Misión El Salvador 2020: fuerza de élite contra la Covid-19

Un equipo de intervención de catástrofes de SAMU formado por 30 sanitarios ha viajado a El Salvador en respuesta a la petición de ayuda que el propio Gobierno salvadoreño realizó a Fundación SAMU a principios de julio para poder hacer frente a la crisis sanitaria que está causando la Covid-19 en el país centroamericano.

Debido a la situación actual en El Salvador, el Ministerio de Salud emitió al doctor Carlos Álvarez Leiva una solicitud de asistencia para dar apoyo al Hospital Nacional El Salvador, en la capital, inaugurado recientemente por el presidente del país, Nayib Bukele, que ha recibido a la expedición de SAMU con una emotiva carta publicada en sus redes sociales. El nuevo hospital cuenta con 1.000 camas de cuidados intermedios e intensivos, lo que lo convierte en el hospital más grande de América Latina.

“Nuestra urgente petición consiste en la necesidad de contar durante el período mínimo de un mes o más con el apoyo de médicos voluntarios: internistas, intensivistas, anestesiólogos, neumólogos, nefrólogos, cirujanos, pediatras y cardiólogos pertenecientes a las diversas organizaciones médicas de Europa así como a colegios de médicos. Adicionalmente, solicitamos enfermeros intensivistas que apoyen el esfuerzo de los médicos anteriormente mencionados. Es importante destacar que es de particular interés el apoyo para el manejo asistencial, control biológico, unidades de descontaminación, gestión de circulación y entrenamiento del personal”, señalan desde el Ministerio de Salud de El Salvador en su misiva. “Nuestra necesidad de apoyo es inminente”.

Para llevar a cabo esta misión y formar a su equipo de intervención, SAMU ha llevado a cabo un proceso de selección de profesionales sanitarios al que se han presentado más de un centenar de personas procedentes de toda España.

En total, SAMU ha seleccionado a una treintena de médicos, enfermeros, técnicos en emergencias sanitarias y auxiliares de enfermería. La bautizada como Misión El Salvador 2020 arrancó el 29 de julio y durará un mes.

Un día antes, el día 28, todos los voluntarios fueron convocados a las diez de la mañana en Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla), para salir todos juntos en autobús hacia Madrid, donde el 29 cogieron un vuelo hacia El Salvador.

“Somos un grupo eminentemente joven, pero con mucha ilusión, muchas ganas de ayudar, con la enorme responsabilidad de trasladar los conocimientos adquiridos en los 30 años de misiones de SAMU y en los cerca de 20 que llevamos impartiendo formación desde nuestra escuela en gestión de incidentes nucleares biológicos y químicos, pero partimos más deseosos aún de transmitir las mejoras prácticas que hemos destilado con la revisión de todos los protocolos de la pandemia en España”, manifestaba emocionado antes de partir Juan González de Escalada, director del Área de Emergencias de SAMU y jefe de la misión.

Numerosas autoridades acudieron hasta Gelves a despedir a la treintena de sanitarios, entre ellos el delegado de Recursos Humanos, Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Gelves, Rafael García Villa (en representación de la alcaldesa del municipio); la responsable de Acción Humanitaria de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional, Carma Tápies; además del cónsul de Francia en Sevilla para Andalucía Occidental, Christophe Sougey De Funes; el cónsul honorario de El Salvador en Sevilla, Ignacio de Cossío Pérez de Mendoza; el presidente del Colegio Médicos de Sevilla, Alfonso Carmona Martínez; y la vicepresidenta del Colegio de Enfermería de Sevilla, Pilar Cordero Ramos, entre otros.

Antes de la partida, se vivieron numerosos y emotivos momentos protagonizados por los voluntarios y sus familiares, que entre lágrimas les despedían y le deseaban suerte en su misión.

Como madre me da miedo, lo que va a hacer es muy peligroso, puede contagiarse, pero entiendo que esto es lo que a él le gusta y tengo que apoyarle”, manifestaba un familiar de uno de los profesionales de este contingente.

Actualmente, los casos de coronavirus en El Salvador aumentan en una media de 270 nuevos contagios al día. El 87% de los casos confirmados se concentran en la capital del país.

El Ministerio de Salud salvadoreño identificó oficialmente los diez primeros casos de Covid-19 en el país el 10 de abril. A principios de julio, los datos eran de más de 8.000 personas contagiadas y 209 fallecidos. Las autoridades sanitarias prevén que el pico se alcance en agosto y el país no cuenta con suficientes especialistas (médicos o enfermeros) capacitados en unidades de cuidados intensivos.

“Esta solicitud de médicos voluntarios de urgencia resultará de gran impacto para beneficio de la población salvadoreña. Por todo ello, nos sentimos animados a continuar fortaleciendo y estrechando nuestros vínculos con Fundación SAMU y así seguir luchando por un mismo fin, que es mejorar las condiciones de vida de nuestras poblaciones”, señalan desde el Gobierno salvadoreño.

SAMU cuenta con una gran experiencia en intervención en catástrofes, y además ha adquirido una enorme experiencia en la gestión concreta de la pandemia de Covid-19. Durante el periodo de máximo impacto de la pandemia en España, SAMU estuvo en primera línea, gestionando importantes dispositivos sanitarios, como los dos hospitales de campaña que la organización levantó en el Hotel Alcora, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), y en la Residencia del Tiempo Libre El Burgo, en la Línea de la Concepción (Cádiz), por petición de la Junta de Andalucía, y donde se atendieron a personas mayores con Covid-19. SAMU también participó en el traslado de pacientes contagiados en Madrid y Toledo.

La entidad también ha realizado varias misiones humanitarias y asistenciales en el extranjeros, como la llevada a cabo en 2013 en Filipinas tras el tifón Haiyan y que tuvo una duración de cinco meses. También destaca la misión de Katmandú en 2015, tras el terremoto de Nepal; y la operación del campamento de refugiados de Calais, en Francia, también en 2015, entre otros hitos.

Andrés Rodríguez Holst, ‘team manager’ de la misión El Salvador: “Mi vida cabe en dos maletas”

El enfermero e instructor de Escuela SAMU Andrés Rodríguez Holst (1986, San José, Costa Rica) se pone al frente como ‘team manager’ del equipo de 30 sanitarios de SAMU que ha viajado a El Salvador para prestar asistencia sanitaria por la Covid-19. Rodríguez ha convertido su trabajo en su modo de vida y El Salvador será su misión humanitaria número 13.

