Valores que se demuestran con hechos

Editorial Fin de Año

Como cada año, tengo el placer de dirigirme a vosotros en estas fechas tan entrañables.
Afortunadamente, este 2018 que acaba ha sido para SAMU uno de los más productivos desde nuestra fundación, a principios de los 80. Si hace casi cuarenta años fuimos la primera empresa de España en operar una UVI-Móvil, hoy somos la mayor entidad de acogida de inmigrantes de nuestro país. Volvemos a ser los primeros, lo que significa objetivamente que trabajamos en una organización que es número uno. SAMU está formada por las 1.115 personas que trabajamos en ella, con la ilusión de dar lo mejor de nosotros cada día.

La principal novedad, entrando en 2019, es nuestro gran crecimiento en el Área de Menores, que acoge a más de 1.000 niños en 20 recursos repartidos en tres comunidades autónomas. Nuestros compañeros han hecho un esfuerzo encomiable y son un ejemplo de abnegación y entrega. Ha habido periodos en los que hemos tenido que abrir más de un recurso… ¡por semana!

Quiero destacar también la brillantísima labor de nuestros profesionales en la apertura y consolidación de la Clínica SAMU Wellness, un centro que en poco más de un año se ha convertido en referencia nacional en bienestar emocional y salud mental. Un proyecto que es técnicamente muy complejo, y cuyo lanzamiento ha requerido un notable esfuerzo a todos los niveles.

Este 2018 ha sido también el año del impulso a la innovación y la transformación digital en SAMU. Se ha creado una dirección y departamento de Innovación, y también se ha redactado y aprobado un completo plan de Innovación en cuyo desarrollo ya estamos trabajando, que incluye proyectos de investigación con tres universidades. Desde enero, todos los centros existentes han pasado a utilizar sistemas informáticos de gestión integral y está previsto incorporar los de nueva creación en los próximos meses.

Debemos estar orgullosos de trabajar en SAMU como una entidad comprometida con los valores: compañerismo, igualdad, sostenibilidad, legalidad, transparencia, participación y caridad. SAMU invierte en ellos cada día con hechos: publicación de un código ético, creación de la dirección de sostenibilidad, acreditación de calidad, acreditación de calidad medioambiental, política de anticipos, donaciones a Cáritas y ONGs. SAMU devuelve a la sociedad mucho de lo que recibe de ella.

SAMU y su Fundación realizan actividades con la máxima calidad de servicio, que merecen nuestro máximo reconocimiento. Un grupo de más de mil hombres y mujeres buenos que día, noche y madrugada trabajan en ambulancias; cuidan niños indefensos llegados en patera; ponen en marcha una lavandería; cuidan con mimo a niños con necesidades especiales en cientos de colegios; ayudan a enfermos mentales a superar sus miedos; luchan por la inclusión total de personas con discapacidad intelectual; organizan competiciones deportivas inclusivas; gestionan y tramitan miles de documentos al año; se encargan del pago de nóminas, formación o seguridad en el trabajo. Compañeros que quieren transformar SAMU para que seamos más modernos y participativos; para dar la mejor formación a los alumnos que nos confían su formación; para implantar en Marruecos o Estados Unidos nuestro modelo de excelencia. Somos una familia que crece en todos los sentidos.

Sin pecar de triunfalismo (vivimos tiempos de incertidumbre política y económica), debemos alegrarnos de la entidad que tenemos, disfrutarla por todas las cosas buenas que hace y estar orgullosos de ella como fuente de sustento. Todas las áreas de nuestra organización, que conozco bien, desarrollan su trabajo con máxima vocación e ilusión, lo que nos confiere gran prestigio.

Os doy la enhorabuena porque entre todos hacéis que SAMU siga siendo ‘una gran fuerza del bien’. Y os deseo un feliz año nuevo.

Con toda mi admiración y cariño.

Carlos González de Escalada 
Director general de SAMU

Kone: Hacia el futuro a toda velocidad

Paco Vallés mira el cronómetro. Es la última vuelta. Hoy, el entrenamiento ha empezado antes. Una periodista va a entrevistar a su pupilo, pero ni siquiera esta visita especial hace que su chico baje el ritmo y su marca. Kone corre solo, sin el apoyo de otros compañeros porque “nadie es capaz de seguir su ritmo”, explica Vallés. “Levo más de 35 años entrenando a jóvenes atletas y nunca había tenido a nadie tan rápido como él”.

Son las ocho de la tarde y la noche y el frío ya han caído sobre la pista de las Instalaciones Deportivas La Cartuja, en Sevilla. Kone, atleta de fondo, recorre sus últimos metros hasta llegar a su entrenador y se apresura a estirar. Una larga sonrisa marca su cara. Es todo alegría y satisfacción, nadie diría que lleva dos horas corriendo. “Kone no está serio ni cuando corre”, comenta su entrenador, que conoció al atleta en julio de 2016 a través de una ONG que ayuda a jóvenes promesas del deporte sin recursos.

