Nuevos patrones para las singladuras de Disfrutamar

Cuatro trabajadores de SAMU recibieron el 5 de julio el título de Patrón de Embarcación de Recreo (PER) tras superar un curso de un total de 76 horas de formación teórico-práctica.

Este curso se enmarca dentro del desarrollo del programa Disfrutamar, impulsado por Fundación SAMU con la colaboración con Obra Social La Caixa. Esta formación tiene como objetivo habilitar a profesionales de SAMU para que puedan participar en las propias actividades del programa Disfrutamar y patronear las embarcaciones.

Disfrutamar es un proyecto pionero en el ámbito de la discapacidad intelectual enfocado a la mejora de la calidad de vida de las personas mediante la náutica y el deporte. A través de expediciones marítimas, las personas con discapacidad pueden adquirir nuevos aprendizajes referidos tanto a la comunicación con los demás como a la expresión y el reconocimiento de sus propias sensaciones.

“Gracias al apoyo de La Caixa, al que se han sumado varios propietarios de barcos, el programa Disfrutamar nos permite ampliar las actividades deportivas al campo de la náutica, haciendo que los chicos vivan experiencias inolvidables”, explica Carlos González de Escalada, director general de SAMU e impulsor de la iniciativa.

Esta segunda edición del curso de PER empezó el 28 de enero y finalizó el 1 de abril, con clases todos los lunes en horario de tarde. Las clases teóricas se desarrollaron en las oficinas de SAMU y también se efectuaron 18 horas de prácticas con embarcación a motor en Chipiona.
El temario del curso incluye temáticas como nomenclatura náutica, elementos de amarre y fondeo, seguridad en la mar, legislación, balizamiento, maniobra y navegación, emergencias en la mar, meteorología, teoría de navegación y carta de navegación.
Para la obtención del título, los alumnos tuvieron que superar una prueba teórica que constó de 45 preguntas tipo test.

El sueño común de un joven excepcional

Dentro de este mar de historias que narran nuestros muchachos acogidos en centros gestionados por Fundación SAMU, ha llegado el momento de dar voz a Abdoulaye C., un joven que reside en la Unidad ISL SAMU Bornos (Cádiz). Abdoulaye es todo un ejemplo de perseverancia y superación.

Aquellos que conocen a Abdoulaye, por su forma de jugar al fútbol, le llaman Kanté, haciendo referencia al famoso jugador francés N’Golo Kanté, pero a él le gusta que le llamen cariñosamente Abdoul, como hacían desde que era pequeño. Y es que Abdoul muestra siempre un carácter afable y cercano.

En su historia encontramos un arduo viaje repleto de grandes dificultades y hazañas hasta llegar a nuestro país. Pero Abdoul no quiere mirar atrás, sino “salvar los obstáculos que le impiden jugar en la Primera División de nuestro fútbol”, como afirma el menor. Es su gran meta.

Abdoulaye, originario de Mali, no lo tuvo fácil desde los comienzos en esta afición. Sus padres no respaldaban su interés por jugar a fútbol y deseaban que, como los menores de su edad, se aplicara en la escuela para posteriormente buscar trabajo. Tampoco lo creían viable ya que su dedicación y entrega por el balón tenían como consecuencia, en muchas ocasiones, las lesiones. Él, sin embargo, siempre tuvo muy claro que su pasión era dedicarse a este deporte. Desde los once años, acudía asiduamente a una humilde pero exigente asociación deportiva donde podía seguir forjando su gran sueño. “No nos permitían jugar en la calle ya que tenían miedo a que nos hiciéramos daño y no pudiéramos jugar”, recuerda nuevamente Abdoul. Él quería llegar muy arriba y, a medida que iba creciendo, sentía cada vez con más fuerza que el camino hacía su meta se encontraba lejos de la tierra que le vio crecer.

Dificultades como éstas eran paliadas con pensamientos positivos que le llenaban, aun más si cabe, de ilusión. Pensaba en la difícil trayectoria que también han tenido otros grandes jugadores que se han convertido en estrellas, o se deleitaba viendo jugar a ídolos como Xavi Hernández. Abdoulaye sonríe mientras recuerda a este último y comenta que “el fútbol en España ha adquirido una nueva dimensión viendo jugar a Xavi Hernández”. “Es un jugador que ha marcado un estilo y podría decirse que se encuentra entre los mejores centrocampistas españoles. Los centrocampistas son quienes elaboran el juego y esto lo hacía Xavi como nadie lo ha hecho nunca”. Quizás por esta forma de amar y entender el fútbol al menor le gusta jugar en esta posición. Él disfruta más estructurando al equipo con su visión de juego que marcando goles.

Actualmente, este joven maliense juega en el primer equipo de la Unión Deportiva de Villamartín, que compite en la primera división andaluza con muy buenos resultados. Sin embargo, como otros chicos en su situación, no ha podido jugar ningún partido oficial con su equipo pues para hacerlo debe federarse y legalizar su situación España.

Es una circunstancia que vive resignado pero con el optimismo que le caracteriza y que contagia a quienes le rodean, como sus compañeros de equipo. Así lo corrobora Manuel, uno de sus entrenadores, quien ensalza estos aspectos afirmando que “Abdoul es un chico sobresaliente con aptitud y actitud para jugar”.

