SAMU First Response: Una acogida profesional y solidaria en la capital de EEUU

Estados Unidos sufre una crisis migratoria constante. El 6 de abril, el gobernador de Texas anunció que el estado fletaría autobuses para ofrecer la posibilidad de desplazarse hasta Washington D.C. a todos aquellos migrantes solicitantes de asilo, una medida que no tardó en ser adoptada por las autoridades de Arizona, otro de los estados fronterizos.

Tras el anuncio, han llegado hasta la capital más de 150 autobuses con migrantes que habían conseguido completar el duro y peligroso trayecto entre sus países de origen y el país norteamericano. Son personas extremadamente vulnerables que llegan al país en busca de un futuro para ellas y sus familias y que precisan de asistencia humanitaria de emergencia.

Como respuesta a la llegada de autobuses, las organizaciones locales se volcaron para facilitar a las personas que viajaban en ellos una recepción digna y segura. Esta acción inmediata se basó en el trabajo y esfuerzo de los voluntarios, quienes recaudaron fondos y habilitaron espacios destinados a labores humanitarias. En este contexto, el equipo de SAMU First Response, filial de SAMU establecida en Estados Unidos desde 2018, se prestó como agente voluntario en el proceso de recepción y acogida de migrantes.

SAMU First Response identificó la necesidad de poner en práctica la experiencia de más de 40 años en emergencias humanitarias de SAMU con el fin de proporcionar un apoyo ágil, coordinado y culturalmente competente a los migrantes recién llegados, contando con el conocimiento del personal local. El equipo de SAMU trabajó de la mano de entidades locales para formular una propuesta y habilitar un centro de acogida temporal, el Respire Center. Este logro fue posible gracias a la estrecha colaboración con los gobiernos locales y entidades como Catholic Charities, Carecen y World Central Kitchen.

Durante el primer mes de crisis, SAMU First Response proporcionó servicios directos a un total de 1.325 personas, comidas calientes a 1.612 y alojamiento nocturno a 380. También se ofrecieron talleres y sesiones de información a 103 migrantes.

Hoy SAMU proporciona su servicio de atención desde una perspectiva triple: admisión, alojamiento y coordinación de servicios. Su actividad incluye, además, el apoyo necesario para adquirir los billetes de transporte que permiten que los migrantes puedan reunirse con familiares o amigos que ya residen en el país. Ante esta situación, se prevé la ampliación del servicio para dar apoyo a un mayor porcentaje de migrantes, tanto a los que llegan en autobús y buscan otro destino como a los que deciden establecerse en la capital.

En cuanto a la atención que se les proporciona a los migrantes, una parte de ellos es atendida directamente en Union Station, la estación de autobuses a la que llegan tras salir de Texas y Arizona. Allí, equipos de SAMU prestan apoyo en la organización del viaje hasta el destino final del migrante. El resto de grupos de personas migrantes son trasladados hasta Respire Center, el centro de acogida temporal en el que pueden permanecer hasta un máximo de tres días, y en el que se les proporciona kits de alimentación, higiene, ropa y asistencia en sus necesidades básicas, además de ayuda para gestionar la compra de billetes que les permitan llegar hasta su destino final, entre otros servicios.

Los migrantes recibidos en el centro gestionado por SAMU First Response llegan con unas determinadas necesidades físicas, emocionales y sociales. La experiencia de SAMU en este tipo de crisis de emergencia nos permite proporcionar en todo momento una atención adecuada a sus circunstancias personales.

Actualmente se han habilitado otros servicios que complementan a los iniciales para aumentar el nivel de atención que SAMU First Response puede ofrecer entre los que destacan: un espacio de juego terapéutico para niños, recursos legales, sesiones formativas y clínicas, servicios de asesoramiento y apoyo y enseñanza de inglés, entre otros.

Trabajo con organizaciones locales y voluntarios

La labor de los profesionales de SAMU First Response con los inmigrantes que son acogidos temporalmente en el Respite Center consiste en proporcionar alimentos, ropa y kits de higiene que incluyen champú, jabón, cepillo y pasta de dientes, desodorante y productos de higiene íntima femenina, entre otros. Una gran parte de ellos son donados por colaboradores de la organización. También se entregan kits de merienda para garantizar que las personas migrantes que realizan desplazamientos hasta su destino final no pasen hambre.

En cuanto al sistema de acogida temporal, los usuarios pueden permanecer en el centro hasta un máximo de tres días. Mientras tanto, se llevan a cabo otro tipo de tareas organizacionales en las que SAMU colabora con otras organizaciones locales como Goods4Good. En este caso, ambas trabajan conjuntamente para clasificar, organizar y almacenar las donaciones de ropa que después ponen a disposición de los migrantes para que puedan escoger la más apropiada para ellos.

SAMU First Response

SAMU First Response

Otro ejemplo de coordinación y colaboración entre organizaciones es el trabajo que SAMU realiza junto con World Central Kitchen, la ONG fundada en 2010 por el reconocido chef español José Andrés, que tiene como principal objetivo abastecer de alimentos a personas de cualquier parte del mundo que se encuentran en situaciones extremas provocadas por crisis o desastres naturales. Gracias al esfuerzo conjunto, SAMU proporciona comidas nutritivas y calientes a todas las personas que están directamente a su cargo. Además, los alimentos se comparten a través de una red de ayuda mutua, cuyos voluntarios prestan apoyo en los esfuerzos realizados para la recepción de migrantes.

Acogida, apoyo e integración

Cada persona atendida por SAMU durante el transcurso del servicio trae consigo una historia personal repleta de traumas y dificultades que se suman a la gran complejidad de llegar a un país nuevo, con el desconocimiento de su geografía, el idioma y la cultura, circunstancias que dificultan aún más la adaptación del recién llegado en condición de asilo.

Los profesionales del equipo cuentan con experiencia en el trabajo con colectivos vulnerables que sufren los problemas derivados del proceso de integración y, además, los conocen de primera mano gracias a experiencias personales como la de la directora general de SAMU First Response, Tatiana Laborde (Bogotá, Colombia, 1984): “Como inmigrante que soy, conozco las dificultades que estas personas encuentran durante su integración en la sociedad norteamericana”. Aunque asegura que el suyo fue un proceso de adaptación muy privilegiado, es consciente de que no todo el mundo lo vive igual.

Su labor vocacional en SAMU First Response le permite ayudar a los migrantes a integrarse en un país totalmente desconocido y diferente a sus países de origen: “Siempre me ha interesado mucho el trabajo con la comunidad inmigrante en cuanto a educación, identidad y al conocimiento y defensa de nuestros derechos”, explica Laborde. Igualmente, una gran parte del equipo local es inmigrante de primera o segunda generación.

