Rebeca Probert, nadadora: «Para lograr nuestros objetivos hace falta constancia y ganas»

Rebeca Probert Rey (Sevilla, 2011), alumna de 1º de ESO del Colegio San José Sagrados Corazones de Sevilla, es una joven promesa de la natación andaluza que cuenta con el patrocinio de SAMU

—¿A qué edad empezó a nadar?
—Siempre me ha gustado la natación, desde pequeña. Cuando cumplí mi primer año comencé en los cursillos de natación del club Círculo Mercantil e Industrial (CMI) de Sevilla, y ya con 6 años empecé en el equipo del CMI. Desde entonces, he estado nadando sin parar ningún año.

—¿Quién le introdujo en el mundo de la natación?
—En la familia de mi padre siempre ha habido buenos deportistas de alto rendimiento en el mundo del triatlón y el waterpolo. Todo esto, y la ayuda y apoyo de mi familia, me ha motivado desde pequeña a practicar deporte. Mi madre nos llevaba a los tres hermanos cuando éramos pequeños a los cursillos de natación.

—¿Practica otros deportes aparte de la natación?
—Desde pequeña me han gustado todo tipo de deportes. A los siete años me apunté a un equipo de triatlón de Sevilla y compaginaba los entrenamientos de bicicleta y atletismo con los entrenamientos de natación en el CMI. Con el tiempo vi que la natación era lo que más me gustaba y tomé la decisión de dedicarme solo a este deporte.

—¿Cuántas horas entrena a la semana?
—Entreno 14 horas a la semana, que se dividen en preparación física fuera del agua y el entrenamiento en piscina.

—Son muchas horas de dedicación.
—Siempre me he considerado una persona que le gusta tener objetivos y trabajar duro para poder conseguirlos, y siento que para ir a por ellos hace falta constancia, mucha dedicación y, por supuesto, ganas.

—¿Qué es lo que más le gusta de este deporte?
—Me gustan muchas cosas de la natación, pero con lo que más disfruto es con los amigos que tengo y las amistades que hago siempre que hay pruebas fuera de Sevilla. También me gusta mucho la disciplina y la constancia que este deporte requiere, compañerismo y otros valores que te da el deporte en general.

—¿Dónde entrena?
—Entreno en las instalaciones deportivas del Club Mercantil e Industrial de Sevilla, club al que pertenezco, en la categoría de alevín. Mis entrenadores se llaman Hugo Bernal y Andrea Aronica.

—Este curso comienza secundaria, ¿cómo compagina sus estudios con el entrenamiento?
—Sí, acabo de empezar el primer curso de la ESO (Educación Secundaria Obligatoria) en el Colegio San José Sagrados Corazones de Sevilla, donde estoy desde pequeña. De momento, compagino bien los estudios y los entrenamientos, todo es cuestión de organizarse el tiempo para poder llevar bien el colegio y la natación.

—¿Cuál es su relación con SAMU?
—Es mi patrocinador. La entidad me apoya con material deportivo. Hace unos 8 meses conocí a uno de los directivos de SAMU y me ofreció apoyo.

—¿En qué tipo de competiciones ha participado?
—A lo largo de la temporada siempre hay varias competiciones, pero las más importantes a mi edad son los campeonatos de Andalucía. Hay uno en invierno y otro en verano. También están los campeonatos de España. A a mi edad, hay solo un campeonato de España al año. También hay un campeonato de España por comunidades autónomas (CSD). Esas son las más importantes. Luego, a lo largo de la temporada hay competiciones provinciales, trofeos…

—Háblame de su palmarés
—Pues a lo largo de estos años he podido ganar campeonatos de Andalucía y de España y otros trofeos. En la categoría benjamín (temporada 20-21), hubo dos campeonatos de Andalucía, uno en Cádiz, donde conseguí dos medallas de plata; y otro en Linares (Jaén), donde conseguí tres medallas de las tres pruebas en las que participé: dos oros y una plata. En la categoría alevín de primer año (temporada 21-22), también logré tres medallas (2 oros y un bronce) en el campeonato de Andalucía celebrado en Cádiz; y tres oros en el campeonato de Andalucía celebrado en Dos Hermanas (Sevilla). Esta fue la primera vez que conseguí un triplete. También esa misma temporada participé por primera vez en un campeonato de España en Jaén. Aquí logré tres medallas de cuatro pruebas: 2 bronces y una plata. Y en la temporada 22-23, participé en los dos campeonatos de Andalucía. El primero fue también en Cádiz, y logré el oro en las cuatro pruebas en las que participé. También conseguí el trofeo a la mejor marca (FINA) de mi edad. El siguiente campeonato de Andalucía fue en Dos Hermanas y conseguí tres medallas de oro y una de plata, además del trofeo a la mejor marca (FINA) de mi edad. También nadé los relevos con mis compañeras de equipo y nos llevamos una medalla de bronce en uno de ellos. Por otro lado, fui convocada por la Federación Andaluza de Natación (FAN) al campeonato de España por Comunidades Autónomas, que se celebró en Oviedo. Nade cuatro pruebas y puede llevarme un primer puesto, dos segundos y un cuarto. Además de las pruebas individuales, nadé en los tres relevos y nos llevamos el primer puesto de los tres. En la suma de puntos a nivel equipo, Andalucía consiguió la victoria en primer puesto en categoría Alevín y en natación inclusiva. Por último, acudí al campeonato de España en la piscina M-86 (Madrid). Gracias a mi trabajo y constancia durante la temporada puede llevarme cuatro medallas, tres de oro y una de plata. Y con esto terminé una temporada inolvidable.

—¿Cómo se prepara cuando tiene una competición?
—Cuando se acercan competiciones me preparo de varias formas. Por ejemplo, a través de cambios en los entrenamientos, que son posibles gracias a mis entrenadores. También me gusta mucho cuidar mi alimentación porque creo que es algo muy importante en el deporte.

—¿A qué le gustaría dedicarse cuando sea mayor?
—Me gustaría dedicarme a la natación, aunque tengo claro que voy a estudiar una carrera universitaria. Todavía no sé cuál, pero me gustaría que tuviese relación con el deporte.

Las ‘yayacletas’ del centro de día de Alfaro

El proyecto En bici sin edad llegó este verano al centro de día para personas mayores dependientes de Alfaro, en La Rioja, para hacer disfrutar a sus usuarios de un paseo muy especial. La ruta prevista la habían realizado ya antes estos mayores muchas veces en coche, caminando e, incluso, los de más edad, en carros de caballos, pero nunca de esta manera tan singular: en yayacletas.