—¿Cuándo y por qué decidió dejar los bosques tropicales y la costa caribeña de Costa Rica por España?
—Llegué a España el 15 de octubre de 2014 con una beca del Banco Interamericano de Desarrollo para estudiar el máster de Enfermería de Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria de SAMU. Tras graduarme, trabajé en el Hospital público de San Juan de Dios y fui profesor en la Universidad de Costa Rica, pero quería seguir formándome, sobre todo en logística sanitaria y acción humanitaria. Entonces sólo había dos másteres de estas características en el mundo, uno en Noruega y otro en Sevilla, el de SAMU. Así que me viene a España.

—¿Su intención era volver a Costa Rica una vez finalizado el máster?
—Yo voy donde me lleve el viento. A mi la vida me cabe en dos maletas. Además, estando en Europa comencé a colaborar con Médicos Sin Fronteras, por lo que me muevo mucho.

—Actualmente es profesor en Escuela SAMU, donde usted mismo se formó, y es el coordinador del módulo de Acción Humanitaria del máster de Enfermería. ¿Qué suelen esperar los alumnos de este módulo?
—Por lo general, las personas tienen una visión muy pasional y romántica de la acción humanitaria. Piensan en lo guay que es ser viajero del mundo y lanzarse a la aventura. Eso es lo que les llama la atención. A mis alumnos, cuando les presento el módulo nunca les cuento dónde he estado y qué he hecho, no me gusta ir alardeando, por lo que mis estudiantes, al principio, se muestran un poco escépticos. No esperan mucho y creen que es una chorrada de módulo. Pero al final, cuando nos metemos de lleno y profundizamos en la acción humanitaria, salen muy contentos. Alumnos que han llegado diciendo que su meta en la vida era tener una interinidad en el SAS han salido diciendo que quieren hacer una misión.

—¿Algunos de sus alumnos han ido a alguna misión humanitaria?
—Sí, hay varios que han mostrado interés y han realizado misiones con Cruz Roja, Save the Children, Médicos Sin Fronteras, Enfermeros Sin Fronteras o Bomberos Unidos Sin fronteras, entre otros.

—¿En su caso, cómo entró en contacto con la acción humanitaria?
—En 2009 hubo un terremoto en Costa Rica, concretamente en Cinchona. Necesitaban enfermeros instrumentistas, ya que había muchos traumas, y había que organizar aquello, y allá que me fui. Esa fue mi primera misión fuera de casa. Fui con Cruz Roja y, a raíz de aquello, hice contactos y empezaron a llamarme para otras acciones. Ya en España, en 2016, Médicos Sin Fronteras contactó conmigo para participar en el desarrollo de una unidad quirúrgica, un proyecto humanitario piloto de vanguardia, y ahí sigo.

—¿Cómo logra compaginar su trabajo como enfermero y profesor con sus numerosas colaboraciones humanitarias?
—Hasta el pasado año, dedicaba mis vacaciones de verano a trabajar con Médicos Sin Fronteras. Este año con la Covid-19 no ha sido posible.

—¿Cuántos años lleva sin disfrutar de unas relajadas vacaciones veraniegas?
—(Se ríe) Pues unos tres años, pero eso no significa que no descanse. Cojo días sueltos a lo largo del año. Por ejemplo, en diciembre estuve en una boda en Costa Rica y unos días antes de que se declarara el estado de alarma en España, también estuve en mi país. De hecho, estando allí se registró el primer caso de Covid en Costa Rica y estalló todo en España.

—Este verano se va a El Salvador como team manager de un grupo de intervención de catástrofes de SAMU. ¿Cómo surgió esta misión humanitaria?
—Debido a la crisis sanitaria que está atravesando El Salvador a causa del coronavirus, el Ministerio de Salud salvadoreño envió a principios de julio al doctor Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU, una petición de ayuda para dar apoyo asistencial al recién inaugurado Hospital Nacional El Salvador, en la capital. La misión durará un mes y nos vamos el 29 de julio.

—¿Cuántas personas forman este equipo de intervención?
—Somos 30 personas, entre médicos, enfermeros, técnicos de emergencias sanitarias, auxiliares de enfermería y una psicóloga. Diecisiete de estos treinta sanitarios pertenecen a la plantilla de SAMU. El resto ha sido seleccionado tras un llamamiento que hicimos a través de las redes sociales.

—¿Cómo ha sido el proceso de selección de profesionales?
—Lo primero que hemos valorado ha sido la predisposición. Todos se pusieron en contacto con nosotros, no al revés. En total recibimos 127 solicitudes. A todos ellos les mandamos un correo electrónico explicando los objetivos de la misión y lo duro que iba a ser el trabajo allí. Tras este correo, 40 mostraron interés en continuar con el proceso. Es lo que hemos hablado antes, esa visión pasional de la acción humanitaria, pero en el fondo la gente no quiere darse la paliza.

—¿Qué aspectos se han tenido en cuenta para seleccionar al equipo?
—Los perfiles profesionales, los currículos y, sobre todo, la experiencia con Covid-19. También se ha dado prioridad al personal de SAMU.

—¿Se lleva a algún exalumno de Escuela SAMU?
—Sí, me llevo a cinco exalumnos del máster de Enfermería y a cuatro del curso de TES. Todos ellos contactaron conmigo.

—Una vez en El Salvador, ¿cuentan con algún enlace en España en caso de que surja algún problema?
—Nosotros lo llamamos gabinete de crisis y está formado por personal de SAMU íntegramente. La mayoría de estas personas tienen experiencia en el trabajo con Covid-19, como por ejemplo Andrea Luis, que formó parte del equipo de mando del dispositivo del Hotel Alcora en Sevilla, que atendió a personas mayores contagiadas.

