Alerta roja en La Palma

Desde el domingo 19 de septiembre, a las 15:12, el mundo asiste por televisión a un espectáculo geológico asombroso al mismo tiempo que los 84.000 habitantes de La Palma viven el horror de ver desaparecer con el paso de las horas la vida que conocieron. Según los expertos, la erupción del volcán de Cumbre Vieja no parece que vaya a terminar a corto plazo. Podría alargarse durante meses. Al cierre de la edición de esta revista, ya eran más de 7.000 las personas que han tenido que abandonar sus viviendas ante el avance de la lava, que ha cubierto más de 825 hectáreas de la isla canaria.

Sólo 24 horas después de que comenzara la erupción del volcán, un contingente de voluntarios de SAMU partió desde Sevilla a La Palma con el objetivo de prestar apoyo a la población desplazada por la erupción del volcán Cumbre Vieja. El equipo estaba compuesto por siete voluntarios, entre los que se encontraban enfermeros y auxiliares de enfermería, técnicos en emergencias sanitarias y técnicos en integración social.

Los voluntarios participantes en esta misión, denominada Cumbre Vieja 2021, se pusieron de inmediato a disposición del Gobierno de Canarias, realizando las labores requeridas en materia de asistencia sanitaria y apoyo a los sistemas de emergencias, así como refuerzo de las necesidades logísticas. En un principio, esta misión iba a durar una semana, pero los diferentes acontecimientos y necesidades de los palmeros hicieron que se prolongara finalmente durante dos semanas.

El dispositivo se diseñó y se puso en marcha en menos de 24 horas. A las 15:12 horas del 19 de septiembre, hora insular, comenzó a rugir el volcán de La Palma tras entrar en erupción. Desde hacía días, Involcán y el Instituto Geográfico Nacional (IGN) venían advirtiendo de que el proceso sísmico se estaba acelerando. Los terremotos tenían focos cada vez más someros por lo que no descartaban que pudiera terminar en una erupción, aunque aseguraban que nadie podía predecir ni el cuándo ni el dónde.

Ante estos avisos, el 19 de septiembre por la mañana, SAMU activó un gabinete de crisis y, sólo 24 horas después, un equipo de voluntarios ya viajaba dirección La Palma con el fin de prestar asistencia desde la tarde de este mismo lunes sobre el terreno.

El equipo estuvo formado por el técnico de emergencias sanitaria Juan José Granados González, mando operativo de la misión en La Palma; la enfermera Dalal El Hassani; la integradora social Fernanda González Ortega; y los técnicos Andrés Ramírez Domínguez, Estrella Romero Antúnez, Rafael Álvarez Aragón y Larissa Vieira de Moura Souza.

“Tras tres años alejado de la familia SAMU, recibí una llamada durante el Estado de Alarma declarado por la pandemia del coronavirus que me cambió la vida y me permitió volver a estar en contacto con SAMU. Un año después, llegó otra llamada de forma inesperada con una propuesta de viaje, aventura y riesgo. Eran las nueve de la mañana del día 20 de septiembre cuando sonó mi teléfono. Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU me ofrecía ser el mando de la Misión Cumbre Vieja. ‘¿Hora y lugar?’, pregunté. Dos horas y media después, estaba volando con siete valientes que tampoco dudaron con destino a La Palma”, cuenta Juan José Granados.

“Había estado en otras misiones fuera de casa pero nunca como mando y sin supervisión en zona. Mis ganas de llegar a La Palma y comenzar a trabajar con el equipo superaban cualquier tipo de noticia o miedo difundido por la prensa y los medios de comunicación. La situación era crítica, no podemos olvidar que nos dirigíamos a arrimar el hombro en una crisis originada por la erupción de un volcán”.

SAMU en La Palma

SAMU en La Palma

Tras presentarse ante el Cecopin (Centro de Coordinación Operativa Insular), visualizar por primera vez el volcán, visitar los municipios de El Paso, Fuencaliente y Tazacorte, y evaluar las necesidades de estos municipios, SAMU y las autoridades locales pactaron una colaboración para reforzar la demanda de los servicios generados tras la erupción volcánica en Tazacorte. Ese mismo día, tras valorar las necesidades, el equipo se dividió en tres grupos. El primero de ellos, Alfa, era un equipo de apoyo psicológico. Este grupo se dedicó a realizar llamadas a los evacuados y, a su vez, redactó una lista de necesidades generadas por su situación de desalojo: ropa, mantas, colchones, almohadas, material escolar, alimentos y demás necesidades básicas para el normal desarrollo de las actividades de su vida cotidiana. Este grupo también dio soporte in situ a los afectados que lo necesitaban.

El segundo equipo, Eco, se dedicó principalmente a la evacuación de viviendas, animales y personal en la zona roja. Este grupo también colaboró en la descarga de material evacuado en los puntos establecidos de almacenamiento.

El tercer y último equipo, Lima, se dedicó a la logística. Recepcionaba la mercancía donada, la almacenaba y la proyectaba a los usuarios que no podían acercarse al punto establecido por el Ayuntamiento de Tazacorte. El equipo colaboró en la criba de ropa útil, en su colocación por tallas y modelo, en la lectura de caducidades y en la preparación de compras familiares. Además, habilitó una zona destinada para mascotas.

“Con el paso de los días, el equipo se fue convirtiendo en una pequeña familia, trabajando al cien por cien en cada jornada y buscando esos momentos de risa y desconexión tras el fin de la misma. Intenté trasmitir al equipo desde el minuto uno que ésta no era la típica misión que ellos habían imaginado, con frenéticos camilleos, puestos médicos avanzados y sirenas como banda sonora. Esto no era un simulacro, ni un incidente con múltiples víctimas (IMV), era la vida real. Se iban a enfrentar a un fenómeno natural colosal y aterrador, con un resultado trágico para esas personas que tuviesen sus casas y propiedades en su camino. A escasos días de nuestra llegada lo entendieron y yo con ellos. En momentos de crisis, una mano amiga, una cara amigable o una acción altruista pueden ser la mejor de las ayudas”, explica Granados.

“Estoy muy contento del equipo con el que he trabajado, de todos sus miembros. De su predisposición, pureza y abnegación. Cada día me sorprendían más y más, y he tenido la gran suerte de poder aprender mucho de cada uno de ellos. Por otro lado, del pueblo palmero me traigo su cariño, solidaridad y positivismo, en especial de los vecinos de Tazacorte. Nos acogieron como si de un familiar se tratase, nos abrieron las puertas de sus casas y de sus corazones. Sin duda alguna, nos dieron una lección de fortaleza, humildad y solidaridad a todos. Sólo puedo dar las gracias y decir que una parte de mi corazón se ha quedado con ellos. Estoy seguro de que nos volveremos a ver de nuevo cuando todo esto acabe”, continúa el mando de la misión.

