Carta desde el ISL Alcalá: Por qué entrenar el optimismo

Llegar a un país que desconoces, con costumbres, una cultura y un idioma casi imposible para ti, hace que te replantees tu presente y tu futuro. Además, no es fácil adaptarse a un contexto tan irregular y a un país que ofrece oportunidades pero que no sabes si puedes o no aprovechar. Ésta es la situación que viven muchos chicos que traen sus sueños hacia el otro lado del charco. A pesar de todo, al menos los jóvenes que viven en el centro ISL Alcalá, en la provincia de Sevilla, aseguran que este sacrificio vale la pena.

Empezar un proyecto de vida de manera autónoma e independiente tiene muchos factores de riesgo como son la frustración, la desesperación y la ansiedad. Nuestros chicos han vivido y sufrido estas emociones, pero también han podido trabajarlas junto a profesionales.

La palabra trabajo resumen todo ese proceso de esfuerzo, constancia, insistencia, ensayo-error, aprendizaje, superación y optimismo.

Así es como empezaron ellos, trabajando. Primero, trabajando un idioma ante el que, por mucho que lo intentes, es complicado no frustrarse. En este contexto, es muy difícil no derrumbarse. Pero, cuando crees que desfalleces, siempre encuentras un camino: la formación. Algunas personas creen que la suerte existe, pero estos chicos saben que la suerte también se trabaja, porque así lo han hecho desde que llegaron y es ahora cuando recogen los frutos: formación en la Escuela de SAMU.

Cumpliendo con sus obligaciones y responsabilidades dentro y fuera de la formación, los chicos trabajan para formarse como el mejor camino para llegar a integrarse en el entramado de su nueva sociedad. Lo hacen aun sabiendo la dificultad que tiene estar a la altura de la situación y demostrar que pueden conseguir un futuro parecido con el que soñaba en sus países de origen.

Es por ello que hoy pueden sentirse fuertes y más optimistas que nunca. Después de haber pasado por todos los estados posibles, nunca les ha faltado positividad y perseverancia, creer en ellos, creer en su entorno y creer en la oportunidad que les brinda la escuela SAMU con unas prácticas que les dé a conocer como futuros profesionales.

En ISL Alcalá estos chicos son considerados un ejemplo de superación y de cómo se puede entrenar el optimismo.

Autor: Manuel Martínez. Educador de ISL Alcalá (Sevilla).

Carlos Álvarez Leiva, presidente de la Fundación SAMU: Reflexiones sobre la gestión del Covid-19

La gestión de una crisis es un compendio de actuaciones estratégicas, tácticas y logísticas encaminadas a disminuir el daño de un peligro presente. La visión global determina los esfuerzos de dirección, coordinación, mando y control, elementos clave de la solución, sin olvidar algunos principios básicos como la necesidad de priorizar sin ambages (lo primero es lo primero, lo segundo es lo segundo y lo tercero es lo tercero) y tener presente que decidir es una cosa y mandar es otra (en este caso deberán ser decisiones técnicas seguidas de mandatos políticos). El daño final que determine una pandemia depende de las características del agente agresor y de la vulnerabilidad de nuestro sistema.

Cualquier crisis, en el momento de su presentación, produce una doble curva antagónica que coincide con un aumento fulgurante de la demanda y el agotamiento en paralelo de los recursos. A saber, mascarillas, desinfectantes, equipos de protección, agotamiento de recursos humanos y mucho más.

Estas tendencias evolucionan hasta un punto crítico de máximos y mínimos que tienden siempre al restablecimiento del equilibrio anterior o a la destrucción total (entropía), que evidentemente es algo que no va a ocurrir en nuestro caso. Esto siempre quiere decir que la crisis es temporal. Y esto es muy importante.

Las necesidades son cronológicamente superpuestas y diferentes, y la respuesta se va modulando en virtud de múltiples factores organizativos, logísticos y asistenciales, buscando volver al punto de equilibrio inicial.

De este análisis extraemos que nuestra vulnerabilidad es multifactorial y que debemos trabajar en su neutralización con medidas progresivas que tiendan a devolvernos, en el menor tiempo posible, a la normalidad.

La resiliencia es la clave. Está en función de nuestras capacidades de respuesta reforzada al problema, y ello pasa por la protección que podamos prestar a las poblaciones de riesgo y, sobre todo, a los que están sanos.

Nuestra sociedad tiene un sistema de vida saludable, conviene recordarlo, por primitivo que parezca, porque el resultado de una agresión, aún con el mismo factor de daño, es diferente según donde ocurra. No tiene el mismo efecto un terremoto en el desierto que en una población con mar, por ejemplo, y masificada, siendo el mismo terremoto.

En nuestra capacidad de absorción figuran hábitos de vida e higiene con grandes consumos de agua, alimentación con tendencia al sobrepeso y una infraestructuras de salud catalogadas entre las mejores del mundo.