—¿Qué se van a encontrar en El Salvador cuando lleguéis?
—Todo es un poco incierto aún. El Gobierno salvadoreño abrió recientemente un hospital con capacidad para mil camas y necesitan ayuda asistencial ante la grave crisis sanitarias que estamos viviendo. A principios de julio, los datos oficiales eran de más de 8.000 personas contagiadas y 209 fallecidos. El 87% de los casos se concentran en la capital. No obstante, amigos y conocidos de la zona me cuentan que la situación es bastante caótica. Hasta que no lleguemos allí no sabremos a qué nos vamos a enfrentar.

—¿Qué es exactamente lo que os pide el Gobierno de El Salvador?
—En concreto, nos piden tres cosas: adiestrar y formar al personal local, ayudar en la organización y ofrecer apoyo asistencial.

—¿Qué supone para SAMU esta misión humanitaria con un grupo de intervención tan numeroso?
—Ésta es la primera vez que SAMU envía un grupo tan grande a una misión. En otras misiones como en Filipinas fueron varios contingentes de unas diez personas cada uno, pero no coincidieron todos allí. La acción humanitaria contemporánea es eso, llevar grupos numerosos de entre 30 y 50 personas, que sean autosuficientes y capaces de gestionar y organizar una situación de estas dimensiones. Con nuestra participación en El Salvador demostramos que SAMU tiene la capacidad y el nivel para estar en las grandes ligas de la acción humanitaria.

—En España, cada días son más numerosos los brotes. ¿Está SAMU capacitado para hacer frente a una segunda ola en España y mantener una misión humanitaria de gran escala en El Salvador al mismo tiempo?
—Sí, SAMU tiene capacidad para ello. La limitación más grande son los recursos humanos. En el caso de El Salvador, no todo el mundo está dispuesto a irse un mes fuera de su casa y a otro país, y más con todo lo que está sucediendo. No es lo mismo combatir una enfermedad como ésta en El Salvador que en casa, por lo que sigue habiendo profesionales cualificados en España para dirigir de nuevo dispositivos de pacientes con Covid-19 si fuera necesario.

—¿Podría nombrar otras misiones importantes en las que ha participado SAMU?
—En los últimos diez años, SAMU ha estado presente en Filipinas, Nepal, Marruecos, Haití, Calais (Francia) y Lorca (España). Con anterioridad al año 2000, SAMU ha realizado importantes misiones en puntos como Irán o Bombay (India).

—En su caso personal, ¿en cuántas misiones humanitarias ha participado?
—El Salvador será la número 13. Las que más me han marcado han sido Siria y Libia, porque eran zonas en guerra; y también Calais (Francia), porque fue la primera vez que trabajé con refugiados. Calais fue especial y distinto porque yo estaba acostumbrado a misiones de catástrofes y desastres naturales, y aquí fue la primera vez que estuve en un campamento de refugiados. En los desastres naturales la gente lo pierde todo, hay mucha ansiedad, muchas personas en shock, con conmoción. En Calais era diferente, eran personas sometidas a mucha presión desde hacía mucho tiempo y que estaban desgastadas emocional y físicamente.

—¿Podría explicarnos, desde su experiencia, cómo es trabajar en una zona en guerra?
—He tenido la suerte de estar en acciones humanitarias de diversa índole: desastres naturales, emplazamientos humanos, conflictos civiles, conflictos militares. Cada una tiene sus propias características y hace que las personas se comporten de manera diferente y tú también actúas de manera distinta. En Siria fue la primera vez que estuve en una guerra, un conflicto militar. Vi otra cara de la humanidad. En Libia, el conflicto era civil, mucho más caótico y desorganizado. Arrasan con todo. Tienen a niños de 13 y 14 años con una AK-47 y se creen muy hombres porque tienen esa pedazo de pistola. Libia es un sitio que está olvidado, eso es tierra de nadie. He visto cosas terribles e innombrables.

—En todas estas misiones, ¿ha temido alguna vez por su vida?
—Sí, pero con el paso del tiempo, cada vez tienes menos miedo. Hace mucho que tengo muy interiorizado que si aquí me muero, aquí me muero. No me entrego a la muerte, pero uno sabe dónde se mete. En pocas ocasiones he pensado ‘aquí termina todo’, pero alguna que otra ha habido.

—¿Cómo se prepara para hacer frente a estas situaciones?
—En Médicos Sin Fronteras te preparan mucho psicológicamente en el manejo de situaciones en un entorno hostil. Hay ocasiones en las que tienes que saber cuándo tienes que agachar la cabeza. Hay sitios que por mirar mal a alguien te apuntan con una pistola.

—Antes de la crisis sanitaria, ¿tenía destino cerrado para este verano?
—Sí, Yemen. Tenía que haberme ido el 15 de julio. Ahora todos los esfuerzos se centran en combatir la Covid, todo lo demás se ha parado.

SAMU Xsports: una nueva aventura

En enero, SAMU dio un paso más en sus procesos de diversificación e internacionalización con la cobertura médica de la Titán Series de Arabia Saudí, la carrera ciclista por etapas que llevó a 150 deportistas a cruzar 300 kilómetros de remotos desiertos del país de la península arábiga. Las condiciones fueron extremas para los participantes, y también para el equipo de SAMU. La entidad cosechó un gran éxito en su particular meta, que consiste en cuidar de las personas, y demostró sus magníficas condiciones para estar al frente de este tipo de coberturas internacionales de máximo riesgo.

Para canalizar estas experiencias y capacidades logísticas y humanas, nace SAMU Xsports, una nueva área dentro de la entidad. Bajo la dirección de Sergio Vitrián, esta unidad se encargará de la organización de coberturas sanitarias para deportes extremos y de aventuras, en lugares remotos, “allí donde los medios convencionales no tienen capacidad de actuación”, tal y como apunta el nuevo responsable de dispositivos deportivos de SAMU. “Desde la organización se han llevado a cabo muchos proyectos de forma exitosa, pero hasta ahora todos esos proyectos se han gestionado de forma independiente. La idea es que esta nueva unidad aglutine todo el trabajo y que funcione sobre la base de SAMU, pero con la mayor autonomía posible”, explica el responsable.

SAMU Xsports está al servicio de entidades públicas y privadas, y trabajará en un sector en alza en disciplinas como el ciclismo, la maratón, el trail y ultratrail, las travesías a nado, las carreras de orientación o los ralis y otras pruebas a motor.

