El año en el que hicimos cosas extraordinarias

Queridos compañeros:

Cuando suenan los últimos valses de 2020 todos tenemos la tentación de gritar: “¡Por favor, que acabe ya!”. Ha sido un año en el que hemos sufrido y llorado, quizá el peor en décadas. Hemos penado por los 55.000 compatriotas fallecidos sin despedida; hemos pasado miedo por tantos que han perdido su sustento; hemos rezado por todos los enfermos que hoy están con nosotros de milagro; hemos redescubierto la importancia de que nuestros familiares y allegados estuvieran sanos. Ha sido un año en el que nos ha tocado ser fuertes y resistir, haciendo de la necesidad, una virtud. Hemos tenido que trabajar en condiciones imposibles porque nuestro trabajo, además, es sanar y cuidar a los demás. Nadie ha entrado a mi despacho a quejarse, al contrario, la disposición ha sido óptima.

A pesar de las fatigas, también ha sido un año en el que nos hemos sorprendido a nosotros mismos “saliendo a la contra”. Con la sorpresa de la primera ola, nos llamaron para medicalizar hoteles y organizar albergues municipales de emergencia. Este verano un equipo de médicos, enfermeros y sanitarios de SAMU estuvo ayudando a la población de El Salvador. Hoy, mientras escribo estas líneas, nuestros compañeros están desplegados en la isla de Gran Canaria atendiendo la llegada de inmigrantes adultos y adolescentes, personas que han atravesado el mar en cayuco buscando una vida mejor. “Siempre a tu lado” es la frase que resume esta disponibilidad permanente de servicio a los
demás. Nuestro privilegio es que nuestro trabajo consista en ayudar a personas que necesitan sanar, mejorar su autonomía o emprender una vida mejor. Eso nos convierte en una gran fuerza del bien.

Para ninguno de nosotros ha sido fácil, pero a pesar del miedo nos hemos crecido y lo hemos dado todo por los demás. Hemos cuidado de nuestras familias y hemos cumplido con nuestras obligaciones de manera brillante. Cada uno de vosotros ha dado ejemplo de entereza y de entrega, sin mirar el reloj, sin preguntar “¿cuándo se termina esto?”. Hemos pasado malos tiempos, claro, pero también hemos descubierto la abnegación, la generosidad, la canción Resistiré, los balcones alegres y engalanados. Sobre todo, éste ha sido el año en el que se ha brillado como sociedad, el de las mil historias bonitas, el de dar sin esperar recibir. Sin la pandemia, 2020 quizá habría sido un año más (¿quién se acuerda de lo que hizo en 2015?). Sin embargo, a pesar de todo, 2020 ha sido el año en el que hicimos cosas extraordinarias, el año que no olvidaremos nunca.

¡Feliz Navidad y próspero año nuevo!

Carlos González de Escalada. Director general de SAMU

Dr. Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU: «La muerte en soledad, eso es el Covid»

Hace casi 40 años, el doctor Carlos Álvarez Leiva (Berrocal, Huelva, 1946) tuvo una visión de futuro que convirtió en un proyecto de vida: SAMU. Álvarez Leiva introdujo en España la primera UVI móvil y, con ella, la medicina prehospitalaria y de emergencias, creando una escuela y una filosofía de trabajo que hoy pervive.

Coronel médico y veterano en mil catástrofes, Carlos Álvarez Leiva tiene esa mezcla de autoridad y cercanía, de seriedad y retranca, de sequedad y amabilidad. Uno de sus primeros destinos como militar fue el Sahara, donde vivió la Marcha Verde. También estuvo en la Nicaragua sandinista en los tiempos más que difíciles de la guerra de la Contra. Bosnia-Herzegovina, Mozambique, Irán, Filipinas, Haití…. La lista es larga.

Desde que el Covid-19 llegó a Europa, el doctor Álvarez Leiva (o ‘El Jefe’, como le llama su equipo) se ha implicado activamente a través de comunicados, artículos especializados, despliegues de dispositivos sanitarios, asesoramientos externos y atención directa a pacientes solitarios. La crisis del coronavirus la vive como un ejercicio de entrenamiento sostenido en gestión de crisis.

