Daouda, siempre preparado cerca de la portería

Daouda ingresó en el centro de inserción sociolaboral (ISL) Las Cabezas, en la localidad sevillana del mismo nombre, para dar un toque de color al recurso, y no sólo por el tono de su piel, sino porque desde su ingreso ha sido un referente para el resto de chicos por su alegría y perseverancia a la hora de perseguir su sueño, “poder jugar profesionalmente con un equipo de futbol”, como él mismo relata.

Desde muy temprana edad, Daouda solo piensa en el fútbol y en dedicarse profesionalmente a este deporte. A los siete años empezó a jugar partidos con los chicos de su barrio. Relata que nunca tenía zapatos nuevos. Sus padres sólo podían comprar de segunda mano y eran de muy mala calidad. Por ello recuerda con mucho cariño y entusiasmo la primera vez que estrenó unos zapatos. Fue a los diez años: su entrenador de la escuela deportiva a la que asistía en Rufisque, su ciudad natal, se presentó un día con aquella sorpresa indeleble.

Hasta los quince años de edad, el joven estuvo jugando y estudiando, pero su padre quería que dejara el deporte y se dedicara a trabajar en la mar como el resto de la familia. Daouda aceptó, pero su sueño solo quedó temporalmente aparcado.

Su tío, que vivía en Marruecos y habitualmente viajaba a Senegal, no estaba de acuerdo con la decisión del padre de Daouda, así que propuso al menor viajar con él hasta Marruecos para así poder seguir con su incipiente carrera deportiva. El menor aceptó encantado pero, al llegar a Marruecos, se dio cuenta de que allí era mucho más difícil abrirse camino en el mundo del fútbol. Un día, su tío le habló de la posibilidad de viajar a España. Daouda solo conocía el tema de la inmigración a través de sus estudios. No sabía realmente si iba a viajar en barco o en avión, hasta que se vio a bordo de una patera acompañado de decenas de desconocidos.

Una vez llegado a España, Daouda pasó varios meses en un recurso de mayoría de edad ya que, en un principio, las pruebas oseométricas apuntaron que podía ser mayor de edad. Tras unos meses en este centro, Daouda consiguió presentar su pasaporte para demostrar que era menor y ser trasladado a un centro adecuado.

El joven no tiene malos recuerdos de sus inicios en España. De nuevo, se refugió en el fútbol. Siempre estaba ocupado pensando en una nueva jugada, que es, en definitiva, de lo que trata la vida: adaptarse al medio, al campo y seguir adelante hacia la portería.

En Cádiz hizo buenos amigos al instante, amigos con los cuales podía compartir su afición al deporte. A través de uno de ellos ingresó en un equipo de fútbol-7 llamado Pavimentos Jerez, aunque Daouda los recuerda por otro nombre, “los latinos”, ya que según recuerda casi todos eran latinos excepto él y otro chico de Jerez.

En toda su ruta migratoria Daouda se ha adaptado perfectamente a la situación que le ha tocado vivir y ha mostrado su capacidad de integración. Al poco tiempo de llegar a la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan le surgió la oportunidad de entrenar con el CD Cabecense, donde desde el primer momento fue muy bien acogido, tanto por su entrenador como por sus compañeros. Están muy contentos con él, y Daouda se muestra muy motivado e integrado en la dinámica del equipo.

El joven relata ilusionado que a veces juega de delantero, y otras, en el medio del campo, y que se siente muy bien cuando está con sus compañeros. En la actualidad el club está tramitando su ficha federativa para que pueda jugar partidos oficiales.

Además de soñador, Daouda demuestra ser un niño muy maduro. Nos comenta que su vida no ha sido fácil, que tiene sus sueños pero que también es consciente de su necesidad de trabajar y poder labrarse un futuro laboral en nuestro país y ayudar a su familia en Marruecos. Le gustaría emplearse en la construcción o en una cristalería. Como frente a una portería, está dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad.

Autor: ISL Las Cabezas

Crisis migratoria en Canarias: «Hay niños que llegan con quemaduras de gasoil y sal»

La reciente crisis migratoria en Canarias ha puesto nuevamente a prueba la capacidad de Fundación SAMU para reaccionar con rapidez y determinación ante una situación de emergencia. El resultado es que SAMU ha sido capaz de levantar y poner en funcionamiento en un tiempo récord cuatro recursos para menores no acompañados: en Telde, en Farabella, en Roque Nublo y en Tamanaco (Puerto Rico), todos ellos en la isla de Gran Canaria. En total, estos centros tienen capacidad para alojar a 294 niños.

Más de 300 menores, que habían llegado a la isla sin nada, han tenido techo gracias a la rápida respuesta de SAMU. El primer centro, el de Tamanaco, se puso en servicio de forma exprés. Los primeros 43 niños llegaron el 11 de noviembre, apenas 48 horas después de que SAMU recibiera el encargo de la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia del Gobierno de Canarias. SAMU respondió ante una llamada de auxilio: hasta el 15 de noviembre, las llegadas de migrantes a las costas de Canarias, más de 16.000, se habían multiplicado por once respecto al mismo periodo del año anterior, según los datos del Ministerio del Interior. Eran cifras que no se veían desde 2006, año de la crisis de los cayucos.

SAMU recibió el encargo de montar con la mayor brevedad posible un centro de emergencia en Tamanaco. “Se pusieron en contacto con la Fundación porque estaban sobrepasados”, explica Juan Rodrigo, director de zona Andalucía Occidental de SAMU. Es el centro más grande, con 150 plazas, aunque ha llegado a albergar 200 menores ante el colapso que se vivió en la isla. Después se han abierto los demás, con capacidad para 60, 58 y 28 menores.