Desde el comienzo del servicio, SAMU puso en marcha un breve pero exhaustivo proceso de admisión para todos los solicitantes de asilo a los que atiende. Este proceso consiste en la cumplimentación de un cuestionario que recoge información personal básica como la fecha de nacimiento, el país de origen o el idioma, todo con el fin de que sirva como guía para adaptar la prestación de servicios, el proceso de derivación y la colaboración con agencias y organización externas para satisfacer las necesidades de las personas solicitantes de asilo a cargo de SAMU.

Los datos que arroja el número de cuestionarios realizados indican que más de la mitad de los migrantes atendidos por la entidad en el primer mes fueron hombres y, aproximadamente, una cuarta parte de ellos fueron mujeres y niños, respectivamente. Desde el 7 de julio, el porcentaje de niños que llega en autobús ha aumentado en un 23%.

En lo referente a los países de origen de los migrantes, los datos recogidos muestran que la mayoría de los solicitantes de asilo proceden de Venezuela, Colombia, Perú y Nicaragua, aunque SAMU también ha acogido a personas de Ghana, Senegal y Rusia.

El 21 de junio de 2022, SAMU First Response inauguró oficialmente el primer Respite Center, un centro habilitado para acoger a familias de migrantes que sirvió durante los primeros meses de crisis como apoyo a los esfuerzos que venían realizando las organizaciones locales.

El edificio principal tiene capacidad para 50 personas y cuenta con zonas comunes, oficinas, baños diferenciados por sexos, cocina y múltiples espacios de almacenamiento. Además, cuenta también con un edificio auxiliar con capacidad para 20 personas que ha sido habilitado como espacio de cuarentena para posibles casos de Covid-19.

La puesta en marcha del centro contó con una colaboración muy especial. Un grupo de profesionales de Fundación SAMU, entidad con más de 15 años de experiencia en la prestación de servicios a menores no acompañados y que gestiona en la actualidad 82 centros en España, se desplazó hasta el país norteamericano con el fin de apoyar y trasladar sus conocimientos en este tipo de servicios a los compañeros que integran el equipo estadounidense. “Estos profesionales han sido clave en la implementación del plan, impartiendo formación, desarrollando protocolos y procedimientos, así como trabajando en el día a día junto con el equipo local”, aseguran desde el equipo de SAMU First Response.

Por su parte, los miembros de Fundación SAMU tuvieron claro su propósito desde el inicio de la misión de implementación. “SAMU First Response surge con la idea de trasladar el modelo y la visión organizativa en Estados Unidos que Fundación SAMU tiene asentada en España”, explica Adrián Moreno Vázquez, jefe de la misión en el país norteamericano. “Las jornadas fueron intensas, sin mucho tiempo de descanso ni comodidades, pero el equipo, convencido del bien que supone nuestra labor y consciente de la importancia de ayudar al colectivo, dedicó todos sus esfuerzos y energías al proyecto”, que fue cobrando forma e incorporando personal local para ampliar la plantilla a medida que avanzó su desarrollo.

En los últimos meses, SAMU First Response ha prestado atención a los migrantes que llegan a Washington D.C. desde la frontera sur. Gracias a la aprobación de la financiación del Programa de Alimentos y Refugio de Emergencia de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA por sus siglas en inglés), SAMU ha podido ampliar sus servicios y aumentar su impacto, proporcionando el apoyo necesario al conjunto de administraciones y organizaciones locales.

Así, en la actualidad, lo que inicialmente comenzó con la intención de implantar servicios destinados a la gestión de centros de menores no acompañados se ha convertido en un gran apoyo para las administraciones y organizaciones locales de cara a la recepción de las cientos de personas de todas las edades que llegan hasta Washington D.C. a la espera de que se resuelva su solicitud de asilo.

SAMU First Response

SAMU First Response

El equipo de SAMU First Response trabaja 24 horas al día, siete días a la semana. Durante el primer mes de operaciones, el personal recibía autobuses de martes a domingo, reservando los lunes para tareas administrativas. Cumpliendo con la razón de ser de la organización, estar siempre al lado de las personas que más lo necesitan, SAMU First Response ha atendido a más de 2.300 personas hasta la fecha.

En línea con las labores realizadas para la implantación de la organización, el equipo de Fundación SAMU desplazado desde España hasta Estados Unidos puso en marcha varios procesos de selección y contratación que tuvieron como resultado una plantilla compuesta por 22 profesionales locales. Además, Fundación SAMU envió también dos equipos de voluntarios españoles integrados por personal de la organización, que han rotado para prestar apoyo a los compañeros americanos.

El resultado del esfuerzo realizado es el equipo multidisciplinar y multicultural de la organización que presta atención a los migrantes y que cuenta con una variedad de perfiles que aseguran una mejor implementación del proyecto.

Durante los próximos días, SAMU First Response tiene previsto seguir intensificando sus labores de contratación para completar aún más el equipo en el país. Además, la organización trabaja junto con los organismos gubernamentales y las entidades locales pertinentes para habilitar un segundo centro en el que centralizar operaciones y crear un espacio adecuado para la recepción de personas migrantes.

Actualmente, SAMU First Response ha dejado de ser uno de los proyectos más desafiantes de SAMU y se ha convertido en toda una realidad; un hito en la historia de la organización que tras más de 40 años de experiencia en el ámbito de la salud y el tercer sector continúa siendo pionera y líder en sus campos de actuación.

Concepción Lissen: “El voluntariado es mi vocación”

Concepción Lissen Villadiego (Sevilla, 1985) trabaja desde 2019 en SAMU como PTIS (personal técnico en integración social) en dos colegios. Este verano, cuando SAMU pidió entre sus empleados voluntarios para impulsar su proyecto en EEUU, ella no dudó en embarcarse en esta aventura.

—¿Cómo fueron sus inicios en SAMU?
—Trabajo en SAMU desde 2019. Comencé en el departamento de Desarrollo cuando aún lo dirigía José Antonio Trujillo (actual adjunto a la dirección general de SAMU). Trabajaba como técnica en licitaciones públicas, coordinando los proyectos técnicos del área. Luego formé parte del departamento de Dependencia e Inclusión Social como educadora en la Residencia San Sebastián de Cantillana y en la Unidad de Estancia Diurna San Lucas, en Sevilla. Y hace un año contaron conmigo como PTIS (Personal Técnico en Integración Social) en el área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer, que dirige Concepción Pérez. Actualmente, trabajo como PTIS en dos colegios de la localidad sevillana de La Rinconada, donde he podido seguir fortaleciendo mi experiencia con personas con TEA (trastornos del espectro autista), siempre de la mano de compañeras pedagogas y maestras, pero con gran libertad para opinar. Siento que mi figura es muy valorada y, por ello, le estoy muy agradecida a mis compañeros y superiores.

