Unidad de Acogida Temporal de Emergencia (UATE) de Ceuta: misión cumplida

El 23 de abril fue el último día de actividad de la Unidad de Acogida Temporal de Emergencia (UATE) de la Ciudad de Ceuta, un recurso de atención a menores extranjeros no acompañados que Fundación SAMU, en concierto con el Gobierno de Ceuta, ha gestionado desde junio de 2019. El cierre de este centro, que atendía a unos 80 menores, ha supuesto la finalización de la relación laboral entre Fundación SAMU y sus 35 trabajadores, ya que los menores han sido reubicados en un nuevo espacio provisional que será gestionado por otra entidad y donde se pretende reubicar a todos los menores acogidos en Ceuta.

Fundación SAMU presentó a la Dirección General del Área de Menores del Gobierno de Ceuta un proyecto técnico para hacerse cargo de la gestión de todos los menores en un único espacio. Dicho proyecto proponía incluso una ubicación y una propuesta de instalaciones, con el enfoque integral de SAMU, que implica no sólo alojamiento y manutención, sino también servicios sociosanitarios, psicológicos, educativos o de inserción laboral, entre otros. El proyecto presentado por la Fundación SAMU estimaba que, para ofrecer un servicio de calidad, el centro debía dotarse con, al menos, 100 profesionales. Finalmente, el Gobierno de Ceuta desestimó la propuesta atendiendo a razones presupuestarias.

Fundación SAMU ha mostrado su agradecimiento a la positiva valoración que la consejera de Presidencia y Gobernación, Mabel Deu, ha realizado sobre los servicios de la entidad.

Además, la dirección de SAMU ha subrayado la “excelente labor” desarrollada por los 35 profesionales que han atendido este recurso, y que fueron contratados específicamente para este desempeño. Dicho centro tenía la consideración de recurso de emergencia y, por tanto, era de carácter temporal.

En todo caso, desde la Fundación SAMU se ha hecho un ofrecimiento al Gobierno de Ceuta, con “una actitud de mano tendida y colaboración”. “El balance de la Fundación SAMU en su relación con el Gobierno de la Ciudad Autónoma es impecable, y está en nuestra voluntad volver a colaborar en el futuro”.

Fundación SAMU es la entidad que más centros de protección de menores gestiona en España. Así, durante 2019, la Fundación atendió a más de 4000 menores no acompañados en 38 centros, con una plantilla movilizada superior a los 500 profesionales.

Los menores de Huesca cogen aguja e hilo

Los menores extranjeros no acompañados de Aragón se han puesto las pilas durante el confinamiento y se han embarcado en la tarea de confeccionar mascarillas caseras y escribir mensajes de ánimo para las personas mayores y realizar pasatiempos que hagan más llevadero el aislamiento.

Uno de los centros de protección de menores aragoneses implicados en este proyecto ha sido el recurso de SAMU Huesca, (Centro Residencia Fueros), de donde partió la idea gracias a la de la directora y la subdirectora de esta unidad. Tras conocer el proyecto, Fundación SAMU proporcionó a los chicos de este dispotivo tres máquinas de coser procedentes de la Escuela de Oficios de SAMU, en Gelves (Sevilla), además de vídeos formativos y tutoriales donde se explicaba el procedimiento de elaboración.

En un primer momento, los chicos de SAMU Huesca fabricaron mascarillas autoabastecimiento y, a continuación, comenzaron a coser más mascarillas para abastecer a aquellos centros de Aragón que lo necesitaran, a través de la Dirección Provincial del Instituto Aragonés de Servicios Sociales en Huesca.

“Cuando tuvimos 140 mascarillas, nos pusimos en contacto con el Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) para donárselas y que las repartiera por diferentes residencias”, explica Mara Andreu, directora del centro.

Estos jóvenes han tenido que aprender a coser ex profeso. “Al principio, el proceso de aprendizaje fue lento, no dejan de ser adolescentes. Pero poco a poco fueron cogiéndole el truco. Además, teníamos el apoyo de la subdirectora del centro, Tania Romojaro, que sabe coser, y de dos chicos que habían trabajado en confección”, relata Mara Andreu.

La respuesta de los chavales a esta actividad ha sido muy favorable. Lo hacen a gusto, con ganas, aunque al principio nos costó que entendiesen el sentido del confinamiento, sobre todo porque tienen una edad complicada en la que se hace difícil no salir a la calle, no relacionarse con amigos, o no ver a tu novio o novia. Pero el modelo cívico que están dando los ciudadanos oscenses quedándose en casa, sólo saliendo para lo básico, llevando mascarillas y respetando las distancias, les ha servido a estos jóvenes para comprender que esto no es un arbitrariedad,”, señala el subdirector provincial de Protección a la Infancia de Huesca, Javier Ferrer, en Europa Press.