Después de un viaje traumático

En los últimos meses, Rodrigo pasa parte de su tiempo en las islas, atendiendo una situación que no admite demoras: lo primero es siempre atender las necesidades básicas de los niños, después de una travesía en el mar que los expone no solo a un riesgo de muerte, sino también de sufrir deshidrataciones o quemaduras. “Hay niños que llegan después del viaje con quemaduras del gasoil de la patera mezclado con la sal. Algunos vienen en condiciones muy malas: heridos, deshidratados…”, explica.

El 90% de estos menores son marroquíes, aunque también subsaharianos. Inmediatamente reciben ropa y comida, y se les acoge en los centros. Un par de días después empezarán a adaptarse a su nueva vida: recibirán clases de español, talleres transversales y actividades deportivas.

El equipo de educadores y auxiliares presta especial atención a combatir el tabaquismo. Muchos de los menores en edad adolescente tienen una fuerte dependencia del consumo de tabaco. También se han detectado casos de consumo de alcohol. “Trabajamos con programas y protocolos diseñados por los psicólogos del área, que tienen experiencia en distintos centros de Fundación SAMU”. El objetivo, explica Juan Rodrigo, es abordar el problema no solo como terapia reactiva, sino de forma preventiva.

Un gran despliegue logístico

Buena parte del éxito en Canarias se debe a la rapidez en el despliegue logístico. En apenas unas horas se preparó todo lo necesario para equipar el nuevo hogar de decenas de niños. En el primer mes, SAMU envió desde Sevilla cuatro grandes contenedores con más de 16.000 kilos de material: somieres, colchones, mantas, cajas de ropa, sábanas, almohadas, módulos sanitarios… En el primer envío viajaron también los iglús que SAMU despliega ante situaciones de catástrofe como terremotos.

SAMU también ha enviado unas cabañas de madera. Primero las probó en Sevilla para comprobar si se ajustaban a las necesidades. Si se cumplen los plazos, llegarán varias más a primeros de marzo directamente desde Estonia, donde se fabrican.

Todo, con la máxima urgencia. El doctor Carlos Álvarez Leiva se ha implicado personalmente en esta tarea. “En estos casos se prioriza más el tiempo en el que puede hacerse que el coste”, explica Vega García, que ha gestionado algunos de los últimos pedidos.

En total, se han enviado unas 500 unidades de literas (250 completas), gran parte de las cuales se han fabricado en apenas veinte días en unas condiciones de máxima dificultad, en plena pandemia y con las fiestas de Navidad a la vuelta de la esquina. “Todo eso iba en contra, pero se explicó por qué era y se portaron de maravilla. Se ha hecho mucho esfuerzo por todas las partes”.

Junto a los primeros envíos de material, viajó también el equipo de mantenimiento, que ha trabajado contrarreloj para adaptar los centros o casas prefabricadas a las necesidades de alojamiento.

El objetivo de la organización ahora es dar un paso más. Algunos de los menores de Telde ya están siendo escolarizados, y Juan Rodrigo explica que trabaja para transformar alguno de los centros de acogida de emergencia en un centro residencial básico.

Este despliegue de emergencia se suma a la presencia que ya tenía SAMU en las Islas Canarias: el centro para personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental Hogar San Lázaro, el centro de atención a personas dependientes por discapacidad física El Sauzal y el servicio de transporte de emergencias sanitarias, que sigue su proceso de consolidación.

“Estamos haciendo verdadera magia”, explicaba en noviembre Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia, cuando SAMU llegó a Canarias para atender la llamada de auxilio ante una situación sin precedentes en las islas en los últimos 15 años.

Carla V. González, médico de SAMU Wellness: «Es muy difícil enfrentarte a la muerte y no poder hacer nada»

Carla V. González (1992, Caracas, Venezuela) trabaja desde 2019 como médico general en la clínica de salud mental SAMU Wellness, labor que compagina con el traslado de pacientes críticos en Málaga. A raíz de la pandemia del Covid-19, ha participado en diferentes dispositivos de SAMU, el último en el Campo de Gibraltar.

—¿Cómo acaba una médico venezolana como usted en Sevilla?
—Me formé como médico cirujano en la Universidad Central de Venezuela en Caracas, graduándome en 2016. Luego, trabajé durante un año como médico rural en las comunidades más desfavorecidas y con menos acceso a la asistencia sanitaria de Caracas. La difícil situación y las malas condiciones en las que se vive en mi país me hicieron emigrar. Elegí España por el idioma y la formación que aquí podía tener, principalmente.

—¿Cómo empezó a trabajar en SAMU?
—En febrero de 2019, buscando trabajo, fui a Escuela SAMU, donde me informaron de que buscaban un médico general para la clínica SAMU Wellness, así que me puse en contacto con el doctor Álvarez Leiva, quien me entrevistó. En este último año con SAMU también he trabajado en diversos dispositivos haciendo frente a la pandemia. En marzo de 2020, formé parte de la medicalización de la Residencia del Tiempo Libre El Burgo, en la Línea de la Concepción (Cádiz), donde atendimos a personas con Covid-19. Y, recientemente, he participado en el último dispositivo que SAMU ha activado, en el Campo de Gibraltar.

—¿Por qué decidió participar en este último dispositivo frente al Covid-19?
—Sabíamos que la tercera ola de esta pandemia llegaría y que, una vez más, afectaría a nuestros abuelos, así que no me extrañó cuando me llamaron. Yo tenía experiencia, hacía menos de un año que había estado en La Línea. Recordé lo difícil que fue para los mayores estar lejos de sus familias, sufriendo la enfermedad. Sabía que no podía quedarme en casa sin hacer nada, sentía que tenía que ir. El dispositivo estuvo activo un mes, desde el 18 de enero hasta el 21 de febrero.