Todos los días sin excepción sale a correr con independencia de que llueva o haga frío. En su tiempo libre perfecciona varios idiomas después de asistir al CEPER de la localidad de Bornos. Este es el mensaje que transmite a diario a sus compañeros: “Detrás del esfuerzo y una rígida rutina puede haber una recompensa pero si sólo piensas en ello, no sucederá nada”. Así vive Abdulaye su gran sueño, con entusiasmo y dedicación, porque es perfectamente conocedor que las grandes cimas se alcanzan con grandes sacrificios.

Eco-SAMU: Pequeñas acciones para un gran cambio

Las diferentes cumbres internacionales sobre el cambio climático han puesto de manifiesto una realidad incuestionable: el mundo tal y como lo conocemos está amenazado. De la misma forma que existe consenso en la comunidad científica sobre esta realidad, vivimos el alzamiento de la ciudadanía, las instituciones y también las empresas para proteger de manera eficaz el espacio en el que convivimos. SAMU, a través de su departamento de Sostenibilidad, ya trabaja de forma específica en este objetivo.

La organización lo hace cuidando de aquellas zonas en la que estamos presentes y reduciendo el impacto ecológico de nuestras acciones. Bajo el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, el departamento de Sostenibilidad ha puesto en marcha el proyecto Eco-SAMU, a través del cual, los distintos centros se comprometen a contribuir directamente con la retirada de residuos de sus zonas de influencia, implicando no sólo a personas sino también a entidades públicas o privadas.

Los principales objetivos de este proyecto, según explica Rocío Álvarez, directora del departamento de Sostenibilidad de SAMU, son contribuir a la mejora medioambiental desde las pequeñas acciones, reduciendo la huella ecológica en nuestro desempeño; generar alianzas para la mejora del planeta; y fomentar la sensibilización sobre la importancia del medio ambiente. Con esta última meta se están realizando talleres previos al día de la recogida de residuos, que se llevarán a cabo en aquellas zonas donde SAMU esté presente.

Los menores del centro de Inserción Sociolaboral (ISL) de Motril (Granada) fueron los primeros en participar en este proyecto recogiendo residuos de la playa. También se han sumado a esta iniciativa el centro de El Bosque, cuyos usuarios realizaron una batida de limpieza por el sendero del Río Majaceite, en la Sierra de Cádiz, y la residencia Santa Teresa, en Villafranca de los Caballeros (Toledo), cuyos usuarios recorrieron las lagunas de la zona.

Los últimos en sumarse de momento a Eco-SAMU han sido los usuarios y trabajadores de la clínica de salud mental SAMU Wellness, con la recogida de plástico en el entorno natural del centro en Montequinto (Sevilla).

Trabajo en red por el futuro de los Menas

El trabajo en red y la cooperación son dos herramientas muy importantes para optimizar el trabajo con menores en el Residencial Básico El Bosque y el centro de inserción sociolaboral Pelayo (Algeciras). Como ejemplo de estas dinámicas, en este artículo vamos a compartir las actividades lúdicas, dinámicas y formativas llevadas a cabo en colaboración con Cruz Roja y Fundación Don Bosco.

Dos días a la semana cada entidad trabaja con un grupo de menores durante dos horas en las que se desarrollan actividades enmarcadas dentro de diferentes proyectos.

Desde la Fundación Don Bosco, los menores participan en el proyecto Espacios de Encuentro Socioeducativo, que pretende fomentar la integración a través de actividades de formación y expresión social.

El programa pone a disposición de los menores un espacio donde pueden ampliar su red de amistades, conociendo jóvenes de su edad, así como adquirir herramientas que les capaciten para romper barreras socioculturales y lingüísticas, lo que favorecerá una mayor fluidez y confianza en sí mismos a la hora de afrontar las actividades de la vida diaria.

Otro de los proyectos es el denominado Sensibilización a la Diversidad, que contempla dinámicas ciudadanas de convivencia, respeto y enriquecimiento. Podemos destacar la visita de los menores al Centro de Día de Persona Mayores, un espacio intergeneracional donde han podido compartir con las personas mayores sus historias de vida y viceversa. Además, los mayores han querido compartir sus conocimientos y técnicas en manualidades.

Ha sido una experiencia gratificante para ambos ya que, de manera recíproca, se han sentido escuchados, valorados y queridos. Han descubierto que, a pesar de la diferencia de edad, tienen algo en común: haber superado las barreras que coloca la vida según las circunstancias de cada uno. El cariño y la empatía han sido los pilares de esta actividad.

A través del programa Promoción para la Salud se persigue fomentar habilidades y destrezas para unos hábitos de vida saludables. Se han realizado actividades como piragüismo y escalada que, además de la promoción al deporte, nos enseñan cómo las dificultades del devenir de la vida se pueden superar con perseverancia y disciplina. De manera ahora individual, cada menor debe remar contra viento y marea, o escalar para alcanzar sus propios objetivos.

Sabemos que el camino es difícil y que para superarlo será necesario atravesar la ira, la rabia, el amor, la desconfianza, el llanto y la rebeldía.

A través de la Cruz Roja se ha llevado a cabo un taller de gimnasio en el cual los menores han podido disfrutar de una clase combinada de TRX y defensa personal, conociendo la importancia del deporte como alternativa de ocio y tiempo libre que permite promocionar la salud y la diversión, así como desconectar de problemas de la vida diaria desfogando y sacando la energía acumulada de forma canalizada y controlada. El autocontrol y la autoregulación emocional son aspectos importantes que los menores deben aprender a gestionar.