En lo que respecta a la fabricación de mascarillas, los menores siguen todas las recomendaciones higiénico-sanitarias indicadas: llevan guantes, se cubren la nariz y la boca, se lavan frecuentemente las manos y desinfectan el lugar de trabajo. “Ahora nuestro reto es hacer mascarillas de dos tamaños, para que puedan usarlas los niños. Cuando tengamos 150 mascarillas, las donaremos a diferentes asociaciones”, relata la directora del centro.

“Estamos encantados con esta iniciativa porque es algo que sirve a los propios chicos para ocupar su tiempo y les hace sentirse útiles”. Según Javier Ferrer, también es útil para los adultos que están trabajando con ellos y ayudan a formar “ciudadanos cívicos” que forman parte, con su diversidad, de la sociedad del siglo XXI.

Ana del Valle, una superviviente nata

A sus 107 años, la rondeña Ana del Valle puede presumir de haberle ganado la batalla a dos pandemias: la gripe española de 1918 y el coronavirus Covid-19, del que se recuperó hace unos días en la Residencia Tiempo Libre de La Línea de la Concepción (Cádiz), donde fue trasladada desde la residencia de mayores de Alcalá del Valle.

Su historia ha saltado a los medios de comunicación gracias a su nuera Paqui Sánchez, que le ha relatado los hechos a la periodista María José García, de la televisión local de Ronda (Málaga) Charry TV.

“Ella era una mujer de campo y nos contaba que en su casa estaba todo el mundo malo”, explica su nuera en referencia a su primera gran crisis, hace más de cien años. “No tenían leche ni alimentos, así que ella, con sólo siete años, salió de su casa para buscar leche en el cortijo más cercano. Entonces, se cayó debajo de una encina y, horas después, su madre la encontró con una fiebre altísima”.

Paqui cuenta que ella siempre ha estado “al pie del cañón” y pendiente de su suegra Ana, y que en el verano de 2012 eligió para ella la residencia de mayores de Alcalá del Valle, donde la familia acudía a visitarla con frecuencia. Lo que no podía imaginar la familia era que viviría tan de cerca la crisis del coronavirus. Cuando trascendió que un buen número de profesionales y usuarios de la residencia habían contraído el virus fue un verdadero shock para toda la familia.

Tras la clausura de la residencia de Alcalá del Valle, todos sus usuarios, infectados, fueron trasladados a la Residencia del Tiempo Libre de La Línea de la Concepción, instalaciones que fueron medicalizadas por el equipo de SAMU, que pasó a gestionar su funcionamiento.

“Ana dio negativo en Covid-19 por primera vez el 4 de abril”, cuenta el enfermero Andrés Rodríguez, responsable de este recurso. “Es una señora muy agradable y entrañable. Le gusta mucho ser agasajada, que estemos atentos a ella y que le demos regalitos. Si te sientas a su lado, te cuenta su vida”.

La nuera de Ana del Valle ha agradecido a través de los diferentes medios de comunicación el trato que su suegra está recibiendo en La Línea por parte del equipo de SAMU. “Me llaman todos los días, incluso nos hacen videollamadas, y nos mandan vídeos y fotos”, relata Paqui Sánchez en Charry TV.

La rondeña señala que después de que su suegra Ana diera negativo, por primera vez, en su tercer test, y de que pasara por una unidad de críticos, con sedación y tranquilizantes, el avance en su salud física es increíble. “Según me contaron, un día pidió en la residencia que le dieran el andador y, con la ayuda de una enfermera, consiguió levantarse y caminar un poco por el pasillo”, recuerda.

Paqui Sánchez destaca la calidad humana que han demostrado todos los profesionales que trabajan por el bienestar de su suegra en la residencia medicalizada del Campo de Gibraltar y que mantiene a su familia informada en todo momento: “Los profesionales muestran una gran dulzura y cariño con nosotros y con ellos. Es gente maravillosa. Estamos muy agradecidos”.

Talleres de EPI en Escuela SAMU: La importancia de la autoprotección

Más de 450 personas se han formado hasta la fecha en el curso de normas de seguridad y autoprotección para primeros intervinientes en zonas de riesgo biológico del virus SARS-CoV-2 puesto en marcha por Escuela SAMU en sus instalaciones de Gelves.

