Tres décadas enseñando

En el otoño de 1990, la Escuela de Emergencias SAMU abría sus puertas, coincidiendo con la inauguración del primer máster de Medicina. Treinta y tres profesionales se formaron aquel curso en soporte vital y traslado de pacientes críticos en prehospitalaria con SAMU, ya que ésta fue la primera entidad en introducir ambulancias de Soporte Vital Avanzado en España. En 1994 se incorporó el máster de Enfermería y a lo largo de estos casi 30 años, ambos cursos no han dejado de evolucionar hasta ofrecer una completa formación especializada en urgencias, emergencias, atención a las catástrofes y acción humanitaria, que cuenta con la acreditación de la Universidad de Sevilla y la Fundación CEU San Pablo, según explica Maribel Álvarez, directora de Posgrados de la Escuela de Emergencias, con sede en Gelves (Sevilla).

Un total de 24 promociones de médicos y 22 de enfermeros han pasado por las aulas de la Escuela, que ya ha abierto el plazo de inscripción para el curso 2017-2018. “Es una formación muy intensa y absorbente, pero merece la pena”, explica Nacho Ávila, enfermero de SAMU y alumno del máster de Enfermería en su XII edición. “En mi curso, hubo dos personas que renunciaron a la semana. Esto o te gusta o no te gusta, no hay término medio”. Fue durante el curso 2012-2013 cuando la Escuela decidió ampliar su oferta académica e incorporar Cursos de Formación profesional de Grado Medio.

Los primeros en impartirse fueron el de Técnico en Emergencias Sanitarias (TES) y Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (Tecae). El primero de ellos, consta de 2.000 horas en total. Está dirigido a personal no sanitario, técnicos, teleoperadores, celadores y auxiliares. A través de este curso de dos años, los alumnos aprenden a trasladar a pacientes a los centros sanitarios, prestar atención básica sanitaria y psicológica en el entorno prehospitalario, llevar a cabo actividades de teleasistencia sanitaria y a colaborar en la organización y desarrollo de los planes de emergencia, de los dispositivos de riesgo previsibles y de la logística sanitaria ante una emergencia individual, colectiva o catástrofe. En total se ofertan 30 plazas en horario de mañana y otras 30 en horario de tarde.

En el caso del curso de Tecae, se ofertan 20 plazas de mañana y otras 20 en horario de tarde. Este título está dirigido a auxiliares de enfermería en hospitalización, auxiliares de enfermería en geriatría y auxiliares de ayuda a domicilio. En total son 1.400 horas donde los alumnos adquieren los conocimientos para atender a colectivos con necesidades especiales como personas mayores, discapacitados, enfermos crónicos y convalecientes.

Desde el curso 2015-2016, la Escuela oferta el grado medio de Técnico en Emergencias Sanitarias Semipresencial y desde el curso pasado, 2016-2017, el grado superior de Técnico en Integración Social, el último en incorporarse al calendario. Entre las salidas de este último título se encuentran la de técnico de programas de prevención e inserción social, educador de equipamientos residenciales, educador de personas con discapacidad, trabajador familiar, auxiliar de tutela, monitor de centros abiertos, técnico de integración social y especialista de apoyo educativo.

Ya está abierto el plazo de inscripciones para toda la oferta académica de la escuela.

Una jornada para compartir

POR REYES GONZÁLEZ

La Escuela de Emergencias y Formación Profesional Sanitaria SAMU volvió a abrir sus puertas a la sociedad el 9 de mayo en unas jornadas de enorme aceptación en las que visitantes, escolares y medios de comunicación pudieron conocer de primera mano el mayor centro europeo en simulación de catástrofes. En estas V Jornadas, el público interesado pudo visitar las instalaciones y conocer la completa oferta educativa de nuestra escuela, así como el funcionamiento y el papel decisivo que la actividad sanitaria desempeña en la comunidad.

La jornada contó con visitas guiadas a cargo de los alumnos de los cursos de formación de grado medio de Técnico en Emergencias Sanitarias y de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería, además de los alumnos del Máster Propio en Atención Prehospitalaria, Catástrofe y Ayuda Humanitaria de la Universidad de Sevilla. El alumnado, con la tutela de los docentes, mostró a los asistentes las capacidades adquiridas durante el curso en el desarrollo de las numerosas actividades programadas.