—¿Cuál fue su papel en este dispositivo?
—En primera instancia, hacer una primera evaluación de cada una de las residencias que atendimos, su estructura, conocer el número de contagiados, el estado de salud de los mismos, las medidas de bioseguridad de las que disponían estos centros y su gestión de residuos, algo muy importantes en estos casos, además de analizar las necesidades de recursos humanos y materiales. A partir de esa evaluación, brindar asistencia junto con enfermería, auxiliares y técnicos en emergencias sanitarias a todos los residentes.

—¿A cuántas residencias prestasteis asistencia?
—A cuatro. La residencia de mayores de Nuestra Señora del Rosario en Los Barrios, la residencia de Vitalia en San García (Algeciras), una tercera residencia en San Roque y el centro El Palmeral de La Línea de la Concepción.

—¿Cómo fueron los primeros días?
—Los primero días fueron los más duros. No sabíamos qué nos íbamos a encontrar y en algunas residencias reinaba el caos y el agotamiento físico y mental del personal, algo comprensible ante el auge de contagios en un corto periodo de tiempo.

—¿Cuáles fueron las mayores dificultades a las que os enfrentasteis?
—Cuando estudias en la universidad, te forman en prevención de la salud, en diagnóstico, manejo y control de enfermedades agudas y crónicas, además de en cuidados paliativos al final de la vida. Creo que esto último es lo más difícil. Este año me he tenido que enfrentar muchas veces directamente a la muerte, sin poder hacer nada por el paciente, sólo ayudarle a bien morir. Esto ha sido lo más fuerte que he vivido.

—¿Ha tenido o tiene miedo a contagiarse en el trabajo?
—Me daba más miedo contagiarme al comienzo de todo, cuando aún no sabíamos todas las maneras posibles de contagio. Hoy, gracias a la formación continua en bioseguridad que recibimos en SAMU, ese miedo ha disminuido. Como ejemplo de ello, tenemos la menor tasa de bajas laborales por contagios en personal.

—¿Qué lecciones ha aprendido de esta experiencia?
—Esta experiencia me ha enseñado a que, al salir de mi zona de confort, puedo adaptarme ante situaciones de crisis, dar lo mejor de mí, trabajar en equipo y de esta manera ayudar a quienes más lo necesitan. Me ha aportado satisfacción al ver que, cuando trabajas con compañeros con una gran calidad humana y profesional, que tienen tu misma visión, tus mismas ganas de aportar un grano de arena ante una situación tan crítica, el trabajo no se hace trabajo sino vocación.

San Juan reconoce el papel de SAMU en la primera línea

El Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache (Sevilla) celebró el 26 de febrero el Día de Andalucía con la entrega del tradicional galardón al Sanjuanero del año. En esta edición, en la que no hubo festejos, ni actos culturales ni actuaciones debido al Covid-19, el Consistorio quiso homenajear a todos aquellos colectivos, entidades y organizaciones que han estado en primera línea durante la pandemia del coronavirus y han luchado para frenar su expansión, entre ellas SAMU.

El galardón de Sanjuanero 2020 ha sido para Protección Civil, Policía Local, Policía Nacional, Guardia Civil y Centro de Salud, con una mención especial para el equipo de desinfección del Ayuntamiento coordinado por Miguel Ángel Loma y un reconocimiento para numerosos colectivos ciudadanos, todos ellos implicados en la lucha contra la pandemia, entre los que se encuentra SAMU.

“Este año hemos querido homenajear a colectivos ciudadanos que sumaron sus esfuerzos, de manera altruista y anónima para ayudar al pueblo a salir adelante durante los peores momentos de la pandemia. Esta crisis sanitaria ha demostrado una vez más el lado más humano y solidario de los sanjuaneros. Han sido muchos colectivos y ciudadanos los que se han volcado en ayudar a los demás, a los más vulnerables, a los que necesitaban de nuestra ayuda”, manifestó la secretaria del Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache durante el acto, celebrado al aire libre, a las puertas del Consistorio.

Entre los cerca de 40 colectivos homenajeados se encontraba SAMU, que durante la primera ola logró levantar en un tiempo récord, por encargo de la Junta de Andalucía, un centro asistencial en el Hotel Ilunion Alcora Sevilla, en San Juan de Aznalfarache, con cinco salas medicalizadas, boxes de cuidados intensivos y habitaciones preparadas para el descanso del propio personal sanitario.

Este dispositivo dirigido a ancianos afectados por coronavirus y procedentes de diferentes residencias de mayores de la provincia de Sevilla estuvo activo durante más de un mes. SAMU se volcó en una de sus misiones más complejas y emotivas, en la que participaron 109 profesionales y se registraron 64 altas.

Valme López, adjunta a dirección general de SAMU, fue la encargada de recoger el diploma honorífico concedido por el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache en nombre de la organización.

Entre el resto de colectivos reconocidos destacan asociaciones locales y entidades sociales, comunidades educativas, hermandades, militares, bomberos del Aljarafe, el Hotel Ilunion Alcora, voluntarios de San Juan de Aznalfarache, taxistas y trabajadores de comercios esenciales, entre otros.

Gelves entrega a SAMU la Medalla de Andalucía por su labor en la pandemia

El Ayuntamiento de Gelves (Sevilla) ha reconocido públicamente la labor de SAMU durante la pandemia de Covid-19 y ha otorgado a la entidad una de las 14 Medallas de Andalucía que este año ha entregado con motivo del 28-F a personas o entidades que colaboraron desinteresadamente con el Consistorio gelveño durante los meses más críticos de 2020.