Kone Yossodjo tenía 14 años cuando se marchó de Costa de Marfil, su país natal. La guerra, la posterior muerte de su padre y los problemas económicos de su familia le obligaron a marcharse de casa, dejando atrás a su madre y a cuatro hermanos. Primero emigró a Marruecos y luego a España. El joven asegura que “siempre” le había gustado correr, pero de forma amateur, según explica él mismo, y en Casablanca, donde acabó viviendo, continuó entrenando a la vez que trabajaba en un restaurante de comida rápida, “o en lo que saliera”.

La vida en Marruecos tampoco fue fácil. “Sin permiso de residencia no podía competir en ninguna carrera. Además, había mucho racismo y allí tampoco tenía futuro, por lo que decidí arriesgar mi vida, subirme a una patera junto con otros 12 chicos, cruzar el Estrecho y llegar a España”. Era mayo de 2016 y tenía 16 años. Los otros jóvenes que llegaron con él a Tarifa (Cádiz) en aquella patera decidieron continuar su viaje hacia Francia, pero él optó por quedarse en España, al igual que Abel Agbo, joven futbolista que ha sido recientemente fichado por la cantera del Cádiz CF. Kone y Abel se conocieron en el punto de encuentro establecido antes de subirse a la patera y luego, una vez en España, coincidieron en el centro de acogida de menores extranjeros Miguel de Mañara de la Fundación SAMU, en Dos Hermanas (Sevilla).

“Desde SAMU siempre me han apoyado y me han ayudado para que continuase con mis entrenamientos”, reconoce Kone, que el pasado 19 de diciembre cumplió la mayoría de edad. “Cumplir los 18 años siempre me había asustado. Sabía que eso significaba abandonar el centro de acogida y no tener la protección de SAMU. Una opción era entrar en un piso para mayores de 18 años, pero allí si cometes cualquier fallo, por pequeño que sea, te echan. Además, yo quiero seguir entrenando y necesito una disciplina en la alimentación y el descanso”, continua hablando el joven, que reconoce haber tenido mucha suerte al encontrar una familia americana residente en Sevilla que le ha ofrecido vivir en su casa una vez cumplida la mayoría de edad para que pueda centrarse en su carrera deportiva.

Kone reconoce que entrena seis días a la semana, sólo descansa los viernes. Lo hace en la pista de atletismo de las Instalaciones Deportivas La Cartuja o por libre en algún parque urbano de Sevilla, un importante esfuerzo que durante varios meses ha compaginado con unas prácticas laborales en la Residencia Santa Ana de la Fundación SAMU, en le barrio de Triana, especializada en la atención de personas con discapacidad intelectual y daño cerebral sobrevenido.

El reto que se han fijado ahora Kone y su entrenador Paco Vallés es conseguir una marca que le dé el pasaporte para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “Estamos en año preolímpico y vamos a poner toda la carne en el asador para conseguir una buena marca. Y para ello vamos a ir a todos los campeonatos que podamos. Ésta es la única manera de lograr una buena marca”, señala Vallés. “Tenemos mucha ilusión tanto él como yo. Kone lo lleva en la sangre”.

Ambos hombres tienen en mente participar entre enero y febrero en el Campeonato de Andalucía de Pista Cubierta (3.000 metros) que se celebrará en Antequera, y en el campeonato de España de esta misma distancia, que se celebrará en Madrid, además de otros circuitos de campo a través y, en verano, en los campeonatos de Andalucía y de España al aire libre de 8.000 y 10.000 metros.

Según explica su entrenador, de momento, la mejor marca de Kone en una prueba de 3.000 metros es de 8’ 58’’. Entre sus triunfos destaca el tercer puesto en la última Carrera Nocturna del Guadalquivir, celebrada en septiembre en Sevilla. Además, fue subcampeón de España en la categoría juvenil en 2017 y, durante tres años consecutivos, ha ganado el Circuito K10 del Instituto Municipal de Deportes de Sevilla, dos veces en la categoría de juveniles y una en la de junior.

“Kone es un chico muy sanote y muy buena persona. Es disciplinado y sigue muy bien las instrucciones”, asegura su entrenador. “El sacrificio y el sufrimiento son sus puntos fuertes, de hecho su lema es ‘Se sufre en el entrenamiento para disfrutar en la competición’. Es cierto que para llegar más lejos hay que regularizar su situación en España y esperamos que gracias al deporte todo sea más fácil”, continúa.