Cruz Roja, a su vez, trabaja con los menores la inmersión lingüística y desarrolla talleres trasversales relacionados con la sexualidad, la promoción del deporte y la seguridad vial. Cada taller lo organiza e imparte un voluntario supervisado por la coordinadora del programa.
Gracias al trabajo en red y la colaboración entusiasta de dichas entidades, los menores seguirán formándose e irán realizando actividades que les encaminen hacia un futuro mejor.

Autora: Macarena Coronil Pérez

SAMU en Malaga: Veinte años de guardia

Los compañeros de críticos de Base Málaga están de celebración. Este verano se cumplen 20 años de la llegada de SAMU a la provincia malagueña, un proyecto que impulsaron Carlos Álvarez Leiva y Carlos González de Escalada a raíz de la adjudicación por parte de EPES (Empresa Pública de Emergencias Sanitarias) a SAMU del servicio de Traslado de Pacientes Críticos en Málaga, según relata Juan González de Escalada, director de Operaciones de SAMU. Su objetivo principal era, y sigue siendo, atender las demandas de las asistencias y traslados interhospitalarios de pacientes críticos encomendadas por el Centro Coordinador.

Antonio, Rafael, Eduardo, José Enrique, Jaime, Ángel, Leticia, Luisa, Mónica, Isabel, José Ángel y Enrique fueron algunos de los 18 profesionales (seis médicos, seis enfermeros y seis conductores técnicos) que formaron la primera plantilla de Base Málaga.

“El ambiente al principio era bueno. No nos conocíamos, puesto que todos llegábamos de distintos lugares. Yo, por ejemplo, venía de Sevilla. Quizás al principio la relación era un poco distante, pero pronto el equipo se unió y formamos una piña”, recuerda Antonio Sánchez, TES (Técnico de Emergencias Sanitarias) que trabajó en la base de Málaga durante dos años (1999-2001). “Los inicios fueron un poco duros. No conocíamos la ciudad, los hospitales, las rutas… pero pronto se convirtió en algo muy sencillo y cotidiano”.

Actualmente, en Base Málaga trabajan 21 personas distribuidas en equipos de tres en turnos de 12 ó 24 horas. “Esta base presta un servicio de 24 horas. Dispone de una ambulancia y quizás sea uno de los destinos más duros por la gran dispersión geográfica de la provincia de Málaga. No es raro que un equipo salga de la base al inicio de su turno y no regrese hasta que finaliza la jornada”, comenta Juan González de Escalada. “Estos compañeros pueden recorrer hasta mil kilómetros al día durante sus guardias. Este servicio se caracteriza por muchos traslados de larga distancia de pacientes de alto nivel de soporte asistencial”.

“Estamos muy lejos de Sevilla, por lo que, para lo bueno y para lo malo, estamos solos. No obstante, una gran virtud que tiene esta base es que se respira mucho compañerismo. Somos una gran familia y, en los momentos de tensión, nos unimos más. A veces, con sólo mirarnos sabemos lo que pensamos, no nos hace falta hablar”, asegura Francisco Javier Guerrero, técnico de SAMU desde hace seis años.

Para este técnico de emergencias sanitarias, los momentos más duros de este trabajo son cuando se tienen que enfrentar a un accidente de tráfico o cuando los pacientes son niños. “Recuerdo mi primer gran prematuro. Pesaba sólo 500 gramos, 500 gramos de vida. Algo así siempre te impresiona, pero resulta muy gratificante cuando salen adelante y te das cuenta de que tu intervención en su asistencia ha servido para algo”, explica Francisco Javier Guerrero.

El técnico también destaca como hito dentro de la historia de Base Málaga el traslado en junio de 2017 de una pequeña desde el Hospital Materno de Málaga hasta el Hospital Reina Sofía de Córdoba en una situación crítica, que requirió la máxima coordinación de diferentes equipos y un despliegue logístico con muy pocos precedentes en el traslado de críticos. La pequeña estaba ingresada en Málaga pendiente de un trasplante cardíaco, pero su situación empeoró y pasó a la UCI. Allí tuvo que ser conectada a un complejo sistema capaz de mantenerla con vida sustituyendo sus funciones vitales (ECMO, oxigenación por membrana extracorpórea), pero este equipo sólo podía ser útil por la joven paciente durante unos días.

La niña debía ser trasladada de urgencias al hospital cordobés y para ello el ECMO debía instalarse en una UVI móvil, un procedimiento para el que no existía manual y que sólo se había realizado una o dos veces antes en España. Además, este traslado debía realizarse sin ningún parón, frenazo o contratiempo durante los 155 kilómetros del trayecto.

“Fue una auténtica odisea, pero lo logramos. Nunca lo olvidaré. Ha sido mi mayor reto profesional y una responsabilidad enorme”, destaca Francisco Javier Guerrero, que fue la persona encargada de coordinar este traslado. “Desde entonces, ya hemos realizado cuatro o cinco traslados más de este tipo. Estamos muy orgullosos de nuestro trabajo”.