Ahora solo estamos en un momento de tensión del sistema, de un sistema que es reversible gracias a la elasticidad que le confieren nuestras capacidades tanto de recursos humano como técnicos. Esta crisis tiene sus días contados y pasará. Hemos de procurar que las curvas de tendencia se aplanen, ganar tiempo para la gestión, tiempo para la retroalimentación, disminuyendo los picos de críticos, de forman que podamos ir adecuando la oferta a la demanda.

Es importante trasladar tranquilidad gesticular, con actuaciones concretas y entendibles. Sabemos lo que está ocurriendo y lo que está por venir. Eso tranquiliza porque absorbe incertidumbre ante el ciudadano.

El sistema de gestión impuesto por el Gobierno es adecuado, con un proceso de liderazgo rotatorio, según el momento y el estado del problema, con una visión del conjunto y una delegación responsable de funciones de mando y control, con un único elemento de decisión. Aunque ese único elemento pueda estar contestado, tampoco podemos olvidar que otro principio básico en la gestión de crisis es que es mejor que mande uno mal a que manden dos bien.

Expuesta esta Teoría de la Vulnerabilidad, la aplicación concreta de la misma a nuestro caso pasa por la exposición clara de que tenemos el control de la situación, sin menospreciar las tensiones de momentos. Todo obedece a una dinámica demostrada científicamente con un patrón evolutivo conformado.

Proteger a las personas de riesgo y reforzar “los recursos llave” son la única respuesta adecuada, sin paliativos, con decisiones serenas, inapelables y aplicando una disciplina militar en el cumplimiento de lo mandatado. Insisto: sin paliativos. Es un momento de crisis global.

La respuesta hospitalaria debe adecuarse a la medicina de guerra, con triaje adaptado y economía de los recursos existentes. Lo mejor para los pacientes más graves (salvables), con lo que se asegura la supervivencia de la mayoría, hasta que en un segundo tiempo lleguemos al resto con capacidades reabastecidas.

El triaje se inicia en la casa de cada uno. Al hospital solo se puede acudir en circunstancias excepcionales. Los hospitales solo pueden admitir a pacientes con riesgo de vida, salvables. Y debemos hacerlo con la serenidad y el convencimiento de que son unas medidas temporales, en beneficio de la comunidad.

Otras actuaciones necesarias son aplazar intervenciones no críticas y configurar un pool único entre los servicios de anestesia y cuidados críticos para aumentar la capacidad de dar soporte de vida temporal a pacientes críticos y además disminuir la presencia física de personal “llave” en el centro.

Hemos de preservar recursos para tener elementos en reserva. Agotarlos es un error con graves consecuencias.

No son tiempos de consenso. Son tiempos de decisiones no siempre bien comprendidas pero tomadas con el convencimiento de que la gestión de una crisis obedece a unos patrones fijos y predeterminados.

Esta pandemia pasará, dejando como principal secuela la evidencia de la fragilidad de la aldea global o su fortaleza, depende en gran parte de la gestión técnica que permitan los políticos.

Captación de voluntarios: Una barrera solidaria contra la incertidumbre

En una nueva acción para luchar contra la propagación del coronavirus Covid-19 en España, SAMU a través de su Fundación, hizo el domingo 22 de marzo un llamamiento público para reclutar voluntarios de diferentes categorías profesionales. En sólo dos días, más de 600 personas respondieron a la convocatoria, que se ha convertido en un enorme éxito.

De todos los candidatos presentados, SAMU ha seleccionado a 60 voluntarios, en función de criterios de idoneidad, pertenecientes a los siguientes perfiles: médicos, enfermeros, técnicos de emergencias sanitarias, auxiliares de clínica, farmacia, estudiantes de Medicina, especialistas en logística, psicólogos, educadores, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, conductores, personal de mantenimiento, costureras y monitores.

Fundación SAMU ha habilitado un centro de recepción de voluntarios en la Escuela SAMU de Gelves (Sevilla). En grupos reducidos de en torno a diez voluntarios al día y con las máximas medidas de protección para garantizar la seguridad, los voluntarios van pasando por las instalaciones de la Escuela para recibir formación en autoprotección con el objetivo de que puedan incorporarse cuanto antes a las diferentes labores asignadas dentro de la organización.

La formación que reciben estos voluntarios va desde el esencial lavado de manos hasta cómo ponerse y, lo que es más importante, cómo quitarse sin contaminarse un equipo de protección individual. Aquellos voluntarios con un perfil sanitario reciben una formación más específica a modo de recordatorio de sus propios conocimientos.

Una vez formados, estos voluntarios se están incorporando a un retén al que recurrirá SAMU en el caso de que sea necesario personal para las distintas misiones de la organización, como traslado de pacientes, funciones logísticas o apoyo psicológico, entre otras acciones.

“Nos estamos preparando para una situación que puede empeorar. Todos deseamos que, en los días venideros, la situación mejore, especialmente en Andalucía. Pero SAMU, como institución, está trabajando también en otras comunidades como Madrid, donde la crisis se complica por momentos. Tenemos un equipo de profesionales trabajando ya allí, pero a veces éstos necesitan apoyo”, señala Carlos González de Escalada, director general de SAMU. “Esta formación es fundamental para preservar la seguridad de los voluntarios”.

