Escuela de Oficios de SAMU: entre cables y tuberías

La Escuela de Oficios de SAMU (EOF), en Gelves, puso en marcha en enero dos nuevos cursos, uno de fontanería y otro de electricidad, tras el éxito del primer taller de albañilería, en el que catorce jóvenes aprendieron labores auxiliares de este oficio con el objetivo de dar sus primeros pasos en el mercado laboral. En esta ocasión, la EOF cuenta con 23 alumnos, doce en el curso de fontanería y once en el de electricidad. La formación se imparte en la nave que SAMU tiene en el Parque Tecnológico Citec, instalaciones que en enero recibieron la visita de la consejera de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía, Rocío Blanco, y otras autoridades.
El taller de fontanería comenzó el 12 de enero y concluye en 23 de marzo. José A. Rodríguez Velázquez es el encargado de impartir este programa dos tardes a la semana, martes y jueves.

Siete de los once alumnos proceden de un recurso de SAMU, en concreto, tres son del centro RB Miguel de Mañara, en Montequinto, y cuatro, del centro JEM Polanco, en Sevilla capital. Además, otro de los alumnos procede del programa Eracis (Estrategia Regional por la Inclusión 2019-2022), impulsado por la Junta de Andalucía con Fondos Europeos y en colaboración con el Ayuntamiento de Coria del Río (Sevilla), y un noveno cuenta con una beca de La Caixa. Los otros dos restantes son alumnos privados.

“Todos los alumnos del taller de albañilería trabajaron de forma conjunta y coordinada en un proyecto común, la construcción de dos aseos desde cero. Ahora, los alumnos del taller de fontanería deben acabar todo lo que concierne al tema de fontanería”, explica Concepción Pérez, directora de la EOF. “La formación que ofrecemos es esencialmente práctica, algo que consideramos fundamental para aprender un oficio y poder adaptarse a las necesidades del mercado laboral”.

De manera paralela, se desarrolla en las mismas instalaciones el taller de electricidad, que corre a cargo del profesor Luis Javier Villar Rodríguez. Este curso cuenta con 12 alumnos: cinco de ellos procedentes de recursos de SAMU (RB Miguel de Mañara, JEM Polanco y JEM Valencina), cuatro del programa Eracis de Coria del Río, dos del Programa La Caixa y un alumno privado.

En este taller la práctica es también el eje central de la formación. Así, los alumnos montan cuadros eléctricos, líneas eléctricas de toma de techo y conmutaciones de enchufes e interruptores, además de montar la parte eléctrica de los baños que iniciaron los estudiantes del taller de albañilería. Este curso comenzó el 11 de enero y acabó el 24 de febrero. Las clases se desarrollaron tres días a la semana y sus alumnos ya han recibido su diploma acreditativo.

“Estamos en conversaciones con diferentes empresas para que los alumnos puedan realizar prácticas pero la evolución de la pandemia está dificultando este propósito no sólo a nosotros, sino a todos los centros formativos”.

Por otro lado, la Escuela de Oficio de SAMU ya ha empezado a promocionar los cursos formativos que se impartirán a lo largo de esta primavera, entre los que destacan un curso de instalación eléctrica en edificios de viviendas y otro curso de operaciones auxiliares de albañilería de fábrica y cubierta.

Ambos talleres son una continuación de los cursos básicos de electricidad y albañilería celebrados durante el primer trimestre de 2021. También está previsto ofrecer un tercer curso de mantenimiento de jardines, parques y zonas verdes, y otro de pinche de cocina. Este último se impartirá en Canarias y está dirigido a los menores inmigrantes de los centros de SAMU en esta comunidad.

“Es cierto que nuestros cursos no corresponden a una formación reglada pero estamos trabajando duramente para que nuestros alumnos adquieran todos los conocimientos necesarios para que, una vez finalizados nuestros cursos, puedan adquirir el Certificado de Acreditación de Competencias Profesionales del Ministerio de Educación y Formación Profesional, al que se puede acceder a través de la experiencia laboral o de vías no formales”, concluye Concepción Pérez.

La siembra en el huerto Corteconcepción

Se entiende por “sembrar” la acción llevada a cabo con el fin de obtener frutos o resultados en un futuro cercano. En el centro ISL/JEM SAMU Huelva sembramos verduras y hortalizas en nuestro huerto Corteconcepción, y, al mismo tiempo, también sembramos junto a nuestros chicos su propio futuro personal y laboral.

Al igual que una semilla que se planta en un pequeño recipiente, nuestros menores llegan al centro indefensos y débiles. Como abono y agua, el equipo educativo prepara y acomoda el contexto para garantizar su crecimiento. Poco a poco, esa semilla brota, y puede llegar a crecer y florecer. Pero será necesario acompañar este proceso con valores y actitudes tan positivas y necesarias como la constancia, el compromiso, la paciencia o el esfuerzo.