Vitrián, que procede del sector, explica que SAMU ofrece una capacidad organizativa y humana del máximo nivel internacional, además de una relevante experiencia en misiones de este tipo.
Estas capacidades logísticas y el uso de nuevas tecnologías desempeñan un papel fundamental para trabajar en entornos remotos, incomunicados e inhóspitos, que son la esencia de este tipo de pruebas extremas de aventura.

En estos apartados, SAMU destaca por el uso de medios de última generación como comunicaciones satélite y sistemas de geolocalización de los participantes y recursos sanitarios; por la capacidad de coordinación de dispositivos de emergencia en tiempo real desde cualquier punto; y por la disponibilidad de vehículos todoterreno medicalizados y la posibilidad de realizar traslados aéreos.
SAMU también marca diferencias por la capacidad de logística de campaña que es capaz de desplegar, con hospitales de campaña, puestos de mando, campamentos, material de rescate y otros recursos. Además, la entidad ha adquirido una experiencia única en bioseguridad durante la pandemia.

La misión de enero en la Titán Series de Arabia Saudí es un hito en SAMU por tratarse de la cobertura sanitaria más lejana realizada por la entidad hasta la fecha. Sin embargo, la experiencia de la organización en eventos deportivos abarca más de 14 años e incluye eventos multitudinarios como la Zúrich Maratón de Sevilla, con 13.000 participantes; la KH-7 Carrera Nocturna del Guadalquivir, con 20.000; la Titán Desert de Marruecos; o los propios dispositivos de emergencias sanitarias del Estadio Ramón Sánchez Pizjuán en los partidos del Sevilla FC.

Sergio Vitrián también pone de relieve el valor humano que existe dentro de la propia entidad, que tiene su origen, en parte, en la actividad de Escuela SAMU y sus programas de medicina de emergencias: personas con conocimientos, gran capacidad de liderazgo, logística y organización, polivalencia, experiencia, resiliencia, capacidad de adaptación y profesionalidad. “Tenemos a los mejores profesionales”, apunta.

Vitrián se encarga estas semanas de la puesta a punto de SAMU Xsports, para su consolidación cuando superemos estos momentos de convulsión en el mundo del deporte, en el que los grandes eventos están siendo aplazados al último trimestre de 2020 o a 2021 como consecuencia de la pandemia. “El reto es empezar de cero, el sector está parado y debe reactivarse con la colaboración de todos. Pronto empezaremos a montar nuevos proyectos, estamos muy ilusionados con lo que viene”, señala. ç

La “empatía absoluta” con el participante, la colaboración institucional, la apuesta por las nuevas tecnologías, el desarrollo de nuevos procedimientos y herramientas de control, y la optimización de recursos con máxima calidad del servicio son los retos que afronta SAMU en el desarrollo de esta nueva unidad, que abre el camino a la presencia de compañeros de la organización en más eventos deportivos de primera magnitud internacional.

Proyecto Cáritas-Fundación SAMU: Un hogar para empezar una vida

La falta de recursos en Andalucía para jóvenes mayores de edad que llegaron a España siendo menores en una situación irregular ha impulsado a Fundación SAMU y a Cáritas Diocesana de Sevilla a poner en marcha, de forma conjunta, un proyecto de emancipación e inclusión social en Montequinto (Sevilla)dirigido a este colectivo.

Este proyecto social, que arrancó en el invierno de 2019, consiste en la habilitación de un piso en el que conviven cuatro jóvenes de 18 años y que anteriormente estuvieron en el ARB Miguel de Mañara de Montequinto (Sevilla), un centro especializado en la atención de menores extranjeros no acompañados gestionado por SAMU. Es el tercer recurso para mayores de edad con el que cuenta la Fundación, junto con los centros de jóvenes ex tutelados migrantes (JEM) de Valencina y Polanco, ambos en la provincia de Sevilla.

En este piso de Montequinto conviven Samuel Sahnen, Bilal El-Guemry, Mohamed Mgniti y
Badr Bencheick. Todos ellos tienen 18 años y llegaron a las costas andaluzas en 2018 en patera tras un difícil viaje.

Al llamar al timbre de este particular hogar, es Bilal El-Guemry el que abre la puerta y da la bienvenida a su casa, un tercero sin ascensor. El piso consta de dos habitaciones con dos camas cada una, más un cuarto-vestidor, salón-comedor, un cuarto de baño y cocina. La decoración es sencilla y todo está muy ordenado.

Antes de enseñar la casa, los jóvenes se sientan en la mesa del comedor para relatar cómo han llegado desde su país de origen hasta ese piso que consideran “una gran oportunidad” para lograr su sueño de labrarse un futuro en España. Sólo falta Mohamed Mgniti, que estos días se encuentra fuera de Sevilla por un asunto familiar.

Badr Bencheick, musulmán y natural de Marruecos, es el encargado de romper el hielo. Llegó a las costas de Cádiz en agosto de 2018 en una patera. “Sufrimos mucho, estuvimos tres días en el mar”, recuerda el joven, que actualmente estudia un curso de Formación Profesional Básica de Peluquería.
Ese mismo verano llegó también en una patera a Barbate su compañero Bilal El-Guemry, natural de Marruecos. “Fue muy duro. Al llegar, me llevaron a unas dependencias policiales hasta que me enviaron a un centro de menores”, recuerda el joven, que ahora estudia un curso de FP Básica de Mecánica. “Decidí emigrar porque en Marruecos no tenía ningún tipo de oportunidad ni futuro. Quería estudiar y si me quedaba, terminaría trabajando en el campo como única opción”.

La historia de Samuel Sahnen es la más impactante de las tres, dada la edad que tenía cuando se marchó de Camerún, su lugar de origen: 15 años. Con rostro serio y sin ningún tipo de pausa, el joven relata cómo el conflicto político que sufre su país desde 2016, el conocido como problema anglófono (los líderes de la antigua zona británica piden una mayor autonomía o la secesión en lo que sería la República de Ambazonia), le obligó a huir solo, sin su familia. “No había colegio, todo era un caos. Había una guerra militar. No tenía futuro”, explica con semblante serio y palabras atropelladas.