—Este verano, SAMU pidió voluntarios entre sus trabajadores para impulsar su proyecto con migrantes en Estados Unidos y no dudó en formar parte de esta aventura. ¿Qué le motivó a hacerlo?
—He participado con anterioridad en otros voluntariados de Fundación SAMU y las experiencias vividas siempre han sido magníficas, por esta razón decidí lanzarme de nuevo. Este tipo de proyectos me entusiasman y me hacen crecer y madurar personal y profesionalmente. Me gusta vivir en un continuo aprendizaje y observar las oportunidades que surgen a mi alrededor por si tengo la suerte de poder formar parte de ellas.

—Los voluntarios que participan en el proyecto de SAMU en Estados Unidos lo hacen durante sus vacaciones. ¿Merece la pena?
—Para mí, merece mucho la pena. Entras en una realidad diferente a la que vives a diario dentro de tu zona de confort. Romper con tus costumbres te permite crecer, especialmente cuando las personas a las que ayudas te cuentan sus historias y sus duras vivencias. Es entonces cuando valoras más y mejor lo que te ha tocado vivir. Aquí aprendes con solo estar. Y si trabajas para ayudarles, ese aprendizaje se duplica. Por esa razón, antes de viajar a Estados Unidos, no dudé en ajustar todo mi trabajo pendiente, mis días libres e, incluso, el apoyo que habitualmente ofrezco a mi familia para poder realizar este voluntariado. El voluntariado es mi vocación.

—¿Cómo se enteró de que SAMU buscaba voluntarios para su proyecto en EE.UU.?
—Desde el área de Intervención Socioeducativa y de la Mujer, al cual pertenezco, mandaron un correo electrónico con la petición de voluntarios a todos los miembros del equipo, petición que contesté al segundo. Unos días más tarde, se pusieron en contacto conmigo para conocer mis datos personales y mi disponibilidad, y, poco después, me dieron la noticia de que podía formar parte de la misión.

—Ha comentado antes que ya había participado con anterioridad en otros proyectos de SAMU que requerían voluntarios. ¿Podría decir en cuáles?
—La primera vez que me ofrecí como voluntaria fue durante la pandemia del Covid-19. En aquella ocasión, formé parte del servicio de urgencias dirigido a personas sin hogar que Fundación SAMU gestionó, por iniciativa del Ayuntamiento de Sevilla, en el polideportivo de Rochelambert. También formé parte como voluntaria, aunque de forma muy breve, de los dispositivos dirigidos a menores durante la última crisis migratoria en Islas Canarias. Y durante este año, dos veces al mes, he colaborado junto con la Asociación Zaqueo en los talleres de justicia restaurativa desarrollados en el centro penitenciario Sevilla I. Todas estas experiencias han sido enormemente satisfactorias para mí, por ello busco continuamente poder participar en misiones o proyectos de Fundación SAMU. Lo que más valoro y destaco es la familia que se crea en este tipo de misiones, cómo aprendes a convivir y a cuidar del equipo para que el trabajo sea un éxito y poder disfrutar juntos de este tipo de experiencias tan gratificantes.

—Todas las misiones en las que ha participado hasta el momento han sido a nivel nacional.
—Sí, esta es la primera vez que participo en una misión internacional, y no descarto hacerlo en cuantas me sea posible en un futuro.

—¿Qué esperas de tu voluntariado en SAMU First Response, la filial de SAMU en EE.UU.?
—Espero poder aportar mi experiencia en SAMU para que el proyecto vaya hacia delante y aprender de mis compañeros y de las duras vivencias que las personas usuarias nos aportan cada día. Este voluntariado es también una forma de crecer personalmente. Me ha permitido salir de mi zona de confort, aprender a enfrentarme sola a nuevos retos y conocer, además, a nuevos compañeros con los que hacemos vida de familia. Simplemente espero que, personalmente, esta experiencia me haga crecer y ser un poquito mejor.

—¿Cuánto tiempo permanecerá en EE.UU.?
—Pertenezco al tercer contingente. Llegamos el 23 de julio y nos marchamos el 3 de septiembre, 42 días en total.

—¿Qué funciones desempeña dentro de esta misión?
—Una de las funciones que realiza SAMU First Response es recibir y atender a los inmigrantes, la mayoría de ellos procedentes de Venezuela, que llegan a Washington DC en autobús desde Arizona y Texas, y ayudarles a llegar a su destino final. La misión de los voluntarios es apoyar al equipo local en EE.UU. En concreto, nuestro papel consiste en formar al equipo de SAMU, además de colaborar con la parte administrativa y técnica de esta misión.

—¿Cuáles son las principales necesidades que habéis detectado entre las personas que atendéis?
—Nos hemos encontramos con personas desamparadas y con muchas inseguridades. Viven con una enorme incertidumbre con respecto a su futuro próximo. Suelen venir en familia, con niños, incluso mujeres embarazadas. Estas personas llegan a nosotros tras muchos días de duro viaje y experiencias extremas, que hace que su sufrimiento sea muy elevado. Presentan necesidades de aseo, de acompañamiento, de descanso, de tranquilidad, reclaman, sin hacerlo directamente, una escucha activa, algo de comer y ser tratados con cariño y humildad. Su actitud es de entrega, de apoyo y de eterno agradecimiento que expresan a través de su educación, sus miradas y su acercamiento a nosotros. En estos días, he llegado a pensar que tan solo con el tono de voz adecuado para dirigirnos a ellos ya les aportamos serenidad y descanso.

—¿Cuántas personas formáis el grupo de voluntarios?
—Actualmente somos 7 las personas que colaboramos en la misión, pero si tenemos en cuenta los compañeros de contingentes anteriores, somos 13 en total. Nos hemos unido sevillanos, gaditanos, granadinos y madrileños.

—¿Cuál es el ambiente que se respira entre el equipo de voluntarios?
—Siento que somos una familia. Hacemos vida juntos continuamente. El ambiente es muy bueno, de apoyo y de aprendizaje constante. Valoro mucho haber encontrado un grupo de estas características. Somos una piña. Tenemos incluso un nombre, Equipo Fenix, y un nombre de un lugar para cada uno de nosotros.