SAMU agradece a todos los voluntarios su respuesta y ha hecho un nuevo llamamiento para seguir reclutando los perfiles más demandados: profesionales sanitarios o estudiantes de Medicina, de Enfermería, cuidados auxiliares de enfermería, auxiliares de geriatría, cuidadores, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales y logistas-conductores.

“Todo voluntariado y ayuda es bienvenida en estos momentos de crisis en los que es necesaria la implicación total de la sociedad. El proceso de selección continúa abierto a través de seleccion@samu.es”, apuntan desde Escuela SAMU.

La orquesta como espacio de inclusión

Algunas de las bandas sonoras más conocidas de la historia del cine y la televisión lo fueron también de una singular llamada a la solidaridad en el concierto Otro mundo es posible, celebrado el 27 de febrero en el centro BOX de La Cartuja (Sevilla) con el objetivo de sensibilizar sobre la necesidad de impulsar la inclusión social de personas en situación de especial vulnerabilidad. Este concierto, con el director musical y pianista Pedro Vázquez al frente, contó con la colaboración de la Fundación Andalucía Tecnológica Funddatec y de Fundación SAMU. De hecho, varios menores extranjeros que residen en centros gestionados por Fundación SAMU en Sevilla formaron parte de la orquesta, en una jornada que se convirtió en una fiesta llena de nervios y emociones para todos ellos.

En el concierto Otro mundo es posible los miembros de las conocidas como Orquestas Inclusivas de Andalucía interpretaron un programa compuesto por diversas piezas musicales extraídas de las bandas sonoras más conocidas de la historia del cine y la televisión como Juego de Tronos, Cinema Paradiso o La vida es bella, entre otras.

Pedro Vázquez, presidente de la Federación Andaluza de Juventudes Musicales, miembro del Consejo de Dirección de Escuela Creativa de Andalucía y director de la Orquesta Metropolitana de Sevilla, explicó que en las Orquestas Inclusivas de Andalucía “no existen criterios previos de selección”.

“Todo aquel que lo desee puede participar tocando en orquestas de diferentes niveles. Es un sistema de orquestas en el que a medida que el intérprete va evolucionando en sus capacidades musicales, va tocando en una orquesta u otra, pero sin perder de vista el objetivo más importante de todos: que desde el primer día una persona pueda disfrutar de tocar música”.

Según Vázquez, así se persigue la normalización de “los problemas físicos, psicológicos, congénitos, sociales, espirituales o de cualquier condición de las personas”. Por este motivo, menores no acompañados de los centros de Sevilla también formaron parte de la orquesta. “Estos chicos tienen una experiencia de vida tan fuerte, tan grande, que tenemos que dar un paso adelante e ‘incluirnos’ en ellos y en sus vidas; que seamos nosotros los que nos mostremos proactivos para estar al nivel personal y humano que ellos demuestran”, señaló el director.

Alrededor de 500 espectadores llenaron el auditorio de la sala sevillana para disfrutar de un concierto que se convirtió en una verdadera fiesta, y en la que el público acabó sumándose al espectáculo ofrecido por Vázquez al frente de medio centenar de artistas de todas las edades y niveles. Los chicos de Fundación SAMU, afanados en la percursión, tuvieron incluso la oportunidad de tocar en solitario. Para ellos fue una experiencia única, tanto en los diferentes ensayos como en el día de un concierto que dejó huella en artistas y público.

Pacientes de salud mental: un grupo de riesgo olvidado en esta crisis sanitaria

La crisis social generada por el virus Covid-19 ha conllevado el establecimiento de medidas extremas por parte de los estados para controlar la expansión del virus. En España, el estado de alarma declarado el 14 de marzo ha impuesto importantes restricciones que limitan la cotidianeidad de las personas. En concreto, el confinamiento en los hogares es una de las medidas que podrían tener efectos psicológicos notables. Entre las cuestiones que pueden influir en esta evolución, están factores específicos del estresor: duración, impredecibilidad y nivel de repercusión, entre otros. En la situación actual, los factores implicados son múltiples y carecemos de referencias para poder cuantificar su impacto.

Una situación de carácter traumático

Nuestro cerebro está sufriendo estrés postraumático, en un grado u otro, en función de la capacidad individual y de la experiencia previa y los mecanismos que utilicemos para que esta situación se vaya integrando. El cerebro reacciona desde el sistema reptiliano ante este tipo de situaciones inesperadas, súbitas y traumáticas, y una de las funciones que tiene ese sistema es, a veces, desconectarse para atacar o correr, o congelarse realizando conductas agresivas, pasivas o drásticas de manera automática.

En muchas personas esta situación estresante va a conectar con experiencias similares anteriores no resueltas. En consulta hay a quien la situación de estar en casa “encerrados” les está precipitando recuerdos infantiles de castigo, de miedo y de pérdida de libertad. Otras personas más mayores están recuperando recuerdos narrativos de sus abuelos que vivieron en la guerra y afrontaron momentos de extrema necesidad.