En una nueva acción para luchar contra la propagación del coronavirus Covid-19 en España, SAMU a través de su Fundación, hizo el domingo 22 de marzo un llamamiento público para reclutar voluntarios de diferentes categorías profesionales. En sólo dos días, más de 600 personas respondieron a la convocatoria, que se ha convertido en un enorme éxito.

Los voluntarios seleccionados se han formado junto con personal de SAMU en estos cursos cuyo contenido va desde el esencial lavado de manos hasta cómo ponerse y, lo que es más importante, cómo quitarse sin contaminarse un equipo de protección individual. Aquellos voluntarios con un perfil sanitario reciben una formación más específica a modo de recordatorio de sus conocimientos.
Una vez formadas, todas estas personas pasan a formar parte de una bolsa a la que recurre SAMU cuando es necesario incorporar personal para las distintas misiones de la organización, como traslado de pacientes, funciones logísticas o apoyo psicológico, entre otras acciones.

En total, se han celebrado 75 cursos en 32 días en los que se han formado a 453 personas de diferentes categorías profesionales. La mayoría de ellas (32%) son técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), seguido de enfermeros (11%), pero también hay técnicos de emergencias sanitaria, estudiantes de Medicina y Enfermería, terapeutas, educadores, monitores, conductores, personal de limpieza, costureras, personal de mantenimiento y logística, personal de lavandería y trabajadores sociales, entre otros.

Tanto el número de cursos que se celebraban al día como sus participantes ha ido disminuyendo conforme pasaban los días y los alumnos respondían más a perfiles concretos en función de las necesidades del momento. “Los últimos días hemos formado a tres curas, ya que muchos de los pacientes del Hotel Alcora y de la Residencia del Tiempo Libre de La Línea, todos ellos ancianos, son religiosos y reclamaban la presencia de un sacerdote”, explica Carlos D. Luján Martínez, miembro de Escuela SAMU. “Se ha formado incluso a una peluquera para que pudiera entrar en el Hotel Alcora y acicalar a los pacientes que recibían el alta médica”.

Otro dato interesante es el número de personas que se han ofrecido como voluntarios durante esta crisis sanitaria a través de la web de SAMU. Desde el 26 de marzo hasta el 23 de abril, SAMU ha recibido a través de su web 1.080 solicitudes de voluntarios de toda España. De este total, 854 provienen de Andalucía y 607 de la provincia de Sevilla. Una vez más, la mayoría de ellos son TCAE, seguidos de estudiantes de Enfermería y Medicina, trabajadores sociales y conductores.

SAMU y TESMA suspenden el Crisis Task Force 2020 por el Covid-19

La dirección del ejercicio Crisis Task Force 2020 (CTF), formada por máximos responsables de Escuela SAMU y Técnicos de Emergencias Sanitarias en Mallorca (TESMA), se ha visto obligada a aplazar sine díe su celebración como consecuencia de la crisis del coronavirus.

La primera fecha programada para este evento era los días 21, 22 y 23 de abril. Aunque se valoró posponer el simulacro al 9, 10 y 11 de junio, las circunstancias obligan a los organizadores a otear, como pronto, el último trimestre del año para llevar a cabo esta edición.

Crisis Task Force, uno de los ejercicios de simulación de urgencias y emergencias sanitarias más importantes del país, traslada este año por primera vez su sede de Andalucía a las Islas Baleares. De la mano de TESMA, la organización ha puesto en marcha un despliegue logístico, profesional e institucional del máximo nivel. Las entidades han valorado CTF como una oportunidad única para trabajar una metodología real de entrenamiento y de calibración de sus capacidades de respuesta ante cualquier situación de emergencia. Pero por ahora, habrá que esperar para hacerlo realidad.

“La situación nos desborda en un auténtico ejercicio interinstitucional y global. Estamos en una crisis inusitada, por lo infrecuente de su presentación, que es lo que ha desbordado todas las previsiones. Crisis Task Force hay que hacerlo porque hay que estar preparado para lo inesperado. Ése es el único objetivo que tienen nuestros ejercicios y por eso hoy os animo a mantener el entusiasmo para que en nuestra próxima edición podamos identificar qué hemos aprendido en esta situación tan inédita y agresiva. Tenemos que estar de nuevo en todo lo que signifique prepararse para lo inesperado”, ha subrayado el Dr. Carlos Álvarez Leiva, presidente de Fundación SAMU.

La edición 2020 de Crisis Task Force cuenta con el apoyo de, entre otros, la dirección general de Emergencias 112, SAMU 061 de Palma GSAIB, Salvamento Marítimo, el Instituto Balear de la Naturaleza, la Universidad de las Islas Baleares, Cruz Roja, Protección Civil, Bomberos del Consell de Mallorca y el Ayuntamiento de Andratx.