—¿Recuerda con especial cariño alguna anécdota o experiencia vivida?
—Cuando llegan las personas usuarias en los autobuses y empezamos a atenderlos, a veces, nos miran fijamente a pesar de hablar todos el mismo idioma y siempre nos preguntan de dónde somos. Después, suelen decirnos que hablamos de forma diferente y se ríen. Yo siempre les digo que en Andalucía hablamos muy rápido, pero, es cierto que, a veces, tengo que echar el freno y reducir la velocidad para que me entiendan bien.

—¿Qué es lo más gratificante para usted de todo el trabajo que está realizando en EE.UU.?
—Lo más gratificante para mí está siendo conocer historias diferentes y poder ver una realidad que en absoluto tenía en mi cabeza y que para mí era totalmente desconocida. Conocer a los trabajadores estadounidenses de SAMU también ha sido una gran experiencia, poder trabajar codo con codo con ellos y contarles cada día mi forma de trabajar en Sevilla. Poder transmitirles mi experiencia es una de las mejores cosas que me llevo de esta aventura. Todo ello unido al apoyo que siento cada día por parte de mi coordinador y mis compañeros, algo que me hace trabajar con ganas e ilusión.

VRIME: Innovación para proteger a los menores migrantes

La llegada de menores extranjeros sin referente familiar a España ha crecido considerablemente en los últimos años, lo que ha condicionado el crecimiento de la red de recursos residenciales y ha generado la necesidad de crear nuevos dispositivos de atención de acogida inmediata. Gran parte de estos niños, niñas y adolescentes han sufrido experiencias traumáticas de abuso y maltrato durante su proceso migratorio, lo que lleva en muchas ocasiones al desarrollo de actitudes y conductas violentas como mecanismos de defensa.

Este fenómeno migratorio, que ha supuesto grandes implicaciones políticas y éticas, se ha visto incrementado en un gran número de menores que llegan solos a través de las distintas rutas migratorias, siendo Andalucía la comunidad autónoma que mayor número de menores extranjeros sin referente familiar protege. Ante esta realidad, la detección previa de los perfiles de riesgo, tanto de comportamiento violento como de victimización y vulnerabilidad, puede ser un instrumento fundamental para facilitar la optimización del uso de recursos en los procesos de acogida e inserción por parte de las instituciones correspondientes, y para garantizar la protección de los derechos fundamentales de estos menores, según explica el equipo investigador de la Universidad Loyola que ha puesto en marcha el proyecto VRIME (Instrumento de Valoración del Riesgo en Menores y Jóvenes Migrantes Residentes en Andalucía).

El proyecto VRIME trata de sistematizar este proceso de detección previa mediante el estudio de determinados indicadores conductuales que permiten definir unos perfiles de riesgo y la elaboración posterior de unas recomendaciones de buenas prácticas para ayudar a gestionar mejor los riesgos por parte de los centros de acogida y organizaciones sociales relacionadas con las fases de acogida e inserción de este colectivo.

En este sentido, esta iniciativa académica trata de diseñar una herramienta de recogida de datos (Toolkit VRIME) que permita conocer los perfiles de riesgo de menores extranjeros no acompañados que se encuentran en entidades de acogida como Fundación SAMU y EMET-Arcoiris, así como identificar factores de protección o resiliencia en estos menores.

“Lo que se quiere averiguar es en qué situación está el menor cuando llega a un recurso de acogida, teniendo en cuenta todas esas variables que le influyen, y su situación seis meses más tarde. Otro de los aspectos que se intenta identificar con esta herramienta es si el menor está en el recurso adecuado”, explica Juan Manuel Aveledo, director del área de Infancia y Familia de SAMU.

Fases de desarrollo

Este proyecto de investigación está liderado por las profesoras Gloria Fernández-Pacheco y Tatiana Avignone y cuenta con financiación de la Junta de Andalucía y del Fondo Social Europeo, además de la colaboración de SAMU, a través de sus áreas de Innovación y de Infancia y Familia, y la Fundación EMET- Arcoiris.

Esta iniciativa, que se inició en abril de 2021, cuenta con cuatro fases de desarrollo: una fase piloto; una fase principal (formación de personal de los centros de acogida y los colaboradores, recogida de datos y análisis de los mismos); una tercera etapa de grupos de discusión y entrevistas con profesionales y menores; y una cuarta fase de creación de manual de uso y buenas prácticas.

El objeto de la colaboración de la Universidad Loyola con Fundación SAMU se desarrolla en tres partes. En la primera fase, de recogida de datos, los profesionales de Fundación SAMU colaboran en la tarea de diseño de la herramienta.

En la segunda fase, de implementación, los profesionales e investigadores de Fundación SAMU participan en los grupos de discusión y supervisión de los campos y protocolos de evaluación de riesgo que serán integrados en la herramienta Toolkit VRIME, en virtud de la experiencia del trato y cuidado de los menores que atesoran y la visión de la gestión integral de la realidad diaria de esta tarea.

Y por último, SAMU participa en la fase de validación y acompañamiento con el fin de recabar la información necesaria para poder validar el funcionamiento de la aplicación informática Toolkit VRIME. Posteriormente, se facilitará el acceso a las instalaciones del equipo investigador para realizar el seguimiento de la implementación del Toolkit VRIME y formación para la gestión del riesgo.

Participación de SAMU

Fundación SAMU cuenta con una red de más de 30 centros de acogida, en los que se atienden a más de 1.200 menores extranjeros no acompañados. Además, SAMU mantiene un estrecho contacto con todos aquellos extutelados que han pasado por sus centros, lo que la convierte en un gran colaborador, especialmente para la recogida de datos.

“Durante el 2022, se ha puesto en marcha la fase piloto. Ya se ha llevado a cabo toda la revisión de los artículos de impacto académico. Una vez analizado todo esto, se han extraído los diferentes riesgos que pueden afectar a la hora de intervenir con estos chicos. Ahora se está llevando a cabo la fase piloto de la herramienta y estamos volcando todos los datos para poder valorar el riesgo”, explica Juan Manuel Aveledo. “Durante este año, se han analizado todas las variables, se han identificado todas las necesidades de intervención, todos los factores de riesgo, y se han medido en una escala de ponderación. Todas esas variables que afectan al riesgo son del ámbito sociodemográfico, educativo y formativo, del ámbito social, psicológico, criminológico y del ámbito jurídico y situacional (la situación administrativa del menor). Estas variables se analizan dos veces, cuando llega el menor y a los seis meses”.