El 2 de octubre, este equipo de voluntarios regresó a Sevilla, pero con su vuelta no ha terminado la acción de SAMU en la isla bonita. El 11 de octubre viajó a la isla canaria un segundo equipo de profesionales de SAMU. En esta ocasión, el bautizado como Equipo de Reconstrucción tenía como objetivo presentar a las autoridades locales y poner en marcha el proyecto Emergency Homes SAMU, que se basa en levantar estructuras de construcción rápida con todas las prestaciones y calidades de una vivienda convencional dirigidas a familias palmeras desalojadas y cuyos hogares han quedado destruidos por la lava. De manera paralela, el área de Emergencias de SAMU estudia cómo colaborar con las autoridades canarias en el transporte de suministro a la isla.

Thomas Couyotopoulo, nuevo director de Escuela SAMU

Escuela SAMU tiene nuevo director. Thomas Couyotopoulo, hasta ahora subdirector del centro, ha sido nombrado máximo responsable de este centro educativo referente a nivel europeo en formación socionasanitaria. El traspaso oficial de poderes se celebró el 6 de octubre en Gelves (Sevilla) en un acto en el que estuvieron presente Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU; Carlos González de Escalada, director general de SAMU; y Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU y director de Escuela SAMU de 2012 a septiembre de 2021, además de otros miembros de la dirección de SAMU, jefes y directores de diferentes áreas de la organización y, por supuesto, docentes, alumnos y exalumnos de la escuela que quisieron acompañar a Couyotopoulo en este acto. También estuvieron invitados varios miembros del Ejército del Aire, la Unidad Militar de Emergencias (UME) y la Policía Nacional, colectivos que con asiduidad colaboran con Escuela SAMU en diversos cursos de formación y simulacros.

Tras nueve años al frente de la escuela, Juan González de Escalada deja el cargo para centrarse en sus funciones como director del área de Emergencias de SAMU, departamento del cual depende este centro educativo, por lo que no se desvinculará de él al 100%. “Ha llegado el momento de dar un paso atrás y dejar que otros retomen la iniciativa e impulsen Escuela SAMU a horizontes aún más brillantes. No puedo marcharme sin destacar al equipo de auténtico lujo que he tenido el honor de dirigir. Cristina, Lourdes, Virgi, los equipos de guardería y mantenimiento, a quienes se sumaron después Bea, Thomas… y, por supuesto, un elenco de profesores que es el orgullo de esta escuela. Pero esto no es un adiós. Dejo de ser el director de Escuela SAMU, pero mantengo el puesto como director del área de Emergencias, así que seguiré atento y apoyando las iniciativas de nuestro centro”, pronunció durante su discurso Juan González de Escalada.

Thomas Couyotopoulo coge ahora el relevo, un hombre con una fulgurante carrera dentro de la casa, pues entró hace solo siete años como alumno de la escuela, época en la que ya destacó de forma notable, tal como reconoce Juan González de Escalada: “Thomas fue un alumno modelo desde el primer día, aunque ya era una persona muy brillante antes de entrar en la escuela. Cuando lo conocí, Thomas era una persona capaz de llevar a un equipo de Fórmula 3.000 (F3) a una competición mundial y ganarla. Yo lo conocí porque él tenía una inquietud y quería hacer un simulador de conducción de ambulancias. Yo lo veía y decía: ‘Sí, me parece muy buena idea, pero no tengo capacidad para justificar semejante inversión en I+D+i’. Él se interesó por nosotros y decidió formarse en esta línea. Es decir, ya era un fuera de serie cuando llegó. De hecho, cuando era alumno ya contamos con él como apoyo logístico en varios cursos. Enseguida destacó”.

“Doy un paso atrás con la total confianza de que mi relevo no es que lo vaya a hacer bien, sino que lo va a hacer mejor que yo”, manifestó González de Escalada durante la celebración del acto. “Thomas ya anda volcando ambulancias por la escuela, así que me quedo tranquilo, pues el compromiso por la calidad docente y la formación multisensorial se mantiene”.

Tras estas palabras, el exdirector le hizo entrega a Couyotopoulo de la mítica estatuilla de El Samuita, seña de la casa, “con el convencimiento de que él encarna perfectamente el espíritu de entrega, disciplina, autoexigencia y saber hacer que se le presupone a un samuita”.

Juan González de Escalada: “Los alumnos me han enseñado a escuchar antes de mandar”

Juan González de Escalada Álvarez (Sevilla, 1975) deja tras nueve años el cargo de director de Escuela SAMU para centrarse en sus funciones como director del área de Emergencias de SAMU. En la última década, esta escuela se ha convertido en un centro de referencia en la formación sociosanitaria a nivel europeo.

—Tras nueve años al frente de Escuela SAMU, ha decidido dar un paso atrás y centrarse en las funciones de director del área de Emergencias de SAMU, cargos que ha logrado compaginar durante un tiempo. ¿Por qué?
—Durante varios meses he compaginado mi cargo como jefe de Emergencias de SAMU y el de director de Escuela SAMU, y podría haber seguido así, pero creo que era de justicia para con el subdirector de la escuela, Thomas Couyotopoulo, y para la propia escuela, dar un paso a atrás y delegar. Thomas era realmente quien llevaba el día a día de lo que ocurría en el centro y debíamos reconocer su trabajo. Y, por otro lado, la Escuela necesitaba que su director estuviera aquí todos los días y, debido a mi otro cargo, debía ausentarme en muchas ocasiones. De repente surgía un viaje a Estados Unidos y estaba fuera 15 días; luego, una misión humanitaria a El Salvador, y me iba un mes…. Yo estaba muy a gusto como director de la escuela y me hubiera quedado, pero hay que hacer las cosas bien. Thomas se lo curra mucho y también creo que es el momento de aportar al proyecto ideas nuevas y él ya lo estaba haciendo. Estoy convencido de que lo va a hacer muy bien.