Las noticias sobre la situación de enfermedad y muerte pueden estar resurgiendo recuerdos acerca de enfermedades previas o duelos no resueltos. Estos ejemplos sirven para clarificar que muchas de las emociones que estamos experimentando tienen su origen en el pasado traumático y no se justifican únicamente por lo que vivimos ahora. Por tanto, cuantos más traumas no resueltos asociados al estrés de esta situación tengamos, más probabilidad de estar sufriendo en estos momentos.

Personas con mayor vulnerabilidad

Se habla de grupo de riesgo para contraer el virus, pero a los profesionales de la salud mental también nos interesa tener en cuenta a las personas con vulnerabilidad psicológica y/o psiquiátrica cuya situación va aprovocar una agudización de los síntomas, descompensaciones y aparición de trastornos comórbidos futuros.

Como es una situación sin precedente, no tenemos estudios previos que nos indiquen a nivel psicopatológico las secuelas de esta realidad. Por ello, de momento solo nos queda identificar a los grupos vulnerables para estar atentos y reducir las consecuencias que puede llegar a producir en estas personas la situación de confinamiento.

Los profesionales de salud mental nos estamos encontrando con personas que buscan ayuda por descompensación de sus síntomas. Pacientes con trastornos psicóticos que mantenían estabilidad en los últimos tiempos están ahora elaborando delirios relacionados con esta situación de alarma con implicaciones políticas, económicas y sanitarias. El confinamiento está exarcebando las especulaciones.

Las personas que tienen dificultad para regular impulsos como los trastornos de personalidad, algunos trastornos alimentarios, dependencia de sustancias, etcétera, también están comenzando a pedir ayuda pues encuentran más dificultad para autocuidarse, gestionar la ira o usar su mente reflexiva. Comienzan a realizar conductas que alivian de inmediato la sensación de malestar, aunque a la larga sea autodestructivo para ellas. Otros sufren efectos de abstinencia por no encontrar la sustancia que consumen habitualmente.

Aquellos con trastornos de ansiedad previo, del tipo trastornos de pánico, están sintiéndose sobrepasados, experimentando la sensación de peligro continua y necesidad de “huir”. Las personas con rasgos de ansiedad generalizada tienen un sinfín de nuevas preocupaciones con las que rumiar constantemente, alejándose del contacto con la realidad presente y experimentando síntomas desagradables como palpitaciones, insomnio u opresión en el pecho.

Las ideas autolíticas así como las ideas pasivas de muerte puede que también sufran un aumento con el paso de los días pues la sensación de indefensión y los pensamientos de impotencia de las personas con tendencias depresivas favorecen los pensamientos de desesperanza. Estos pacientes tendrán dificultades para ayudarse echando mano de creencias positivas y racionales como que “esto es temporal y que volveremos a nuestra vida normal”, y se quedarán ancladas en pensamientos catastrofistas que puede que nunca lleguen a cumplirse.

Las personas con problemas psicosomáticos de índole digestivo, dermatológico o de dolor expresarán mediante el cuerpo el estrés psíquico al que están sometidos. Las que tienen rasgos hipocondríacos es posible que se encuentren sobrepasados por la posibilidad de enfermar.

Estos solo son unos ejemplos. El otro problema añadido es que estas personas que están sufriendo conviven con familiares que tienen la energía mínima imprescindible para regularse y cuidarse a sí mismos. Ahora no pueden contener como lo hacía antes. Por estos motivos estamos recibiendo a muchas personas que encuentran serias dificultades en la convivencia en casa debido a la aparición de conflictos con sus familiares que no pueden ni saben gestionar. Por tanto, mientras que antes el problema psicológico lo padecía una persona, ahora forma parte de toda la familia.

La importancia de pedir ayuda

Los profesionales de la salud mental estamos volcados en estudiar e investigar las repercusiones de este fenómeno en el estado psicológico de las personas con y sin patología previa. Y, sobre todo, estamos implicados desde nuestro campo de actuación en contribuir y ayudar a la población a gestionar mejor esta crisis.

Desde la clínica de salud mental SAMU Wellness estamos formados y preparados para dar respuesta a las personas que acudan a nosotros. Mediante intervenciones telemáticas, para evitar la transmisión del virus, ofrecemos sesiones con nuestros pacientes externos, y con aquellos que, aunque fueron dados de alta y ya mantienen estabilidad clínica, desean consulta y recibir algunas indicaciones para manejar mejor esta situación.

Autora: Dra. Ana García-Dantas. Psicóloga especialista en psicología clínica

Lourdes Vázquez: «Vamos a cambiarle la vida a muchos jóvenes»

Licenciada en Pedagogía, Lourdes Vázquez (Fuente de Cantos, Badajoz, 1984) dirige desde su apertura en enero el proyecto de la Escuela de Oficios de SAMU. Durante su carrera profesional ha trabajado con menores en situación de riesgo social, personas con discapacidad intelectual y graves trastornos de conducta, y como orientadora de Formación Profesional.