En estos 20 años, las anécdotas vividas por la plantilla de esta base son innumerables. Antonio Sánchez recuerda especialmente la guardia de la Nochevieja de 2000. “Teníamos en la base preparada la cena de Nochevieja, con todos sus avíos. Nos disponíamos a cenar cuando sonó el teléfono. Traslado y… sorpresa, Ronda-Málaga, uno de los trayectos más temidos por el tipo de carretera que es. Cogimos las latas de uvas y salimos zumbando”, narra el técnico. “A mitad de camino, a las 23:57, paramos en una gasolinera ya cerrada por la hora que era y, con la radio puesta de la ambulancia, nos dispusimos a escuchar las campanadas y tomarnos las uvas. Pero ¡sorpresa de nuevo! Las latas no eran de apertura fácil y no teníamos abridor de latas. ¡Cómo lloraba uno del equipo, que no voy a decir su nombre! No había consuelo para él”.

Cada guardia es una aventura. Tienes que saber manejar y controlar mucho la frustración y los imprevistos”, apunta Johanna Pinales, médico de la base de Málaga desde 2008.

“En los últimos años se ha incrementado la demanda asistencial, especialmente de pacientes con patologías no demorables neurológicas y de origen coronario, como los ictus”, comenta la médico. “En este tipo de traslado, el tiempo juega en contra. A veces, de la rapidez del traslado depende la eficacia de la cirugía”.

Johanna Pinales destaca la tensión de su trabajo. “Siempre estás en alerta y, a veces, debes actuar sin pensar, de forma automática. Debes tener los procedimientos muy interiorizados para ser lo más rápido posible. No pensamos, actuamos”, anota. “Pero también tienes que tener en cuenta que la realidad sigue su curso y, a pesar de nuestros esfuerzos, a veces, no podemos sacar adelante un paciente o tienes que reanimarlo hasta diez veces”, señala la médico. “Nuestra misión es salvar vidas a granel”.

Además del traslado de pacientes críticos, otra de las funciones de este equipo es organizar jornadas de Soporte Vital Básico (SVB) y Reanimación Cardiopulmonar (RCP) en colegios e institutos. “El mensaje clave que queremos trasmitir a estos niños es que sepan reconocer a una persona inconsciente y pedir ayuda”, explica Francisco Javier Guerrero, que como él mismo reconoce está “metido en todos los ajos”. “Para los niños eres lo más cercano a un superhéroe y esto te llena de satisfacción, pero también es bastante duro transmitir nuestro mensaje a niños de 3 ó 5 años”.

Todos los entrevistados coinciden al afirmar que la evolución de esta base ha sido “bastante positiva”. “Además de adquirir mucha fluidez en la gestión de casos, SAMU es una empresa que te forma mucho, lo que te permite reciclarte”, destaca Johanna Pinales.

Para celebrar este 20 aniversario, todo el equipo de SAMU Málaga disfrutó de un almuerzo junto a la dirección de SAMU, en el que se entregó una placa conmemorativa a Leticia Ranea, la profesional más antigua del equipo y miembro de la plantilla inicial.

Estudiantes americanos visitan Escuela SAMU: De los libros a la realidad en Gelves

En Estados Unidos, un estudiante de Medicina no puede tocar a un paciente hasta que no obtiene el título de médico. Hasta entonces, su relación con los pacientes se reduce a ser un mero “fantasma”, la sombra de un profesional al que sigue y del que aprende la profesión, pero sin tocar ni hablar con el enfermo.

Desde hace cuatro años, la empresa Global Education and Career Development Abroad (Globaled), que dirige Steven Davis, colabora con Escuela SAMU para que estudiantes de 18 a 23 años de la Universidad de Texas (Dallas, EEUU) que quieren ser médicos se formen durante cinco días en las instalaciones del centro sevillano y conozcan de primera mano el sector de las emergencias.

“En EEUU son ‘fantasmas’, las prácticas no son participativas, mientras que aquí se tienen que remangar, se ensucian. Aquí pueden llevarse hasta 14 horas trabajando sin parar y acaban exhaustos, pero les encanta porque participan y están en contacto con las víctimas”, explica Steven Davis mientras sus alumnos participan en un simulacro de accidente con múltiples víctimas en las instalaciones de la Escuela.

Este programa de estudios en el extranjero incluye tres semanas de formación en hospitales de Sevilla, donde realizan rotaciones por las diferentes especialidades médicas, y otra semana de ejercicios prácticos en Escuela SAMU, especializada en el sector de las emergencias, además de clases de español.

“Para muchos, ésta es la primera vez que viajan solos. Es una auténtica experiencia, tanto a nivel académico como personal”, indica el responsable de GlobalEd. “Aquí toman conciencia de todos los servicios prehospitalarios, atienden por primera vez a un paciente y aprenden a trabajar en equipo y a coordinarse entre ellos. Luego, realizan un examen práctico y otro teórico de todo lo aprendido”, continúa Steven Davis. “Este programa va más allá de un simple programa de estudios en el extranjero, es mucho más, es una experiencia”.

“Este programa les ayuda a confirmar que quieren ser médicos, pero, sobre todo, les aporta un gran crecimiento personal, ya que para muchos es la primera vez que están lejos de casa, sin su familia, deben defenderse en un idioma que no es el propio, moverse en transporte público y convivir con familias que no son las suyas”, comenta Cristina González, profesora de la Universidad de Texas. “Y a nivel profesional, cuando vuelven a Estados Unidos, como ya han tratado algunos casos médicos, les resulta más fácil seguir a los médicos, ya que se acuerdan de su experiencia en España y saben cuáles son los pasos que éstos van a realizar. También aprenden a perder la vergüenza y a hablar con los médicos, sus mentores, con total naturalidad”.