Este tipo de vehículos son unas bicicletas adaptadas promovidas por el proyecto En bici sin edad que han llegado desde el municipio vecino navarro de Corella de la mano de nuestra terapeuta ocupacional Silvia Malumbres. En su empeño de hacer disfrutar a nuestros mayores de esta forma tan especial y diferente de su localidad alfareña, los usuarios del centro de día de Alfaro se dejaron llevar por Nicolás y Juan Luis una mañana de verano hacia una experiencia que no olvidarán.

Muchos son los objetivos cumplidos gracias a esta actividad. Los usuarios del centro pudieron recordar momentos de su juventud, pasear, redescubrir lugares entrañables de su pueblo, sociabilizar, encontrarse durante el paseo con vecinos y familiares a su paso, pero, sobre todo, disfrutaron de un bienestar emocional recorriendo calles y caminos tan queridos para ellos.

Fundación SAMU promueve la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. Este hecho nos animó a contactar con la asociación de voluntarios Biciclistas de Corella, que, desinteresadamente y movidos por la voluntad de dibujar sonrisas en las caras de nuestros mayores, se desplazaron a nuestro centro de día de Alfaro, y damos fe de que consiguieron su propósito con creces.

A primera hora de la mañana, nuestros mayores salieron a la calle a esperar a los biciclistas Nicolás y Juan Luis, a quienes recibieron con un cartel que prepararon con mucho cariño durante toda la semana. No obstante, sí es cierto que se respiraba entre los usuarios cierto nerviosismo e incertidumbre.

Uno de los objetivos de los diferentes departamentos interdisciplinares de este recurso diurno especializado en la atención integral de personas mayores dependientes gestionado por Fundación SAMU desde el pasado diciembre es dar vida a los años. Por ello, promovemos, desarrollamos y participamos en actividades socioculturales junto al resto del tejido asociativo de la comarca de Alfaro y alrededores durante todos los meses del año, adaptando estas actividades a las necesidades y gustos de los usuarios.

Es muy importante que nuestros mayores sean, a pesar de las dificultades habituales causadas por la edad y el deterioro provocado por las enfermedades, ciudadanos de pleno derecho y una parte más de su comunidad. En definitiva, ellos, al igual que el resto de los vecinos, son los protagonistas.

Por cierto, no me he presentado. Soy María del Mar Blázquez García, directora desde 2022 del centro de día para personas mayores dependientes de Alfaro. Nuestro centro cuenta con treinta usuarios con plaza pública, con un perfil de personas mayores y, a veces, no tan mayores, pero sí con un grado de dependencia reconocido. Es un recurso diurno de atención integral en el que se fomenta la autonomía para nuestros usuarios y el respiro familiar de sus cuidadores.

Desde el inicio de la gestión del centro por parte de Fundación SAMU somos la imagen de esta entidad en la comunidad autónoma de La Rioja y queremos seguir formando parte de esta gran familia. Gracias por confiar en nosotros para cuidar y mimar a nuestros mayores.

Mª DEL MAR BLÁZQUEZ.
Directora del Centro de Día Alfaro (La Rioja)

Hacia un plan de consumo eléctrico más económico y menos contaminante

La sostenibilidad ambiental representa una forma de convivir en equilibrio con nuestro entorno y prevenir una escasez que puede poner en riesgo la humanidad, lo cual hace de este tema algo necesario para cada persona, empresa, organización y gobierno dentro del planeta. En este sentido, y cumpliendo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, SAMU se encuentra en pleno proceso de negociación para el cambio de suministradoras eléctricas para desarrollar un plan de consumo de suministros eléctricos bajos en emisiones y unirse al plan de suministros sostenibles.

“Una de las comercializadoras con las que estamos negociando es una cooperativa de consumo de energía 100%. Se trata de una cooperativa de consumo y producción de energía verde sin ánimo de lucro que nos ofrece poder contratar el suministro de electricidad de nuestra entidad o empresa y asociarnos a esta cooperativa”, explica Carlos Delgado de Mora, director del área Renovables de SAMU Recursos Asistenciales S.L. (Recursam).

“Uno de los objetivos de la cooperativa con la que estamos negociando es acompañar a las entidades y empresas en la transición energética hacia una economía baja en emisiones. Para ello, nos ofrecen distintos servicios relacionados con la comercialización y producción de energía renovable desde un modelo cooperativo. La energía que comercializan, en parte producida en plantas propias, dispone de certificación de origen 100% renovable”, continua Carlos Delgado de Mora, de Recursam.

Energía fotovoltaica

SAMU apuesta por el futuro de la energía, por una energía realmente verde y sostenible. Por esta razón, de manera paralela a la negociación para el cambio de suministradoras eléctricas, la organización estudia la implantación de paneles fotovoltaicos en determinados centros de la entidad, como son Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), y el complejo de la clínica de salud mental SAMU Wellness, en Montequinto (Dos Hermanas, Sevilla). En ambos casos, las condiciones de espacio libre en las cubiertas permitirían la instalación de placas solares y lograr un autoconsumo energético eficiente.

“Estamos barajando distintas posibilidades para implantar y satisfacer las necesidades de gestión, ahorro y eficiencia energética de todos los centros gestionados por SAMU”, aclara Carlos Delgado. “El primer paso, el más rápido, es comprar energía verde para comenzar con el consumo de los centros actuales hasta el momento en el que podamos tener nuestras propias placas fotovoltaicas y generar nuestra propia energía”.

Otra iniciativa que se está llevando a cabo es la implantación de cargadores y puntos de recarga de vehículos eléctricos para ayudar a lograr una reducción de las emisiones CO2. Este proyecto no está pensando exclusivamente para la recarga de los vehículos eléctricos de SAMU, sino que también está dirigido a terceros. De hecho, ya se han presentado varias licitaciones tanto para la instalación de plantas fotovoltaicas y cargadores para particulares y organismos públicos.

Es una nueva división que SAMU ha comenzado a desarrollar hace apenas unos meses y que busca no sólo convertir a la organización en una empresa plenamente sostenible y verde, sino que la sociedad también lo sea.

Cinefórum: una herramienta de integración en SAMU Dúrcal

La migración es un fenómeno global que ha llevado a muchos menores extranjeros no acompañados a marcharse de sus ciudades y emigrar a diferentes países en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida. Estos niños y adolescentes se enfrentan a numerosos desafíos, incluidos la adaptación a una nueva cultura y el aprendizaje de un nuevo idioma. En este contexto, el cinefórum se ha convertido en una valiosa herramienta para la integración de estos menores, brindándoles un espacio para compartir experiencias, promover la comprensión intercultural y fomentar su desarrollo personal.

El cinefórum proporciona un espacio seguro donde los menores extranjeros pueden expresar sus pensamientos y emociones a través de la discusión de películas. Al ver películas que abordan temas relevantes para su experiencia migratoria, los niños y adolescentes pueden identificarse con los personajes y encontrar un sentido de pertenencia. Además, el cinefórum promueve el diálogo intercultural, ya que los participantes pueden compartir sus propias perspectivas y aprender de las experiencias de otros.