—¿Le ha dado al nuevo director algún consejo?
—De momento no, y no creo que sea necesario. Yo no le quiero imponer nada. Le puedo dar mi opinión, pero es solo eso, una opinión más. Creo que él merece la oportunidad de crecer en todos los sentidos, si no, me hubiera quedado en el cargo. Mi relación con él ha cambiado en el sentido de que antes le decía lo que quería y ahora le ofrezco lo que puedo conseguir para él y la escuela. Por ejemplo, hoy ha salido la noticia de que habían requisado varias aeronaves vinculadas al narcotráfico. Y le he preguntado: ‘¿Quieres que te consiga algún helicóptero?’. Yo ya no juego de delantero. He pasado al centro del campo y pongo los balones en la punta del pie. Es él el que decide ahora tirar a puerta o no.

—¿Echará de menos Escuela SAMU?
—Ya la echo de menos. Sin la escuela, me siento un poco huérfano. Yo inauguré las instalaciones de Gelves al mismo tiempo que me casaba, solo con un mes de diferencia. Mis hijos nacieron siendo yo director de Escuela SAMU, por lo que para mí este sitio tiene un significado muy especial. Afortunadamente, no es una etapa que se cierra del todo. Escuela SAMU pertenece al área de Emergencias de SAMU, por lo que seguiré viniendo muy a menudo. Si en los últimos meses pasaba el 60% de mi tiempo en la escuela y el 40% en las oficinas de SAMU en la isla de la Cartuja, ahora será al revés.

—Demos un salto en el tiempo y vayamos al principio de esta historia. Usted fue nombrado director de Escuela SAMU en 2012. ¿Qué se encontró cuando llegó a Gelves?
—Esto era un descampado con una caseta de obra, nada más. Las primeras clases en estas nuevas instalaciones se impartieron en lo que hoy son las oficinas. No había nada. Un proyector, algunas mesas y poco más. Todos los esfuerzos se centraban en la puesta en marcha del actual aulario y en lo que entonces era el túnel de emergencias, que hoy es la clínica de simulación.

—Antes de ser usted director, sólo se impartían los cursos de posgrado y algunos específicos. Las clases se daban en la Cartuja, y los simulacros, ¿dónde se realizaban?
—En cualquier descampado que pillásemos. En los alrededores de Base 7, en el Charco de la Pava… Don Carlos Álvarez Leiva siempre decía: “Sería interesante tener un sitio fijo para realizar ejercicios y simulacros, aunque sea un espacio donde podamos tener coches volcados y diferentes escenarios montados y predefinido”. Yo ya insistía entonces en la necesidad de impartir ciclos de Formación Profesional (FP), especialmente el de Técnico de Emergencias Sanitaria (TES), pero don Carlos no lo veía muy claro. Decía que era mucho lío y que era mejor continuar sólo con los másteres y los cursos específicos. Hasta que nos ofrecieron la oportunidad de colaborar con un instituto de Motril en el desarrollo de un ciclo de FP de TES. Y con la excusa del FP, ya sí nos mereció la pena montar una escuela tal como la conocemos hoy.

—Entonces, ¿los ciclos de FP se implantaron siendo usted ya director?
—Sí, la FP la lanzamos entre Cristina Fernández, Lourdes Vázquez y yo. Luego, los diferentes escenarios para las prácticas que constituyen la escuela hoy los fuimos definiéndolos poco a poco. Don Carlos tuvo una parte muy activa en el arranque de la escuela.

—¿Cómo ha evolucionado la escuela en estos casi 10 años?
—La escuela ha madurado mucho en este tiempo en cuanto a la gestión de un centro profesional de FP. Además, se ha adaptado a las necesidades del propio SAMU. La labor de la organización ha girado mucho en los últimos años hacia la integración social y ese giro lo hemos replicado en la escuela a través de un cambio en la oferta educativa.

—¿Qué huella cree que deja tras estos nueve años?
—Pues a mí me gustaría pensar que el equipo humano. Es un equipo que se lleva muy bien, muy comprometido unos con otros y con la casa, que valora mucho la calidad y que se preocupa mucho del alumnado. Siempre me he sentido muy afortunado del equipo de esta escuela. Es un lujazo trabajar con este equipo. Por otro lado, no puedo decirte: “esto de aquí es mío”. Aquí todo lo hemos hecho entre todos y a cada idea le hemos dado mil vueltas. Aunque, quizás, si hay algo que diseñé, hice y después pregunté al equipo qué le parecía fue el circuito 4×4.

—¿Qué referentes ha tenido a la hora de dirigir la escuela?
—Por supuesto a Don Carlos Álvarez Leiva, pero también a esa hornada de profesores de aquellos primeros años, como Javier Carrera, una persona con un magnífico trato con el alumno; José Manuel Pérez Liñán, que en paz descansa, que también tenía una maravillosa conexión con los alumnos que yo no lograba tener; Miguel Ruiz; Pablo Simón. Aquel primer elenco de profesores fue espectacular. Eso no quita que el elenco actual no sea también magnífico. Aprendo muchísimo de Andrés Rodríguez Holst, que sabe de acción humanitaria lo que no hay en los escritos, casi casi como el doctor Álvarez Leiva; o Manuel Ángel Andrade, que tiene una devoción y una entrega total.

—Y de los alumnos, ¿qué ha aprendido?
—Los alumnos me han enseñado muchísimo, sobre todo, a escuchar antes de dar una orden. Recuerdo que mis primeras interacciones con los alumnos, en las que me iba de acampada con ellos, me creía que era don Carlos Álvarez Leiva y daba una orden a la voz de ya. Era muy mandón. Con el tiempo me di cuenta de que me equivocaba. En las encuestas de satisfacción, los alumnos me atizaban y fui identificando cuáles eran mis errores. Creo que en ese sentido he madurado bastante. He aprendido y evolucionado.

—¿Cuál es el origen de la frase “Hoy es un gran día”?
—(Se ríe). Eso viene de una acampada en Sierra Nevada, donde hay jornadas más calamitosas que otras. La primera vez que pronuncié esa frase fue un día en el que necesitaba levantar el ánimo de los alumnos. La tarde anterior nos había nevado durante una caminata. Hacía mucho frío y soplaba fuerte el viento. Además, la calefacción tampoco funcionaba bien en el campamento base. Quise transmitirle al alumnado un pensamiento positivo, que si nos empeñábamos podíamos enderezar un mal día. Y en esa situación de calamidad, me acordé de un anuncio de Renfe de billetes rebajados y que hoy era un gran día, aunque solo fuera por eso. De ahí viene esa mítica frase. Es cierto que don Carlos tiene muchas frases, pero esa es la mía. Creo que transmite un mensaje positivo y que está en la mano de cada uno que hoy sea un gran día.