De Camerún pasó a Nigeria, donde estuvo varios días sin poder contactar con su familia. Y de allí pasó a Níger, donde estuvo cuatro meses. “No tenía dinero para llegar a Argelia y trabajé para un hombre que se dedicaba a pasar de forma irregular a personas por la frontera, hasta que conseguí el dinero y pude pasar yo también”, continúa el joven, que recuerda cómo le estafaron en Argelia, donde estuvo 14 meses trabajando hasta que pudo cruzar a Marruecos y de ahí a España en una embarcación sin motor, con remos. “Salimos a las diez de la noche y llegamos a las seis de la tarde. Nos interceptaron en medio del mar, a la deriva, y nos llevaron a Tarifa. Estuvo en varios centros de menores antes hasta que llegó al ARB Miguel de Mañara (Sevilla).

“En SAMU me han tratado siempre muy bien. Yo soy católico y en Miguel de Mañara había 28 chicos musulmanes, pero nunca hemos tenido problemas de convivencia, tampoco en el piso. Respetamos las creencias de cada uno”, señala Samuel, en cuyo cuello cuelga una cruz de madera y que hace unos meses se confirmó en la parroquia de San Juan Pablo II de Montequinto, cuya comunidad realiza numerosas actividades con los chicos de Miguel de Mañara.

Al igual que sus compañeros, Samuel también está estudiando, en concreto un grado medio de Instalaciones Eléctricas y Automáticas. Los tres se expresan perfectamente en español, aunque reconocen que a veces les cuesta entender algunas lecciones en clase.

En la casa se respira un ambiente de buen rollo. Existe complicidad y respeto entre ellos. “Son muy buenos chicos, los mejores”, destaca Hassan Al Haffar, educador de Miguel de Mañara y que esta tarde ha querido acompañar a los chicos en la entrevista por si hubiera algún problema de comprensión.

“Cuando estos chicos cumplen la mayoría de edad, todo el trabajo que se ha hecho previamente con ellos en los centros de menores se corta. Por esta razón es tan importante que existan recursos de este tipo. Permiten a los chicos seguir progresando en la sociedad y que realmente tengan una oportunidad en la vida, aunque, por desgracia, hay muy pocos recursos para mayores de edad”, comenta el educador.

Este proyecto ha sido posible gracias a los acuerdos de colaboración firmados en marzo de 2018 entre Fundación SAMU y Cáritas que permiten a ambas entidades apoyarse en el desarrollo de proyectos.
A raíz de estos acuerdos, Cáritas ofrece apoyo de voluntariado al centro de menores de Miguel de Mañara. Este convenio incluye trabajo voluntario con menores, apoyo extraescolar, actividades lúdicas y deportivas, y la participación de los menores del centro residencial en el campamento de ocio y tiempo libre programado por la Parroquia San Juan Pablo II. Es aquí donde Cáritas conoce a Mohamed, Bilal, Badr y Samuel, que además participa de forma activa en la parroquia, y los selecciona para este proyecto piloto.

“Aunque estos chicos sean mayores de edad, nuestra labor ahora es orientarles, asesorarles y apoyarles”, explica Julia Almeida, directora del proyecto. “Un educador, una psicóloga y yo misma visitamos con frecuencia a los chicos para hacerles un seguimiento, ayudarles en lo que necesiten y ofrecerles una orientación formativa y laboral. Ya no hacemos una labor de acompañamiento, como hacemos con los menas, pero sí de asesoramiento”.

Tras la conversación en el salón, los tres chicos enseñan su casa a la periodista y a la fotógrafa, que les persigue con su cámara captando cada detalle, algo que causa cierta vergüenza a los jóvenes. Badr comparte habitación con Samuel, que para Julia Almeida es el referente del grupo, el líder. En la otra habitación, duermen Mohamed y Bilal.

Los chicos reconocen que la convivencia es buena y que se reparten entre todos las tareas domésticas. “Por lo general, limpiamos a fondo el fin de semana”, explica Badr, que se autoproclama entre risas como el cocinero de la casa. Su plato estrella es el pollo con patatas.

Samuel y Bilal bromean con Badr, estudiante de Peluquería, y aseguran que no dejan que su compañero les pele. “Está aprendiendo aún”, se excusa Samuel al mismo tiempo que muestra una guitarra que hay en el salón. “Él también está aprendiendo a tocar la guitarra”, se ríen todos.

Los chicos coinciden en afirmar que a pesar de haber estado tantos días juntos y sin salir a la calle durante el confinamiento, la convivencia es buena y se tienen mucho respeto.

La Escuela de Oficios amplía su oferta con habilidades digitales

La Escuela de Oficios SAMU, en colaboración con el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), impartió en julio tres talleres prácticos sobre nuevas tecnologías a jóvenes desempleados de entre 14 y 30 años: Diseño de Aplicaciones Móviles, Diseño Gráfico y Community Manager. Esta iniciativa formativa de carácter gratuito se enmarca dentro del programa Nativos Digitales y ha recibido una magnífica acogida: 200 jóvenes interesados en trabajar en el sector de las nuevas tecnologías han llenado las plazas ofertadas en esta primera edición.

El 16 de julio, el director del IAJ, David Morales Zamora, acudió a la Escuela de Oficios de SAMU con motivo de la inauguración del programa formativo. Al acto también asistieron el subdirector del IAJ, Antonio José Redondo, y la directora del centro, Lourdes Vázquez, así como varios miembros de la dirección de SAMU.

Los tres cursos se impartieron de forma semipresencial (dos días online y uno presencial, que incluye la realización de prácticas), con una duración total de doce horas lectivas.

Así, del 14 al 17 de julio se desarrolló el primero de los cursos, el de Community Manager, en el que los alumnos adquirieron conocimientos sobre esta figura profesional y sus funciones más utilizadas, así como de las distintas redes sociales y cómo hacer una campaña creativa en Facebook.

Del 21 al 24 de julio se desarrolló el taller de Diseño Gráfico, dedicado a conocer los fundamentos básicos del diseño y ponerlos en práctica mediante un programa de diseño gráfico. Los alumnos aprendieron nociones de composición, teoría del color y tipografías, así como el manejo de las herramientas principales.

