Cuatro décadas de ambulancias: La evolución de una especie

Mucho ha llovido desde aquella primera UVI-Móvil de marca Volkswagen que el doctor Álvarez Leiva adquirió en Alemania a principios de los 80. SAMU nació en esa ambulancia blanca con franjas naranjas y letras azules. Aquel vehículo aún se conserva y la organización ha querido restaurarlo con motivo de su 40 aniversario.

SAMU es hoy una entidad especializada en los ámbitos de la salud y la acción social con 40 años de existencia y una plantilla de 1.800 profesionales cuyos principales ámbitos de actuación son la salud y las emergencias, la formación, la atención a la diversidad funcional y la gestión de menores, pero su origen siempre estará en las ambulancias y el traslado de pacientes.

Uno de los primeros acontecimientos en los que estuvo presente una ambulancia de SAMU fue durante los preparativos y la celebración de la Exposición Universal de Sevilla 92. Siete años más tarde, en 1999, SAMU empezó a prestar el servicio de emergencias en Málaga. En 2011, se activó en Huelva; y en 2017, SAMU abrió una base de emergencias en Tánger (Marruecos).

Actualmente, la entidad cuenta con dos servicios de ambulancias. Por un lado, está el traslado de pacientes críticos, servicio para el que se utilizan las llamadas “ambulancias blancas”, una UVI Móvil completa en la que viajan un Técnico en Emergencias Sanitarias, un médico y un enfermero.

El segundo producto que ofrece SAMU son servicios privados y dispositivos de riesgo previsible (DRP). Aquí se utilizan las conocidas por la plantilla de SAMU como “ambulancias amarillas”, que son las que acuden a las coberturas sanitarias de eventos deportivos como la tradicional Carrera Nocturna del Guadalquivir, la Maratón de Sevilla, la Titán Desert en Arabia Saudí y Almería o los partidos de fútbol disputados en el Estadio Sánchez-Pizjuán, donde juega el Sevilla FC.

“SAMU cuenta con una plantilla de más de 90 personas en el servicio de ambulancias, todas ellas formadas en Escuela SAMU”, detalla Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU. “Aquí todos hacemos de todo e intentamos tocar todos los palos. Todos tenemos una ocupación principal pero también participamos en otros servicios. Sólo un pequeño grupo se dedica exclusivamente al traslado de críticos, pero, por lo general, los instructores de Escuela SAMU también participan en los DRP o en el traslado de pacientes críticos, por ejemplo”.

Hoy, SAMU cuenta con una flota de 18 ambulancias distribuidas entre las bases de Sevilla (Isla de la Cartuja), Málaga, Huelva, Madrid y Tánger (Marruecos).

Además, a finales de 2019, SAMU puso en marcha una nueva plataforma para la reserva de sus servicios de ambulancia de forma fácil, rápida y cómoda, a través de una página web, y con todas las garantías de una de las organizaciones líderes del sector. El objetivo de esta iniciativa es dar respuesta rápida a los usuarios de este tipo de servicios, cada vez más demandados.

A través de la página web ambulanciassamu.es, cualquier persona puede contratar en solo unos minutos una ambulancia para diferentes tipos de servicios, como traslado de pacientes, competiciones deportivas, actividades culturales, bodas, exposiciones y congresos, fiestas populares o cualquier tipo de evento.

Los servicios son de gran versatilidad y capacidad de individualización. Van desde la activación de una ambulancia convencional con Técnico en Emergencias Sanitarias y su dotación de material electromédico, y el refuerzo de esta cobertura con un enfermero para una mayor capacidad asistencial e incluso con un médico para una gestión completa de cualquier incidencia sanitaria, hasta la inclusión de varios recursos de distintas categorías (ambulancias colectivas, convencionales y UVI-móviles). El servicio puede incluso contemplar el diseño personalizado de un plan de autoprotección y su ejecución para una actividad de gran aforo.

En estos casi 40 años no sólo ha evolucionado la idiosincrasia de SAMU y el servicio por el cual nació, sino también el diseño de sus ambulancias. Atrás quedó aquel vehículo de intervención inmediata blanco, sencillo y sin comodidades que se utilizó durante la Expo’92 y cuyo único diseño eran dos franjas naranjas, una arriba y otra abajo, entre las cuales se podía leer ‘Sanidad’.

En el verano de 2020, SAMU presentó su nueva ambulancia con un diseño revolucionario. Entre las características destacan un serigrafiado integral en material reflectante y un puente de luces integrado de última generación. SAMU contó con la colaboración de las empresas Rodríguez López, JPP Electrónica y Avery para su desarrollo. “Según explica el proveedor, ésta es la primera UVI Móvil que cuenta con un rotulado integral reflectante. Por lo general, las ambulancias más vanguardistas sólo tienen una parte del rótulo reflectante, por lo que la nueva UVI de SAMU es un proyecto pionero”, explica Thomas Couyotopoulo, subdirector de Escuela SAMU. “El objetivo principal es conseguir una mayor visibilidad en todas las condiciones posibles y, por tanto, lograr una mayor seguridad pasiva para el vehículo, sus ocupantes y los demás usuarios”.

Una de las primeras salidas de esta nueva ambulancia fue durante la reanudación de la Liga española de fútbol, durante el partido del Sevilla FC y el Real Betis, derbi sevillano que se jugó en el Estadio Sánchez-Pizjuán el 11 de junio de 2020. Desde entonces, es un elemento común del paisaje de las carreteras de Andalucía y de todo el país.

El origen de SAMU: 40 años de una organización única

Hace 40 años, el coronel médico Carlos Álvarez Leiva tuvo una visión de futuro que convirtió en un proyecto de vida: SAMU. Álvarez Leiva introdujo en España la primera UVI Móvil y, con ella, la medicina prehospitalaria y de emergencias, creando una escuela y una filosofía de trabajo que hoy pervive.

Cuando se le pregunta por el origen de SAMU, el doctor Álvarez Leiva recuerda que en 1981 muchas personas morían en accidentes de tráfico al no contar con una asistencia médica en carreteras. Otras morían en sus casas o de camino a los hospitales mientras les trasladaban en aquellos taxis o coches en los que el conductor sacaba un pañuelo blanco por la ventana para indicar a los demás conductores que tenía una emergencia. “Vi que en España no existían uvis móviles ni la medicina hospitalaria. Las ambulancias sólo transportaban al paciente hasta el hospital, no atendían a las víctimas in situ, como sí ocurría en otros países, como en Francia. Me pareció un proyecto interesante implantar ese tipo de medicina en mi país. Empeñé mi familia, mis ahorros y todo mi tiempo, y fui capaz de compaginar mi vida militar con este proyecto personal”, explicaba recientemente Álvarez Leiva en una entrevista publicada en Revista SAMU.