Además, ofrece una oportunidad única para mejorar las habilidades lingüísticas de los menores extranjeros. Al ver películas en el idioma del país de acogida y participar en discusiones posteriores, los niños y adolescentes pueden practicar el idioma de una manera más dinámica y significativa. Esto les ayuda a desarrollar su vocabulario, mejorar su comprensión auditiva y ganar confianza en su capacidad para comunicarse en el nuevo idioma.

El cine tiene el poder de abrir mentes y corazones, y el cinefórum profundiza en estas capacidades. Al ver películas que exploran temas relacionados con la migración, los menores extranjeros pueden desarrollar una mayor empatía hacia otros y comprender mejor las experiencias de aquellos que han pasado por situaciones similares. Esto promueve la tolerancia, la aceptación y la convivencia pacífica en la sociedad de acogida.

El cinefórum también ofrece a los menores extranjeros la oportunidad de desarrollar su capacidad de análisis crítico y expresión personal. Al discutir sobre las películas, pueden reflexionar sobre su propia experiencia migratoria, identificar sus fortalezas y debilidades, y establecer metas para su futuro. Además, el cine puede ser una poderosa herramienta terapéutica que les permite sanar y procesar emociones difíciles relacionadas con su experiencia migratoria.

Durante nuestra experiencia en el ISL SAMU Dúrcal, el cinefórum se ha convertido en una herramienta valiosa para la integración de menores extranjeros, ya que les brinda un espacio para compartir experiencias, promover la comprensión intercultural y fomentar su desarrollo personal.

Al proporcionar un ambiente seguro y enriquecedor, el cinefórum ayuda a estos niños y adolescentes a adaptarse a su nueva realidad, superar barreras lingüísticas y culturales, y construir puentes de conexión con la sociedad de acogida. Es fundamental que las instituciones y organizaciones dediquen recursos y esfuerzos para promover y expandir el uso del cinefórum como una herramienta efectiva para la integración de menores extranjeros.

MARÍA ISABEL SÁNCHEZ SALIDO.
Educadora I.S.L. SAMU Dúrcal (Granada)

La gran familia del voluntariado en Jimena

Desde el ISL Cortijo Jimena de Fundación SAMU, en Jimena de la Frontera (Cádiz), somos muy conscientes de la importancia que tienen las actividades lúdicas y de entretenimiento saludable para nuestros jóvenes. Estas actividades están dirigidas a potenciar la apertura del recurso a su entorno y la integración de los jóvenes en la comunidad.

Desde hace tres años, la Fundación La Caixa ha estado colaborando ininterrumpidamente con nuestro centro a través de talleres de cocina online, impartidos de forma semanal principalmente por Pepi, una de sus voluntarias, aunque también la acompañan otras voluntarias que, al igual que ella, ofrecen esta formación de manera altruista y con el único interés de mejorar la vida de nuestros jóvenes. Todos ellos han mostrado desde el inicio de este voluntariado una total dedicación y compromiso con los talleres y actividades en los que han participado nuestros jóvenes. El cariño, la cordialidad y el entusiasmo del voluntariado han hecho posible forjar un vínculo muy enriquecedor con nuestros jóvenes, en el que Pepi ejerce una figura casi maternal.

Los talleres de cocina significan una gran herramienta en el fomento de su autonomía de los menores, que les ayudará a ser adultos funcionales en su futura emancipación. Estos talleres juegan un papel fundamental en su formación integral en el paso por el recurso, ya que los objetivos que se trabajan en ellos comprenden el desarrollo de competencias conceptuales, actitudinales y procedimentales.

Nuestros jóvenes, semana a semana, se muestran implicados y motivados en el aprendizaje de las nuevas recetas y, además, entusiasmados cuando son ellos quienes explicaban a Pepi la elaboración de recetas propias de sus países de origen. El enriquecimiento cultural es recíproco.

La buena relación entre los jóvenes y el voluntariado de La Caixa se ha visto reforzada con varias actividades que, con muchísimo cariño y esmero, los voluntarios prepararon y realizaron para nuestros jóvenes en nuestro centro. En dos ocasiones, los voluntarios han visitado las instalaciones de ISL Cortijo Jimena impartiendo diversos talleres como: decoración de tazas de porcelana; personalización de camisetas; creación de chapas y, como no podía ser de otra forma, talleres de cocina y repostería.

La magnífica impresión que los jóvenes causaron en los voluntarios los animó a seguir organizando actividades con ellos, fraguándose aún más un vínculo familiar.

En mayo, un autobús con voluntarios de La Caixa, educadores y adolescentes puso rumbo a Sevilla, donde los jóvenes pudieron disfrutar de una visita al centro cultural CaixaFórum, además de un paseo por los lugares más emblemáticos de la ciudad. Como broche de oro, asistieron a un partido de baloncesto de la Liga ACB entre el Real Betis y el Granada. La experiencia fue inolvidable.

Tras compartir esta experiencia, los voluntarios solicitaron, financiaron y coordinaron una salida al parque temático Isla Mágica de Sevilla. De nuevo, fue una gran experiencia compartir con ellos ese día, en el que nuestros jóvenes, disfrutaron de las numerosas atracciones y los diversos espectáculos que ofrece el parque temático.

Este tipo de actividades son idóneas en el proceso de integración comunitario de los chicos, ya que las normas de convivencia están implícitas en este tipo de ocio, se promueven las relaciones sociales y se fortalece el vínculo estrecho entre Fundación SAMU y Fundación La Caixa.

La convivencia durante estos años ha implicado que los voluntarios hayan conocido de primera mano las historias vitales de nuestros chicos, cobrando vida todos aquellos testimonios que se escuchan y sentimos tan lejanos.

Desde ISL Cortijo Jimena, en nombre de Fundación SAMU, queremos mandar nuestro agradecimiento infinito a Pepi, Antonio, Rafael, María y Adolfo, los voluntarios, y, en general, a Fundación La Caixa, por su gran dedicación, esfuerzo, afecto, paciencia, tiempo y corazón. Sin ellos no hubiesen sido posible estas experiencias tan enriquecedoras que se han convertido en recuerdos imborrables para nuestros chicos.

ISL CORTIJO JIMENA.
Jimena de la Frontera (Cádiz)

Nueva marea de chalecos amarillos en Escuela SAMU

Escuela SAMU ha inaugurado el curso escolar 2023-2024 con más de 200 alumnos de Formación Profesional (FP), una de las cifras más altas de su historia. El notable incremento del número de alumnos este año era fácilmente apreciable: una marea de chalequillos amarillos se expandían por el patio de butacas del Teatro Municipal de Gelves en el acto oficial de inauguración, celebrado el 18 de septiembre.