SAMU tiene el compromiso de colaborar con una muestra de 137 menores de todos los dispositivos y de todas las tipologías que la entidad tiene en Andalucía. Desde los centros de recepción a los recursos de reinserción sociolaboral, pasando por los centros de acogimiento residencial básicos y los centros de acogimiento de trastorno de conducta. “De todas las modalidades, introducimos en la aplicación los datos de una serie de perfiles seleccionados al azar. Y como aún estamos en la fase piloto, son los directores de los recursos, que han recibido una formación previa, los responsables de introducir estos datos, ya que aún nos surgen muchas dudas y modificaciones”, apunta Aveledo. “Nuestro compromiso es tener entre el 70 y el 80% de la muestra volcada el 8 de septiembre”.

El director del área de Infancia y Familia de SAMU reconoce que, al volcar los datos, en ocasiones, identifican que “hay menores que residen en una tipología de recurso que no cubre la totalidad de las necesidades del joven o que dicho centro no cuenta con los recursos o herramientas metodológicas de intervención necesarias por circunstancias múltiples que están afectando al menor, como puede ser el consumo de estupefacientes o una situación de trastorno de conducta. Vemos chicos que están, por ejemplo, en un centro de acogimiento básico, pero necesitan un centro especializado en trastorno de conducta”.

El problema está en que las entidades de acogidas no pueden, de base, hacer mucho al respecto. “Nosotros podemos proponer, hacer informes al respecto, denunciar la situación, pero el traslado o destino de un menor lo determina un juez, no es un proceso fácil. Si la valoración que realizara la herramienta desarrollada por la Universidad Loyola fuera vinculante y la Junta de Andalucía la utilizara y obligara a aplicarla en todos los centros de acogida a modo de portal único, la situación no solo cambiaría, sino que la tasa de éxito de los diferentes recursos sería mucho mayor”, asegura Juan Manuel Aveledo.

Una gestión eficaz

Una vez implementada la herramienta Toolkit VRIME de valoración del riesgo en menores y jóvenes migrantes se podrá discriminar con mayor eficacia a aquellos menores a los servicios o dispositivos acordes a su perfil, recibiendo así los recursos y ayudas que requieran de acuerdo con las necesidades que presenten.

El porcentaje de niños y niñas que reciben atención especializada será significativamente superior que aquellos cuya situación de riesgo no ha sido detectada, descongestionando los recursos genéricos de acogida y protección.

“Como entidad, colaborar en una investigación de estas características te posiciona en un lugar privilegiado, ya que se trata de una investigación con financiación externa y liderada por una universidad de referencia, como es la Loyola. Además, es una manera de dejar patente que Fundación SAMU apuesta por la transformación social, y lo hace a través también de los ámbitos académicos y científicos. La aportación de Fundación SAMU a esta herramienta está siendo toda una aventura muy positiva para la organización”, comenta el director del área de Infancia y Familia de SAMU.

El equipo investigador de la Universidad Loyola junto con Juan Manuel Aveledo y Almudena Chávez, directora del área de Innovación de SAMU, están preparando una comunicación especial para un congreso con la intención de dar a conocer el proyecto a fondo dentro de la fase de difusión de esta iniciativa prevista para el próximo año.

ISL Castillejo: Un referente llamado Mustapha

Numerosos menores extranjeros no acompañados que arriban a nuestras costas se sienten desolados, abatidos y sin esperanzas después de un periodo de tiempo en España. Este no es el caso de Mustapha, quien, desde que salió de su país de origen, Gambia, no ha parado de soñar y luchar para llegar hasta la situación en la que hoy se encuentra. Con semblante serio, el joven afirma: “Lo he pasado francamente mal y ha sido un camino muy duro y nada pero que nada fácil”. Así define su proceso migratorio por Gambia, Senegal, Mauritania, Mali, Argelia y Marruecos. Antes, Mustapha tuvo que dejar los estudios porque no podía pagarlos, y empezó a trabajar en oficios de aprendiz a los 14 años pero con un sueldo muy bajo y con una jornada laboral intensa.

Su historia de lucha continua adquiere mayor relevancia si tenemos en cuenta que, tras su llegada a España en mayo de 2021, enfermó y estuvo hospitalizado durante dos meses, y, después, tuvo que permanecer en el centro varios meses en cama. Esto no le hizo perder la fe. Por el contrario, continuó siendo muy colaborador y mantuvo un buen estado de ánimo y un alto sentido de la responsabilidad.

Algunas personas creen que ha tenido mucha suerte. Nosotros no lo creemos. La suerte es para quien la trabaja, para quien no pierde la esperanza. La suerte se gana con entusiasmo y dedicación. Fue a partir de este momento cuando comenzó a cumplir sus objetivos de vida.

Tras su escolarización en un Centro de Educación Permanente (Ceper), su castellano oral y escrito fue cada vez más fluido. Su entusiasmo por aprender cada vez era más exigente y el equipo del centro lo notaba día tras día al percibir una mejora continua de sus habilidades lingüísticas y sociales.

Tanto es así que pronto vinieron los beneficios a nivel residencial, con un notable incremento en el ejercicio de responsabilidad, ocupando el cargo de responsable de cocina y encargado de organizar la compra de alimentos para preparar recetas tradicionales de los respectivos países de los jóvenes, lo cual a su vez ha favorecido la unión del grupo de residentes.

En la localidad de El Bosque (Cádiz), donde se encuentra el recurso ISL Castillejo de Fundación SAMU, Mustapha se encuentra muy integrado y participa en diferentes actividades como el teatro, clases de informática, manifestaciones sobre violencia de género y actividades medioambientales y deportivas. Hablando del deporte, hay que reseñar que el joven es un deportista nato. Juega al fútbol y su mayor sueño es ser fichado por un equipo grande de una liga importante. Lo cierto es que es una tarea ardua y complicada aunque como él bien refiere: “Sí, es complicado, pero no imposible. El cielo es el límite”.

Su proyecto de vida comenzó a aclararse cuando, en enero de 2022, comenzó a realizar prácticas formativo-laborales en la empresa bosqueña Artes Gráficas, dedicada al cartonaje, en concreto, a la construcción de todo tipos de embalajes de cartón para distintos tipos de actividades. Una vez finalizado este periodo de prácticas, y gracias a su buen labor como trabajador en la empresa, se formalizó un contrato de trabajo. En dicha empresa el joven tiene muy buenos compañeros, y juntos fueron a ver un partido del Cádiz C.F. en el estadio Nuevo Mirandilla, dónde disfrutaron muchísimo.

Mustapha está muy contento por los logros conseguidos y da gracias a Dios por ello, sin olvidar a todas las personas que le han ayudado para conseguir tal propósito. Mustapha es un claro ejemplo de un menor luchador que nunca se ha rendido ante ninguna adversidad y que está siendo un excelente referente para los demás menores como ejemplo de vida.

