El programa para Jóvenes Extutelados Migrantes (JEM) —cofinanciado por el Fondo Social Europeo— que gestiona Fundación SAMU en Córdoba atiende a aquellos jóvenes que necesitan apoyo en la inserción sociolaboral una vez que estos abandonan los centros de protección de menores al cumplir la mayoría de edad y no cuentan con recursos económicos, sociales o familiares para poder llevar una vida independiente.
Algunos de estos jóvenes, cuando llegaron a España, fueron acogidos en alguno de los centros y recursos de protección de menores de Fundación SAMU, por lo que conocen ya la organización. En concreto, actualmente residen en el JEM Córdoba Yassine Sabyh, Hamza Dauali y Mohammed Jabri, que coincidieron en el ISL SAMU Lucena durante sus respectivas minorías de edad y que, tras diversas trayectorias, han vuelto a encontrarse en el Programa JEM de Fundación SAMU.
Yassine Sabyh
Yassine Sabyh llegó a España en junio de 2019 tras abandonar su ciudad natal en busca de una oportunidad que le permitiese optar a un futuro mejor. Después de pasar por varios centros en tierras andaluzas, ingresó en el centro de Inserción Sociolaboral SAMU Lucena, donde permaneció hasta su mayoría de edad, cuando encontró trabajo en Almería y se dispuso a vivir de forma autónoma. No obstante, la caducidad de su documentación impidió el progreso de este proyecto.
Dada la complicada situación documental a su llegada al JEM, Yassine Sabyh no tenía más opción que regularizar su situación a través del arraigo social, lo que implicaba la permanencia en España durante tres años, un informe de integración y, lo más complicado, un precontrato de trabajo de un año de duración a jornada completa.
Con estas condiciones de partida, el joven comenzó prácticas formativas a través de un convenio de colaboración con Fundación SAMU, en el sector de la jardinería. Luego, probó en distintas empresas hasta dar con Mojarly S. L. Jardineros, en Córdoba, donde, tras un período de prácticas, le ofrecieron un precontrato de trabajo con las condiciones necesarias. Yassine Sabyh apunta: “Del centro salí bien, por lo menos tenía trabajo. Las prácticas son duras, pero me gustan, y hay un montón de trabajo. Quiero vivir por mi cuenta, con un buen trabajo, solo necesito la documentación”.
Hamza Dauali
Por su parte, Hamza Dauali arribó a las costas españolas en septiembre de 2020 con el objetivo de encontrar un empleo estable. Al llegar, fue derivado al ISL SAMU Lucena, donde permaneció hasta cumplir la mayoría de edad. Durante ese tiempo, Hamza Dauali aprovechó para estudiar español, haciendo progresos considerables, y para efectuar prácticas formativas como soldador en una empresa de la localidad, lo que, al salir del centro, le valió un contrato de trabajo que le permitió vivir de forma autónoma hasta la caducidad de su documentación. Ante esta nueva situación y la imposibilidad de renovación, el joven ingresó en el Programa JEM como medio para regularizar su situación.
Durante su estancia en el JEM, Hamza Dauali ha conseguido renovar el permiso de residencia y trabajo, lo que le ha permitido comenzar la búsqueda activa de empleo. Para ello, el joven ha efectuado diversas prácticas formativas no laborales en empresas, buscando un trabajo estable.
“Quería entrar en el programa JEM para poder salir adelante. No me importa el tiempo que vaya a tardar, pero quiero encontrar un buen sitio, que sepa que voy a estar bien. Tengo planes para el futuro y solo necesito empezar a trabajar ya”, señala el joven Hamza Dauali.
Mohammed Jabri
En cuanto a Mohammed Jabri, el joven llegó a España en julio de 2021 e ingresó directamente en el ISL SAMU Lucena. Desde allí fue derivado al JEM tras cumplir la mayoría de edad. A su llegada al programa, al joven le había caducado la documentación, por lo que el primero de los objetivos del equipo de SAMU fue la renovación del permiso de residencia y de trabajo, que se consiguió en marzo de este mismo año. Al mismo tiempo, Mohammed Jabri, a través de prácticas formativas, ha ido adquiriendo experiencia y competencias transversales para el empleo que, en última instancia, le han permitido obtener un contrato de trabajo en Solycarpa como mozo de almacén.
Esta progresión facilita en gran medida su itinerario de inserción sociolaboral y su autonomía personal, favoreciendo el desarrollo de su proyecto vital adaptado a sus necesidades y gustos. “Dejé los problemas en el centro. Solo quiero trabajar, ahorrar y viajar para ver a mi familia cuando pueda”, comenta Mohammed.
De sus experiencias se extraen diversas conclusiones. Por una parte, la continuidad de la intervención en las diferentes etapas es un factor fundamental en el diseño del itinerario personalizado de inserción de los jóvenes en los Programas JEM.
En este sentido, contar con la información y experiencia de los profesionales que han desarrollado su labor con los jóvenes previamente facilita la integración de objetivos, estrategias y actuaciones con respecto al proyecto vital del joven, como se observa en el caso de Mohammed. Aun así, es necesario siempre reevaluar la situación del joven, por los cambios inevitables que se dan en su proyecto vital.
Por otra parte, es de destacar el apoyo continuo que los y las profesionales brindan a los jóvenes una vez se convierten en extutelados. A través de esta asistencia es posible detectar las necesidades concretas y, como en el caso de Hamza y Yassine, conseguir que opten a plazas de mayoría para evitar las situaciones de exclusión social a las que se ven expuestos por diversos motivos.
Finalmente, las experiencias de estos jóvenes, ejemplos de tantos otros, ilustran la necesidad del acompañamiento y asistencia necesarios en distintas etapas de sus vidas, si bien siempre con el objetivo de conseguir su plena autonomía e independencia, para el desarrollo de sus proyectos vitales.
JUAN ANTONIO LUQUE PEREGRÍN
JEM Córdoba