Este año, el Ayuntamiento de Gelves ha conmemorado el Día de Andalucía rindiendo un homenaje a sectores de la localidad que han mostrado su entrega y solidaridad durante la actual pandemia. Por este motivo, el domingo 28 de febrero, el Consistorio gelveño presentó durante un acto institucional, que se celebró en el Teatro Municipal María José Jaramillo Ramírez, una mención especial a todas estas entidades en forma de un pergamino en el que se enumeran todos los sectores homenajeados y que se colocará los próximos días en la Casa Consistorial con el objetivo de que su labor se recuerde en el tiempo.

Estos colectivos son servicios de dependencia; personal sanitario; comercio local; servicio de limpieza y desinfección; servicio de ayuda a domicilio; atención y comunicación a la ciudadanía; hostelería; trabajadores autónomos; empresas y profesionales; policía local y cuerpos de seguridad; sector educativo; servicios sociales; ONGs; movimientos solidarios y de colaboración altruista; ejemplo individual y sectores poblacionales como la infancia y la tercera edad. “En definitiva, a todas las personas y sectores que han aportado y sumado para mejorar la situación en nuestro entorno”, señalaron desde el Ayuntamiento.

Además, en este tradicional acto institucional por el Día de Andalucía, el Ayuntamiento quiso dedicar los homenajes de esta edición a la conciencia social, entrega y solidaridad. Para ello, otorgó 14 Medallas de Andalucía y una Bandera de Andalucía. Las medallas se entregaron a 14 personas o entidades que colaboraron con el Consistorio durante los primeros meses de la pandemia, aportando todo tipo de productos y servicios que ayudaron a sobrellevar la situación.

Estas entidades son SAMU; Corazones Solidarios; OrtoAljarafe; RPG Net; Cáritas Parroquial de Gelves; Antonio Jiménez Velázquez; El Garaje de Gelves; Gelves Teje; Consejo Infantil Municipal; Tono Hípica; Manuel Jiménez Gómez (Chiqui); Ciro Melguizo; Danigraf y Gelves se mueve en Casa.

Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU y de Escuela SAMU, cuyas instalaciones se encuentran en Gelves, fue el encargado de recibir la medalla en nombre de SAMU en el acto institucional celebrado en el Consistorio.
La Bandera de Andalucía que otorgó este año el Ayuntamiento de Gelves recayó en Juan de Dios Corrales Gálvez, quien fuera párroco de la localidad durante más de 50 años, por su perfil solidario y una trayectoria vital dedicada a los vecinos del municipio de Gelves.

Agua, barro y nieve en Escuela SAMU

En Escuela SAMU no hay descanso que valga. Ofrecer formación continua de máxima calidad es la prioridad de sus responsables, y febrero ha sido una muestra del nivel de intensidad y exigencia de los instructores y alumnos del mayor centro de simulación de emergencias del país. Entre todas las actividades llevadas a cabo durante el mes destacan la celebración de las tradicionales Olimpiadas de Técnico en Emergencias Sanitarias, el examen final del Máster de Emergencias Médicas de CEU San Pablo y SAMU (máster que coordina el instructor Juanje Díaz), la acampada de supervivencia de invierno en Sierra Nevada y un espectacular simulacro de rescate de inmigrantes en medio acuático en el que participaron varios miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a título particular.

Este último ejercicio, denominado Operación paso del Estrecho, se celebró el 19 de febrero desde las nueve de la mañana hasta las dos de la tarde. Las instalaciones de la Escuela de Emergencias de SAMU en Gelves (Sevilla) acogieron un ejercicio integral de incidente con múltiples víctimas en el que se recreó la llegada de una patera con inmigrantes a las costas andaluzas y un posterior accidente de tráfico en el que estaba implicado el autobús que traslada a estas personas a un centro hospitalario.

Para la organización del simulacro, se conformó un gabinete de crisis, el cual se encargó de organizar, planificar y llevar a cabo la actividad.
El ejercicio, en el que participaron casi un centenar de alumnos de los cursos de Técnico de Emergencias Sanitarias, Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería y Técnicos en Integración Social, recreó la llegada de una patera a puerto con unos 35 inmigrantes, de los que 10 fueron atendidos en un primer momento en la patera, cinco saltaron y se escondieron y los 20 restantes se trasladaron en autobús a un centro hospitalario, sufriendo en el camino un accidente de tráfico en el que algunos quedaron atrapados en el interior del vehículo. En la acción se usó la piscina ubicada junto al edificio de rescate, una embarcación neumática y cuatro ambulancias, entre otros vehículos.

Escuela SAMU simulacro

Los alumnos que participaron en el ejercicio no sabían a qué se iban a enfrentar. Desconocían los detalles del ejercicio con el propósito de que pudieran enfrentarse a una situación lo más real posible. “Un simulacro es un modelo de situación estudiado y programado, que imita a un suceso real de forma controlada, y en el que se procura la máxima aproximación a la realidad. Esto hace que los alumnos se encuentren sometidos a presión real, lo que les obliga a gestionar y modular sus comportamientos en situaciones extraordinarias, aplicando sus conocimientos y demostrando sus habilidades resolutivas”, explican desde Escuela SAMU. “En una emergencia real, nunca sabes a qué te vas a enfrentar hasta que llegas al lugar. Eso es también lo que buscamos en nuestros ejercicios, por eso es tan importante el factor sorpresa”.

Durante el ejercicio, las instalaciones de la Escuela utilizadas para este fin se dividieron en tres áreas: zona de salvamento, compuesto por rescatistas, lesionados y curiosos; zona de socorro, donde se encontraba el punto de impacto, con personal sanitario, familiares y víctimas; y área de base, con personal de seguridad, espectadores, medios de comunicación y personal de apoyo.