—Y antes de ser director de la escuela, ¿qué funciones realizaba en SAMU?
—Mi primer trabajo en SAMU fue de camillero en la Expo’92 de Sevilla. Era más un voluntariado que un trabajo. A partir de ahí, empecé a hacer coordinaciones de atención de llamadas de emergencia, que es como hemos empezamos tanto mis hermanos como yo. Luego estuve 11 años en Estados Unidos, estudiando y trabajando, y a mi regresó, en 2008, monté mi propia empresa de informática y de gestión web. Alterné mi negocio con las coordinaciones durante años mientras mi proyecto personal cogía fuerza, aunque nunca terminó de despegar. Luego coordiné algún módulo formativo en los másteres y participaba en la formación de incidentes de riesgo NBQ antes de que me propusieran dirigir la escuela. Para mí era muy fácil involucrarme en SAMU, conocía a todo el mundo.

—¿Qué significa SAMU para usted?
—SAMU siempre ha sido un referente en mi vida, es la empresa familiar. SAMU empezó en 1981, cuando yo tenía 6 años. Mis recuerdos de niño están vinculados siempre a SAMU. Los fines de semana tocaba limpiar las ambulancias allá donde estuviéramos. Cuando había algún dispositivo sanitario en alguna carrera de coches o algo similar, mis hermanos y yo íbamos montados detrás en la ambulancia, íbamos de camilleros, dándole a los botones. Ya de mayorcitos, hicimos nuestro curso de Soporte Vital Básico y trabajamos de camilleros en la Expo’92. Recuerdo haber cubierto varios conciertos. SAMU siempre ha formado parte de mi vida.

Escuela SAMU: Curso a medida para gigantes

La multinacional americana Caterpillar, que cuenta con una sede en Málaga, está creando entre sus trabajadores una brigada de emergencia para actuar en caso de incidente y, para ello, ha contado con la colaboración de Escuela SAMU. Así, un grupo de trabajadores del Centro de Demostraciones y Desarrollo de Caterpillar en Málaga se han formado con SAMU en primeros auxilios y gestión de incidentes con múltiples víctimas (IMV) a través de un curso diseñado a medida para ellos.

Las brigadas de emergencia son grupos de trabajadores debidamente organizados, capacitados, entrenados y dotados para prevenir, controlar y reaccionar en situaciones de alto riesgo, emergencia o desastre; y cuya función está orientada a salvaguardar a las personas y los bienes con los que cuenta la compañía. Unas 30 personas forman la brigada de emergencia del centro malagueño. Estos se dividen en tres equipos, uno de evacuación, otro de extinción de fuego y un tercero formado en nociones sanitarias básicas. Es a este tercer grupo, compuesto por 14 personas, al que se le ha impartido un curso profesores de Escuela SAMU, según explica el enfermero Andrés Rodríguez Holst, coordinador y profesor de este curso específico, junto a Thomas Couyotopoulo, director de Escuela SAMU; y la enfermera Erica Williams-Carricaburu.

El curso, de cinco días de duración, se dividía en dos jornadas on line, dos presenciales en las instalaciones de la Escuela en Gelves (Sevilla), y una última jornada presencial en las instalaciones de la empresa en Málaga de más de 105 hectáreas, según detallan en su web. Hay que tener en cuenta que Caterpillar (CAT) es el fabricante más grande del mundo de maquinaria para la construcción y equipos de minería, motores diésel y turbinas industriales de gas.

Dadas las diversas nacionalidades de los trabajadores (Portugal, Alemania, Holanda, Francia y España), el curso se impartió en inglés. “El principal objetivo de este curso era enseñar primeros auxilios a estos trabajadores que no son sanitarios, cómo actuar ante un incidente, qué deben hacer cómo primeros intervinientes en un accidente y cómo comunicarse entre ellos y con el centro de coordinación de emergencias. Estos empleados han aprendido a realizar una reanimación cardiopulmonar, a poner un torniquete, a usar un ambu (unidad de ventilación manual) y a colocar una cánula de Guedel, entre otras cosas”, explica Andrés Rodríguez. “Ninguno de estos trabajadores son sanitarios, por lo que la formación se basaba más en cómo debían organizarse entre ellos, a las víctimas y los espacios; la comunicación entre ellos y el centro de coordinación de emergencias; y cómo gestionar una situación de crisis a la espera de ser evacuados y que lleguen los servicios de emergencias autorizados”.

El curso contó además con dos simulacros, uno de ellos en la Escuela de Gelves, que contó con la participación de los alumnos de primero del ciclo medio de FP en Técnico de Emergencias Sanitarias; y un segundo en las instalaciones de Caterpillar de Málaga, donde se utilizaron maquinarias pesadas y de grandes dimensiones para que el ejercicio fuera lo más realista posible.

Los resultados de las encuestas de satisfacción realizadas a los alumnos y a la dirección de la empresa tras el curso han sido muy positivos, por lo que no se descartan nuevas colaboraciones en un futuro entre ambas entidades.

Fundación SAMU y Funddatec firman un acuerdo para el desarrollo de proyectos de educación, cultura e igualdad de oportunidades

Fundación SAMU ha suscrito recientemente un convenio marco de colaboración con Funddatec (Fundación para el Desarrollo Tecnológico, Sostenible y Circular) para la realización de actividades conjuntas en sus ámbitos de actividad. Como explica el convenio, dado que los fines perseguidos por ambas entidades son en gran parte coincidentes, éstas han decidido establecer un acuerdo marco “a fin de reforzar, expandir y conseguir una mayor eficacia de la labor que desde las mismas se viene desarrollando”.

La firma de este convenio se celebró el 7 de octubre en Sevilla con la presencia de Carlos González de Escalada, director general de SAMU, y Antonio Retamero Matés, presidente de Funddatec, que fueron los encargados de sellar con su firma dicho acuerdo.

A través de este convenio, ambas entidades aumentarán su capacidad de cara a la consecución de sus respectivos fines, que en el caso de Funddatec tienen que ver con el desarrollo de la educación, la formación, la cultura y la igualdad de oportunidades entre las personas, a través de métodos innovadores y/o mediante la aplicación de las nuevas tecnologías, así como contribuir al desarrollo sostenible, en su ámbito social, económico y medioambiental, promoviendo la economía circular y la mejora de las condiciones de vida de la sociedad en general, y en particular de los niños, los jóvenes, las personas mayores, las mujeres, las personas en riesgo de exclusión social o con algunas capacidades diferentes.