La metáfora de sembrar en el huerto nos es de enorme utilidad para explicar a nuestros jóvenes el significado que posee para nosotros su paso por nuestro centro y la importancia que tiene para nosotros, como profesionales, ejercer nuestra vocación con ellos. Nuestro objetivo, como quien siembra las mejores hortalizas, es dotar a nuestros chicos de valores prosociales y actitudes que les permitan sostenerse frente las adversidades.

Hortalizas como el pepino, la zanahoria o el calabacín, y especias y plantas aromáticas como el perejil, el jengibre o la lavanda ya brotan en el huerto Corteconcepción del Centro ISL/JEM SAMU Huelva. El nombre del huerto y del espantapájaros que lo custodia han sido idea de nuestros chicos, y hace referencia a la localidad donde se situaba anteriormente el centro ISL/JEM Huelva.

La cosecha se ha sembrado en el ISL Huelva. Algunas semillas ya se han convertido en plantas que ofrecen sus frutos. Pero el trabajo es duro, largo y constante. Si algo hemos aprendido de nuestros chicos es que la rendición es solo una palabra, por lo que el equipo seguirá sembrando, regando y cosechando futuro con el propósito de alcanzar una sociedad más justa, igualitaria e inclusiva.

Autor: Adrián Santos. ISL JEM SAMU Huelva

Hamza y la décima historia de emancipación en El Castillejo

Hamza es un chico responsable y trabajador nacido en la localidad de Daward Jadid, del reino de Marruecos. Desde muy joven tuvo que abandonar sus estudios primarios debido a la falta de recursos económicos. Estuvo un tiempo trabajando en el campo marroquí con un empleo precario y decidió dejar su tierra y su entorno familiar para buscar una vida mejor. Su familia le ayudó económicamente para realizar el viaje de Marruecos a España en patera. Cuenta que la experiencia fue muy traumática para él. No se le olvidará nunca la fuerza del mar al golpear la embarcación, lo que le causó una tremenda angustia y mucho miedo. Felizmente pudo llegar a nuestras costas y se sintió feliz porque había conseguido su primer gran objetivo: abandonar aquella vida llena de dureza y penurias.

Tras pasar como menor por el Recep de San Roque (donde estuvo dos días) y por el ISL de Arcos de la Frontera (donde residió durante diez meses), y habiendo cumplido la mayoría de edad, ingresó en el JEM El Castillejo, en El Bosque (Cádiz). Sin referencias de la localidad de El Bosque y viniendo de Arcos de la Frontera, población en desmesura mayor, se sintió un poco desorientado y emocionalmente decaído.

Según comenta Hamza, con el paso de los días en nuestro centro fue descubriendo el compañerismo que había entre los residentes, y su adaptación fue rápida. “Comprendí que trabajar en equipo y adquirir una formación era el camino para seguir cumpliendo mis objetivos”. Ya solo era cuestión de esperar una buena oportunidad. Tras un breve tiempo de espera, en septiembre de 2020 comenzó un periodo de prácticas en el Horno Artesa de Arcos, donde se desplazaba desde la localidad de El Bosque a diario.

Le costó adaptarse al ritmo de horarios y de trabajo. No fue tarea fácil afrontar un trabajo del que no tenía conocimientos previos. Según relata, los primeros días de trabajo estaba un poco desconcertado, pues no tenía mucha idea de las labores a realizar. Ahora dibuja su situación laboral expresando que desde su incorporación todo ha sido un aprendizaje continuo y agradece a la empresa las buenas enseñanzas que le han aportado. Como él bien define: “¡una experiencia única y difícil de olvidar!”. Finalizado dicho periodo de prácticas consiguió un contrato, después de las gestiones realizadas desde este JEM y por nuestra trabajadora social, Estefanía, la cual realiza una labor encomiable a diario, como la tramitación del alquiler de la vivienda de Hamza.

Desde que El Castillejo comenzó su andadura ya hay diez chicos que han logrado su emancipación. Hamza se marcha para vivir su propia vida independiente en Arcos, lo que supondrá un nuevo reto para él. Para Fundación SAMU, su éxito es también el de todo el equipo.

Autor: ISL El Castillejo

JEM Polanco: El sueño cumplido de Abdollah

Cuando Abdollah llegó al antiguo ISL Polanco, en el centro de Sevilla (hoy JEM Polanco), venía cargado de timidez e inseguridad. Eso hacía que su relación con el equipo no fuera de confianza y cercanía. Su actitud, quizás, había sido construida como protección personal ante las situaciones vividas. Sin embargo, sus compañeros, sus iguales, siempre hablaron maravillas de él: le retrataban como un chico leal, en quien se podía confiar y con un gran corazón.