Apoyo psicológico frente al Covid-19: La voz al otro lado del teléfono

Un gabinete formado por doce psicólogos de SAMU, principalmente de la clínica de salud mental SAMU Wellness, y de consultas privadas, todos ellos especializados en Psicología Clínica, ofrecen apoyo psicológico a pacientes y familiares del Hotel Alcora (Sevilla) y la Residencia de Tiempo Libre El Burgo de la Línea de la Concepción (Cádiz). Estos profesionales también asisten a trabajadores de SAMU que intervienen en el traslado de pacientes en Madrid o en alguno de los centros medicalizados mencionados anteriormente. Desde que se puso en marcha este servicio a finales de marzo, se han realizado más de 400 intervenciones psicológicas.

“El proyecto nació tras observar la magnitud creciente de los casos y las medidas de confinamiento tomadas para su prevención. Pensamos en las consecuencias psicológicas que podría sufrir la sociedad y cómo podríamos ayudar desde nuestra experiencia. Al mismo tiempo, se estaban gestando dos proyectos sanitarios dentro de SAMU: la apertura del Hotel Alcora como centro medicalizado de recepción de pacientes positivos derivados de residencias de ancianos, y el traslado de personas mayores de la residencia de Alcalá del Valle hasta la Residencia de Tiempo Libre El Burgo, en La Línea de la Concepción”, explica Roberto Alconada Padilla, psicólogo de SAMU Wellness y coordinador de este proyecto.

El trabajo de estos psicólogos se basa principalmente en gestionar la angustia de los familiares de los pacientes ingresados, ofrecerles información sobre su traslado y estado de salud, contener las respuestas emocionales a la situación de crisis que se presenta por tener a un familiar positivo en Covid-19 y ofrecerles herramientas para afrontar la situación cuando la persona se ve desbordada. Todo ello, de forma telemática.

“Otro trabajo ha sido el de gestionar la angustia de los propios usuarios ingresados. Muchos de ellos han presentado sintomatología ansioso-depresiva, crisis de angustia y desorientación”, continúa Roberto Alconada.

También se ofrece apoyo y tratamiento psicológico a los profesionales sanitarios, piezas claves en este proceso. “Estar lejos de la familia, o exponerse a situaciones de riesgo y de desgaste por los equipos de protección individual utilizados durante la jornada laboral pueden llevar a un desbordamiento de la situación que puede desencadenar en síntomas postraumáticos”, señala.

Las intervenciones se realizan de forma telefónica o por videollamada. Dependiendo del caso, se hacen sesiones diarias, semanales o quincenales.

“Lo más duro son las situaciones de duelo tras el fallecimiento de un familiar. Los familiares no pueden despedirse en condiciones de su ser querido. En el mejor de los casos podrán despedirse del difunto una vez acabe la crisis, fecha que nadie conoce. Por esta razón, en los centros gestionados por SAMU, la realización de videollamadas es algo primordial y de vital importancia”, destaca el psicólogo. “Estar lejos de un familiar contagiado resulta una situación vital estresante, más aún si la persona está en fase terminal. Para la familia es muy importante estar ‘presente’ aún en la distancia. Poder acompañar a su padre o madre en sus últimos días permite que la situación posterior de duelo sea más fácil de llevar”.

“También estamos tratando duelos de familias a las que no se les ha permitido despedirse de su ser querido en otros hospitales de España. Nos estamos encontrando familias muy desbordadas, situaciones que pueden desencadenar en duelos complejos por la mala gestión del fallecimiento. Nuestro gabinete de psicología acompaña a la familia antes, durante y después del fallecimiento”, continua Roberto Alconada.

El psicólogo de SAMU Wellness destaca que a la sociedad no se le ha preparado para esta pandemia y que cada persona tiene que utilizar sus propios recursos para hacer frente a esta situación. “Si contamos con herramientas útiles saldremos airosos de esta crisis, pero si las herramientas con las que contamos (o la situación en la que nos encontramos) no son las mejores, contar con un equipo de psicología que pueda ayudarnos a adquirir estrategias de afrontamiento más adaptativas es algo muy beneficioso. Saber que al otro lado del teléfono hay una persona que te escucha, entiende por lo que estás pasando y te ofrece técnicas para gestionar la situación hace que la situación de crisis se lleve de una forma más saludable y con el menor impacto emocional posible”.

José Antonio Rodríguez, ‘Sabiduría’, TES: “En SAMU llevamos años preparándonos para esto”

José Antonio Rodríguez (Sevilla, 1973) -conocido por sus compañeros como ‘Sabiduría’- formó parte el 21 de marzo del primer equipo de profesionales de SAMU que acudió a Madrid para colaborar en el traslado de mayores infectados por el Covid-19, misión en la que ha participado durante 25 días.