—¿Cómo surgió el proyecto de la Escuela de Oficios SAMU? ¿Qué motivó su puesta en marcha?
—SAMU cuenta con numerosos centros de menores en acogida en todo el territorio nacional. La mayoría de estos jóvenes se encuentran en edad de preemancipación y no existen recursos suficientes para acoger a estos chicos cuando cumplen los 18 años. El proyecto de la Escuela de Oficios surgió de la necesidad de ayudar a este colectivo para su inclusión social y laboral, y de la preocupación y labor que realiza SAMU en darles las herramientas necesarias para que puedan llegar a ser personas adultas responsables y autónomas.

—¿No se trabaja este aspecto ya en los Centros de Inserción Sociolaboral de SAMU?
—Sí, pero con la Escuela de Oficios hemos querido dar un paso más en la formación de estos chicos, ampliando la oferta de los programas formativos, su duración teórica y práctica, y estamos trabajando para obtener la acreditación por parte de distintas entidades.

—¿Cuál es su labor como directora de este proyecto?
—Mi principal labor es de coordinación: tener en cuenta a todas las partes implicadas en el proyecto, diseñar los programas formativos que mejor se adapten al perfil de los alumnos, tener en cuenta la visión de los especialistas en cada sector, sentar las bases pedagógicas de la Escuela, apoyar y coordinar al equipo docente, y marcar los protocolos de actuación para que exista buena comunicación entre la escuela y los centros de inserción sociolaboral.

—¿Cuál es el principal objetivo de la Escuela de Oficios?
—El proyecto nace con la convicción de que es necesario desarrollar acciones que favorezcan la integración social y laboral de nuestros alumnos. El objetivo final es conseguir la contratación de los chicos en empresas colaboradoras.

—¿Cuál es el perfil de los alumnos?
—Son jóvenes de 16 y 18 años. Algunos tienen dificultades con el idioma, pero se están esforzando mucho, tienen muy claro lo que quieren y están muy motivados.

—¿Qué tipo de oficios se enseñan en esta escuela?
—En enero arrancamos con dos cursos: auxiliar de albañilería y atención sociosanitaria a personas dependientes. Ahora estamos trabajando en los próximos cursos: auxiliar de jardinería, mediador intercultural, auxiliar de cocina y soldadura.

—¿Cuál está siendo la actitud de los alumnos?
—Los alumnos están muy motivados. Los docentes me han transmitido que se muestran muy participativos, hacen preguntas, comparten sus experiencias, e incluso bromean en las clases, generando así muy buen ambiente. En algún momento, incluso les han pedido más material de estudio a los profesores. Se han adaptado muy bien a la escuela, son un grupo más en Escuela SAMU.

—¿Cómo transcurrieron los primeros días?
—Me quedo con la cara de los chicos el día de la inauguración. Se les notaba nerviosos e ilusionados, mirando lo que hacían otros alumnos en la escuela. Me encantaron las palabras de agradecimiento de uno de los chicos, en las que contaba su experiencia de vida y la oportunidad que suponía para él esta escuela.

—Tras dos meses, la primera promoción ya ha terminado su formación teórico-práctica. ¿Cuántos alumnos se han graduado?
—Se han graduado 10 alumnos en auxiliar de atención sociosanitaria a personas dependientes, y ocho en auxiliar de albañilería. Los alumnos están muy agradecidos, valoran mucho la formación, se sorprenden al conocer todo lo que hacen los profesionales en los centros y se han establecido unos vínculos muy bonitos entre profesores y alumnos.

—¿Dónde están desarrollando los alumnos sus prácticas profesionales?
—En centros de SAMU. Los alumnos de auxiliar de albañilería están colaborando en las obras de SAMU Wellness y las del centro ISL de Alcalá de Guadaíra. Por otro lado, los chicos de auxiliar en atención sociosanitaria están trabajando en la Unidad de Estancia Diurna de San Lucas y en la Residencia Santa Ana, ambos en Sevilla capital, y especializados en la atención de personas con discapacidad intelectual y/o trastorno de conducta. Los alumnos están muy implicados, muestran una actitud ejemplar, quieren colaborar en todas las tareas y aprender todo lo que pueden de los profesionales de SAMU. El feed-back de los tutores de prácticas está siendo muy positivo.

—¿Cómo está afectando el estado de alarma decretado por el Gobierno de España como consecuencia de la expansión del virus Covid-19 a la formación y las prácticas de estos chicos?
—Nuestros alumnos solo han podido disfrutar de dos semanas de prácticas. Al igual que en todos los centros educativos, hemos tenido que parar nuestra programación. Ahora mismo, los chicos siguen las programaciones de sus centros, no pueden salir. La escuela adaptará el calendario cuando todo esto acabe para que no pierdan esta oportunidad.