Poco a poco, con el paso de los meses, esa barrera se fue desmontando gracias al buen trabajo del equipo educativo, y Abdollah se empezó a mostrar tal y como sus compañeros le describían. Teníamos ante nosotros a un chico con ganas de aprender español, pleno de motivación por integrarse y siempre dispuesto a realizar tareas, sobre todo las relacionadas con la cocina.

Fue a partir de ahí cuando vimos que orientar su recorrido laboral hacia la hostelería sería lo más beneficioso para él. Le buscamos una formación adecuada y respaldada por unas prácticas formativas. Por desgracia, este itinerario se vio interrumpido por la pandemia del Covid-19.

Cuando las medidas restrictivas amainaron, conseguimos retomar el programa de prácticas. Abdollah ya formaba parte del JEM Polanco y estaba señalado para ser uno de los chicos que abriera senda en este proyecto por su adaptación a la sociedad, por su compromiso y por su alta motivación por lograr los objetivos. Tuvimos la suerte de encontrar unas prácticas formativas en un establecimiento cercano. Desde los primeros días su tutor y sus compañeros destacaron el buen hacer del joven entre fogones. De esto podemos dar fe desde el actual equipo de JEM Polanco, pues somos clientes habituales de este restaurante.

La historia de Abdollah ha concluido como todos deseábamos: con la firma de un contrato laboral, cumpliendo así los objetivos marcados por él y por el equipo educativo. Se ha convertido oficialmente en el primer chico de JEM Polanco en conseguir empleo, y, dentro de pocas semanas, podrá emanciparse concluyendo así con su proyecto migratorio en SAMU. Gracias a Abdollah hemos abierto camino para otros muchos chicos que seguro vendrán. Nos sentimos muy orgullosos de él. Suerte amigo.

Daouda, siempre preparado cerca de la portería

Daouda ingresó en el centro de inserción sociolaboral (ISL) Las Cabezas, en la localidad sevillana del mismo nombre, para dar un toque de color al recurso, y no sólo por el tono de su piel, sino porque desde su ingreso ha sido un referente para el resto de chicos por su alegría y perseverancia a la hora de perseguir su sueño, “poder jugar profesionalmente con un equipo de futbol”, como él mismo relata.

Desde muy temprana edad, Daouda solo piensa en el fútbol y en dedicarse profesionalmente a este deporte. A los siete años empezó a jugar partidos con los chicos de su barrio. Relata que nunca tenía zapatos nuevos. Sus padres sólo podían comprar de segunda mano y eran de muy mala calidad. Por ello recuerda con mucho cariño y entusiasmo la primera vez que estrenó unos zapatos. Fue a los diez años: su entrenador de la escuela deportiva a la que asistía en Rufisque, su ciudad natal, se presentó un día con aquella sorpresa indeleble.

Hasta los quince años de edad, el joven estuvo jugando y estudiando, pero su padre quería que dejara el deporte y se dedicara a trabajar en la mar como el resto de la familia. Daouda aceptó, pero su sueño solo quedó temporalmente aparcado.

Su tío, que vivía en Marruecos y habitualmente viajaba a Senegal, no estaba de acuerdo con la decisión del padre de Daouda, así que propuso al menor viajar con él hasta Marruecos para así poder seguir con su incipiente carrera deportiva. El menor aceptó encantado pero, al llegar a Marruecos, se dio cuenta de que allí era mucho más difícil abrirse camino en el mundo del fútbol. Un día, su tío le habló de la posibilidad de viajar a España. Daouda solo conocía el tema de la inmigración a través de sus estudios. No sabía realmente si iba a viajar en barco o en avión, hasta que se vio a bordo de una patera acompañado de decenas de desconocidos.

Una vez llegado a España, Daouda pasó varios meses en un recurso de mayoría de edad ya que, en un principio, las pruebas oseométricas apuntaron que podía ser mayor de edad. Tras unos meses en este centro, Daouda consiguió presentar su pasaporte para demostrar que era menor y ser trasladado a un centro adecuado.

El joven no tiene malos recuerdos de sus inicios en España. De nuevo, se refugió en el fútbol. Siempre estaba ocupado pensando en una nueva jugada, que es, en definitiva, de lo que trata la vida: adaptarse al medio, al campo y seguir adelante hacia la portería.

En Cádiz hizo buenos amigos al instante, amigos con los cuales podía compartir su afición al deporte. A través de uno de ellos ingresó en un equipo de fútbol-7 llamado Pavimentos Jerez, aunque Daouda los recuerda por otro nombre, “los latinos”, ya que según recuerda casi todos eran latinos excepto él y otro chico de Jerez.