—Tras 25 días de duro trabajo en Madrid, ya está en casa. ¿Cómo ha sido la vuelta?
—He estado unos días en aislamiento de manera preventiva, ya que he trabajado casi un mes con pacientes infectados con coronavirus. Me han hecho las pruebas y los resultados han dado negativo. Pocas horas después de conocer el resultado, me fui a Escuela SAMU, donde trabajo desde hace más de un año en el área de logística.

—¿Por qué decidió presentarse voluntario para participar en la misión de apoyo a Madrid en plena crisis sanitaria?
—Mis compañeros dicen que me apunto a un bombardeo. Lo cierto es que hago mucho voluntariado y me gusta ayudar a los demás. Antes de entrar a estudiar en SAMU, ya colaboraba con Protección Civil. Yo soy así y mi familia ya está acostumbrada.

—¿Cuál fue su impresión al llegar a Madrid?
—Fue una sensación muy extraña. No reconocía la ciudad. Yo conozco Madrid en otras circunstancias, llena de gente y con atascos. Madrid estaba vacía. No había nadie en la calle. Los madrileños ya llevaban 10 días confinados cuando llegamos. Sabías que estabas en Madrid pero no la sentías.

—¿Cuántos profesionales eran en el primer contingente?
—Éramos tres personas, dos Técnicos de Emergencias Sanitarias y una enfermera. Fuimos un poco a modo de avanzadilla, como apoyo asistencial. No sabíamos muy bien qué nos íbamos a encontrar, pero lo cierto es que antes de que llegáramos ya nos estaban esperando.

—¿A qué se refiere exactamente?
—Después de ocho horas de viaje, directamente, sin ni siquiera pasar por el hotel para dejar nuestras cosas, tuvimos que trasladar a tres pacientes contagiados desde las residencias de mayores en las que vivían hasta un hospital. En uno de los traslados tardamos una hora en llegar, y eso que no había tráfico. No conocíamos el terreno, utilizábamos el GPS.

—¿Cómo ha vivido estas situaciones a nivel personal?
—Ha sido una experiencia brutal, con muchos sentimientos encontrados. Tú tienes unas costumbres, una formación. En tu ser está atender a todo el mundo. Pero cuando llegas a un hospital y te echan para atrás a un paciente enfermo, te rompen tus esquemas. Cada vez que salías con la ambulancia era una aventura. Nunca podríamos habernos imaginado lo que ha ocurrido.

—¿Cuántos traslados realizaban al día?
—Depende. Había días en los que podíamos hacer tres o cuatro traslados y otros, siete. Lo malo era que no conocíamos el terreno, que nos movíamos por toda la Comunidad de Madrid y había trayectos muy largos.

—¿Cómo ha sido la relación con el resto de profesionales de Madrid? ¿Cómo les recibían?
—Muy bien. El SUMMA 112 nos ha apoyado mucho. También hemos tenido el respaldo de los bomberos y de la UME (Unidad Militar de Emergencias), con los que hemos colaborado en varias ocasiones. Nos conocían como los sevillanos, estábamos en todos lados. Nosotros teníamos la base en el mismo hotel donde nos quedábamos a dormir. Todos los que estábamos en el hotel éramos sanitarios que habían decidido dormir lejos de sus familias mientras durara la crisis por precaución. La Policía también venía a vernos, nos preguntaba si necesitábamos algo y nos ayudaba con la revisión de los vehículos.

—¿Cuál ha sido el momento más duro de esta misión?
—El día que clausuraron una residencia con 40 abuelos, 20 de ellos sin posibilidad de movilidad, y tuvimos que repartirlos entre hospitales y residencias de la zona. Ese fue un día de mucha tensión. Aunque, sin duda, los primeros días fueron los peores, cuando trasladabas a un abuelo a un hospital y al día siguiente preguntabas por él y había fallecido. Eso te desanimaba.

—¿Cómo conseguían animarse tras estas situaciones?
—El apoyo de los compañeros y de los vecinos ha sido fundamental. En estas situaciones es muy importante el apoyo de la persona que tienes al lado y yo he tenido suerte. A mi lado he tenido compañeros maravillosos.

—¿Sigue activa la misión?
—Sí, hay nueve compañeros que siguen en Madrid.