Tal como describe el director general de SAMU, Carlos González de Escalada, en su carta abierta por el 40 aniversario de SAMU, en aquellos primeros años SAMU se dividía en dos: SAMU base (la oficina) y SAMU Móvil (la ambulancia).

A partir de esta fecha, la entidad fue la responsable de la cobertura sanitaria de grandes eventos como la Feria de Sevilla o el Rocío (Plan Romero), además de realizar en Sevilla traslados de pacientes críticos y atender los servicios de emergencias que ocurrían en la calle, trabajo que diez años después comenzó a desempeñar la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES-061).

Uno de los primeros acontecimientos en los que estuvo presente una ambulancia de SAMU fue durante los preparativos y la celebración de la Exposición Universal de Sevilla 92. “Detrás de la primera grúa que entró en ese erial que era entonces la Isla de la Cartuja, que acogió la Expo’92, iba una ambulancia de SAMU. Fuimos los primeros en entrar, y aquí seguimos 40 años después”, recordaba Carlos Álvarez Leiva en otra entrevista con motivo del 25 aniversario de la Expo’92. “Los operarios trabajaban en tres turnos y tenía que haber un dispositivo sanitario siempre con ellos. Durante dos meses estuvimos durmiendo en la ambulancia, pasando muchísimo frío por las noches, porque ahí no había nada construido”.

SAMU fue el encargado también de desarrollar el Plan de Emergencia para la Expo’92. El 061 comenzaba a arrancar y SAMU ya contaba con 10 años de experiencia en el sector.

Más de 60 personas formaron el equipo de SAMU en turnos de 24 horas en la Expo’92. Su labor principal era el traslado a los hospitales de pacientes críticos y la asistencia sanitaria de los más de 40 millones de visitantes que acudieron a la Expo.

“Principalmente, atendimos lipotimias, intolerancias digestivas, pequeñas erosiones en la piel, frecuentes en personas que llevan mucho tiempo andando, alergias severas, crisis diabéticas y crisis epilépticas”, explicaba el doctor Álvarez Leiva. “Fue todo un éxito. De las más de 30.000 asistencias, sólo hubo una queja. Todo el mundo conocía cuál era su función. Existía una jerarquía asistencial muy bien estructurada y contábamos con una red de apoyo de especialistas, además de intérpretes permanentes de inglés, francés y alemán”.

Antes de la Expo, en 1990, SAMU dio sus primeros pasos en el ámbito de la formación y ese año se impartió la primera edición del Máster de Emergencias Médicas junto con la Universidad de Sevilla, y en 1994, la primera edición del Máster de Enfermería en Atención Hospitalaria, Catástrofes y Acción Humanitaria.

Nueve años después, en 1999, SAMU comenzó a expandirse fuera de Sevilla con la creación del servicio de emergencias de Málaga.
Desde entonces, SAMU no ha hecho más que crecer dentro y fuera de España, especialmente en la última década. La organización cuenta hoy con una plantilla de casi 2.000 trabajadores y presencia en tres países (España, Marruecos y Estados Unidos). Hoy SAMU y Fundación SAMU tienen activos unos 80 recursos del ámbito de las emergencias, la salud mental, menores y familia, servicios educativos, discapacidad y logística. Además, SAMU ha participado en estos años en 11 misiones humanitarias, diez de ellas internacionales, y en 2020 y 2021 ha estado en primera línea en la lucha contra el Covid-19.

Carta abierta por el 40 aniversario de SAMU de Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU

En noviembre de 2008, me incorporé a SAMU después de un largo periodo en el extranjero. Había trabajado en la organización tres años en los noventa. Viví la Expo del 92 desde dentro de los servicios sanitarios y siempre estuve vinculado a la empresa de alguna forma. ¡Incluso pase por el departamento de Contabilidad!

En esta última y definitiva incorporación aterricé de lleno en el sector de lo social de la fundación recién revitalizada con la apertura de una unidad de día, la unidad San Lucas, cuyos comienzos fueron cualquier cosa menos sencillos. De la mano de la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, abrimos la residencia Santa Ana. En ese mes de noviembre que recuerdo bien comencé como director de este centro. Mi experiencia en SAMU había estado centrada en el ámbito de cuidar personas, pero esto era diferente.

La discapacidad intelectual con daño cerebral impresiona. Y así fue mi primer día de trabajo en la residencia. La llegada de los primeros pacientes me causó una profunda impresión. Recuerdo que llegó mi hermano y me pidió: “Borja, tienes que reunir a tu equipo y decirles unas palabras”. Reconozco que ni en este ámbito tenía experiencia. Me costó, pero así lo hice. Fueron las primeras palabras ante un equipo. Vinieron muchas más.

Sí, era un neófito. Pero me rodeé de un gran equipo. Desde Maribel a Desiré, y a todo el personal que nos acompaño en esos días. La verdad es que fue una etapa que recuerdo con gran cariño por el grupo, por los residentes y por lo reconfortante que es trabajar en ese sector con el que hoy me siento tan identificado, y que se resume en ayudar a quienes necesitan ayuda.

Tuve incluso el privilegio de participar en varias misiones de ayuda humanitaria. He de reconocer que es lo que más me ha llenado a lo largo de estos años: experiencias cambiantes, trabajar 16 horas al día, comer una vez al día, ducharte o no, y volver al campamento feliz del trabajo bien hecho. Don Carlos, mi padre, me enseñó la recompensa que esto supone. Y no lo he olvidado.

Desde entonces, mi puesto me llevó a abrir centros de atención a personas con discapacidad por todo el territorio, comenzando por Cantillana (Sevilla), para lo cual tuvimos que terminar una obra de un edificio medio ruinoso. O en Toledo, donde hicimos un inolvidable sprint para abrir en veinte días un centro que llevaba doce años cerrado.