Por último, del 28 al 31 de julio se impartió el taller de Diseño de Aplicaciones Móviles, que tenía como finalidad descubrir los procesos y nociones básicas para crear una aplicación en plataformas de telefonía. Incluyó los módulos sobre el negocio de las Apps, diseño de aplicaciones y diseño de una aplicación básica.

“En la era digital, herramientas como las redes sociales, las aplicaciones móviles y el diseño gráfico cobran un papel muy importante en las empresas, ya que necesitan comunicar y desarrollar su actividad, productos o servicios. Las innovaciones en el campo de la informática y el diseño son constantes, haciendo que cada vez existan más herramientas tecnológicas disponibles y creando nuevas oportunidades laborales”, apuntan desde la Escuela de Oficios (EOF).

El Instituto Andaluz de la Juventud estableció a finales del año pasado un acuerdo de colaboración con la Escuela de Oficios SAMU con la finalidad de ofrecer a los jóvenes herramientas que favorezcan su autonomía y ayudarles a incorporarse con éxito al mercado laboral. En este sentido, el director general del IAJ, David Morales, expresó “la necesidad de crear y potenciar este tipo de acciones para la juventud, al objeto de dar una formación práctica que consiga su empleabilidad”.

El programa Nativos Digitales se enmarca en dicho acuerdo para fomentar la inserción laboral de los jóvenes andaluces.

La Escuela de Oficios (EOF) cuenta con un complejo de 18.000 metros cuadrados localizado en el municipio de Gelves (Sevilla) y dotado con diversos espacios para la realización de las prácticas profesionales. Dicha escuela ofrece una amplia oferta formativa en sectores y oficios con alta empleabilidad en España.

La EOF es una empresa social de SAMU, dedicada a desarrollar e impartir diferentes programas formativos a jóvenes en riesgo de exclusión social, con el objetivo de darles las herramientas necesarias para convertirse en adultos autónomos y responsables, así como favorecer su inclusión en el mercado laboral.

Los cursos ofertados hasta la fecha se han centrado en aquellos sectores y oficios que tienen alta empleabilidad en España (construcción, servicios sociales, hostelería, jardinería, entre otros) que se llevan a cabo a desde una perspectiva integradora ligada al contexto profesional, vinculando los aspectos teórico-prácticos y atendiendo a las distintas dimensiones de las competencias profesionales.
Los responsables de la Escuela de Oficios y el IAJ ya trabajan en la programación de nuevos cursos.

Menas titulados en ESO con matrícula en superación

En un curso académico desconcertante por la irrupción de la Covid-19 y posterior confinamiento, que obligó a suspender las clases y continuar a contrarreloj la formación a través de internet, varios menores extranjeros que habitan en centros de Fundación SAMU han conseguido obtener sus títulos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) dando un ejemplo de perseverancia. Con el apoyo de sus tutores en SAMU, han superado todas las dificultades propias de su integración en España y la traba del idioma para terminar con éxito esta primera fase de sus estudios. Algunos de ellos incluso lo han hecho en un tiempo récord.

Bader K., de 17 años y natural de Marruecos, y Daouda V., de 16 años y nacido en Costa de Marfil, son motivo de orgullo para sus educadores en el ARB Miguel de Mañara, en Sevilla. Ambos han obtenido su título de ESO este curso en el IES Mariana Pineda, cuyos profesores le han prestado una atención providencial para conseguir su objetivo. Lo han hecho en menos de un año y esto tiene un mérito especial porque el punto de partida de estos chicos no es el mismo que el de sus compañeros españoles.

«Al principio no entendía nada, sobre todo en la asignatura de Historia, pero después empecé a entender lo que se hablaba en las clases y a estudiar a través de los libros”, recuerda Bader, que llegó a España el 8 de mayo de 2019.

Antonio Luis Ojeda, educador en el centro de Montequinto, ensalza la actitud de ambos jóvenes como “ejemplares”. “Durante el confinamiento han demostrado ser unos luchadores. Siempre han estado intentando mejorar y entregar toda la tarea posible, y eso que no ha sido poca. Han pedido ayuda a los profesores para completar sus ejercicios, han sido enormemente responsables. Daouda, además, ha complementado sus estudios con el deporte, porque es un amante del fútbol y entrena a diario. También son chicos que se muestran colaboradores y ofrecen su ayuda a diario para cualquier tarea del centro. Son un ejemplo a seguir para el resto de compañeros”.

En el ISL Dúrcal (Granada), Mohamed A., Hicham K. Mohamed A. y Abdellah A. se suman a esta nueva hornada de titulados en ESO. Comparten una motivación: encontrar un trabajo que les permitan tener una vida estable en España, “un futuro”, y poder ayudar a sus familias. Y ese impulso es el que les lleva a superar etapas en su formación, nunca sin dificultades. En estos meses, varios de ellos hacen prácticas laborales en un supermercado de la empresa Covirán. Están muy ilusionados.

Beatriz, Técnica en Inserción Social y Laboral en el centro de Dúrcal, destaca de estos jóvenes su “voluntad de avanzar hacia sus sueños” y su enorme flexibilidad y “capacidad de adaptarse a los cambios”.

“Ellos son persistentes, tienen claro a qué han venido y es difícil que nada los pueda desviar de su camino. Tienen que superar dificultades como la barrera idiomática y el no disponer de lazos sociales en nuestro país, pero se han integrado perfectamente en la dinámica del centro y son activos y colaboradores. Hicham, por ejemplo, es tan colaborador que se ha convertido casi en uno más de nuestro equipo de trabajo para las tareas cotidianas. Mohamed A. era un chico tímido y retraído; hoy es una persona alegre y extrovertida, y tiene un alto grado de autonomía. Son ejemplos de cómo evolucionan estos chicos no solo en el plano educativo, sino también en el humano”.

Achraf M., de 16 años y natural de Casablanca (Marruecos), llegó a España el 3 de agosto de 2019 en una barca inestable en la que se apiñaban 40 personas. Desde entonces, ha pasado por tres centros de atención a Menores Extranjeros no Acompañados (menas), el último, el ISL Cortijo, en Jimena de la Frontera (Cádiz). Gracias al apoyo de sus compañeros y docentes en el IES Castilla del Pino, y de sus educadores de Fundación SAMU, Achraf tiene el título de la ESO después de un año de trabajo.