—Por curiosidad, ¿por qué sus compañeros le llaman ‘Sabiduría’?
—¿Se ha fijado en mi año de nacimiento? Yo entré en la Escuela para estudiar el curso de FP de TES hace unos tres años. Todos mis compañeros tenían veintipocos años. Yo era el padre de todos y empezaron a llamarme Sabiduría y con ese apodo me he quedado.

—¿Por qué decidió estudiar en Escuela SAMU?
—Me dedicaba a la osteopatía y la acupuntura. También estuve en Protección Civil y surgió la oportunidad de estudiar el curso de TES, que me interesaba mucho. Estuve viendo diferentes centros y cuando conocí las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves lo tuve claro: dónde iba a estudiar mejor que aquí.

—¿Recomendaría a sus conocidos estudiar en Escuela SAMU?
—Mucho. De hecho, mi hijo de 16 años está estudiando allí ahora el curso de FP de Técnico de Emergencias Sanitaria, lo mismo que hice yo.

—¿Cree que la formación recibida ha sido la adecuada?
—Muchas veces, en los simulacros y acampadas, nos preguntábamos para qué nos iba a servir una formación de esas características a nosotros. Y aquí estamos, en plena crisis sanitaria de alcance mundial. El jefe [Dr. Carlos Álvarez] tenía razón. Siempre ha tenido visión de futuro. SAMU lleva años preparando a sus alumnos para una crisis así.

 

Rochelambert: Construir un hogar en plena pandemia

Fundación SAMU participa junto con otras administraciones, entidades e instituciones sociales en el desarrollo del dispositivo de atención social puesto en marcha por el Ayuntamiento de Sevilla para dar respuesta a las necesidades generadas por la pandemia.

Este dispositivo social se basa en tres grandes líneas de actuación: ayuda a domicilio, ayuda alimentaria y asistencia a personas sin hogar. Este último programa cuenta con 700 plazas distribuidas entre tres pabellones deportivos, uno de los cuales, en el barrio sevillano de Rochelambert, está gestionado por SAMU.

“Nos llamaron desde el Ayuntamiento para que levantáramos un hogar para las personas sin techo para que pudieran cobijarse en estos días de confinamiento. En el momento en el que recibimos la llamada, pusimos en movimiento nuestra logística”, cuenta Borja González de Escalada, vicepresidente de Fundación SAMU y responsable del recurso de Rochelambert.

“En sólo 24 horas ya estábamos listos para recibir a los primeros usuarios. El catering con la comida preparada, las camas montadas con sus sábanas y mantas, toallas, productos de higiene… Y a las 48 horas, las personas del recurso ya podían disfrutar de televisor, lavadora, secadora y diferentes actividades de ocio. Desde entonces, nuestro objetivo principal ha sido mejorar día a día el confort de estas personas”, continúa el responsable del recurso.

Borja González de Escalada recuerda que SAMU tiene una amplia experiencia en la puesta en marcha de recursos en un tiempo récord, especialmente en lo que respecta a centros de menores.
“Nuestro trabajo nos ha permitido desde hace dos años crear una red de proveedores de todo tipo por toda España que nos ayuda mucho en estos casos de emergencias y en los que tenemos que abrir un recurso de forma exprés”, señala González de Escalada. “Tenemos un proveedor de ropa que en menos de 24 horas nos envía material a cualquier punto de España, por ejemplo. Además, en nuestra base logística contamos con mobiliario, así como camas y colchones, y tenemos una lavandería propia”.

El responsable de este recurso dirigido a personas sin hogar reconoce que una de las mayores dificultades que se han encontrado a la hora de poner en marcha este centro provisional ha sido la configuración del equipo de profesionales en pleno estado de alarma y confinamiento. “No ha sido fácil porque, además del estado de alarma, muchas personas no se veían capacitadas para trabajar con este tipo de colectivo, que, en muchas ocasiones, sufren adiciones, patologías o resultan conflictivos”.

El equipo de SAMU al frente de este dispositivo de Rochelambert está formado por 35 profesionales y 10 voluntarios. Son personas del ámbito sociosanitario, como trabajadores sociales, auxiliares de clínica, técnicos de emergencias y auxiliares técnicos educativos. Este centro cuenta con 60 plazas pero, si las circunstancias lo requieren, puede ampliarse hasta 100.

“Las personas que atendemos en este recurso han resultado ser muy tranquilas, colaboradoras y agradables. No hemos tenido ningún incidente ni conflicto hasta la fecha. Ellos colaboran mucho en lo que se refiere a la limpieza y la lavandería”, apunta Borja González de Escalada. “Hay que tener en cuenta que son personas que llevan mucho tiempo viviendo en la calle. A muchos les resulta muy complicado estar confinados y adaptarse a esta situación. Por eso no son pocos los que llegan y se marchan al poco tiempo”.