Escuela SAMU prepara a sus alumnos para su actuación en situaciones de urgencias y catástrofes de magnitud considerable. “Un simulacro representa la realidad y es uno de los medios de los que disponemos los profesionales del sector de las emergencias para entrenarnos y vivir en nuestra propia piel una situación de tal complejidad. Este tipo de ejercicio nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, a conocer nuestros límites, aprendemos cómo trabajan los demás equipos e instituciones, a cómo trabajar en equipos y podemos poner en práctica todo lo aprendido, además de analizar nuestros errores para aprender de ellos”, señalan desde Escuela SAMU.

Los objetivos específicos que se trabajan en simulacros de este tipo son la atención al mayor número de víctimas posible, la adecuada gestión de los recursos disponibles, el correcto despliegue logístico y el conocimiento de las funciones de la estructuras que se conforman, adecuado despliegue y activación de un puesto médico avanzado y de un puesto de carga de ambulancias, establecimiento del flujo de pacientes con sistema de norias, identificación del puesto que se ocupa dentro de la gestión de un incidente de múltiples víctimas, ejecución de la correcta evacuación de los pacientes hasta los hospitales, realización de las técnicas de inmovilización y traslado en camilla y conocimiento de los sistemas de triaje Start y Short.

“Escuela SAMU es única. Nunca antes había disfrutado de una formación de estas características. Es cierto que son muchas horas y acabas reventado pero merece la pena. Cada día de trabajo es un verdadero subidón de adrenalina”, comenta uno de los alumnos durante el ejercicio. “Los simulacros están tan bien organizados y planteados que realmente te metes en el papel y crees que estás en una situación de emergencias real”.

Este es el primer ejercicio que organiza Escuela SAMU que tiene la crisis migratoria como tema principal. El drama que se vive desde hace meses en Canarias y en las costas andaluzas en general obliga a estos futuros profesionales a formarse en este tipo de situaciones de emergencia. Hasta ahora, el tema principal de los ejercicios celebrados en la escuela de Gelves han estado vinculados con atentados terroristas, catástrofes naturales, incidentes NBQ e incidentes con múltiples víctimas en general.

VIII Olimpiadas TES: El ejército todoterreno

Escuela SAMU acogió en febrero las VIII Olimpiadas Sanitarias Técnico de Emergencias Sanitarias (TES) de SAMU, evento que busca impulsar el trabajo en equipo de futuros profesionales en situaciones hiperrealistas y en competencia. La actividad consistió en siete pruebas en las que los alumnos, divididos en ocho grupos de tres personas, pusieron a prueba todas sus capacidades. Junto a los alumnos de segundo de TES también participaron unidades de Protección Civil de La Rinconada, La Algaba y Santiponce, además de un equipo de la asociación de rescate First de Santiponce. La pandemia ha obligado a adaptar el ejercicio y las pruebas no han sido eliminatorias ni ha habido una gran final. Este año, el equipo que logró una mayor puntuación estaba formado por David Villar, Juan Antonio Valladares y Pablo Rodríguez.

VIII Olimpiadas TES

‘Operación Valhalla’ en Sierra Nevada

Los alumnos del XXVI Máster de Enfermería de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Ayuda Humanitaria y seis alumnos del curso de FP de TES participaron del 22 al 25 de febrero en la acampada de supervivencia de invierno de SAMU en Sierra Nevada (Granada). Bajo el nombre de Operación Valhalla, la acampada se llevó a cabo en una explanada situada al lado del Mirador Monte Ahí de Cara. La adquisición de habilidades para moverse en entornos con climatología adversa es esencial en un equipo de emergencias, así como tener conocimientos sobre las patologías que nos podemos encontrar en estas zonas. El último día de la acampada, como es tradición, un grupo de 14 ‘samuitas’ y tres instructores de Nevadensis subieron el Veleta, aunque las condiciones meteorológicas hicieron inviable que alcanzaran la cumbre.

Acampada Sierra Nevada 2021

Acampada Sierra Nevada 2021

Los objetivos sostenibles de SAMU en 2021

Con la llegada del nuevo año, el departamento de Sostenibilidad de SAMU se marca nuevos propósitos para 2021, siempre vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por las Naciones Unidas, a los que la entidad se adhirió en 2018 en su afán por crear oportunidades de crecimiento.

Así, el área de Sostenibilidad ha agrupado todo su trabajo para este año en tres grandes objetivos, que son: incorporar la marca de agua Auara como proveedor oficial de agua de SAMU y vincular la entidad con alguno de sus proyectos solidarios de acceso a agua potable en el mundo; conocer la realidad de los centros SAMU sobre cómo trabajan la gestión de residuos para hacer un diagnóstico de cada uno de ellos; y consolidar los enlaces conseguidos en 2020 con el fin de mejorar el impacto de las acciones empresariales de SAMU.

Algunos de estos retos alcanzados son la participación de SAMU en el proyecto #eCitySevilla, que pretende convertir el Parque Científico y Tecnológico (PCT) Cartuja, en Sevilla capital, en un referente de sostenibilidad a nivel internacional y un modelo de transición energética de las ciudades, además de la colaboración de SAMU con Ecoembes, que ha suspendido temporalmente sus programas formativos presenciales a causa de la crisis del Covid-19.

“Junto con Ecoembes, se están desarrollando varias líneas de trabajo. Una de ellas es el programa Incorpora, que persigue la inclusión sociolaboral de colectivos en riesgo de exclusión social. En este sentido, estamos trabajando en una posible colaboración con la Escuela de Oficios de SAMU, con el propósito de incorporar en su programa académico dirigido a jóvenes formación específica en tratamiento y gestión de residuos”, explica Beatriz Estrada, directora del área de Sostenibilidad de SAMU.