–En sus primeras reflexiones sobre el Covid-19 decía que se trataba de una crisis temporal. ¿Sigue pensando lo mismo?
—Mi visión de la pandemia ha variado mucho desde marzo y ha pasado del escepticismo a la consternación, y hoy al dolor por la muerte de mi fraternal amigo, mi discípulo, mi maestro, Gabi del Castillo.

—¿Cuál es su opinión sobre la gestión llevada a cabo?
—La gestión está siendo muy compleja y, en cualquier caso, parte de nuestra clase política muestra una notable incapacidad para estar a la altura del problema.

–En su opinión, ¿qué se está haciendo mal?
—Yo siempre digo que es mejor uno que mande mal a dos que manden bien, pero es que en esta crisis no sólo es que no mande uno, es que mandan 300. En mi opinión, es el Gobierno quien tiene la responsabilidad de gestión de la crisis y no puede transferirla a nadie. Ahora mismo esto es un galimatías. La población está confusa porque vivimos en un maremágnum de medias verdades e incertidumbres retroalimentadas.

–¿Cuáles son nuestras armas ante este enemigo?
—La única arma que tenemos es la reclusión pero hasta en eso no hay criterios claros. No son tiempos de consenso. Son tiempos de decisiones, no siempre bien comprendidas. En una situación crítica y caótica, el consenso es un lujo inadmisible. Aquí hay ordeno, mando y control. Estamos hablando de defender la vida de las personas. Buscar consenso en cada comunidad, en cada municipio, en cada provincia es un disparate.

—¿Es ésta la situación más crítica que ha vivido desde un punto de vista sanitario?
—Para mí, sí. He vivido crisis más agudas en el tiempo. Es decir, he vivido la guerra. He estado en Mozambique y en otros 40.000 sitios, pero son crisis muy agudas, que entran y salen, no se cronifican y eran tratables. Aquí no hay tratamiento. Ese es el gran drama del Covid, que no existe tratamiento, es absolutamente impredecible, no se sabe a quién y por qué afecta a unas personas sí y a otras no. La muerte en soledad, eso es el Covid.

–En primavera ya se hablaba de que iba a haber una segunda ola en octubre, ¿cómo es posible que estemos en la misma situación otra vez?
—Porque estamos ante un enemigo muy poderoso. Hemos sufrido un tsunami del que no nos hemos podido reponer aún. Sí es cierto que en esta segunda ola estamos más equipados pero sigue sin existir un tratamiento efectivo. Los pacientes que ingresan en UCI mantienen unos altísimos índices de mortalidad.

—¿Cómo debemos actuar?
—Ahora mismo todo el mundo está dispuesto a hacer lo que le digan. Puede haber inconformistas, son los menos y forman parte de la vida misma. Ahora la sociedad está entregada. Dígame solo lo que tengo que hacer, pero que me lo diga una sola voz, una sola persona. Un mensaje único y universal.

–¿Seguiremos en la misma situación hasta que haya una vacuna?
—La vacuna tiene que llegar. ¿Cuándo? No lo sé. Es verdad que se está haciendo un esfuerzo titánico y global. Las marcas juegan con el porcentaje de inmunidad y con las facilidades para su transporte y distribución. El 2022 será definitivo en esta materia.

–¿Cree que habrá una tercera ola?
—Sí, esto es un lomo de dromedario. Van a existir varias olas hasta que haya una vacuna eficaz, pero cada ola nos debe coger mejor preparados. Los profesionales siguen trabajando intensamente en la búsqueda de soluciones terapéuticas y tarde o temprano ese esfuerzo va a dar su fruto.

–¿Qué nos está enseñando esta pandemia?
—Que lo imposible ocurre y sólo el que se prepara para ello sobrevive.

–¿Defiende la llamada medicina de guerra?
—Totalmente. La medicina de guerra es un conjunto de procedimientos asistenciales que tiene como objetivo salvar el mayor número de víctimas con el mínimo de recursos existente, empleándolos con criterios de selección. He echado de menos un mando centralizado y verdaderamente único que, desde su máxima autoridad, hubiera establecido esta selección con rigor y valentía, y no haberle dejado esa responsabilidad a los sanitarios que, cuando se han visto obligados a hacerlo, han sido denostados.