En toda su ruta migratoria Daouda se ha adaptado perfectamente a la situación que le ha tocado vivir y ha mostrado su capacidad de integración. Al poco tiempo de llegar a la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan le surgió la oportunidad de entrenar con el CD Cabecense, donde desde el primer momento fue muy bien acogido, tanto por su entrenador como por sus compañeros. Están muy contentos con él, y Daouda se muestra muy motivado e integrado en la dinámica del equipo.

El joven relata ilusionado que a veces juega de delantero, y otras, en el medio del campo, y que se siente muy bien cuando está con sus compañeros. En la actualidad el club está tramitando su ficha federativa para que pueda jugar partidos oficiales.

Además de soñador, Daouda demuestra ser un niño muy maduro. Nos comenta que su vida no ha sido fácil, que tiene sus sueños pero que también es consciente de su necesidad de trabajar y poder labrarse un futuro laboral en nuestro país y ayudar a su familia en Marruecos. Le gustaría emplearse en la construcción o en una cristalería. Como frente a una portería, está dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad.

Autor: ISL Las Cabezas

Crisis migratoria en Canarias: «Hay niños que llegan con quemaduras de gasoil y sal»

La reciente crisis migratoria en Canarias ha puesto nuevamente a prueba la capacidad de Fundación SAMU para reaccionar con rapidez y determinación ante una situación de emergencia. El resultado es que SAMU ha sido capaz de levantar y poner en funcionamiento en un tiempo récord cuatro recursos para menores no acompañados: en Telde, en Farabella, en Roque Nublo y en Tamanaco (Puerto Rico), todos ellos en la isla de Gran Canaria. En total, estos centros tienen capacidad para alojar a 294 niños.

Más de 300 menores, que habían llegado a la isla sin nada, han tenido techo gracias a la rápida respuesta de SAMU. El primer centro, el de Tamanaco, se puso en servicio de forma exprés. Los primeros 43 niños llegaron el 11 de noviembre, apenas 48 horas después de que SAMU recibiera el encargo de la Dirección General de Protección a la Infancia y la Familia del Gobierno de Canarias. SAMU respondió ante una llamada de auxilio: hasta el 15 de noviembre, las llegadas de migrantes a las costas de Canarias, más de 16.000, se habían multiplicado por once respecto al mismo periodo del año anterior, según los datos del Ministerio del Interior. Eran cifras que no se veían desde 2006, año de la crisis de los cayucos.

SAMU recibió el encargo de montar con la mayor brevedad posible un centro de emergencia en Tamanaco. “Se pusieron en contacto con la Fundación porque estaban sobrepasados”, explica Juan Rodrigo, director de zona Andalucía Occidental de SAMU. Es el centro más grande, con 150 plazas, aunque ha llegado a albergar 200 menores ante el colapso que se vivió en la isla. Después se han abierto los demás, con capacidad para 60, 58 y 28 menores.

Después de un viaje traumático

En los últimos meses, Rodrigo pasa parte de su tiempo en las islas, atendiendo una situación que no admite demoras: lo primero es siempre atender las necesidades básicas de los niños, después de una travesía en el mar que los expone no solo a un riesgo de muerte, sino también de sufrir deshidrataciones o quemaduras. “Hay niños que llegan después del viaje con quemaduras del gasoil de la patera mezclado con la sal. Algunos vienen en condiciones muy malas: heridos, deshidratados…”, explica.

El 90% de estos menores son marroquíes, aunque también subsaharianos. Inmediatamente reciben ropa y comida, y se les acoge en los centros. Un par de días después empezarán a adaptarse a su nueva vida: recibirán clases de español, talleres transversales y actividades deportivas.

El equipo de educadores y auxiliares presta especial atención a combatir el tabaquismo. Muchos de los menores en edad adolescente tienen una fuerte dependencia del consumo de tabaco. También se han detectado casos de consumo de alcohol. “Trabajamos con programas y protocolos diseñados por los psicólogos del área, que tienen experiencia en distintos centros de Fundación SAMU”. El objetivo, explica Juan Rodrigo, es abordar el problema no solo como terapia reactiva, sino de forma preventiva.

Un gran despliegue logístico

Buena parte del éxito en Canarias se debe a la rapidez en el despliegue logístico. En apenas unas horas se preparó todo lo necesario para equipar el nuevo hogar de decenas de niños. En el primer mes, SAMU envió desde Sevilla cuatro grandes contenedores con más de 16.000 kilos de material: somieres, colchones, mantas, cajas de ropa, sábanas, almohadas, módulos sanitarios… En el primer envío viajaron también los iglús que SAMU despliega ante situaciones de catástrofe como terremotos.

SAMU también ha enviado unas cabañas de madera. Primero las probó en Sevilla para comprobar si se ajustaban a las necesidades. Si se cumplen los plazos, llegarán varias más a primeros de marzo directamente desde Estonia, donde se fabrican.

