En España viven aproximadamente 4,12 millones de personas con discapacidad (el 9% de la población). Padecer una discapacidad no debe suponer un conflicto con la autonomía personal en la mayoría de los casos. Es prioritario respetar la autodeterminación de estas personas para tomar sus propias decisiones a nivel individual y perseguir, como objetivo a nivel colectivo, la supresión de las barreras físicas y sociales del entorno que les rodea. La forma óptima de conseguir ambos objetivos (conseguir un desarrollo individual y colectivo e influir en el entorno) es organizarse en asociaciones, derecho reconocido en el artículo 22 de la Constitución Española.
La Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social (Real Decreto Legislativo 1/2013) establece en el artículo 54 que “Las administraciones públicas promoverán y facilitarán el desarrollo de las asociaciones y demás entidades en que se agrupan las personas con discapacidad y sus familias. Asimismo, ofrecerán apoyo financiero y técnico para el desarrollo de sus actividades y podrán establecer convenios para el desarrollo de programas de interés social”. Esta ley concede gran importancia a las asociaciones de las personas con discapacidad en la toma de decisiones y en la consecución de objetivos.
Las asociaciones en el ámbito de la discapacidad podrían clasificarse de diferentes formas atendiendo al criterio de quién participa en ellas y las dirige (las propias personas afectadas o familiares) y a qué tipo de discapacidad están enfocadas (la discapacidad en general o algún tipo específico). En general, todas persiguen un doble objetivo: mejorar la calidad de vida en el ámbito de la discapacidad (de las personas con discapacidad, sus familiares y cuidadores) y fomentar la participación en la toma de decisiones que les afectan. Ofrecen diversos servicios: gestión administrativa, formación e información, asesoría jurídica y psicológica, atención directa, ocio y deporte.
En el CAMF El Sauzal gestionado por Fundación SAMU conviven dos asociaciones: una de familiares (Afucamf El Sauzal, Asociación de Familiares de Usuarios del CAMF El Sauzal) y otra creada por un grupo de residentes (Aidifte, Asociación para la Integración de Discapacitados Físicos de Tenerife). Cada una responde a sus propias necesidades.
La asociación Aidifte surge con el objetivo de realizar proyectos de cualquier índole (educativos, socio-culturales, de ocio y tiempo libre, deportivos y laborales). Según sus propias palabras tratan de sentar las bases necesarias para integrar a la persona con discapacidad en la sociedad, además de servir de referencia a este colectivo para realizarse como personas, obteniendo un empleo digno que les sirva de acicate para conseguir cuanto se propongan en la vida. Con la labor que desempeña cada miembro de Aidifte pretenden hacerse fuertes ante una sociedad discriminatoria, incapaz de coexistir con una minoría que busca comprensión y no lástima, amistad y no caridad, independencia y no tantas barreras, en un mundo en el que prima el aspecto físico, quizás originado por el propio colectivo de personas con discapacidad, puesto que no se ha trabajado con contundencia para preparar a un grupo de personas que fuera capaz de educar al resto de la ciudadanía sobre este tema.
Durante los últimos años Aidifte se ha consagrado como la asociación de referencia en la práctica de la boccia en Tenerife. Este deporte, cuyos orígenes se remontan a la Grecia Clásica, es una combinación de táctica y habilidad. Se practica de forma individual, por parejas o equipos, sobre una pista rectangular en la que los jugadores tratan de lanzar sus bolas lo más cerca posible de la pelota blanca que sirve de objetivo, a la vez que intentan alejar las de sus rivales, en un ejercicio continuo de tensión y precisión.
Cada jugador, pareja o equipo dispone de seis bolas por manga y gana aquél cuya bola termine más cerca de la blanca. Además, recibirá un punto extra por cada bola adicional que haya conseguido acercar a la blanca por delante de la primera del contrario. Las competiciones individuales y por parejas constan de cuatro mangas. Las de equipos se componen de seis.
El deporte de la boccia lo practican personas en silla de ruedas que tienen parálisis cerebral, lesión cerebral o discapacidad física severa, y que se colocan en uno de los extremos del campo, desde donde lanzan las bolas. Este deporte forma parte del programa paralímpico desde los Juegos de Nueva York 1984. En la actualidad, se practica en más de 50 países de todo el mundo.
La asociación Aidifte cuenta con un grupo de voluntarios imprescindibles para la práctica de boccia. Se reúnen todos los sábados por la mañana para entrenar. Los objetivos que se consiguen con la práctica son mejorar la calidad de vida y la autonomía. Su práctica ayuda a las personas a superarse, a adquirir mayor nivel de confianza en sí mismos, a mejorar las habilidades físicas y motoras, a fomentar la socialización y las relaciones interpersonales y a lograr mayor equilibrio físico y mental.
Autor: Alberto Pastor Maestro / Director del Centro de Atención de Personas en Situación de Dependencia Derivada de Discapacidad Física (CAMF) El Sauzal (Santa Cruz de Tenerife)