvencia en los procesos de selección

La nueva aplicación de reclutamiento asegura que los procesos de selección sean claros y trazables. Los candidatos son evaluados de manera más objetiva, mientras que los trabajadores actuales tienen confianza en que los nuevos ingresos están alineados con las necesidades de cada equipo.

CINCO. Control del absentismo

El absentismo es ahora más fácil de identificar y gestionar gracias a sistemas que monitorizan las ausencias en tiempo real. Esta información permite adoptar medidas rápidas y justas garantizando un entorno más equitativo para todos.

SEIS. Mayor reconocimiento del desempeño

Con métricas más precisas, la transformación digital permite evaluar y destacar el impacto positivo del trabajo individual. Este reconocimiento no solo motiva a los empleados, sino que también fortalece el compromiso y la satisfacción laboral.

SIETE. Reducción de errores y duplicidades

La digitalización de procesos elimina redundancias y minimiza errores humanos. Por ejemplo, la nueva ficha extendida de usuarios asegura que la información esté siempre actualizada y centralizada, lo que facilita un trabajo más ágil y preciso.

OCHO. Formación y desarrollo continuo

La transformación digital trae consigo nuevas oportunidades de aprendizaje. Incluye capacitaciones para que los trabajadores adquieran habilidades tecnológicas y profesionales para fomentar su desarrollo personal y su adaptabilidad a un mundo en constante cambio.

NUEVE. Mayor conexión con los usuarios

Las herramientas digitales implementadas no solo mejoran la gestión interna, sino que también potencian la interacción con los usuarios. Los equipos ahora cuentan con recursos para ofrecer una atención más personalizada y efectiva. Así, se fortalece la relación entre los profesionales y las personas a las que sirven.

DIEZ. Entorno de innovación

La transformación digital ha convertido el entorno laboral en un espacio más dinámico y moderno. Los trabajadores tienen acceso a sistemas avanzados que elevan la calidad de su trabajo diario. Esto posiciona a SAMU como una organización a la vanguardia.

Rocío Álvarez. Directora de la Unidad de Estancia Diurna (UED) San Lucas (Sevilla)

Rocío Álvarez: «Es crucial fortalecer los lazos entre los centros de día y la comunidad»

La Unidad de Estancia Diurna San Lucas abrió sus puertas en 2008. La trabajadora social Rocío Álvarez (Sevilla, 1979) fue su primera directora. Catorce años después y tras una etapa al frente del área de Sostenibilidad, vuelve a dirigir este centro especializado en la atención de personas con discapacidad intelectual.

—¿Cuándo comenzó a trabajar en SAMU?
—Comencé a trabajar en SAMU en 2007 como educadora en el primer centro de acogida inmediata que abrió en Motril dirigido a menores que llegaban a la costa en pateras. Fue una experiencia muy dura e intensa. Yo venía del otro lado, hacía voluntariado en una ONG de Educación y Cooperación para el Desarrollo en Marruecos.

—Justo un año después, SAMU abrió la Unidad de Estancia Diurna (UED) San Lucas, centro que hoy dirige. ¿Cuál es su historia con este recurso?
—San Lucas es mi campo base. Fui su primera directora, cargo que ocupé durante tres años. Luego me fui de España y estuve trabajando en Chile en el área de salud mental y personas sin hogar como trabajadora social. Cuando regresé a SAMU volví a San Lucas como trabajadora social, labor que, más tarde, compaginé con la dirección del área de Sostenibilidad de SAMU junto con la inestimable ayuda de mi querida compañera Beatriz Estrada Vida. Y en mayo asumí de nuevo la dirección del centro.

—Lleva muchos años vinculada a la organización. ¿Cómo describiría su evolución?
—He participado en gabinetes de crisis de varias misiones de ayuda humanitaria, lo que me ha permitido conocer más y mejor la entidad, a la que considero mi casa. He llevado la coordinación del dispositivo de emergencias para la acogida de personas sin hogar en el polideportivo sevillano de Rochelamber durante la pandemia y la dirección del dispositivo de emergencias para la acogida de personas temporeras, la mayoría extranjeras, en Lleida. Durante este tiempo, he visto a SAMU crecer con pasos de gigante y ampliar los proyectos de acción social, multiplicándose las personas beneficiarias del buen hacer de los profesionales con los que cuenta SAMU. Recuerdo que antes conocías a todos los compañeros. SAMU era una pequeña familia. Y ahora hay muchas caras nuevas y otras no tan nuevas pero que ya no conoces, pero siempre con la misma profesionalidad y cercanía que caracteriza a esta casa. Es la misma familia pero mas grande.