De ahí pase a la aventura africana de ayudar en la apertura de SAMU Tánger. Fue un gran esfuerzo personal, empresarial y familiar, con la firme intención de volver a internacionalizar nuestro saber hacer, y con el convencimiento de que un buen producto o, en este caso, un buen servicio, tendría una gran aceptación en una población en la que no existía.

Con una idiosincrasia, una cultura y una religión tan distintas a la nuestra, no fue fácil ganarse la confianza de los usuarios y de las autoridades locales. Sin duda SAMU Tánger es uno de los proyectos que más esfuerzo humano ha requerido por parte de la familia.

Mi andadura en SAMU me ha llevado a colaborar con la llegada masiva de menores a nuestras costas, chicos que se juegan la vida a través del Estrecho para buscar una vida mejor. He colaborado en la apertura de centros en Andalucía, Madrid y Aragón.

Este verano pasé al área de Institucional y me trasladé a Madrid donde estamos abriendo nuevos centros y servicios. Es un destino donde las posibilidades para una organización como la nuestra son muy amplias. Tenemos el reto de trabajar con las administraciones para dar a conocer nuestra forma de trabajar y nuestra filosofía, escuchar sus necesidades y ayudar en todo lo que está en nuestra mano.

En nuestro esfuerzo por atender estas necesidades también he sido requerido para atender la llegada masiva de chavales a Canarias. Nos pusimos a disposición de las autoridades y aquí estamos: haciendo lo que mejor sabemos hacer, proteger a estos adolescentes y enseñarles, en el poco tiempo que van a estar con nosotros, todas las dificultades que les quedan por afrontar, y siendo exigente con ellos, puesto que más exigente va a ser la sociedad con ellos cuando cumplan 18 años y pierdan el abrigo de la Administración. Tratamos que tengan claro que deben aprender el idioma e integrarse, e inculcarles la importancia de formarse y ser autosuficientes para conquistar su futuro.

Carta abierta por el 40 aniversario de SAMU de Carlos González de Escalada, director general de SAMU

Recuerdo que era un niño más o menos de mi edad, quizá más chico. No me alcanza a ponerle la fecha, tampoco el año, era a principio de los años ochenta. Conducía José María Rivera, el primer chófer de ambulancia de SAMU. Mi padre era el médico y yo el camillero. Con la imprecisión de un recuerdo tan lejano me aventuro a decir que íbamos o veníamos de Huelva con un paciente que por su edad me impresionó. Lo que sí recuerdo con nitidez de ese traslado (“evacuación” le llamábamos entonces) era mi misión sanitaria: ir cantando a mi padre los parámetros clínicos que aparecían en el monitor de la cabina asistencial.

Como era algo tan importante, me lo tomé con toda la seriedad del mundo y yo repetía los números que aparecían en el aparato con la cadencia rítmica de un reloj de cuco. Cientos de veces los repetí, sin apartar la vista de aquella pantalla rudimentaria. Aquel niño se salvó y muchas veces me he preguntado qué sería de él, dónde estaría hoy. En aquellos días, si bien no era ya corriente, tampoco era tan excepcional que un imberbe ayudara a su padre en su oficio, y yo me sentí muy orgulloso de aquella intervención.

Mi padre, el Dr. Álvarez Leiva, había comprado en Alemania una UVI móvil que entonces era la primera y la más avanzada de España. Era la época en el que SAMU se dividía en dos: “SAMU base” —la oficina— y “SAMU Móvil” —la ambulancia—. Me lo recordaba mi amigo José Luis de Alcaraz hace unos meses, yo lo había ya olvidado.

También recuerdo que, con 16 años, los domingos me tocaba “guardia de coordinación de noche” desde la base: un piso en la calle Asunción 41, que era de mi abuela materna. Me enfadé mucho porque aquellas guardias no me las pagaron nunca, ya que sufragaban, supuestamente, mi curso en Estados Unidos del año siguiente. Allí hice el COU, una de las mejores experiencias de mi vida.

Estas primeras vivencias las tuve cuando SAMU era una micro-empresa. Mis hermanos y yo tenemos la suerte de haber mamado un oficio que llevamos en la sangre. Hemos evolucionado mucho desde aquella primera UVI móvil, marca Volkswagen, pero el espíritu emprendedor sigue intacto.

Cuarenta años después, somos una entidad mediana con casi 2.000 profesionales en plantilla. Aunque estamos muy profesionalizados, SAMU mantiene su esencia familiar y vocacional.

Tras cuatro décadas de andadura, nos hemos convertido en un grupo de amigos con una clara conciencia de servicio a los demás. Ésa es la causa que da sentido a nuestra actividad corporativa. Estamos aquí por los demás porque, como yo le digo a mis hijos: “servir es lo más digno”.

Sé que el año de este 40 aniversario, 2021, es particularmente complejo para todos nosotros. Es duro trabajar día a día sin saber muy bien qué nos va a deparar el futuro. En toda actividad privada, el éxito de ayer no garantiza el triunfo mañana. Los gestores afrontamos la reválida diaria de sostener el legado de nuestros mayores, cuando la mar está tan brava.

Obsesión por la calidad, valentía, creatividad, austeridad, entereza, ausencia de burocracia, aportar soluciones, espíritu científico, quitar preocupaciones al cliente, cercanía, flexibilidad, respuesta rápida, gestión de la incertidumbre… son actitudes que yo he aprendido de mi padre y que lucen altas en el pabellón de SAMU. Todos las compartimos.

Como en cualquier organización que crece, SAMU también tiene que enfrentarse a sus propios retos. Lograr una organización eficiente; ofrecer formación a todos; servir a tantas administraciones públicas diferentes o convivir con presupuestos restrictivos son sólo algunos de ellos. Mi preocupación constante es mi equipo, del que estoy tan orgulloso.

La década que empieza va a tener un color especial. Vamos a apostar de manera muy decidida por dar un impulso internacional a las actividades de nuestra casa. También vamos a constituir un Instituto de Investigación Científica para devolver a la sociedad nuestro saber en un formato de la máxima excelencia. También queremos seguir acompañando a las administraciones que tengan necesidades críticas y, en general, a todos los clientes que saben que siempre estaremos a su lado.

Se cumple esta efeméride señalada y doy las gracias a todos los que han confiado en SAMU a lo largo de años, también a nuestros proveedores, a mi personal y a mi familia.

Ahora, ¡a por otros cuarenta años!