La firma de este convenio, que deberá concretarse en convenios específicos de colaboración, se produce en el marco de la apertura del nuevo centro de formación de Funddatec en San Juan de Aznalfarache, en el espacio del antiguo cine Loreto (zona del Monumento), cedido por el Consistorio municipal por un periodo de 4 años prorrogable a 30. En este centro, Funddatec prevé desarrollar varios de sus proyectos de educación musical, dinamización a través de la cultura e inclusión social, para los que contará con la colaboración de Fundación SAMU.

El alcalde de San Juan de Aznalfarache, Fernando Zamora, y el presidente de Funddatec, Antonio Retamero, presidieron el acto con el que la entidad dio a conocer las actividades y proyectos que se van a desarrollar en esta nueva sede, un acto que contó con la presencia de Carlos González de Escalada, director general de SAMU.

Con motivo de esta inauguración, se ofreció una actuación de Guitarras Andaluzas, un proyecto que nace de la necesidad de crear un espacio colectivo donde el alumnado de Guitarra Clásica de la provincia de Sevilla tenga la oportunidad de relacionarse, conocerse y disfrutar de hacer música juntos.
En concreto, esta iniciativa se enmarca dentro de uno de los proyectos con el que Funddatec pretende iniciar su actividad en San Juan: la Orquesta Inclusiva. La Fundación ofrece así este marco único, donde conocer repertorios diferentes y escuchar a guitarristas de otros centros y lugares, teniendo cabida músicos de todas las edades, razas y capacidades.

El otro proyecto que Funddatec pretende poner en marcha en San Juan de Aznalfarache en breve es la Cátedra de Flamenco, que nace para apoyar la difusión popular del flamenco y promover su pedagogía en los distintos niveles de la enseñanza. Coordinada por un consejo asesor, que preside el maestro de la guitarra Eduardo Rebollar, iniciará sus programas en la segunda quincena de noviembre.

Misión Dominica: exportar lo aprendido contra el Covid-19

Un contingente de voluntarios de SAMU con amplia experiencia en asistencia y gestión sanitaria en Covid-19 ha participado durante 15 días en una misión de cooperación en la isla de Dominica, en el Mar Caribe, para reforzar la red de servicios de salud local y la capacidad de hospitalización a la población afectada por el Covid-19. Esta misión de SAMU responde a una petición de colaboración por parte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante la crítica situación por la que están atravesando en estos momentos numerosos países caribeños.

Dominica, con una población de 70.000 habitantes, tiene una incidencia acumulada de 3.134 casos de Covid-19, por cada 100.000 habitantes, y, al igual que otros países del Caribe, está reforzando sus capacidades ante el incremento de casos.

“Las islas del Caribe están atravesando por una situación muy complicada actualmente. Hasta ahora, habían visto pasar ante sus ojos cómo el mundo sufría y hacía frente al Covid-19 sin ellos padecer demasiados contratiempos y ahora están sufriendo un brote muy notable que supera sus capacidades médicas”, explica el médico intensivista Alejandro Álvarez Macías, mando de esta misión de SAMU y que viajó de manera voluntaria junto a tres enfermeros más: Andrés Brigola, Ignacio Guerrero y Carlos García, todos ellos con una amplia experiencia en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de diferentes hospitales europeos y en dispositivos de Covid-19 desplegados por SAMU.

El equipo de SAMU partió de Sevilla el 23 de septiembre y permaneció en la isla hasta el 6 de octubre. Entre sus objetivos principales destacaban dar respuesta a las necesidades sanitarias generadas por la pandemia de Covid-19 y otras situaciones derivadas de la misma. Proporcionar atención sanitaria y apoyo al personal local, ofrecer formación a los profesionales locales sobre la atención de pacientes con coronavirus y reforzar o aumentar la capacidad de los centros sanitarios como equipo de atención especializada.

El ámbito de actuación del equipo de SAMU fue un recurso habilitado por el Gobierno local ante el aumento de casos llamado Saint James, una residencia de estudiantes medicalizada donde trasladaban a los pacientes de Covid-19 en estado moderado y severo, según explica Álvarez Macías.

“Durante nuestra estancia en Dominica hemos estado realizando labores de asistencia y docencia, así como reportar a la OMS las necesidades y carencias de recursos que veíamos”, destaca el mando de la misión. “A nuestra llegada pudimos observar que la formación que tenían los profesionales locales en el manejo del paciente con Covid-19 era escasa, dado que nunca hasta ahora se habían enfrentado a esta pandemia. Nosotros pudimos ofrecerles toda la experiencia que te da haber hecho frente a varias oleadas con pacientes de estas características, cómo hay que proceder o en qué momento sería más conveniente recurrir a una intubación y conectarlo a un ventilador”.

Alejandro Álvarez reconoce que, al principio, hubo, como suele ocurrir, cierta reticencia por parte de los profesionales de Dominica a aceptar los cambios iniciales que proponía SAMU en el manejo y atención de los pacientes, pero, tras una primera jornada “muy dura y crítica”, los sanitarios locales pudieron comprobar la efectividad de las técnicas de trabajo que proponía el equipo de SAMU. “Tras ese primer día, el personal local se fue involucrando cada vez más y, cuando empezamos con los talleres formativos, hubo muy buena actitud por su parte. Su acogida y disposición fue máxima”, apunta el médico.

Para Álvarez Macías, que ya participó en 2013 en otra misión humanitaria internacional de SAMU en Filipinas, uno de los principales problemas que tiene Dominica ante esta pandemia es que al ser un país pequeño que no tiene las capacidades económicas de otras islas del Caribe, la mayoría de los profesionales de la salud que se forman aquí y destacan suelen abandonar el país en busca de un futuro mejor, lo que deja a Dominica en una situación un poco comprometida a nivel de asistencia sanitaria.

El mando de la misión destaca también el buen trabajo en equipo llevado a cabo por los miembros de este contingente. “Trabajar con gente que se ha formado en SAMU es muy fácil porque estamos todos cortados por el mismo patrón de rigurosidad, disciplina, trabajo, coordinación y manera de pensar. Es muy fácil trabajar así, especialmente si se trata de personas veteranas y bien curtida en SAMU, aunque no hayas trabajado con ellos antes.