Además de cubrir las necesidades de estas personas, el equipo de SAMU realiza labores de apoyo como acompañamiento médico, trámites administrativos e incluso búsqueda de empleo. También se llevan a cabo talleres ocupacionales y se busca conceder tareas y responsabilidades a los usuarios para facilitar su estancia.

El Ayuntamiento de Sevilla, a través de la delegación de salud, ha realizado a todo el personal de SAMU que trabaja en este recurso las pruebas pertinentes para comprobar si han sido infectados por el virus Covid-19, ya que se desconoce el estado de salud de las personas que acuden a este centro. Todos han dado negativo. “No tenemos la posibilidad de realizar pruebas a todas las personas que llegan al centro. Si tenemos alguna sospecha, enviamos a esta persona a una zona de aislamiento y la confinamos allí, donde está al cuidado de profesionales con equipos especiales de protección”, explica Borja González de Escalada.

Recientemente, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, junto a los delegados de Bienestar Social y Empleo, Juan Manuel Flores; Gobernación y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera; y Transición Ecológica y Deportes, David Guevara, visitaron estas instalaciones para reconocer y destacar el trabajo realizado por SAMU.

Hasta el 20 de abril, el programa de atención a personas sin hogar había atendido a 629 personas en los tres dispositivos gestionados por el Ayuntamiento a través del Instituto Municipal de Deportes y Bienestar Social, SAMU y Cruz Roja.

En el Hotel Alcora frente al coronavirus: un alta, una victoria

EL 27 de marzo, el Hotel Ilunion Alcora, en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), pasó de ser un alojamiento turístico a convertirse en un centro asistencial medicalizado para ancianos afectados por el Covid-19 y procedentes de diferentes residencias de mayores de Sevilla. SAMU se ha volcado en una de sus misiones más complejas y emotivas, en la que han participado 109 compañeros y que finalizó el 3 de mayo con 64 altas registradas. Ésta es la historia de cómo el Hotel Alcora se convirtió en la última esperanza para muchas personas mayores en su lucha contra el coronavirus.

En un tiempo récord, el equipo de SAMU logró levantar, por orden de la Junta de Andalucía, un centro asistencial con cinco salas medicalizadas, boxes de cuidados intensivos y habitaciones habilitadas para el descanso del propio personal sanitario. “El 27 de marzo por la mañana empezamos a montar el centro y esa misma tarde llegaron los primeros pacientes. Estuvimos recibiendo pacientes hasta las cinco de la mañana”, recuerda la enfermera Saray Toro Gutiérrez, miembro del equipo de coordinación y mando de este dispositivo junto con las enfermeras Clara Buzón García y Andrea Luis Castillo.

Este recurso tiene capacidad para un total de 110 pacientes distribuidos en distintas salas, según su nivel de dependencia para el desarrollo de las actividades básicas de la vida diaria. Aquí trabajan 109 profesionales, entre personal de mando y control, cocineros, técnicos de emergencias sanitarias (TES), técnicos de cuidados auxiliares de enfermería (TCAE), enfermeros, médicos, personal de limpieza, logistas y personal de bioseguridad.

“Estos últimos son una figura muy importante, ya que velan por la protección de todo el personal asegurando una correcta colocación de los equipos de protección individual (EPIS) y vigilando durante el proceso de retirada para asegurar la exquisita descontaminación del personal”, explica Saray Toro.

La enfermera reconoce que los primeros días fueron “caóticos”. “Nuestros mayores esfuerzos iban destinados a la logística, la organización y dotación de todos los recursos materiales y personales. La gestión de los residuos y la atención a los familiares fueron los puntos clave y más importantes en el arranque de este dispositivo”, señala la especialista. “Desde el primer día establecimos un protocolo de limpieza tanto en ‘zona limpia’ como en ‘zona contaminada’ ya que siempre hemos tenido claro que la higiene y desinfección era primordial e indispensable en un medio como éste”.

La principal dificultad con la que se ha encontrado el equipo de SAMU fue trabajar con una patología nueva y prácticamente desconocida como es el Covid-19. “Nuestros primeros esfuerzos, antes de la entrada de los pacientes, estuvieron destinados a la correcta sectorización de todo el espacio en zona limpia, zona templada y zona contaminada. A esto le sumamos la formación previa de todo el personal en la colocación y retirada de EPI (Equipos de Protección Individual), lo que supuso un esfuerzo importante de nuestros compañeros”, relata Saray Toro.