Carta abierta por el 40 aniversario de SAMU de Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía

En los últimos meses, Andalucía se está enfrentando a una pandemia sin precedentes. La Covid-19 ha trastocado nuestra normalidad y ha puesto del revés nuestro día a día. Un tiempo en el que los andaluces han sido un ejemplo a seguir por su comportamiento y por saber adaptarse de una manera tan responsable a unas circunstancias tan complejas como las que estamos atravesando.

Como presidente de la Junta de Andalucía, me siento muy orgulloso de ellos y de la solidaridad de la que han dado buen ejemplo. Hemos tenido que tomar decisiones difíciles, pero el único objetivo que nos ha movido desde el principio es el de salvar vidas, pero siempre intentando también, en la medida de lo posible, darle oxígeno a la economía porque somos conscientes de que no sólo tenemos ante nosotros una crisis sanitaria, sino también una crisis social y económica que, entre todos, tendremos que superar.

Profesionales de sectores como la hostelería, el turismo, el comercio, el ocio, los bomberos, las Fuerzas o Cuerpos de Seguridad del Estado, todos han plantado cara a esta situación dando lo mejor de sí mismos para que todos pudiéramos estar atendidos y para que no nos faltara de nada en los meses que ha durado el confinamiento, así como en los meses posteriores.

Pero, sin duda, una mención especial es la que merecen los profesionales sanitarios, un activo esencial e irremplazable en la lucha contra la pandemia. Desde el primer minuto, han estado en primera línea y han actuado como unos auténticos héroes salvando vidas y, en muchos casos, aunque ello supusiera llegar a poner incluso la suya en juego. Lo han dado todo y se lo debemos todo.

No han dudado desde el primer momento en dar lo mejor de ellos por atender a todos los ciudadanos que lo han necesitado y servir de apoyo a muchos enfermos y a sus familias en situaciones críticas y en otras muchas en las que desgraciadamente el desenlace ha sido el peor de los que se podía esperar.

Dentro y fuera de los hospitales se han convertido en la familia de cada paciente, han sufrido junto a ellos, se han preocupado y han servido de base y apoyo a sus familias, ya que el Covid-19 no les ha permitido estar con éstos en la enfermedad y en algunos casos ni tan siquiera han podido despedirse de sus seres queridos. Les debemos mucho y estaremos en deuda eternamente por todo lo que nos han aportado.

Una mención especial tiene el personal de los Servicios de Asistencia Médica de Urgencias (SAMU), los primeros en llegar ante cualquier emergencia y los primeros en tender la mano a los que lo necesitan. Trabajan bajo una presión máxima en la que el tiempo de reacción es algo fundamental y, en muchos casos, determinante para la posterior evolución de los pacientes.

Este año, SAMU celebra el 40 aniversario desde su puesta en marcha. Su labor a lo largo de estos años ha sido fundamental y su entrega y disposición son dignas de admirar. Lo ha sido siempre, pero estos últimos meses soy consciente de que han tenido que doblar sus esfuerzos y trabajar ante la enorme adversidad que ha generado el coronavirus. Por ello, solo puedo mostrar mi admiración y reconocimiento a todos y a cada uno de los miembros que integran estos equipos. Sois una pieza fundamental en esta sociedad y vuestro trabajo es digno de alabanza.

La salud es nuestro pilar más importante, sin salud no somos nada, y es por ello que debemos preservar y reforzar nuestro sistema sanitario. El Gobierno andaluz es consciente de ello y por eso su compromiso con la sanidad y con los profesionales sanitarios es firme.

Prueba de ello es que desde el final del verano de 2020 se han llevado a cabo en Andalucía un total de 971 obras que tienen como objetivo el de mejorar, modernizar y hacer más efectiva nuestra sanidad pública para que ésta pueda hacer frente a la pandemia con las mayores de las garantías y de la mejor forma posible.

Otro ejemplo de nuestro compromiso con nuestro sistema sanitario es que es la primera vez que la Junta de Andalucía destina el 7% del PIB a la Sanidad, a lo que se suma el refuerzo en los profesionales sanitarios que también es récord en nuestra comunidad con una plantilla que está ya por encima de los 118.000.

La sanidad es clave y los profesionales que forman parte de ella son los verdaderos protagonistas. Quiero desde aquí felicitar a SAMU en su aniversario, agradecerles su labor a todos sus integrantes porque cada uno de ellos es una pieza esencial que contribuye de forma decisiva a velar por la salud de los ciudadanos siendo ésta nuestro bien más preciado y el que debemos cuidar por encima de todo.

No perdamos la esperanza. Superamos la primera y la segunda ola y superaremos la tercera. Con la responsabilidad y el compromiso de todos dejaremos atrás la pandemia. Saldremos adelante.

SAMU envía un equipo de voluntarios a La Palma para prestar apoyo a los desplazados por el volcán

Un contingente de voluntarios de SAMU ha partido este lunes desde el Aeropuerto de Sevilla para La Palma con el objetivo de prestar apoyo a la población desplazada por la erupción del volcán Cumbre Vieja, más de 5.000 personas en total, según los últimos datos oficiales.

Los voluntarios participantes en esta misión, denominada Cumbre Vieja 2021, se pondrán a disposición del Gobierno de Canarias, realizando las labores requeridas en materia de asistencia sanitaria y apoyo a los sistemas de emergencias, así como refuerzo de las necesidades logísticas.

El equipo está compuesto por siete voluntarios, entre los que se encuentran enfermeros y auxiliares de enfermería, técnicos en emergencias sanitarias y técnicos en integración social. En principio, el grupo pretende prestar asistencia durante una semana, periodo que podrá modificarse en función de la evolución de las circunstancias.

El dispositivo se ha diseñado y puesto en marcha en menos de 24 horas. A las 15:12 horas de este domingo, hora insular, comenzó a rugir el volcán de La Palma tras entrar en erupción. Desde hace días, Involcán y el Instituto Geográfico Nacional (IGN) venían advirtiendo de que el proceso sísmico se estaba acelerando, de que los terremotos tenían focos cada vez más someros por lo que no descartaban que pudiera terminar en una erupción, aunque aseguraban que nadie podía predecir ni el cuándo ni el dónde. Ante estos avisos, el domingo por la mañana, SAMU activó un gabinete de crisis y solo 24 horas después, este lunes al mediodía, un equipo de voluntarios ya viajaba dirección La Palma con el fin de prestar asistencia desde la tarde de este mismo lunes sobre el terreno.