–Ese tipo de pensamiento ha sido muy criticado.
—Hablamos de guerra porque estamos ante un enemigo que nos sorprende, que causa un gran número de muertos, del que no podemos defendernos y solo aseguramos la supervivencia si nos escondemos y recluimos, esperando que sea él mismo el que se desgaste. Un sistema sanitario colapsado, angustia colectiva y un daño económico, social y familiar, estos son factores típicos de una guerra.

–¿Podríamos hacer más?
—Para mí, el gran ausente ha sido la Sanidad Militar. Su ausencia en el escenario de la pandemia me ha parecido sorprendente, máxime cuando personalmente he vivido por y para ella. Esta pregunta nos la hacemos muchos ciudadanos que hemos visto cómo una medicina de guerra sólo la han llevado a cabo los médicos civiles.

–¿Podría haber participado el ejército más activamente en esta crisis?
—La operación Balmis ha sido ejemplar. El ejército ha participado en lo que le han pedido pero hoy, en España, el ejército escuece un poco. Tú sacas una unidad militar a la calle y provocas incomprensión social, porque vivimos en un momento en el que la sociedad está tremendamente polarizada, y eso tiene un precio. En Francia, Bélgica o en EEUU sacan a los militares a la calle ante un problema grave como éste, y no pasa nada. En España, en según qué escenarios, recurrir al ejército está muy mal visto y es políticamente incorrecto. Además, el Gobierno no se atreve.

–¿Recomienda un nuevo confinamiento?
—Sin ninguna duda. El confinamiento te permite ganar tiempo. Mejorar la inmunidad comunitaria, evaluar los resultados, orientar los esfuerzos. Sobrevivir, en definitiva.

–Nadie está a salvo del virus, ni siquiera unas monjas de clausura como las del convento de Santa Paula de Sevilla a las que SAMU asistió.
—Es cuestión de suerte. Monjas de clausura y todas contaminadas. ¿Por dónde ha entrado el virus? Cualquiera sabe. El panadero, el jardinero….

—SAMU ha participado en varios dispositivos sanitarios frente al Covid, como el del Hotel Alcora, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), o la Residencia del Tiempo Libre de la Línea de la Concepción (Cádiz). ¿Cómo ha vivido esta experiencia?
—Lo primero es agradecer a la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía que confiara en nosotros. En SAMU tenemos un personal de medicina, enfermería y de auxiliares que es modélico. Gente ilusionada, que trabaja con alegría, con rigor, con disciplina. En estos momentos es muy bueno tener una buena tecnología, pero es más importante humanizar lo que hagas. Por ejemplo, cuando estuvimos en el Hotel Alcora puse en marcha una unidad que se dedicó exclusivamente a la gestión de la angustia, y fue fantástico. Gestionamos la ansiedad que sufrían no solo los pacientes y familiares, también los profesionales. La gestión del estrés en este momento creo que es fundamental.

–La formación que se imparte en Escuela SAMU se basa en situaciones de crisis. Es como si SAMU siempre se hubiese estado preparando para algo así.
— SAMU ha creído siempre que podría producirse una crisis biológica y nos hemos formado para ello. Hemos sido los únicos capaces de preverlo, de entrenar personal y de tener equipamiento. Pero no creo que sea momento para la autocomplacencia, sería una falta de respeto. Es el momento de ser humildes y estar disponibles.

—SAMU también participó este verano en una misión internacional contra el coronavirus: El Salvador 2020.
—Aquel fue un trabajo excepcional en un momento muy difícil. Para mí, El Salvador tuvo el secreto del éxito de SAMU, que es hacer ver a todos nuestros profesionales que la carrera la gana el que es capaz de apretar en la curva. En la línea recta todos podemos apretar el acelerador, pero pisar más en la curva es de valiente, intrépido y ganador. Siempre le he inculcado a mis hijos y a mis profesionales que en los momentos complicados es cuando hay que estar y salir a por todas.

–¿Ha sido El Salvador la misión internacional más importante de SAMU?
—SAMU ha hecho muchas misiones en momentos muy complicados, pero sí puedo decir que ésta ha sido la más bonita y dulce, y la más reconocida desde el punto de vista de los medios. El Salvador ha significado la consolidación de un equipo nuevo y de una nueva generación de líderes de SAMU. Yo no he ido y me ha producido una gran alegría ver que la transición generacional está funcionando.