“Veo que cada año la sala está un poco más llena”. Enhorabuena”, manifestó desde su atril Carlos Álvarez Leiva, fundador y presidente de honor de SAMU, dirigiéndose hacia Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU.

Este año, el centro formativo cuenta con 214 alumnos matriculados en los ciclos de Formación Profesional (FP). Estos se dividen en 12 grupos (modalidad presencial y semipresencial) y cinco titulaciones: Grado Medio de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES), Grado Medio de Técnico en Cuidado Auxiliares de Enfermería (TCAE), Técnico en Integración Social (TSIS), Grado Medio de Técnico en Emergencias y Protección Civil y Grado Superior de Técnico en Coordinación de Emergencias y Protección Civil.

De los 214 estudiantes, 140 cursarán el primer año de estos ciclos de dos cursos de duración; y 69, el segundo. La titulación más demandada es la de Técnico en Emergencias Sanitarias, con 94 matriculados en los dos cursos.

El plazo de matriculación continúa abierto en todos los ciclos y modalidades menos en el Grado Medio de Técnico en Emergencias y Protección Civil y el Grado Superior de Técnico en Coordinación de Emergencias y Protección Civil, donde ya no quedan plazas libres.

“Le deseo a los alumnos un año lleno de éxitos”, destacó David Mir Solís, delegado de Educación del Ayuntamiento de Gelves, durante la apertura del acto de inauguración del curso escolar. Mir también quiso destacar la estrecha unión que existe entre Escuela SAMU y el municipio de Gelves, y aprovechó la oportunidad para enaltecer la misión de SAMU en Marruecos tras el terremoto sufrido: “La labor solidaria y humana de SAMU es digna de orgullo y admiración”.

Además de David Mir, la mesa presidencial estaba formada por Carlos Álvarez Leiva, presidente de honor de SAMU; Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU; María Soto Prieto, enfermera y docente en Escuela SAMU; y Olivia Solano Benítez, alumna egresada de TES de la promoción 2021/2023. También estuvieron presentes en el acto, Sandra Domínguez Carretero, delegada de Obras y Servicios Públicos, Hacienda y Gestión Económica y Salud del Ayuntamiento de Gelves: y José Antonio Trujillo, director general adjunto.

Olivia Solano fue la encargada de dirigirse a los alumnos para contarles su experiencia en Escuela SAMU. “Estudiar aquí fue la mejor decisión que tomé”, destacó la joven nada más empezar su discurso. “De SAMU se sale con trabajo. SAMU está muy bien valorado fuera. A mi me llamaron para trabajar incluso antes de que finalizara mis estudios. (…) SAMU es una oportunidad. Entré siendo una niña y salí mucho más fuerte y convertida en una persona que se lleva todo por delante”. La técnico quiso finalizar su discurso asegurando que “SAMU es una familia” y que ella se ha llevado una.

Thomas Couyotopoulo, por su parte, centró su discurso de bienvenida en la cultura del esfuerzo y su importancia. “Estamos más convencidos que nunca de que la facilidad no es el camino para el futuro que hemos elegido”, señaló el director de la escuela.

Carlos Álvarez Leiva fue el encargado de pronunciar el último discurso del acto. Durante su intervención, el fundador de SAMU, relató una dramática experiencia que vivió recientemente en Marruecos, país en el que se encontraba cuando se produjo el terremoto que ha dejado cerca de 3.000 muertos y más de 5.ooo heridos. El doctor Álvarez Leiva narró cómo el equipo de SAMU que se trasladó hasta la zona en misión humanitaria atendió a una niña de 7 años que se había roto el brazo y que sus vecinos inmovilizaron con una goma de bicicleta. El problema fue que esa goma estaba cortando el riego sanguíneo y el antebrazo sufría necrosis. Al quitar la presión de la goma, la sangre contaminada entró en el torrente sanguíneo, y la pequeña entró en parada. “La niña entró andando al hospital de campaña, pero minutos después se debatía entre la vida y la muerte. Se moría en nuestras manos. Estábamos en medio de la nada. Fueron tres horas dramáticas. Pero hubo mucha perseverancia por parte del equipo médico de SAMU y conseguimos sacar a la niña para delante. Fue una bendición de Dios”, contó Álvarez Leiva.

“Llevamos 41 años trabajando y siempre hemos hecho lo mismo: salvar vidas y enseñar a salvar vidas”, destacó el fundador de SAMU. “Esta no es una escuela cualquiera”.

Durante el acto de inauguración también se les otorgó un diploma honorífico a los alumnos con mejor expediente académico durante el curso pasado. Los mejores alumnos fueron Natalia García Benítez del ciclo de Técnico en Emergencias Sanitarias; María de la O López Gallego, del ciclo de Técnico Superior en Integración Social; y Claudia Ruiz Rubio e Inés de Marco Real del ciclo de Técnico Superior en Coordinación en Emergencias y Protección Civil.

Pruebas de acceso al máster UECAH: esto es solo el principio

Una treintena de jóvenes sanitarios se han presentado este año a las pruebas de acceso de la XXIX edición del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU y la Fundación CEU San Pablo Andalucía, una de las grandes señas de identidad de Escuela SAMU. Estas pruebas de selección, que se celebraron el 12 y 13 de septiembre, están diseñadas para valorar la respuesta actitudinal del aspirante y los conocimientos básicos imprescindibles para cursar un postgrado. Las pruebas se dividen en tres fases: pruebas físicas, un test psicotécnico y una entrevista personal.

“En todo el proceso de selección lo que más valoramos fue la motivación y el interés por terminarlas en las mejores condiciones posibles. El objetivo no es llevar al aspirante al límite como ocurre en los grandes simulacros que organizamos, sino someterlos en determinados escenarios para valorar su respuesta actitudinal, física y emocional”, explica Andrés Rodríguez Holst, coordinador del Máster de Enfermería y máximo responsable de este proceso.

“El perfil de los aspirantes ha sido muy variado. Había enfermeros recién titulados y otros con varios años de experiencia que han decidido parar y continuar formándose. También había algunos aspirantes cuya intención, en el caso de ser seleccionados, es rechazar los contratos de trabajos que tienen actualmente para hacer el máster”, continúa el instructor.

Las pruebas físicas se realizaron en las instalaciones de Escuela SAMU y de forma individualizada, al igual que en años anteriores. Cada alumno fue citado a una hora distinta desde las ocho de la mañana hasta la una de la tarde. Estas pruebas consistieron en un circuito de ejercicios continuados en el cual el aspirante debía demostrar resistencia física de moderado impacto, además de control del estrés y liderazgo durante todo el recorrido. Para la realización de los diversos ejercicios se utilizaron los diferentes recursos de la escuela, como el edificio de rescate, el tren, la pista de 4×4, el foso o la piscina. Así, los aspirantes fueron evaluados en una prueba de velocidad (50 metros en 9 segundos en el caso de los hombres y 11, las mujeres), flexiones (hombres, 10; mujeres, 6 ó 10 sobre rodillas); carga de peso muerto (10 kilos en 25 metros); arrastre de peso muerto en pendiente (30 kilos en 5 metros con una pendiente del 55%); natación contracorriente (un minuto) y buceo libre (apnea, 30 segundos).