Hay que recordar que, en los últimos meses, SAMU ha coordinado dos misiones humanitarias internacionales contra el Covid-19, en El Salvador y Costa Rica. Asimismo, ha dirigido diversos dispositivos contra el coronavirus en España, entre las regiones de Madrid, Andalucía y Castilla-La Mancha. En total, cinco dispositivos, entre los que destacan los del centro medicalizado del Hotel Ilunion Alcora, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), y el de la residencia de tiempo libre de La Línea de la Concepción (Cádiz), en ambos casos fruto de un modelo de colaboración público-privada insólito en el sector sanitario en Andalucía.
Por otro lado, la entidad viene impartiendo cursos básicos en bioseguridad en centros para mayores de toda la geografía española, habiendo formado a más de 500 personas desde que se declaró el Estado de Alarma en España.

Fundación SAMU da un paso más en su alianza con El Salvador

Fundación SAMU ha suscrito un convenio de cooperación con el Ministerio de Salud de El Salvador en virtud del cual expertos de esta entidad prestarán asistencia técnica a profesionales sanitarios de este país. Este convenio, firmado por la directora de la Agencia de El Salvador para la Cooperación Internacional (ESCO), Karla de Palma, y por el presidente de Fundación SAMU, Carlos Álvarez Leiva, se produce después de que el pasado año, concretamente durante el mes de agosto de 2020, en los meses más críticos del Covid-19, un contingente formado por 28 profesionales de SAMU llevara a cabo durante un mes una misión de cooperación en el Hospital de El Salvador. El acto contó con la presencia del ministro de Salud, Francisco Alabí.

Por medio de este acuerdo, ambas partes trabajarán en la promoción y transferencia de tecnologías, intercambio de experiencias, actividades de investigación científica y la organización de programas académicos. “El Gobierno del presidente Nayib Bukele ha puesto en primer lugar la vida de todos los salvadoreños, por ello se ha esforzado en generar un hospital, materiales y equipos de primer nivel para la atención de la pandemia. Es necesario que, a la par de la tecnología, contemos con la capacitación de las personas que estarán a cargo de la atención de nuestros pacientes para brindar un servicio más humano y empático, por ello, vemos con mucha alegría el establecimiento del programa que se implementará para profesionales de la salud”, indicó la vicecanciller Mira.

La diplomática destacó, además, que esta iniciativa permitirá fortalecer los lazos de solidaridad, igualdad y respeto mutuo que mantiene El Salvador con España. Asimismo, resaltó las gestiones realizadas por la embajada salvadoreña en España, “las cuales permitieron concretar este importante convenio que contribuirá a mejorar la calidad de vida de las personas”.

Por su parte, el ministro Alabí reiteró el agradecimiento a Fundación SAMU por este nuevo acompañamiento que brinda al país. “Fundación SAMU ha dejado una huella en el pueblo salvadoreño, en especial en los corazones de todos aquellos a los que, durante su estancia en el Hospital El Salvador, les ayudaron a luchar contra el Covid-19”, expresó el ministro. Agregó que el convenio “permitirá establecer programas de formación teórica y práctica, capacitación, evaluación y certificación de profesionales de la salud, tanto en la República de El Salvador como en el Reino de España”.

El presidente de Fundación SAMU, Carlos Álvarez Leiva, señaló: “en este país nuestros voluntarios se sintieron felices enseñando lo que saben con humildad”.

La Misión El Salvador, como SAMU denominó a la operación, se produjo después de que el Ministerio de Salud de El Salvador emitiera una solicitud de asistencia para dar apoyo a un nuevo hospital, el Hospital Nacional El Salvador, localizado en San Salvador, que abrió sus puertas el 21 de junio con 105 camas de UCI y 100 camas hospitalarias y está siendo adecuado de forma paulatina para poder ofrecer hasta 1.000 camas de UCI. La directora de la Agencia de El Salvador para la Cooperación Internacional (ESCO), Karla de Palma, señaló que “fue un verdadero acto de solidaridad por parte de la misión del grupo SAMU, puesto que en plena pandemia estuvieron dispuestos a estrechar sólidos lazos de cooperación con El Salvador”.

En los últimos dos años, SAMU ha llevado a cabo diversas misiones humanitarias y de cooperación en países como El Salvador o Honduras. Asimismo, ha dirigido diversos dispositivos contra el Covid-19 en España, entre las regiones de Madrid, Andalucía y Castilla-La Mancha. Actualmente, participa en los dispositivos de acogida de los menores procedentes de Marruecos que provocaron la crisis migratoria reciente en Ceuta. En septiembre, además, envió un contingente de voluntarios para asistir a las personas desplazadas por el volcán Cumbre Vieja, en La Palma.

Asimismo, SAMU viene llevando a cabo desde hace más de treinta años proyectos de carácter humanitario en numerosos lugares del mundo, y desde 2018 cuenta con presencia en Washington DC (EE.UU.) a través de SAMU First Response, cuyo objetivo es captar fondos y recibir donaciones corporativas y a título individual para llevar a cabo dichas misiones.

SAMU Xsports regresa al desierto marroquí

SAMU, a través de su división SAMU Xsports, ha vuelto a desplegar el dispositivo de emergencias sanitarias de una de las pruebas ciclistas más duras y espectaculares del mundo, la Titan Desert, que celebró su 16ª edición entre el 10 y el 15 de octubre. Esta ultramaratón ciclista recuperó su escenario natural, el desierto marroquí, después de que su última edición se celebrara en Almería por las restricciones de la pandemia de Covid-19. 423 corredores acudieron a la llamada del desierto para enfrentarse a 640 kilómetros de recorrido y más de 7.600 metros de desnivel acumulado a lo largo de seis etapas. El equipo de SAMU veló por su bienestar como parte de la sobresaliente organización de la Titan Desert.

Alfredo Delgado, coordinador del dispositivo en zona, subraya que lo más importante de esta edición ha sido el retorno a los orígenes, con etapas de montaña, dunas y mucha navegación. En el puesto médico de SAMU se han realizado más de 600 asistencias, y, en carrera, unas 100, apunta Sergio Vitrian, responsable de SAMU Xsports. “Desde fracturas hasta gastroenteritis o lesiones cutáneas, además de todo tipo de asistencias, pero, por suerte, nada grave”, corrobora el mando de SAMU.

“Como marca nuestro ADN, ha sido un dispositivo de primer nivel, contando con excelentes profesionales, desde personal sanitario especializado en atención prehospitalaria y medicina intensiva, hasta personal de apoyo logístico. Todos ellos han mostrado un nivel de preparación para desenvolverse en entornos extremos a la altura de las exigencias de una prueba como ésta”, sostiene Vitrian.