Otra de las alianzas afianzadas durante el 2020 ha sido la establecida con el Banco de Alimentos de Sevilla. “La crisis del coronavirus nos ha obligado a reinventarnos pero no nos ha impedido participar en la última Gran Recogida de Alimentos, hemos colaborado de una manera distinta a la de otros años”, continúa Beatriz Estrada. “Por primera vez, hemos promovido una recolecta de fondos entre todos los recursos de SAMU, que nos permitió hacerle entrega al Banco de Alimentos de Sevilla de un cheque por valor de más de 1.500 euros”.

Plan de vacunación: El principio del fin del Covid-19

La mayor campaña de vacunación de la historia ha comenzado y SAMU ya forma parte de ella. El proceso de inmunización contra la Covid-19, que se inició a principios de diciembre en Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y China, está en marcha en toda Europa y en la mayoría de países más ricos. La primera vacuna se administró en España el 27 diciembre y, pocos días después, ya pudieron beneficiarse de ella los primeros usuarios de Fundación SAMU.

La Residencia San Sebastián de Cantillana (Sevilla) fue el primer recurso de Fundación SAMU en recibir las esperadas vacunas. Usuarios y trabajadores del centro recibieron la primera dosis de esta vacuna el 7 de enero, como si de un regalo de Reyes se tratase. Cinco días después, el 12 de enero, fue el turno de la Residencia Santa Ana de Sevilla, el Alojamiento tutelado El Alfar de Gijón (Asturias) y la Residencia El Sauzal, en Tenerife. Un día después, el 13 de enero, las vacunas llegaron a la Residencia Santa Teresa de Villafranca de los Caballeros (Toledo).

Todos estos recursos residenciales están especializados en la atención a personas con discapacidad intelectual con o sin trastorno de conducta y forman parte de la primera fase del plan de vacunación nacional, en el que se incluyen sanitarios y residencias de mayores.
Así, en el área de Discapacidad de SAMU ya han recibido la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19 un total de 170 usuarios y 215 trabajadores. La segunda dosis se administrará 21 días después de la primera, por lo que los usuarios y trabajadores de la Residencia San Sebastián serán los primeros en completar este proceso el 28 de enero.

“Ningún usuario o trabajador ha tenido una reacción adversa a la vacuna. No se ha producido nada significativo. Puntualmente, una persona ha padecido un leve dolor de cabeza y, de manera generalizada, tanto trabajadores como usuarios han sufrido cierta molestia en la zona del pinchazo, algo que ya sabíamos que podía ocurrir, pero nada grave”, aclara María José Tinoco, directora del área de Discapacidad de SAMU. “Para nosotros, la vacuna significa la posibilidad de poder normalizar en un futuro cercano la vida de los usuarios y trabajadores tras estos duros meses de pandemia, y poder darle oxígeno a las relaciones afectivas entre usuarios y familiares”, continúa Tinoco.

Durante la campaña de vacunación, SAMU ha limitado nuevamente las visitas de familiares, siguiendo las indicaciones de algunos gobiernos autonómicos. “Comunidades como Andalucía han suspendido las visitas de familiares a residencias tras la administración de la primera dosis de la vacuna, poniendo a todos los usuarios en cuarentena. En otras comunidades, han dejado la decisión a la dirección de los centros, y nosotros hemos decidido limitar el horario de visitas en todos nuestros recursos como medida de precaución”, comenta María José Tinoco.

La directora del área de Discapacidad de SAMU reconoce el buen comportamiento de los usuarios durante esta pandemia. “Ellos son los que más están sorprendiendo durante esta crisis porque están haciendo un esfuerzo inconmensurable por colaborar y confiar en el criterio de la dirección de los centros. Puntualmente, sí ha habido alguna persona que no ha entendido la situación por la que estamos atravesando, pero, en general, su comportamiento es excelente y han logrado acostumbrarse a esta nueva rutina”.

Para poder hacer frente a las limitaciones en las relaciones afectivas con los familiares, desde Fundación SAMU se han reforzado los mecanismos de comunicación y se han buscado alternativas como videoconferencias o mayor uso de las redes sociales y otras aplicaciones móviles.

El único recurso del área de Discapacidad de SAMU al que aún no han llegado las vacunas del Covid-19 es la Unidad de Estancia Diurna (UED) San Lucas de Sevilla, ya que sus usuarios disfrutan de un régimen abierto y conviven con sus familiares. No es un centro residencial, por lo que no entra en la primera fase del plan de vacunación. No obstante, según confirma Tinoco, la vacuna llegara pronto a la UED San Lucas, previsiblemente en marzo.

Cuando empezó la pandemia había un objetivo principal para todos los países del mundo: aplanar la curva de contagios. Con la llegada de la vacuna, la meta es acelerar la curva de la vacunación para inmunizar a millones de personas en tiempo récord: un desafío logístico y médico nunca antes realizado a escala mundial.

SAMU Tánger: El reto de exportar la excelencia

Cualquiera que haya emprendido la aventura de expandir una empresa en el extranjero conoce las dificultades del proceso. Al llegar, hay que encajar las dinámicas propias de la organización en un contexto cultural, económico y social diferente. Para SAMU, que en 2017 abrió una delegación en Marruecos, no ha sido distinto. Cuatro años y una pandemia después, la conclusión de sus responsables es que, en un entorno complejo, se está realizando una tarea valiosa y valorada por los pacientes, que conocen y aprecian cada vez más lo que puede ofrecerles SAMU. La historia de SAMU en Marruecos es la de una empresa luchando contra las adversidades para ofrecer un servicio de calidad.

Hoy, SAMU Tánger trabaja en colaboración con los médicos, con un equipo propio de enfermeros y técnicos que ponen a disposición de los pacientes tres ambulancias medicalizadas avanzadas. “SAMU Tánger trabaja con medidas y protocolos españoles adaptados al contexto marroquí. Pero cuesta, por supuesto”, explica Hasna Alaoui, coordinadora de la delegación, que añade: “Hay empresas marroquíes que se dedican a lo mismo, pero es algo completamente diferente: no está tan estructurado, ni protocolizado, ni dan el mismo seguimiento”.