El circuito arrancaba en el costado sur del edificio. Los participantes salieron de uno en uno cada 15 minutos cargados con una mochila que simulaba un maletín polivalente y debían pasar a través de unos troncos en posición de viga para demostrar equilibrio. Una vez superado, se dirigían al edificio de rescate para entrar por la puerta principal. En la planta baja, el participante se dirigía hacia la cuarta planta donde debía coger una bala de oxígeno y cargarla hacia el segundo, en el debía realizar las flexiones y tirar para subir uno de los sacos de arena.

Una vez superadas estas fases, el aspirante bajaba por la trampilla hacia la primera planta, donde realizaba cinco minutos de RCP.

Luego, debían pasar por la apertura del muro para llegar a la escalera cargando con la bala de oxígeno en todo momento. Subían hacia el cuarto piso para dejar este equipamiento y bajaban hacia la planta baja, donde salían por la ventana posterior más cercana a la piscina. De ahí, se dirigían hacia el rocódromo, donde intentaban cruzar de lado a lado sin pisar el suelo, la mayor distancia posible.

Después, se dirigían hacia la puerta norte del tren. Cargados con la mochila, los aspirantes debían atravesar el vagón, donde había una persona simulando ser un paciente agitado por consumo de drogas al que debían atender. Al finalizar, salían del tren y dejaban la mochila en el punto de salida para realizar la prueba de velocidad de 50 metros.

Ya en la pista de 4×4, se llevó a cabo la prueba de liderazgo, donde los aspirantes se enfrentaban a un accidente de tráfico en el que estaba implicado un coche con una mujer y un lactante atrapados, con un fuego activo en la proximidad. El futuro alumno debía dar instrucciones a dos TES y tenía que tomar decisiones bajo presión.

A continuación, se llevaba a cabo la prueba de arrastre. El aspirante se encontraba ante una carga de 30 kilos dentro del foso y debían extraerlo tirando de éste con una cuerda, hasta lograr desplazarla cinco metros.

Luego, en una de las aulas se realizaba la prueba de control de estrés. Con el aula a oscuras, una luz estroboscópica, un gálibo y música, el aspirante se encontraba a un muñeco de simulación en el suelo sobre un charco de sangre. Y, por último, en la piscina, se le pedía al enfermero que extrajera a un maniquí de la jaula que estaba en el fondo de la piscina y, posteriormente, que nadara a contracorriente durante un minuto.

Una vez finalizadas las pruebas físicas, al aspirante se le entregó un cuestionario diseñado para proporcionar una evaluación global de la personalidad y tendencias psicopatológicas en adultos, con preguntas de control y escalas clínicas. Las pruebas terminaron por la tarde con una entrevista en la que estuvieron presentes los miembros de la comisión académica para conocer los intereses y la personalidad de los aspirantes.

Este año, 32 enfermeros se inscribieron en las pruebas de acceso de este máster, que cuenta con 21 plazas y que comenzará el 9 de octubre.

Una escuela que mira al mundo

SAMU y su escuela de emergencias cuentan desde hace ocho años con la colaboración de la empresa Global Education and Career Development Abroad (GlobalEd), especializada en el desarrollo de programas de educación internacional que permiten a estudiantes norteamericanos viajar a Sevilla para mejorar sus conocimientos académicos y/o realizar prácticas formativas.

Steven Davis, fundador y director de GlobalEd, lleva 23 años trabajando en el sector de los estudios extranjeros, pero no se independizó y formó su propia empresa hasta 2009. “Mi pasión siempre han sido las prácticas formativas. Mi objetivo es lograr que mis estudiantes aumenten su empleabilidad durante su estancia en el extranjero, es decir, sus aptitudes y actitudes para poder conseguir y conservar un empleo, además de ayudarles a lograr un curriculum de calidad que les permita tener una candidatura competitiva”.

En el ámbito sanitario, las primeras rotaciones que realizaron los estudiantes extranjeros en Sevilla fueron en el Hospital Infanta Luisa en 2011. “La primera rotación fue un éxito. Todos los médicos dijeron que les había encantado la experiencia. Y, a partir de ese momento, hubo un efecto dominó con otros hospitales”, relata Steven Davis.

La relación con SAMU y su escuela de emergencias comenzó en 2015. “SAMU y GlobalEd tienen una mentalidad y una filosofía de trabajo similar. Siempre estamos pensando en cómo seguir creciendo y mejorando”, observa Davis.

Durante los primeros años de esta colaboración, varios grupos de estudiantes de entre 18 y 23 años de la Universidad de Texas (Dallas, Estados Unidos) que querían ser médicos se formaron durante varios días en las instalaciones de Escuela SAMU, lo que les permitió conocer de primera mano la realidad del sector de las emergencias sanitarias.

En Estados Unidos, a su edad, las prácticas no son participativas, sino que los alumnos se dedican exclusivamente a observar. Sin embargo, en Escuela SAMU, los estudiantes se tienen que poner manos a la obra y participar de forma activa en cada ejercicio. “Aquí pueden llevarse hasta 14 horas trabajando sin parar y acaban completamente exhaustos, pero están encantados porque participan y están en contacto directo con las víctimas”, explica Steven Davis.

En concreto, este programa de estudio en el extranjero incluía tres semanas de formación en hospitales de Sevilla, donde realizaban rotaciones por las diferentes especialidades médicas, y otra semana de ejercicios prácticos en Escuela SAMU sobre soporte vital al trauma en el ámbito prehospitalario.

“Estudiar en el extranjero en mi época, a finales de los años ochenta, significaba una inmersión cultural y lingüística. Hoy esto ha cambiado mucho. La duración de los programas es menor y cada vez más clases se imparten en inglés. No hay una inmersión cultural ni lingüística, sino que esta experiencia se basa más en saborear y descubrir el mundo”, explica Steven Davis, director de GlobalEd. “El número de estudiantes extranjeros se ha incrementado muchísimo en los últimos treinta años y para las universidades es algo a su favor tener alumnos en el extranjero”.

Con la llegada de la pandemia, GlobalEd, al igual que otras muchas empresas, tuvo que renovarse y explorar nuevas formas de colaboración con las diferentes entidades, incluida SAMU. “Los efectos de la crisis del Covid-19 en mi sector, que se basa en estudios extranjeros, fueron catastróficos. Pasamos de 100 a menos cero. Los gastos fijos eran los mismos, pero no teníamos ingresos y, además, tuvimos que hacer frente a devoluciones de pagos realizados”, recuerda Steven Davis.