—¿Qué está significando este proyecto para usted?
—Es un proyecto que me enamoró desde el primer día. Es todo un reto que estoy viviendo con mucha ilusión. Si lo hacemos bien, vamos a cambiarle la vida a muchos jóvenes. Y a nivel profesional, me está ayudando a seguir creciendo y aprendiendo, tener experiencias nuevas, y a reilusionarme con el trabajo. Cuando sabes que con tu trabajo estás poniendo un granito de arena para ayudar a alguien, todo el esfuerzo merece la pena

—¿Cuáles son los retos futuros que se plantea la Escuela de Oficios?
—A corto plazo, nuestros retos son ampliar la oferta formativa y ofrecer los cursos a todo aquel que esté interesado en participar en nuestra formación. Y, a largo plazo, crear una amplia red de empresas colaboradoras para las prácticas y futuras contrataciones, y convertir nuestros cursos en certificados de profesionalidad.

El taller de mascarillas de SAMU: todos en acción contra el coronavirus

Ante la situación general de desabastecimiento de mascarillas y equipos de protección individual, SAMU ha dado un paso rápido y decidido en la búsqueda de soluciones concretas para la crisis con la habilitación exprés de un taller de fabricación de este tipo de recursos dirigidos tanto a la propia organización como a diferentes entidades que los requieran.

El 18 de marzo, solo cuatro días después de la implementación del estado de alarma en nuestro país, la entidad abrió una convocatoria de empleo para seleccionar a seis personas con experiencia en la costura industrial y con altos niveles de conocimientos y experiencia en el traslado de patrones. Solo dos días después, el viernes 20 de marzo, las seis expertas seleccionadas estaban produciendo a jornada completa las primeras mascarillas en las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves (Sevilla). Una semana después, al cierre de esta revista, el equipo ya estaba formado por doce profesionales, todas mujeres con una enorme pericia e implicación, y la producción se situaba en 500 unidades diarias.

Borja González, vicepresidente de Fundación SAMU, ha explicado que los primeros días fueron de pruebas constantes: materiales, tallas, diseños y patrones para hacer la mascarilla más cómoda y práctica posible.

“Es un taller con finalidad altruista pensado para aliviar la escasez de equipos frente a la crisis del coronavirus”, ha señalado. Las mascarillas no serán comercializadas ni tampoco destinadas a uso sanitario. “Teníamos tanta necesidad dentro de la propia entidad, que hemos distribuido las primeras remesas en nuestro equipo a lo largo y ancho del país. Ha sido un pequeño respiro para todos, puesto que se trata de un primer medio de protección para personas que están en entornos de riesgo constante. Después hemos empezado a distribuir a otras entidades, y la acogida es excepcional”.

Las mascarillas son 100% algodón, lavables y reciclables, fabricadas con un material muy agradable que permite llevarlas todo el día con comodidad. El objetivo es producir entre 3.000 y 5.000 mascarillas cada mes con el sello de Fundación SAMU.

SAMU, en estado de alerta para cuidar de las personas

Hace un mes no podíamos imaginar dónde estaríamos en este raro comienzo de primavera. La crisis del coronavirus ha cambiado las pautas de trabajo y las costumbres domésticas de todos. Vivimos bajo confinamiento y en estado de alarma, y todos los esfuerzos se dirigen a evitar los contagios, especialmente en la población de riesgo.

SAMU, como organización que aspira a la excelencia en la atención médico sanitaria y a colectivos vulnerables, está en la primera línea de la batalla contra el coronavirus en todos sus servicios, centros y delegaciones. Además de nuestro servicio de ambulancias, a cuya actividad hemos dedicado un capítulo especial de esta edición, hemos hablado con responsables de los recursos de la organización, todos son esenciales en estas semanas: la Escuela SAMU, los centros de menores extranjeros no acompañados, los centros para personas con discapacidad intelectual y los pisos para menores extranjeros no acompañados. Todos están dando lo mejor de sí mismos para, en el ámbito de sus responsabilidades, ayudar a contener el coronavirus.

Centros de menores: un “vuelco total”

¿Cómo convencer a un adolescente de que durante unas semanas no podrá salir con sus amigos? ¿Cómo concienciarle de que su contribución es clave para parar al virus? Los centros de menores de SAMU trabajan con decenas de menores que, de la noche a la mañana, han tenido que cambiar radicalmente sus costumbres: no más salidas, no más colegio, no más prácticas.

Los directores de los centros de El Castillejo (en El Bosque, Cádiz), Miguel de Mañara (en Montequinto, Sevilla) y de la Unidad de Acogida Temporal de Emergencia de Ceuta aseguran que los chicos han comprendido la gravedad de la situación y respetan las nuevas normas. “Es un vuelco total, pero hasta ahora su comportamiento está siendo excelente. Me tienen sorprendido”, admite Javier Olier, director de un centro para 24 chicos (de entre 16 y 18 años) en El Bosque.

Los centros son estos días un “búnker” en el que han cambiado horarios y actividades. En Ceuta, donde hay un grupo de 15 niños de entre 10 y 15 años (de un total de 80), los monitores han tomado el relevo del colegio en las tareas de alfabetización. “También estamos haciendo el juego del coronavirus, pintar un virus en la parte de arriba de la mano. Por la noche, cuando se acuesten, tienen que tener el muñeco borrado”, añade Rafael Gallardo, director del centro.