“Achraf ha pasado de ser una persona que no hablaba con casi nadie, incluso ni en árabe, a abrirse poco a poco e ir expresando cada vez más y más sus opiniones e ideas”, analiza Iván Ramírez, educador en ISL Cortijo. “Es un chico tímido pero inteligente. Tiene claro sus objetivos, ha querido seguir formándose y mejorar poco a poco su vida. Es un luchador de los pies a la cabeza, en menos de un año ha conseguido sacarse el título, con lo que implica. Es todo un reto que no todo el mundo puede lograr”, apunta.

El joven explica que su sueño es “poder vivir tranquilo, tener un buen trabajo y una casa”, y poder ayudar a su familia “en todo lo que necesite”. En el horizonte de los 18 años, como el resto de los protagonistas de este reportaje, vivirá una cuenta atrás para terminar su formación y encontrar ese empleo soñado que le permita afianzar su proyecto de vida en España. El equipo de Fundación SAMU estará a su lado, acompañándole tanto en sus frustraciones como en sus logros.

El Sauzal: un fortín frente al coronavirus

Noemí Santana, consejera de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud del Gobierno de Canarias, y Miguel Montero, director general de Dependencia y Discapacidad, realizaron en julio una visita al centro de personas en situación de dependencia derivada de discapacidad física de El Sauzal, en Tenerife, gestionado desde enero por Fundación SAMU.

Recibidos por María José Tinoco, directora del Área de Discapacidad de SAMU, y Alberto Pastor, director del centro, los representantes gubernamentales se interesaron por las medidas preventivas ante la Covid-19 implantadas en esta residencia así como por la gestión del centro, que dispone de 37 plazas para residentes y otras 19 para usuarios del centro de día.

Tanto Santana como Montero quisieron dar visibilidad a la exhaustiva gestión ante el coronavirus que se ha realizado en los centros para personas con discapacidad en la región y transmitir tranquilidad a los familiares de los usuarios.

La consejera explicó que el centro para personas con discapacidad de El Sauzal se había convertido en “el primero de este tipo que ha abierto a visitas e ingresos” tras el estado de alarma. “Las 19 personas del centro de día que vienen aquí de lunes a viernes conviven con todas las medidas higiénicas y de seguridad con 37 residentes que han estado encerrados aquí durante la crisis sanitaria como en un fortín cerrado a cal y canto, sin recibir ninguna entrada del exterior para proteger su salud”, explicó Santana.

En este sentido, la consejera destacó “los protocolos tan estrictos que se han establecido para recuperar ahora la nueva normalidad, con las visitas de familiares y amistades, tan necesarias para los usuarios del centro, y que durante casi cuatro meses no pudieron producirse”.

El director general de Dependencia y Discapacidad detalló los protocolos que se han incorporado al centro de El Sauzal, en un momento en el que la crisis sanitaria continúa activa en el país. “No sólo hay toma de temperatura antes de entrar a las instalaciones, sino que también se realizan consultas previas a familiares. Se garantizan circuitos separados, se generan espacios limpios… Son protocolos muy estrictos que se han inaugurado en este centro con la idea de que sean ejemplo y modelo para el resto de los centros de la región”.

“Somos un ejemplo de la gestión, la única comunidad de todo el Estado que ha hecho los test PCR a todo el personal de sus centros, así como a residentes”, afirmó Noemí Santana, al tiempo que destacó la incidencia tan baja de positivos con “solo 12 personas de más de 3.500 test realizados” durante las semanas más problemáticas de la crisis sanitaria.

SAMU se hizo cargo en enero, a través de su Fundación, de este centro que ofrece servicios de enfermería, terapia ocupacional, trabajo social, atención psicológica, logopedia e integración social, entre otros servicios.

Previamente, Fundación SAMU se hizo cargo de la titularidad del Hogar San Lázaro, centro de Santa Cruz de Tenerife especializado en atención a pacientes con discapacidad intelectual y/o trastorno mental grado 1 y 2, con capacidad para 16 usuarios.

La entidad cuenta con servicios de urgencias y emergencias en la comunidad a través de una unidad medicalizada, además de una unidad colectiva de soporte vital básico. Esta unidad ya ofrece sus servicios a entidades públicas y privadas, y ha prestado cobertura a la cabalgata de Reyes de Tacoronte (Tenerife), además de otros servicios en El Hierro. SAMU mantiene negociaciones abiertas con un centro privado y el 112 de Canarias para ofrecer su colaboración cuando los servicios de ambulancias públicas estén saturados.

Dispositivos sanitarios frente a la Covid-19 en Andalucía

Cualquier análisis de la respuesta que ha dado el sistema sanitario en los peores momentos de la pandemia pone hoy de manifiesto el alto valor de la colaboración público-privada para atender de manera urgente y eficaz las necesidades de la población. Así, en situaciones de extrema gravedad como las vividas durante el estado de alarma, alianzas estratégicas como la de la Junta de Andalucía y Fundación SAMU han permitido salvar la vida a decenas de personas afectadas por la Covid-19 o en serio riesgo de contraer el virus.

Dos dispositivos de SAMU han sido ensalzados como modelos de esta unión entre administraciones públicas y entidades privadas. Así, de la noche a la mañana, y esto es literal, el hotel Ilunion Alcora, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), pasó de ser un lugar para el hospedaje de visitantes a atender a ancianos enfermos de Covid-19 procedentes de distintas residencias de mayores de la provincia. El establecimiento se transformó en apenas 12 horas en un centro asistencial medicalizado destinado a las personas más desprotegidas frente al coronavirus.

Y de la misma forma, la Residencia de Tiempo Libre de El Burgo en La Línea (Cádiz) también se transformó en un hospital de campaña para atender a 28 pacientes que tuvieron que abandonar una residencia de mayores de Alcalá del Valle, en Cádiz, tras detectarse un brote.

En ambos casos, esta transformación integral y a contrarreloj fue posible gracias a la alianza entre la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía y el equipo de SAMU.

El consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, ha valorado la eficacia de esta sinergia en un reportaje publicado en ABC. En pleno pico de la pandemia, había residencias de ancianos tanto en Sevilla como en otras provincias en las que “era imposible diferenciar en los circuitos los casos positivos de los negativos” dentro de los propios centros.