Además de a Kone Yossodjo, Paco Vallés también entrena a otro chico de Marruecos de 18 años que llegó a España en una situación similar a la de Kone y que vive en un centro de los Salesianos, el velocista Bachir Hassami. “Estoy muy orgulloso de los dos. Tanto Kone como Bachir son grandes promesas del atletismo. Estoy seguro de que los dos van a conseguir grandes triunfos en el mundo del deporte”.

“Compartiré la ilusión de ser ‘Reina Maga’ con los chicos de SAMU”

Lidia  Soledad Daza Díaz (Cantillana, Sevilla, 1985), auxiliar de enfermería en Residencia San Sebastián, en Cantillana, se meterá el próximo 5 de enero en la piel del Rey Melchor en la Cabalgata de Reyes Magos de su pueblo natal,  acompañada por varios residentes y trabajadores de la Residencia San Sebastián, de la Fundación SAMU, en la que trabaja desde hace nueve años.

 

—El 5 de enero participará en la Cabalgata de Reyes Magos de Cantillana (Sevilla) como Rey Melchor junto a residentes del centro San Sebastián de SAMU. ¿Cómo surgió la idea?
—Para mí el 5 de enero es un día muy especial y me hacía mucha ilusión ser Reina Maga. Llevaba varios años comentándole a mis compañeros de SAMU la posibilidad de que la entidad tuviera presencia en una carroza y este año me lancé y me apunté en el Ayuntamiento de Cantillana, con la aprobación previa de la directora de la residencia.

—¿Quiénes le acompañarán ese día?
—Arriba, en la carroza, me acompañarán varios compañeros de SAMU y cuatro residentes: Manoli, Gabriel, Enrique y José Manuel Fidalgo, además de numerosos niños. Abajo, en el cortejo y vestidos de beduinos irán más residentes y compañeros. Mi objetivo siempre ha sido compartir la ilusión de ser Reina Maga con los chicos de SAMU y creo que lo estoy consiguiendo porque su apoyo y participación es máxima.

—¿Cómo están participando los residentes en esta iniciativa?
—Los chicos llevan casi tres meses ayudándome, a través de talleres, en la elaboración de manualidades que luego regalaremos durante la cabalgata. Han hecho cuadernos de goma eva, separadores de libros, me han ayudado a inflar pelotas, a envolver regalos… Es muy emocionante ver lo involucrados y motivados que están. Algunos prefieren no salir de excursión y quedarse en el centro haciendo manualidades y otros no pueden dormir la siesta porque están inquietos por el comienzo de los talleres. Sé que el día 5 voy a disfrutar muchísimo, pero ya estoy disfrutando viéndoles las caras de felicidad y de ilusión, eso no me lo quita nadie. Quiero agradecer a todos mis compañeros y a los residentes cómo se están volcando conmigo para que todo salga bien. Los chicos están haciendo una labor impresionante. Lo estamos viviendo todo muy intensamente.

—¿Cómo beneficia este tipo de actividades a los residentes de San Sebastián?
—La mayoría de estos chicos padecen trastorno de conducta, síndrome de Down, autismo o alguna discapacidad intelectual, pero son jóvenes y necesitan una motivación, algo que les de vidilla, y con esta actividad creo que lo hemos conseguido. Tienen una discapacidad, sí, pero ante todo son personas y tienen ilusiones. Pero esta iniciativa no sólo les está beneficiando a ellos, también a mí. Es muy gratificante ver sus caras de felicidad.

—¿Cree que ha conseguido su objetivo?
—Creo que sí, pero aún falta el día 5. Para mí es muy importante que sea una jornada de convivencia entre compañeros, residentes y familiares. Es esencial que participen los familiares de los residentes y que estos vean la Cabalgata de Reyes pero junto a ellos. Hay familias que disfrutan de este día con otros hijos porque piensan que su hijo está bien acompañado. Y es cierto, su hijo está bien atendido, pero él también necesita vivir este día con su familia.

—¿Desde cuándo trabaja en la Residencia San Sebastián?
—Desde hace casi nueve años, entré a los pocos meses de que abriera el centro. Cuando me enteré de su apertura me presenté allí y entregué mi currículum. Me dijeron que la plantilla estaba cubierta pero yo insistí y me ofrecí como voluntaria. Había trabajado antes en una residencia de personas mayores y me interesaba mucho este colectivo, quería aprender. Creo que a la persona que me atendió le gustó mi actitud. Al día siguiente tuve una entrevista con la directora de entonces y empecé como voluntaria. Estuve dos semanas y después me hicieron un contrato.

—¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
—Por un lado, el equipo, mis compañeros y su cercanía. Y, por otro, los residentes. Hay chicos que llevan en el centro prácticamente desde que yo entré y para mí son un pilar fundamental en mi vida. Hay días que estás baja de ánimos y ellos te ofrecen su apoyo y cariño. Muchos son muy colaboradores, siempre te ofrecen su ayuda de forma altruista y eso para mí es muy gratificante.