“Con el dispositivo ya en marcha, todos tuvimos que adaptarnos al entorno y a la comunicación a través de walkie talkie entre el personal de las salas y el puesto de mando. En una situación como ésta, una comunicación exquisita y detallada es clave para prever contratiempos y necesidades. Las dificultades con las que nos fuimos encontrando se fueron subsanando con la colaboración del gabinete de crisis, que está integrado, entre otros, por el doctor Carlos Álvarez Leiva, fundador de SAMU, con el cual tenemos telecomunicación las 24 horas del día, todos los días de la semana”, continúa la enfermera. “El gabinete de crisis es un pilar fundamental para todas las personas que estamos en primera línea, ya que además de ofrecernos su apoyo constante, realiza funciones esenciales de gestión”.

Todos los pacientes del Hotel Alcora son personas mayores. Su edad media ronda los 84 años. Algunos son totalmente autónomos y están orientados pero también existe otro grupo de pacientes que son grandes dependientes y que necesitan asistencia para todas las actividades básicas del día a día. “El trato con los pacientes es muy gratificante. Intentamos ser lo más cercanos posible siendo conscientes del miedo o la angustia que puede generar el EPI y el estar en un entorno desconocido”, señala Saray Toro.

Pese a las adversidades, el trabajo duro, el esfuerzo y el desánimo que supone el fallecimiento de algún paciente, hay algo que les impulsa y les motiva día a día: las altas médicas. Durante el tiempo de actividad de este recurso, 64 ancianos han superado el coronavirus y han regresado a casa con sus familiares o a sus residencias de origen.

“Cada alta es una celebración, un aplauso a la salida del paciente, una batalla más ganada. Es un momento muy emocionante. Todo el personal lo vive con mucha ilusión y alegría. Las altas médicas son el resultado del esfuerzo y el trabajo de todo el equipo. Ver a los pacientes sonreír y emocionarse es la mejor recompensa a nuestro esfuerzo”, narra Saray Toro, uno de los tres mandos del dispositivo. “Los pacientes salen agradecidos e ilusionados por poder, por fin, conocernos y ponernos caras. Hay que tener en cuenta que hasta ese momento sólo nos han visto con el EPI puesto y sólo nos reconocen por la voz y los ojos a través de las gafas y la pantalla de protección. Nos cuentan que llegaron con miedos e incertidumbre y que aquí, aparte de cuidarles y curarles, hemos conseguido que se evadan de la situación”.

Una de las preocupaciones del equipo de SAMU ha sido la gestión de la angustia de los pacientes. Desde el primer día trabajan en este aspecto. Para ello, se realizan actividades que favorecen la estimulación cognitiva. Además, cuentan con la colaboración de una fisioterapeuta que ayuda a la estimulación física de los pacientes y realiza fisioterapia respiratoria que favorece la evolución favorable de la patología en cuestión.

“Los fines de semana, además de un acto religioso los domingos, intentamos realizar alguna actividad lúdica. Este sábado hemos tenido un almuerzo especial en honor al inicio de la Feria de Abril. Los pacientes han comido pescado en un entorno lúdico en el que se ha recreado una caseta de feria con farolillos y sevillanas”, relata la enfermera.

En otra ocasión, Manuel Muñoz, un exalumno de Escuela SAMU, exconcursante del programa de televisión La Voz y miembro del equipo asistencial, cantó y tocó la guitarra para los mayores. “Para los pacientes fue una bocanada de aire fresco, marcó un antes y un después en el estado anímico tanto de los pacientes como del personal. Fue un momento emotivo y muy positivo para todos”, recuerda Saray Toro.

Especial importancia tienen también las videollamadas a los familiares, que ayudan a mantener el contacto y a que tanto los pacientes como sus allegados se tranquilicen al poder comunicarse.
La enfermera Saray Toro reconoce que poder coordinar in situ este dispositivo junto a sus compañeras Clara Buzón García y Andrea Luis Castillo está siendo “una experiencia gratificante y enriquecedora pese a lo difícil de la situación”.

“Las tres nos atrevemos a confirmar todas seremos distintas después de esta experiencia. Hemos crecido mucho tanto profesional como personalmente”, sostiene.

Los profesionales del Hotel Alcora han trabajado más de un mes intensamente, pero han tenido claro su objetivo. “Tenemos un equipo con un alto nivel de profesionalidad, valentía y humanidad. Y pese a todas las dificultades que hemos ido sorteando, las fuerzas del grupo se han mantenido e incluso han crecido”, subraya Toro. “La mejoría clínica de los pacientes, las altas médicas, la coordinación y el trabajo del grupo para seguir mejorando día a día es algo que nos alimenta y nos ha mantenido fuertes”.