Todos prestan especial atención a las medidas higiénicas. En Miguel de Mañara han tenido que tomar especial precaución con un niño que sufre una enfermedad del sistema inmune: pasa estos días en una habitación para él solo y, si sale, es con mascarilla y guantes.

Por la tarde, los centros suelen programar talleres especiales sobre las tareas más variopintas, casi siempre útiles para luchar contra la pandemia: cómo elaborar mascarillas con camisetas, manualidades de murales y pancartas, risoterapia, música en directo, autoestima, cinefórum con películas y reportajes sobre el coronavirus…

En el centro de Inserción Socio-Laboral de Corteconcepción, en la Sierra de Aracena de Huelva, por ejemplo, el equipo educativo combate el sedentarismo y la inactividad con talleres de movimiento expresivo. “A través de esta actividad, los chicos desarrollan la imaginación, el placer por el juego, la improvisación, la espontaneidad y la creatividad, con el objetivo fundamental de ayudar a gestionar el estrés diario”, explican desde el centro.

“Tener a los niños todo el día encerrados nos obliga a darnos a la imaginación”, explica Julia Almeida, directora del Miguel de Mañara (25 niños de 12 a 18 años), que detalla una actividad muy especial: consiste en que cada chico exponga un objeto personal y cuente la historia de ese objeto. Así se trabaja el arraigo, la autoestima y el conocimiento de los compañeros.

En el caso de El Bosque tienen la suerte de que cultivan sus propias verduras en un huerto que estos días los chicos miman con especial cariño. Producen cebollas, lechugas de roble, escarola, pimientos… “No hemos llamado al frutero, las verduras han salido de aquí”, cuenta con orgullo Olier.

Pero si algo tienen claro en todos estos centros es que para seguir en la buena línea será esencial trabajar la motivación y la disciplina. “De nada vale que lo hagan dos días y luego se les olvide”, advierte Gallardo. “Todas las mañanas, antes de desayunar, durante el recuento, me siento con ellos y les cuento la situación para que sean conscientes de que hay que continuar con las medidas”, concluye Olier.

Pisos de acogida: el papel de los referentes

Si es difícil concienciar a un grupo de adolescentes de un centro, la situación es aún más compleja cuando los chavales viven en un piso con mayor libertad de movimientos. “Al principio el confinamiento fue complicado. La mayoría están acostumbrados a entrar y salir a sus centros escolares, sus prácticas o su ocio. Son adolescentes y algunos rompían la norma”, admite Juan Carlos Rodríguez, responsable de tres pisos para un total de 40 menores no acompañados (de 12 a 18 años) en Coslada, Rivas y Fuencarral (Madrid).

Sin embargo, el esfuerzo del equipo educativo está logrando revertir la situación: “Poco a poco, hablando mucho con ellos, están cumpliendo. Están entendiendo que, aunque a ellos no les afecte considerablemente, pueden generar una situación muy compleja”, añade Rodríguez.

Es el momento de poner en práctica estrategias y habilidades de negociación y mediación y de echar mano de cualquiera que pueda ayudar. Es el caso de Allae y Salah, dos chicos que acaban de cumplir la mayoría de edad, pero que siguen en los pisos por la alerta sanitaria. Su ayuda está siendo esencial: “Cuando son modelos positivos se convierten en referentes muy fuertes. Se les escucha bastante ante cualquier crisis o frustración, a veces más que a un educador, porque los chicos se identifican con ellos”.

Centros para personas con una discapacidad intelectual: “Gracias por ser la sonrisa”

Hace unos días los usuarios de la residencia Santa Teresa de Villafranca de los Caballeros (Toledo) grabaron un vídeo en el que demostraban que ellos también saben lo que nos estamos jugando: “Tenéis que ser responsables, quédate en casa”. “Tenéis que lavaros las manos con frecuencia”, decían. Son personas con una discapacidad intelectual entre leve y moderada, y un día antes habían grabado otro vídeo para agradecer el trabajo de sus cuidadores. “Fue emocionante. No hacemos más que nuestro trabajo, pero llevamos unos días de muchos nervios y tensión para intentar protegerlos”, cuenta Sonia Oliver, directora del centro, que da servicio a 34 personas.

Estos días los pasacalles, las obras de teatro, los paseos con los perros que acoge la protectora de animales, el coro, los partidillos de fútbol o los cafés con las mujeres de este pequeño pueblo manchego se han sustituido por actividades de interior. Según Oliver, un cambio “brutal” que empezaron a aplicar dos días antes de que se decretara el estado de alarma.

“No salir es lo que peor llevan, porque lo asocian con una falta de premio”, confirma María José Tinoco, que dirige la residencia San Sebastián en Cantillana (Sevilla), con 56 usuarios. En este centro están documentando estas semanas en un diario fotográfico de la cuarentena. Los residentes tienen ahora menos tiempo para pasar fuera de sus habitaciones y se han configurado grupos de trabajo más reducidos para las actividades.

