Escuela SAMU: Un ejercicio con quince escenarios distintos

Médicos, enfermeros y estudiantes de Formación Profesional participaron el 3 de diciembre en el primer gran simulacro integral del curso 2020-2021 de Escuela SAMU, en Sevilla. A pesar de la pandemia del coronavirus, la dirección de Escuela SAMU está realizando un esfuerzo titánico para ofrecerle a sus estudiantes la mejor formación en emergencias sanitarias y con la misma calidad de siempre a pesar de las circunstancias. La crítica situación sanitaria que atraviesa el planeta por el Covid-19 hace que la labor formativa de SAMU sea ahora más necesaria que nunca.

“Ofrecemos la calidad de siempre. Nuestra formación no se ha visto resentida en ningún momento a causa de la crisis. Seguimos desarrollando simulacros y ejercicios de alta calidad. Es más, estamos convencidos de que ahora nuestra formación es más necesaria que nunca. Debemos preparar a nuestros alumnos lo mejor posible para que estén preparados para actuar en situaciones extremas como la que estamos viviendo”, señalan los responsables de Escuela SAMU.

El gran simulacro de diciembre, de Procesos Asistenciales Continuados, contó con la participación de los alumnos de formación profesional en Técnico de Emergencias Sanitarias (TES) y Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE), además de los estudiantes del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) y del Máster en Urgencias Médicas.

El ejercicio arrancó en un centro de coordinación de emergencias, donde se reciben avisos de diferente índole y se ofrece asistencia a diferentes pacientes tanto en el hospital, como en la calle y en los domicilios.

“Nuestros alumnos contaron con un Centro Coordinador de Urgencias (CCU), ubicado en el aula 8 de Escuela SAMU, que fue recibiendo las diferentes llamadas solicitando asistencia. Desde ese momento, los alumnos fueron acudiendo a los diferentes avisos y realizaron traslados al hospital, ubicado para este simulacro en la clínica de estabilización. Este punto funcionó durante el ejercicio como un hospital normal, al que acuden pacientes por su propio pie y otros trasladados en ambulancia”, relatan desde la escuela.

Los objetivos de este tipo de simulacros que se realizan de forma periódica en la escuela son trabajar de manera coordinada en un ejercicio multidisciplinar; coordinar los diferentes recursos para dar solución a las situaciones de emergencia que se van a simular; realizar la valoración primaria a los diferentes pacientes y decidir sobre qué hacer con el paciente en cada caso; tener capacidad de decisión bajo situaciones de presión; decidir qué acciones llevar a cabo para conseguir un bien común, y poner en práctica los resultados de aprendizaje que aportan los diferentes módulos.

“Normalmente, en SAMU, solemos hacer simulacro de un tema especifico. La mayoría de las veces organizamos incidentes con múltiples víctimas (IMV), pero en esta ocasión hemos creído necesario realizar un simulacro donde lo más importante sea el trabajo en equipo y la continuidad de la asistencia. Es decir, los alumnos viven de la manera más real posible todo el proceso que supondrá su trabajo en un futuro, desde la asistencia del paciente in situ, su traslado en ambulancia, la transferencia al hospital y la atención hospitalaria”, comenta Thomas Couyotopoulo, subdirector de Escuela SAMU.

“El ejercicio ha sido muy positivo para médicos, enfermeros, técnicos en emergencias y auxiliares de enfermería, ya que aprenden a trabajar en equipo y a asistir todo tipo de emergencias”, señala el instructor.

En total se simularon quince situaciones distintas en un mismo ejercicio y de manera continuada y coordinada. Entre estas situaciones destacan: un accidente de tráfico con dos vehículos implicados y cinco víctimas; la asistencia en domicilio de un paciente con 73 años con un edema agudo de pulmón; una madre que lleva a su hijo al hospital por un resfriado y que resulta ser una neumonía; una fractura de cadera; un accidente laboral de un obrero con un shock medular; un ictus; una pelea con cuatro víctimas, una de ellas con una puñalada en tórax e intoxicación etílica; la asistencia a un grupo de personas con disnea por reacción alérgica al marisco; un atropello a un peatón por parte de un motorista; y el derrumbe de un edificio, entre otras.

Misión Honduras 2020: Tras el rastro de los huracanes

Un grupo de 14 profesionales de SAMU viajaron en diciembre a Honduras en misión humanitaria como respuesta a la alerta lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) tras el paso de los huracanes Eta e Iota.

Esta misión, cofinanciada por SAMU y la organización Proyecto Hope, duró dos semanas y en ella participaron médicos, enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias, algunos de los cuales ya estuvieron este verano en la misión de SAMU en El Salvador. El equipo también contó con la presencia de dos alumnos del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) 2020-2021 y otro estudiante de la promoción anterior de este mismo posgrado que acababa de terminar su formación.

El contingente partió desde las instalaciones de Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), el 2 de diciembre. El acto de despedida estuvo presidido por María de la Luz Ortega Carpio, directora de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación), y Carlos Álvarez Leiva, presidente de la Fundación SAMU.

La representante de la Junta de Andalucía quiso agradecer a la expedición su disponibilidad y voluntad: “Sé que en estos 15 días que dura la misión alguno de vosotros se romperá por lo que vea y por las situaciones de impotencia. Ante eso, pensad que estáis ahí y que, si no estuvierais, no habría nadie. Que lo que podáis hacer, lo vais a hacer bien, llevando la voluntad de tantos andaluces que queremos colaborar con Honduras y paliar esta situación”, señaló.