“Empezamos entonces a pensar qué podíamos hacer y una de las ideas que tuvimos fue poner en marcha prácticas online. Hablamos con universidades en Estados Unidos sobre este nuevo plan y fue nuestra salvación. El mundo no estaba preparado para una pandemia y el aislamiento que esto provocó. Había muchas carreras que requerían de prácticas para terminar los estudios. Nosotros empezamos a ofrecer prácticas online, pero muy enfocadas a empresariales, marketing, gestión, finanzas y las tecnologías de la información, principalmente. En el caso del sector sanitario, hablamos con hospitales para que nuestros estudiantes realizasen prácticas, pero siempre relacionadas con la gestión y la administración”.

Según explica el fundador de GlobalEd, conforme se comenzaban a abrir las fronteras y las normas anticovid eran más flexibles, comenzaron a desarrollar un nuevo programa de rotaciones en ambulancias junto a SAMU, en concreto en Sevilla y Málaga, pero éste no tuvo la aceptación que se esperaba.

Además, durante la pandemia, los estudiantes de GlobalEd participaron como voluntarios en varias iniciativas de SAMU First Response, la filial de SAMU en Estados Unidos. “Un grupo de alumnos de la Universidad de Dallas colaboró en la creación de conciencia y en darle visibilidad al proyecto de SAMU en Estados Unidos, ayudamos a contactar con posibles donantes y participamos durante un año en las diferentes fases del programa de acogimiento y asesoramiento de familias y menores no acompañados durante la última gran crisis migratoria vivida en EEUU”, apunta Steven Davis.

El pasado año, varios egresados realizaron prácticas formativas en la clínica SAMU Wellness, especializada en salud mental, y en la Residencia Santa Ana, que se centra en la atención a personas dependientes con daño cerebral adquirido, centro gestionado por Fundación SAMU.

Además, este año un grupo de 19 estudiantes han realizado un curso intensivo de un día en Escuela SAMU y GlobalEd ha desarrollado un programa de dos semanas con ejercicios de soporte vital de trauma prehospitalario en Escuela SAMU que se completarían con rotaciones en hospitales de Sevilla. “Este verano no hemos podido sacarlo adelante, no he logrado venderlo bien, pero es un buen programa y estamos seguros de que podremos ponerlo en marcha el próximo año. No obstante, estamos contentos porque en julio tuvimos a 100 estudiantes de manera simultánea en Sevilla y 37 de ellos realizaron prácticas en hospitales”, apunta Steven Davis.

“Ahora no tenemos un programa claro sobre la mesa con SAMU, pero no me sorprendería estar hablando de uno la semana que viene. SAMU me ve como un recurso, igual que yo los veo a ellos. Juan González de Escalada, director de Emergencias de SAMU, y todo su staff son unos grandes profesionales, especialmente, Thomas Couyotopoulo, director de escuela SAMU, y el instructor Andrés Rodríguez Holst, unos magníficos líderes y profesionales”.

“Para mí, SAMU forma parte de mi familia. Tenemos una mentalidad muy parecida, muy abierta, siempre con la intención de colaborar y de crecer juntos en muchas iniciativas”, continúa Davis, que asegura que sus estudiantes viven una experiencia única en SAMU y que “jamás podrán tenerla en EEUU”. “Aquí tienen contacto directo con el mundo de las emergencias y hospitalario. En EEUU, son demasiados jóvenes, no por edad, sino por su trayectoria académica, y no pueden realizar prácticas médicas. Mis estudiantes, cuando echan su solicitud para ser pediatras, por ejemplo, pueden explicar su experiencia y decir que han estado presentes en más de un parto o que han hecho rotaciones en cardiología, radioterapia, pediatría o urgencias”. Estos estudiantes tienen una experiencia diferente a la del resto de alumnos, lo que los hace más competitivos y únicos.

Trabajo social, comunidad, sociedad y salud mental

Históricamente, la condición de tener una discapacidad en cualquier sociedad ha sido vista como algo trágico. Se considera a estas personas como dependientes sociales, receptoras de caridad e incapaces de sostenerse por ellas mismas y, ni mucho menos, a sus familias. Con el paso de los años, se asumió una visión paternalista hacia las personas con discapacidad, siendo frecuente su internamiento en instituciones u hospitales y quedando excluidas de cualquier decisión tomada relativa a su rehabilitación o tratamiento.

El escenario era el de una sociedad que excluía automáticamente a estas personas y alejaba cualquier viso de inclusión social y real. No existían las herramientas necesarias para hacer realidad la ruptura de todas y cada una de las barreras existentes para que las personas con discapacidad puedan acceder al goce y disfrute de una vida plena.

Por estas razones me ha parecido interesante la cita con la que se encabeza este texto: trabajo social, comunidad, sociedad y salud mental. Esto sugiere un cambio en las intervenciones hacia este campo, descentralizando la discapacidad en el diagnóstico que tiene una persona y situando el foco en los recursos que en sí aporta la sociedad: desde la sensibilización a la ciudadanía hasta los profesionales de las distintas áreas sociales, entre ellas el trabajo social. Hoy seguimos en este camino desde muchos espacios como San Lucas de Fundación SAMU, nuestro centro de atención a personas con discapacidad y especialista en la intervención de la conducta.

Una herramienta legal con la que contamos para la protección de las personas en situación de vulnerabilidad es la Ley 39/2006 de 14 de diciembre para la promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia.

El inicio de su exposición de motivos reza: “El reto no es otro que atender las necesidades de aquellas personas que, por encontrarse en situación de especial vulnerabilidad, requieren apoyos para desarrollar las actividades esenciales de la vida diaria, alcanzar una mayor autonomía personal y poder ejercer plenamente sus derechos de ciudadanía”.

En mi opinión, es una declaración de intenciones que realmente pretende dar una respuesta a las necesidades que presentan las familias (cuidados de mayores, discapacidad…), si bien la realidad muestra que no responde a la inmediatez ni a la urgencia de éstas por todo el proceso burocrático que precisa la solicitud de la dependencia, asignación de grado y recurso en su Programa Individual de Atención (PIA).

Durante este largo proceso, las familias han de seguir atendiendo a estas personas en sus domicilios, mientras existen centros con plazas libres que podrían proporcionar la atención precisa desde el mismo momento de la petición de ayuda. Es un aspecto por mejorar.

La discapacidad es un factor que impacta gravemente en la mayoría de las familias tanto por desconocimiento y rechazo social como por la ausencia de recursos de apoyos.