Más de 300 niños de 6 a 16 años visitaron las instalaciones de la Escuela SAMU y participaron en los juegos y talleres programados sobre primeros auxilios, vendaje, la toma de constantes vitales, el funcionamiento y equipamiento de una UVI móvil, la realización de transmisiones, el equipamiento de un quirófano de campaña y un taller de soporte vital básico. Los menores del Centro ARB Miguel de Mañara también tuvieron la suerte de experimentar diversas sensaciones, entre ellas, la prueba de escalada, los jeep de rescate y el trabajo en la cabina de un avión. Las actividades estuvieron abiertas a todos los públicos de 17:00 a 19:00.

El centro de Gelves es pionero en España. Cuenta con 17.000 metros cuadrados construidos con 13 aulas, biblioteca, talleres de entrenamiento, pista americana, piscina, pista de conducción 4×4, un área de simulación de accidente aéreo y de ferrocarril, áreas confinadas, inundables, derruidas, un rocódromo, una helisuperficie y una pista de conducción de ambulancias.

Cadena SER desplazó a su equipo de Hoy por hoy Sevilla a Escuela SAMU y realizó un programa en directo en el que participaron compañeros y visitantes

“Yo no he hecho la mili, he hecho el máster de SAMU”

El enfermero Nacho Ávila Guerra (La Palma del Condado, Huelva, 1982) es desde febrero el nuevo jefe de operaciones de SAMU, cargo que compagina con guardias en ambulancias en Sevilla y Huelva.

—¿Cómo conoció SAMU?
—Tras terminar Enfermería en 2005, empecé a trabajar en un centro de salud haciendo guardias sueltas. En el verano de 2006, en Matalascañas, tuve una guardia muy mala, con muchos accidentes de tráfico. El conductor de la ambulancia me sacó las castañas del fuego y al verme sobrepasado por los avisos me dijo que había una empresa en Sevilla que se dedicaba a la formación en emergencias y que creía oportuno que hiciera el curso.

—¿Qué recuerda del máster de SAMU?
—Yo siempre digo: no he hecho la mili, he hecho el máster de SAMU. Es muy intenso, absorbente, con formación paramilitar. Hacemos muchos simulacros junto con fuerzas especiales y trabajamos en equipo con diferentes dispositivos. Es un ambiente de entrenamiento severo. Pero al que le gusta este mundo, cuando lo prueba, le pica el gusanillo y no para.

—¿Por qué estudió Enfermería?
—Cuando tenía 15 años saqué a un niño de una piscina que se estaba ahogando. Todo el mundo me dijo que tenía que ser socorrista o sanitario, lo típico. Además, yo tengo un tío que es enfermero y me contaba cosas de este mundo, y me entró el gusanillo. Ya cuando entras en contacto con la profesión te das cuenta de si esto es realmente tu vocación.

—¿Qué significa ser jefe de operaciones?
—Todo. Control de personal, de cuadrantes, de vacaciones, sustituciones. A la primera persona a la que acuden los profesionales de guardia cuando se produce cualquier incidente en los servicios de Sevilla, Huelva y Málaga es a mí.

—¿Por qué decidió asumir este reto?
—A nivel profesional y personal, creo que era el momento. Yo ya había sido, de forma accidental, director de la unidad de día San Lucas, por lo que tenía experiencia en el ámbito de la dirección de SAMU. Además, la plaza de jefe de operaciones no sale todos los años. La anterior compañera, Victoria Galiani, se ha llevado más de 12 años en el cargo. Hubiera sido más fácil quedarme en mi puesto de enfermero normal, pero me gustan los retos, asumir nuevos proyectos e ir creciendo.

—Durante tres años trabajó en Málaga, ¿cómo fue la experiencia?
—Hubo un periodo de reestructuración de la plantilla de Huelva y me mandaron para Málaga, pero no cambié de residencia, seguí viviendo en La Palma del Condado. Eso suponía salir de casa a las cuatro y media de la mañana para entrar a trabajar a las ocho. Al día siguiente, sales a las ocho de la mañana y sobre las once y media o doce llegas al pueblo. Te pegas una ducha y te vas a por tu hija a la guardería y disfrutas de ella durante la tarde. Era mi forma de verlo. Cuando estaba en Málaga tenía más tiempo para estar con mi hija que ahora que estoy en Sevilla.

—Participó en la misión de SAMU en Haití en 2010. ¿Cuál fue su función allí?
—SAMU envió cinco expediciones. Yo fui como jefe del último contingente y con la misión de hacer un repliegue lo más ordenado posible. El periodo de emergencias ya había pasado.