—¿Cómo vive esta segunda etapa como directora de la UED San Lucas?
—Es una gran responsabilidad y conlleva un grado de implicación muy alto. La vivo con entusiasmo y alegría, y también con mucha exigencia. San Lucas es un recurso especializado en la atención de personas con discapacidad intelectual y graves trastornos de conducta, además de personas con daño cerebral sobrevenido. Aquí es fundamental que esté todo coordinado, sin grietas. De ahí la importancia del trabajo en equipo, todos remando hacia una misma dirección. Por otro lado, me hace especialmente ilusión en esta segunda etapa como directora volver a contar con parte del equipo con el que abrí el centro en 2008. Yo les llamo la resistencia.

—¿Cuáles son sus retos como directora de San Lucas?
—Actualmente, uno de mis objetivos principales es poder cubrir todas las plazas que tenemos a través de una fuerte campaña de difusión del recurso. Sabemos que hay muchas familias que necesitan un recurso como el nuestro. Otro de mis objetivos siempre será cuidar a mi equipo, que cuente con los medios y tiempos necesarios para llevar a cabo la inmensa labor que realiza.

—¿Por qué decidió centrar su carrera profesional en el campo de la dependencia?
—Creo que por la misma razón por la que estudié Trabajo Social. Considero que es una manera de generar un impacto positivo en las vidas de las personas que más lo necesitan. Sé lo complicado que es convivir con personas que presentan una discapacidad intelectual y trastornos de conducta en un domicilio. Por regla general, los progenitores o los cuidadores principales se hacen mayores y, a la vez, la persona dependiente adquiere cada vez más fuerza. En la mayoría de las ocasiones, los cuidadores no pueden, no saben o no cuentan con las herramientas necesarias para abordar una situación difícil en casa. La mayoría de las familias se sienten abrumadas y también desesperadas. Nuestro centro de día tiene un equipo de profesionales que trabaja con la persona usuaria y también con las familias. Trabajar en este ámbito es una oportunidad para promover la inclusión, la autonomía, la igualdad de oportunidades y el respeto por la dignidad de cada persona. Y esto es lo que me motiva. A través de mi trabajo puedo contribuir a que esto pueda ser una realidad, que deje de ser un eslogan, que estas personas tengan una mayor calidad de vida y que puedan alcanzar su máximo potencial.

—¿Cuántas personas han pasado por San Lucas desde su apertura en 2008?
—En total hemos atendido a 144 personas. Actualmente, contamos con 43 plazas, de las cuales 33 están ocupadas.

—¿Cómo promueve el centro la autonomía y la inclusión social de los usuarios?
—Participamos en los talleres del distrito como cualquier otro vecino. Realizamos excursiones y salidas a muchos lugares de interés para ellos y propuestos por ellos. En estas actividades, los profesionales procuramos no llevar el uniforme porque, de alguna manera, con él estamos señalando a las personas que necesitan apoyo. Ya nos ha pasado que en una cafetería el camarero ha invisibilizado a las personas usuarias preguntando directamente al monitor qué querían tomar ellos. Igualmente, participamos en los eventos organizados por otras entidades dedicadas a la atención de la discapacidad. Y asistimos a los grandes eventos de la ciudad, como la Feria, la Navidad o la Semana Santa como cualquier otro ciudadano. Uno de nuestros principios es no hacer aquello que ellos pueden realizar por sí mismos. De hecho, muchos de nuestros usuarios utilizan de manera independiente el transporte público. Esto supone el manejo de dinero, orientación, conocer los medios de transporte, su recorrido. Trabajamos para que otros usuarios puedan hacerlo también.

—¿Cuáles son los principales desafíos a la hora de ofrecer una atención de calidad?
—Uno de los principales desafíos es adaptar las intervenciones con los usuarios. Cada uno tiene un perfil único y esto implica adaptar constantemente los apoyos, los espacios y talleres de una manera personalizada. La formación continua del personal es otro de los desafíos al que nos enfrentamos, ya que aunque el equipo de trabajo está muy cualificado y cuenta con una larga trayectoria en la unidad, una atención de calidad requiere constantemente una actualización de los enfoques terapéuticos y de la metodología. De igual forma, los trastornos de conducta exigen manejar situaciones complejas, de estrés y, en la mayoría de las ocasiones, estas situaciones son imprevisibles. Esto requiere unos protocolos bien establecidos y la capacidad de adaptarnos rápidamente en cada caso sin comprometer la seguridad ni la dignidad de las personas usuarias. Por último, la sensibilización social sigue siendo un aspecto critico de nuestro trabajo, así como facilitar la participación activa de las personas en su entorno comunitario.