–¿Qué le motivó a crear SAMU hace casi 40 años?
—En aquella época había muchísima gente que se moría en accidentes de tráfico y no había asistencia en las carreteras. También muchas personas se morían en sus casas o de camino a los hospitales mientras les trasladaban en aquellos taxis o coches con los pañuelos blancos por la ventana. Yo estuve en París formándome en medicina de emergencias. Vi que en España no había nada de eso y me pareció un proyecto interesante implantar ese tipo de medicina en mi país. Empeñé mi familia, mis ahorros y todo mi tiempo, y fui capaz de compaginar mi vida militar con este proyecto personal.

—¿Qué supuso para SAMU el nacimiento del 061 en Andalucía, un servicio de emergencias público?
—Aunque hoy es nuestro principal cliente y somos todos muy amigos, a principios de los 90 la creación del 061 fue un gran palo para nosotros. SAMU estaba el primero en la lista para ser lo que hoy es el 061. De este servicio se iba a encargar una entidad privada y, con el decreto prácticamente firmado, alguien cambió de opinión y pensó que un servicio tan estratégico no podía llevarlo una empresa privada, y así surgió el 061, que se nutre de todas nuestras capacidades y profesionales. De hecho, muchos trabajadores del 061 se han formado con nosotros a través del Máster de Enfermería en Emergencias y Catástrofes. Ése es mi legado. Hoy somos servicios hermanos y la relación es inmejorable.

–SAMU ha experimentado un crecimiento enorme en los últimos años, con presencia en tres países y una plantilla de más de 1.800 trabajadores.
—Es cierto, pero sería injusto si no dijese que ese crecimiento exponencial es fruto de la segunda generación, de mis hijos y de los profesionales que me han acompañado incondicionalmente. No seré yo el portador de la vanagloria de esta explosión. Yo no me hubiera atrevido a hacer en este momento tantas cosas. Repito, este crecimiento es fruto del esfuerzo de la segunda generación. ¿Cuál ha sido mi papel? Orientar, escuchar, potenciar, reforzar sus decisiones, apoyarlas y poner en ellas mis mejores capacidades.

—Seguro que aún tiene mucho que decir.
—El otro día, a propósito de esta entrevista, le dije a mi hijo que yo estaba ya preparado para morir. He asegurado una doctrina y he transmitido una forma de trabajar que están funcionando. Hace un tiempo era imposible hacer algo en SAMU sin que pasara antes por mi mano, cada punto y cada coma. Ahora ya no. Todo funciona. Ahora estoy aquí en este despacho como un jarrón chino. Mi labor en la vida está hecha. Todo va a funcionar en mi ausencia y eso es muy grande, es muy tranquilizador. Creo que esta debería de ser la última entrevista de mi vida porque es el momento más feliz de mi vida. Después de esto, ya no tengo más que decir ni que hacer.

Próxima estación: Honduras

Dos huracanes han azotado con fuerza Centroamérica en menos de 20 días. La crisis sanitaria y la alta presión hospitalaria en Europa a causa del Covid-19 han eclipsado mediáticamente esta catástrofe natural que ha dejado millones de damnificados en Honduras, Nicaragua, Guatemala, El Salvador o Costa Rica, entre otros países. La situación es especialmente grave, sobre todo en Honduras, país al que viajará el 2 de diciembre un equipo formado por 14 personas de SAMU tras responder a la alerta lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El huracán Eta arrasó Centroamérica los primeros días de noviembre. Los gobiernos de Honduras y Nicaragua emitieron alertas y advertencias de tormenta tropical y huracán durante todo el 1 de noviembre a medida que la tormenta se acercaba a la región. También se instalaron refugios en El Salvador y Costa Rica. Eta, huracán de categoría 4, alcanzó un máximo de 150 mph (240 km/h), convirtiéndose en el segundo más fuerte de la temporada de huracanes en el Atlántico de 2020, superado por el huracán Iota (categoría 5), que azotó esta
misma zona pocos días después.

Se estima que 2,5 millones de personas se han visto afectadas directamente por la tormenta Eta, entre ellos, 1,7 millones de hondureños.
Las autoridades han registrado, de momento, más de 140 muertos y 120 desaparecidos. A esto hay que sumar decenas de muertos (la mayoría de ellos en Nicaragua) tras el paso de Iota, que tocó tierra el 18 de noviembre, aunque se teme que el número final resulte mayor porque hay desaparecidos en numerosas zonas que han quedado aisladas. Miles de supervivientes claman ayuda urgente tras haberlo perdido todo.