Por eso Aguirre valora la experiencia como positiva para los pacientes y para la Administración regional. “Fue un modelo de éxito” que permitió una “magnifica asistencia sanitaria”, ha señalado la Consejería, que no descarta repetirla en futuros proyectos. “Nuestro fin es tener la sanidad pública andaluza al cien por cien y optimizar todos sus recursos. En el caso de no llegar a esa optimización, apostamos por la suma de recursos siempre que sea en beneficio de los pacientes. Huimos de la dicotomía de buenos y malos: la sanidad de Andalucía es una, de todos y para todos”, ha afirma en el reportaje publicado por ABC.

Juan González de Escalada, director del área de Emergencias de SAMU, ha subrayado la importancia que ha representado ser capaces de reaccionar de forma rápida y eficaz en los momentos en los que el sistema sanitario se ha visto desbordado frente a una presión asistencial inédita. “Desde nuestra especialidad, disponibilidad, logística y recursos propios, hemos ofrecido la máxima flexibilidad a la administración para dar una respuesta inmediata al ciudadano”, explica.

La fórmula de colaboración privada “representa un cambio en el servicio público que ha llegado para quedarse”, opina en ABC Francisco J. Fernández, socio de Cremades-Calvo Sotelo, que cuenta en Sevilla con un Observatorio de Colaboración Público Privada.

Durante los peores momentos de la primera oleada de la pandemia, SAMU gestionó cinco dispositivos de urgencias y emergencias contra el Covid-19 en Madrid, Andalucía y Castilla-La Mancha, al tiempo que formaba a personal en bioseguridad, captaba y capacitaba a voluntarios de distintos perfiles y fabricaba material sanitario como mascarillas y equipos de protección individual en su propio taller.

Casa rural Cortijo Román: turismo, empleo e inclusión en Los Alcornocales

Fundación SAMU, con la implicación de un grupo de menores del ISL Cortijo, en Jimena de la Frontera (Cádiz), ha puesto en marcha un proyecto integrado de turismo rural, una nueva experiencia cuyo objetivo es ofrecer una salida laborar a los jóvenes extutelados de SAMU y lograr su integración social y laboral. Ocho chicos a punto de cumplir la mayoría de edad participan desde el 6 de julio en este proyecto de la Casa Rural Cortijo Román, impulsado por el presidente y el vicepresidente de Fundación SAMU, el doctor Carlos Álvarez Leiva y Borja González de Escalada, respectivamente.

Durante las últimas semanas, los menores y un equipo de SAMU han acondicionado y habilitado el antiguo Cortijo Román, situado en Jimena de la Frontera, dentro del Parque Natural de los Alcornocales, en la provincia de Cádiz. El objetivo final es que los chicos del ISL Cortijo, situado en el mismo pueblo que esta nueva casa rural, sean los encargados del mantenimiento de las instalaciones y el cuidado de las zonas ajardinadas.

Para ello, los chicos implicados en este proyecto inclusivo han recibido diferentes cursos de formación a través de la Escuela de Oficios de SAMU, entre ellos, un Curso Básico de Mantenimiento de Edificios y Piscinas y otros programas formativos de turismo rural, jardinería, pintura, albañilería, mantenimiento de piscinas y restauración.

Este alojamiento rural está formado por cinco casas: tres de un dormitorio y dos de dos dormitorios, que tienen una capacidad total para 14 personas, aunque es posible aumentar el número de huéspedes según las necesidades. “Todas las habitaciones cuentan con salón, cocina totalmente equipada, baño completo y patio individual con preciosas vistas al pueblo de Jimena de la Frontera y su castillo fortaleza. Cortijo Román se encuentra en el Parque Natural de los Alcornocales, por lo que dispone de numerosas rutas de senderismo y visitas guiadas al castillo en sus inmediaciones. En la actualidad no cuenta con caballos pero lo hará próximamente ya que cuenta con unas instalaciones adaptadas para ello”, explica el director del ISL Cortijo, José Antonio Rodríguez.

La Casa Rural Cortijo Román había sido con anterioridad un centro de menores gestionado por SAMU. Actualmente se encontraba vacío y desde la organización se pensó en varios proyectos para darle utilidad, entre ellos, un centro vinculado a la clínica de salud mental SAMU Wellness. Finalmente, la dirección de SAMU optó por un proyecto de integración de turismo rural, según explica Borja González de Escalada, uno de los impulsores de esta iniciativa.

“Desde el primer día, los chicos están ilusionados con este nuevo proyecto y han realizado diferentes actividades como la restauración de muebles; reparación y pintado de paredes, techos y suelos; acondicionamiento de jardines; y mantenimiento de piscina, entre otras. Son las labores generales para la puesta a punto del cortijo rural”, continúa el director del centro, José Antonio Rodríguez.

“Entre las principales dificultades que nos hemos encontrado destaca la adaptación del temario facilitado por la Escuela de Oficios a las circunstancias y características particulares de la finca. Por otro lado, las altas temperaturas del verano también han sido un obstáculo, aunque todos los chicos cuentan con sus equipos de protección individual y se hidratan constantemente, evitando la exposición excesiva al sol”, señala José Antonio Rodríguez.

“Este proyecto, además de ser un aliciente para los chavales, todos menores de edad, ayuda a su integración e inserción laboral y social, y a su desarrollo personal. Aprenden a valorar el esfuerzo que se debe realizar para conseguir el objetivo marcado en el día, aprenden a convivir, por la interacción directa con sus compañeros y demás colaboradores y personal docente. Además, se familiarizan con los materiales que se utilizan para cada cometido, lo que les hace adquirir conocimientos que les hará más competitivos en su futura inserción laboral gracias al equilibrio entre teoría y práctica”.

Una vez que comiencen a llegar los primeros viajeros, los chicos serán los encargados de mantener las instalaciones, los jardines y la piscina en perfectas condiciones, con el objetivo final de poder obtener incluso un contrato de trabajo, explican desde la dirección del proyecto. Cortijo Román está disponible para recibir visitantes a partir del 1 de agosto. En los próximos días se activará una web específica para la gestión de las reservas. Este alojamiento rural, en pleno parque natural, está abierto tanto a personal de SAMU como a personas ajenas a la entidad.