Estos recursos voluntarios se sumarán a los más de 180 efectivos desplegados por la UME y del resto de fuerzas de seguridad en La Palma, así como de otras organizaciones sanitarias y asistenciales.

En esta misión, SAMU volcará todo su know-how en la gestión de grandes catástrofes y asistencia humanitaria, con experiencias recientes en Honduras o Costa Rica, actividad que se canaliza a través de la entidad Samu First Response, especializada en labores asistenciales internacionales de carácter humanitario.

Cortijo Roman: El edén de Los Alcornocales

El proyecto turístico de alojamiento rural Cortijo Román, impulsado por Fundación SAMU en Jimena de la Frontera (Cádiz), cumple un año de vida. Desde que el 1 de agosto de 2020 abriera sus puertas al público, el equipo de SAMU no ha ahorrado esfuerzos para mantener a flote este proyecto cuyo objetivo principal es ofrecer una salida laboral a los jóvenes extutelados de SAMU y lograr su integración social y laboral. La pandemia del Covid-19 ha marcado este primer año, pero las expectativas son buenas y la prueba está en las buenas cifras de reservas cosechadas durante este verano.

Este alojamiento rural está formado por cinco casas: tres de un dormitorio y dos de dos dormitorios, que tienen una capacidad total para 14 personas, aunque es posible aumentar el número de huéspedes según las necesidades. “Todas las habitaciones cuentan con salón, cocina totalmente equipada, baño completo y patio individual con preciosas vistas al pueblo de Jimena y su castillo fortaleza. Cortijo Román se encuentra en el Parque Natural de los Alcornocales, por lo que dispone de numerosas rutas de senderismo y visitas guiadas al castillo en sus inmediaciones. En la actualidad no cuenta con caballos, pero lo hará próximamente ya que cuenta con unas instalaciones adaptadas para ello”, explica el director del ISL Cortijo, Antonio Rodríguez.

Cortijo Román fue con anterioridad un centro de menores gestionado por SAMU. Antes de su conversión, se encontraba vacío, y desde la organización se pensó en varios proyectos para darle utilidad, entre ellos, un centro vinculado a la clínica de salud mental SAMU Wellness. Finalmente, la dirección de SAMU optó por un proyecto de integración de turismo rural que, en sus orígenes, estuvo impulsado por el presidente y el vicepresidente de Fundación SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva y Borja González de Escalada, respectivamente.

Fueron los propios chicos del centro de menores de Jimena (ISL Cortijo) los que acondicionaron y habilitaron el antiguo Cortijo Román para su puesta en marcha como alojamiento. Para ello, los jóvenes implicados en este proyecto recibieron diferentes cursos a través de la Escuela de Oficios de SAMU, entre ellos, un curso básico de mantenimiento de edificios y piscinas y otros programas de turismo rural, jardinería, pintura, albañilería y restauración. “Desde el primer día, los chicos del centro estuvieron ilusionados con este proyecto y realizaron diferentes actividades como la restauración de muebles; la reparación y pintado de paredes, techos y suelos; el acondicionamiento de jardines; y el mantenimiento de piscina, entre otras. Eran las labores generales para la puesta a punto del cortijo rural”, continúa Antonio Rodríguez.

Cortijo Román

Cortijo Román

“Entre las principales dificultades que nos encontramos durante la habilitación del complejo destaca la adaptación del temario facilitado por la Escuela de Oficios a las circunstancias y características particulares de la finca. Por otro lado, las altas temperaturas del verano también fueron un obstáculo, aunque todos los chicos contaban con sus equipos de protección individual y se hidrataban constantemente, evitando la exposición excesiva al sol”, señala el director del centro.

“Este proyecto, además de ser un aliciente para los chavales, todos menores de edad, ayuda a su integración e inserción laboral y social, y a su desarrollo personal. Aprenden a valorar el esfuerzo que se debe realizar para conseguir el objetivo marcado en el día, aprenden a convivir, por la interacción directa con sus compañeros y demás colaboradores y personal docente. Además, se familiarizan con los materiales que se utilizan para cada cometido, lo que les hace adquirir conocimientos que les hará más competitivos en su futura inserción laboral gracias al equilibrio entre teoría y práctica”.

Actualmente, hay tres personas contratadas en Cortijo Román. Están Belén Barea, la coordinadora del complejo y la encargada de las reservas; Issam, un joven extutelado de SAMU que se encarga del mantenimiento de las instalaciones, y una tercera persona encargada de la limpieza. Además, dos menores del ISL Cortijo realizan prácticas formativas en el complejo y ayudan a Issam al mantenimiento. Son Amín y Omar.

“En el Cortijo, los menores del ISL Cortijo reciben formación de jardinería, mantenimiento de edificios y electricidad a través de la Escuela de Oficios de SAMU y, posteriormente, realizan aquí sus prácticas. Por esta razón, Cortijo Román es un proyecto tan complejo. No es solo una empresa de turismo rural, es también un proyecto social que busca la inserción sociolaboral de los menores tutelados por la Junta de Andalucía y bajo la protección de SAMU”, explica Belén Barea, que comenzó a trabajar en este proyecto en agosto de 2020, una vez que el cortijo ya había sido rehabilitado. “Hoy solo hay dos menores realizando prácticas con nosotros, pero hasta hace relativamente poco tiempo eran doce”. Ellos son los encargados del mantenimiento de las instalaciones y el cuidado de las zonas ajardinadas. “Para mí, no son solo chicos en práctica, son compañeros”, destaca Belén.

“Estos chicos y el doctor Carlos Álvarez Leiva, el Jefe, han sido los que han levantado esto. El Jefe trabajó codo con codo con ellos. Les enseñó a lijar, a pintar. Hizo una labor educativa importante. Para ellos, Álvarez Leiva ha sido un maestro y un abuelo, y, aunque a veces les regañaba, en seguida me preguntaban cuándo iba a a volver”, continúa la coordinadora de Cortijo Román. “Reduan, Otman, Aiman, Samir y Amin son algunos de los chicos que han pasado por aquí y a los que les tengo un especial cariño”.

Barea también destaca el esfuerzo de los profesionales de SAMU que han hecho posible que este proyecto arrancara. “Nicolás Torres, Antonio Rodríguez, Juan Rodrigo, Belén de la Rosa, Jesús Javier Pérez, Emilia Quirós, Juan Otero, Said Qassid, María Luisa Rodríguez…. Son maravillosos. Hacen equipo allá donde van y te hacen sentir parte de este equipo, aunque acabes de llegar”, reconoce.