SAMU ya está preparado y listo para viajar a la espera de que le den luz verde. Los huracanes han destruido carreteras y aeropuertos, y tampoco se puede acceder al país por mar.

“Están habilitando una pista de aterrizaje provisional en San Pedro Sur para poder acceder al país. En cuanto esté lista, viajaremos. Hay más equipos de emergencias internacionales en nuestra misma situación. De hecho, un equipo canadiense y otro colombiano están varados en Guatemala y El Salvador a la espera de poder llegar a Honduras, una de las zonas más afectadas por esta catástrofe natural junto a Nicaragua”, explica Andrés Rodríguez Holst, team manager de la misión SAMU Honduras 2020.

“Una vez en el país, realizaremos una atención primaria de urgencia. No sabemos que nos vamos a encontrar y debemos de ser autosuficientes, por lo que llevamos una potabilizadora de agua y todo lo necesario para montar un hospital de campaña”, explica el enfermero.

Tras varios días a la espera de autorización, el equipo de SAMU emprenderá este viaje el 2 de diciembre. Esta misión, cofinanciada por SAMU y la organización Proyecto Hope, tiene una duración de dos semanas y en ella participan 14 profesionales entre médicos, enfermeros y técnicos en emergencias sanitarias, algunos de los cuales estuvieron este verano en la misión de SAMU en El Salvador.

El equipo también cuenta con dos alumnos del Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) 2020-2021 y otro estudiante de la promoción anterior de este mismo posgrado que acaba de terminar su formación.

A los efectos de los huracanes hay que sumarle un sistema sanitario mermado a causa de una pandemia mundial, la del coronavirus, complicando aún más la situación. El Gobierno de Honduras informó a mediados de noviembre de más de 100.500 casos confirmados de Covid-19 dentro de sus fronteras y unas 3.000 muertes relacionadas con el virus.

En el momento de la catástrofe natural, existía toque de queda en Honduras como medida para frenar los contagios, pero esta restricción ha
quedado suspendida temporalmente por el Gobierno nacional para facilitar los esfuerzos de respuesta a la depresión tropical Eta e Iota.

Titan Desert 2020: La experiencia del desierto de Almería

SAMU, a través de su división SAMU Xsports, sigue sumando experiencia y conocimiento en el sector de las coberturas médicas y sanitarias extremas con su desempeño en la última edición de la mítica Titan Desert. Entre el 2 y el 6 de noviembre, SAMU desplegó el dispositivo de emergencias de esta ultramaratón ciclista, que este año ha estado marcada por un traslado radical de escenario a causa de la pandemia de Covid-19: del desierto marroquí, a los paisajes de Almería.

La celebración de la prueba se mantuvo en el aire hasta última hora, al coincidir con la declaración de estado de alarma en el país en respuesta a la segunda oleada de la pandemia. Sin embargo, finalmente la Administración andaluza dio su autorización para la salida de la carrera, que se desarrolló sin incidentes y con un gran éxito organizativo y deportivo. Este éxito se hizo extensible a la cobertura de emergencias médicas y sanitarias ofrecida por SAMU, según el balance realizado por Sergio Vitrián, responsable de SAMU Xsports.

La entidad desplegó a un equipo de 13 personas en Almería para el servicio de asistencia médica durante la carrera. Este equipo estaba dividido entre dos mandos institucionales, un coordinador, ocho sanitarios (médicos, enfermeros, técnicos de emergencias sanitarias) y dos personas de apoyo logístico, que prestaron asistencia médica tanto en carrera como en los campamentos base.

En cuanto a los medios desplazados, además de todos los recursos logísticos y de campamento, el dispositivo incluyó una UVI Móvil y vehículos 4×4 de intervención sanitaria preparados para intervenir en terrenos complejos como pistas forestales, montaña y desierto, todos dentro de la provincia almeriense. SAMU también desplegó un puesto médico avanzado (PMDA) para atender a los participantes en el campamento base.