Todo, con la máxima urgencia. El doctor Carlos Álvarez Leiva se ha implicado personalmente en esta tarea. “En estos casos se prioriza más el tiempo en el que puede hacerse que el coste”, explica Vega García, que ha gestionado algunos de los últimos pedidos.

En total, se han enviado unas 500 unidades de literas (250 completas), gran parte de las cuales se han fabricado en apenas veinte días en unas condiciones de máxima dificultad, en plena pandemia y con las fiestas de Navidad a la vuelta de la esquina. “Todo eso iba en contra, pero se explicó por qué era y se portaron de maravilla. Se ha hecho mucho esfuerzo por todas las partes”.

Junto a los primeros envíos de material, viajó también el equipo de mantenimiento, que ha trabajado contrarreloj para adaptar los centros o casas prefabricadas a las necesidades de alojamiento.

El objetivo de la organización ahora es dar un paso más. Algunos de los menores de Telde ya están siendo escolarizados, y Juan Rodrigo explica que trabaja para transformar alguno de los centros de acogida de emergencia en un centro residencial básico.

Este despliegue de emergencia se suma a la presencia que ya tenía SAMU en las Islas Canarias: el centro para personas con discapacidad intelectual y/o trastorno mental Hogar San Lázaro, el centro de atención a personas dependientes por discapacidad física El Sauzal y el servicio de transporte de emergencias sanitarias, que sigue su proceso de consolidación.

“Estamos haciendo verdadera magia”, explicaba en noviembre Nicolás Torres, director del área de Infancia y Familia, cuando SAMU llegó a Canarias para atender la llamada de auxilio ante una situación sin precedentes en las islas en los últimos 15 años.

Carla V. González, médico de SAMU Wellness: «Es muy difícil enfrentarte a la muerte y no poder hacer nada»

Carla V. González (1992, Caracas, Venezuela) trabaja desde 2019 como médico general en la clínica de salud mental SAMU Wellness, labor que compagina con el traslado de pacientes críticos en Málaga. A raíz de la pandemia del Covid-19, ha participado en diferentes dispositivos de SAMU, el último en el Campo de Gibraltar.

—¿Cómo acaba una médico venezolana como usted en Sevilla?
—Me formé como médico cirujano en la Universidad Central de Venezuela en Caracas, graduándome en 2016. Luego, trabajé durante un año como médico rural en las comunidades más desfavorecidas y con menos acceso a la asistencia sanitaria de Caracas. La difícil situación y las malas condiciones en las que se vive en mi país me hicieron emigrar. Elegí España por el idioma y la formación que aquí podía tener, principalmente.

—¿Cómo empezó a trabajar en SAMU?
—En febrero de 2019, buscando trabajo, fui a Escuela SAMU, donde me informaron de que buscaban un médico general para la clínica SAMU Wellness, así que me puse en contacto con el doctor Álvarez Leiva, quien me entrevistó. En este último año con SAMU también he trabajado en diversos dispositivos haciendo frente a la pandemia. En marzo de 2020, formé parte de la medicalización de la Residencia del Tiempo Libre El Burgo, en la Línea de la Concepción (Cádiz), donde atendimos a personas con Covid-19. Y, recientemente, he participado en el último dispositivo que SAMU ha activado, en el Campo de Gibraltar.

—¿Por qué decidió participar en este último dispositivo frente al Covid-19?
—Sabíamos que la tercera ola de esta pandemia llegaría y que, una vez más, afectaría a nuestros abuelos, así que no me extrañó cuando me llamaron. Yo tenía experiencia, hacía menos de un año que había estado en La Línea. Recordé lo difícil que fue para los mayores estar lejos de sus familias, sufriendo la enfermedad. Sabía que no podía quedarme en casa sin hacer nada, sentía que tenía que ir. El dispositivo estuvo activo un mes, desde el 18 de enero hasta el 21 de febrero.

—¿Cuál fue su papel en este dispositivo?
—En primera instancia, hacer una primera evaluación de cada una de las residencias que atendimos, su estructura, conocer el número de contagiados, el estado de salud de los mismos, las medidas de bioseguridad de las que disponían estos centros y su gestión de residuos, algo muy importantes en estos casos, además de analizar las necesidades de recursos humanos y materiales. A partir de esa evaluación, brindar asistencia junto con enfermería, auxiliares y técnicos en emergencias sanitarias a todos los residentes.

—¿A cuántas residencias prestasteis asistencia?
—A cuatro. La residencia de mayores de Nuestra Señora del Rosario en Los Barrios, la residencia de Vitalia en San García (Algeciras), una tercera residencia en San Roque y el centro El Palmeral de La Línea de la Concepción.

—¿Cómo fueron los primeros días?
—Los primero días fueron los más duros. No sabíamos qué nos íbamos a encontrar y en algunas residencias reinaba el caos y el agotamiento físico y mental del personal, algo comprensible ante el auge de contagios en un corto periodo de tiempo.