El nacimiento de un hijo/a ya supone una fuente de “estrés positivo” para la familia, que es la facilitadora de los cuidados y atención que, a nivel físico, económico, asistencial y emocional, necesita todo ser humano desde su nacimiento hasta su emancipación de este primer núcleo, siguiendo una trayectoria convencional.

Nos encontramos así con numerosas familias, cargadas de estereotipos y prejuicios sociales frente a la discapacidad y a la enfermedad mental, que se encuentran incapaces de afrontar y ofrecer los apoyos necesarios para dar la bienvenida a la llegada del nuevo miembro que es diagnosticado de alguna enfermedad de esta tipología.

Este hecho provoca un impacto emocional en cada uno de los miembros de la familia y en la persona afectada, y una serie de cambios necesarios para ajustar el adecuado funcionamiento vital de esta persona en esta nueva dinámica. Incluso se podría hablar de un proceso de duelo que atraviesan las personas cuidadoras y, muy principalmente, aquéllas que ocupan plaza de daño cerebral sobrevenido. Ellas se enfrentan a una despedida de una vida anterior en las que no precisaban de un apoyo profesional personalizado y no se veían privadas de su libertad en cuanto a autonomía en todas las áreas (asistencial, social, laboral, entre otros).

Para evitar un desbordamiento de la familia, para proteger la salud mental y física de los cuidadores principales y para garantizar un pleno desarrollo y bienestar de la persona que presenta un diagnóstico de discapacidad (física, psíquica o sensorial), es necesario articular una serie de redes tanto institucionales como informales. Y es aquí donde la labor del Trabajo Social cobra importancia, ya que, sin esta disciplina, las personas que presentan alguna limitación están más expuestas a la vulneración de sus derechos, desde los que le corresponden como parte integrante de una familia, ya que es el entorno que más va a influir en la vida de esta persona, como las propias por su condición de ciudadano/a (participación en la vida pública, por ejemplo).

En la actualidad, uno de los acercamientos más usuales al mundo de la familia es el del enfoque sistémico, que ve a la familia como un sistema abierto que interacciona con los distintos subsistemas que lo componen y con su entorno, y que pasa por distintas etapas.

Basándonos en nuestra experiencia, la persona con discapacidad es un reflejo de la dinámica familiar, por lo que es sumamente necesaria la coordinación permanente con las familias para aunar criterios y pautas a seguir en pro al bienestar de estas personas.

Cada familia presenta diferentes niveles de aceptación de la discapacidad o de la enfermedad mental, resistencia en cuanto a los cambios sugeridos o proyecciones de problemas personales en la persona con discapacidad. Por eso, es necesario saber diagnosticar el funcionamiento familiar para abordar una intervención acertada con las personas con las que trabajamos.

Nuevamente, cobra relevancia el papel del trabajador social dentro de los centros de día como el nuestro, donde se potencian las capacidades que poseen las personas, acompañándolas en el proceso de conformación de su autonomía desde un enfoque sistémico.

Además del trabajo indispensable de las familias que cuentan con algún miembro en situación de dependencia, el trabajo social proporciona un enfoque comunitario a las intervenciones, permitiendo el uso de las distintas redes existentes en la comunidad, y logrando una mayor participación, normalización e inclusión en la sociedad. De esta manera, se hace fundamental la participación de estas personas en los recursos comunitarios (biblioteca, distritos, complejos deportivos…), lo que representa un enfoque importante en el trabajo social del centro.

Me parece interesante incluir un texto del profesor David Goldberg con respecto al cuidado comunitario, constituyendo no una crítica, pero sí un punto de vista diferente a tener en cuenta a modo de precaución: “Se cree que las enfermedades mentales serias pueden prevenirse mediante el abandono del hospital y controlando a los enfermos en su hogar o en el consultorio externo del médico de familia, aunque no hay ninguna evidencia que esto sea correcto. Se piensa que los hospitales producen institucionalismo y que están asociados a escándalos. No se advierte que la gente también se institucionaliza en la comunidad, lo que es más difícil de controlar. También los abusos son más difíciles de prevenir. Los hospitales se consideran como lugares negativos, de modo que lo mejor es privarlos de recursos. Quienes toman una posición romántica consideran a la comunidad como terapéutica y, sin embargo, creen que gran parte de la responsabilidad de proveer recursos puede traspasarse a las autoridades locales de salud y agencias de voluntarios. En la medida en que las autoridades de salud tengan éxito en sacar a los psiquiatras fuera del hospital hacia centros diurnos y dando otras facilidades comunitarias, habrán tenido éxito en diferenciar a la psiquiatría de la medicina general”.

Este acercamiento a la comunidad no va a ser la única respuesta a los requerimientos de la discapacidad, ni a lo que salud mental se refiere. Es importante reconocer que habrá personas para las cuales será muy difícil ofrecer este tipo de alternativas. En las palabras del profesor Goldberg, se refleja la consideración de que, si esta comunidad está pobremente educada en cuanto a la discapacidad y/o salud mental, puede generar una actitud más intolerante y punitiva hacia las conductas “antisociales” o “desviadas” de estas personas.

Al mismo tiempo que promover la convivencia y el cuidado comunitario, tenemos la responsabilidad de proveer un “paraguas” protector que permita a muchos sobrevivir en la comunidad, en los hogares donde conviven las personas con discapacidad y/o salud mental.

ROCÍO ÁLVAREZ.

Trabajadora social y subdirectora del centro de día San Lucas (Sevilla)

“Todo el mundo debería vivir una experiencia así”

Alba Molina Fajo y Julia Ceballos Ramírez. Enfermeras y miembros del contigente que ha participado en la Misión de Chile.

 

Las enfermeras especialistas en Pediatría Alba Molina Fajo (Jaca, Huesca, 1995) y Julia Ceballos Ramírez (Granada, 1998) formaron parte de la misión humanitaria de Fundación SAMU en Chile que se desarrolló entre junio y julio de este mismo año en Coyhaique, ciudad de la región de Aysén, al sur del país. Durante 18 jornadas consecutivas, ambas voluntarias hicieron frente al brote de virus respiratorio sincitial que ha afectado, de forma especial, a bebés menores de un año, provocando al menos siete fallecimientos en los peores días de la crisis y una saturación de camas para pacientes críticos.

Este despliegue volvió a demostrar la capacidad de respuesta y de especialización de Fundación SAMU ante la llamada de la OPS/OMS (Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud) y su vocación de ayudar a los que lo necesitan, allá donde estén.

—¿Por qué decidieron participar en la misión humanitaria de SAMU en Chile?

—Alba Molina (AM): SAMU buscaba para esta misión un perfil específico de enfermera con experiencia en cuidados críticos pediátricos y casos de bronquiolitis. Todo ello se adaptaba bien a mi experiencia profesional y personal. Siempre intento estar atenta a este tipo de oportunidades laborales y de voluntariado. Cuando me enteré de esta misión sentí que estaba lo bastante preparada para dar el paso.