Suvaddna Tvehan, de 19 años, es una de los más de 30 estudiantes que este año participan en el programa GlobalEd, fundado hace una década. “Mi padre es médico y la medicina siempre ha formado parte de mi vida, me gusta ayudar a los demás”, reconoce la joven, que quiere ser ginecóloga. “Este programa es increíble, nunca he aprendido tanta medicina en mi vida. Esta está siendo la mayor experiencia de mi vida. Se lo recomiendo a todos los jóvenes que quieran estudiar Medicina”.

Victoria Koshevarova, de 21 años, es otra de las estudiantes de la Universidad de Texas que participan este año en este programa de estudios. En su caso, ya había realizado anteriormente prácticas en ambulancias en EEUU y ayudó a crear el primer equipo de primeros auxilios que hubo en su Universidad. “Es muy interesante ver las diferencias que existen entre Estados Unidos y España a la hora de tratar a un paciente y aprender de ambos modelos”, señala la joven que, tras cursar cuatro años de Universidad, accederá el próximo curso a la Escuela de Médicos. “Me gusta la cirugía, pero también las emergencias y trauma”, reconoce.

Benjamin Cassels, de 20 años, pretende convertirse en el primer médico de su familia, aunque aún no sabe si decantarse por la Pediatría o la Cirugía. “Me encanta todo lo que estoy aprendiendo en Escuela SAMU, aunque por momentos esté cansado y sea muy difícil atender a tantas víctimas y coordinarme con mis compañeros. A veces todo resulta caótico y estresante”, añade el joven, que ha mejorado su nivel de español durante estas cuatro semanas. “Este programa de estudios ha cumplido todas mis expectativas”.

Steven Davis, director de GlobalEd, reconoce que cada año intentan superarse a sí mismos para que los estudiantes vivan una experiencia sólida y única. El agradecimiento de ellos es la mejor señal de que están en el camino adecuado.

Thomas Couyotopoulo, subdirector de Escuela SAMU: “Enseñamos a través de emociones”

Thomas Couyotopoulo (Lyon, Francia, 1980) procede del mundo de la ingeniería en el sector de automoción de competición, pero en 2015 empezó a formarse en la rama sanitaria para darle otro enfoque a su vida profesional. Encontró su sitio en Escuela SAMU tras superar el curso de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES), pasar al equipo docente y, desde al año pasado, a la subdirección del centro.

—¿Cómo fue su experiencia como alumno de Escuela SAMU, antes de pasar al equipo docente?
—En 2015/2016 estudie Técnico en Emergencias Sanitarias en Escuela SAMU y la experiencia fue muy positiva, sobre todo por la metodología empleada y la calidad de los profesores. Los alumnos de SAMU viven muchas experiencias a lo largo de su curso. Es algo que va más allá de los contenidos. Se enseña una filosofía de trabajo, una actitud y se le dan al alumno herramientas para ser resolutivo en su vida profesional. Lo que más recuerdo como alumno son sobre todo los ejercicios prácticos, simulacros y dispositivos.

—¿Qué significó su nombramiento como subdirector de la escuela?
—Creo que es una señal de confianza y de reconocimiento por mi experiencia laboral anterior y mi involucración en SAMU, pero también es un reto. Los objetivos son ambiciosos y la gestión no es fácil, pero es un proyecto bonito y muy dinámico.

—¿Cuál es su labor en la escuela?
—Principalmente realizo un trabajo de coordinación y gestión para que los distintos cursos se puedan desarrollar de la mejor forma posible. Eso supone gestionar recursos humanos, materiales y económicos, con el correspondiente control. Escuela SAMU afortunadamente es muy viva y tenemos mucha actividad, pero eso implica muchas personas a todas horas, con lo que el seguimiento se hace a veces complicado.

—¿Qué diría que ha aportado a la escuela con su nueva responsabilidad?
—Eso lo deberían decir los demás… Espero haber contribuido a mejorar la organización y la gestión de los recursos. Intento también impulsar nuevos proyectos, nuevas ideas y plantear novedades para que la escuela siga siendo una referencia.

—¿Cuáles son los objetivos de Escuela SAMU a corto y largo plazo?
—Escuela SAMU debe reforzar su posición de referencia en el sector sanitario a través de una labor constante de calidad e innovación. A la vez estamos abriendo nuevos horizontes con formaciones en sectores diversos como la Integración Social, Protección Civil, etcétera.

—¿Qué destacaría de la formación que se ofrece en el centro?
—Independientemente de la rama, el método formativo de Escuela SAMU es siempre muy práctico, lo que permite al alumnado afianzar los conocimientos teóricos a través de ejercicios simulados, muy cerca de la realidad. Enseñamos a través de emociones, por eso los alumnos suelen hablar de una “experiencia vivida en la Escuela”. Eso ayuda a conseguir un alto grado de motivación e involucración del alumnado, además de llevarles más allá de los limites individuales y grupales que pensaban ser capaces de alcanzar.