El huracán Eta arrasó Centroamérica los primeros días de noviembre. Los gobiernos de Honduras y Nicaragua emitieron alertas de tormenta tropical y huracán durante todo el 1 de noviembre a medida que la tormenta se acercaba a la región. También se instalaron refugios en El Salvador y Costa Rica. Eta, huracán de categoría 4, alcanzó un máximo de 150 mph (240 km/h), convirtiéndose en el segundo más fuerte de la temporada de huracanes en el Atlántico de 2020, superado por el huracán Iota (categoría 5), que azotó esta misma zona pocos días después.

Ambos huracanes destruyeron carreteras y aeropuertos, lo que hizo imposible el acceso al país de Honduras, incluso por mar. Esto retrasó la misión de SAMU varias semanas, hasta que estuvo lista una pista de aterrizaje provisional en la localidad de San Pedro Sur.

A los efectos de los huracanes había que sumarle un sistema sanitario mermado a causa de una pandemia mundial, la del coronavirus, complicando aún más la situación. En el momento de la catástrofe natural, existía toque de queda en Honduras como medida para frenar los contagios, pero esta restricción quedó suspendida temporalmente por el Gobierno nacional para facilitar los esfuerzos de respuesta a la depresión tropical Eta e Iota.

“No sabíamos qué nos íbamos a encontrar cuando llegáramos a Honduras. Nuestro objetivo era llevar a cabo una atención primaria de urgencia, pero desconocíamos la situación en la que se encontraba la población”, explica el enfermero Andrés Rodríguez, team manager y máximo responsable de la misión en Honduras.

Durante las dos semanas que duró la misión, el equipo de SAMU visitó ocho poblaciones distintas, todas ellas del departamento de Santa Bárbara, y atendió a cerca de 1.200 pacientes. “Muchas de las personas que auxiliamos sufrían principio de estrés postraumático debido a la catástrofe natural que había vivido. Muchas de estas personas lo habían perdido todo. Era el caso de los vecinos de San José de Oriente, donde el agua lo arrasó todo, según explica el enfermero Andrés Rodríguez Holst, natural de Costa Rica.

También se atendieron a personas con diferentes patologías digestivas ocasionados por los problemas existentes en la zona de distribución y almacenamiento de agua potable, así como a pacientes que sufrían descompensación de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o epilepsia. “Esto es común cuando se produce una catástrofe natural de estas características. Los afectados pierden sus pertenencias, incluido los medicamentos, o tienen problemas para acceder a ellos”, señala el responsable de la misión.

Honduras ha sido la primera misión humanitaria en la que SAMU ha participado oficialmente como EMT (Equipo de Emergencia Médica), título internacional que otorga la Organización Mundial de la Salud y que SAMU ha obtenido recientemente.

Andrés Rodríguez destaca el esfuerzo y la buena actitud del equipo de profesionales de SAMU. “Ha sido un equipazo”, manifiesta. “Por lo general, en una misión de estas características llega un punto en el que llevas varios días sin poder ducharte, estás cansado, no comes ni duermes bien y estás deseando volver a casa. Es en ese momento cuando surgen las tensiones dentro del equipo, pero en esta ocasión eso no ha ocurrido. Todos han trabajado muy bien en equipo, han hecho piña y todos han sabido gestionar muy bien el estrés y el cansancio”.

El enfermero, responsable del módulo de Acción Humanitaria del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) de Escuela SAMU y la Universidad CEU San Pablo, destaca que lo que más le ha gustado de esta misión es haber compartido la experiencia con alumnos y ex alumnos. “Durante los seis años que llevo como profesor en Escuela SAMU he predicado mi experiencia en acción humanitaria a mis alumnos. Ahora, por fin, he podido llevarlos para que apliquen sobre el terreno lo aprendido y vivan la experiencia por ellos mismos”, señala Andrés Rodríguez, que a sus 35 años ya ha participado en 14 misiones humanitarias.

“El equipo era muy joven. Todos ellos tenían entre 20 y 29 años, excepto yo, que subía la media, y todos han sido alumnos míos. La edad no ha sido ningún inconveniente, todo lo contrario. Han disfrutado muchísimo. Todos estaban muy motivados porque han visto patologías y han realizado procedimientos médicos que no ven en España. Por ejemplo, en una ocasión, dos médicos realizaron una paracentesis a una mujer y le sacaron del abdomen con una jeringuilla hasta seis litros de líquido, algo que en España nunca verían”, comenta Rodríguez, que reconoce que en este tipo de misiones es cuando más enfermero se siente.

Tras 16 días sobre el terreno, el equipo de SAMU emprendió el viaje de vuelta a España. A su llegada a Gelves fueron recibidos por el presidente de la Fundación SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva, y el director general de SAMU, Carlos González de Escalada. Todos los miembros del contingente se realizaron al llegar una prueba diagnóstica para identificar el virus del Covid-19, siendo todos los resultados negativos.

Con la misión de Honduras, SAMU ha completado su segunda misión humanitaria de 2020, tras la de El Salvador, y sigue reforzando su proyección internacional.