La aventura de EEUU: Así funciona SAMU Foundation

Hace ahora tres años, la Fundación SAMU realizó una misión de acción humanitaria en Calais, al noroeste de Francia. Se trataba de prestar ayuda a los miles de migrantes y refugiados, la mayoría de ellos sirios, que se hacinaban en un antiguo vertedero con la esperanza de cruzar el Canal de la Mancha. El campamento había crecido tanto que pasó a ser conocido como La Jungla, y se dividió en barrios segregados por nacionalidades. Los sirios no podían acceder a la ayuda de otras organizaciones, porque para llegar hasta los puntos de reparto o asistencia debían atravesar la zona kurda.

La misión de Fundación SAMU, coordinada con Bridge2Life y con apoyo de La Caixa y Menarini, permitió el reparto de comida y ropa, atención médica y levantar un refugio donde estos sirios que huían de la guerra pudieran comer bajo techo.

Andrés Rodríguez Holst, que acudió como enfermero a Calais, recuerda hoy que la presencia de SAMU en Calais permitió afrontar otros problemas que apenas recibían atención mediática, por ejemplo, en la localidad de Dunkerque, donde unos 500 refugiados se habían instalado huyendo de la violencia de La Jungla. “El campamento de Calais era muy peligroso para mujeres y niños, y los que venían con familias preferían ir a Dunkerque”, recuerda Rodríguez Holst. Esas familias no recibían ayuda porque casi toda la atención se concentraba en Calais, a unos 40 kilómetros. La presencia del equipo de Fundación SAMU alivió su situación.

El equipo también se desplazó a París para atender a un grupo de afganos que vivía en las calles de la capital francesa. La misión duró diez días y en ella participaron seis miembros del equipo de SAMU bajo la coordinación de Borja González de Escalda.

La misión de Calais es una muestra de los trabajos en situaciones de emergencia que desde 2007 viene realizando la Fundación SAMU, que también ha participado en misiones de ayuda a Haití tras el terremoto de 2011, en una operación de apoyo y reconstrucción tras el tifón de Filipinas, en 2013, o enviando un equipo de primera respuesta a Katmandú (Nepal) tras el terremoto de 2015. Además, en los últimos años, la Fundación SAMU ha enviado misiones de formación a El Aaiún y Tan-Tan, con el fin de colaborar en la modernización de la atención médica en algunas zonas de Marruecos y Sáhara Occidental.

La Fundación SAMU está especializada en la prestación de servicios de salud y emergencia social, atención a personas dependientes y a inmigrantes, y en intervención en catástrofes internacionales, ofreciendo atención médica de urgencia. Ahora, SAMU Foundation acaba de abrir su primera oficina en Estados Unidos con la finalidad de seguir realizando estas misiones y aumentar su impacto sobre la población más necesitada.

La oficina de Washington DC tiene como fin facilitar la obtención de ingresos para la realización de futuras misiones internacionales. Pese a que los profesionales que participan en ellas lo hacen voluntariamente, estas misiones generan unos gastos de desplazamiento, material médico, alojamiento o manutención que vienen asumiendo Fundación SAMU y sus socios. SAMU Foundation permitirá canalizar donaciones y ayudas provenientes de una sociedad, la norteamericana, muy abierta a las colaboraciones altruistas en situaciones de necesidad.

En paralelo, SAMU está consolidando una de las líneas que siempre ha caracterizado su actuación en este tipo de situaciones. Cuando SAMU acude a una misión internacional lo hace bajo unos criterios de alta profesionalidad que siempre han guiado su desempeño. Ahora, SAMU está en vías de obtener el certificado de Emergency Medical Teams (EMT), emitido por la Organización Mundial de la Salud. “Es nuestro compromiso con la calidad. Algo que veníamos haciendo y ahora nos va a dar el espaldarazo”, resalta Juan González de Escalada, director de Escuela SAMU y uno de los impulsores de SAMU Foundation.

La profesionalización es una tendencia que viene consolidándose en la acción humanitaria con el fin de garantizar la calidad de la ayuda. Cada vez más, los países receptores exigen que los equipos de ayuda acrediten unos estándares de calidad y que se coordinen con otras misiones sobre el terreno. Se trata de evitar malas experiencias y duplicidades.

Las misiones de SAMU están integradas por personal con la más alta cualificación para el desempeño de esas tareas, muchos de ellos formados en la Escuela, donde se imparte un máster en acción humanitaria. “La idea es poner en marcha este círculo virtuoso para ayudar a los más necesitados ante cualquier eventualidad”, señala González de Escalada, que añade que “SAMU es una entidad que se compromete con la acción social más allá de cuáles sean sus capacidades. Nos comprometemos con la calidad, cueste lo que cueste”.