—Este año se ha impartido por primera vez el curso de FP de Integración Social. ¿Cómo ha sido la experiencia?
—A pesar de que nuestra escuela se caracteriza por formar en urgencias y emergencias sanitarias, SAMU tiene una cara social importante donde se trabaja con colectivos en riesgo de exclusión. Es ahí donde cobra sentido el ciclo de grado superior en Integración Social. Hemos implantado una metodología que ha permitido al alumno ser agente activo y participativo en todo su proceso de aprendizaje, a través de lo que nosotros hemos llamado “aprendizaje por salidas formativas, educativas y culturales”. Esta metodología se ha basado en aprovechar todos los recursos a nivel cultural y educativo que nos ofrece nuestra ciudad para realizar un acompañamiento a nuestro alumnado a conferencias, jornadas y talleres en los que profesionales reconocidos y expertos en cada materia tratan temas que se relacionan directamente con resultados de aprendizaje propios de los módulos que cursan. El resultado ha sido muy positivo para nuestros alumnos a nivel personal, educativo y profesional. A esto se añade la alta empleabilidad con la que cuenta SAMU para este perfil, tanto para los centros de acogida de menores extranjeros no acompañados como los de personas con diversidad funcional.

—¿Cuál es la formación ‘estrella’ de Escuela SAMU?
—La Formación Profesional de Técnico en Emergencias Sanitarias y el Máster de Enfermería en Urgencias, Emergencias, Catástrofes y Acción Humanitaria siguen siendo las formaciones más importantes de la Escuela por número de alumnos y reconocimiento, pero el Máster de Medicina tiene también un alto nivel de demanda por parte de los profesionales del sector.

—¿Qué hace a Escuela SAMU diferente del resto de centros de formación del ámbito sanitario?
—Creo que lo que más nos diferencia claramente es la metodología de enseñanza y el hecho de que llevemos la sanidad fuera del aula. Creemos que esta filosofía es fundamental para formar profesionales del ámbito prehospitalario, y además los alumnos lo disfrutan mucho.

—¿Cuál es el porcentaje de inserción laboral de los alumnos?
—Según los datos que tenemos ahora de las seis promociones de FP, la media del porcentaje de inserción laboral es del 89% para los TES y del 90% para los TCAE. La inserción laboral de los alumnos del Máster de Enfermería es superior al 95%, si bien es cierto que parte de ellos se trasladan fuera de Andalucía dónde se reconoce también su alto valor.

—¿Qué novedades ofrecerá la escuela el próximo curso?
—Estamos trabajando en conseguir la autorización para poder impartir el nuevo Ciclo de Emergencias y Protección Civil, orientado a la formación de bomberos forestales y urbanos. Seríamos el primer o uno de los primeros centros en proponer este ciclo en Andalucía y nos permitiría seguir ampliando la oferta. Además, hemos empezado la construcción de un nuevo edificio que sumará ocho aulas adicionales para el curso 2019/2020, ofreciendo mayor calidad a los alumnos y profesores. En paralelo, estamos poniendo en marcha varios proyectos de I+D y colaboraciones para desarrollar soluciones novedosas y seguir mejorando.

SAMU pone en marcha un plan interno de formación en seguridad y extinción de incendios

En una apuesta por la seguridad de las personas que forman parte de la organización y por la prevención de riesgos laborales, SAMU ha puesto en marcha un programa de formación de extinción de incendios dirigido a toda su plantilla. Esta iniciativa se ha centrado de forma especial en los profesionales de los centros de acogida de menores que Fundación SAMU gestiona en diferentes puntos de España, además de en los trabajadores de las residencias y unidades especializadas en la atención de personas con discapacidad intelectual y trastornos de conducta, y de la clínica de salud mental SAMU Wellness situada en Montequinto (Sevilla).

El objetivo de estos cursos teórico-prácticos, que arrancaron hace casi un año, es formar a los trabajadores de SAMU sobre cómo actuar en caso de un incendio y, de forma particular, cómo utilizar un extintor. “Tenemos una imagen muy distorsionada de los incendios. No somos conscientes de lo rápido que se propaga un fuego y de su peligro”, advierte Eduardo Sánchez Manzanares, bombero de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) y de la Diputación de Sevilla, además de instructor de este curso. “En mi clase pongo un vídeo donde se aprecia cómo en sólo tres minutos un salón queda totalmente calcinado”.

A través de este curso, de seis horas de duración, se pretende que los trabajadores de SAMU sepan cómo actuar en caso de alerta por fuego, que tengan conocimiento de cómo es un incendio en realidad y que, si algún día tienen que utilizar un extintor, sepan cuál es su capacidad. “Que no sea ésa la primera vez que cojan un extintor, que tengan una experiencia previa en su manejo y lo hagan con seguridad”, apunta el bombero.

Eduardo Sánchez ha viajado a los diferentes recursos que SAMU tiene en las provincias de Zaragoza, Madrid, Málaga, Córdoba o Cádiz para impartir este curso de extinción de incendios, mientras que otros trabajadores han acudido a las instalaciones de Escuela SAMU en Gelves (Sevilla) para recibir la formación, como fue el caso en julio de las plantillas del centro de Inserción Socio-Laboral (ISL) Polanco y de los nuevos recursos de El Castillo de las Guardas y Corteconcepción, todos ellos en la provincia de Sevilla.

“Aunque yo os grite, tenéis que mantener la calma. Os grito porque, si se produce un incendio, os vais a encontrar una situación muy estresante y caótica y tendréis que mantener la calma”, indicaba a algunos de los empleados del centro ISL Polanco Eduardo Sánchez, que también colabora con Escuela SAMU es sus cursos de rescate en altura desde hace varios años. “¡Apuntad a la base, al origen del fuego!”, gritaba. “¡Corre, coge otro extintor, ése está vacío!”; “Corre, corre, que te quemas”; “¡Aquí hay madera de bombero!”.

