Acampada de invierno de Escuela SAMU: Operación Winterfell en Sierra Nevada

Un año más, Escuela SAMU y la Universidad de Sevilla han realizado entre los días 19 y 22 de febrero su tradicional acampada de supervivencia y rescate en alta montaña en Sierra Nevada (Granada) para los alumnos del Máster de Atención Prehospitalaria, Catástrofe y Acción Humanitaria. Es una acción formativa de primer nivel que este año ha tenido por nombre Operación Winterfell.

El contingente participante en la acampada estuvo formado por 28 alumnos del Máster de Enfermería APCAH, cinco alumnos de Técnico en Emergencias Sanitarias, dos instructores y el director de la Escuela de Emergencias SAMU. La operación comenzó con el desplazamiento a Granada de un primer grupo a modo de avanzadilla y encargado de desplegar el campamento.

Escuela SAMU acampada de invierno

En la segunda jornada, tras la unificación de los grupos, comenzaron las diferentes actividades en esta acampada de contenido muy prático. Así, durante tres días, los alumnos aprendieron a realizar rescates bajo unas condiciones climatológicas adversas en talleres de técnicas de movimiento de camilla sobre terreno de montaña, rapel y ascenso sobre cuerda fija, progresión con crampones y piolet, autodetención, anclajes de fortuna en montaña, técnicas de inmovilización y anclajes sobre camilla, y preparación de vivac para pasar la noche.

También se realizó la ascensión de alta montaña para poner en práctica los conocimientos adquiridos alcanzando la cima del Veleta, a 3.398 metros de altitud.

Los responsables de Escuela SAMU han destacado los progresos de los alumnos en estos cuatro días de trabajo. También han subrayado la importancia de que estas nuevas generaciones de sanitarios formados en la organización estén familiarizados con la práctica de rescate y atención sanitaria en entornos hostiles y con pocos recursos como es la alta montaña, tanto desde el punto de vista técnico y operativo, como desde la perspectiva emocional.

Rayos de luz tras el paso del tifón Haiyan

Hace cinco años, el tifón Haiyan (también conocido como Yolanda) azotó la isla de Bantayan, en Filipinas, dejando a su paso numerosas víctimas mortales y una isla devastada. Más de 16 millones de personas sufrieron las consecuencias de este fenómeno, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Tras el paso de Haiyan, la situación de muchas familias empeoró, pero no sólo porque habían perdido sus viviendas, sino también por las deficientes condiciones de salubridad en las que se veían obligados a vivir. Ante esta situación, Fundación SAMU, en colaboración con la Escuela de Emergencias SAMU y otras organizaciones, puso en marcha una misión al norte de la Isla de Cebú que permaneció en zona más de cinco meses, desde el 15 de noviembre de 2013 hasta el 25 abril de 2014, con un total de 27 médicos, enfermeros y logistas divididos en cinco contingentes.

Durante la estancia de SAMU en Filipinas se realizaron múltiples misiones sanitarias tanto en bases temporales como con equipos itinerantes, colaborando con otras organizaciones presentes en la zona en el reparto de alimentos y gestiones logísticas así como acciones de formación en materia sanitaria para la población en zona.

Misión SAMU Filipinas

SAMU atendió a cerca de 7.500 personas en poblaciones como Panitugan, Atop-atop, Baigad, Biagayag, Baod, Biactos, Bunakan, Kabac, Doong, Hagdan, Hilotongan, Guiwanon, Kabangbang, Kampingganon, Kaongkod, Kodia, Mojon, Okoy, Patao, San Agustin, Sillon, Sungko, Suba, Sulangan, Tamiao y Tabagak, entre otras.

Borja González de Escalada llegó a Filipinas en el segundo contingente y permaneció en la zona hasta el final de la misión, cinco meses en total. Era el responsable del equipo. Su labor consistía en que sus compañeros pudieran desarrollar su trabajo en las mejores condiciones posibles, los contactos institucionales y políticos, repartir tareas, facilitar los aspectos financieros y coordinar toda la logística de la misión.

“Siempre había visto las misiones humanitarias de SAMU desde la barrera, en el equipo retrasado. En esta ocasión, la necesidad de hablar inglés fue determinante a la hora de poder ejercer un mando en zona efectivo. Tenía ganas de participar en una misión con don Carlos Álvarez Leiva, fue una oportunidad única con el maestro de la materia, un privilegio”, comenta Borja con motivo del quinto aniversario de la misión.

“Cuando llegamos atendimos a las personas que no tenían ningún acceso a la sanidad. Nuestra asistencia era gratuita y la local, bajo pago. La situación económica de la población, ya de naturaleza humilde, era muy precaria a causa del tifón, por lo que pasábamos consulta durante horas. No parábamos para comer. No dejábamos a la gente al sol mientras nosotros comíamos. Se paraba al acabar. Nos levantábamos a las seis de la mañana, y a las nueve de la noche, todos a la cama. Sin electricidad… El ritmo lo marcaba el sol”.