—¿Cuáles fueron las mayores dificultades a las que os enfrentasteis?
—Cuando estudias en la universidad, te forman en prevención de la salud, en diagnóstico, manejo y control de enfermedades agudas y crónicas, además de en cuidados paliativos al final de la vida. Creo que esto último es lo más difícil. Este año me he tenido que enfrentar muchas veces directamente a la muerte, sin poder hacer nada por el paciente, sólo ayudarle a bien morir. Esto ha sido lo más fuerte que he vivido.

—¿Ha tenido o tiene miedo a contagiarse en el trabajo?
—Me daba más miedo contagiarme al comienzo de todo, cuando aún no sabíamos todas las maneras posibles de contagio. Hoy, gracias a la formación continua en bioseguridad que recibimos en SAMU, ese miedo ha disminuido. Como ejemplo de ello, tenemos la menor tasa de bajas laborales por contagios en personal.

—¿Qué lecciones ha aprendido de esta experiencia?
—Esta experiencia me ha enseñado a que, al salir de mi zona de confort, puedo adaptarme ante situaciones de crisis, dar lo mejor de mí, trabajar en equipo y de esta manera ayudar a quienes más lo necesitan. Me ha aportado satisfacción al ver que, cuando trabajas con compañeros con una gran calidad humana y profesional, que tienen tu misma visión, tus mismas ganas de aportar un grano de arena ante una situación tan crítica, el trabajo no se hace trabajo sino vocación.

San Juan reconoce el papel de SAMU en la primera línea

El Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache (Sevilla) celebró el 26 de febrero el Día de Andalucía con la entrega del tradicional galardón al Sanjuanero del año. En esta edición, en la que no hubo festejos, ni actos culturales ni actuaciones debido al Covid-19, el Consistorio quiso homenajear a todos aquellos colectivos, entidades y organizaciones que han estado en primera línea durante la pandemia del coronavirus y han luchado para frenar su expansión, entre ellas SAMU.

El galardón de Sanjuanero 2020 ha sido para Protección Civil, Policía Local, Policía Nacional, Guardia Civil y Centro de Salud, con una mención especial para el equipo de desinfección del Ayuntamiento coordinado por Miguel Ángel Loma y un reconocimiento para numerosos colectivos ciudadanos, todos ellos implicados en la lucha contra la pandemia, entre los que se encuentra SAMU.

“Este año hemos querido homenajear a colectivos ciudadanos que sumaron sus esfuerzos, de manera altruista y anónima para ayudar al pueblo a salir adelante durante los peores momentos de la pandemia. Esta crisis sanitaria ha demostrado una vez más el lado más humano y solidario de los sanjuaneros. Han sido muchos colectivos y ciudadanos los que se han volcado en ayudar a los demás, a los más vulnerables, a los que necesitaban de nuestra ayuda”, manifestó la secretaria del Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache durante el acto, celebrado al aire libre, a las puertas del Consistorio.

Entre los cerca de 40 colectivos homenajeados se encontraba SAMU, que durante la primera ola logró levantar en un tiempo récord, por encargo de la Junta de Andalucía, un centro asistencial en el Hotel Ilunion Alcora Sevilla, en San Juan de Aznalfarache, con cinco salas medicalizadas, boxes de cuidados intensivos y habitaciones preparadas para el descanso del propio personal sanitario.

Este dispositivo dirigido a ancianos afectados por coronavirus y procedentes de diferentes residencias de mayores de la provincia de Sevilla estuvo activo durante más de un mes. SAMU se volcó en una de sus misiones más complejas y emotivas, en la que participaron 109 profesionales y se registraron 64 altas.

Valme López, adjunta a dirección general de SAMU, fue la encargada de recoger el diploma honorífico concedido por el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache en nombre de la organización.

Entre el resto de colectivos reconocidos destacan asociaciones locales y entidades sociales, comunidades educativas, hermandades, militares, bomberos del Aljarafe, el Hotel Ilunion Alcora, voluntarios de San Juan de Aznalfarache, taxistas y trabajadores de comercios esenciales, entre otros.

Gelves entrega a SAMU la Medalla de Andalucía por su labor en la pandemia

El Ayuntamiento de Gelves (Sevilla) ha reconocido públicamente la labor de SAMU durante la pandemia de Covid-19 y ha otorgado a la entidad una de las 14 Medallas de Andalucía que este año ha entregado con motivo del 28-F a personas o entidades que colaboraron desinteresadamente con el Consistorio gelveño durante los meses más críticos de 2020.