—¿Qué vio en Haití?
—Cuando llegué se suponía que lo peor ya había pasado pero lo cierto es que Haití no podía estar peor. No tenían agua potable en las casas, los escombros estaban sin recoger y la gente vivía en campamentos de refugiados. Siete años después, esto sigue igual. Estructuras como el Parlamento, la comisaría central, la escuela de policía o facultades como Medicina o Enfermería se habían derrumbado, matando promociones enteras de profesionales. No tenían policías ni sanitarios porque habían muerto en el terremoto.

—¿Qué significa SAMU para usted?
—SAMU es mi segunda familia. Es un gran conglomerado de distintos profesionales que nos apasiona lo que hacemos. Es una filosofía de vida, una forma de entender el trabajo y las responsabilidades, una religión. Es algo más grande que una empresa en sí.

El otro equipo del Sánchez-Pizjuán

El final de la temporada 2017 del Sevilla F.C. ha sido también el fin de la temporada paralela de SAMU al frente del dispositivo sanitario en los partidos como local del equipo en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. Este servicio, en el que nos estrenábamos este año, se ha convertido en una prueba de gran éxito para la organización y para nuestro equipo, dada la magnitud técnica de cada evento, en un estadio con 40.000 localidades, y su enorme dimensión social.

Un equipo formado por 30 personas de los más diversos perfiles y una flota de tres UVI móviles ha cubierto el dispositivo de emergencias en los partidos de fútbol. Victoria Galiani, con más de treinta años de experiencia en diversas responsabilidades dentro de SAMU, ha sido la responsable del dispositivo. “Ha sido una temporada en la que hemos respondido a un alto nivel, que también nos ha servido para aprender mucho, y en la que además no hemos tenido que lamentar situaciones extremadamente críticas”, relata Galiani desde el mando operativo.

Dispositivo de SAMU en el Sevilla F.C.

La responsable del dispositivo explica que la peculiaridad principal del dispositivo en el estadio es que se trata de un recinto cerrado y con gran afluencia de público, en el que los patrones de evacuación son fundamentales. SAMU asume la labor asistencial frente a emergencias y es responsable del traslado de heridos a la zona de concentración de ambulancias, en el lateral del estadio, y la posterior coordinación con Emergencias. “Esto nos hace estar en una tensión constante. En una maratón, tenemos a más de 20.000 personas repartidas en 42 kilómetros de recorrido en los que puede darse una situación de emergencia. Aquí, estamos concentrados en este recinto, que además está cerrado, que tiene diferentes puertas, diferentes alturas, escaleras…”.

El reparto de efectivos en cada partido ha respondido al siguiente patrón: En pista, un médico, un enfermero y dos TES (Técnicos de Emergencias Sanitarias) se encargan de atender a los futbolistas y cualquier circunstancia médica que ocurra sobre el terreno de juego. Tienen las camillas a su disposición para evacuar a los futbolistas a banda o directamente a vestuarios, en coordinación con el equipo médico del club, aunque, en caso de emergencias, es el director médico asignado a este equipo de pista quien se erige como máximo responsable de la estabilización y traslado del jugador hasta el hospital.

Dispositivo de SAMU en el Sevilla F.C.

En la Unidad de Estabilización, punto de reunión de equipo, atención sanitaria y acopio de material, operan un médico, dos enfermeros, y dos técnicos, con un jefe de transmisiones. El equipo satélite, con un médico, un enfermero y un TES, está preparado para cualquier contingencia, mientras que los TANGO, hasta siete en un partido normal, se reparten por todas las coordenadas del estadio, con dos o tres personas (en función de la proximidad al centro de estabilización) para la atención más inmediata al público que llena el graderío.
Galiani y el equipo que lidera han aprendido a identificar las altas variaciones de tensión que se producen en un escenario como es un partido de fútbol: ¿Quién es el rival? ¿El equipo gana, o va perdiendo? ¿En qué momento del partido estamos? ¿Qué se juega el club? “Es algo que se respira en el ambiente y que hay que valorar en cada momento. En el derbi, por ejemplo, la tensión es altísima, lo mismo que en los partidos de Champions”.

Desvanecimientos, caídas, cortes y golpes figuran en la mayoría de los partes médicos que se han abierto en el centro de operaciones. Los episodios más graves han sido varios infartos, según relata Galiani, aunque a lo largo de la temporada no se han lamentado situaciones de mayor gravedad.

La colaboración de SAMU con un club de máxima solvencia como es el Sevilla F.C. y con los distintos equipos de seguridad que forman parte del dispositivo organizativo de cada partido ha sido fluida y muy eficaz. Son decenas de especialistas que hacen posible que los partidos de fútbol sean un espacio seguro de disfrute para los ciudadanos, sea cual sea el resultado en el marcador cuando el árbitro pita el final del partido.