El equipo desplegado ha estado formado por once personas, incluyendo personal de la estructura de SAMU Marruecos. Son Alfredo Delgado (mando del equipo médico); Patricia González (directora médica); Adnan Kenfaoui (médico); Paula Gil (enfermera); Andrea Rodríguez (enfermera); Juan Francisco Gutiérrez (Técnico en Emergencias Sanitarias); Erica Caroline Williams (Enfermera); Antonio Trani (enfermero); Irene Pérez (enfermera); Paola Mora (enfermera) y Alexander Cruz Hansen (enfermero). “El equipo ha demostrado ser excepcional, con unas capacidades pocas veces vistas en este segmento de eventos deportivos. Han trabajado de sol a sol y mucho más, y como siempre han dejado a la marca en el lugar que corresponde”, felicita Vitrian.

“No debemos olvidar que en la preparación de una prueba de este calibre también intervienen otras muchas personas, desde la propia dirección del área de Emergencias de SAMU, con Juan González de Escalada a la cabeza, pasando por José Antonio Vázquez (jefe de Operaciones), hasta el importantísimo equipo de logística, personal de apoyo de otras áreas, gabinete retrasado, o yo mismo; todos aportamos para que la maquinaria funcione”, sostiene el responsable de SAMU Xsports.

El nivel de entendimiento y coordinación del equipo de SAMU con la dirección de Titan Desert es cada vez mayor, tras varios años ya de colaboraciones en distintos escenarios. “Realmente formamos parte de la organización”, observa Vitrian.

En este último trimestre del año, SAMU Xsports participará en al menos dos pruebas más: la Non Stop Madrid Murcia en noviembre, y otra Titan Desert en Almería en diciembre.

La Universidad Loyola y SAMU ponen en marcha el proyecto VRIME, una herramienta innovadora para proteger a los menores

Un estudio elaborado por Carlos González de Escalada, director general de Fundación SAMU, y publicado en la Revista de Pensamiento Estratégico y Seguridad CISDE (Migratory conditions of unaccompained foreign minors: a quantitative analysis of social vulnerability), que analiza la vulnerabilidad social de los menores extranjeros no acompañados que llegan a España, concluye, entre otras muchas consideraciones, que el 61,3% de estos niños han sufrido algún tipo de abuso, maltrato o negligencia durante el tránsito a España. El estudio afirma, además, que el 67,6% de los menores que llegan solos a España dicen tener miedo, y el 84,4% sufrió privaciones, como hambre, frío y malestar, al no tener cubiertas sus necesidades básicas.

Este tipo de experiencias traumáticas de abuso y maltrato suelen provocar el desarrollo de actitudes y conductas violentas como mecanismos de defensa por parte de los menores, y ello incrementa su vulnerabilidad y dificulta su integración, abocándoles, en muchos casos, a caer posteriormente en las redes de delincuencia.

La detección previa de los perfiles de riesgo, tanto de comportamiento violento como de victimización y vulnerabilidad, puede ser un instrumento fundamental para facilitar la optimización del uso de recursos en los procesos de acogida e inserción por parte de las instituciones correspondientes, y para garantizar la protección de los derechos fundamentales de estos menores.

Ante este contexto, la Universidad Loyola, con la colaboración del área de Innovación (I+D+i) de SAMU y la Fundación EMET- Arcoiris, ha puesto en marcha el proyecto VRIME (Instrumento de Valoración del Riesgo en Menores y Jóvenes Migrantes Residentes en Andalucía). Este proyecto trata de sistematizar este proceso de detección previa mediante el estudio de determinados indicadores conductuales que permiten definir unos perfiles de riesgo, y, la elaboración posterior de unas recomendaciones de buenas prácticas, para ayudar a gestionar mejor los riesgos por parte de los centros de acogida y organizaciones sociales relacionadas con las fases de acogida e inserción de este colectivo.

Así, el proyecto VRIME trata de diseñar una herramienta de recogida de datos (Toolkit VRIME) que permita conocer los perfiles de riesgo de menores extranjeros no acompañados que se encuentran en entidades de acogida como Fundación SAMU y EMET-Arcoiris, así como identificar factores de protección o resiliencia en estos menores.

Manual y guía de buenas prácticas

Una vez diseñado, Toolkit VRIME se podrá sistematizar en una aplicación informática integrable en la Historia Social Única de Andalucía (Proyecto Cohessiona). Con base en ello, se propondrán diferentes escenarios de gestión del riesgo con la intención de optimizar los recursos de acogida residenciales. Finalmente, se realizará un manual de utilización de la herramienta de gestión del riesgo en menores y jóvenes inmigrantes no acompañados, que irá unido a una guía de buenas prácticas que recogerá experiencias de hospitalidad y propuestas de integración.

El proyecto, que se inició en abril de este año, cuenta con cuatro fases de desarrollo: una fase piloto; una fase principal (formación de personal de los centros de acogida y los colaboradores, recogida de datos y análisis de los mismos); una tercera etapa de grupos de discusión y entrevistas con profesionales y menores; y una cuarta fase de creación de manual de uso y buenas prácticas.

Fundación SAMU cuenta con una red de más de 30 centros de acogida, en los que se atienden a más de 1.200 menores extranjeros no acompañados. Además, SAMU mantiene un estrecho contacto con todos aquellos extutelados que han pasado por sus centros, lo que la convierte en un gran colaborador, especialmente para la recogida de datos.

El objeto de la colaboración de la Universidad Loyola con Fundación SAMU se desarrolla en tres fases. En la primera fase, de recogida de datos, los profesionales de Fundación SAMU colaboran en la tarea de diseño proporcionando la información necesaria de los menores bajo acogimiento y de los profesionales que intervienen con ellos. Además, facilitan documentación relativa a los programas de acompañamiento que se están implementando en la actualidad.

En la segunda fase, de implementación, los profesionales e investigadores de Fundación SAMU participarán en los grupos de discusión y supervisión de los campos y protocolos de evaluación de riesgo que serán integrados en la herramienta Toolkit VRIME, en virtud de la experiencia del trato y cuidado de los menores que atesoran y la visión de la gestión integral de la realidad diaria de esta tarea. Además, posibilitarán un grupo de menores y jóvenes migrantes para realizar la fase cualitativa de factores de protección y resiliencia.