—¿Cómo cree que la sociedad podría mejorar la integración y el apoyo a las personas con discapacidad?
—Es crucial fortalecer los lazos entre los centros de día y la comunidad. Esto genera más oportunidades para que las personas con discapacidad participen en actividades educativas, culturales y recreativas en igualdad de condiciones. Es fundamental promover la sensibilización y la educación para derribar los estigmas y prejuicios que aún existen. Esto implica campañas de concienciación que muestren las capacidades y el valor de estas personas. Además, los centros de día deben apoyar a las familias que cuentan con un miembro con una discapacidad, las cuales no se encuentran preparadas psicológica ni económicamente. Tenemos la responsabilidad de proveer un paraguas protector que les permita a muchos sobrevivir en la comunidad. Se necesitan políticas publicas sociales sólidas que garanticen recursos adecuados a centros de días y otros servicios de apoyo. Y, por último, recae en cada uno de nosotros poder contribuir adoptando una actitud mas empática, abierta y libre de prejuicios. La inclusión no es solo responsabilidad de las instituciones, es un esfuerzo colectivo que beneficia a toda la sociedad.

Proyecto Resurge Mujer de Fundación SAMU

ResurgeMujer transforma la vida de mujeres migrantes

Fundación SAMU ha puesto en marcha la iniciativa ResurgeMujer, un programa de inserción sociolaboral subvencionado por el Instituto Andaluz de la Mujer cuyo eje central es el empoderamiento de mujeres migrantes en situación de vulnerabilidad. Este programa contribuye de manera conjunta a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) número 5 (lograr la igualdad de género y empoderar a las mujeres), 8 (promover el crecimiento económico sostenido e inclusivo), 10 (asegurar un empleo productivo y decente, mediante acciones integrales centradas en la persona) y 17 (el trabajo en red a través de alianzas y colaboraciones).

«El nombre Resurge refleja la resiliencia, el empoderamiento y la capacidad de superación de las mujeres participantes», apuntan desde el área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer de SAMU.

El programa cuenta con un equipo interdisciplinar compuesto por una coordinadora (socióloga), una técnica de inclusión (educadora y trabajadora social), una psicóloga sanitaria y un auxiliar administrativo, además de personas voluntarias que enriquecen las actividades: una profesora de español, una educadora infantil que ofrece asesoramiento en temas relacionados con la crianza positiva, la promoción de hábitos saludables para la infancia, una abogada que ofrece asesoramiento legal en extranjería, y una enfermera que aborda temas de salud sexual y reproductiva y ofrece información sobre el sistema sanitario andaluz.

Un espacio seguro y transformador

ResurgeMujer es un espacio seguro, de confianza y libre de prejuicios, donde las mujeres pueden compartir sus vivencias, sentirse apoyadas y trabajar en sus procesos personales y profesionales. Destaca por su metodología interseccional con perspectiva de género, donde el diseño personalizado de las intervenciones se consideran las múltiples identidades de cada persona (género, orientación sexual, estatus migrante), y cómo interactúan para generar experiencias únicas. Este enfoque facilita la comprensión de sus realidades y necesidades, impulsando acciones que aseguren el acceso a oportunidades y recursos.

Se distingue también por su compromiso con la inclusión, acogiendo a mujeres independientemente de su situación legal administrativa: solicitantes de protección internacional, mujeres con protección internacional concedida, mujeres en situación irregular, apátridas o aquellas con residencia regularizada. Actualmente, el programa cuenta con participantes de diversas nacionalidades, como Ucrania, El Salvador, Marruecos, Costa de Marfil y Colombia, lo que refleja la diversidad y riqueza cultural de las participantes.

Los ejes de trabajo de este programa combinan la atención directa a las mujeres participantes con acciones dirigidas a lograr cambios estructurales, partiendo del principio de que, sin bienestar personal y empoderamiento, no puede haber una inserción laboral sostenible y real. Por esta razón, se prioriza el abordaje de aspectos sociales y emocionales antes de trabajar directamente en la empleabilidad. Este enfoque integral reconoce que el bienestar psicológico, la construcción de redes de apoyo y la recuperación de la confianza son esenciales para que las mujeres puedan acceder y mantener un empleo en el tiempo.