Los empleados de SAMU realizan las prácticas del curso ataviados con un casco y una chaqueta propia de los bomberos. “El calor no es el problema, sino lo que pesa la chaqueta, que te impide moverte con facilidad”, señalaba una trabajadora del centro ISL Polanco.

“El que no le tiene miedo a un incendio no es un valiente, es un inconsciente”, comentaba Eduardo Sánchez, que a los 28 años dejó su trabajo en una empresa especializada en la organización de eventos para presentarse a las oposiciones de bombero, su sueño desde niño. “Un televisor o un aire acondicionado, por el mero hecho de estar enchufados, pueden provocar un incendio, aunque estén apagados, por eso es tan importante tener en casa detectores de humo”, explicaba el bombero. “El monóxido de carbono actúa como anestesia y, por desgracia, he vivido casos donde las víctimas han fallecido mientras dormían por respirar monóxido de carbono, es decir, por el humo, no por el fuego”.

SAMU Dúrcal: Cómo crear un hogar donde se cumplen sueños

Y llegó el final de una etapa en la Unidad de Atención Inmediata SAMU Dúrcal (Granada). Para los que hemos formado este equipo, el proyecto SAMU Dúrcal nació de la mano de su directora, Carmen Pastor Ruiz, y del responsable del Área Menores de Andalucía Oriental, Juan Manuel Aveledo. Nació de la ilusión y del convencimiento de que se pueden cambiar los destinos de las personas.

Por nuestro centro han pasado más de un centenar de historias de vida, de sueños y proyectos. Para algunos de los jóvenes que han estado con nosotros, Dúrcal ha sido un refugio en el que ponerse a salvo, una estación de parada en el trayecto que les conducía a sus destinos. Para otros chicos y para todo el equipo ha sido un verdadero hogar.

No hay nada más bonito que vivir la creación de un proyecto, participar en algo desde su nacimiento, ayudar a levantarlo y hacer de él un hogar donde los chicos puedan cumplir sus sueños.

Ésta es la sensación que tienen el equipo de SAMU Dúrcal y los protagonistas de este artículo: Alhassan Diallo, Fassine Cámara y Mohamed Cámara, tres jóvenes de Guinea. Sus historias son parecidas. Los tres tomaron conciencia de su necesidad de migrar a una edad muy temprana, empujados por las necesidades económicas y la falta de oportunidades. Los tres relatan historias de llegada a nuestro país similares. Por desgracia, han tenido que vivir situaciones que ningún ser humano debería vivir. Para llegar a su destino, España, han debido cruzar diferentes países en condiciones muy adversas, donde han pasado miedo, hambre, frío…

Son tres jóvenes con proyectos muy definidos, con una idea clara del itinerario que les gustaría seguir en su inserción en la sociedad de acogida. Desde su llegada, han mostrado una motivación ejemplar para el aprendizaje del idioma. Tenían claro que su inserción pasaba por la formación académica. Y así ha sido.

Este año han cursado 4º de la E.S.O y han conseguido graduarse. Para todo el equipo de SAMU Dúrcal, y sobre todo para ellos y sus familias, es un logro ejemplar. No ha sido fácil para ellos llegar a un país nuevo, sin conocer el idioma y la cultura, lejos de la familia y de los amigos, y empezar una vida nueva. El potencial que siempre han tenido, su carácter afable, su facilidad de adaptación y socialización, su autonomía, su flexibilidad y su perseverancia les han ayudado a alcanzar su sueño.

No ha sido fácil, pero han contado con el apoyo del equipo de nuestro centro, con el equipo docente del IES La Laguna del municipio del Padul y, previamente, del Centro Público de Educación de Personas Adultas Valle de Lecrín de Dúrcal.

La presencia de nuestros chicos en las aulas de este centro educativo ha incorporado una tonalidad más en el mosaico de diversidades que componen los centros educativos españoles. Las diferencias han sido una fuente de enriquecimiento personal y grupal en el aula, pero también han supuesto un reto que ha precisado de nuevas fórmulas de enseñanza y aprendizaje.

No menos importantes han sido los logros de los demás menores. El Consejo Orientador del centro educativo ha resuelto para el menor Said Zahid una propuesta de acceso en el curso 2019-2010 a una FPB (Formación Profesional Básica) de Informática y Comunicaciones; y para Abderrahim Bidi y Walid El Halhouli, de Servicios Administrativos.

El resto de los chicos escolarizados han obtenido un diploma honorífico por su esfuerzo y una matriculación para continuar formándose en el próximo curso.

Ha sido emocionante la llegada del día de la graduación de los chicos de 4º de ESO. Los nervios de los chicos eligiendo el estilismo, redactando sus discursos de agradecimiento, haciendo planes con los compañeros del instituto para la cena de graduación… Es una experiencia muy importante para cualquier adolescente.

Los logros de los chicos de SAMU Dúrcal son, fundamentalmente, mérito de su esfuerzo, pero no sería justo no mencionar el gran equipo que han tenido detrás.

Úrsula, la trabajadora social del equipo, ha sido para nuestros chicos “la portadora de las buenas noticias”. Todos esperan una cita con Úrsula. Ella es una parte fundamental de la vida de nuestros chicos. Es la que “pelea” diariamente para conseguir regularizar la situación administrativa de los menores, uno de sus principales objetivos. Calma su ansiedad explicando los procesos y los plazos, y lo hace de tal forma que todo parece fácil y posible. Siempre con una sonrisa.