Trabajo en todos los frentes

El médico Alejandro Álvarez Macías fue otro de los miembros de SAMU que acudió a Filipinas, aunque por entonces aún era estudiante de 5º de Medicina. “La medicina que practiqué allí fue totalmente distinta a la que practicaba en España como estudiante habitualmente en el hospital. Igual administraba antibióticos para una infección que realizaba una cirugía menor. Todo ello en nuestro hospital de campaña, con recursos limitados. También realicé labores de formación en RCP básica a la población local”, comenta el joven. “Siempre había tenido ganas de participar en una misión. Siendo pequeño acostumbraba a visitar a mi padre en este tipo de misiones. Cuando salió la oportunidad estaba muy decidido a ir, aunque tuve que pedir permiso a mi universidad para las faltas de asistencia”.

Borja González de Escalada reconoce que lo que más le impactó fue la capacidad de resiliencia de la gente, “cómo los afectados son capaces de salir del caos y continuar con su vida, aun habiéndolo perdido todo, incluso a sus seres queridos”. Lo más duro fue estar separado de la familia, sortear a los políticos para poder trabajar, las dificultades logísticas y “la sensación que dejas al irte en la que piensas que no has dejado más que una raya en el agua de estas pobres gentes, sin poder dejar una estructura detrás”.

Para Alejandro Álvarez, sin embargo, lo más duro fue “no contar con recursos hospitalarios adecuados para resolver patologías que en tu medio de trabajo habitual si acostumbras a tener”. “Estas carencias cuestan vidas y te crean cierta impotencia. No obstante, ha sido una de las experiencias personales más enriquecedoras que he tenido en mi vida.”, reconoce el médico.

Tanto Alejandro como Borja aseguran “sin dudarlo un solo minuto” que repetirían la experiencia de Filipinas. “Tengo una mochila preparada en mi altillo con todo preparado para cuando sea necesario”, concluye Borja González de Escalada.

SAMU en la maratón de Sevilla: Área de intervención, 42 kilómetros

Un total de 118 profesionales de la sanidad y las urgencias y emergencias sanitarias entre médicos, enfermeros, TES, TECAE y fisioterapeutas, y más de 25 vehículos formaron parte del dispositivo sanitario para dar cobertura a la XXXV edición de la Zúrich Maratón Sevilla, en la que participaron 14.000 corredores y que se ha consolidado como una de las pruebas deportivas más importantes del país en su categoría.

Bajo la dirección médica del Dr. Carlos Álvarez Leiva, el equipo de SAMU, que cuenta con una experiencia de más de diez ediciones en el dispositivo sanitario de esta carrera, se encargó de garantizar una respuesta rápida y eficaz en las situaciones de emergencias en todo el recorrido por el centro de la ciudad, además de prestar asistencia sanitaria a los corredores.

Un dispositivo de emergencias de estas características está preparado para intervenir no solo en la atención a los deportistas, sino para hacerlo en cualquier escenario de máxima peligrosidad como atentados terroristas, aplastamientos, avalanchas y desplome de estructuras.

El número de intervenciones en la maratón tiene una tendencia decreciente a pesar del aumento de los participantes, sin embargo, la alerta sanitaria en el evento es máxima puesto que las asistencias son de mayor gravedad, especialmente en dos frentes: patologías coronarias agudas y disfunciones metabólicas severas. Durante esta edición no hubo que lamentar accidentes mayores a los habituales derivados de cansancio extremo o lesiones musculares, según reportaron fuentes de la organización.

SAMU en la Zúrich Maratón Sevilla 2019.

Los recursos materiales estuvieron organizados en dos grandes grupos. En uno, las infraestructuras fijas montadas y distribuidas en el Conservatorio de danza Antonio Ruiz Soler de Sevilla para prestar asistencia sanitaria tanto a los corredores como al público asistente al evento. En el segundo grupo figuraban todos los recursos móviles repartidos a lo largo del circuito de 42 kilómetros, destacando la distribución de 14 puntos de desfibrilación temprana.

Todos los recursos asistenciales contaban con material de primeros auxilios, desfibrilación temprana y material de curas. Las UVI móviles y puntos fijos además contaban con maletín polivalente y material para vía aérea.

El XXXV Zurich Maratón de Sevilla 2019 ha alcanzado por segunda vez en su historia el estatus IAAF Gold Label. La IAAF (Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo) concede estas distinciones a las carreras en asfalto que cumplen con determinados parámetros y requisitos sobre su calidad organizativa, seguridad, nivel deportivo de la élite y marcas logradas, número de inscritos, promoción internacional, repercusión mediática y exposición.

La prueba andaluza continúa aumentando su prestigio y posicionamiento internacional cada edición, y ya es oficialmente una de las mejores carreras en ruta del mundo.