Son muy pocos los clientes que conocen la relación de SAMU con Cortijo Román, así como que se trata de un proyecto social donde se forman y trabajan jóvenes inmigrantes. “A muchos huéspedes les sorprende, en un primer momento, ver a estos chicos en el complejo, pero la aceptación ha sido muy buena. Me preguntan y yo les explico la función de SAMU y qué hacen estos menores aquí”, señala Belén Barea.

La coordinadora de Cortijo Román reconoce que los primeros meses del proyecto fueron duros, especialmente debido a la pandemia. Teníamos que relanzar una y otra vez el alojamiento, lo cual no era fácil, sobre todo por la mala fama que le precedía al ser un complejo abandonado”, comenta. “Nos costó mucho arrancar. Al principio teníamos sólo reservas los fines de semana y de manera esporádica. Debíamos ser muy flexibles y siempre estábamos condicionados por la evolución de la pandemia, pero, poco a poco, esto ha ido cambiando y este verano hemos estado al completo y hemos acogido la celebración de tres bodas y dos comuniones”.

Barea admite que el Covid-19 está cambiando el hábito y la forma de viajar de los turistas y aún es pronto para saber si la temporada fuerte de Cortijo Román se producirá en invierno (como se creía en un primer momento, al ser un alojamiento rural) o en verano. Lo que sí tiene claro el equipo es que las expectativas son positivas y que el proyecto tiene un esperanzador futuro.

Cortijo Román, en Jimena de la Frontera

Cortijo Román, en Jimena de la Frontera

Belén Barea, coordinadora de Cortijo Román: «Creas lazos afectivos con los menores inquebrantables»

Belén Barea (Jimena de la Frontera, Cádiz, 1980) es diplomada en Turismo y trabaja desde hace un año en Cortijo Román, un proyecto de turismo rural impulsado en 2020 por SAMU que persigue la inserción sociolaboral de menores inmigrantes.

 

—¿Cuándo comenzó a trabajar en Cortijo Román?
—Hace justo un año. Yo siempre he trabajado como recepcionista en hoteles y hostales. El verano pasado, estaba en paro, y un excompañero que trabaja ahora en SAMU me dijo que estaban buscando recepcionista para un proyecto propio de alojamiento rural en Jimena de la Frontera, mi tierra natal. Reconozco que, entonces, no sabía dónde me metía, no sabía ni qué era SAMU.

—¿Fue a la entrevista sin saber a qué se dedicaba SAMU?
—Recuerdo que lo busqué en Google y lo que encontré me hizo pensar que el compañero me había dado mal el nombre de la empresa. Vi ambulancias, cursos de emergencias, ejercicios de rescate, formación sanitaria. Y pensé: ¿Dónde voy yo? Me he equivocado. Soy recepcionista. Esto no tiene nada que ver con lo mío.

—¿Quién le hizo la entrevista?
—El Jefe, don Carlos Álvarez Leiva. Recuerdo que fue bastante compleja. Al final, me preguntó: “¿Eres valiente?”. Yo no entendí la pregunta, pero le contesté que sí. Y me dijo: “Entonces, estás contratada”. Ahora comprendo a qué se refería.

—¿Qué quería decir con esa pregunta?
—Este es un proyecto complejo. Cortijo Román es una empresa cuyo fin es fomentar la inserción sociolaboral de los menores a cargo de SAMU, especialmente del ISL Cortijo, en Jimena de la Frontera. Yo me metía mucha presión pero Álvarez Leiva siempre me decía: “Tranquilízate si esto no da beneficios a corto plazo, a los menores sí les estamos ayudando”.

—¿Cuál es su papel dentro de Cortijo Román?
—Hago las funciones de recepcionista y de un director de hotel, pero a pequeña escala, hay que tener en cuenta que esto es un complejo pequeño. Me encargo de las reservas, de gestionar los eventos y de coordinar todo el trabajo que se hace en el cortijo. Mis labores son las mismas que la de una recepcionista, pero el trabajo es distinto, es más humano, y me encanta. El trabajo de recepcionista es muy mecanizado. Sabes cómo tratar al cliente, las mismas acciones, sabes lo que tienes que decir y qué hacer en cualquier momento. Pero aquí es diferente. Para empezar, trabajas con menores inmigrantes y no sabes cómo van a reaccionar. Ya no sólo trabajas de cara al público, también actúas de educadora. El trabajo es más humano.

—¿Qué relación tiene con los menores del centro ISL Cortijo?
—Los chicos realizan cursos de formación y prácticas profesionales en el cortijo, por lo que forman parte de mi día a día. Además, a veces acudo al centro de apoyo. Por ejemplo, cuando algunos compañeros del recurso se marcharon a Ceuta para atender a los menores que llegaron durante la crisis migratoria de mayo, estuve trabajando en el ISL Cortijo. La relación con los menores es muy estrecha y se crean unos lazos afectivos, a veces, inquebrantable. Personalmente, me resulta muy duro cuando los chicos cumplen la mayoría de edad y se tienen que marchar del centro. Te preguntas dónde irán, qué será de ellos.

—Estos menores llevan a sus espaldas una mochila muy pesada.
—Yo siempre digo lo mismo: todos somos personas necesitadas de cariño y comprensión. Inmigrante o no. Todo el mundo necesita que le escuchen y ser comprendido. Hay niños a los que les cuesta adaptarse, sí, pero una de las funciones del educador es conseguir que estos menores sean capaces de expresar lo que tienen dentro. Haces de padre, madre, hermano, amigo. Cuando se marchan del centro, algunos nos escriben, necesitan saber de nosotros. Recientemente, recibí una carta de un extutelado que decía: “No sabes cuánto os echo de menos”. Ahí te das cuenta lo importante que es la labor que hace SAMU.

—¿Qué ha sido lo más difícil a lo que se ha enfrentado este último año en Cortijo Román?
—A la incertidumbre. Cortijo Román abrió sus puertas en plena pandemia del Covid-19 y el proyecto no terminaba de arrancar. Para mí, lo peor ha sido no saber qué iba a pasar, si el proyecto iba a continuar o no, si era viable, la aceptación que iba a tener. Afortunadamente, durante los meses de junio, julio y agosto hemos estado completos, y hemos logrado celebrar tres bodas y dos comuniones. Cortijo Román tiene futuro.