Hasta 2020, la principal tarea de SAMU en Tánger era proporcionar asistencia sanitaria ambulatoria de urgencia, con especial atención a los tránsferes internacionales por vía aérea o marítima. Pero 2020 fue un año en que casi todo fue diferente. La pandemia del coronavirus planteó nuevas dificultades y permitió constatar una gran capacidad de adaptación de la entidad, mostrando lo que SAMU puede aportar a un país como Marruecos.

Mientras disminuía la carga de trabajo para atención de urgencias, aumentaba la derivada del seguimiento domiciliario de pacientes que preferían pasar la enfermedad en su casa. SAMU facilita el apoyo logístico en la asistencia y seguimiento a domicilio de enfermos de Covid. “Si no dispones de equipos cualificados, material y protocolos adecuados, no es posible hacer ese seguimiento”, comenta Alaoui, que señala que han podido adecuar los recursos disponibles a esta nueva demanda: “Cuando SAMU acude a un domicilio, es como si llevara una clínica. Los médicos pueden realizar un electrocardiograma in situ, aplicar un tratamiento intravenoso, practicar pruebas PCR o realizar analíticas. El paciente no necesita salir de su casa”. Si se necesita el traslado a un hospital, el mismo equipo se encarga de coordinarlo.

El éxito en estas intervenciones ha mostrado la resiliencia y la capacidad de trabajo de sus equipos, aumentando notablemente la popularidad de la empresa. “Gracias al trabajo que ha hecho SAMU en la pandemia, se ha llegado más a la población. La empresa ha mostrado su capacidad de resolver los problemas tan difíciles que ha generado la pandemia y está en boca de los médicos locales, que llaman para sus pacientes”, apunta Alaoui.

Material puntero y equipos formados

En Marruecos, SAMU sigue teniendo el estatus de empresa de emergencias. Es decir, puede prestar apoyo logístico al trabajo de los médicos. Pronto podría adquirir también el estatus de institución sanitaria, lo que facilitaría su implantación, que no está siendo sencilla.
Borja González de Escalada asumió las riendas del proyecto en sus primeros años. SAMU ya había trabajado en Marruecos prestando ayuda de emergencia tras el terremoto de Alhucemas, en 2004, había colaborado en misiones en Layún, Chaouen, Tan-tan y la región de Tánger, y participado en proyectos para el desarrollo de las capacidades de asistencia prehospitalaria.

Después de viajar al país con el presidente de Fundación SAMU, el Dr. Carlos Álvarez Leiva, se convencieron de la oportunidad de ofrecer un servicio de asistencia sin parangón en Marruecos. “Fue una decisión estudiada, sobre todo con el sector público”, analiza. De todas las sedes posibles, Tánger se perfiló pronto como la mejor: apenas a cuatro horas de Sevilla y con un porcentaje importante de población con conocimientos de español, lo que debía facilitar la consolidación de una plantilla.

Lo primero que hizo SAMU al llegar a Marruecos, nada más disponer de una oficina, fue formar al personal con un curso de ocho horas diarias durante tres meses, en el que se implicó de forma personal el fundador de la empresa. “Inculcar todos los protocolos fue más complicado de lo que pensábamos, por lo que se prorrogó el curso dos meses más y se añadió una formación continua de seis meses”, comenta Borja González de Escalada.

Sin embargo, desde muy pronto, el trabajo de SAMU en Marruecos fue percibido por algunas asociaciones privadas locales como una amenaza al statu quo. “Pero no cejamos en el intento y poco a poco fuimos incorporando servicios y dándonos a conocer”.

SAMU está implantando unos servicios hasta ahora inexistentes en una cultura empresarial y médica muy diferente. “Hay material que aquí no existe”, resalta Alaoui. “En Marruecos nadie ofrece una ambulancia con profesionales. Si tienes que hacer un traslado en UVI móvil, puedes encontrar una ambulancia más o menos medicalizada, pero no un equipo conjuntado y entrenado, con un protocolo, ni en lo privado ni en lo público”, añade Borja González de Escalada. Otro dato: en la asistencia móvil de SAMU, la medicación está incluida, mientras que las empresas locales cobran el suero o el oxígeno, si es que disponen de él. SAMU también ha evitado la práctica de las comisiones, extendida en el país de forma legal.

Borja González de Escalada cuenta una anécdota que refleja el marco en el que operan en Tánger. En Marruecos, el sector privado no puede atender accidentes. Una ambulancia con conductor puede recoger al herido y llevarlo al hospital público. “Hemos tenido que ir detrás de una ambulancia para que llegara al hospital, poder pasar al paciente a la nuestra y trasladarlo al hospital privado que había elegido”.

“Aun así no hemos tirado la toalla y seguimos trabajando para cubrir una demanda inmensa en un sector apasionante y lleno de retos al servicio de la ciudadanía”, concluye.

Claves para gestionar una crisis anunciada, por el Dr. Carlos Álvarez Leiva

Entre el 6 y el 11 de enero, la borrasca Filomena azotó España dejando históricas nevadas en el centro peninsular, principalmente, y fuertes lluvias en la Costa del Sol. Días antes, varios expertos y medios comenzaron a hablar de una de las nevadas más potentes de las últimas décadas, y el día 5, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) emitió avisos rojos por nieve en varias provincias del interior peninsular y avisos naranjas por fuertes lluvias en Andalucía. Según la Aemet, Filomena fue la mayor tormenta de nieve en España desde 1971. La borrasca provocó siete muertes. El doctor Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU, hace balance de lo ocurrido y de la gestión de la crisis.