Equipo de profesionales de ISL CASTILLEJO

Salma Idrissi: “He venido a España para encontrar un trabajo y estudiar”

Salma Idrissi, beneficiaria del recurso SAMU Clarín, en Madrid

—¿Por qué decidió venir a España?
—Para buscar un futuro y ayudar a mi madre. Pensé que en España podrían ayudarme.

—¿Cuándo llegó al país?
—Llegué el 17 de mayo de 2021. Desde Castillejos, en Marruecos, nadé dos horas hasta Ceuta.

—¿Cómo valora su estancia en SAMU Clarín, en Madrid?
—He aprendido bastante castellano, y, gracias a eso, he tenido una buena formación con la que he conseguido un trabajo. Cuando estuve en Ceuta, al principio de llegar a España, tenía menos opciones. Aquí puedo vivir en una casa muy cómoda y una cocinera nos hace la comida todos los días. En SAMU también me han comprado ropa.

—¿Qué significa para usted conseguir un empleo?
—Para mi futuro es muy importante conseguir un trabajo. No podía salir de aquí solo con la documentación, eso no me sirve de nada. He venido a España para encontrar trabajo y para estudiar. Un empleo me proporcionará independencia. Si hay dinero hay vida, si no hay dinero, no hay vida.

—¿Cómo cree que le ha ayudado SAMU en su proceso de autonomía?
—Me han encontrado esta formación de camarera de piso y me han buscado formación para aprender castellano. Cuando he necesitado ropa para el curso, me la han comprado. Aitor, uno de los profesionales de SAMU Clarín, me ha ayudado para firmar mi contrato. Me han dado muchos consejos buenos, por ejemplo, ahorrar, hacer las cosas bien en las prácticas para conseguir el contrato, habilidades sociales a la hora de tratar a los clientes, etcétera.

—¿Cuáles son sus planes de futuro cuando salga de SAMU Clarín?
—Vivir bien y ayudar a mi madre. Por ejemplo, si algún día necesito algo, me lo podré comprar, pagar el alquiler. Ahorrar para poder enviar dinero a mi madre y ayudarla.

 

Equipo de SAMU Clarín

DISL Alcalá: Fally, una historia de crecimiento personal

El protagonista de esta historia nació en Mali. Su nombre es Fally; su edad, 17 años; y su residencia, el DISL Alcalá. Este ha sido su centro desde que llegó a España siendo un niño. Digo esto porque hoy ya no es un niño, sino un hombre que ha forjado su propio destino a base de mucho empeño y lucha cada día.

Su vida ha estado plagada de infinidad de obstáculos, desde su infancia en su país hasta todo su proceso migratorio. Incluso las vivencias en España no han sido fáciles aunque nada que ver con lo vivido antes de ello. Su etapa en los bosques de Marruecos, donde estuvo viviendo, ha marcado un antes y un después en su personalidad, ya que su historia está llena de traiciones, tanto de personas desconocidas como de algunos más conocidos. Esto se nota en su desconfianza hacia las personas. Como él mismo refiere, solo confía en tres personas, aunque vivan lejos de Alcalá de Guadaíra, donde él reside. Estas personas son aquellas con las que hizo el trayecto migratorio hacia España. Entre tantas dificultades ha forjado una amistad inquebrantable.

Y es aquí donde mi trabajo como psicólogo comienza. Imaginad la dificultad que supone establecer una relación de confianza con un menor cuya vida está llena de traiciones por parte de las personas de su alrededor. Poder conseguir una buena relación terapéutica es clave para poder llevar a cabo un buen proceso psicológico con cualquier paciente. Esto ha hecho que mi trabajo con Fally fuera muy complicado, pero, a la vez, muy bonito porque, con los meses, hemos conseguido establecer una relación de confianza excelente. Hemos tenido un crecimiento en lo personal muy grande. Y digo “hemos” porque de una persona tan buena y noble como Fally se aprende mucho. Como siempre he creído, la terapia es un proceso bidireccional aunque el paciente siempre es el protagonista.

Hoy, después de más de cinco meses, Fally ha experimentado un gran crecimiento tanto a nivel madurativo como conductual y emocional. Todos en el centro así lo valoran y, lo más importante, así lo percibe el propio Fally. Este cambio se ha traducido en grandes noticias en su vida personal. En primer lugar, y tras recoger las notas, sus profesores en el instituto están muy contentos con su desempeño, su actitud y su integración en clase. En segundo lugar, su estatus en el centro ha subido de forma muy notable. Hoy, Fally es un referente y un líder entre sus compañeros. Y, en último lugar, y más importante, SAMU lo ha elegido para poder realizar prácticas de pinche de cocina dentro de la propia organización. De entre 20 menores, él ha sido el elegido por la madurez y la responsabilidad que demuestra.

Tras unos días de prácticas, el feedback que recibimos es muy positivo y eso es algo que Fally se ha ganado a base de trabajo. Llegó siendo un niño y hoy es un hombre con ideas claras en busca de su destino.

ANTONIO VARGAS. Psicólogo DISL ALCALÁ

Tres chicos de ISL Dúrcal logran sus primeros contratos

El trabajo y el compromiso del equipo del ISL Dúrcal y, en concreto, de nuestra orientadora laboral, da sus frutos. Parte fundamental de este trabajo es conseguir contratos laborales, formaciones y oportunidades para nuestros menores, abriéndoles las puertas al mundo laboral en busca de su desarrollo autónomo y personal.
Un ejemplo de ello es el caso de Sofyane. Hace escasos meses, a través del convenio de colaboración educativa de Fundación SAMU, comenzó sus prácticas formativas no laborales como mozo de almacén en la empresa Toro G., de Padul (Granada), dedicada a la compra y venta de materiales y maquinaria. Poco tiempo después, gracias a su implicación y dedicación en el trabajo, Sofyane firmó con esta empresa un contrato laboral de formación de un año de duración. Este hecho le ha beneficiado en su progreso personal y económico, así como en su estabilidad personal una vez alcanzada su mayoría de edad.

Por otro lado, otro joven del recurso, Walid, comenzó a principios de año sus prácticas formativas no laborales en la empresa Ángel López Martín, dedicada a la albañilería. Con el tiempo, este convenio de colaboración ha pasado a ser un contrato de trabajo a media jornada durante el período estival, a expensas de que pueda ser ampliado a jornada completa cuando alcance su mayoría de edad en agosto de este mismo año.