La semilla de SAMU Iberoamérica

SAMU continúa cruzando fronteras, y a los numerosos proyectos y programas sociosanitarios puestos en marcha en España, Marruecos y Estados Unidos, la organización se ha lanzado hacia una nueva aventura: SAMU Iberoamérica. El contralmirante de Armada del Perú en la reserva Santiago Llop Meseguer es el director de este proyecto con sede en Lima, que cuenta con el apoyo y la colaboración del abogado Sergio Tapia y del señor Nelson Asto en el ámbito de la administración y la comunicación.

La relación de SAMU con Perú, e Iberoamérica en general, comenzó en el año 2013 a través del Campus Internacional para la Seguridad y la Defensa (CISDE) y la Escuela Superior de Guerra Naval del Perú. En aquella época, la Marina de Guerra del Perú necesitaba profesores para las asignaturas de Políticas de Defensa y Seguridad Internacional para sus cursos de Comando y Estado Mayor y Alto Mando Naval”, explica Santiago Llop. Ambas instituciones, a través del contralmirante, contactan entonces con el director general de SAMU, Carlos González de Escalada, organización que cuenta con una prestigiosa escuela de emergencias en Gelves (Sevilla).

“A raíz de este primer contacto, comenzó una relación comercial y de amistad entre Carlos González de Escalada y yo. Con los años, esta amistad fue creciendo y surgieron conversaciones sobre la posibilidad de que SAMU diera el salto y tuviera presencia en Iberoamérica”, detalla Llop.

Más tarde, en 2019, SAMU firmó un convenio de colaboración con el Ministerio de Defensa del país andino por el cual la organización española se comprometía a formar durante 30 meses a tres mujeres médicas de la élite de las Fuerzas Armadas de Perú en un programa académico en atención prehospitalaria, emergencias, catástrofes y gestión de crisis, y prevención de riesgos de desastres.

El objeto del acuerdo era apoyar la gestión de capacitación y tecnificación, a través de la transferencia de tecnología, intercambio de experiencias, actividades de investigación científica y organización de programas académicos encaminados a la formación, capacitación y certificación de profesionales en el campo de las emergencias y prevención de riesgos de desastres, para su ejecución y desarrollo a nivel internacional y nacional. SAMU se comprometía así a la formación, capacitación, evaluación y certificación de profesionales de la salud en su sede de Sevilla.

Tras estas experiencias, en diciembre de 2020 se llevaron a cabo varias reuniones con el fin de analizar la situación en América del Sur y se determinó que sería Perú el país donde se iniciarían las operaciones de SAMU en Iberoamérica.

Según explica Santiago Llop, en los primeros meses de 2021 SAMU se propuso cinco objetivos estratégicos para el desarrollo de SAMU en Iberoamérica a corto y largo plazo. El primer objetivo es la instalación legal de una representación de SAMU en Perú y el posicionamiento de la marca SAMU en el país andino. “Esto es de vital importancia para dar a conocer la organización en Perú, así como todos sus recursos, proyectos y servicios”, anota Santiago Llop.

El segundo de los objetivos es la búsqueda de cooperación para proyectos de acción social en la Amazonia peruana, especialmente, en la cuenca del río Napo, en coordinación con instituciones peruanas del Estado y no estatales como por ejemplo el Ministerio de Salud, la Marina peruana y la empresa Servicios Industriales de la Marina (SIMA-Perú).

Uno de estos proyectos de acción social consistiría en la cooperación para la construcción de una ambulancia fluvial con el fin de poder ejercer ayuda humanitaria en las zonas ribereñas más necesitadas y vulnerables del país en la misma línea que ya lo hacen las Plataformas Itinerantes de Acción Social, más conocida como PIAS.

Las PIAS son buques de la Marina de Guerra del Perú, que, trabajando conjuntamente con el Programa PAÍS del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS), se utilizan como plataformas multiservicios para acercar los programas y servicios del estado peruano a las poblaciones nativas y rurales de la Amazonía y a las poblaciones que se encuentran en las inmediaciones del lago Titicaca. Así pueden contribuir al desarrollo y el bienestar de poblaciones vulnerables alejadas de las zonas urbanas que además se encuentran en condiciones de pobreza o, incluso, extrema pobreza.

Esta labor se enmarca dentro de la Estrategia de Acción Social con Sostenibilidad (EASS), que impulsó y creó en 2012 la Marina de Guerra del Perú. Actualmente, según explican desde el equipo de SAMU Iberoamérica, la EASS se encuentra a cargo del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y realiza, a través de las PIAS, veinte campañas anuales en la Amazonía.

La misión principal de las PIAS es ofrecer atenciones médicas y servicios de alta calidad en el campo de la salud (medicina general, obstetricia, odontología, laboratorio, inmunizaciones, control del crecimiento y desarrollo de los niños, farmacia, triaje, telemedicina).

Otro de los objetivos estratégicos planteado por SAMU para su desarrollo en Perú consiste en dar a conocer Escuela SAMU y el amplio catálogo de cursos que el centro educativo oferta en España, especialmente los cursos de posgrado y de nivel técnico, con el propósito de firmar alianzas para crear una red educativa que permita a los alumnos realizar la parte teórica de su formación en Perú y la parte práctica en España.

SAMU también se plantea, dada su experiencia en el campo de la salud mental gracias a la clínica SAMU Wellness de Montequinto (Dos Hermanas, Sevilla) la creación de un centro médico especializado en enfermedades mentales en la ciudad de Lima. Este centro se complementaría con un Centro Médico privado de especialidades médicas (psicología, psiquiatría, nutrición, ginecología, cardiología) en los distritos de Cieneguilla y en otro de la capital.

Y, por último, el quinto objetivo, es el estudio de la posibilidad de implantar estos mismos servicios y programas en otros países de Iberoamérica, como Ecuador, El Salvador, Honduras, Panamá, Argentina y Uruguay. Existen ya diversos proyectos con departamentos, municipios y el propio Ministerio de Salud en Ecuador para abordar auditorias médicas, formación y la gestión de diversos centros de adicciones.