“Desde el momento en que hay una discapacidad intelectual podemos intuir que hay dificultad para gestionar determinadas situaciones o emociones”, resalta Tinoco. En Cantillana realizan talleres de emociones, donde aprenden a gestionar las emociones de estos días. De momento, funciona: cada día la hora del aplauso se adelanta unos minutos, porque todos quieren empezar a aplaudir los primeros.

La receta de Sonia Oliver es clara: “Darles información de lo que está sucediendo, que lo entiendan y que sepan que, si pasa algo, estamos preparados para cualquier urgencia. La sensación de que están protegidos es fundamental”.

El otro pilar debe ser la familia, estos días en la distancia. Hace unos días, Tinoco recibió una carta dirigida a todo el personal de su centro: “Gracias por ser la sonrisa, el apoyo, la motivación, la alegría, la calma, el paño de lágrimas, el cuidado de todos los residentes, que por desgracia sus familias no podemos darles en persona ahora”.

Unidad de Estancia Diurna San Lucas (Sevilla): el cierre, un “impacto para las familias”
Las unidades de estancia diurna están entre los centros cerrados por orden de las autoridades. Rocío Álvarez, directora en funciones de la unidad para personas con discapacidad intelectual de SAMU en Sevilla, cuenta que antes del cierre intensificaron los talleres de higiene de manos (adaptados a sus características) y enviaron una carta a las familias con recomendaciones para estos días.

El cierre es un impacto para las familias, porque deben reordenar su vida con una persona con discapacidad”, destaca Álvarez. Algunas se han agrupado para poder atender a personas con discapacidad que hasta ahora hacían uso de los centros de estancia diurna. Otros han reducido su jornada o reestructurado sus horarios.

Para el personal, el impacto también ha sido grande. Sin usuarios y por mucho trabajo que puedan hacer a distancia, hay servicios que no tiene continuidad. Álvarez asegura que el talante sigue siendo positivo: “Entendemos en lo que estamos”.

Escuela de SAMU: contribución a los gabinetes de crisis

Escuela de SAMU también ha alterado drásticamente su funcionamiento. Como todos los centros educativos del país, la formación presencial se ha sustituido por la educación a distancia mediante el uso de plataformas virtuales. Pero si algo distingue a SAMU es su experiencia en situaciones difíciles. Por eso, los alumnos del Máster de Enfermería se han volcado en la contribución a varios gabinetes de crisis.

“Es un grupo de alumnos bien formado y acostumbrado a trabajar de esta forma. Están prestando un gran apoyo a la rama sanitaria y prevención de riesgos”, apunta Thomas Couyotopoulo, responsable de la escuela.

Desde días antes de la declaración del estado de alarma, estos estudiantes trabajan sin descanso para recoger información de utilidad para los profesionales de SAMU, que sirve para actualizar los protocolos de prevención. Además, la Escuela está colaborando con la Junta de Andalucía en el estudio de un posible despliegue de un hospital de campaña. “En el máster estamos acostumbrados a hacer gabinetes de crisis y preparamos a los alumnos para estas situaciones”.

SAMU, al frente del Hotel Alcora Sevilla en la lucha contra el Covid-19

Dentro de las acciones llevadas a cabo por SAMU durante los últimos días, la entidad se ha encargado de habilitar un centro asistencial medicalizado para ancianos afectados por coronavirus en el Hotel Ilunion Alcora Sevilla, en San Juan de Aznalfarache.

Estas instalaciones, al igual que otras en La Línea (Cádiz), Granada y Málaga, forman parte del refuerzo sanitario acordado por el Consejo de Gobierno de la Junta para atender a ancianos procedentes de residencias que no reúnen las condiciones médicas necesarias para su atención en esta crisis.

El equipo de SAMU montó en tiempo récord un centro asistencial con cinco salas medicalizadas, boxes de cuidados intensivos y habitaciones habilitadas para el descanso del propio personal sanitario. El hotel es propiedad de la cadena Ilunion, del grupo social ONCE. Tanto la cadena hotelera como el Ayuntamiento de San Juan se han volcado con SAMU en hacer realidad este proyecto.

Concesur Automoción cede dos vehículos a SAMU para luchar contra el coronavirus

Grupo Concesur Automoción, a través de sus concesionarios oficiales de Mercedes-Benz en Sevilla, ha realizado una cesión de dos vehículos para hacer posible las labores de asistencia médica y de emergencias que está llevando a cabo SAMU para luchar contra el Covid-19.

Concretamente, las unidades donadas por Grupo Concesur Automoción son una Mercedes-Benz Vito Tourer con nueve plazas y una Mercedes-Benz Citan Tourer con cinco plazas, ambas para el transporte de pasajeros. La cesión se realiza de una forma totalmente desinteresada y por todo el tiempo que dure la actual crisis sanitaria.

Gracias a esta cesión altruista, SAMU podrá seguir prestando asistencia en el transporte y desplazamiento de personas afectadas por el coronavirus. Desde SAMU agradecen la generosidad de Grupo Concesur Automoción, que evidencia su solidaridad y su sensibilidad con la necesidad de redoblar esfuerzos en estos momentos tan críticos en la lucha contra la pandemia.