Por último, hablamos de Abdeladim, uno de los jóvenes más veteranos de nuestro centro. Tras cuatro años en el centro ISL Dúrcal, ha conseguido un contrato laboral indefinido a jornada completa en la empresa Framegasolar, dedicada a la instalación de placas de energía solar. Esta inserción laboral le ha permitido comenzar una vida completamente autónoma, emanciparse tras cumplir su mayoría de edad y vivir en un piso de alquiler.

El fuerte compromiso de estos jóvenes con su proyecto personal, unido al apoyo y trabajo del equipo del ISL Dúrcal, hace que estos chicos puedan comenzar una nueva etapa en su vida, con un bagaje de experiencias y un respaldo laboral y económico que les permitirá continuar creciendo y avanzar hacia sus objetivos.
Estos ejemplos nos demuestran que debemos seguir trabajando junto a los menores en busca de su desarrollo personal como miembros importantes de nuestra sociedad.

Un nuevo comedor transforma el día a día de ISL Arcos

Los menores que residen en el recurso ISL Arcos, en la provincia de Cádiz, disfrutan desde mayo de unas instalaciones que han mejorado sustancialmente sus infraestructuras, optimizando de esta manera la convivencia y la armonía de los menores residentes.

Nuestros menores nos importan y su bienestar nos preocupa como el nuestro propio. Es por ello que, desde ISL Arcos, pensamos constantemente en mejorar, y no solo nuestras instalaciones. Esta vez ha sido el turno de reformar uno de los espacios indispensables en nuestra convivencia como es el comedor. Pensamos que nuestros menores merecen sonreír, y más aún en un momento tan fraternal como es el momento de compartir mesa. Un momento íntimo, personal y potencialmente educativo. Un momento que necesitamos aprovechar al máximo.

Nuestro centro se caracteriza por estar situado en un entorno natural que facilita y armoniza la convivencia de nuestros menores. Anteriormente a estas reformas, el comedor estaba abierto, por lo que, en multitud de ocasiones, las condiciones climatológicas dificultaban la estancia en el mismo. No podíamos consentir este hecho y nos pusimos manos a la obra.

En colaboración con Fundación La Caixa, Fundación SAMU ha llevado a cabo un proyecto innovador que ha consistido en la mejora de las condiciones de habitabilidad de nuestro centro y, más específicamente, del cerramiento del espacio destinado al comedor. Esto ha permitido que nuestros menores sonrían al sentarse a la mesa. Por fin, han podido encontrar un espacio seguro y tranquilo donde puedan compartir en tranquilidad y respeto uno de los momentos más importantes de su día a día.

Creemos que la comida va más allá de la mera nutrición. Y nos importa la sonrisa de nuestros menores. Creamos con mucha ilusión este proyecto de reforma de nuestras instalaciones que aúna nutrición y felicidad. Y ya vemos los resultados derivados: menores que comparten, menores que se nutren, menores que sonríen. Porque ISL Arcos es justamente eso, compartir, importar, nutrir, enseñar y mucho más.

DISL SAMU Huelva: Omar y Musa, monitores en el campamento de verano

Desde el DISL SAMU Huelva queremos dar visibilidad a dos de nuestros chicos y a la gran labor como voluntarios que ambos están haciendo este verano. Musa es un joven de Gambia de 16 años que lleva con nosotros desde octubre de 2021, después de un duro y largo viaje. Por otro lado, está Omar, de origen senegalés. Llegó a España con 17 años y también lleva más de diez meses con nosotros

Ambos se llevan muy bien, a pesar de ser muy diferentes. Omar es un chico alegre, divertido y sin problemas para la interrelación con el equipo y sus iguales. Musa, en cambio, es reservado, educado y muy tímido, aunque en estos últimos meses ha realizado grandes avances en la interacción con el equipo y con el resto de los compañeros. Una de las pasiones que les une es el fútbol. Una afición que les une y separa a partes iguales, ya que uno es seguidor del Real Madrid y el otro del F.C. Barcelona.

Como le ocurre al resto de jóvenes, estos chicos buscan un futuro mejor para ellos y para su familia. Desde SAMU se les dota de las herramientas para obtener los conocimientos y valores transversales que les ayuden a conseguir dicho objetivo. Desde el centro, se ha creído que sería interesante que este verano ambos jóvenes fueran voluntarios y ayudaran a los monitores del centro deportivo de la zona, con niños de 3 hasta 12 años. De este modo, también se visibilizaba el día a día de nuestros chicos y lo que pueden ofrecer en el país que les acoge.

“Nos encanta jugar con los niños y cuidarlos”, responde Musa cuando se le pregunta por su voluntariado en el campamento. “Me encanta ver a los niños disfrutar, bromear con ellos y hacerlos reír”, añade Omar. “Participar en este voluntariado nos ha hecho sentirnos bien y hemos disfrutado de la compañía de los niños y los monitores del polideportivo. Todos son muy buenas personas”.

Desde el equipo educativo del DISL Huelva, así como desde la dirección y organización del Polideportivo Diego Lobato, catalogamos esta experiencia como muy positiva y enriquecedora tanto para nuestros menores como para los suyos. La integración en la comunidad está siendo tan óptima y enriquecedora que se ha marcado este voluntariado con el inicio de una larga colaboración entre ambas entidades, ya que estamos gestionando la continuidad de nuestros menores en actividades deportivas durante todo el año tales como escuelas deportivas o formación de menores en diversos deportes.

Nosotros ponemos el apoyo, ellos la entrega. De este tándem ha nacido un clima intercultural espléndido para fomentar la integración de los menores en su comunidad más cercana. Esto solo es el principio para seguir rompiendo barreras y creando lazos.

Equipo Educativo DISL SAMU HUELVA

Dependencia e Inclusión Social: La capacidad de emocionarse

Son muchas las ocasiones en las que escuchamos expresiones como: ¡qué emoción!, ¡es emocionante!, ¡muestra tus emociones!, ¡vive con emoción! o ¡no juegues con mis emociones! Así, se llega a generar una especie de “negocio emocional”, donde parece que todo lo que nos rodea maneja nuestras emociones y pagamos un precio por ello.

Puede que nos hayamos tomado la libertad de usar una palabra tan importante en nuestro lenguaje diario sin saber lo que conlleva y qué significa. Si verdaderamente la interiorizamos y tomamos conciencia del cambio tan profundo que supone sentir, expresar y canalizar las emociones, percibiríamos en nuestras vidas una transformación que se proyectaría en todos los contextos sociales, y lo que es más importante: seríamos nosotros los dueños de ese “negocio emocional”.

¿Construimos las emociones?