Javier. El equilibrio perfecto entre la disciplina y el amor incondicional por los chicos. Sus intervenciones tiene siempre el mismo final: “Estoy aquí para ayudarte, te ayudaré a levantarte cada vez que tropieces”.

Gonzalo. Todos los chicos quieren ser como Gonzalo. Es el modelo a seguir de todos los menores. Es capaz de descubrir talentos a veces imperceptibles. Su premisa es “todos los chicos tiene alguna capacidad, algún tipo de las múltiples inteligencias”. Es un maestro que enseña dentro y fuera del aula.

Sergio, para los chicos, Yeyo. Es el negociador, una fuente inagotable de estrategias de resolución de conflictos. Siempre encuentra infinitas alternativas para afrontarlos. Cuando uno de los chicos necesita un mediador, sabe que debe buscar al “maestro Yeyo” para encontrar una solución.

Badrd Din, el amigo de los chicos. Siempre le han percibido como a un igual al que le cuentan sus batallas de niñez en sus barrios de origen. Es el maestro que nunca se escandaliza por nada.

Ammar, el tito del centro. Es la figura a la que muestran más respeto, y la que perciben como un padre. Es el que se encarga de calmar la nostalgia gastronómica de nuestros menores. Siempre tiene una receta preparada para evocar sabores y olores de las tierras que les vieron nacer.

Isabel, la maestra dulce y cariñosa, a la que acuden los chicos para cualquier necesidad que se les presente, médica, escolar, o de cualquier tipo, y, sobre todo, con la que les encanta ir de compras.

Pablo, el opositor a Policía Nacional. Cuando llegó al equipo tenía un sueño que compartió con todos los menores, y todos han sido testigos de que, con esfuerzo, los sueños se cumplen. Pablo ha cumplido el suyo.

Juan Carlos, el “informático”, llegó sin hacer mucho ruido y, poco a poco, se ganó un lugar en el corazón de los niños.

Luis, “el maestro bueno”, al que esperan en la puerta en los cambios de turno, porque comparte todo lo que tiene, reparte sus chicles, chocolatinas y pipas. Es como la llegada de los Reyes Magos.

Aída, el aire fresco del equipo. Una joven optimista y conciliadora, siempre sonriente. Para los chicos es una figura muy importante, les aconseja pero no les juzga.

Juanma, una persona cercana, que da visibilidad a todos y a cada uno de los miembros de su equipo, felicita por los logros, una persona que empodera y que continuamente te hace sentir muy importante.

Y por último: Carmen, “la directora de la orquesta”. Ha dirigido, unificado, guiado e interpretado las “notas musicales”. Todos queríamos tocar nuestra parte, pero debíamos hacerlo con determinados criterios de velocidad, ritmo, volumen… y es Carmen quien se ha encargado de ello.

En el centro SAMU Dúrcal estamos inmensamente felices por la trayectoria de nuestros chicos, superando todas nuestras expectativas. Están preparados para seguir su camino, en algún lugar donde esperamos den continuidad a sus historias y sus logros.

Siempre hay que saber cerrar un ciclo para abrir otro, escribir el final del capítulo. El final de nuestro capítulo se resume en una frase de Havel: “… Las historias no tienen por qué tener el final soñado, tienen que merecer la pena”. Y esta historia ha merecido la pena. Estamos inmensamente agradecidos.

Autora: Siham Khalifa El Abdi. Auxiliar Técnico Educativo de la Unidad de Atención Inmediata SAMU Dúrcal.

La vida en una casa de El Castillo de las Guardas

Suenan las campanas de la Iglesia que anuncian las nueve de la mañana de este domingo de verano. La brisa de la Sierra de Sevilla recorre divertida los pasillos de este nuevo centro como si quisiera adentrarse en cada una de las habitaciones para dar la bienvenida a los nuevos menores que dan vida a esta casa.

Las paredes ya parecen ir adaptándose a las manos que las recorren. Los escalones de mármol aún parecen complejos cuando algún chico decide no pisar uno y saltarlo, pues rompe con la monotonía que personas que antes habitaban la casa le daban. Las telas de los sofás por fin cogen arrugas tras tantos días estiradas sin recordar que había personas que les daban calor. El jardín trasero vuelve a reconocer su suelo tras tantos meses de ramas caídas y hojas que lo tapaban.

Huele a café. Los chicos se dividen en grupos para seguir mimando esta nueva casa, para que este centro se impregne de la vida que ellos quieren construir. Ya parece más nuestro.

Ya tenemos las normas escritas en los corchos. Los dibujos que los chicos han ido haciendo resaltan en el blanco de las paredes y las macetas hechas con botellas reciclables adornan las escaleras. El salón que ya es sala de estudio se asombra al ver la cantidad de idiomas diferentes que caben entre esas cuatro paredes.

Esta nueva etapa vital comienza a entretejerse gracias al esfuerzo, cohesión, trabajo en equipo y dedicación que tanto profesionales como los propios menores están poniendo para que todo el engranaje comience a funcionar. El pueblo se entremezcla con los nuevos habitantes de este centro, no sólo con los chicos, sino con parte del equipo, que ha decidido también comenzar en El Castillo de las Guardas su nueva etapa vital.

Y desde lo alto de esta sierra, queremos mandaros un mensaje: merece la alegría luchar por esto.

Seguiremos avanzando y escribiendo este nuevo proyecto que dará vida y engrandecerá a todas las personas implicadas. Alma y corazón por vela.