Desde el día de verificaciones hasta la última etapa se contabilizaron un total de 119 asistencias: 110 en el PMDA y nueve en carrera.
Sergio Vitrián, responsable de SAMU Xsports, explica que las principales asistencias del equipo correspondieron a heridas y a contusiones. Por ello, gran parte de las tareas sanitarias fueron curas, vendajes y puntos de sutura.

La principal intervención de emergencias fue un accidente en la que se vieron implicados dos ciclistas.

Otro momento que exigió el 100% al equipo se produjo en la cuarta y penúltima etapa de la Titan Desert, la prueba reina de la carrera, que tuvo que ser paralizada en el puerto de Velefique cuando se habían disputado 56 de los 106 kilómetros previstos a causa de las duras condiciones meteorológicas, con lluvia, granizo, viento y bajas temperaturas. Los sanitarios tuvieron que atender a varios ciclistas por hipotermia, pero la rápida toma de decisiones de la organización y el despliegue logístico para trasladar a los deportistas evitaron males mayores.

Casi 400 ciclistas de todo el mundo y una caravana de carrera formada por mil personas tuvieron la oportunidad de descubrir las cualidades de la provincia de Almería para la práctica deportiva al aire libre. Países como Francia, Alemania, Reino Unido, Grecia, Turquía, Brasil, Estados Unidos, Australia, Filipinas o Singapur, entre muchos más, ofrecieron cobertura televisiva, de internet y vía móvil de la carrera.

En lo deportivo, la Titan Desert de Almería pasará a la historia como una de las de mayor nivel y disputadas de todas. Sergio Mantecón se hizo con la victoria final en una dura pugna con Josep Betalú, ganador de las cuatro últimas ediciones. La Titan también fue protagonista del adiós a lo grande de Claudia Galicia, campeona en el cuadro femenino. Y también Almería pasará a la historia porque ha significado el regreso a la competición, y su debut en una Titan, de uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos: Miguel Induráin.

El estricto protocolo de seguridad ante el Covid-19 y la convivencia en un campamento de película en el MiniHollywood de Tabernas, han sido otros de los aspectos a destacar por los participantes en la Titan Desert 2020.

SAMU, a través de SAMU Xsports, mantiene una magnífica relación con los responsables de Titán Desert, por lo que la entidad se encargará de la cobertura de futuras pruebas de este equipo organizador.

Escuela SAMU: Una nueva hornada de samuitas

Después de una pandemia, un confinamiento de más de tres meses, medidas restrictivas y limitaciones de movilidad, los 24 enfermeros que comenzaron en octubre de 2019 el Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria (UECAH) de SAMU y la Universidad CEU San Pablo han finalizado su formación en las instalaciones de Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla). Cuando iniciaron sus clases, algunos de sus profesores les advirtieron que no sería un curso fácil y que, tras la finalización del máster, no serían los mismo. Pero nadie se podía imaginar en aquel momento que iban a tener que enfrentarse a las consecuencias de un virus mortal hasta entonces desconocido.

En marzo, tras decretarse el estado de alarma, Escuela SAMU decidió suspender las clases del Máster de Enfermería y retomarlo cuando la situación sanitaria lo permitiera para poder ofrecer a sus alumnos una formación de gran calidad, basada en simulacros y grandes ejercicios integrales que ponen a los participantes al límite tanto a nivel profesional como personal.

En septiembre, estos enfermeros pudieron retomar sus estudios de posgrado concentrando toda la formación que quedaba por impartir en dos meses con un horario intensivo de mañana y tarde.

“Hemos realizado un esfuerzo enorme, tanto los alumnos como los profesores, pero lo hemos conseguido, estamos muy orgullosos”, explica Andrés Rodríguez Holst, instructor de Escuela SAMU. “Ha sido una locura. Hemos llegado a tener 200 alumnos en la Escuela de diferentes cursos y másteres a la vez, pero eso no ha hecho que decayera nuestro rendimiento, más bien todo lo contrario”.

Rodríguez destaca el esfuerzo llevado a cabo por el equipo de profesores, muchos de los cuales han participado durante estos meses en diferentes dispositivos llevados a cabo por SAMU para hacer frente al Covid-19. “Los instructores que han estado estos meses en activo estaban cansados pero han hecho un esfuerzo enorme. Venían todas las mañanas a la escuela con la mejor actitud a pesar de no haber dormido la noche anterior o haber salido de una guardia. También me ha impresionado mucho la actitud de los alumnos. Todos retomaron sus estudios, los 24, rechazando algunos de ellos ofertas laborales”.