Se trata de garantizar que la ayuda que reciben las personas que han sufrido una catástrofe responde a sus necesidades inmediatas y es prestada por profesionales con alta cualificación. La nueva SAMU Foundation permitirá consolidar la prestación de una acción humanitaria de calado y que ésta sea lo más significativa posible.

Nuevo rumbo para una vida en Miguel de Mañara

Cuando Rubén llegó al centro de acogida Miguel de Mañara de SAMU tenía 11 años. Era marzo de 2017. Su padre había muerto de cáncer y su madre, tal como él asegura “no era muy buena” con él. Sus tíos consiguieron su acogida permanente pero su comportamiento disruptivo hizo que la convivencia fuera insostenible y su tutela pasó de nuevo a la Junta de Andalucía.

Rubén (nombre ficticio para mantener su anonimato) presentaba un comportamiento desafiante y hostil. “No era capaz de controlar sus emociones, ni positivas ni negativas, sus impulsos y frustraciones. Además, se autolesionaba y pegaba golpes”, explica Javier Espejo, uno de sus educadores. “A esto se sumaba que era un niño con unas habilidades sociales poco desarrolladas y un trastorno de hiperactividad que la Unidad de Salud Mental Infantil (USMI) había optado por no medicar debido a su edad. Era una bomba. No había por donde cogerlo”, continúa.

Casi dos años después, los monitores del centro reconocen el cambio radical de Rubén. “Los comienzos en el centro fueron duros. No sé por qué me cabreaba. No me gustaba que me mandaran y rompía cosas, pero Javier me enseñó a controlarme”, confiesa el joven de 13 años.

“Lo primero que trabajamos con él fue a controlar su conducta autolesiva para evitar que se hiciera daño. Cuando lo logramos, empezamos a trabajar el control de las emociones y poco a poco pudimos entrar en la cabecita de Rubén y descubrir por qué se comportaba así, qué sentía cuando se ponía nervioso y qué hacía que se olvidara de todas las consecuencias que podían tener sus actos”, indica Espejo. “Estoy muy orgulloso de él. Ha cambiado mucho. Rubén es un chico muy cariñoso, necesita tener mucha atención. Estoy seguro de que muchos de los líos que montaba era una llamada de atención, buscaba cariño pero no sabía como pedirlo”.

Rubén tiene claro cuál es su objetivo ahora: volver con su familia. Su educador reconoce que si continúa por el mismo camino lo conseguirá. De momento, estas Navidades las pasará prácticamente enteras con sus tío. “Estoy muy contento de lo que he conseguido, sobre todo de poder irme con mi familia tantos días seguidos, algo que antes no podía hacer”, reconoce Rubén, que tras las Navidades se trasladará a otro centro de acogida. “Éste está lleno y soy el único español que queda aquí”.

Cuando le preguntan que quiere ser de mayor, Rubén responde de inmediato: “Ceramista, como mi padre, aunque aún soy joven para decidirme”, añade con una sonrisa.

400 kilos de solidaridad

SAMU se ha sumado este año a la Gran Recogida de Alimentos, una campaña solidaria que organiza desde hace siete años la Federación de Bancos de Alimentos de Andalucía, Ceuta y Melilla (Fabacm) de cara a la Navidad, con la donación de más de 400 kilos de alimentos no perecederos. Todos los centros de la Fundación SAMU con sede en la provincia de Sevilla han participado este año en esta iniciativa en sus dos fases: recogida y clasificación.

Por un lado, y a través del departamento de Sostenibilidad de SAMU, en noviembre se distribuyeron numerosas cajas para depositar alimentos en los diferentes centros de la Fundación SAMU, como por ejemplo la clínica de salud mental SAMU Wellness y el centro de acogida de menores Miguel de Mañara (ambos en Montequinto, Dos Hermanas), la Residencia San Sebastián de Cantillana, la Unidad de Estancia Diurna San Lucas de Sevilla o la Residencia Santa Ana, también en Sevilla capital. Usuarios, familiares, trabajadores y vecinos de la zona depositaron hasta el 11 de diciembre numerosos alimentos en estas cajas, que posteriormente fueron entregadas al Banco de Alimentos de Sevilla.

En total se recogieron 435 kilos de comida, siendo la Residencia San Sebastián el centro más solidario con la donación de casi 114 kilos de alimentos, seguido de la clínica de salud mental SAMU Wellness (81,82 kilos).