—Julia Ceballos (JC): En mi caso, conozco SAMU desde que comencé a estudiar la carrera de Enfermería, e incluso me atrevería a decir que desde antes. Siempre me ha interesado mucho su escuela de emergencias, la formación que imparten y todas las labores y acciones que realizan. De hecho, aún tengo pendiente realizar su Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria. La verdad es que no me pensé mucho el participar en la misión de Chile. Desde que era pequeña he querido participar en algún proyecto de ayuda humanitaria y, en este caso, al ser con SAMU, la decisión fue fácil.

—¿Cómo supieron que SAMU estaba preparando una misión a Chile?

—AM: Una compañera que hizo el Máster de Enfermería de SAMU me lo comentó.

—JC: Lo mismo. Me enteré también a través de una compañera que realizó este mismo máster hace ya unos años.

—¿Habían participado anteriormente en alguna otra misión humanitaria?

—AM: Sí, con una ONG local pequeña en Huancayo, Perú, y con la Fundación Pablo Horstmann en Lamu, Kenia.

— JC: En mi caso, ésta ha sido la primera vez.

—¿Qué se encontraron cuando llegaron a Chile?

—AM: Encontramos una situación un poco diferente a la que esperábamos. Había niños ingresados con un diagnóstico de bronquiolitis y necesidades de cuidados críticos en un servicio de UCI de adultos con una falta de profesionales con experiencia en el manejo del paciente crítico pediátrico.

—¿En qué estado ingresaban los niños?

—JC: No todos los niños ingresaban con la necesidad de unos cuidados intensivos. Todo se iba viendo en función de la evolución del paciente. Pero sí es cierto que algunos de ellos llegaban al hospital directamente con necesidad de ventilación mecánica o con un patrón respiratorio complicado.

—¿Les recordaba la virulencia del virus sincitial a los tiempos del coronavirus en España?

—AM: Sí, en general, la virulencia y el estado en el que ingresaban los pacientes resultaba similar al que nos habíamos enfrentado en España unos meses antes en nuestra propia epidemia en invierno.

—JC: Más que a la situación de 2020 ó 2021, a mí me recordó más a la situación vivida el pasado invierno en España. Nosotras mismas en nuestra unidad vivimos una situación difícil. Hubo muchos niños ingresados por VRS (virus sincitial respiratorio), que requirió de un aumento de personal y de camas de cuidados críticos pediátricos.

—¿Cuál era el estado de alerta entre la población?

—AM: La población estaba bastante enterada de la situación de la epidemia de infección respiratoria infantil y los medios de comunicación se hacían eco constantemente de la misma, así como de la preocupación local sobre la falta de una UCI pediátrica para dar respuesta a los niños que llegaban en una situación crítica.

—JC: Las personas estaban algo angustiadas porque relacionaban esta situación con otra anterior vivida en 2017, cuando tuvieron una carga asistencial muy grande, sobre todo, de pacientes pediátricos, y en la que en más de una ocasión vivieron momentos difíciles y duros.

Recursos disponibles

—¿Cómo era el hospital en el que trabajaron?

—JC: Si tuviese que clasificarlo como normalmente hacemos aquí en España, diría que se trataba de un hospital de carácter comarcal. El centro contaba con la mayoría de los servicios esenciales. Estaba bien dotado tanto de personal como de material y equipamiento. Y, con respecto a lo que nos podemos encontrar en nuestro país, no había mucha diferencia. Lo que sí es cierto es que, en los que se refiere al área de pediatría, no contaba con todos los recursos necesarios. En este caso, no contaba con una UCI pediátrica, un proyecto que se lleva gestionando, según nos informaron, desde 2017.

—¿Con qué medios contaban? ¿Eran similares al de un hospital de España?

—AM: A nivel de medios, el hospital de Coyahique, hasta lo que nosotras humildemente pudimos conocer, estaba adecuadamente dotado. Las diferencias se evidenciaban más a nivel de recursos humanos formados de forma específica para utilizar los medios disponibles para dar unos cuidados concretos a la población pediátrica.

—¿Cómo fue el trabajo con el equipo local?

—JC: El trabajo con el equipo de allí fue muy fácil. Nos recibieron muy bien. Además, creo que nuestro equipo se adaptó muy bien a ellos, al igual que ellos a nosotros. SAMU fue a ayudar y, aunque es verdad que acabamos adaptándonos a su forma de trabajar, siempre aceptaban cualquier consejo o experiencia que les transmitíamos.

—¿Qué aprendizajes y lecciones se han traído de esta experiencia?

—AM: La colaboración fue muy satisfactoria. Nos recibieron con amabilidad y compartieron con nosotras turnos y momentos duros, aportando con ellos a la vez nuestros conocimientos y experiencias particulares.

—JC: Con esta experiencia he podido confirmar que dedicarse al ámbito sanitario es algo vocacional, pues, independientemente de los recursos que se tengan, todo el personal se involucra al cien por cien para que el paciente salga hacia delante o para que los cuidados que reciban sean siempre los más óptimos posibles.

—¿Cómo valoran la experiencia?

—JC: Ha sido muy positiva tanto a nivel profesional como personal. Creo que todo el mundo debería vivir alguna vez una experiencia así.

—¿Qué fue lo que más les impresionó o les resultó más difícil de hacer?

—AM: Para mí, quizás, la parte más difícil fue lidiar con algunas situaciones críticas en las que, en mi contexto de trabajo, estoy acostumbrada a proceder de forma protocolizada, lo que asegura una respuesta organizada y eficaz, pero, en Chile, no siempre podía actuar así, ya que el servicio de UCI pediátrica todavía estaba en proceso de desarrollo, con algunos profesionales instruidos en ese área de práctica clínica pero con muchos todavía en el proceso de formación.

—JC: Lo que más me impresionó fue el hecho de que un hospital un poco incomunicado a nivel de carreteras no contará con una unidad de cuidados críticos pediátricos y sí con otros servicios. Y lo que tal vez me costó un poco más fue el tema burocrático, dado que los pacientes con ventilación mecánica tenían que ser trasladados a un hospital que contara con unidad de críticos pediátrica y eso suponía realizar varias gestiones. Es algo que nosotras no llegábamos a manejar del todo. Pero es cierto que todo es hacerse al sistema de trabajo.

—¿Repetirían la experiencia?

—AM: Me encantaría tener la oportunidad de repetir con SAMU en próximas misiones, especialmente en proyectos de ayuda humanitaria motivada por desastres naturales, un área humanitaria en la que no he trabajado nunca y en la cual tengo un gran interés en aprender.

—JC: Repetiría sin lugar a dudas. La experiencia ha sido enriquecedora en todos los sentidos. Y trabajar con SAMU también lo ha hecho todo mucho más fácil.