Este año, el Ayuntamiento de Gelves ha conmemorado el Día de Andalucía rindiendo un homenaje a sectores de la localidad que han mostrado su entrega y solidaridad durante la actual pandemia. Por este motivo, el domingo 28 de febrero, el Consistorio gelveño presentó durante un acto institucional, que se celebró en el Teatro Municipal María José Jaramillo Ramírez, una mención especial a todas estas entidades en forma de un pergamino en el que se enumeran todos los sectores homenajeados y que se colocará los próximos días en la Casa Consistorial con el objetivo de que su labor se recuerde en el tiempo.

Estos colectivos son servicios de dependencia; personal sanitario; comercio local; servicio de limpieza y desinfección; servicio de ayuda a domicilio; atención y comunicación a la ciudadanía; hostelería; trabajadores autónomos; empresas y profesionales; policía local y cuerpos de seguridad; sector educativo; servicios sociales; ONGs; movimientos solidarios y de colaboración altruista; ejemplo individual y sectores poblacionales como la infancia y la tercera edad. “En definitiva, a todas las personas y sectores que han aportado y sumado para mejorar la situación en nuestro entorno”, señalaron desde el Ayuntamiento.

Además, en este tradicional acto institucional por el Día de Andalucía, el Ayuntamiento quiso dedicar los homenajes de esta edición a la conciencia social, entrega y solidaridad. Para ello, otorgó 14 Medallas de Andalucía y una Bandera de Andalucía. Las medallas se entregaron a 14 personas o entidades que colaboraron con el Consistorio durante los primeros meses de la pandemia, aportando todo tipo de productos y servicios que ayudaron a sobrellevar la situación.

Estas entidades son SAMU; Corazones Solidarios; OrtoAljarafe; RPG Net; Cáritas Parroquial de Gelves; Antonio Jiménez Velázquez; El Garaje de Gelves; Gelves Teje; Consejo Infantil Municipal; Tono Hípica; Manuel Jiménez Gómez (Chiqui); Ciro Melguizo; Danigraf y Gelves se mueve en Casa.

Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU y de Escuela SAMU, cuyas instalaciones se encuentran en Gelves, fue el encargado de recibir la medalla en nombre de SAMU en el acto institucional celebrado en el Consistorio.
La Bandera de Andalucía que otorgó este año el Ayuntamiento de Gelves recayó en Juan de Dios Corrales Gálvez, quien fuera párroco de la localidad durante más de 50 años, por su perfil solidario y una trayectoria vital dedicada a los vecinos del municipio de Gelves.

Agua, barro y nieve en Escuela SAMU

En Escuela SAMU no hay descanso que valga. Ofrecer formación continua de máxima calidad es la prioridad de sus responsables, y febrero ha sido una muestra del nivel de intensidad y exigencia de los instructores y alumnos del mayor centro de simulación de emergencias del país. Entre todas las actividades llevadas a cabo durante el mes destacan la celebración de las tradicionales Olimpiadas de Técnico en Emergencias Sanitarias, el examen final del Máster de Emergencias Médicas de CEU San Pablo y SAMU (máster que coordina el instructor Juanje Díaz), la acampada de supervivencia de invierno en Sierra Nevada y un espectacular simulacro de rescate de inmigrantes en medio acuático en el que participaron varios miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a título particular.

Este último ejercicio, denominado Operación paso del Estrecho, se celebró el 19 de febrero desde las nueve de la mañana hasta las dos de la tarde. Las instalaciones de la Escuela de Emergencias de SAMU en Gelves (Sevilla) acogieron un ejercicio integral de incidente con múltiples víctimas en el que se recreó la llegada de una patera con inmigrantes a las costas andaluzas y un posterior accidente de tráfico en el que estaba implicado el autobús que traslada a estas personas a un centro hospitalario.

Para la organización del simulacro, se conformó un gabinete de crisis, el cual se encargó de organizar, planificar y llevar a cabo la actividad.
El ejercicio, en el que participaron casi un centenar de alumnos de los cursos de Técnico de Emergencias Sanitarias, Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería y Técnicos en Integración Social, recreó la llegada de una patera a puerto con unos 35 inmigrantes, de los que 10 fueron atendidos en un primer momento en la patera, cinco saltaron y se escondieron y los 20 restantes se trasladaron en autobús a un centro hospitalario, sufriendo en el camino un accidente de tráfico en el que algunos quedaron atrapados en el interior del vehículo. En la acción se usó la piscina ubicada junto al edificio de rescate, una embarcación neumática y cuatro ambulancias, entre otros vehículos.