Una vez finalizada la fase de recogida, nueve usuarios de la Unidad de Estancia Diurna San Lucas, especializada en la atención a personas con discapacidad intelectual y trastorno de conducta, participaron el 13 de diciembre como voluntarios en la fase de clasificación de los productos recogidos en los almacenes del Banco de Alimentos de Sevilla. Tras clasificar todos los artículos, el Banco de Alimentos los distribuyó entre las organizaciones asociadas de reparto y consumo (OAR) que colaboran con ellos, beneficiando así a más de 50.000 personas.

En total, el Banco de Alimentos de Sevilla logró recoger durante esta campaña solidaria más de 650.000 kilos de alimentos en toda la provincia.

Profesores por un día

Los alumnos de la Escuela SAMU se han convertido durante un día en profesores de cerca de 500 niños de entre 3 y 11 años del Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Hernán Cortés de Castilleja de la Cuesta (Sevilla), a los que, junto a miembros de la Policía Local de este municipio, han enseñado nociones básicas sobre primeros auxilios, reanimación cardiopulmonar (RCP), soporte vital básico (SVB), el uso de desfibriladores automáticos (DESA) y otros aspectos esenciales a tener en cuenta en una situación de emergencias.

Los estudios destacan que la posibilidad de revertir una parada cardiorrespiratoria en el primer minuto es de un 90%, pero que una vez transcurridos 10 minutos ese porcentaje desciende al 10%. Estos datos demuestran la importancia de una atención lo más precoz posible y la necesidad de formar de manera temprana a las nuevas generaciones.

De este modo, el objetivo de esta actividad era proporcionar a los más pequeños unos conocimientos y habilidades adecuadas para su nivel educativo para poder realizar un SVB, mientras que los mayores aprendieron a manejar los DESA. Además, pudieron hacer prácticas con maniquíes de RCP básica y de cuerpo completo, además de con peluches (en el caso de los alumnos de preescolar) y ver una ambulancia por dentro.

En esta actividad, celebrada en noviembre y coordinada por los enfermeros Guillermo Soler y Macarena Pavón, participaron todos los alumnos de primer curso de Máster en Atención Prehospitalaria, Catástrofes y Acción Humanitaria, junto con los alumnos de segundo curso de Técnico en Emergencias Sanitarias de Escuela SAMU.

La dirección del CEIP Hernán Cortés aplaudió a través de las redes sociales el gran despliegue realizado por SAMU durante estas jornadas de formación dedicadas a las emergencias y otorgó tanto a la organización sanitaria como a la Policía Local un diploma conmemorativo como muestra de agradecimiento.

“Queremos devolverle a España la ayuda que nos está ofreciendo”

Entrevista a Rashid y Nourdine, menores en acogida en un centro de SAMU

Rashid, de 16 años, llegó a España en julio tras cruzar el Estrecho de Gibraltar en patera desde Marruecos. Una vez aquí, animó a su hermano Nourdine, dos años menor, a seguir sus pasos en busca de un futuro mejor. El destino ha hecho que los dos hermanos vuelvan a encontrarse en un centro de Granada.

—¿Qué os impulsó a abandonar Marruecos y emigrar a España?
—La falta de derechos y libertades y la inseguridad que existe en Marruecos, principalmente, aunque los motivos que nos impulsaron a iniciar un proceso migratorio son muchos más. Venimos a España buscando un futuro estable, algo que mi propio país no me podía proporcionar, ni a mi hermano ni a mí, ni a los miles de menores que se suben en una patera diariamente. Buscamos formación, un trabajo con un horario y un sueldo digno, donde no se nos haga trabajar diariamente durante doce horas. Y en el futuro, poder devolverle a España la acogida y lo que ahora nos ofrece por ser menores de edad. Queremos vivir en España, los niños tienen derechos, al igual que las mujeres y las personas mayores o cualquier otro ciudadano, algo que en nuestro país no ocurre.

—¿Qué fue lo primero que pensasteis cuando os subisteis a la patera?
—Rashid: Lo único que pensaba en ese momento era en si volvería a ver a mis padres. Ése era mi único y gran miedo.
—Nourdine: Tanto yo como el resto de jóvenes que íbamos en la patera sentimos mucho miedo en ese momento, sobre todo, al pensar que nuestro sueño podría no cumplirse, que podríamos naufragar y no llegar a tierra. Era una sensación muy extraña. Por un lado, teníamos claro que nos subíamos a aquella patera en busca de un futuro mejor. Pero, por otro lado, no podías evitar pensar en la idea de que quizás no saliésemos vivos del mar.

—Nourdine, tú llegaste a las costas andaluzas dos meses más tarde que tu hermano. ¿Fue su experiencia la que te animó a venir a España?
—Si, claramente sí. Rashid me hablaba todos los días e intentaba convencerme de que me subiera a una patera y viajara a España. No paraba de repetirme que no tuviera miedo, que me arriesgara porque lo que me iba a encontrar aquí era mucho mejor que lo que tenía en Marruecos. También me contaba las horas de angustia por las que tendría que pasar hasta llegar a tierra, pero que el futuro que él estaba viviendo minimizaba el miedo y hacía que todo el sufrimiento mereciera la pena.