Según Lisa Feldman Barrett, en su libro La vida secreta del cerebro, nos narra que esta teoría pertenece a una tradición científica conocida como “construcción”, la cual sostiene que tanto nuestras experiencias como nuestras conductas se crean en el momento por unos procesos biológicos dentro del cerebro y del cuerpo.
Partiendo de este enfoque, nos parece interesante abordar este artículo de emociones en discapacidad y trastornos de conducta desde el construccionismo, ya que desde esta visión se han abarcado muchos temas relacionados con la intervención que realizamos centrada en este colectivo: la memoria, la percepción, los trastornos mentales, los trastornos de conducta y, por su puesto, las emociones.

Hace unos años que ha tomado relevancia el tema de las emociones en colectivos como el que venimos tratando, ya que, dada la ignorancia social hacia ciertos colectivos, se sacaban conclusiones como que las personas con discapacidad sienten diferente o sienten menos, o no perciben el dolor, la tristeza, la alegría. En definitiva, que no expresan emociones.

Por supuesto, y dado el auge que ha tomado la educación emocional en los últimos años, hemos dado un gran giro. En centros especializados en el trabajo con estos colectivos, pretendemos dar cobertura a todos los aspectos relevantes que contribuyen a la mejora de calidad de vida de todos los usuarios, desde una intervención directa, a través de talleres donde, de manera transversal, se trabaja el autocontrol y la gestión de emociones en su día a día.

Hemos escuchado hablar de construcción social, y la función de ésta no es más que estudiar los valores y los intereses sociales según la percepción que tenemos del mundo. Si lo trasladamos a las emociones, esa percepción que tenemos sobre el mundo que nos rodea influye en nuestros sentimientos.

En el caso del colectivo donde nos encontramos todo se magnifica, de manera que estas personas pueden llegar a un estado de bloqueo por la falta de herramientas para poder autogestionar sus emociones. Así se produce un empeoramiento de su conducta, debido a que encuentran una salida de desfogue en la autoagresidad, la heteroagresividad y el comportamiento disruptivo, entre otros.

¿Cómo actúan los profesionales?

Tras el análisis del contexto, el trato directo e individualizado con los usuarios pretende acompañar y dar las herramientas necesarias a las personas para un desarrollo emocional íntegro, donde sepan identificar sus sentimientos, darles nombre y canalizarlos de manera adecuada, lo que posteriormente será reflejado en la convivencia con sus familiares y en sus entornos más próximos.

Para ello se preparan diversos talleres que ayudan a generar situaciones en las que han de experimentar y desenvolverse, siempre con nuestro apoyo y acompañamiento, pero siendo ellos los protagonistas. Siguiendo a autores como Saarni (1997), trabajamos las competencias emocionales en dichos talleres. Dentro de ellos destacamos el taller de Habilidades Sociales donde trabajamos:

  • Habilidades de la competencia emocional por medio de la toma de conciencia o el posicionamiento empático en situaciones ajenas. Por otro lado, la habilidad para afrontar emociones negativas mediante la utilización de estrategias de autocontrol que regulen la intensidad y la duración de tales estados emocionales.
  • Habilidad para afrontar emociones negativas mediante la utilización de estrategias de autocontrol que regulen la intensidad y la duración de tales estados emocionales.
  • La capacidad de autoeficacia emocional, donde se ven a sí mismos y se sienten como se quieren sentir, aceptando así su propia experiencia emocional.
  • Las competencias socioemocionales: responsabilidad, actitud positiva, aceptación de normas sociales, aceptación de puntos de vista diferentes a los propios, respeto a los demás, resolución de conflictos, comunicación expresiva y receptiva, cooperación, negociación, autoconciencia y autoestima.
  • La capacidad de adaptación a cada contexto social.
  • Emo-cognición por medio del reconocimiento de emociones mediante fichas elaboradas y dirigidas.
  • Juegos de interpretación de emociones a través del cuerpo.

El objetivo final es abrirles nuevas puertas a un cambio posible que les llevará a un estado de calma con ellos mismos y, por consiguiente, con su familia, profesionales y entorno social. Por el contrario, al no saber actuar ante algunas situaciones, estas personas pueden llegar a un estado de estrés, ansiedad, miedo y de frustración que desemboca en conductas desajustadas, dificultando su inclusión íntegra en la sociedad.

Podemos ver que todo es una cadena. El mito de que las personas con discapacidad no sienten igual, o que no les duele o alegra alguna noticia, se rompe al ver cada día situaciones tan complejas y reacciones por parte de los usuarios que muestran todo lo contrario. Esas conductas desafiantes les genera, en muchos de los casos tratados, un gran sufrimiento. Según Riviere (1998), al disminuir las experiencias de miedo, de frustración o ansiedad, y aumentar las experiencias positivas de serenidad, autovaloración, afecto positivo y alegría, conseguiremos un estado de bienestar emocional pleno.

La guía de un profesional

Para finalizar, cabe resaltar que la educación emocional ayuda a las personas con discapacidad y trastornos de conductas a partir de una base diferente pero no nula. Necesitan de profesionales formados en esta materia para guiarles hacia un camino en el que, poco a poco, irán rompiendo esquemas y consiguiendo sus propias metas.

Al tener miedo de ser mirados como seres diferentes, estas personas actúan condicionadas por esos ojos que juzgan, cohíben y que no les permiten expresar sus emociones, o más bien ni las consideran, encontrando así dificultades que influyen en sus propias emociones y comportamiento.

Para un desarrollo íntegro de cualquier ser humano es necesario tener en cuenta tres vertientes: afectiva, cognitiva y social. Y podríamos hacer una discriminación positiva, ya que consideramos que es aún más destacable en personas que presentan ciertas limitaciones, ya sean físicas o psíquicas.

Yendo más allá de una clasificación de emociones positivas o negativas considerada por muchos autores conocidos como Goleman y Bisquerra, consideramos que todas forman parte de la vida y generan cambios importantes en las personas, y tanto unas como otras tienen necesidad de dejarse sentir, gestionar y autorregular, partiendo de igual forma de un estímulo sensorial que llega al hipotálamo y después se convierte en estímulo cerebral.

Si de verdad queremos enriquecer la calidad de vida de las personas con discapacidad y trastornos de conducta, es preciso inculcarles la formación en el conocimiento y el dominio de las emociones, con el claro objetivo de ayudarles a mejorar en este terreno. Una mayor autosatisfacción personal, una ampliación de sus interacciones sociales o un alto grado de autocontrol, son algunos de los aspectos en que sus vidas se pueden ver beneficiadas.

ROCÍO GARCÍA. Educadora en la Unidad de Día San Lucas.