Escuela SAMU simulacro

Los alumnos que participaron en el ejercicio no sabían a qué se iban a enfrentar. Desconocían los detalles del ejercicio con el propósito de que pudieran enfrentarse a una situación lo más real posible. “Un simulacro es un modelo de situación estudiado y programado, que imita a un suceso real de forma controlada, y en el que se procura la máxima aproximación a la realidad. Esto hace que los alumnos se encuentren sometidos a presión real, lo que les obliga a gestionar y modular sus comportamientos en situaciones extraordinarias, aplicando sus conocimientos y demostrando sus habilidades resolutivas”, explican desde Escuela SAMU. “En una emergencia real, nunca sabes a qué te vas a enfrentar hasta que llegas al lugar. Eso es también lo que buscamos en nuestros ejercicios, por eso es tan importante el factor sorpresa”.

Durante el ejercicio, las instalaciones de la Escuela utilizadas para este fin se dividieron en tres áreas: zona de salvamento, compuesto por rescatistas, lesionados y curiosos; zona de socorro, donde se encontraba el punto de impacto, con personal sanitario, familiares y víctimas; y área de base, con personal de seguridad, espectadores, medios de comunicación y personal de apoyo.

Escuela SAMU prepara a sus alumnos para su actuación en situaciones de urgencias y catástrofes de magnitud considerable. “Un simulacro representa la realidad y es uno de los medios de los que disponemos los profesionales del sector de las emergencias para entrenarnos y vivir en nuestra propia piel una situación de tal complejidad. Este tipo de ejercicio nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, a conocer nuestros límites, aprendemos cómo trabajan los demás equipos e instituciones, a cómo trabajar en equipos y podemos poner en práctica todo lo aprendido, además de analizar nuestros errores para aprender de ellos”, señalan desde Escuela SAMU.

Los objetivos específicos que se trabajan en simulacros de este tipo son la atención al mayor número de víctimas posible, la adecuada gestión de los recursos disponibles, el correcto despliegue logístico y el conocimiento de las funciones de la estructuras que se conforman, adecuado despliegue y activación de un puesto médico avanzado y de un puesto de carga de ambulancias, establecimiento del flujo de pacientes con sistema de norias, identificación del puesto que se ocupa dentro de la gestión de un incidente de múltiples víctimas, ejecución de la correcta evacuación de los pacientes hasta los hospitales, realización de las técnicas de inmovilización y traslado en camilla y conocimiento de los sistemas de triaje Start y Short.

“Escuela SAMU es única. Nunca antes había disfrutado de una formación de estas características. Es cierto que son muchas horas y acabas reventado pero merece la pena. Cada día de trabajo es un verdadero subidón de adrenalina”, comenta uno de los alumnos durante el ejercicio. “Los simulacros están tan bien organizados y planteados que realmente te metes en el papel y crees que estás en una situación de emergencias real”.

Este es el primer ejercicio que organiza Escuela SAMU que tiene la crisis migratoria como tema principal. El drama que se vive desde hace meses en Canarias y en las costas andaluzas en general obliga a estos futuros profesionales a formarse en este tipo de situaciones de emergencia. Hasta ahora, el tema principal de los ejercicios celebrados en la escuela de Gelves han estado vinculados con atentados terroristas, catástrofes naturales, incidentes NBQ e incidentes con múltiples víctimas en general.

VIII Olimpiadas TES: El ejército todoterreno

Escuela SAMU acogió en febrero las VIII Olimpiadas Sanitarias Técnico de Emergencias Sanitarias (TES) de SAMU, evento que busca impulsar el trabajo en equipo de futuros profesionales en situaciones hiperrealistas y en competencia. La actividad consistió en siete pruebas en las que los alumnos, divididos en ocho grupos de tres personas, pusieron a prueba todas sus capacidades. Junto a los alumnos de segundo de TES también participaron unidades de Protección Civil de La Rinconada, La Algaba y Santiponce, además de un equipo de la asociación de rescate First de Santiponce. La pandemia ha obligado a adaptar el ejercicio y las pruebas no han sido eliminatorias ni ha habido una gran final. Este año, el equipo que logró una mayor puntuación estaba formado por David Villar, Juan Antonio Valladares y Pablo Rodríguez.

VIII Olimpiadas TES

‘Operación Valhalla’ en Sierra Nevada

Los alumnos del XXVI Máster de Enfermería de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Ayuda Humanitaria y seis alumnos del curso de FP de TES participaron del 22 al 25 de febrero en la acampada de supervivencia de invierno de SAMU en Sierra Nevada (Granada). Bajo el nombre de Operación Valhalla, la acampada se llevó a cabo en una explanada situada al lado del Mirador Monte Ahí de Cara. La adquisición de habilidades para moverse en entornos con climatología adversa es esencial en un equipo de emergencias, así como tener conocimientos sobre las patologías que nos podemos encontrar en estas zonas. El último día de la acampada, como es tradición, un grupo de 14 ‘samuitas’ y tres instructores de Nevadensis subieron el Veleta, aunque las condiciones meteorológicas hicieron inviable que alcanzaran la cumbre.

Acampada Sierra Nevada 2021

Acampada Sierra Nevada 2021