Los servicios que se ofrecen son: acompañamiento individualizado (con derivaciones a otras entidades y organismos cuando se requiere), terapia psicológica y talleres grupales que fortalecen el bienestar emocional y fomentan el empoderamiento. Un ejemplo de ello es el Café-Cháchara, un taller que nace para favorecer la creación de redes y fomentar espacios de aprendizaje del idioma. Se trata de unos encuentros semanales en español dirigidos a mujeres no hispanohablantes y se imparten en torno a un café o té. Además, se imparten formaciones orientadas al empleo, que constituyen otro pilar fundamental.

Paralelamente, el programa ResurgeMujer trabaja intensamente en la sensibilización empresarial, un área clave que busca involucrar a las empresas como agentes de cambio y espacios de inclusión. Aquí las empresas no solo son vistas como lugares de empleo, sino como aliadas estratégicas en el proceso de integración. Se llevan a cabo acciones para concienciarlas sobre la importancia de contratar mujeres en sectores tradicionalmente masculinizados, promoviendo un cambio en sus culturas organizacionales y fomentando la igualdad de género. «Uno de nuestros trabajos prioritarios es lograr que las empresas en las que realicen prácticas formativas consideren las necesidades de las mujeres participantes, teniendo muy presente el momento vital del que parten. Este enfoque permite que el proceso de inserción esté acompañado de confianza y seguridad, tanto para la empresa como para las mujeres, asegurando un acompañamiento real durante el periodo de inserción, lo que facilita que adquieran las habilidades y la confianza necesarias para mantener un empleo a largo plazo», apuntan.

Otro aspecto destacado del programa es la valorización del pequeño comercio, otorgando un papel relevante al comercio de proximidad. Generar alianzas con pequeños negocios no solo apoya la economía local, sino que también permite un acompañamiento más personalizado y cercano en el proceso de inclusión laboral. Cuando las empresas se involucran, el impacto se refleja directamente en las mujeres.
Por último, cabe mencionar el espacio de ludoteca, diseñado para facilitar la participación de las mujeres con hijos e hijas. Este espacio, equipado con juegos y cuentos, permite que los menores se entretengan y disfruten mientras sus madres asisten a sesiones o talleres en el mismo espacio, promoviendo la conciliación y reduciendo el absentismo.

Cada mujer participante aporta una historia única de lucha, resiliencia y superación. Los talleres grupales, diseñados para compartir vivencias y reflexionar sobre los desafíos de la migración, han permitido a las participantes reconocerse en las experiencias de otras, transformando el sentimiento de aislamiento en un poderoso sentido de comunidad. Muchas mujeres llegan con expectativas altas sobre su nueva vida en España, que pronto se ven frustradas por las barreras sociales, legales y laborales. Sin embargo, el programa las acompaña en su proceso de reconstrucción, ayudándolas a reencontrar su confianza y a redefinir sus metas.

Una de estas historias es la de una mujer superviviente de mutilación genital femenina y trata de personas. Ésta llegó a España con una historia de sufrimiento marcada por la separación de sus hijos y la pérdida de su pareja. Sus vivencias han afectado profundamente su capacidad de comunicación y aprendizaje, pero su determinación para superar estos desafíos es extraordinaria. Gracias al programa, ha logrado establecer redes de apoyo que la están ayudando a recuperar la confianza. Actualmente, participa en unas prácticas formativas en una empresa que, al ser sensible a su situación, le ofrece un entorno adaptado a sus necesidades, permitiendo que la acompañemos los primeros días o en momentos puntuales, pues también cuenta con la barrera del idioma. Este caso refleja cómo el programa no solo facilita el acceso al mercado laboral, sino que también acompaña de forma integral a las mujeres durante todo el proceso.

«Estas historias reflejan el impacto transformador de ResurgeMujer. A través de talleres grupales y espacios de apoyo mutuo, las mujeres comparten sus trayectorias, enfrentan barreras comunes y encuentran en las experiencias de otras la fortaleza para avanzar. Sin embargo, el programa aún enfrenta el reto de consolidarse en el barrio, trabajando en colaboración con otras entidades», destacan.
ResurgeMujer continúa creciendo, fortaleciendo alianzas y consolidándose como un espacio donde las mujeres migrantes puedan encontrar apoyo, reconstruir sus vidas y alcanzar nuevas oportunidades.