A falta de la entrega del Trabajo Fin de Máster (TFM), a mediados de noviembre, estos jóvenes realizaron su examen final, un ejercicio plenamente práctico dentro del módulo de Procesos Asistenciales Integrales (PAI) que puso punto y final a su formación en SAMU.

“Hemos ofrecido la calidad de siempre. Nuestra formación no se ha visto resentida en ningún momento a causa de la crisis. Hemos desarrollado simulacros y ejercicios de alta calidad. Es más, estamos convencidos de que, ante la situación actual, nuestra formación es más necesaria que nunca. Debemos formar a nuestros alumnos lo mejor posible para que estén preparados para actuar en situaciones extremas como la que estamos viviendo”, explican desde Escuela SAMU.

A diferencia de las promociones anteriores, esta nueva horneada de samuitas no ha podido disfrutar de una gala de graduación a causa del coronavirus. No obstante, desde Escuela SAMU no quisieron dejar pasar la oportunidad de rendirles un pequeño homenaje a través de un acto simbólico que tuvo lugar en las instalaciones de la Escuela para recordarles: “¡Suerte samuitas en vuestra nueva etapa! La sociedad os necesita”.

Primer foro nacional sobre rugby inclusivo

Fundación SAMU, en colaboración con el Club de Rugby San Jerónimo, la Universidad Pablo de Olavide, la Fundación San Pablo Andalucía CEU, Special Olympics España y Esyde Formación Utrera, celebra del 1 al 3 de diciembre las I Jornadas Nacionales de Rugby Inclusivo y Adaptado.

Estas jornadas tienen como objetivo promover una mayor comprensión acerca del rugby inclusivo y el rugby adaptado a nivel nacional, y dar a conocer los beneficios que aporta este deporte como herramienta de integración e inclusión de las personas con algún tipo de discapacidad en la vida social, al igual que de otros colectivos en situación de vulnerabilidad. Este evento también pretende desarrollar vías de intercambio de conocimiento y participación entre profesionales dedicados a la inclusión social y deportiva, fomentando el desarrollo y difusión de prácticas profesionales rigurosas.

“Esperamos que estas jornadas sean un punto de encuentro para todos los profesionales y personas interesadas en la actividad física inclusiva y adaptada como medio de mejora de la calidad de vida e inclusión de todas las personas”, explican desde la organización.
Entre los principales temas que se tratarán durante estos tres días destacan el proyecto RugbyES SAMU; el rugby como herramienta de inclusión social; situación, análisis y variantes del rugby inclusivo en España; rugby y género; rugby en silla de ruedas y el rugby paralímpico.

Debido a la pandemia del Covid-19, las sesiones se desarrollarán mediante una plataforma de videoconferencia que posibilitará a los ponentes realizar sus presentaciones, compartiendo vídeo y audio, así como a los asistentes participar activamente desde sus casas o lugares de trabajo a través del ordenador o un dispositivo móvil. Estas sesiones serán grabadas y estarán a disposición de los interesados durante 30 días.

El programa cuenta con cerca de 20 ponentes e invitados y hay más de 300 inscritos. Antonia Rubio González, directora general de Infancia de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía será la encargada de inaugurar las jornadas el martes 1 de diciembre junto al director general de SAMU, Carlos González de Escalada.

Entre los ponentes e invitados a las jornadas destacan Javier Gálvez González, decano de la Facultad Ciencias del Deporte de la Universidad Pablo de Olavide; Thierry ‘Titi’ Feteu, jugador internacional con la Selección Española de Rugby; Miguel Ángel Luis Pérez; entrenador del Club de Rugby San Jerónimo Sub 18; José Manuel Román Cobacho, director del Centro Residencial para Jóvenes Migrantes SAMU Polanco de Sevilla; Miguel Carlos Palanca Rodríguez, presidente de Unión Rugby Almería; Marc Subirón Polo, jugador del Barcelona Universitari Club; y Francisco Javier Ginés Llebre, presidente del Club de Rugby San Jerónimo, entre otros.