Uno. Gestión de la inteligencia

Gracias a las nuevas tecnologías solemos tener con antelación conocimiento de las predicciones meteorológicas y sus consecuencias (riesgos derivados). Es lo que ocurrió con la borrasca Filomena. Varios días antes, los expertos alertaron de lo que podía ocurrir. Gestionar esta información implica un trabajo organizativo, basado en la inteligencia, una agenda de los recursos ordinarios y extraordinarios y un operativo asistencial dirigido a resolver prioridades críticas.

La inteligencia en la gestión de una crisis consiste en el uso de las evidencias ciertas que disponemos para disminuir los daños derivados de la improvisación, lo que se ha venido en llamar “Gestión de la Incertidumbre”.

Dos. Evidencias

¿Cuáles eran las evidencias ciertas de las que disponíamos? En primer lugar, la crisis estaba descrita.

En segundo lugar, la crisis se inserta sobre un repunte de otra crisis anterior, la pandemia del coronavirus.

En tercer lugar, disponemos de un arsenal de recursos humanos y de infraestructura muy potentes. Y, por último, las comunicaciones inalámbricas funcionan.

Tres. ¿Qué puede ocurrir?

Teniendo en cuenta las predicciones meteorológicas y las evidencias ciertas, cuáles son los posibles escenarios que pueden sucederse: colapso en los movimientos urbanos e interurbanos; personal atrapado por la nieve; bloqueo de los accesos hospitalarios para personal y pacientes; colapso asistencial; agotamiento del personal sanitario; agotamiento de reservas estratégicas: energía, combustibles. Y más cosas, pero debemos centrarnos en las posibles consecuencias más críticas sin miedo a ellas.

Cuatro. Gestión de la Incertidumbre

El proceso consiste en una organización basada en la autoridad, la jerarquía, el mando y el control. Cualquier fragilidad en este esquema se traducirá como un ‘efecto mariposa’ en daños sobre los ciudadanos. La gestión debe dirigir todos los esfuerzos a unos pocos objetivos que aseguren la supervivencia de la comunidad.

Existe un modelo universal experimentado, el llamado Incident Command System, que aglutina sobre un mando único el conjunto de elementos de la intervención con un mismo lenguaje, compartiendo doctrina, comunicación, planteamiento, logística y control de las operaciones.

En el caso que nos ocupa, el caos estaba asegurado por el enredo de las administraciones que participaban en la gestión: Gobierno central, autonómico, municipal, Protección Civil del Estado, Protección Civil de las comunidades…, con competencias cruzadas y, lo que es peor, con las competencias basadas en recursos que son de otras administraciones. Es decir, tengo la competencia pero no puedo ejercerla.

La descentralización del mando debilita la gestión de crisis. Esa es una realidad técnica con independencia de la corrección política. El Estado dispone de instrumentos organizativos para estas situaciones que están “capadas” y que se presupuestaron para ello. La Dirección General de Protección Civil, sobre el papel, dispone de la estructura jurídica, jerárquica y funcional, pero su capacidad operativa está poco o nada desarrollada porque los recursos son de otras administraciones superpuestas.

La gestión del Estado se limita a ceder recursos (previa solicitud, análisis y aprobación), como es la Unidad Militar de Emergencias y, eventualmente, otras unidades específicas (ingenieros, transportes, asistencia sanitaria). Cuando estos recursos llegan a las comunidades autónomas, pasan a ser gestionados habitualmente por técnicos poco familiarizados con sus procedimientos, lenguajes y organización, perdiendo capacidades.

Cinco. Lecciones aprendidas de la crisis de la borrasca Filomena

Entre las cosas que hemos hecho bien durante esta crisis destaca el comportamiento de la ciudadanía, la respuesta de los profesionales sanitarios y el despliegue al límite de los recursos propios de cada Administración en su área de competencia.

Por otro lado, entre los puntos que debemos mejorar destaca, en primer lugar, el lenguaje de crisis. Es preciso saber que el concepto de estado de alerta quiere decir enumerar los recursos y ponerlos en uso. Esto es algo más que una comunicación rutinaria en los informativos. Alerta es poner a punto las armas para el combate. Y alarma (a las armas) es intervención. Si estos términos son confusos, se pierde tiempo de reacción.

Además, la centralización de la gestión es indispensable por muy políticamente incorrecto que pueda parecer, máxime cuando están presentes dos crisis al mismo tiempo. El Estado es el responsable final de preservar la salud de los ciudadanos y uno de los pilares sobre los que se asienta toda comunidad estructurada.

Seis. Qué habría hecho yo

En primer lugar, habría convocado, mantenido y gestionado un gabinete de crisis único al más alto nivel desde el mismo momento en el que se tuvo conocimiento de lo que podía ocurrir, no desde que ocurrió. El tiempo en gestión de crisis son vidas.

En segundo lugar habría identificado los puntos críticos y dirigido a ellos todos los esfuerzos hasta que dejasen de ser críticos, y luego pasar al siguiente elemento crítico.

Habría garantizado los accesos hospitalarios a pacientes y personal, utilizando, si es necesario, recursos extraordinarios del Ejército.

Los siguientes puntos son garantizar con tiempo los recursos energéticos de servicios estratégicos; gestionar los medios para que el personal de recursos críticos pudiera pernoctar en sus centros de trabajo; organizar brigadas de rescate en carretera con recursos y personal del Ejército, como la UME; confinar a la población de las zonas más afectadas por dos razones, el Covid-19 y la gran nevada; entrenar para su uso brigadas de atención social; asegurar que todas las ambulancias llevan cadenas y que el personal sepa usarlas; asegurar refugios adaptados; y hacer más formación y menos información.