—¿Cuáles son vuestros objetivos a largo plazo?
—Mis objetivos son poder tener un trabajo, sanidad, libertad de expresión, derechos igualitarios para todos, sin depender de si eres rico o pobre, y poder formar una familia normal, con mi mujer y mis hijos, sin pensar si mis hijos van a tener que subirse también a una patera y arriesgar su vida. Entre mis objetivos también está el formar parte de una sociedad con igualdad de oportunidades y poder contribuir a ello dentro de mis posibilidades. Quiero en un futuro devolver la ayuda que la Fundación SAMU y el Servicio de Protección de Menores de la Junta de Andalucía nos está proporcionando ahora, especialmente en lo que se refiere a nuestra integración en la sociedad.

—¿Podrías cumplir esos objetivos en Marruecos?
—Rotundamente no. No puedo cumplir estos objetivos en un país donde no existen ni los derechos ni la libertad, donde no es fácil asistir al colegio, donde la explotación laboral es lo común y donde el trabajo no tiene un mínimo remunerado.

—¿Qué habéis sentido al encontraros de nuevo tras varios meses y en un país distinto?
—Nourdine: Yo siempre he tenido el presentimiento de que iba a reencontrarme con mi hermano y acabaríamos juntos de una u otra forma. Aquí en Granada, junto a Rashid y en el centro de acogida de SAMU me siento seguro y tranquilo, como en casa. Mi hermano Rashid me contaba cuando yo aún seguía en Marruecos que en este centro de Atención Inmediata de SAMU la convivencia es muy buena y los profesionales han logrado crear una gran familia entre todos los que viven aquí. Esta cercanía y familiaridad me hacen sentirme bien y, sobre todo, sin miedo a encarar mi mayoría de edad. Ahora me siento más confiado y seguro de mí mismo, como si estuviera en casa. Sólo puedo dar las gracias a la Fundación SAMU por darme la oportunidad de reencontrarme con mi hermano y que juntos podamos comenzar una etapa nueva y un mejor futuro.
—Rashid: Jamás olvidaré el momento en el que vi a mi hermano después de tres meses. Estaba en mi habitación, la educadora social del centro tocó la puerta y sólo dijo mi nombre. En ese momento vi a mi hermano, di un salto hacia él y nos dimos un largo abrazo. Sentí paz y tranquilidad, además de una profunda alegría. El reencuentro en España y estar juntos nos hace más fuertes a la hora de luchar por nuestro futuro.

Operación Zulú: La primera salida del aula

Un total de 37 alumnos de la Escuela SAMU, 28 de ellos enfermeros y estudiantes del XXIV Máster en Atención Prehospitalaria, Catástrofes y Acción Humanitaria de la Universidad de Sevilla y SAMU y nueve Técnicos de Emergencias Sanitarias (FP), participaron en noviembre en la primera acampada de supervivencia del curso 2018-2019. Duró tres días, bajo el nombre Operación Zulú.
Ésta es la primera actividad fuera de las instalaciones de la Escuela SAMU, en Gelves (Sevilla) a la que se han enfrentado la nueva promoción de alumnos del Máster de Enfermería, que han podido empezar a conocer cuáles son sus habilidades y competencias en condiciones de especial austeridad, así como sus propios límites.

“La acampada nace de la necesidad de adquirir conocimientos y habilidades de supervivencia en condiciones de austeridad, así como de tener una primera toma de contacto con la filosofía SAMU. Queremos que los alumnos experimenten de la manera más real posible lo que sería ir de misión humanitaria o prestar asistencia sanitaria tras una catástrofe, por ejemplo”, indica Lucía Sánchez, instructora de la Escuela y coordinadora de la actividad. “Se intenta que el alumno, con el cansancio, el estrés y el ejercicio físico, se enfrente y conozca sus límites para que trabaje en ellos y así pueda ampliarlos a lo largo del curso académico”.

La actividad se desarrolló del 13 al 15 de noviembre en la llamada Hacienda Regüela, una zona espaciosa y despoblada, relativamente alejada de núcleos de población urbana en la localidad de Gelves (Sevilla), a poco más de un kilómetro y medio de la Escuela. Durante estos tres días se impartieron una serie de talleres de supervivencia, entre ellos taller de letrinas, transmisiones, elaboración y extinción de fuego, orientación, montaje de vivac, triaje, sectorización, inmovilización en circunstancias, potabilización de agua, inmovilización y traslado, funcionamiento de dispositivos electrógenos y despliegue de estructuras eventuales.