Y por último, SAMU participará en la fase de validación y acompañamiento. Se llevarán a cabo en diversas instalaciones de Fundación SAMU las actuaciones de acompañamiento específico durante la ejecución del itinerario integral de la solución informática, con el fin de recabar la información necesaria para poder validar el funcionamiento de la aplicación informática Toolkit VRIME que se desarrollará en el mismo. Posteriormente, se facilitará el acceso a las instalaciones del equipo investigador para realizar el seguimiento de la implementación del Toolkit VRIME y formación para la gestión del riesgo.

Una vez implementada la herramienta Toolkit VRIME de valoración del riesgo en menores y jóvenes migrantes se podría discriminar con mayor eficacia a aquellos menores a los servicios o dispositivos acordes a su perfil, recibiendo así los recursos y ayudas que requieran de acuerdo con las necesidades que presenten. El porcentaje de niños y niñas que reciben atención especializada será significativamente superior que aquellos cuya situación de riesgo no ha sido detectada, descongestionando los recursos genéricos de acogida y protección.

Un empleo en el que se respira deporte

Mamadou Malado Barry no deja indiferente a nadie. Un joven decido, con un proyecto migratorio claro y definido: dedicarse al fútbol de manera profesional. Mamadou no concibe su vida lejos del deporte. Conjugar su sueño con el objetivo de un Programa de Alta Intensidad (PAI), conseguir las condiciones óptimas para la emancipación, ha sido su principal reto.

Mamadou nació en Guinea Conakry hace 19 años, en el seno de una familia humilde, en la que la principal fuente de ingreso era la tienda de alimentación regentada por su madre. Creció rodeado de improvisados campos de fútbol donde la portería se marcaba con dos grandes piedras. A los seis años, descubrió su pasión por el fútbol. Solo jugaba al fútbol por diversión, pero eso pronto cambiaría, cuando descubrió que quería dedicarse al fútbol de manera profesional.

Cuando Mamadou planteó esta afición en casa, fue rechazada tajantemente por su madre. Pues doña Mariama Dioulde Diallo, como él la llama, no podía permitirle esa distracción. Lo importante era seguir acudiendo al colegio. Además, es una afición que no está al alcance de cualquiera, como comenta Mamadou: “Ser jugador de fútbol en Guinea está reservado a la gente influyente y con recursos económicos”.

Desde una edad muy temprana, Mamadou ha tenido que encontrar alternativas para compaginar sus obligaciones con la práctica de fútbol. Para acudir a los entrenamientos se inventaba visitas a casa de un amigo que, además, le dejaba asearse para la vuelta a casa tras un partido. Consiguió mantenerlo en secreto hasta que un entrenador le reforzó su valía como jugador profesional y le prestó el apoyo necesario para la equipación y los gastos de movilidad. Siendo adolescente, consiguió hacerse un hueco en el equipo Arsenales FC de Guinea. Comenzaron sus viajes dentro del país con el equipo, participando en partidos amistosos, pero pronto se dio cuenta de que no podía permitirse una academia ni disponía de los contactos necesario para convertirse en jugador profesional. Es ahí cuando, con 15 años, tomó la decisión de migrar, en busca de un sueño.

Mariama comprendió en este momento que su hijo estaba dispuesto a perseguir un sueño y que esta vez lo iba a hacer muy lejos de ella. La relación con su madre es especial. La frase “A mi madre” está grabada en sus camisetas de competición.

Mamadou ha requerido de un trabajo de orientación intenso para alcanzar el ajuste a la realidad de un joven que no dispone de referentes familiares ni red de apoyo social en España, más allá del prestado por el PAI. Ha tenido que realizar un trabajo personal en el que ha sabido conjugar sus aspiraciones en el terreno deportivo, con las condiciones necesarias para la transición a la vida adulta. Como joven procedente del sistema de protección de menores, Mamadou tenía por delante un doble objetivo: completar la formación académica reglada y la formación para el empleo.

El punto de desencuentro siempre ha sido la compatibilidad de estas obligaciones con los horarios de entrenamiento y de competiciones.

Su itinerario de inserción laboral ha estado marcado por altibajos. Si bien, es cierto que se ha mostrado participativo, asumiendo el protagonismo en su proyecto de emancipación. Ha sido difícil, en ocasiones, la toma de decisiones conjuntas. Tras comenzar con las intervenciones de inserción laboral, Mamadou se mostraba reticente, rechazando itinerarios de inserción que no le permitían tener tiempo para sus entrenamientos y los correspondientes partidos. Su pasión por el deporte le ha llevado a anteponer el fútbol a proyectos laborales para los que estaba sobrecualificado y aceptaba trabajos menos cualificados pero que sí eran compatibles con sus entrenamientos.

El equipo del PAI de Motril siempre ha sido consciente del gran potencial de Mamadou. Es un joven risueño, con un gran repertorio de habilidades sociales y de competencias para el trabajo en equipo, muy educado y extrovertido. Como buen deportista, destacaba en aquellas competencias en las se requería un trabajo en equipo. La madurez adquirida en su proceso de autonomía le ha permitido tomar decisiones que han repercutido positivamente en su trayectoria y en la estabilidad emocional alcanzada en el momento. Solo faltaba el pequeño empujón que a todos nos hace falta para salir a volar, arriesgarnos y ganar.

El punto de inflexión de la trayectoria de Mamadou ha sido la primera toma de contacto con la empresa Decathlon. En julio, el joven y su orientadora se embarcaron en la aventura de conjugar la pasión por el fútbol y el futuro laboral. Para el desarrollo emocional de nuestro joven, era necesario sentirse comprendido, estar rodeado de personas que entendieran que su felicidad iba de la mano de la práctica del deporte. Y es en este momento donde Mamadou descubre Decathlon más allá de la tienda preferida para su equipamiento.

Tras un proceso de selección en el que el joven destacó sobremanera y tras varios días de incertidumbre, sonó el teléfono. Era el responsable de la tienda Decathlon Motril. Mamadou cogió el teléfono, se hizo un silencio y, de repente, colgó. “Me han llamado, me han elegido”, se escuchaba mientras el joven corría por el pasillo del centro.

Mamadou es inmensamente feliz desde que le dieron esta noticia. Ha conseguido un puesto de trabajo, y lo ha hecho en una empresa que cree en los sueños de los deportistas, que cree en el sueño de Mamadou como jugador de fútbol del equipo de Motril Tercera División, y lo apoyan. Con Decathlon descubrimos que los sueños se cumplen.

Por Siham Khalifa El Abdi.

Orientadora del Programa de Alta Intensidad (PAI) de Motril, cofinanciado por el Fondo Social Europeo