Por otro lado, en 2020 y 2021, SAMU ha protagonizado tres misiones humanitarias en Iberoamérica. La primera de ellas, SAMU respondió en agosto de 2020 a la solicitud de ayuda emitida por parte del Gobierno de El Salvador ante el aumento de contagios en plena pandemia mundial de Covid-19. La misión marcó un hito por su repercusión mediática e institucional en ambos países. Ese mismo año, en diciembre, un equipo de SAMU acudió a Honduras para dar respuesta a las necesidades de la población tras el paso de dos fuertes huracanes.

Costa Rica ha sido la última misión humanitaria llevada a cabo por SAMU hasta el momento. En junio de 2021, una veintena de enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias acudieron al país centroamericano para apoyar a los sanitarios locales ante la incesante expansión del Covid-19.

Logopedia en personas con discapacidad física en Fundación SAMU

La logopedia es la disciplina que interviene en los trastornos y dificultades de la comunicación humana y de la deglución en todos los ámbitos: investigación, evaluación, diagnóstico, tratamiento y prevención. El objetivo principal es mejorar la calidad de vida y la salud de las personas con alguna dificultad o patología de la comunicación y de la deglución. En concreto, se tratan los trastornos de la comunicación, el lenguaje oral, lenguaje escrito (lectura y escritura), el habla, la voz, la audición y de las funciones orales asociadas (respiración, masticación y deglución).

Las alteraciones de la comunicación y de la deglución pueden producirse en cualquier etapa de la vida por diferentes motivos. La logopedia se ejerce en cuatro ámbitos: sanitario, educativo, socio-asistencial e investigador. Se pueden tratar múltiples trastornos diferentes relacionadas con los procesos de la comunicación humana, el lenguaje, el habla, la voz, la audición y otras funciones orales (respiración, masticación, succión, deglución), por ejemplo, apraxia del habla, afasia, disartria, disfagia, disfemia, trastornos de resonancia, trastornos respiratorios, trastornos de la voz, trastornos del lenguaje escrito (lectura y escritura), patologías con necesidades de comunicación aumentativa y alternativa, patologías de la voz profesional (docentes, cantantes…), voz para población transgénero, la traqueotomía y la dependencia del ventilador, demencia, Parkinson y muchas más.

En el CAMF El Sauzal, gestionado por Fundación SAMU, la atención en logopedia incluye la valoración, diagnóstico y tratamiento de las alteraciones del lenguaje de las personas residentes y de los usuarios del centro de día.

En concreto, se trabaja en la prevención, evaluación y tratamiento de los trastornos de la comunicación en los usuarios que tengan alguna patología o alteración en la voz, el habla, el lenguaje (oral, escrito y gestual), la audición y las funciones orofaciales. Siempre, en colaboración con el equipo multiprofesional del centro, en los casos que se le requiera, para la realización de pruebas y valoraciones de aquellos aspectos propios de la especialidad. También se realiza un seguimiento y evaluación de la aplicación de los tratamientos que se realizan en coordinación con el equipo multiprofesional del centro.

La evaluación del lenguaje consiste en el estudio, análisis y valoración de las habilidades comunicativas de una persona, dentro de un marco interactivo y cambiante, en el que se debe tener en cuenta la fase de desarrollo en la que se encuentra la persona a la que evaluamos.
Esta evaluación tiene la finalidad de detectar, en el caso de las personas con discapacidad, las dificultades que se derivan de su patología de base y el establecimiento de una línea base y un programa de intervención.

¿Qué evaluamos? La forma: donde, por un lado, estaría la dimensión fonológica, recogida de información tras entrevista inicial, evaluación de las bases anatómicas y funcionales (análisis miofuncional) y análisis del lenguaje repetido, dirigido y espontáneo a través de pruebas estandarizadas como PAF, Registro fonológico inducido (RFI). Y, por otro lado, la dimensión morfológica, donde se evalúa las diferentes variantes morfemáticas (género, número, el artículo, pronombres y formas verbales).

Por otra parte, evaluamos el contenido: la compresión semántica (conocimiento de objetos, relación entre ellos, relación entre acontecimientos…), y la producción semántica (selección de palabras adecuadas, entonación, organización adecuada de los elementos sintácticos).

Y, por último, evaluamos el uso, que englobaría la dimensión pragmática, donde estarían recogidas las funciones, uso del lenguaje y competencia conversacional (solicitar deseos y necesidades básicas, expresar sus preferencias, opiniones, sentimientos, ubicación espacio-temporal…). En definitiva, todos esos aspectos del lenguaje que hacen participar de forma activa en una conversación y responder de forma coherente.

La intervención logopédica en el CAMF está basada en una intervención individual y centrada en la mejora de las capacidades comunicativas de los usuarios del centro pero también un trabajo importante en el área de la deglución que cuenta con el apoyo directo de la terapeuta ocupacional y que ha supuesto una organización y supervisión exitosa a la hora de trabajar la deglución segura de los usuarios.

Hay que tener en cuenta que las personas con discapacidad presentan en muchos casos de manera asociada un retraso en el desarrollo y adquisición del lenguaje oral y, en ocasiones, la ausencia total, siendo necesario recurrir a la comunicación alternativa-aumentativa. Las personas somos seres sociales con la necesidad imperiosa de comunicarnos e interactuar con el medio y las personas que nos rodean por lo que la intervención logopédica hará más exitosa la comunicación evitando la exclusión del entorno y fomentando un desarrollo integral de la persona.

La finalidad de toda intervención es el mantener una calidad de vida aceptable en el proceso de envejecimiento y en las alteraciones de los procesos comunicativos y deglutorios que provocan las diferentes patologías de base, por lo que el enfoque terapéutico debe ser integral, permitiendo la evolución y mantenimiento de las habilidades cognitivas a partir de una evaluación minuciosa del sujeto, de sus recursos y posibilidades de su red de apoyo social.

El éxito de cualquier trabajo en equipo es el establecimiento de una buena línea base y un plan de intervención individual que se adapte a cada individuo teniendo en cuenta sus intereses y sus ritmos. Se trata de un trabajo constante y rutinario que evita o retarda el avance del deterioro que lleva consigo ciertas patologías y el inevitable paso del tiempo, manteniendo a las personas motivadas e implicadas en su trabajo de rehabilitación.

 

Autora: Eva María Rivero Acosta. Logopeda del Centro de Atención de Personas en Situación de Dependencia Derivada de Discapacidad Física (CAMF) El Sauzal (Santa Cruz de Tenerife)