“Los alumnos durmieron poco y mal, e incluso alguna noche tuvieron la visita de algún roedor, pero el estrés y el cansancio forma parte de la acampada de supervivencia y les ayudará a ser mejores profesionales”, explica Thomas Couyotopoulo, subdirector de la Escuela SAMU.

El pasado mes de noviembre, además de esta acampada de supervivencia, también tuvo lugar el primer simulacro integral de atención a múltiples víctimas del curso académico 2018-2019 con la participación de todos los alumnos de la Escuela SAMU, tanto los de los másteres de enfermería y de emergencias médicas, como los de los diferentes cursos de Formación Profesional que se imparte en la Escuela (Técnico en Emergencias Sanitarias, Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y Técnico en Integración Social).

“La simulación es un modelo de aprendizaje basado en la máxima aproximación del alumno a la realidad, procurando la adquisición de habilidades en la resolución de los problemas para los que ha sido previamente entrenado”, comentan desde la Escuela SAMU. La realización de este ejercicio pretende formar a los intervinientes en materia de organización y gestión de situaciones en las que se requiere actuar con la mayor brevedad posible para salvar al mayor número de víctimas que se pueda.

“En la sociedad actual, cada vez con más frecuencia, se dan fenómenos meteorológicos que causan verdaderas catástrofes, dejando a su paso una gran cantidad de víctimas y pueblos que requieren ayuda humanitaria para poder dar respuesta a las necesidades de los afectados. A esto se suma el incremento de atentados terroristas. Es por ello que se hace necesario que los sanitarios estén cada vez más preparados para afrontar e intervenir en una situación de estas características”, continúan desde la Escuela.

Con este tipo de simulacro se pretende mantener al personal formado y comprobar que los protocolos existentes se adaptan a las necesidades y son realistas. Así, este ejercicio, celebrado el 23 de noviembre bajo el nombre de Operación Golf Maik, pretendía simular el caos en una situación de emergencias con múltiples víctimas y tenía como objetivos específicos aprender a resolver de manera eficaz los problemas que surjan durante la realización del ejercicio y saber trabajar de manera coordinada con los diferentes cuerpos de seguridad y emergencias, entre otros.

En el simulacro participaron un total de 28 enfermeros, 23 Técnicos de Emergencias Sanitarias (TES) y 18 Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE), todos ellos alumnos de la Escuela SAMU, además de nueve instructores. A esto se sumó la participación voluntaria de 39 personas más que actuaron como víctimas: 30 alumnos de TES de primer curso de la Escuela, cinco estudiantes de Integración Social y cuatro participantes externos a la propia organización, que fueron caracterizados con todo detalle para este primer simulacro del año.

Formación sin límite

En SAMU, la formación continua de sus empleados es un factor clave para mejorar la atención de los pacientes y garantizar la máxima calidad del servicio. En este sentido, los médicos y enfermeros de las bases de SAMU de Sevilla, Málaga y Huelva que tratan a diario con pacientes críticos han recibido un curso de formación titulado Manejo de la vía aérea difícil en el paciente crítico.

Este curso contó con dos ediciones, una el 8 de junio y otra el 21 de noviembre, con el objetivo de poder contar con la participación del mayor número posible de profesionales. En esta última ocasión participaron en torno a 20 alumnos.

La obstrucción de la vía aérea es una causa frecuente de muerte evitable en el paciente politraumatizado, de ahí la importancia de protocolizar la actuación para mantenerla libre.

El manejo de la vía aérea en el paciente politraumatizado es un problema de enorme complejidad y crítico debido a la asociación de lesiones que presentan estos pacientes. Un manejo inadecuado o tardío de la vía aérea empeorará el pronóstico vital de los enfermos y agravará las lesiones con el consiguiente incremento en la morbimortalidad, según explica María Dolores Vega, coordinadora del curso.

Entre los objetivos de este curso de formación, impartido por cinco médicos anestesistas, destacan proporcionar los conocimientos necesarios para el manejo básico y avanzado de la vía aérea y la ventilación; desarrollar habilidades para identificar, diagnosticar y tratar a los pacientes con dificultad en el manejo de la vía aérea; realizar actividades teóricas de actualización en el conocimiento de la vía aérea y actividades prácticas complementarias de adquisición de habilidades en la ventilación; aprender a manejar diversos dispositivos de vía aérea y mantener la continuidad de cuidados en la asistencia a urgencias, entre otros.

Por otro lado, dentro del plan de formación dirigido al personal de SAMU se incluye otro curso de formación sobre emergencias obstétricas y complicaciones durante partos de emergencias y recién nacidos que será impartido en diciembre por ginecólogos y matronas procedentes de diferentes centros hospitalarios de Madrid.